Segundo Acto: El dibujo que hiciste con tu dedo en el agua.
Múnich, Alemania.
Un año después.
Él apenas iba por la vigésima vuelta alrededor del campo cuando vio que uno de los asistentes del entrenador Schneider le hizo una señal con las manos. Genzo Wakabayashi disminuyó la velocidad hasta convertir su marcha en un ligero trote y se acercó al asistente.
– Es hora de que vayas al examen médico, Wakabayashi.- le ordenó el hombre.- Sólo faltan los porteros.
– De acuerdo.- respondió Genzo, echando a andar hacia el consultorio.- Gracias por el aviso.
Seis meses atrás, Genzo Wakabayashi llegó de intercambio al Bayern Múnich, cedido por el Hamburgo, cerrando un trato que los Schneider, padre e hijo, llevaban buscando durante mucho tiempo. El traspaso fue algo que Genzo había aceptado con relativa resignación aunque no tardó en darse cuenta de que fue lo mejor para todos, incluyéndolo. El Hamburgo ya no lo quería, él ya no podía seguir creciendo en ese equipo y el Bayern lo ansiaba, así que al aceptar el traspaso las tres partes quedaban relativamente conformes. Además, al mudarse a Múnich, Genzo supo que por fin podía dejar atrás una etapa de su vida en la que nada resultó como esperaba; su fallido noviazgo con Aki Yamazaki no era más que una de las tantas cosas que le salieron mal, también sufrió una fractura en un hueso de la cara que no le permitió jugar durante varios meses y su relación con el Hamburgo terminó de mala manera. En resumidas cuentas, a Wakabayashi no le fue bien ni en el ambiente laboral ni en el personal así que agradecía que su suerte comenzara a mejorar tras ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Madrid, lo que dio comienzo a una nueva fase de su vida en la que podría retomar sus viejas metas de ganar la Bundesliga y la DFB-Pokal, así como la Champions League.
– Buen día, Wakabayashi.- en el consultorio, uno de los enfermeros comenzó a checarle los signos vitales.- El doctor Stein te atenderá dentro de poco.
– Muy bien.- asintió el guardameta.- Supongo que el equipo podrá prescindir de mí por un tiempo.
– Esperemos que sí.- el enfermero sonrió.
No pasó mucho tiempo antes de que el doctor Stein lo atendiera; Genzo se sentó en la silla del paciente y respondía con monosílabos a las preguntas del médico cuando algo llamó su atención: había una tercera persona en la habitación, alguien a quien él no había visto nunca, una mujer morena que llevaba puesta una bata blanca y que acomodaba las sábanas de la camilla de exploración. Wakabayashi, siguiendo un impulso extraño, se quitó la gorra de inmediato, quizás por respeto.
– Ah, lo siento, olvidé decirte que a partir de hoy la doctora Del Valle estará trabajando con nosotros.- dijo el doctor Stein al notar la reacción de su paciente.- Ella estará de intercambio durante unos meses para aprender sobre la medicina deportiva que manejamos en Europa. Se lo he dicho a tanta gente que doy por hecho que todo mundo lo sabe ya, discúlpame por haber omitido este detalle.
– No se preocupe.- Genzo miró a la doctora de reojo.- Bienvenida a Alemania, doctora.
– Gracias.- ella respondió con amabilidad, sin dejar de acomodar las sábanas.- Estoy para servirle en cualquier cosa que necesite.
– Muy amable.- respondió Wakabayashi, con cortesía.- Pero espero no tener que necesitar del servicio médico muy a menudo.
– Con la tendencia que tienes a lastimarte, es seguro que sucederá todo lo contrario.- se mofó el doctor Stein, con una sonrisa.- Mejor es que vayas conociendo a la doctora porque será ella la encargada de realizar vendajes, suturas y curaciones.
– Cuando esté listo pase aquí, por favor.- la joven reprimió una risita de burla, lo que hizo que Genzo sonriera.
El portero se quitó los zapatos, dejando la gorra en la silla en la que estaba sentado, para subirse después a la mesa de exploración. Ahí pudo ver mejor a la doctora, quien era más joven de lo que él creyó en un inicio. Ella le hizo una revisión minuciosa con mucha profesionalidad, anotando cada detalle en una tabla que tenía consigo, la cual después le pasó al doctor Stein.
– Muy bien, Lily, presta atención a esto.- dijo el galeno, tomando una de las manos de Wakabayashi.- ¿Ves cómo las puntas de sus dedos medios están curveadas hacia atrás? Eso es por el efecto de tantos disparos recibidos, la fuerza cinética de los balones hicieron su efecto en los tendones. Cuando veas esta peculiaridad en las manos de una persona, da por hecho que se dedica a atrapar balones.
– Ser portero es algo más que sólo "atrapar balones", doctor Stein.- replicó Wakabayashi, mordaz.
– Es un estilo de vida, ¿no es así?.- fue la doctora Del Valle quien respondió.
– Exactamente, doctora.- Genzo sonrió de manera involuntaria y la miró con atención.- Exactamente.
Los dos médicos hablaron un poco sobre él, en términos que el joven evidentemente no comprendió. El doctor Stein hizo que Genzo se quitara la playera y él se sintió ligeramente avergonzado sin motivo aparente; no había razón para sentirse así porque no era la primera vez que se quitaba la camiseta para un examen médico pero en esa ocasión había algo diferente… Quizás el asunto se debía a que era la primera vez que se desnudaba delante de un médico femenino y eso le causaba cierta incomodidad, a pesar de que la doctora Del Valle no se inmutó al verlo semidesnudo y lo auscultó sin cambiar su expresión seria.
– Listo, Wakabayashi, puedes terminar de vestirte, hemos concluido el examen.- respondió el doctor Stein.- Gracias por tu cooperación, tendremos listos tus resultados dentro de poco, si hay algún problema te lo haremos saber.
– Gracias, doctor Stein.- dijo Wakabayashi.- Gracias, doctora Del Valle.
La doctora Del Valle le respondió con un saludo vago, sin despegar la vista de su tabla de anotaciones. Había algo en ella que le inquietó a Genzo pero no supo definir qué era así que lo dejó pasar. No tenía importancia en todo caso, quizás el problema era que él no estaba muy acostumbrado a tratar con mujeres.
En las semanas siguientes, Wakabayashi tuvo la oportunidad de ver en muchas ocasiones a la doctora Lily Del Valle pues ella estaba presente en casi todos los entrenamientos y en uno que otro partido. A pesar de que la chica no era la única becaria de Medicina Deportiva del campus, era la que más ahínco le ponía a su trabajo y parecía multiplicarse para poder atenderlos a todos, solía ser la primera en llegar y la última en retirarse, por lo que sus compañeros no podían hacer menos que admirar su determinación. Incluso Genzo se sentía impresionado por ella a pesar de que había algo en su persona que lo incomodaba. Él tardó mucho en darse cuenta de que ese algo era el hecho de que la doctora Del Valle no sonreía con la mirada; era difícil de percibirlo pero ahí estaba, en los ojos chocolate de Lily estaba siempre presente el dolor de la pérdida. ¿Qué le habría sucedido a esa muchacha para que sus sonrisas fuesen siempre tan vacías?
