CAPITULO TRES

La decisión más difícil es la decisión de actuar. El resto es solo tenacidad.. A. Eahart...

Saúl sabía que era imposible cambiar el pasado, pero estaba decidido a alterar el futuro, cambiando el rumbo de su destino. Nunca antes considero a Altagracia como el amor, Pero jamás había sentido tanto vacío al separarse de alguien. Mónica siempre le reclamo un fantasma entre los dos y ambos Sabían cuál era su nombre. Aun así, Saúl fue feliz como quiso durante años con Mónica, aunque jamás lo fue inmensamente.

- Papi cuando vas a volver? - Como responder aquella pregunta sin una respuesta. El También extrañaba a su pequeño Jaime. El mejor regalo del amor de Mónica. Jaime tenia casi la edad de Cesar, era un buen chico, aunque a menudo le gustaba romper las reglas. Mónica se quejaba de que le quitaba su paz, pero Saúl sabía que era solo el pequeño guerrero que habitaba en él. Luchaba en contra de las injusticias.

- ya va a empezar el Campeonato.

- Lo se hijo, y recuerda que siempre estoy contigo, pero ahora no puedo volver. Cuando seas grande entenderás que no hay decisión que se tome sin algún sacrificio.

- Por qué papa?

- La vida, a veces hijo, te regresa a su principio. Diciendo que tienes una segunda oportunidad para vivirle. Jaime, Pásame a tu mama.

Saúl le dijo a Mónica, que definitivamente no volvería, omitiendo el motivo detrás de su estadía en Europa. A veces la mejor manera de querer a otro, es permitiéndole ser feliz. Mónica ya tenía una vida hecha con Eduardo, un compañero de Universidad con el cual había contraído matrimonio hace unos años, un nuevo hijo de cuatro meses de edad, al que había llamado Lázaro, el único padre que tuvo. El matrimonio de Mónica era estable y tenia una carrera profesional en trabajo social. Logro vivir tranquilamente a pesar del recuerdo de Altagracia, que con frecuencia le causaba dolor y nostalgia. Mónica le quería, a la manera que solo ella y su madre comprendían. Saúl fue tan bendecido que aunque su relación sentimental acabo, Mónica le seguía tratando como amigos. Lo mejor para todos era sostener las cosas tal cual estaban.

Altagracia estaba sentada frente al espejo observando a la mujer que en él se reflejaba. Fina, conservadora poco extravagante en los colores de su rostro. Su mirada estaba marcada de recuerdos.

Tenía la sospecha de perder sus noches cuando se volvieran a ver. Sabía que se quemaría entre sus manos. Pondría al Desnudo su corazón. Vulnerable a los recuerdos. Altagracia estaba llena de huellas en su piel resistentes a desaparecer ni con las mas fuertes olas de un mar.

Ya no era la misma. Su vida se movía en función de sus hijos, del esposo más bueno que jamás pensó que existía, con la familia nunca imaginada. Los años habían sido gentiles con ella pero su cuerpo estaba lleno de marcas. Algunas buenas, como las dejadas por sus hijos al nacer o crecer, otras no tanto, como su mirada cansada.

Altagracia se observó casi al desnudo en aquel espejo. Identifico las pequeñas impresiones de los dientes de Cesar en sus pezones cuando bebe, la diminuta coloración en la parte baja de su abdomen dejaba por Roxanne al nacer hasta el abultamiento en el brazo debido a la bala recibida en el matrimonio de Mónica.

"Si hablo, es para que sepas que no puedo olvidarme de ti"... Va a llegar el día en que voy a saberlo todo, y aun así voy a seguir deseándote, porque no puedo estar sin ti"-Altagracia dejo escapar las lágrimas en sus ojos pensando en lo especial que le hizo sentir Saúl cuando en sus besos le rescataban de tanta frialdad.- " Déjame ser la justicia que no tuviste, el amor que pensaste que jamás volverías a sentir".

Empezó a ponerse sus ropas permitiéndose llorar lo que no pudo en años siendo la más fuerte ante tanto dolor. Altagracia se entregó a él como nunca lo había hecho y jamás lo consiguió nuevamente. El despertó a la mujer que habitaba en ella. Vivir sin el, significaba caminar sin zapatos, a ratos dolían las pisadas sobre todo cuando había tropiezos, los cuales luego se curaban pero los pies seguían andando desprotegidos.

- conmigo no va a haber dolor, conmigo el viento siempre va a ser fresco- Palabras esfumadas en el tiempo, pensaba Altagracia. Los aires helados, dolores tan profundos que ni el tiempo se los llevaba fue lo que aquel amor le dejo. Hizo Ruinas su corazón- Ni tu gente ni la mia van a decidir por nosotros.

El corazón le dolía hoy tanto como ayer al volver a cuestionar porque si no le amaba para que besar, tanta tenacidad en derribar sus barreras para que al llegar a ella, se olvidara de su alma entre sus manos.

Estar nuevamente entre sus brazos le hizo desear tocar lo más profundo de sí misma, extrañarle cada segundo en que no estaba, sentía las profundas ganas de perder la lógica, perderse en aquel hombre hasta sentirse mujer en sus manos para finalmente poder apagar esa sed que la consumía día tras día, la sed de la mujer oculta.

- Fiore estas lista?- Karl ingreso a la recamara a buscarle. Altagracia y el tenían la costumbre de compartir el auto a sus respectivos trabajos.

- Aimé, estas bien?- Sonrió ligeramente al escucharle llamarle así. Aime significa amor en la lengua francesa. Karl le recordaba continuamente que ella era su amor aunque no el no fuera el suyo.

- Si, porque lo preguntas?

- No lo sé, tienes algo en la mirada.

-Tonterías, yo siempre estoy bien.- Le tomo del brazo preguntándole sobre su agenda del dia, mientras se marchaban dando tiempo a sus pensamientos de ponerse en orden.

Saul no pudo dormir pensando en sus palabras " Te dije que quería formar una familia contigo, te lo dije". Palabras que le fueron pronunciadas pero escuchadas a medias. Saul siempre tuvo el pensamiento de que Monica era la indicada para ir más allá de los instintos, pero con el tiempo descubrió el éxito del amor duradero, el amor y la pasión trabajando juntos. Mónica fue el amor pero nunca el deseo. Altagracia, el éxtasis sin amor. Lo que Saul muy tarde comprendió es que ambos sentimientos nacieron a la vez, y no admiten que se valore al uno por sobre el otro, pero con paciencia ambos se atraen hasta fundirse en uno solo. Hoy lamentaba haber ido con prisa, porque el amor real no lleva prisas, es la aceptación con calma de las virtudes y defectos del otro.

- Yo abroooo

Gracia corrió por el pasillo del departamento hasta la puerta, haciendo movimientos como quien vuela. Había pasado un cuarto de año, desde que Altagracia le corrió de su casa. Su niña era ya toda una dama europea, que hablaba muy bien holandés.

- Y usted quién es?

Saul se aproximó a la puerta colocándose inmediatamente detrás de su hija al ver dos hombres armados de casi dos metros en el umbral de su puerta.

- Gracia ve a jugar a los espías, como tanto te gusta.

La niña salio corriendo a esconderse mientras Saul atendía al visitante.

- nos conocemos?

- No.- replico la voz de un hombre canoso de metro ochenta que apareció de entre los misteriosos hombres- Soy Karl Leenards II y vengo a pedirte que seduzcas a mi esposa.