NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

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DE NUEVO AGRADEZCO EL APOYO DE TODOS Y AGRADEZCO SU AFECTO Y CARIÑO

YA SE QUE VENGO ACTUALIZANDO LENTO, PERO AQUÍ VOY

ABRAZO ENORME.

Capitulo 88

Desde adentro y a través de los ventanales observaban Rin, Kohaku, Shippou, los cachorros permanecían junto a Sango, que no estaba para nada feliz de no poder participar de la "recepción", pero proteger a los encargados de forjar el futuro era la prioridad ahora.

Estaba más que preocupada por Kagome, cada vez que había podido escuchar los relatos de los sucesos pasados por ella, al perder su tempo y su familia, al perderlos a ellos, no podía soportar la mirada de dolor de su hermana del alma.

No deseaba para nada que tuviese que soportar los agravios irrespetuosos de ese ato de viejos demonios, y encima, se enfrentaban al mismísimo creador del concejo…Inu No Taisho…

Kohaku desde su juventud sentía su sangre hirviendo de rabia

-"Ahí llegan, manteniendo la mirada alta, irrespetando absolutamente al general Taisho, a la Casa de la Luna y Kagome Sama"

Sango acunando a Inumaru y velando el sueño de Yashamaru mantenía la calma dentro de lo que podía

-"No te preocupes…La manada sabe qué hacer…"

Y así era, todo estaba dispuesto para el gran banquete de recibimiento, los juegos ceremoniales y la presentación del hijo de Inuyasha y una vez terminados los eventos del día, la cena de despedida y agradecimiento donde se serviría el plato más ansiado por todo el Oeste…

Irasue y los Taisho observaban cara a cara los causantes del desastre que en otro tiempo sucediera; En éste tiempo aún no habían hecho nada demasiado perjudicial, si menospreciar a las hembras y mujeres o denigrar a los mestizos y hanyou no fuese algo malo, esas eran cosas que con un poco de diplomacia podrían corregirse, sin embargo, a pesar de que Náraku y Perla Tama no existían en este tiempo, el Universo busca llenar el vacío siempre, algún Voluntario por así llamarlo seguramente aparecería, sino, mirar al viejo zorro del Este era suficiente para ver cómo este presente de Kagome y los demás buscaba reemplazar al maligno con algún otro elemento negativo, aunque en este caso se tratase de un demonio Kitsune de poca monta, el próximo reemplazante podría ser bastante peor, sólo era cuestión de tiempo, no quedaba otro camino que destituir a los ancianos youkai si o si.

Ya Frente y muy cerca de los Señores Occidentales, los miembros del concejo experimentaban una mezcla de terror y admiración ante el poder que expedían los miembros de la manada del Oeste. Youki y reiki perfectamente en sincronía los rodeaba y los rozaba causándoles picor y molestias en la piel y en sus almas.

La mirada afilada de los humanos era ilegible para los ancianos, mas solo una cosa podían vislumbrar detrás de esos brillantes ojos ningen, determinación.

Estaban decididos a algo, y no pestañeaban ante las coloridas miradas de los youkai recién llegados.

Ante el silencio de Sesshomaru, Inu No Taisho comprendió que esperaba que él recibiera a los miembros de su creación, Viejos conocidos de siglos.

Y así lo hizo, mientras Irasue tomaba su lugar a su lado.

Los ancianos apenas se mantenían de pie ante el miedo de tener frente a ellos al que murió y regresó del inframundo, vivo y mucho más poderoso que antes si eso fuera posible.

Los ojos de los Inu brillaban flameantes.

-"Bienvenidos… El concejo nos honra con su visita"

Los diversos youkai temblaron ante la conocida voz de la leyenda de pie incólume y majestuoso frente a ellos. Sus miradas no podían evitar recorrer a la manada completa y ni bien lo hicieron sus pieles se erizaron y de nuevo se plantearon la necesidad de huir presurosamente, aunque eso ya era algo imposible a estas alturas de las circunstancias.

-"Como siempre un placer para este concejo Lord Taisho, así como vera a usted Irasue Sama"

La hembra afinaba los ojos

-"Sus políticas palabras se agradecen Lord Kokàtsuna, aunque usted no pertenezca al concejo…Se le agradece su presencia en el Oeste"

El zorro avergonzado ante el comentario no pudo evitar bufar por lo bajo, la insolencia de esta hembra era atroz.

Pero su carácter voluble y cobarde lo llevó a callar detrás de una sonrisa falsa. No era sabio enfrentarse o refutar nada en las tierras de los defensores de la igualdad de derechos…

-"Está en lo correcto Mi Lady, no pertenezco al concejo pero he sido el mentor de muchos de los miembros del mismo y además, fui el Lord Cardinal del Este y… Sentí que debía presentar mis respetos al nuevo heredero del la dinastía Taisho…"

Mientras efectuaba una muy pronunciada reverencia

-"Dinastía Taisho… Qué curioso nombre…"

El general Perro se dirigió a los ancianos

-"Acompáñennos, el banquete ceremonial está servido"

Y girando sobre sus talones comenzó a caminar hacia dentro del palacio. Mientras lo hacía era seguido de Irasue, el resto de la manada, Señores Occidentales incluidos formaron un túnel para que avance el concejo y su séquito y fueron cerrándolo detrás de ellos, no confiarían ni un segundo en ninguno de los visitantes.