"En cualquier caso, no es mi problema", se decía Wakabayashi constantemente. "Es su vida y no pienso meterme en ella".
Con el tiempo, Genzo se enteró de que la doctora Del Valle provenía de México y que estuvo viviendo en Francia durante algún tiempo, aunque regresó a su país de forma repentina por causa de un motivo no conocido. Así mismo, la doctora estuvo especializándose en Urgencias Médicas en París pero repentinamente cambió a Medicina Deportiva, sin que alguno de sus compañeros supiese la razón. Había, pues, cierto misterio en la vida de la doctora Del Valle que a Wakabayashi no le interesaba descubrir como tal, aunque él pensaba que esos cambios tan repentinos estaban relacionados a la tristeza de sus ojos.
Tal y como lo pronosticó el doctor Stein, Wakabayashi continuó con su tendencia a lastimarse de manera frecuente; no eran lesiones serias que le impidieran su continuidad en el equipo pero sí le causaban molestias a la hora de entrenar y constantemente tenía que estarse aplicando vendajes en las zonas lesionadas. Genzo prefería hacerlo por sí mismo en vez de acudir con el cuerpo médico, tanto por su tonta costumbre de no pedir ayuda como por el temor de que el doctor Stein se enterara y acabara por prohibirle el seguir jugando. En alguna ocasión en la que sintió una leve molestia en el tobillo, Wakabayashi puso alto al ejercicio en bicicleta que estaba realizando para ponerse un vendaje cuando la doctora Del Valle pasó por casualidad y soltó un grito al verlo.
– ¿Pero qué demonios está haciendo, Wakabayashi?.- dijo ella, mitad sorprendida y mitad escandalizada.- ¡No me diga que ha estado jugando con ese tipo de vendajes!
– ¿Qué tiene de malo?.- Genzo se sobresaltó y maldijo en su interior.
– ¿Es en serio?.- la doctora llegó junto a él y le quitó la venda de las manos.- ¡Lo está haciendo muy mal! ¿Se ha ligado así siempre?
– Pues sí.- Wakabayashi se avergonzó, nunca antes le habían reclamado por sus vendajes.- Nunca he tenido molestias cuando me vendo yo mismo.
– Ahora veo por qué el doctor Stein dijo que usted es propenso a lastimarse.- Lily se echó en el piso, frente a él, para deshacerle el vendaje y acomodárselo.- ¡Vea nada más esto! Si ha jugado con ligaduras tan mal hechas, no es de sorprender que se lesione tanto.
La doctora comenzó a explicarle cómo había que colocar de forma correcta un vendaje, dejando a Genzo ciertamente sorprendido. El joven ni siquiera sabía que había una manera correcta de aplicar ese tratamiento así que no pudo evitar avergonzarse cuando ella acabó su trabajo.
– No se ofenda, en verdad.- dijo la doctora Lily.- Pero sus vendajes apestan. No pierda el tiempo intentando hacérselos usted mismo, mejor venga conmigo y yo se los pongo.
– ¡Vamos, no puedo ser tan malo!.- protestó Genzo.- ¡Lo he hecho así toda mi vida!
– Pues eso sólo significa que toda su vida lo ha estado haciendo mal.- replicó ella.- ¿Dónde aprendió, en tutoriales de Youtube?
Wakabayashi se calló abruptamente porque, si bien que no fue así como se enseñó, sí había visualizado varios tutoriales para aplicar vendajes y heridas menores en la mencionada plataforma. La doctora, que no esperaba su reacción, se echó a reír a carcajadas.
– ¡Por dios, de verdad que ve tutoriales médicos de Youtube!.- ella se rio con muchas ganas.- ¡No puede ser, lo dije al azar, no pensé que sería real!
– Y es así como un médico te hace quedar en ridículo.- Wakabayashi sintió que enrojecía.- Yo no soy médico, doctora, no me juzgue tan severamente.
– Precisamente por no ser doctor es por lo que debe de dejar de hacer cosas de doctores.- a ella se le salieron las lágrimas.- Déjenos el trabajo duro a nosotros y usted encárguese de mantener su estilo de vida de "atrapador" de balones, ¿sí?
Genzo no pudo evitar reírse también, lo que lo hizo sentir menos apenado. La doctora ya había concluido el vendaje y él debía admitir que lo sentía más seguro que cuando se lo aplicaba él mismo.
– Gracias, doctora.- le dijo Genzo.- Tanto por el vendaje como por ponerme en mi lugar.
– Soy buena para hacer ambas cosas.- la doctora Lily se secó las lágrimas.- Sobre todo con aquéllos que se las dan de sabihondos en cuestiones médicas. Cuando necesite un vendaje, búsqueme y se lo pongo, ¿de acuerdo?
– ¿Y si mejor me enseña a hacerlo?.- preguntó Wakabayashi, tomando la oportunidad al vuelo.
– No, porque entonces menos va a buscar al cuerpo médico.- negó la chica.- No sea tan terco y hábleme, ¿de acuerdo?
– De acuerdo.- aceptó Genzo, sonriendo a medias.- Gracias una vez más, doctora Del Valle.
Ella hizo una inclinación de cabeza y se retiró, de buen humor. Al menos algo positivo salió de ese encuentro: por un breve instante, mientras se reía, la tristeza había desaparecido de los ojos de la doctora Del Valle.
A partir de ese momento, Genzo comenzó a ver de manera más continua a Lily Del Valle porque, fiel a su palabra, la buscaba cuando necesitaba atención médica. Al principio, en un par de ocasiones intentó ponerse él mismo las vendas, tratando de seguir los pasos que ella hacía, pero la doctora Del Valle solía descubrirlo y se reía a grandes carcajadas de sus pésimas ligaduras. Así pues, Wakabayashi optó por no insistir en querer curarse él mismo y buscaba a la doctora en cada ocasión, dándose cuenta de que ella en verdad era buena en su trabajo. Con estos constantes encuentros fue dándose una relación de camaradería sutil pero honesta, basada en el respeto y la admiración mutuos. Genzo se dio cuenta de que él era una de las pocas personas a quienes la doctora Lily les sonreía de manera sincera y se preguntó qué habría hecho él para ganarse esa distinción, pero tenía que admitir que realmente le gustaba ese asunto. No tardaría en descubrir, sin embargo, el por qué ella tenía una ligera predilección por él.
