Tercer Acto: El amor es como un beso en el viento.

Moscú, Rusia.

Un año después.

Era el día previo a la inauguración del Mundial de Rusia 2018. Todos los invitados a la justa mundialista estaban ya en Moscú, esperando el comienzo de una nueva lluvia de emociones. Dentro de los presentes había muchos viejos conocidos para Genzo Wakabayashi y la Selección de Japón: ahí estaban Pierre Le Blanc y Louis Napoleón, capitaneando una joven selección de Francia que esperaba llevarse el triunfo; por parte de Alemania, los actuales campeones, estaban Dieter Müller, Hermann Kaltz, Franz Schester y Manfred Margus, quienes buscaban lograr la hazaña de conseguir el bicampeonato a pesar de que su capitán, Karl Heinz Schneider, resultó lesionado de la rodilla derecha antes del evento y por tanto se perdería ese Mundial. Se rumoraba, sin embargo, que Schneider estaría presente como invitado del presidente francés aunque no eran más que especulaciones. Ahí estaba también Miguel con la poderosa España, con la evidente intención de conseguir su segunda estrella, así como Naturezza y Carlos Santana, quienes ya cantaban el hexacampeonato para Brasil. Los grandes ausentes serían la poderosa Italia de Gino Hernández y la eficiente máquina holandesa de Bryan Cruyffort, ya que por una serie de malas decisiones ambos equipos no pudieron clasificar. Genzo sabía, sin embargo, que lejos de deprimirse, Gino había sacado a relucir su faceta de empresario y estaba haciéndose rico con su cadena de hoteles, los De Angelis, pues los que se ubicaban en aquéllas ciudades en donde se jugarían los partidos del Mundial se encontraban abarrotados.

Entre tantas emociones, la que perduraba era la sed de triunfo. Sin duda que sería un Mundial difícil pero Japón estaba preparado para ganar el torneo y conseguir así su primera estrella. ¡Ese año lo lograrían, a como diera lugar!

"Será un evento interesante, con Selecciones de gran nivel", pensó Wakabayashi, mientras se sujetaba la gorra para saludar a Stefan Levin, el capitán de Suecia, quien iba en compañía de Alder Ëkdal. Éste, curiosamente, no le devolvió el saludo. "Pero nosotros también tenemos un nivel alto y lo vamos a demostrar".

– ¡Wakabayashi!.- una voz femenina distrajo al portero de su análisis estratégico.- ¡Sabía que te encontraría aquí!

Genzo se sorprendió mucho al reconocer a la persona que le hablaba. Hacia él se dirigía la doctora Lily Del Valle, quien lo saludaba con la mano en alto para llamar su atención. Al verla, un conocido sentimiento se removió en su interior y no pudo evitar sonreír. Se veía más madura, más segura de sí misma y más alegre, como si se hubiese liberado de la carga que tuvo encima tras la muerte de Elliot. Lily llevaba el cabello tan largo como lo recordaba, aunque recogido en una coleta de caballo, e iba vestida con el uniforme deportivo blanco del cuerpo médico de la Selección Mexicana de Fútbol.

– ¡Doctora!.- exclamó Genzo, feliz.- ¡No pensé que te vería por aquí!

– ¡Sorpresa! Ahora formo parte del cuerpo médico de la Selección de México.- Lily le mostró con orgullo su ID.- Llevo días intentando contactarte pero no tuve suerte. ¡Qué bien que no fue necesario el ir a tocar las puertas del campamento base de Japón para hablar contigo!

– No me dijiste que ya trabajabas para tu Selección, de haberlo sabido te habría buscado yo.- replicó el portero; ciertamente, ellos sí habían intercambiado mensajes desde que Lily se fue de Alemania pero no fueron tan frecuentes como ambos hubiesen deseado.

– Quería que fuera una sorpresa.- respondió la doctora, con una sonrisa divertida.- Me he titulado ya en Medicina Deportiva y conseguí un buen puesto en la Federación Mexicana de Fútbol, un par de logros de los que estoy muy orgullosa; pensaba comentártelo por correo pero como estaba segura de que te encontraría aquí, preferí guardármelo para decírtelo en persona.

