CAPITULO SEIS
Altagracia logro descansar como ya hace tanto no recordaba hacerlo. En medio de su profundo sueño pudo sentir el ser observaba, sin embargo, lo que vivía aquel momento le hizo obviar el malestar de saberse expuesta físicamente.
Estaba sintiendo su aroma en su espalda, su respiración agitada en su cuello desnudo. Altagracia bajo su rostro hacia la mano que cubría la suya, sobre la cual yacía una protuberante Esmeralda en un hermoso aro de oro, quiso sentirle en sus dedos, pero se percató de sus brazos abultados por los ojos azabaches más bellos jamás vistos. Una carita pálida de largas pestañas le sonreía. Ella tenia deseos de llorar.
De repente, una joven delgada con un largo cabello negro asemejándose a la más oscura noche, extendió su mano para entregarle un biberón y con el viento batiendo su vestido color marfil y brillantes agujetas dorados, le regalo una sonrisa. Saul extendió su mano para recibirle. Altagracia pudo ver a su lado, recostada a su pierna, una chiquilla de ojos ámbar brillantes mirándole con ternura al arreglar su ondeado cabello chocolate.
Miro a su alrededor el hermoso llano donde una niña vestida con ballerinas de color de rosa corría escapando de un moreno alto de cuerpo tonificado que le perseguía. Un joven un tanto delgado, le hizo troncar su pie cayendo el persecusor al piso. Al reírse de su víctima, fue a dar sobre su cuerpo, cuando una damita de cabellos negros de rizos y ojos azules del cielo más lindo jamás visto, le empujo. Todos reían.
En cuestión de momentos, apareció una rubia con tez mestiza a añadir al montón, con un empujón a la morena. Luego, se lanzaron dos chicos que por lo rojo de sus cabellos y lo pecoso de su piel, parecían un tanto escoceses, ambos intentaron el rescate de la pequeña al principio de la pila, La cual yacía casi sin aliento; pero fracasaron. El único rostro conocido fue Connie, quien con su fuerte temperamento les regañaba por su irresponsabilidad al aplastar a su pequeña hermana.
Empezó a sentir que su corazón latía con más frecuencia cuando la mano de Saul, se escabullo por debajo del diminuto cuerpo del niño que sostenía es brazos, acariciando su vientre con un movimiento de dedos en sentido vertical bastante placentero.
Sin saber que hacer tuvo deseos de despertar de aquel extraño sueño y fue cuando la imagen de Yessenia apareció de la mano de Lazaron, los dos le sonreían viendo a una pareja caminar abrazados es su mismo sentido. Altagracia reconoció a su madre, pero se fijó en su padre a quien ya no recordaba.
Le falto el aire cuando la rustica palma de la mano de su progenitora levanto su mentón, los dos se arrodillaron ante ella dándole una pequeña sonrisa. Altagracia suspiro al tenerles nuevamente, así fuese solo un sueño.
Tienes que dejarle salir, mi niña hermosa, aun te queda tanto por vivir.
¿Mama, que es todo esto?
Un sueño, y será tu realidad, si tan solo te dedicas a amar.
¿De qué hablas?
¿Acaso no lo estás viendo?
¿Son todos míos?
Lo serán, si escuchas a tu corazón, le sigues y dejas de huir.
Yo. Yo no podría – Estaba húmeda, no precisamente por la pasión que escondía de ecos de amar, sino por el dolor que vertía de su alma quebrantada- No soy una Buena madre, tampoco una ama de casa, menos un conejo, no se hacer de mujer abnegada y normal. ¿Porque esta pasándome esto?
¿Como lo sabes? ¿Acaso has preguntado a tus hijos, si les eres buena, alguna vez le ha dado más de una noche de sexo a tu marido o a un hombre? No lo recuerdas, ¿verdad?
Ya es hora, que digas adiós a esa niña herida, deja salir a la mujer hermosa que llevas dentro, a la guerrera que vive en ti, ya le toca dejar sus armas.
Si mija…
Yessenia…
Ya estuvo bueno pues.
Todo esto
No huyas mija – Era la voz su padre, ya no la conocía, su rostro tan bello le alegraba el alma- quédate junto a tu marido.
La mano de Saul agarrando uno de sus senos al denudo le llevo lejos del insólito sueño. Le aterro sentir los diminutos labios de un bebe succionar su pezón. Mas espeluznante aun, sus labios cautivos en el beso de Saul. Era suave pero lujurioso. Los ojos de él estaban brillantes, como los de un felino al achecho de su presa. Le estaba devorando lentamente.