Un día de entrenamiento, Wakabayashi vio a Elieth en los terrenos del FC Bayern Campus. Ella sonrió al verlo y corrió a su encuentro, abriendo los brazos para abrazarlo. Genzo la recibió con mucho gusto, dándose cuenta de que la última vez que la vio fue en el funeral de Elliot Shanks.
– ¡Qué gusto me da verte, Genzo!.- exclamó ella, feliz.- Mira que te desapareces en verdad, ¡hacía mucho tiempo que no te veía!
– ¿Yo? ¿Quién es la que anda dando vueltas por Europa?.- replicó Wakabayashi, riendo.- Yo he estado en Múnich desde hace seis meses.
– He estado ocupada.- Elieth desvió la mirada.- Ya sabes, moverme constantemente me hace sentir mejor.
– ¿Qué opina Schneider al respecto?.- quiso saber Genzo.
– Él me apoya en cualquier decisión que tome.- sonrió Eli.- Siempre ha estado a mi lado y en verdad agradezco su ayuda; si no hubiera sido por él, no sé cómo habría tolerado lo de Elliot… En fin, ¿qué ha sido de ti? ¿Ya te encontraste otra novia?
– Peque, ya te dije que he terminado con los asuntos amorosos.- Genzo puso una sonrisa resignada.- Me dedico cien por ciento al fútbol y nada más, no me interesa volver a tener pareja.
– ¿Y por qué no?.- quiso saber Elieth.- ¿Tan mal te dejó Akari?
– No es eso.- negó el portero.- Es sólo que me di cuenta de que ella tuvo razón en una cosa: no tengo tiempo para novias. Si a ella la descuidé por mis compromisos, seguramente lo mismo haré con otra y no deseo hacerle pasar por lo mismo. Además, tú sabes que yo nunca he estado realmente interesado en las cuestiones amorosas.
– Mira, eso de que no tienes tiempo para tu novia es un pretexto, Genzo.- replicó Elieth, negada a dejarse vencer.- Cuando dos personas se aman buscan la manera de estar juntas a pesar de sus ocupaciones y de la distancia. Míranos a Karl y a mí, no hemos dejado que ni su trabajo ni el mío se interpongan entre nosotros. Yo sospecho que Aki simplemente decidió que valoraba más su trabajo que a ti y al ponerlos en balanza saliste perdiendo.
– Puede ser, pero aunque fuese cierto, no la culpo por ello.- Wakabayashi se encogió de hombros.- Yo en su lugar habría hecho lo mismo.
– Eso sólo demuestra que la sigues extrañando.- señaló Eli, con cierto pesar.- Aún te duele, ¿no es así?
– No voy a responderte a eso.- Genzo esbozó una sonrisa triste.
– Como sea.- suspiró Elieth, resignada.- Me da gusto verte, espero que no tenga que pasar otro año para que nos volvamos a encontrar.
– Yo también lo espero.- sonrió Genzo.- ¿Vienes a ver a Schneider?
– Aunque te sorprenda, no.- negó la joven.- Es decir, ya pasé a verlo pero en realidad vine a buscar a mi mejor amiga, está de intercambio para hacer prácticas en Medicina Deportiva, quizás la conozcas.
– ¿Eres amiga de una de las doctoras pasantes?.- Genzo se sorprendió y, sin explicación aparente, estuvo seguro de cuál de ellas se trataba.- ¿Quién es?
– Se llama Lily Del Valle.- contestó Elieth.- Es morena y de cabello muy largo, ¿has hablado con ella alguna vez?
– ¡Ah!.- Genzo se sorprendió a pesar de suponerse quién era la conocida de Elieth.- ¿Eres amiga de la doctora Del Valle?
– Por lo que veo sí la conoces.- sonrió Eli, con cierta tristeza.- Sí, es mi mejor amiga.
– Nunca me lo hubiera imaginado.- Wakabayashi sonrió a medias.- No sabía ni siquiera que ustedes se conocieran.
– ¿De verdad?.- Elieth puso cara de extrañeza.- Es curioso que pienses eso, considerando que ella era la novia de Elliot.
– ¿Qué has dicho?.- él se asombró aún más.- ¿Es verdad lo que dices?
– Sí, ¿en serio no lo sabías?.- asintió Elieth.- Lily era la casi prometida de mi hermano, vivió con él en Francia antes de su muerte y fue la que intentó salvarlo cuando el aneurisma se le reventó.
"Bien, eso explica muchas cosas", pensó el portero, para quien en ese momento todo tuvo sentido. "El por qué ella nunca habla de su vida, el por qué después de estar viviendo en Francia regresó a su país e incluso entiendo por qué cambió la especialidad de Urgencias Médicas por la de Medicina Deportiva. Tras haber fracaso en salvar a su prometido, debió de haber decidido que no quería continuar en ese rubro. Y hasta puedo comprender el por qué hay tanta tristeza en sus ojos…".
– No lo sabía.- confesó Genzo.- Ella nunca me lo dijo.
– No me extraña.- suspiró Elieth.- Si a mí me dolió la muerte de Elliot, puedes imaginar cómo se puso ella. Cayó en un estado de depresión muy marcada, dejó de comer y hasta de dormir porque tenía pesadillas relacionadas a los últimos momentos de la vida de mi hermano. Me da muchísimo gusto que ahora esté aquí intentando rehacer su vida, después de lo cerca que estuvo de irse también…
– Comprendo.- dijo él, muy serio.- Es bueno saber la verdad detrás de su comportamiento…
Elieth no añadió algo más a lo ya dicho y cambió el tema de conversación. Al día siguiente, cuando Genzo acudió al consultorio médico para una revisión de rutina de una lesión menor que ya estaba en proceso de recuperación, se encontró a la doctora Del Valle acomodando los expedientes, quien sonrió al verlo y se dispuso a atenderlo de muy buena gana, a pesar de que él la miraba de una manera extraña.
– ¿Sucede algo, Wakabayashi?.- quiso saber ella.- Lo noto extraño.
– Es sólo que ayer descubrí que tenemos una amiga en común, doctora.- respondió él, yendo directo al grano.- No sabía que eres amiga de Elieth Shanks.
– Ah, es verdad, que Elieth vino ayer.- Lily se puso levemente nerviosa.- No pensé que le comentaría que somos amigas muy cercanas.
– No fue lo único que ella me dijo.- continuó Genzo, tuteándola.- ¿Por qué no me dijiste que eras la novia de Elliot? Siendo tan cercana a ambos, supongo que cualquiera de los dos debió de haberte dicho que también soy amigo íntimo de los Shanks. Es cierto que tú y yo no nos conocíamos pero no teníamos por qué comportarnos como un par de completos desconocidos, doctora.