– Ha sido una agradable sorpresa, ciertamente.- Genzo sonrió con muchas ganas; sus compañeros de Selección los miraban con curiosidad, a él y a la chica que lo acompañaba.- Y más porque te ves, eh…

– ¿Diferente?.- los ojos de ella brillaron, reflejando el mismo sentimiento que él estaba experimentando.- Soy diferente… no tanto, porque la gente no cambia demasiado, pero sí he dejado atrás lo que me impedía crecer. Lo siento, creo que éste no es un buen momento para hablar sobre eso.

Genzo siguió la dirección de su mirada y se dio cuenta de que Ëkdal los observaba con mucha atención (al igual que varios de los presentes, asombrados de ver a Wakabayashi hablando con una chica). "¿En serio, Ëkdal?", pensó él. "¿Sigues enojado porque rescaté a esta chica de tus garras?".

– Veo que sigues teniendo un admirador.- comentó Genzo, en voz baja.- Pensé que se le había pasado el interés por ti.

– Yo también.- suspiró Lily.- He estado evitándolo en mis redes sociales pero sí que es persistente.

– No puedo culparlo, aunque es evidente que necesita aprender que no todas las chicas van a caer con él.- Wakabayashi se encogió de hombros.

– Claro que lo necesita.- Lily se ruborizó ligeramente.- Me incomoda que me mire tan insistentemente, quizás deba volver con mi Selección.

– O podríamos ir a tomar algo.- Genzo no quería que ella se marchara tan pronto.- Seguramente que por aquí habrá muchos sitios en dónde hacerlo.

– ¿Y no tendrás problemas si te sales de esta zona?.- Lily enarcó una ceja.

– Si es así, no seré el único.- él se echó a reír.- Varios compañeros míos se fueron desde hace rato.

– En ese caso, vamos.- ella aceptó, riendo también.- Tengo muchas ganas de que me cuentes qué ha sido de ti en este tiempo en el que no nos hemos visto.

En una zona cercana al sitio en donde se hospedaban las Selecciones había varios locales que vendían comida, bebida y recuerdos varios, un lugar en donde los jugadores se podían mezclar con los turistas hasta cierto punto pues la seguridad era excesivamente alta y los guardias les impedían el paso a los futbolistas cuando intentaban salir del perímetro de seguridad. Genzo y Lily encontraron un sitio que a ambos les pareció "neutral" en cuanto a comida y tomaron asiento en la última mesa vacía. En dicho local se encontraban también otros jugadores de la Selección de Japón, los cuales ocupaban una mesa cercana: Taro Misaki, Hikaru Matsuyama, Makoto Soda, Ryo Ishizaki y el conocido Trío Shutetsu, es decir, Taki, Izawa y Kisugi. Todos se sorprendieron de ver al SGGK aparecer con una chica extranjera e Ishizaki comenzó a hacer comentarios burlones, hasta que Matsuyama le hizo ver que era demasiado pronto para que Wakabayashi tuviese una conquista y que era altamente probable que él ya la conociera de antemano.

– Además, ¿por qué sería raro que Wakabayashi tuviera pareja?.- finalizó Matsuyama.- Hace un par de años anduvo con alguien, ¿no? La hija de un importante empresario japonés, un socio de su padre, si mal no recuerdo.

– Los rumores dicen que ella lo botó.- expresó Soda, lo que hizo que el Trío Shutetsu lo mirara con enojo.

– Cállate, Soda.- espetó Izawa.- No lo digas tan a la ligera.

– ¿Qué tiene de malo?.- se defendió Makoto.- Es la verdad.

Misaki fue el único que no participó ni en la conversación ni en las burlas y se limitó a consumir su bebida sin hacer comentario alguno. Matsuyama, que entendía el motivo, desvió hábilmente el tema de plática. Wakabayashi, por su parte, no era ajeno a las miradas de sus compañeros pero no les prestó más atención de la necesaria. Sabía que después el Trío Shutetsu y quizás el mismo Ishizaki lo acribillarían a preguntas pero por el momento no deseaba preocuparse por esa cuestión.

– Ha sido muy agradable el volverte a ver, Wakabayashi.- le dijo Lily, tras ordenar un bocadillo y una bebida.- A pesar de que vamos a ser rivales en esta competencia.

– Sería interesante que México se enfrentara a Japón en las eliminatorias.- comentó Genzo, consciente de que en la fase de grupos estas dos Selecciones no se verían las caras.- Aunque te advierto que estamos aquí para ganar la Copa.