Electrizada aguantaba emociones mezcladas en su piel. Ese beso era largo. Le falto el aire, el no tuvo piedad. Solo le permitió un poco de oxígeno al recorrer su cuello con su boca. Saul encendió el calor dentro de ella al deslizar su lengua. Sintió como tembló ante el éxtasis de su cuerpo por el efecto de las caricias de Saul sobre su piel y el pequeño succionado su pezón. Altagracia le empujo lejos de ella cuando la figura de su madre, la visito nuevamente.
¿Que está pasando?
No puedes alejarte de Karl.
Y Saul…
Él es tu destino.
Su madre tomo su rostro entre sus manos, le miró fijamente con aquellos hermosos ojos cafés que tantas veces aparecían lastimados por la muerte en sus recuerdos. Estaban frente a frente en aquel Puerto de Veracruz que tanto le dolía.
Tu sacrificio finalmente tiene recompensa. Karl es el camino a tu última oportunidad de ser verdaderamente feliz. Si de verdad amas a Saul, no dejaras a Karl, lucha en contra de la doña y vuelve a ser mi niña.
Es una locura, jamás podría ser un ama de casa de tiempo completo y menos criar un colegio. Yo no soy débil.
La mano de su madre agarro la suya y en el impacto desequilibrado casi perdio la cabeza con aquel momento que veía a si misma desenvolver.
¡Mira Saul! No me quieras ver la cara de idio++ta. ¿O estabas tan cerca de su rostro porque ahora quieres ser cirujano plástico?
Altagracia mi amor cálmate, creo que las hormonas te están afectando.
Saul estoy embarazada no ciega y hazme el favor de irte de una buena vez.
El reflejo de sí misma caminaba en círculos por la habitacion. Llevaba un hermoso vestido rojo intenso, de hombros descubiertos y el bustier en forma de top con adornos de rubí. Altagracia no pudo evitar ver el inmenso bulto en su abdomen.
- Altagracia...
- Ya deja de llamarme así…soy Fiore, E
- No, conmigo siempre serás Altagracia. Porque no entiendes que me sentía mal.
- ¡Ahí, perdón! yo no sabía que la medicina moderna tiene piernas largas y mini falda.
Saul tenía contrariedad en la expresión de su rostro. Llevaba el saco mojado de algún extraño liquido penetrante. Trataba constantemente de acercársele y ella le evitaba a toda costa. Su reflejo estaba furioso, tanto o más que el día en que enfrento a Rafael en casa de Yessenia.
Altagracia necesitamos hablar…
Si, pero no hoy. Toma – Sus manos le hicieron entrega a Saul de su pijama, un libro y una pequeña cobija- Ahora vete.
¿Quieres que me marche? Esta es mi recamara También, mi cama y tú eres mi mujer.
Ahí, mira qué lindo, ahora si soy tu mujer pero mientras ella te abrazaba, me olvidaste!
¿Dónde voy a dormir?
En la sala.
¿En la Sala?
Tienes razón, yo no podría...-Altagracia se le acerco dejando solo unos pocos centímetros de distancia entre sus labios, permitió que sus narices se rozaran abrazando con sus brazos su cintura hasta estar tan cerca a él, como le era posible. Saul respiraba con dificultad, quería tomar sus labios, pero ella le permitía su cachete únicamente. Altagracia se imaginó la sensación de sus manos sobre sus glúteos, el calor que quizás estaría sintiendo al estar haciendo lo que en aquel momento observaba- permitir que mi cuerpo de seguridad te vea y comenzaran las habladurías, ni preocupar a los niños y ciertamente no serás mi debilidad, por eso te vas a dormir en cualquiera de las habitaciones de huéspedes que están acondicionadas, en este piso.
Altagracia le pego un empujón en el pecho para separarle. Altagracia pudo ver el brillo en su mirada, sabia que por dentro se estaba quemando, ella conocía perfectamente la expresión de aquella mujer, la necesidad insaciable de tenerlo. Reconocía el deseo latente en su interior, estaba segura de estarse muriendo por pedirle que no se fuera, pero si seguía siendo la mujer fuerte que creía ser, no le haría tal petición. Y así fue.
¿Te vas…que esperas para largarte?
