CAPITULO 25
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—Naruto —el tono de Karín, inmediatamente me previno.
Gire a verla con cautela. —¿Mh? —Murmure en su dirección.
—Creo que hay algo que no cuadra aquí. —Dijo, alargando la incertidumbre.
Mire en su dirección. No había nada raro ahí. Todo estaba en orden. Posiblemente yo estaba en la luna, pero había hecho las cosas que debía.
—¿De qué hablas?
Alargo la mano y tomo una cajita azul, con varias anotaciones hechas con su micro letra. Mi pastillero. —De esto.
Un hueco se hizo en mi estómago. Primero por preocupación. Entendía lo que estaba sucediendo. Segundo por temor, Karin tenía cara de muy pocas pulgas, pero superior a eso. Yo no tenía nada que decir en mi defensa que valiera un rábano para ella.
—¿Cuantas no has tomado?
—¿Cómo sabes que he tomado nada? —Ok, primera respuesta errónea. Ella hacía los malditos pastilleros y me los cambiaba cada semana.
—¿Es. En. Serio. Naruto? —No hablo pausada, pero yo lo sentí así, el énfasis en cada palabra dicha.
—Okey… —Me rendir y hable en un respiro. —Mira, ayer… hum… Hinata… —segundo error, nombrar a Hinata, me corregí de inmediato, carraspeando. —Quiero decir, que yo, emm… todo… ¡Lo olvide! —Medio grite. —Está bien, lo olvide. —Regule mi voz. — Pasaron demasiadas cosas, y yo, no sé… se fue de mi mente ¿está bien? No hagas un escándalo de esto. No va a suceder de nuevo.
Karin respiro profundamente y apretó su nariz. Serenándose, desee, pero estaba muy alejada de eso. Acomodo sus lentes en el puente de la nariz, mirándome atenta. Buscando las palabras con las que definitivamente, no dejaría el asunto por la paz.
—¿Qué pasa contigo? Naruto, Dios. Esto es peligroso. ¿Es que no te das cuenta? —Claro que era consciente de ello. Lo sabía. De la misma manera en la que sabía que absolutamente nada de lo que dijera, me iba a eximir de todo lo que ella tenía por decir, y que yo sabía tenía días guardando.
A pesar de eso, no tenía ni la menor intención de seguir escuchándola. Su voz resonaba alrededor de mí, cada una de sus letras me laceraba un poco. —¿Puedes callarte ya? —Me escuche gritar molesto. Con ella, conmigo, con la vida… ¿Mi vida no iba a ser normal jamás? —Fue un error. Olvídalo ya.
—Por favor, no te enojes conmigo, Naruto. —Me encaro molesta todavía, respirando agitadamente, dejándome claro, que el asunto de levantar la voz, no me serviría de nada. —Solo quiero que te des cuenta de que no puedes cometer ese error. No debes hacerlo. En el segundo en que empieces a dejar tus medicamentos, corres el riesgo de sufrir un rechazo. ¿No lo comprendes? Puedes morirte. Así que nunca debes cometer ese error, Naruto. Ni porque estés cansado, ni porque te hagan sentir horrible, o estés… distraído. —Termino de decir en un suspiro fastidiado. "Distraído"
—¿Distraído? —Recalque cada una de las letras. ¿Por qué? ¿Una chica? ¿La vida? —Eso si me estaba haciendo llegar a mi limite. —Ya pasó más de un año. ¿Se supone que todavía debo quedarme sentado, vigilar mis signos vitales, mirar el reloj para la dosis siguiente y pensar en que todo eso pasa en tiempo prestado? ¿Debo concentrarme en eso?
—¿Te das cuenta de lo egoísta que te oyes ahora mismo, lo desagradecido? —Dijo con tanto coraje, que me dejó sin aliento por un instante.