– Y nosotros también, no es mala la competencia sana.- Lily sonrió, deseando que a la afición mexicana no le diera por gritar la palabra "puto" cada vez que el portero rival despejaba el balón.- No pasará de que nos agarremos a insultos al final del partido.

Ambos se echaron a reír, provocando que los otros japoneses volvieran a prestarles atención. Quien quiera que fuese la chica que estaba con Wakabayashi, se notaba que era alguien muy cercano a él. La plática entre esos dos fluía de manera natural, ya no eran recién conocidos ni estaban presionados por el rol de médico-paciente así que ambos se dedicaban a ser ellos mismos. Lily no sólo lucía más relajada, también se veía más libre y dueña de sí misma, un cambio que resultaba atrayente y agradable a la vez. Genzo, sin saberlo, había adquirido un aire de madurez profesional que lo hacía verse más seguro de sí mismo, el aspecto de alguien que lo tiene todo bajo control, lo cual indudablemente era un imán para cualquier mujer joven y soltera (y también para las no solteras, había qué decirlo). La atracción que cada uno ejercía sobre el otro era más potente que cuando estuvieron juntos en el Bayern, pero ellos no eran completamente conscientes de eso aunque para los demás sí que era evidente.

– ¿Seguros que no es su novia?.- comentó Soda, en voz baja.- Yo digo que sí lo es.

– Si lo es o no, no es tu asunto, Soda.- lo regañó Matsuyama.- Ya maduren, por favor, se comportan como si tuviesen quince años y ya estamos en la Selección Mayor.

– Les pides demasiado.- musitó Misaki, con una risita burlona.

Pero no habría de durarle mucho su buen humor. Después de un rato, Genzo vio de reojo que Misaki se ponía en pie y se marchaba, con el desconcierto pintado en el rostro; el portero no tardó en darse cuenta del motivo de la rápida huida de su amigo: hacia ellos se dirigía una chica rubia platino de ojos verdes, una joven que hasta hacía unos cuantos meses había sido la novia formal de Misaki. Si bien la versión oficial aseguraba que Taro y la chica habían terminado de mutuo acuerdo, los rumores decían que ella lo había cortado por culpa de un modelo ruso de talla internacional. Genzo comprendió entonces el por qué Misaki decidió marcharse, él se sentiría igual de incómodo si a Aki se le ocurriese aparecer por ahí.

– ¡Pero miren nada más a quiénes veo!.- Rika O'Hara, la chica en cuestión, saludó a Genzo y a Lily, ignorando a los japoneses que la miraban con desconcierto.- ¡Ni idea tenía de que ustedes se conocieran!

– Ni yo sabía que tú lo conocías a él.- exclamó Lily, azorada, ignorante de que Genzo le había dicho a Elieth algo muy similar cuando descubrió que ellas eran amigas.- Este mundo es muy pequeño.

– Y que lo digas.- Rika abrazó con fuerza a Lily.

– Doctora, empiezo a darme cuenta de que tenemos muchos amigos en común.- Genzo se veía divertido, en parte por la coincidencia y en parte por la fuga de Misaki.- Me sorprende que no nos hayamos conocido antes. ¿Qué eres de ella, O'Hara?

– Su prima.- Rika fue hacia él y le plantó un beso en la mejilla, sin importarle que Genzo se sintiera incómodo ante este tipo de gestos.- ¿Y ustedes en dónde se conocieron? ¿En el Bayern Múnich? Supongo que sí, debí de haberlo imaginado pero no creí que alguien tan amargado y cínico fuese capaz de caerte bien, Lily. Y de enamorarte, pero bien dicen que los opuestos se atraen, ¿no es así, Genzo?

– ¿Qué cosa?.- Lily se atragantó.- ¿De qué hablas?

– De que los dos por fin decidieron dejar su estúpida soltería y se animaron a aceptar la oportunidad que les ofrece la vida para volver a ser felices.- Rika se sentó entre ambos.- Desde lo de Akari no te había conocido otra pareja, Genzo, y a ti, Lily, ya te hacía falta dejar el pasado atrás. ¡Bien por ustedes!

– No somos pareja.- corrigió Genzo, sintiéndose incómodo.

– Sí, cómo no.- Rika bufó.- No me salgan con esas cosas, yo entiendo que quieran ocultárselo a la prensa pero conmigo no tienen por qué fingir.