Una vez dentro del palacio cada visitante tomó su lugar designado. Rodeando la enorme mesa dispuesta magníficamente plena de increíbles manjares, exóticas bebidas y maravillosos postres.

Los ojos asombrados de los presentes llenaban de satisfacción a Sesshomaru. Los malnacidos eran de lo más codiciosos y creerse agasajados como reyes los hacía doblegarse a los más simples placeres como la magnífica presentación que tenían frente a ellos. Sentados ya, Kagome observaba a los visitantes mientras por debajo de la mesa sentía la enorme mano de Sesshomaru sostener la suya.

Los movimientos circulares de su dedo pulgar sobre su mano la llenaba de confort y calma, sin duda el macho sabía que ella se sentía apabullada y abrumada por semejante presencia frente a ellos.

El mismísimo concejo.

Irasue y Touga miraron a la joven y con seriedad asintieron para hacerle saber que estaba protegida y que nada ni nadie podría lastimarla. Kagome dulcemente sonrió y asintió suavemente.

El resto de la manada se mantenía firme y su poder chisporroteaba levemente picándoles la piel por la superficie a los youkai asistentes.

Las gotas de sudor comenzaban a aparecer en las frentes de los comensales que a pesar de la sutil incomodidad, devoraban los alimentos con avaricia

-"Espléndido banquete Sesshomaru sama!"

-"Sí, muy espléndido!"

Y murmuraban todos los asistentes mientras el Inu los observaba desde detrás de su copa de sake.

A medida que terminaban de alimentarse la manada se retiraba de a uno reverenciando con la excusa de preparar los demás eventos y la presentación del cachorro de Inuyasha.

Ninguno de los cachorros se sentaba a la mesa expuestos al escrutinio de ningún visitante. Eso incluía a Rin y a Shippou.

A no ser que se tratarse de algún evento relacionado con sus cumpleaños o presentaciones protocolares…Relacionados a su crecimiento en sociedad; De otra manera jamás eran expuestos, era sabido de la codicia que el mundo antiguo le tenía al Oeste y sus herederos eran tesoros preciados y debían ser muy protegidos y lo eran.

Las miradas de desconfianza de los miembros del concejo no pasaban desapercibidas por os machos Taisho.

Inuyasha por su parte más humana no podía esconder su desagrado, los codazos de Kikyo, no lograban que disimulara o cambiara la cara.

Luego de finalizar el suculento despliegue alimenticio, los concejales de mayor rango fueron invitados a pasar a sus aposentos dispuestos para su aseo y descanso. Los machos youkai a pesar de sus excelentes olfatos, no siempre gustaban de bañarse y Sesshomaru no estaba de ninguna manera dispuesto a soportar hedores de cualquier índole y menos frente a su esposa y pareja o su manada. El Oeste era una tierra no solamente rica en recursos sino en cultura y se jactaba de gozar de muy buenas costumbres a pesar de sus potente sangre youkai. Entre otras cosas, la suciedad o falta de higiene era impensada en las tierras de los Inu Taisho.

Sin otra alternativa, los youkai foráneos aceptaron la invitación a "descansar" antes de la ceremonia ya que los Señores Occidentales muy amablemente les sugirieron refrescarse antes del evento.

Todos se retiraron y así la manada del Oeste se comenzó a preparar para el momento crucial.

En el dormitorio de Inuyasha, Kikyo

En los aposentos reales, Kagome estaba terminando de cambiarse su atuendo de Miko por uno igual pero antiguo, tan antiguo… Aquel que usaba en su tiempo, con el que cruzó el pozo, ese mismo atuendo, remendado, ajustado a sus nuevas formas de mujer completa, madre protectora, mujer decidida a defender su nuevo tiempo, su nuevo mundo.

Mujer peligrosa y dominante, decidida a matar o morir para defender lo suyo…Una vez más.

Su energía sagrada comenzaba a desbordarla, su blanca piel se rodeaba de una tenue luz rosada, esa imagen se grababa en las retinas del demonio más poderoso de todos, su pareja y esposo, Taisho, Sesshomaru, que la contemplaba mientras ella se alistaba. Sentado en el sofá frente al fuego de la hoguera. Mientras Yashamaru no apartaba la vista de su madre, su padre se encontraba en un trance, embelesado por la vista de su poderosa mujer que se vestía para la guerra.

-"Les agrada lo que ven?"

Los dos machos parpadearon un par de veces

-"Si, a ustedes dos les pregunto"

La media sonrisa en la boca de Sesshomaru

-"Bastante…"

-"Okasan"

Ambos padres se miraron y rieron fuertemente

-"Okasan linda o fea?"

-"Yashamaru la miró y luego bajó la vista para jugar un rato más con su Katana de madera"

-"Digno hijo de su padre"

Kagome con los ojos brillantes se volteaba a ver a Irasue que ingresaba junto a Touga

-"Si, así es"

La hermosa hembra Inu caminaba hasta llegar a su nuera, y tomando el cepillo de sus manos comenzó a cepillar su cabello.

Touga se acercaba le ponía una mano en la mejilla y con su pulgar acariciaba mientras barría una esquiva lágrima.