Desagradecido… Por un momento, en verdad me quito la capacidad de hablar. Desagradecido…
—¡Ufff! En realidad ya lo dijiste. —Mi voz salió monótona, fría. Aclare mi garganta y me reí sin ganas, en verdad furioso. Más enojado que antes, con la piel hirviendo y el corazón palpitante a máxima potencia. —Ya estoy cansando.
Esa conversación terminaba ahí. No iba a escuchar una palabra más. Camine en dirección a la salida.
—¿En verdad? ¿Ya estás cansado? —Los gritos de Karin me detuvieron.
—¿Y qué hay de esa carta? Ha paso más de un año de eso también, Naruto. —Su voz mostro una calma insultante al decir la última pregunta. Una calma que me demostraba, que ella se sabía victoriosa en la batalla por haber metido sin miramientos sus garras dentro de esa herida, que sabía, no iba a poder cerrar.
—Lo siento —volvió a hablar antes de que pudiera pasar el nudo de mi garganta. Su voz, arrastraba la culpa, sabía que había ido demasiado lejos con eso. —Comprendo que es difícil. Y sé que escribirás a sus padres cuando estés listo. Pero por lo menos debes responder la carta que recibiste. Esa pobre chica perdió a su novio y trató de ponerse en contacto contigo, y tú no puedes dejar algo así sin respuesta. ¿Sabes cómo se debe de sentir?
Hizo una pausa, como si esperara mi respuesta y yo fuera capaz de hablar en ese momento. No lo hice, por lo que siguió presionando.
—Tal vez te haga sentir mejor si yo la contesto. Tal vez te recuerde que es un regalo, Naruto. No una carga.
Estalle antes de terminar de escuchar lo que estaba diciendo. —¿Crees que necesito un recordatorio? —No pude evitar que mi voz se quebrara un poco, aunque a la vez, reflejaba la gran irritación y enojo que sentía. —¿No crees que el horario de medicación, la cardioterapia y las biopsias son suficientes? ¿O la cicatriz de mi pecho? ¿No crees que es suficiente?
—Naruto, yo… —Intento hablar en tono vacilante. No la deje.
—No pasa un día sin que lo recuerde, una y otra vez. Lo afortunado que soy. Que debo estar agradecido. Que debo sentirme feliz tan solo por estar aquí. —Aclare mi garganta, para evitar sonar tan roto. —Que la única razón por la que estoy aquí es porque ese tipo muerto…, —Quise golpearme al hablar así «ese tipo» —el novio, el hijo, el hermano, el amigo de alguien. —Intente corregirme, pero el tono áspero, el dolor, y la furia no me dejaron regular la voz.
Karin me mira, sin ninguna palabra, como si su lengua hubiera perdido el filo con mi estado despotricado.
—¿Sabes cómo se siente eso, Karin? ¿Cómo se supone que voy a responder una carta como esa? ¿Le digo que lo siento por su novio? ¿Le prometo que voy a cuidar su corazón? ¿Qué pensaré en eso todos los días y nunca olvidaré que estoy aquí porque él no está? —La sature de preguntas, un tono más abajo. Tratando de recuperar la compostura. —¿No lo comprendes? Eso es lo que quiero. Quiero olvidarme de todo eso. ¿Por qué es tan horrible? ¿Querer una vida normal esta tan mal?
Recupero la voz y avanzo hacia a mí. Extendió su brazo y acaricio con sus dedos el mío. Con la mirada perdida, y el corazón roto. No podía afrontar eso ahora, no iba a escuchar nada más. —Naruto, eso no es lo que yo…
—Déjame solo. —Me zafe de su tacto. —Déjame solo. —Repetí, mire la salida, dispuesto a largarme. —No necesito más recordatorios.
Cuando por fin salí de esa habitación, el alma de me fue a los pies. ¡Hinata! ¿Qué hacía Hinata aquí?
¿Había escuchado todo?
La felicidad no me lleno en lo absoluto. No era un buen momento.
No… no… no estaba listo para afrontar eso con ella.
Prácticamente corría hacia la salida, lo que era un indicativo claro, de que si había escuchado la "conversación" con mi hermana.
…