– No estamos fingiendo.- Lily estaba más colorada que un tomate.- De verdad, sólo somos amigos.

– ¡Ahhhh!.- Rika se decepcionó al darse cuenta de que ellos hablaban en serio.- ¿Pero qué están esperando entonces para ir más lejos? Si se nota que hay mucha química entre ustedes.

– Ya vas a empezar de casamentera.- bufó Lily, reponiéndose de su turbación.- Llevas años buscándome pareja, pensé que se te había pasado esa obsesión pero ya veo que no.

– No se trata de buscarte pareja, querida mía, es porque veo que aquí hay algo fuerte.- Rika habló con el tono con el que uno le hablaría a alguien que no entiende lo obvio.- ¿Cómo es que no lo ves?

– Esta conversación tomó un giro incómodo.- repuso Lily, sin mirar a Genzo.- Me voy, he estado mucho tiempo alejada de mi Selección y mi jefe empezará a preguntarse en dónde estoy. Gracias, Wakabayashi, ha sido un placer charlar contigo. Rika, luego hablamos.

El portero iba a decirle que él pagaría lo consumido pero Lily deslizó un billete de mil rublos y se retiró. Rika movió la cabeza en un gesto negativo y Genzo, resignado, se limitó a verla marcharse. Los dos jóvenes se quedaron callados durante un rato, sin que alguno se animara a romper el tenso silencio.

– Lo siento, no creí que las cosas se pondrían así.- dijo Rika, después de varios minutos.- En verdad creí que entre ustedes había algo romántico, cualquiera que los viese pensaría lo mismo.

– Ajá.- Genzo contemplaba el billete de mil rublos.

– Admito que quizás debí preguntar antes de dar por hecho las cosas pero… .- continuó Rika, encogiéndose de hombros.- No lo sé, no pensé que ella se lo tomaría de mala manera, no después de que me ha asegurado mil veces que ya dejó el pasado atrás.

– Ajá.- repitió Genzo, sin mirarla.

– ¿Y qué rayos sucede contigo, Genzo?.- cuestionó Rika, exasperada.- ¿Vas a seguir respondiendo con monosílabos y evadiendo el tema?

– No sé qué esperas que te diga.- bufó él.- No voy a admitirte algo que me he negado a mí mismo en tantas ocasiones.

– ¿Qué cosa, que ella te gusta?.- la rubia no se molestó en suavizar las cosas.- ¿Por qué lo niegas? No me digas que sigues pensando en esa mujer que te botó para irse a atender el negocio de su padre en Japón porque te golpearé sin dudarlo.

– No es eso.- contestó Genzo, aunque era verdad que lo sucedido con Akari había jugado un papel importante en su negación.- Estás equivocada si crees que no me ofusca que por cada paso que intento dar, la doctora retroceda dos. Y lo peor es que no puedo culparla, después de lo que le sucedió.

– ¿Te refieres a la muerte de Elliot?.- Rika puso los ojos en blanco.- No quiero sonar insensible pero si la razón por la cual ustedes no se han animado a ir más allá es una persona que ya está muerta, sí que me voy a frustrar. Él de cualquier manera ya no está, ¿cuál es la razón de seguir guardándole luto y respeto, arruinándose cualquier oportunidad de ser feliz?

– Es que él no era cualquier persona.- replicó Wakabayashi, frunciendo el ceño.- Elliot era uno de los pocos a los que podía considerar como amigo verdadero, no es tan fácil para mí el ir tras de su novia como si nada. Además, también era el hermano de Elieth, no sé cómo va a tomárselo ella.

– Y supongo que eso a él le va a servir mucho en el más allá.- replicó Rika.- Dejémonos de tonterías, ¿sí? Si lo que te detiene es el qué dirán, habla con Elieth y aclárale la situación, aunque estoy segura de que a ella no le va a molestar el asunto, todo lo contrario. Y con respecto a Elliot, no lo sé, Wakabayashi, me da la impresión de que te has ablandado, el Genzo que yo conozco no se detendría por el recuerdo de alguien que no va a volver.

– No me he ablandado.- Genzo frunció el ceño.- Es sólo que… De acuerdo, quizás sí estoy poniendo pretextos, quizás estoy escudándome demasiado en Elliot para no admitir que mi ex novia me causó más problemas de los que esperaba.