Camino tan rápido como el embarazo le permitía, cerrando la puerta del baño en la cara de Saul. Un ligero ´click´ hizo enojar a Saul. Se marcho después de regalarle algo con lo que llevaba años soñando.
¡TE AMO! ¡Lo entiendes…Te amo!
Su madre le sonrió. Altagracia le tomo de la mano, sin saber que decir. Sabia que aquello no era real, pero tan bien se sentía. Ambas caminaban por la inmensa recamara. Altagracia sabía perfectamente donde estaban. Era la mansión Leenards.
Es hermosa ¿verdad?
¿Mamá?
La aparición de una mujer en aquel sueño les sorprendió. Su madre, quien no parecía estar desconcertada, si mostro preocupación en su rostro. No hubo tiempo de explicaciones, todas fueron desplazadas a un recamara de algún hotel cinco estrellas donde dos jóvenes se amaban intensamente.
¡ALTAGRACIA!
¿MaaMa?
Ambos chicos medio desnudos, se ruborizaron ante su aparición. Mientras dos jóvenes que le acompañaban reían con descaro, señalando a la pareja atrapada infraganti en una noche de pasión.
¡Chamaca desvergonzada! Vístete…
¡Tú a mí no me insultas! Cuando todo el mundo sabe que usas tu cuerpo para devorar a los hombres, volverlos locos y desecharlos…
BAMMM…ese era el sonido de la palma de su mano contra el rostro de la joven. La mujer que aun no se marchaba del lado suyo y de su madre, reía continuamente ante la escena. Altagracia se concentro en ella, al ver que la escena frente a suyo se congelaba. La mujer era delgada, poco busto y glúteos, ojos azules y cabello castaño largo. Tan blanca como copito de nieve.
¿Siempre fue muy inquieta... sabes? De bebe…me despertaba en la noche con sus patadas en mi vientre, quería jugar en la madrugada, tenía que ir a la sala, colocarle música, pero no cualquiera. ¡A ella, le gustaba el hip hop y el Jazz...Soy Marion le Vie! La Otra.
La escena se reanudo ante sus ojos, su copia, se movió hacia la adolescente casi al desnudo en la cama, le jalo del brazo con fuerza y le corrió de la habitación.
¿Qué te pasa? ¿Estáis loca? Tu no eres nadie, para correrle.
Soy tu madreeee
¡No, no lo eres!
Eres una PERRAAA
ZORRA
HIENA
SANGUIJUELA
Altagracia se involucró en la pelea de las dos jovencitas, una mas joven que la otra.
Bueno…a ver, no estamos de Safariiii…y tú, el que no lleves mi sangre, no me quita el derecho de ser tu madre. Me lo he ganado todos los años que llevo cuidando de ti, mocosa malcriadaaaa.
Y tu…termina de irte de una buena vez, si no quieres que te meta un balazo, y cuidadito con abrir la boca, sobre lo que oísteis aquí, porque no me temblara el pulso para acabar con tu vida- Altagracia le tomo por el cuello de la camisa que el chico acababa de ponerse y le tiro contra la pared- reconozco muy bien a los desgraciados abusadores de mujeres como tú, y no permitiré que te sigas aprovechando de MI HIJA, quien lastima lo que amo, lo paga con su vida.
¡Mama ya basta! No le amenaces…
Yoo...Yo me voy…todos estáis locos!
Cesar Saul, síguelo, que se vaya sin hacer escándalos.
Si mama.
Yassin, donde quiera que estéis, seguid a mi hijo, ayúdale, pero protégele.
La chica aferro con una de sus manos la sabana que cubría su pecho y el resto de su cuerpo mientras con la otro detuvo a Altagracia de herir al muchacho, quien huyo despavorido del hotel.
¿De verdad me amas? ¿serias capaz de matarlo por mí?
Pero claro que si mi chiquita, tu y tus hermanos, son mis más grandes tesoros.
La escena volvió a detenerse frente a sus ojos cuando ambas mujeres se sentaron sobre la cama. Las dos, tenían su rostro lleno de lágrimas.
Tiene un gran corazón, mi niña…pero es fuerte, dominante y rebelde. Por eso, le llame como tú.
¿Le has llamado Altagracia por mi?
Marie Altagracia, Me he empeñe en llamarle toda su vida, Gracia. Diminutivo de Altagracia, aunque para el resto del mundo es solo Marie.