– ¡Ah!.- Lily se puso seria al instante.- Ehm… Lo siento, no sabía cómo decírselo… Sí tenía conocimiento de que es muy cercano a los Shanks, Wakabayashi, incluso Elliot me habló mucho de usted pero no me pareció que fuese correcto llegar y decir: "Hola, soy la viuda de Elliot Shanks y él me contó alguna vez que ustedes eran muy buenos amigos. ¿Cómo estás?".
– Supongo que no.- él sonrió a medias.- Pero sí pudiste decirme que conoces a Elieth.
Por respuesta, Lily se encogió de hombros, sin saber qué más decir; ella se dispuso entonces a revisar al muchacho con la cabeza baja, en una actitud que vagaba entre la vergüenza y la tristeza.
– A mí también me dolió la muerte de Elliot, en verdad.- añadió Genzo, en voz baja.- Él era mi amigo, uno de los pocos en los que en realidad confiaba y lo apreciaba lo suficiente como para que me doliese su muerte… Aún me cuesta trabajo digerir ese asunto, Elliot era fuerte y su partida fue tan repentina que… Lo lamento, no creo que quieras escuchar hablar de esto.
– No te preocupes, no hay problema.- a Lily le costó trabajo seguir hablándole de una manera tan formal.- Su partida fue repentina para todos y los que lo amábamos seguimos sintiendo dolor al recordarlo. Incluso yo no puedo pronunciar su nombre sin que se me haga un nudo en la garganta así que… Como sea, yo sabía que Genzo Wakabayashi era un gran amigo de mi novio, muchas veces me habló de ti y me decía que algún día nos iba a presentar. Eras el único del grupo cercano a los Shanks que me faltaba por conocer pero pues ya no tuve la oportunidad de hacerlo…
– ¿Y qué se supone que somos ahora, un par de hologramas que interactúan de vez en cuando?.- replicó Wakabayashi, con cierta sorna.
– No, ciertamente que no.- Lily se dio cuenta de su error y se echó a reír, cortando las lágrimas que ya asomaban a su rostro.- Lo que quise decir es que ya no hubo oportunidad de que Elliot nos presentara pero al final hemos terminado conociéndonos de todos modos, Wakabayashi.
En esos momentos ella lucía frágil e indefensa, como un pajarito herido que busca la manera de volar para volver a casa; Genzo no pudo evitar que despertaran sus instintos masculinos protectores, a pesar de saber que Lily no necesitaba ser protegida por nadie pues había sobrevivido a una pérdida importante, se había levantado y había echado a andar de nuevo. No necesitaba ni que la compadecieran ni que le resolvieran la vida, necesitaba un amigo que se ofreciera a apoyarla en lo que ella pudiera necesitar.
– Así como fui amigo de Elliot, puedo serlo tuyo también.- dijo el portero.- Si necesitas ayuda en cualquier cosa, puedes contar conmigo.
– Gracias.- la doctora sonrió de manera genuina.- No quiero ser una carga para ti.
– No lo serás.- negó Genzo.- Elliot era alguien a quien yo realmente apreciaba y lo mínimo que puedo hacer para honrar su memoria es ayudar a la mujer más importante de su vida.
Wakabayashi en ese momento no sabía que esas palabras serían ciertas en más de un sentido.
– Ésa es una muestra de que ustedes dos eran muy amigos en verdad.- señaló Lily, en voz baja.
Ellos continuaron hablando durante un rato más; entre las preguntas y las exploraciones que la doctora hacía para cumplir el requisito del examen de rutina, Wakabayashi intercalaba comentarios sobre Elliot, alguna anécdota que explicara el por qué ellos habían sido tan cercanos. Conforme iba hablando, Genzo pudo darse cuenta de que la doctora Lily se veía menos avergonzada y renuente, al grado de que incluso le hizo un par de bromas que a él lo tomaron desprevenido porque no creyó que ella tuviese un sentido del humor tan peculiar.
– Bien, Wakabayashi, no te quito más el tiempo.- dijo la doctora Lily, tras cerrar la carpeta de su expediente.- Es hora de que regreses al entrenamiento.
– Gracias, doctora.- respondió Genzo, con una media sonrisa.- Espero ya no tener que utilizar tus vendajes.
– Siempre vas a necesitar que alguien te haga los vendajes, eres muy malo en eso y toda tu vida lo serás.- se burló la joven.- No te sientas mal, todos somos malos en algo. A mí no se me da bien la dermatología y tú apestas vendando. Así es la vida.
Ambos rieron un poco más antes de que Genzo se retirara para que ella pudiera continuar valorando a sus compañeros. Mientras se dirigía de nuevo a los campos de entrenamiento, el portero se dijo que había conseguido que la doctora aceptara abrirse con él para dejar de tratarlo como paciente y comenzar a verlo como un amigo.
"Aunque en el fondo quisieras que ella no fuese la ex de Elliot", dijo una vocecilla en su cerebro. "Preferirías que la doctora Del Valle fuera simplemente otra becaria más, sin un pasado que estuviese tan ligado a alguien que fue un gran amigo tuyo…".
Genzo se sorprendió al darse cuenta de lo ciertas que resultaban ser estas palabras.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Lily se preguntó una vez más el por qué terminó aceptando esa invitación. No quería llamarla "cita" porque no lo era, aunque su acompañante pensara lo contrario. Había accedido a ir al partido entre el Bayern Múnich y el Hamburgo porque realmente deseaba verlo en vivo, no porque quisiera salir con el muchacho que la invitó pero ella no tardó en darse cuenta de que había sido una muy mala idea. El joven era un futbolista sueco que jugaba con el Hamburgo pero que llevaba lesionado varias semanas, así que había viajado a Múnich para ver el partido desde las tribunas y analizar al oponente. Lily lo conoció a través de uno de los enfermeros del Bayern y el sueco pareció quedar encantado con ella, no hacía más que enviarle mensajes a través de sus redes sociales y, aunque el tipo no era mala persona además de ser bastante atractivo, Lily no deseaba aceptar sus avances. ¡Caramba, que ella seguía estando de luto! Pero eso, por supuesto, no se lo hizo saber a él.
– ¿Qué tal te lo estás pasando, linda?.- preguntó Alder Ëkdal, con una sonrisa.- Estos lugares son geniales, ¿no lo crees?
– Sí, lo son.- respondió Lily.- Yo no hubiese podido conseguirlos, eso es seguro.
– Bueno, lo único que hace falta es tener a los contactos adecuados para obtener lo que deseas.- añadió Ëkdal.- La verdad es que no esperaba estar tan bien acompañado, ha sido toda una suerte que hayas aceptado venir conmigo.
"Porque no sabía en lo que me estaba metiendo", pensó Lily, ofuscada. "Yo sólo quería ver el partido y por mi estupidez ahora crees que quiero algo contigo".