– Eso sí que sería nuevo en ti pero tampoco es motivo para que dejes escapar la oportunidad de ser feliz de nuevo.- Rika lo miró con cierta ternura.- Lily está herida, tú también estás herido, quizás no sea mala idea que ambos intenten reparar sus heridas juntos.

– O quizás lo nuestro sea simple atracción sexual.- replicó Genzo, mordaz.- Es demasiado pronto para decir que vamos a reparar juntos nuestras heridas.

– Puede ser, pero un rato de amor no se le niega a nadie.- Rika se encogió de hombros.- ¿Sabes lo difícil que es encontrar a alguien que te atraiga sexualmente y que tú le atraigas de la misma forma? Cuando lo hallas, no debes dejarlo ir hasta que no pasen un buen rato en la cama. Mírame a mí, que tengo de amante a un modelo ruso que me trae vuelta loca. No somos pareja y no pensamos serlo, sólo estamos pasando un buen rato porque nos compenetramos muy bien en la cama. ¿Qué tiene de malo que hagas lo mismo con mi prima?

– ¿Entonces es verdad que dejaste a Misaki por un ruso?.- Wakabayashi no perdió la oportunidad.

– No seas indiscreto, Wakabayashi.- replicó Rika, fingiendo sentirse ofendida.- Es de mal gusto el querer indagar de más en la vida de otros.

Genzo no estaba seguro de que Lily Del Valle fuese del tipo de mujer que aceptaría tener a un amante; ni tampoco él, para resumidas cuentas. De cualquier manera, el Mundial acababa de empezar y era seguro que él volvería a ver a la doctora Del Valle en más de una ocasión.

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El árbitro pitó el final del partido. Los asistentes al estadio y los que vieron el encuentro por televisión no se lo podían creer, la Selección Mexicana de Fútbol habían hecho algo histórico: habían vencido por un gol a cero al actual campeón del mundo, la Selección de Alemania, dejando atrás una mala racha de resultados contra este equipo. Desde las tribunas, Karl Heinz Schneider contemplaba atónito a sus compañeros, dándose cuenta de que ésa era la primera señal de lo que estaba por venir.

– Ánimo, Karl, aún pueden clasificar si ganan los siguientes partidos contra Suecia y Corea del Sur.- Elieth trató de consolarlo.- Una mala tarde la tiene cualquiera.

Seguramente que sí, pero el juego de los alemanes fue tan débil y desorganizado que Schneider se preguntó si de verdad mejoraría para los siguientes encuentros. Mientras tanto, en la banca mexicana, el equipo técnico y los suplentes saltaban de la emoción. En medio de la algarabía, Lily no pudo evitar preguntarse si Genzo Wakabayashi habría visto el partido o si por lo menos ya estaría enterado del resultado.

– ¡Imaginémonos cosas fregonas!.- gritó el Elotito Fernández, uno de los responsables de la victoria mexicana.- ¡Seremos campeones del mundo!

Lily no pudo evitar poner los ojos en blanco ante semejante estupidez. Una cosa era ganarle un partido al actual campeón del mundo, el cual jugó de manera mediocre, y otra muy diferente era el echar las campanas al vuelo cuando aún quedaba mucho camino por delante. "Primero pasemos de octavos de final y luego veremos", pensó ella, mirando con cierto desdén al famoso Elotito, ampliamente conocido por ser muy bocón.

Mientras todos a su alrededor festejaban, Lily volvió a pensar en Genzo y deseó que le fuese bien en su primer partido.

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Contra todo pronóstico, Japón le había ganado a la Selección de Colombia en su primer encuentro en Rusia. No era que se creyera que Japón era un mal equipo sino que Colombia traía su mejor Selección en años, con James Ramírez como la joya de su corona, quien venía dispuesto a hacer mucho más de lo que consiguió en Brasil 2014; sin embargo, Japón sacó la casta y derrotó a su rival sudamericano por dos goles a uno, en un encuentro bien desarrollado por parte del país asiático, cuyo portero titular tuvo la ocasión de lucirse como nunca.

– ¡Grande, Wakabayashi!.- gritaban los aficionados en las tribunas.- ¡Gracias por este gran partido, Tsubasa! ¡Buen juego, Hyuga!

Los jugadores se sentían satisfechos por el desempeño realizado. ¡Habían ganado su primer partido! Sin embargo, para muchos de ellos el saber que habían hecho un buen trabajo en su primer compromiso en Rusia los llenaba de una cautelosa esperanza.