-"Valiente, valiente onna…Poderosa Miko… Kagome Sama…No estás sola, el Oeste te acompaña"

-"Lo sé…"

-"No, no lo sabes…Cuando llegue el momento lo sentirás"

Irasue terminando de atar su cabello, se paró frente a ella

-"Querida Miko…Quien me diría que esta Inukimi te amaría de esta manera"

Kagome sonreía y bajaba la mirada mientras la dama Inu le acercaba el medallón con la piedra Meidou reformada

-"Ten Hija mía…Esta piedra se convertirá en tu testigo, tómala y cuando sea el momento justo, el Meidou responderá"

Colocándose el collar, Kagome asintió a su suegra y apenas le sonrió

A Sesshomaru el aroma a tristeza e incertidumbre no le gustó en absoluto.

Caminó hasta su esposa y tomando el medallón en su mano lo observó

-"Esta es tu piedra Meidou…Pero de alguna manera se siente diferente"

-"Lo es"

-"Siento el peligro vibrar en mis manos…No me agrada"

-"Sesshomaru"

-"Déjalo…El tiene razón"

La Inu de cabello plata caminaba hacia Yashamaru y le acariciaba la mejilla, mientras hablaba

-"Es muy peligrosa, ningún ser humano corriente podría sostenerla, ni siquiera permanecer en la misma habitación con ella"

Sesshomaru miraba a Kagome que estaba tranquila y no manifestaba molestia alguna

-"Así es, tu pareja es, de hecho, la hembra más fuerte, la única aparte de esta Irasue, que puede sostener a la nueva piedra Meidou"

Touga era más tajante en sus palabras

-"Lo que se debe hacer es sin duda un peligro, pero es la única manera de detener esto"

-"He respetado su silencio acerca de las acciones a seguir, pero si todo lo que viene pone a Kagome en peligro…"

Kagome lo detenía

-"Sesshomaru… Ya no se trata solamente de mi, se trata de TODO y de Todos…Debo hacer esto, debo detenerlos antes de que acaben con este tiempo, como acabaron con el mío…"

La tristeza hacía temblar las piernas de la joven

-"Ahora tengo una familia, no puedo, no quiero y no voy a permitirlo, la perla me odia, me odió siempre…Ella permitió que malas cosas sucedieran"

-"En este mundo ya no existe"

-"Pero están los ancianos…La perla de Shikkon dejó una marca en ellos, en su interior llevan la maldad latente, ellos pueden corromperse con el tiempo, ese es un sello de maldad que la perlo dejó mientras estuvo presente en este tiempo, urdió todo tipo de planes para asegurarse de que yo la persiguiera y luchara toda mi vida contra ella mientras estuviese de este lado del pozo, solo que decidí regresar y ella se trasladó antes junto a Náraku para arruinar mi época y esperarme allí, para obligarme a continuar luchando contra ella para siempre."

-"Pero cómo supo que regresarías?"

-"La perla bien sabes estaba al cuidado de Kikyo… Hasta cuando ella murió culpa de Náraku, fue quemada con el cuerpo de la sacerdotisa…"

-"Si, recuerdo toda la historia, no olvides que para mí sucedió relativamente hace poco"

-"Kaede dijo cuando me vio por primera vez que yo era la reencarnación de su hermana la sacerdotisa de Shikkon, en ese tiempo, Kikyo. Si es así, no es de extrañar que la perla regresara junto conmigo. Ella siempre estuvo en mi, junto a mí, desde que me formé en el cuerpo de mi madre hasta que la mujer ciempiés me la arrancó del costado, si soy o no la reencarnación de Kikyo o no, no lo sé, pero la Shikkon no Tama siempre estuvo conectada a mí, ella sintió el cambio en mi corazón cuando Inuyasha me traicionó y se adelantó a cruzar a mi tiempo para destruirme cuando yo regresara, solo que…"

Sesshomaru con su pulgar levantó su barbilla para mirarla profundamente a los ojos

-"Solo que no contaba con que tú me estuvieras esperando, me hicieras tu esposa y me protegieras"

-"Y lo volveré a hacer, cada vez y en cada tiempo que exista"

Abrazándola fuertemente y besándola con desesperación, la profunda tristeza en los antiguos Señores del Oeste, que lejos de incomodarse ante el despliegue sentimental, se abrazaron para observar tanto amor.

Inukimi agachaba la mirada y se apoyaba en el hombro de Inu No Taisho

-"Si hubiese otra manera…"

Touga acariciaba la larga cabellera de su pareja, apartaba la vista hacia la ventana y sus ojos vagaban hasta que se perdían en el horizonte.

Rechinaba los dientes apenado porque era su culpa, él había creado el concejo de ancianos, él había fertilizado el terreno para que la maldad creciente de la perla de Shikkon arraigara con fuerza y aunque fuera indirectamente, había sido responsable del exterminio de toda una era. Pero lo que lo hacía sentir peor era que no estaba en él solucionar el desastre, sino en Kagome.

Su youki brotaba y parpadeaba sobre su piel. Kagome y Sesshomaru lo vieron morderse los labios hasta hacerlos sangrar. Yashamaru caminaba y le tomaba la mano para calmarlo.

-"Touga Sama…"

Los cinco Taisho se quedaron en silencio.