Durante el primer tiempo, Ëkdal intentó hacer avances con ella para tratar de conseguir una segunda cita (o una primera, desde el punto de vista de Lily). La doctora no hallaba la forma de cortarlo con sutileza, no deseaba ser grosera con el hombre pero tampoco quería seguir fingiendo que le agradaban sus coqueteos. Al inicio del medio tiempo, la joven se puso en pie con la esperanza de alejarse un poco de Ëkdal o de encontrar una manera de escapar.
– ¿A dónde vas?.- quiso saber él.- Te acompaño.
– Gracias, pero voy al sanitario y prefiero ir sola.- Lily sonrió con disculpa.- Espérame, por favor, no tardo.
Cuando se encontraba a medio camino de los sanitarios más alejados del palco que compartía con Ëkdal, la chica se preguntó qué tan grosero sería que dejara a su acompañante solo a medio partido. Se dijo que realmente no le importaba, estaba ya cansada de rechazarlo y lo único que deseaba era marcharse de ahí cuanto antes, así que empezó a planear una ruta de escape, perdiéndose entre la gente que aprovechaba el medio tiempo para ir al baño o comprar más cerveza. Estaba por llegar a una salida accesoria cuando escuchó una voz masculina que la detuvo a medio paso.
– ¡Doctora Del Valle!.- la saludó Genzo, quien iba vestido con un pantalón de mezclilla claro y una playera blanca, prescindiendo de su gorra por ese día.- ¡Qué agradable sorpresa verte por aquí!
– ¡Ah!.- Lily sonrió involuntariamente al identificar al dueño de la voz.- ¿Qué tal, Wakabayashi? ¿Qué estás haciendo en las tribunas? ¿No deberías de estar en la banca?
– Eh, sí, pero… .- el portero se avergonzó.- Estoy lesionado, creo que ya lo sabes, así que el entrenador me mantendrá fuera de la alineación para los próximos dos partidos. Y como sabe que si me quedo en la banca estaré rogándole para que me meta a jugar, ha decidido simplemente no convocarme.
– Te has hecho tu buena fama.- Lily se echó a reír.- Lo siento por ti.
– Es mi culpa.- admitió Genzo, con menos pena.- ¿Y qué hay de ti? Obviamente has venido a ver el partido pero, ¿con quién estás?
– Vine con un, eh… .- ella titubeó.- No puedo decir que con un amigo porque no lo es… Me invitó un jugador lesionado del Hamburgo y acepté porque quería ver el encuentro y ya no encontré boletos para comprarlos por mi cuenta… Y, como supongo que debes de saber, Elieth está en Francia así que pensé que sería una buena idea venir con él…
– ¿Un jugador del Hamburgo?.- Wakabayashi enarcó las cejas.- ¿Quién es?
– Alder Ëkdal.- Lily sintió que se sonrojaba.
– ¡Ah!.- Genzo sintió una punzada de un sentimiento muy parecido a los celos.- ¿Estás saliendo con Ëkdal, doctora?
– No.- negó la joven, poniéndose muy nerviosa.- Como te dije, Ëkdal me invitó al partido y acepté porque quería venir y ya no encontré boletos. No sé si sabes pero yo no tengo entrada preferencial porque soy una simple becaria así que pensé que no sería mala idea venir con él pero me arrepentí… Al parecer, para Ëkdal esto es una cita y yo soy tan estúpida que no lo supe ver a tiempo.
– Ya veo.- dijo Genzo, muy serio.- ¿Ëkdal te está molestando entonces?
– Es mi culpa, Wakabayashi.- reconoció Lily, muy avergonzada.- Yo no lo vi venir y debí de haberlo hecho. Acepté porque quería ver este estúpido partido y ahora tengo encima de mí a ese muchacho que cree que le di esperanzas sólo por aceptar venir con él.
– Vaya que es un problema.- él estuvo a punto de esbozar una sonrisa.- Te diría que bastaría con que le dijeras que no quieres estar con él, pero conozco a Ëkdal y él no se toma bien los rechazos… ¿Aún quieres ver el partido, doctora?
– No voy a volver con él.- protestó ella.- Justo estaba por fugarme cuando me hablaste, quizás aún esté a tiempo antes de que Ëkdal se dé cuenta de que ya tardé demasiado en el sanitario.
– O puedes venir conmigo al palco y terminar de ver el encuentro.- la invitación surgió de los labios del portero casi sin que se diera cuenta.- Si nos topamos con Ëkdal, bastará con que le diga que vienes conmigo para que te deje en paz. Fuimos compañeros en el Hamburgo así que ya sé cómo manejarlo.
– ¡Ay, Wakabayashi, de verdad que me da mucha pena!.- manifestó la doctora, ofuscada.- No quisiera molestarte con una estupidez mía.
– No es una molestia.- la sonrisa de Genzo fue cálida.- Alguna vez te dije que podías contar conmigo para cualquier cosa que necesitaras.
– Sí, pero no para algo que es una tontería causada por mí misma.- Lily se llevó las manos a la cabeza, frustrada.- Yo de verdad que…
– ¡Ah, al fin te encuentro!.- Ëkdal apareció en ese momento, mitad aliviado por haberla encontrado y mitad sorprendido por la presencia de Wakabayashi.- Pensé que alguien te había secuestrado, linda.
– Más o menos eso es lo que está a punto de pasar.- replicó Wakabayashi, presto.- Vaya que es extraño verte por aquí, Ëkdal.
– Vine a analizar al rival.- el sueco no supo cómo tomarse la intervención de Genzo.- Y yo no esperaba encontrarte con mi cita.
– No es una cita.- se apresuró a añadir Lily.
– Si lo es, me temo que va a terminar aquí.- dijo Wakabayashi, tranquilamente.- Como me figuro que ya sabes, la doctora Del Valle está haciendo prácticas en el Bayern Múnich y como tal está obligada a atender a un jugador en caso de emergencia.
– ¿Ah, sí?.- Ëkdal titubeó.- ¿Qué no tienen más personal médico en la cancha?
– Sí, pero su labor es atender a los que están jugando.- continuó Genzo, con parsimonia.- La doctora Del Valle está encargada de los que nos quedamos en los palcos. Justamente estaba diciéndole que necesito su ayuda así que tendrás que disculparnos pero nos tenemos que ir.
– ¿Es en serio?.- Ëkdal miró a Lily.- Eso no sucede en el Hamburgo.
– Las cosas en el Bayern son diferentes.- Lily agarró la oportunidad que le estaba dando Genzo.- Discúlpame y gracias por la invitación pero tendremos que terminarla aquí.
– Entonces te llamaré después.- el sueco seguía sin comprender bien la situación.