– Aún nos falta mucho, debemos seguir trabajando y no bajar el ritmo.- dijo el entrenador de Japón.- Podemos festejar por el momento pero no debemos confiarnos, Senegal viene pisando fuerte y Polonia tiene a uno de los goleadores estrella del Bayern Múnich entre sus filas.

– Ganaremos todos los encuentros y pasaremos como invictos a octavos de final.- exclamó Tsubasa Ozhora, dirigiéndose a sus compañeros.- ¡Pelearemos juntos con fuerza para llegar a la final y ganar nuestro primer Mundial!

– ¡Sí!.- gritaron los demás, al unísono.

"Bien, lo hemos conseguido", pensó Genzo, satisfecho. "Éste es nuestro segundo campeonato mundial mayor y lograremos la hazaña de ganarlo. ¡Seremos la revelación del torneo! Lo siento por ustedes, doctora Del Valle, pero esta Copa será nuestra".

Sin embargo, la nota que habría de darle la vuelta al mundo no sería la de ese triunfo sino la de los aficionados japoneses limpiando el estadio tras el partido ya que habían hecho gala de una increíble disciplina y pulcritud. Por el contrario, los medios nipones aseguraron que Japón tendría que esforzarse un poco más si de verdad quería ganar ese Mundial pues equipos como Francia, Inglaterra y Bélgica venían pisando fuerte.

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Tras el primer triunfo de sus respectivos equipos, Genzo vio a Lily celebrando con algunos de los integrantes de la Selección de México en uno de los pequeños restaurantes que rodeaban la zona de campamentos de las Selecciones. Ella se veía menos feliz que la gente que la rodeaba, como si no creyese en la buena racha por la que estaba pasando su equipo o quizás era que seguían rondándola los fantasmas del pasado. Wakabayashi dudó en acercarse, quizás no sería buena idea saludarla considerando la manera en la que ella salió huyendo cuando Rika mencionó que había atracción entre ellos, pero entonces Lily lo miró y le sonrió genuinamente, haciéndole incluso un gesto de saludo con la mano.

"Y sigue actuando como si nada pasara", pensó Wakabayashi, secretamente frustrado. "¿Cuánto tiempo vamos a seguir con este juego?".

Lily se disculpó con sus acompañantes para acercarse a saludar al portero. Él se sorprendió de lo mucho que su corazón se aceleró cuando la vio llegar, fresca y radiante, y tuvo que hacer muchos esfuerzos para que no se le notara en la cara. Sin embargo, ella también se veía muy feliz, se había ruborizado al notar la presencia de Genzo y sus ojos brillaron de la emoción. Bien, que al menos esa atracción mutua seguía estando presente.

– ¡Felicidades, Wakabayashi!.- exclamó Lily.- ¡Hiciste un gran trabajo en tu primer partido!

– Ustedes también.- contestó Genzo, sonriendo a medias.- No es fácil ganarle al actual Campeón del mundo.

– Supongo que no.- la sonrisa de ella menguó.- Pero ése no es motivo para confiarse.

– Claro que no.- aceptó él.- Aunque ahora tienen menos complicado el camino hacia la clasificación para la siguiente ronda.

– Igual que ustedes.- Lily regresó el comentario.- ¿Qué estás haciendo por aquí? ¿Buscas a alguien?

– Sólo vine a distraerme.- Genzo se encogió de hombros.- Siempre es agradable conocer lugares nuevos.

– Lo mismo digo aunque, con nuestros trabajos, somos los que menos oportunidad tenemos de conocer el país.- Lily suspiró, resignada.- Me gustaría tener el tiempo suficiente para pasear por Rusia antes de irme pero no creo que sea posible.

– Lo sería si México gana el Mundial.- replicó Wakabayashi.- Seguro que les darán una buena recompensa y unas merecidas vacaciones después de eso.

– Oh, vamos, Genzo.- ella inesperadamente lo llamó por su nombre de pila.- Tú sí puedes ser sincero conmigo, sabes tan bien como yo que México no está en las condiciones de llegar muy lejos en este torneo.

– Deberías de ser más optimista y leal con tu equipo, doctora.- la regañó él, aunque interiormente le gustó que fuese tan sincera.- ¿Qué dirá el entrenador si te escucha decir eso?