Golpes en la puerta y un Inuyasha con la cara consternada ingresaba junto a Kikyo y su bebé

-"Está todo listo"

Irasue se acercó a Kagome y le tomó las manos.

-"Es tu momento ahora, Tú serás la que pondrá fin a este tremendo error, pero no estarás sola, tu familia estará a tu lado"

Irasue se agachó a reverenciarla, los demás siguieron su ejemplo

-"La nación youkai, especialmente la familia Taisho pide tu perdón, Miko Sama, por el daño que has recibido, aún a sabiendas que no somos merecedores de tal recompensa"

Kagome levantaba a su suegra y miraba como inclusive Sesshomaru permanecía reverenciándola

-"Yo no deseo esto, ni lo merezco"

-"Si tu no lo mereces, quién?"

Uno a uno los enderezaba y les sonreía

-"Mi familia no se arrodilla ni se avergüenza delante de nadie"

Inuyasha la miraba preocupado

-"Kagome…"

Sus dorados ojos suplicaban su perdón y su rostro serio le rogaba permanecer a salvo

-"Estaremos a tu lado todo el camino"

-"Lo sé, Inuyasha"

Kibò golpeaba la puerta y esperaba impaciente

Kikyo se apresuraba a arropar a su pequeño de orejas en punta.

El Daiyoukai ponía su mano en el hombro de su pareja

-"Todo está listo… Es hora Saiai"

Y así, Sesshomaru, Touga e Inuyasha caminaban encabezando el grupo, seguidos por Irasue, Kagome y Yashamaru y Kikyo con Inumaru en brazos

Mientras caminaban se les unía Kouga y Danaka, Ayame y Noriko con Shippou y Rin se acercaban a las hembras del Oeste

Antes de llegar al salón, a Kouga le llamó la atención la ausencia del Leopardo sureño

El Lord le respondía con voz muy baja y vibrante

-"No tenemos noticias del Sur"

-"Pero podremos destituir a los viejos sin Kleinez? Debe ser la mayoría de votos"

Inuyasha medio riendo

-"Keh! Votos? A estos sacos de mierda habrá que sacarlos con mucho más que votos"

Kouga se volvía y miraba a Ayame

-"Afortunadamente tenemos a Goraiishi"

-"Esa cosa de veras no me gusta, pero dadas las circunstancias…Creo que esta vez coincidiré contigo rabioso"

En el salón los concejales y sus aliados esperaban nerviosos la llegada y presentación del imposible logro de la casa de la Luna, un hijo de híbrido y Miko. Si hasta eso habían logrado los Taisho, cuántas cosas más podrían lograr… Destituirlos? Eso jamás, y para asegurarse de evitarlo, ni bien honraran al nuevo tesoro, abandonarían el Oeste de inmediato, velozmente, raudamente, sin darles tiempo a pensar a los anfitriones, estaban aterrados de imaginar los ilimitados recursos que los Inu del Oeste parecían tener a su favor.

Sencillamente adornado el salón presentaba, bellísimas esculturas en mármol, Jade y piedra luna, sedas estandartes y crestas de la casa de la luna mobiliario tradicional japonés y todas las pinturas de la familia real desde el tátara abuelo chozno de Inu no Taisho. La estirpe de esta familia era tan antigua casi como los comienzos del mundo.

Los visitantes estaban boquiabiertos.

Estaban ansiosos… Qué clase de cachorro podría ser el nuevo heredero, y con qué se encontrarían a la hora de reconocer al primero…Taisho Yashamaru, se sabía por todo Japón del poder espeluznante del nieto del general perro, sagrado mezclado con Daiyoukai, si de solo pensarlo se les helaba la sangre. No tenían más remedio que esperar y ver a qué se enfrentaban, todo fuera por mantenerse en el concejo y no ganarse una sentencia de muerte a manos o más bien a garras de alguno de los Señores Occidentales.

Para la hora de la ceremonia de presentación todo estaba listo.

El Inutachi avanzaba a paso firme y seguro. Hasta Sango muy embarazada caminaba de la mano de Miroku hasta llegar a los portales.

La legendaria manada del Oeste estaba frente a los umbrales de su destino.

Con una venia de Sesshomaru el kuma youkai guardia abrió las hojas anunciando la llegada del Señor del Oeste su pareja y heredero y los integrantes de la Casa Real de Occidente.

El gran salón ceremonial abrió sus puertas al poder extremo, youki y Reiki corría por las paredes y chocaba con las pieles de los asistentes picándolos de manera molesta pero no ofensiva.

Enseguida reverenciaron y cada integrante de la manada fue a colocarse en su lugar.

Kikyo Inumaru e Inuyasha se sentaron en medio de la mesa que enfrentaba a los visitantes detrás de ellos Sesshomaru, Kagome y Yashamaru se mantenían muy cerca de manera protectora, demostrando su calidad de alfa y Señores de la manada.

Irasue y Touga a ambos lados de los Señores Occidentales y el resto a los costados en formación V flanqueando a Inuyasha y su familia.

Los sangrados vestían sus ropas de Miko y Monje y sostenían sus arcos y cayados.