No entiendo ¿quién eres?
Soy la Otra. Una de las mujeres de Saul, pero, aunque me duela reconocerlo, no he sido tan importante en su vida, como él fue en la mía. Saul me hablo de ti, vi cuando te amaba, yo estaba cansada, mi novio me había cambiado por otra después de tres largos años de prometidos y Saul había llegado al país, huyendo de su matrimonio. Esa noche, en el bar nos confesamos todos nuestros pecados con varias botellas de tequila.
Quieres decir que tu …
Yo fui la amante de Saul, la mujer que le dio una hija.
Entonces Gracia…
No buscaba un embarazo, pero si quería tener un hijo, estaba cansada de estar sola. Saul quiso protegerse, pero no se lo permití, quería que, por una noche, yo fuera amada auténticamente, pensé que el sexo sin protección seria eso. Que tonta fui, una irresponsable, porque no le conocía, pude haberme contagiado Dios sabe de qué, pero no me arrepiento porque gracias a eso, tuve lo que siempre deseé.
¿Porque me dices todo esto?
Es necesario que entiendas, que todo esto va más allá de tu relación con Saul. Tu eres la futura madre de mi hija, eres la mujer destinada a cuidar de mi joya más preciada- Ambas mujeres caminaron hasta estar en frente de Altagracia y Gracia- Mírala, mírale bien, ella es cuerpo de Saul y mío, pero tiene tu mirada, tu carácter. Como yo lo soñé.
cuando él y yo estuvimos juntos, Saul solo me hablo de ti, me dijo que eras la mujer de su vida, su doña. Dijo que fuiste la primera mujer que le costó deja ir, pero era necesario. Tu no pedias permiso, te apoderabas de todo lo que querías sin importarte el precio, te dabas tu lugar y para quererte había que pagar un alto valor, pero que cuando te tuvo y te entregaste a él por completo, fue tan feliz como nunca en su vida. su momento favorito cuando estaban juntos, no era el momento del clímax sino cuando sentía que te faltaba el aire y tus ojos brillaban como esmeraldas recién descubiertas.
¿Como?
No te sientas mal, el y yo fuimos almas gemelas, teníamos química, podíamos hablar con franqueza, éramos compatibles en el sexo, pero no nos amábamos, éramos más bien los mejores amigos.
¿Sigo sin entender que quieres?
Me conto tu pasado, todo lo que hicisteis por vengarte, que eras increíblemente resistente al dolor, no llorabas con facilidad, me parecisteis muy sexy e inteligente, muchas mujeres a la vez, lo que querías ser. Por eso, decidí que mi hija llevaría tu nombre, quería que llevara un nombre fuerte y digno de ella, porque fue difícil el embarazo, pero ella siempre me ayudo, aferrándose a mi vientre para seguir viva, a pesar de todas las amenazas. Saul me dijo, que tenia ganas de buscarte. Quería a Mónica, pero no paraba de soñar con los momentos que paso junto a ti, de extrañarte.
¿Porque me estás diciendo todo esto?
Cuando llegue el momento, espero que lo recuerdes y sepas elegir correctamente, porque tendré paz cuando vea a esa damita, así como la estoy viendo, tan preciosa.
Fue como si la escena volviera a reanudarse, tal como darle play a una película pausada. Las tres observaron el transcurrir de los eventos como la escena de una telenovela.
¿Porque haces esto, Gracia? ¡Mírate! – Altagracia tomo a la joven de la mano y le coloco frente al espejo – eres hermosa! Toda tu, es bella. Mira tu rostro, sin marcas, cada parte perfectamente ajustada en él, tienes un cabello sedoso y largo, eres delgada y con curvas, eres la definición de bella. Muchas chicas quisieran ser como tú. Nadie, te ha hecho daño, ¿porque te empeñas en hacértelo tu?
Te extraño, mami…
Yo no tuve opción, nadie se preocupo por mí, ni me enseño a amar, solo a odiar. Pero tu no eres así, tienes a tu papa y me tienes a mí.
Eso no es cierto, tu nos abandonasteis, te fuiste solo por rabia, te llevaste a mis hermanos y me dejaste sola.
Lo sé, te pido perdón, perdón. He vuelto para quedarme.
Se abrazaron por largo tiempo. Fue una escena tan conmovedora que Altagracia casi lloro. Su mama le abrazo fuertemente. Marion le miro con gran felicidad. En su mirada, había paz y agradecimiento.