– Definitivamente no le va a gustar pero por eso estaba siendo honesta contigo.- Lily lo miró con disculpa.- Tengo muchas dudas y quejas pero no puedo externarlas con mis compañeros.

– Ey, que no dije que hubiera algo de malo en que te quejaras conmigo, sólo bromeaba.- Genzo vio una oportunidad y decidió aprovecharla.- ¿Qué te parece si te invito a tomar algo y me hablas sobre ello?

– Acepto.- Lily se veía muy feliz de marcharse con él.- Pero vayamos a un sitio en donde no estén mis compañeros. Menos mal que ellos no hablan alemán, no me gustaría que alguien malinterpretara la situación.

"Tal y como lo hizo Rika, te faltó decir", pensó Genzo.

Después de ocupar asiento en el mismo sitio en donde se habían reunido por primera vez, los jóvenes hablaron sobre los temas en común más obvios y menos peligrosos para ambos: el Mundial y el desempeño de sus respectivos equipos; Lily en verdad que no estaba emocionada por la actuación de su Selección, ella creía que no era que México hubiese jugado bien sino que Alemania lo había hecho mal, por lo que no debían confiarse y bajar la guardia, Corea del Sur podía dar la sorpresa y Suecia también era considerado como un equipo fuerte. Wakabayashi no pudo hacer menos que concordar con ella, el estilo mexicano seguía teniendo sus fallas y si no tenían cuidado podrían llegar a cometer errores graves en futuros encuentros. Una vez que Lily se hubo liberado de ese peso, habló entonces del desempeño de Alemania en general; el equipo, sin Schneider, parecía tremendamente perdido e incapaz de encontrar el rumbo.

– Si no consiguen ubicarse rápido, serán eliminados en la fase de grupos.- señaló Genzo.- Algo que no ha pasado nunca en toda la historia mundialista de Alemania.

– Schneider debe de estar muriéndose de las ganas de jugar.- comentó Lily.- ¡Mira que lastimarse los ligamentos de la rodilla derecha justo antes del Mundial!

– Lesionarse antes de un evento importante es un riesgo al que todos estamos expuestos.- replicó Wakabayashi, sombrío.- Lo peor es cuando eres una pieza clave del equipo, tu salida se resentirá mucho. Me pasó en el Mundial Sub-19 y ahora le ha sucedido a Schneider, queda claro que Alemania no estaba preparada para esta eventualidad.

– Esperemos que die Mannschaft sepa levantarse de ésta.- continuó Lily.- Aún tienen oportunidad para clasificar a la siguiente ronda si hacen un buen desempeño en los siguientes encuentros.

La conversación se desvió hacia otros temas, incluyendo el pulcro comportamiento de la hinchada japonesa y la excelente actuación de Genzo en la portería. Él en algún momento quiso saber cómo fue que ella había conseguido meterse en el cuerpo médico de la Selección de México y ella le explicó que lo consiguió gracias a un amigo de su padre. Genzo habló de su desempeño con el Bayern Múnich, los triunfos que había obtenido y sus planes a futuro, así como sus evidentes deseos de ganar el Mundial, un anhelo que debían tener los otros cientos de jugadores que andaban por ahí. Nuevamente, volvió a fluir entre ellos esa atracción física que cada vez se iba haciendo más fuerte, arrastrándolos a ambos al borde de una situación que estaba volviéndose intolerable por las muchas cosas que querían decirse y que no se atrevían a confesar. Después de un rato, Lily tuvo deseos de pasear por las instalaciones y Genzo decidió acompañarla, para lo cual pidieron la cuenta. Como ninguno quería que el otro pagara la totalidad de la misma, los dos se apresuraron a tomar el recibo, ocasionando que sus manos chocaran de manera casi accidental. Ella intentó retirarla apresuradamente pero él la atrapó, pretextando que el recibo había quedado en medio.

– Lo siento.- Lily rio con nerviosismo.- Yo pago.

– De ninguna manera.- negó Genzo, menos ofuscado que ella.- Yo te invité y tú aceptaste, ¿recuerdas?

– No te pongas en plan de caballero de brillante armadura.- ella suspiró.- Acepté tu invitación de beber algo pero no que tú costearas mi parte.

– Eso no lo aclaraste en su momento así que me corresponde pagar.- replicó Genzo.- ¿Vas a soltar el recibo o no?