Los youkai presentes temblaban ante el despliegue de poder. Los dorados ojos típicos de los Taisho se mantenían inexpresivos pero atentos a cada movimiento

Fue entonces cuando el viejo zorro se atrevió a hablar

-"Qué espléndido palacio y magnífico ejército, Lord Taisho"

Sesshomaru asintió apenas

-"Inuyasha Sama…Puedo ver y sentir que su hijo es muy poderoso, además de ser un milagro"

Inuyasha no entendía el comentario

-"Si, bueno es mi hijo"

-"No te ofendas pero, puedo acercarme a él para verlo más de cerca?"

El murmullo se contagiaba

-"Si, nosotros también deseamos verlo de cerca"

El gruñido bajo de Yashamaru llamó la atención de Kagome y sus abuelos. Sesshomaru en cambio puso su garra en el pequeño hombro de su hijo.

-"Vaya Lord Taisho…Su cachorro ya da fuertes indicios de ser alfa de su nueva manada"

-"Hn."

-"Keh! El mocoso es como su tío, puro poder, sólo que tiene el carácter horrible de su padre"

Ni las medias sonrisas de los presentes, nada aligeraba el ambiente, Kagome temblaba intentando someter a su reiki, pero los nervios atentaban con dejarlo escapar arruinando sus planes, avergonzando a Occidente. Sesshomaru sintiendo su malestar, sin que nadie lo notara deslizaba sus garras en la espalda de su esposa y dibujaba círculo suavemente, lo cual provocaba que la energía sagrada se envolviera a su alrededor y se mantuviese bajo control.

Ella mantenía su mirada firma pero apenas asentía para agradecer tácitamente a su marido, sin que los demás se enteraran de nada.

Las facciones del Heredero del Oeste tenían fascinados a todos, su apariencia era hipnótica, tanta era su belleza como lo era el poder que burbujeaba en su interior, bien sabido es que mientras más colorido es un animal venenoso, más peligroso.

Yashamaru era la imagen pura de la belleza extrema.

Instintivamente y a medida que pasaban frente a él cada uno de los visitantes se inclinaban y lo reverenciaban para luego trasladar su mirada al recién nacido.

Grande era su sorpresa al ver un humano en apariencia pero con sus orejas élficas y el poder crepitando sobre su piel.

En brazos de la antigua sacerdotisa de Shikkon vuelta a nacer, hijo de un hanyou…

Terror era lo que esta manada del Oeste les infundía y cada vez más…

Para peor, sus ojos viajaban hasta los humanos de la manada, y contando otra Miko, un joven exterminador, una niña parecida a la Señora el Oeste, conocida como Rin, era sabido que era la princesa del Oeste, excelente partido para cualquier macho o humano soltero, macho que no le importara engendrar hanyou, por supuesto, y entre ellos no encontrarían a ninguno…

Luego los ancianos dirigían sus ojos al general tigre que protectoramente se alzaba junto a la Miko mayor, a su lado un monje que sostenía de la mano a una muy preñada tajilla…

Sip permanecer en el Oeste era sencillamente un suicidio masivo. Lo mejor era retirarse ni bien todos cumplieran con el nuevo integrante de la manada espeluznante, estaba decidido.

Cuando casi no quedaban ni diez youkai para reverenciar a Inumaru, Touga se adelantó y extendió una invitación, para eventos deportivos, pero lo hizo de manera protocolar para evitar la negativa de los ancianos que ya se estaban retrayendo a un rincón cercano al final del salón cerca de la salida.

Sus rostros luego de la invitación asemejaban máscaras de papel, blancos y sin expresión

Con su mirada llena de triunfo Inu No Taisho continuaba

-"Y para el final de la jornada celebraremos una reunión "protocolar" del concejo para tratar ciertos asuntos de estado y culturales"

Ahí sí, perdieron la compostura, se miraban entre ellos para encontrar algún valiente lo suficientemente inteligente como para encontrar una excusa para escapar del evento. El anciano Kitsune obviamente se adelantó

-"Pero General Taisho… Las reuniones se celebran con todos sus integrantes presentes, y como usted bien sabe, mi hijo, el Señor del Este Hiroki Kitsune no se encuentra, ya que ha partido al Sur a visitar a su hermana, recientemente emparejada con el clan de los felinos, y todavía no ha regresado"

-"Conocemos todos los detalles Kokàtsuna Sama, pero tenemos hasta la hora del lucero para esperar que Lord Hiroki asista o envíe a algún representante…"

-"MM. No lo sé, mi yerno, el Señor del Sur, tampoco está presente"

-"Vamos, cómo es que no sabes…Tú eras el Señor del Este cuando yo era Señor del Oeste, tu puedes ser tomado como emisario"

Cansado Touga dejaba de lado los honoríficos.

-"Y aún hay tiempo para que Lord Kleinez llegue…Pero basta ya de nimiedades… A celebrar!"

Derrotados los ancianos suspiraban y de a uno se acercaban al grupo general sonriendo a medias, ocultando su desespero.

-"Pues…Que así sea"

Pasado el último visitante frente a Inumaru, Sesshomaru se adelantó

-"Este es el segundo heredero y beta de la nueva manada del Oeste, Taisho Inumaru, la gloria sea al clan de la Casa de la Luna"

Una ovación muy fuerte a manos de los Occidentales y soldados de la Luna, los aplausos tímidos de los visitantes

-"Si son tan amables de trasladarse a la arena de entrenamiento, daremos comienzo a las justas deportivas en honor al nuevo Taisho"

Touga con sus manos abiertas, invitaba a unirse a la celebración física de su segundo nieto, intentando ganar ese precioso tiempo para ver si los emisarios o alguien de Sur estuviera presente, girando su cabeza observaba al General tigre que asentía ante su escrutinio, él sería representante del clan felino si lord Kleinez no lo lograba a tiempo.