– Gracias, pero preferiría que no lo hicieras.- Lily se acercó a él y le habló en voz baja.- Lamento si ocasioné que confundieras las cosas pero no estoy interesada en tener una relación con alguien, ni ahora ni nunca. Yo ingenuamente creí que me estabas invitando como amigo y por eso acepté, pero ahora que veo que tus intenciones eran otras, tengo que aclarar las cosas de una buena vez. No quiero salir contigo en plan romántico, Ëkdal, espero que puedas entenderlo.
Quiso el sueco decirle muchas cosas a la muchacha, protestar, preguntar qué había estado mal y por qué había sido tan enfática al decir que no quería tener una relación con alguien, pero la presencia de Wakabayashi le molestaba en extremo. La razón no tenía que ver con el hecho de que él estuviese interrumpiendo su cita sino porque su antiguo compañero tenía una expresión de reto muy conocida entre el espécimen masculino: déjala tranquila o te irá muy mal.
– No me voy a dar por vencido.- le dijo Ëkdal a Lily, sonriéndole.- Quizás ahora digas que no pero después cambiarás de opinión.
– No lo haré.- negó ella, enojada por la terquedad del otro.
Genzo decidió que era suficiente y se llevó a Lily consigo; ella suspiró de alivio cuando al fin se alejaron del sueco. Se dijo que, en cuanto pudiera, bloquearía a Ëkdal de cualquier red social en donde hubiese estado en contacto con él.
– Te debo una grande.- dijo Lily.- De verdad que no mentías cuando dijiste que Ëkdal no conoce el significado de la palabra "no".
– Fue bueno que le dejaras las cosas en claro.- replicó Genzo.- Pero, ¿es verdad lo que dijiste de que nunca más volverás a tener una relación?
– Lo dije en serio.- asintió Lily, cabizbaja.- No quiero tener pareja en lo que me queda de vida por… tú sabes… No quiero tener que volver a pasar por eso…
– ¿Te refieres a perder a alguien a quien amabas?.- Wakabayashi se sorprendió al notar que él pensaba más o menos lo mismo, aunque por razones diferentes a las de ella.
– Sí.- aceptó la doctora, aliviada de que el portero lo hubiese entendido a la primera.
– Alguna vez escuché decir que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio.- comentó Genzo, pensativo. En ese momento, ambos se dirigían al palco reservado para los jugadores inactivos del Bayern Múnich en donde él había estado viendo el partido.- Eso se aplica a cualquier situación de la vida, ¿no te parece?
– Eso dicen, sí, aunque es falso.- replicó Lily.- O sea, no es imposible pero sí muy difícil… Okey, entiendo lo que quieres decir pero no sé… Creo que a ti te lo puedo decir porque no serás como Elieth y no me regañarás por pensar así pero cuando Elliot falleció, algo de mí murió junto con él y no me siento capaz de amar a otra persona de la misma manera…
– Entiendo.- el portero hizo un gesto que llamó la atención de la chica.- Más de lo que tú crees.
– ¿Y tú?.- cuestionó Lily, tras un breve periodo de silencio; la expresión de Genzo le llamaba mucho la atención.- Tampoco te he visto con pareja ni parece interesarte el conseguir una.
– Yo también perdí a alguien a quien amaba.- Genzo sintió como si su voz le perteneciera a otra persona que narraba unos hechos que no eran los suyos.- Aunque no de la misma manera que tú… Ella se fue porque sintió que no le prestaba la suficiente atención; entre mi carrera futbolística y su incipiente carrera como mujer de negocios rara vez teníamos mucho tiempo para estar juntos así que eso le afectó más de lo que pensé. Cuando yo estaba libre, Aki estaba trabajando, y ella estaba libre cuando yo me iba de gira con el Hamburgo. Si soy justo, sí soy el culpable de que nuestra relación fracasara porque siempre antepuse mi carrera a nuestra relación, supongo que eso le hizo creer que no la amaba lo suficiente pero lo cierto es que sí lo hacía…
– Oh… .- Lily no supo qué decir.- ¿Y nunca intentaste hablar con ella, aclarar las cosas?
– No.- Genzo esbozó una sonrisa irónica.- Soy demasiado orgulloso como para hacer eso.
– Quizás me estoy metiendo en lo que no me importa.- sugirió Lily, dubitativa.- Pero creo que una relación es cosa de dos. Dices que ella tenía una carrera y que eso también dificultaba que ambos se vieran. ¿Por qué al final sólo fue culpa tuya? Me suena a que tu ex estaba cansada de tratar de combinar su carrera con la tuya al tiempo que hacía malabares con la relación de ambos y, por tanto, le fue más fácil acusarte de tener la culpa que intentar encontrar una manera de manejarlo todo a la vez.
– ¿Tú crees?.- Genzo enarcó las cejas, con sorpresa.- Nunca lo había visto de esa manera...
– Si me dijeras que ella estuvo todo el tiempo para ti y que tú la dejaste de lado en más de una ocasión por culpa del fútbol, sí estaría de acuerdo en que tú eres el responsable.- continuó la doctora.- Pero me has dicho que hubo veces en las que tú estuviste libre mientras ella trabajaba, no es como si siempre hubiese estado disponible para ti, ¿no es cierto?
– Tiene lógica.- reconoció Genzo, pensativo.- Confieso que siempre di por hecho que Akari tenía razón al terminar conmigo por mi falta de interés.
– No eres un monstruo emocional, Genzo Wakabayashi.- dijo Lily, con suavidad.- Basta con ver lo mucho que te culpas de haber lastimado a alguien a quien amabas para saberlo. Tu pecado fue haber cometido algunos errores pero que hayas sabido reconocerlos es un buen comienzo para corregirlos. Sin embargo, nunca debes olvidar que en una relación no se debe de culpar a una sola persona de todos los problemas, tu ex te acusó de no darle la suficiente atención pero ella hizo lo mismo contigo en más de una ocasión, a juzgar por lo que me has dicho.
– No lo había visto de esa manera, lo reconozco.- Genzo tuvo que admitir que siempre creyó que él era el único culpable de ese fracaso amoroso.
– Es bueno ver las cosas desde la perspectiva de alguien que no está involucrado en el asunto.- ella le sonrió, lo que hizo que él se sintiera perturbado.
Al fin llegaron al palco y el portero invitó a la doctora a tomar asiento, justo cuando el árbitro daba inicio a la segunda mitad del partido. Genzo llegó a pensar que su acompañante se mantendría seria durante el encuentro pero, para su sorpresa, comenzó a hacer comentarios sobre las jugadas y festejaba cada movimiento del Bayern con mucha emoción. Él respondía a lo que ella decía y pronto se enfrascaron en una conversación enfocada exclusivamente en el fútbol.