Eres hermosa doña, mas de lo que Saul me describió. Yo supe que tu serias su destino, sabía que acabarían juntos desde el momento en que Saul me dijo, que soñaba con buscarte. Le enseñe a mi hija desde mi vientre a quererte, a respetarte, le hable de ti tanto como de su padre, fue mi ultima voluntad que la niña fuera llevada con Saul, y que te llamara Mama, ella sabe que tiene dos mamas y te esta esperando.
Lo ultimo que vio, fue a Marie saltar de felicidad hasta perder la ropa, por algún secreto que le confeso. Cesar Saul cerro inmediatamente la puerta de la habitación. Y ella se echó a reír desenfrenadamente por la reacción de su hijo. Todo se tornó blanco, su madre desapareció, y dejo de sentir miedo, desesperación, se fue de sus sueños todo lo vivido. En su lugar, eran los gritos de Karl llamándole desesperadamente. Algo no estaba bien en su voz. Corrió y corrió sin rumbo, en medio de aquel vacío y despertó.
En medio de una dolora opresión a su pecho. Cabellos mojados, la nariz húmeda y el rostro contrariado de su marido, todo confirmo que algo no andaba correctamente. Paso la mano por su cara procurando asimilar lo que había pasado.
Fiore, mi amor, que bueno que estas bien.
¿Que paso?
Temblabas y luego ya no despertaste. Pensé que habíais muerto! Ostias …No me hagas esto nunca más Aimee.
Estoy bien, Karl.
Ahora mismo llamare al doctor Yacovietz.
Karl, cálmate – Le tomo de su mano, se acerco a el con prontitud y le beso ligero-ESTOY BIEN! Quizás solo fue un mal sueño del que me costó despertar.
No Fiore, esta vez tuve que usar técnicas de reanimación.
Nooo, No quiero angustias en esta casa.
Entonces iremos a la clínica ahora mismo.
Perooo…
Fiore Leenards, Es una orden! – Ella era la doña, pero sabía que cuando su marido le hablaba en aquel tono determinante, era el quien tenía el control, era ella quien debía retroceder- Anda poneos guapa y saldremos prontamente.
Así fue como acabo metida en una sala de urgencias a las siete de la mañana. Su marido tuvo que abandonarle a un desayuno con unos clientes, pero le dejo prisionera con una docena de guarda espaldas, dentro y fuera de la clínica.
La gente a su alrededor le observaba constantemente, pero nadie se atrevía a preguntarle a la patrona del pueblo sobre su malestar. Altagracia recordó las muchas veces que había estado internada en aquel lugar, fundado con sus esfuerzos y los de su marido. La ultima vez, fue durante el parto de Roxy, quien se apresuró a la vida tras un desprendimiento de su placenta.
Su voz fue llamada por el alto parlante de la clínica donde fue escoltada por su marido y varios guardaespaldas al ascensor. Algunos momentos antes de ingresar, un estruendoso ruido se desplego por el lugar, alertando a todos de un niño desaparecido. Las enfermeras de pediatría caminaban con prisa revisando bajo escritorios, en cubículos, compartimientos, escoltados por la seguridad del lugar. Altagracia pudo reconocer el rostro del pequeño desaparecido. Se tratada de aquella niña de ojos bonitos, que había llamado papa a Saul, durante su encuentro en la clínica.
Disculpa cariño, pero debo de ocuparme de esta situación y de otro evento en el resort, no te quiero dejar sola, pero…
Esta bien mi…Karl- No pudo ser capaz de culminar aquella oración, aunque tenía el deseo de darle ese placer, siempre le traicionaba su mente. Altagracia lo soluciono tomando sus labios en un beso fuerte, pasional. Abrazo su cuello con sus brazos para dar más profundidad. Karl sabía que era muestra del amor imposible de confesar, un sentimiento dividido entre su inconsciente y quien deseaba ser. Aun así, la presión de su cuerpo contra el suyo, sus brazos acariciando su pelo, era el amor mas bello para ella- Vete, tranquilo.
Fio? … entiendo lo que quieres decir.
Las puertas del ascensor se abrieron justo en el momento en que Karl se marchó. Altagracia le entrego su bolso a Matamoros e ingreso sin mirar adelante. El rostro de su amigo hizo una expresión de contrariedad al cerrarse las puertas repentinamente en su rostro.
Mi doña.