Todo estaba dispuesto para la última batalla que tendría lugar para desactivar un error que se convirtió en desgracia y destrucción para toda una era.

-Flash Back-

Los ancianos en camino hacia el Oeste estaban reunidos alrededor de una fogata

-"Este viaje al Oeste puede significar el final de nuestra sociedad y del concejo youkai"

-"Lo sabemos, Lord Kitsune"

-"Pero no podemos dejarnos arrastrar allí sin hacer nada!"

-"Y qué, según usted, podemos hacer para negarnos a acudir a la invitación protocolar de la Casa de la Luna sin provocar una guerra de las más sangrientas, porque si usted hace memoria, el clan Taisho es de los peores enemigos a cargarse en las espaldas"

-"Usted debería saberlo más que nadie, por sus ancestros dragones, Lord Akairyu"

Las miradas fijas en las danzantes llamas

El viejo zorro una vez más rompía el silencio

-"Yo tengo una idea…"

-"Por favor, Kokàtsuna Sama ilústranos con esa brillante idea"

En tono de broma los youkai disidentes esperaban por la solución del zorro del Este.

-"Conozco al leopardo del Sur…Y a mi hijo también. Ellos vendrán por seguro, su lealtad al Oeste es algo que va más allá de mi agrado y comprensión"

-"Y?"

-"No deben llegar al Oeste"

Los ojos abiertos y las miradas de asombro

-"No atentarías contra de tu propio hijo, o sí?"

El silencio obró como respuesta, al zorro del Este no le importaba demasiado, triste era en verdad, pero él prefería mantenerse en pie con su estandarte de tradiciones antiguas y obsoletas, tradiciones que beneficiaban a los machos y a los pura sangre por sobre todas las cosas.

No sabía exactamente cuando se le había trasformado en obsesión, pero ahí estaba, eligiendo el mundo antiguo y miserable a su propia sangre y a su yerno o posibles nietos.

Sin permitirse pensar mucho los demás youkai volvieron a mirar las llamas y no articularon palabra alguna después de eso, total, la estupidez del Kitsune los beneficiaba enormemente y ellos no eran quién para contradecir al viejo vehemente.

-"Y cómo es que llevarás a cabo tan brillante plan?"

-"Si tengo todo planeado y en ejecución"

Los ancianos se miraron desconcertados, no podían creer que el zorro hubiese actuado a sus espaldas sin decir nada o para peor, acaso ellos eran tan fáciles de prever?

De todos modos ya no había nada que hacer, en ocho horas o menos legarían al Oeste y lo que fuere que los ayude a salir lo más rápido posible de allí sería más que bienvenido.

Tal vez y solo tal vez, les gustaría saber qué era lo que Kokàtsuna había ideado para escapar de Sesshomaru y su brazo implacable.

La sonrisa del viejo ex Señor del Este y su vista en el fuego erizaba la piel de los demás.

Mientras se daban cuenta que de pronto, conocer sus planes ya no les atraía, menos sabían, menos culpa tendrían.

A unos kilómetros detrás de ellos, la avanzada del Sur junto con Lord Hiroki Kitsune eran emboscados por los mismos soldados que años antes habían jurado defender a los herederos del Este con sus vidas. Entre lanzas, gritos, zarpas y sangre, Krisstal protegida por sus guardias reales, Kleinez luchaba ferozmente para protegerla y a sus soldados.

Hiroki enloquecido de rabia por la flagrante traición de su padre, apartaba las lágrimas de odio mientras decapitaba y destajaba a su ejército disidente, nada detendría su ira cuando llegara al Oeste.

De algo estaba seguro, todo cambiaría desde esa fatídica tarde, solo añoraba ver que Sesshomaru cayera implacable sobre los ancianos sabía del poder del Daiyoukai del Oeste y no movería una garra para defender lo indefendible, su propio padre.

Pasada la madrugada los ancianos y el enorme séquito partieron hacia el palacio de la Luna.

-Fin flashback-

Las justas deportivas eran de lo más entretenidas, el colorido escenario era por demás llamativo.

Youkai de todas razas y colores, algunos hanyou del Oeste, y del Norte, en el Este aún no eran muy bien aceptados.

Asombrados estaban del poder que los mestizos demostraban y sobre todo Inuyasha.

Lucha cuerpo a cuerpo, lanzamientos de hacha, lanza y daga, arquería, manejo del látigo y espada, tanto, choto y katana, garras y puños, veneno y trucos…de todo se veía en la arena de los Taisho.

Una a una las disciplinas se iban cumpliendo y coronando a un campeón.

Ese campeón luego se enfrentaría a otro para coronar al final a unos solo.

Sesshomaru por supuesto no competía. No sería justo para los demás, aunque él insistió un par de veces en participar con su látigo en honor a su sobrino, pero no se lo permitieron, (obvio, Kagome), su veneno era demasiado tóxico y corrosivo.