– Veo que de verdad te gusta el fútbol.- comentó Genzo, en una pausa.
– Es mi deporte favorito.- aceptó Lily, riendo.- Ser médico de un club de sóccer siempre fue mi segundo sueño, después de ser médico de Urgencias…
La risa se le cortó bruscamente y él entendió el por qué. En vez de preguntarle si se sentía bien, Genzo desvió hábilmente el tema hacia la jugada que acababa de realizar Schneider, cosa que Lily agradeció con la mirada. Wakabayashi pronto empezó a experimentar una emoción diferente, una mezcla de gusto y desagrado a partes iguales que él no sabía cómo catalogar.
"Te gusta", le dijo una voz interior. "Es algo que quieres negar porque tú no deseas tener otra relación después del fracaso con Aki. Y también porque ella fue la novia de un gran amigo tuyo. No te sientes preparado para estar con alguien otra vez, de hecho ni siquiera deseas intentarlo, es cierto, pero la ley de la atracción no funciona así y ella te gusta. La consideras atractiva, siempre lo has hecho, desde que la viste por primera vez pero preferiste negarlo y enfocarte en el fútbol y encerrarte en ti mismo... Y es que, aunque no quieras reconocerlo públicamente, Akari te causó más daño del que quieres admitir…".
"Bien, da lo mismo", pensó Genzo, mordaz. "Porque ella va a volver a su país en algún momento y yo voy a quedarme aquí. Si no funcionó una relación entre dos personas que viajaban constantemente pero que vivían en el mismo país, mucho menos lo hará entre dos que vivan en continentes distintos. Además, ella misma lo dijo: no quiere tener relaciones de pareja nunca más en su vida. Y yo tampoco. Y con respecto a Aki… Creo que ha quedado claro que sí causó daño en mí pero eso es algo que jamás admitiré en voz alta".
– ¿Estás bien?.- preguntó Lily, preocupada.- Te quedaste callado de repente.
– Estaba haciendo cálculos de cuánto tiempo más estarás en Alemania.- mintió él.- Según supe, tu pasantía dura seis meses, ¿no es así?
– Así es, de manera que me quedan dos meses, más o menos.- contestó ella.
– Muy bien.- aceptó Genzo.- Quizás sería buena idea que comenzáramos a reunirnos Schneider, Elieth, tú y yo. Los cuatro somos amigos y nunca se nos ha ocurrido salir juntos.
– Ésa es una excelente idea.- el rostro de la doctora se iluminó.- Seguro que a Eli le va a encantar.
"Bonito pretexto encontraste para seguir viéndola…".
Cuando el juego terminó, Genzo se ofreció a llevar a Lily a su departamento. La joven, abochornada, intentó negarse pero él volvió a insistir en que habían acordado que ella aceptaría su ayuda si la necesitaba y que por tanto no tenía por qué sentirse tan renuente a aceptar su oferta.
– Supongo que Ëkdal te iba a llevar de regreso.- comentó Genzo.- Y dado que ya lo mandaste de paseo, me corresponde a mí tomar su lugar.
– Lo dices como si no fuera capaz de tomar el transporte público.- replicó Lily, aunque estuvo de acuerdo en subir al BMW del portero.
"Maldita sea, deja de azorarte como conejo asustado cada vez que él intenta hacer algo por ti", pensó la mexicana. "Lo hace de buena fe porque era muy amigo de Elliot, no tienes por qué preocuparte…".
Ella no quería admitir que quizás el problema era precisamente ése, que Genzo sólo quisiera ayudarla por haber sido tan cercano a Elliot.
Cuando estaban por llegar al departamento, los sorprendió una lluvia potente y repentina que obligó a Genzo a orillar el automóvil al no tener una buena visibilidad. Los dos se quedaron un rato sin decir palabra, pensando en cosas similares aunque no lo sabrían porque ninguno iba a revelar sus verdaderos pensamientos.
– No fue culpa tuya.- dijo Genzo, repentinamente.
– ¿Qué?.- a pesar del escueto mensaje, Lily comprendió a qué se refería.- ¿De qué hablas?
– La muerte de Elliot no fue tu culpa.- aclaró él, con suavidad, mientras miraba fijamente el vidrio empapado por la lluvia.
– ¿Por qué dices eso?.- ella estaba muy sorprendida.- ¿Qué te hace pensar que…?
– Elieth me lo ha contado.- Genzo la interrumpió.- Me dijo que tú intentaste salvarlo pero que no lo conseguiste porque no era algo que pudieras hacer, Elliot ya estaba condenado a morir, estaba en su destino. Y sospecho que ésa es la razón por la que cambiaste las Urgencias Médicas por la Medicina Deportiva, ¿no es así? Porque no pudiste volver a intentar salvar a alguien después de haber fallado en rescatar a una persona que era muy importante para ti.
Lily se quedó sin palabras. Nadie, hasta ese momento, le había soltado las cosas tan directamente a pesar de que muchos de sus amigos y parientes cercanos intentaron decírselo varias veces, incluyendo la misma Elieth, quien fue la primera en darse cuenta del sentimiento de culpa que estaba cargando Lily.
– Yo debí haber hecho mejor las cosas.- la voz temblorosa de la chica indicaba que estaba cerca de un colapso.- ¡Yo debí haberlo salvado! ¡Sabía cómo hacerlo pero no fui capaz de conseguirlo! ¡Le fallé, a pesar de todos mis conocimientos le fallé!
– Eso no es verdad.- negó Genzo, firme pero suave a la vez.- Por lo que Peque me contó, era imposible que alguien pudiera salvar a Elliot de morir, su enfermedad era incurable y fatal. No eres infalible ni tampoco eres un dios, como médico debes de saber que no podrás salvarlos a todos por más que te esfuerces. No estuve ahí, es cierto, pero estoy seguro de que hiciste todo lo que estuvo en tus manos para salvar a Elliot; desgraciadamente, eso ya no dependía de ti, él ya estaba condenado a morir ese día.
Lily al fin rompió a llorar, enterrando la cara entre las manos. Genzo vio su espalda convulsionarse al compás del llanto y torpemente se la acarició con suavidad, tratando de darle su apoyo. Siempre fue malo para consolar mujeres pero una de las cosas que le debía a Aki era el haber aprendido qué acciones realizar para hacer sentir mejor a una mujer llorosa.
– ¡Yo no quería que muriera!.- hipeó Lily.- ¡Yo de verdad quería salvarlo!
– Lo sé.- el portero continuó hablando con voz tranquila.- Nadie te culpa de lo contrario. Deja ir ese sentimiento, déjalo en el pasado.
Después de un rato ella se tranquilizó hasta que el llanto histérico pasó a ser un lloriqueo espaciado. Lily se hizo hacia atrás y Genzo retiró la mano de su espalda. De su bolso, ella sacó un paquete de pañuelos desechables para sonarse la nariz, la cual estaba roja e hinchada.