Por lo demás los ancianos casi disfrutaron de la contienda.

Para el arco se presentaron varios youkai del ejército del Norte y del Este, algunos del Oeste y los sagrados.

Ya para entonces, el rostro de los viejos youkai era como de piedra con un gesto amargo.

El monje y su cayado era infalible, las Miko tenían una puntería asombrosa y el manejo de su reiki infundido en sus flechas extraordinario, la Señora del Oeste se limitaba a observar y aplaudir.

Todo transcurría de manera pacífica…Solo que…El zorro no pudo controlar su boca una vez más.

Mientras los vítores, y felicitaciones corrían por el ambiente el ex Señor del Este simplemente preguntó

-"Todo espectacular, pero me pregunto por qué no hemos podido disfrutar del talento de la legendaria Shikkon No Miko?"

Sesshomaru afinó los ojos, Kagome sintió que su corazón saltó. El Daiyoukai la confortó acariciándola con su youki, el mismo youki que liberaba y aplastaba un poco al Kitsune malintencionado

-"La Señora no está a la altura de las justas de hoy"

-"Qué curioso"

Irasue se adelantaba desde atrás de su hermoso abanico enjoyado

-"Y qué sería lo que le parece curioso Lord Kitsune?"

Kokàtsuna caminaba hasta quedar un poco más adelante que el resto, como simulando un político, agitando pestañas y cejas para darle énfasis a sus comentarios, ya que no era sabio levantar la voz frente al Señor del Oeste.

-"Pues no sé los demás, pero…Es legendario el poder de la sacerdotisa de Shikkon, aquella que destruyó a Náraku y nos liberó del yugo de su dominio…Simplemente me parece extraño que NO SE ENCUENTRE LA ALTURA de la competencia"

Sesshomaru intentando mantener la calma y para terror de los presentes esbozó una sonrisa de costado

-"PFF"

El silencio era espeso y helado. Nadie se atrevía a siquiera respirar demasiado fuerte.

-"Mi pareja está muy por encima de los competidores, su poder está fuera de la comprensión de cualquier youkai presente y no deseamos lamentar accidentes o invitados quemados o heridos, Kagome Sama no ha participados por expreso pedido de ella misma"

El murmullo ensordecedor se aplacó cuando el anciano Oriental comenzó a destilar veneno una vez más

-"Pero vamos! Es la sacerdotisa de Shikkon, la Shikkon No Miko, ella debe poder controlar su potencia y su energía sagrada, cómo va a TEMER lastimar a algún presente? Acaso no es capaz de controlar su propio reiki?"

La ira comenzaba a acumularse en los Occidentales, No solo en la manada, en los soldados y personal de palacio, TODOS

Casi exhibiendo sus colmillos Inuyasha intentó hacer callar al viejo zorro, pero Sesshomaru le puso una garra en el hombro

-"Ya que lo plantea de esta manera, Kokàtsuna sama…Desearía ver usted a la Señora del Oeste enfrentarse a su mejor hombre en una competencia de igual a igual?"

Kagome observaba asombrada a su esposo invitar al padre de Hiroki a presentar a su mejor arquero

-"Sería fantástico! Claro que acepto!"

En lo que Kokàtsuna buscaba a su paladín, Kagome y los demás rodeaban a Sesshomaru

-"Qué pretendes, Sesshomaru! El pobre soldado puede morir!"

-"Hn."

-"Keh! Déjalo que muera y de paso mata al viejo de mierda ese"

-"Inuyasha!"

-"Qué?!"

-"Debes tener algo muy importante en mente no es así, Sesshomaru?"

-"Hn."

En las inmediaciones del palacio los vigías tenían orden de esperar y ayudar de inmediato al ejército del sur o a algún emisario, Sesshomaru sospechaba de la traición del viejo zorro. Y mientras le daba tiempo a llegar a los felinos bien le vendría una que otra quemadura al malvado Kitsune.

Tenía que retenerlo a como diera lugar, tenía que lograr enfrentar a los ancianos a Kagome de una vez por todas, aunque no sabía de qué se trataba el plan que su madre y su esposa habían preparado, confiaba plenamente en ella, en Kagome, y le daría un voto de confianza a su madre también.

-"Haz lo que tú sabes Saiai, deslúmbralos y ciérrale la boca a ese hijo de mil putas"

-"SESSHOMARU!"

-"Aaaajaajajaja, este podría ser mi hermano!"

Las risas de la manada se escuchaban retumbar.

Las hembras se sentaban de manera cómoda y protectora con sus hijos y cachorros, Sango, Kikyo, Noriko y Ayame se encargaban de mantener seguros a los pequeños mientras Kagome caminaba hacia el centro de la arena, donde el muy atractivo youkai dragón la esperaba.

Los ojos rojizos y su piel escamosa no opacaban la belleza de su rostro y formas.