– Lo siento.- dijo Lily, con voz gangosa.- Creo que llevaba demasiado tiempo cargando ese peso.
– Me supongo que así fue.- respondió Wakabayashi.- Pero ya es momento de dejar el pasado atrás y seguir adelante. Todos los que conocimos a Elliot lo extrañamos pero hemos continuado con nuestras vidas porque es lo que se debe de hacer. Es momento de que tú hagas lo mismo, Lily, lo sabes bien.
– Tienes razón.- ella soltó un largo suspiro.- Gracias.
Los dos se quedaron callados durante mucho tiempo, escuchando cómo el agua golpeteaba los vidrios del auto. Cuando la lluvia amainó, Genzo puso en marcha el vehículo y continuó con su camino, sin que alguno de los dos volviera a mencionar lo sucedido.
Después de ese episodio se operó un sutil cambio en ambos, Lily comenzó a mostrarse más abierta y Genzo empezó a ser más expresivo. Ellos se trataban con más confianza aunque seguían conservando cierta distancia entre ellos, como si quisieran evitar que sus emociones llegaran más allá de lo permitido. La gente más cercana a ambos intentaba hacerles ver que quizás había algo ahí que valía la pena desarrollar, pero tanto Genzo como Lily se negaban a hacerlo.
– Entre ustedes hay química.- le dijo Elieth a Wakabayashi alguna vez.- No sé si no te has dado cuenta o simplemente no quieres aceptarlo. ¿O es por Elliot por quien te contienes?
– No tendría por qué.- replicó Genzo, con una sonrisa condescendiente.- Lo que sucede es que estás imaginándote cosas.
– No me lo imagino.- insistió ella.- No soy la única que piensa que entre ustedes hay tensión sexual. Y espero que tampoco sea Akari el problema.
"Esa química es como un dibujo que haces con un dedo en el agua", pensó Genzo. "Existe sólo en el momento en el que lo dibujas y después desaparece. Quizás la doctora y yo nos coordinamos bien cuando estamos juntos pero yo no pienso en ella cuando no la veo ni creo que la doctora piense en mí cuando no me ve. Eso no es amor de verdad, es sólo atracción pasajera".
"Sigue engañándote a ti mismo, si es lo que prefieres… Así como engañaste a Elieth al decirle que no te contienes con la doctora Del Valle por culpa de Elliot y de Aki…".
En cualquier caso, ninguno dio un paso en la dirección correcta y los dos meses que le restaban a Lily en Alemania se pasaron sin sentir. El último día en el que ella estaría en el Bayern, el cuerpo médico organizó una pequeña despedida a todos los becarios que volverían a casa. Ni Genzo ni Karl ni ninguno de los jugadores pudo estar presente más tiempo del que a duras penas concedió el entrenador Schneider para agradecerles a los becarios por su trabajo, así que Wakabayashi buscó a Lily después, cuando casi era la hora de que ella se marchara. La encontró en uno de los campos accesorios, contemplando melancólicamente el lugar.
– Al fin te encuentro, doctora.- le dijo Genzo, sacándola de su ensueño.- Temí que te hubieras ido ya.
– Estaba por hacerlo.- Lily sintió que la sangre se le iba a la cara.- ¿Me necesitas para algo, Wakabayashi?
– En realidad sólo quería despedirme.- respondió él, incómodo.- No me parece que hacerlo en cinco minutos delante de todo el club sea la mejor manera.
– ¡Ah!.- ahora sí que ella se ruborizó.- Yo también quería despedirme de ti pero no soy buena para decir adiós…
– Me he dado cuenta.- Genzo sonrió a medias.- Pero no iba a permitirlo. No quiero que esto suene a despedida porque no deseo que lo sea, espero que no cortes comunicación conmigo y que nos volvamos a ver en un futuro no muy lejano.
– Yo también lo deseo.- aceptó Lily.- Podemos seguir comunicándonos por correo y por chat, ¿no es así?
– Por supuesto.- asintió el portero.- Y te reitero que si necesitas ayuda y puedo dártela, no dudes en buscarme.
– No lo haré.- la doctora sonrió abiertamente.- Gracias.
Hubo un breve momento de silencio, lleno de cosas no dichas, en el que ambos dudaron entre si debían callarse o decir algo más. Al final, fue Lily la que decidió que las cosas debían quedarse como estaban y no meterse en terreno peligroso.
– Hasta luego, Wakabayashi.- ella le tendió la mano.
– Hasta pronto, doctora.- respondió él, estrechándosela. Ambos se miraron a los ojos, sin atreverse a soltarse.
Y entonces Genzo la besó. Lily de momento no supo qué hacer, consciente de que era la primera vez que besaba a un hombre después de Elliot; de primera intención, ella quiso alejarlo pero no pasó mucho tiempo antes de que sentimientos nuevos y ardientes la invadieran de pies a cabeza. Genzo había aprovechado que la estaba tomando de la mano para acercarla a él y sostenerla entre sus brazos. Ella sentía la dureza de sus músculos en sus manos y la suavidad y firmeza de sus labios sobre los suyos; lentamente, Lily comenzó a perder la consciencia de sí misma, sus pensamientos se esfumaron y se dejó llevar por ese beso cálido y arrollador. No fue consciente de cuánto tiempo estuvieron así, disfrutando de los sentimientos que habían florecido entre ellos durante el tiempo que pasaron juntos y que tanto se esforzaron por negar. Al principio, Genzo la había besado con duda y timidez aunque, conforme Lily le fue correspondiendo, empezó a usar su lengua y le imprimió más ardor al beso. Cuando al fin se separaron, a ambos se les había acabado el aire para respirar.
– Cuídate, por favor.- fue lo que dijo Genzo, con voz entrecortada.
– Tú también.- musitó Lily, tan agitada como él.
La chica se separó y él tuvo que soltarla. Genzo en ese momento tuvo la oportunidad de decirle un par de palabras que podrían cambiarlo todo. Dudó entre dejarla ir o aceptar lo que había estado negando durante tanto tiempo… Al final, optó por no decir nada, creyendo que era lo mejor para ambos.
Y el dibujo que pintaste con tu dedo en el agua, comienza a desvanecerse justo detrás de ti…
Notas:
– Para "In this Together", Alder Ëkdal es noruego pero para este fic es sueco, como originalmente había planeado que fuera.
– Esta historia es un universo alterno mayoritariamente basado en la vida real y un poco menos en el manga; de esta manera, si bien seguí algunos hechos canónicos de la serie, también me voy a basar en sucesos reales. No quiero aclarar la edad que tienen los personajes aquí por puro gusto, digamos que todos son mayores de 25 años.