-"Mi Lady, usted primero"

-"Como usted desee"

Primera flecha sin reiki

-"ZZZZZTUD! En el centro del blanco"

Lo aplausos para la Señora del Oeste

Ahora era el turno del dragón

Preparando su flecha la roció con youki y la arrojó

-"ZZZZAAAAP!" al lado de la de Kagome y su veneno la corroyó sin piedad"

La horda de visitantes aullaba y vitoreaba al teniente dragón que saludaba sonriente

-"Utilice su reiki Mi Señora, así será más divertido"

-"Pensé que era una competencia de habilidad, no de poder, no utilizaré mi energía sagrada, no deseo dañar a nadie"

Los observadores comenzaron a vitorear REIKI; REIKI, REIKI

Kagome bajando su arco miró a Sesshomaru en su asiento. Éste miró a Kokàtsuna como preguntando lo que hacer, sabía qué quería hacer pero dejaría actuar al Kitsune, si algo salía mal, la culpa sería completamente del viejo zorro.

-"Permítele, Lord Taisho a tu pareja usar su reiki, mi teniente es capaz de soportarlo perfectamente"

-"Este Sesshomaru no le ha prohibido a la Señora de la Casa de la Luna usar su energía sagrada, esa fue una decisión de ella misma, está en ella si desea utilizarla o no"

Los machos se miraban sorprendidos, la hembra era autosuficiente? El Oeste sí que era diferente. Las hembras no sabían nada ni tenían de qué opinar, solo obedecer, siempre había sido así…

Enseguida Ayame se puso de pie y gritó

-"Vamos Kagome! Dale el gusto y muéstrales de qué estás hecha!"

De nuevo una hembra, la hembra el Norte también era autosuficiente y la sonrisa de su pareja El Señor de la Casa Cardinal del Sol, Kouga Ookami denotaba una enorme satisfacción…Qué extraño…Y qué interesante será demostrarles a esas irrespetuosas que los machos son los que mandan, si…De solo pensarlo el zorro del Este se regocijaba, se iría pronto del Oeste, y como premio extra humillando a la SEÑORA de la Casa Taisho…

-Flash Back-

Dos noches atrás, el Señor del Sur y su cuñado el Señor del Este agitados observaban el montón de cadáveres desparramados por el terreno.

-"Qué desperdicio...Eran excelentes soldados"

Kleinez se lamentaba

Hiroki se quitaba la sangre de la cara con el revés de su mano izquierda

-"No son más que un montón de mercenarios traidores"

-"Eran"

Los hermanos políticos se miraban y apenas sonreían

-"Si"

-"Iremos por el paso de las ánimas, así cortaremos camino, llegando al Oeste detrás de mi padre"

A unos metros de ellos, Krisstal y su guardia personal se preparaban para continuar el viaje.

La batalla había sido cruenta, pero habían salido triunfantes por el momento. La Señora del Sur se había encargado personalmente de sanar y atender a todos los heridos por la confrontación. Lavaba sus manos en una pequeña vertiente en la roca, para subir de nuevo a su transporte una especie de calesa de madera acolchada y cerrada, viajaba protegida como un tesoro y lo era, para el futuro de la Casa de la Nieve. Llevaba en su vientre la nueva esperanza, la prueba contundente del fracaso de Náraku contra el clan felino. El Sur se levantaba al fin de entre sus cenizas, y arremetería a favor de su eterno aliado, el Clan de la Casa del Oeste.

Hiroki estaba apurado de alcanzar a su padre y Kleinez hambriento de venganza por la traición de Kokàtsuna a Krisstal, su pareja e hija predilecta de la Casa Oriental y al mismísimo Señor del Este y su propio hijo sanguíneo Hiroki.

Los ojos del leopardo brillaban como luceros en la noche, viajaban a velocidad youkai sin descanso, movidos por el afán de llegar a socorrer a Occidente y desmantelar esa abominación llamada concejo youkai, que había sido formado como una buena idea… Como tantas buenas ideas que en manos inescrupulosas se transformaron en aberraciones. No fallaría, el Sur por fin participaría en la lucha y se inscribiría en los anales de la historia, como uno de los grandes señores cardinales que contribuyeron a lograr la paz y el equilibrio del nuevo mundo a nacer

-"Al Oeste sin desvíos!"

Lanzas en el aire y a la voz de su Señor y General en jefe avanzaron pisoteando sin esquivar los escollos caminando a paso firme hacia su futuro

-Fin Flash Back-

Kagome observaba la mirada firme de su esposo. Sesshomaru le transmitía una enorme fe y su insipiente sonrisa oculta el enorme orgullo que tenía a causa de ella. Su vínculo le transmitía un profundo amor y la hermosa y cálida sensación de paz, era hoy o nunca. De ninguna manera permitirían que se repitieran los capítulos negativos del pasado, no en este tiempo, no en este, SU tiempo.

El soldado sintiéndose muy seguro de sí mismo y por consejo del viejo zorro acercándose al blanco lo tocó y le dejó un leve destello de youki.

-"Así su reiki será más visible"

La manada del Oeste rió por lo bajo, Kagome muy educada…

-"Muchas gracias, teniente"

Sesshomaru de pie observando

-"A su marca mi Señora"

Y así asintiendo sin titubear la poderosa Señora del Oeste buscó en su carcaj sacó una flecha y estirando la cuerda del arco apuntó al blanco colocado a una considerable distancia.

El silencio se apoderó de la arena. No se escuchaba ni la respiración de los presentes.

Dejando un poco de su energía fluir en la flecha, la tenue luz rosa la envolvió gentilmente.

Una…Dos… Tres…Respiraciones y sus femeninos dedos liberaron el mortal proyectil.