– Cuando aceptes que page mi parte.- contestó Lily.- ¿Podrías soltar tú mi mano?

– Cuando sueltes el recibo.- él sonrió a medias.

– ¿Siempre eres así de terco?.- bufó la muchacha.

– ¿Siempre eres así de testaruda?.- el portero le regresó el golpe.- Yo te invité y tú aceptaste, ahora me debes dejar pagar. A menos que quieras seguir agarrándome de la mano un rato más, es un buen pretexto decir que lo haces sólo porque quieres "pagar lo que te corresponde" aunque los dos sepamos que es porque quieres tocarme.

Este comentario hizo que Lily soltara bruscamente la mano de Genzo, poniéndose muy seria al instante. La doctora se levantó y se marchó sin despedirse, lo que hizo que Wakabayashi soltara una imprecación de pura frustración. Tras dejar un billete junto con el recibo, se levantó para ir tras Lily, quien ya se dirigía hacia el campamento del equipo mexicano.

– ¡Lily!.- la llamó él, tuteándola por primera vez.- ¿Cuánto tiempo más vas a pretender que esto no está sucediendo?

– ¡Déjame en paz!.- gritó ella, sin mirarlo.

– ¿Qué te hice para que me pidas eso?.- replicó Wakabayashi, tras darle alcance.- ¿Cuánto tiempo más vas a seguir fingiendo que no hay atracción entre nosotros?

– ¿Qué? ¿Estás loco?.- Lily se sorprendió tanto que se detuvo a medio paso para encararlo.- ¿Sólo porque no te solté la mano llegaste a la conclusión de que me muero por ti?

– No.- negó Genzo, mirándola fijamente.- Llegué a esa conclusión hace mucho tiempo, cuando noté la forma en la que me miras. Doctora, no soy idiota, sé bien cuando a una mujer le atraigo y tú te sientes atraída por mí.

– Eso es tan egocéntrico, machista y estúpido que debería de golpearte, por imbécil.- protestó Lily, enojada.- ¿Ahora crees que eres irresistible y que por eso estás seguro de que me gustas?

– Lo que estoy diciendo que es que tú me gustas tanto como yo te gusto a ti.- replicó Wakabayashi, muy serio.- Podemos hacernos tontos tanto como queramos, pero eso no va a cambiar el hecho de lo que sentimos, ni ahora ni nunca. Pensaba dejarlo pasar, cuando te fuiste de Alemania di por hecho que lo mejor sería fingir que lo que me hiciste sentir fue algo circunstancial y efímero, que mientras más tiempo pasara sin verte más fácil sería pretender que no siento algo por ti pero míranos aquí, reunidos tras un año de no vernos y lo que hay entre nosotros es más fuerte que antes.

– ¿Qué carajos estás queriendo decirme?.- Lily cerró los ojos.- ¿Se te ha olvidado ya que yo estaba comprometida con alguien que tú conocías bien? ¿Qué carajos te pasa por la cabeza?

– ¿Y se supone que eso va a evitar que me sienta atraído por ti?.- rebatió Genzo.- Lamento decírtelo pero las cosas no funcionan así, Lily. Nunca dejé de pensar en ti, en el beso que te di y en las cosas que debí decirte y que no dije. ¿Crees que no me afecta que seas la mujer con la que un amigo muy cercano pensaba casarse? Me siento un traidor pero eso no evita que tenga deseos de besarte, de protegerte, de cuidarte, de enseñarte que una pérdida no es el fin del mundo, porque es verdad que él era importante pero ya no está y eso no lo vas a remediar por más que te esfuerces. ¿Qué ganas con aferrarte a algo que no volverá jamás? Sigues viva, sigo vivo y, lo más importante, seguimos teniendo corazón o lo que sea que se necesite para enamorarse. ¿Por qué te cuesta tanto darte cuenta de eso?

– No puedes estar hablando en serio, ¡no es correcto!.- bufó ella.- ¡Maldita sea, Wakabayashi! ¿Por qué lo haces tan difícil? He estado tratando de pretender que no siento algo por ti y cuando casi creo que lo he conseguido, ¡vienes y me sales con esto!

– ¿Qué pasó con tu determinación de dejar el pasado atrás y comenzar de nuevo?.- insistió él.- ¿Eso aplica para todo menos para tus sentimientos? ¡Tremenda cobarde que eres!

– ¡No te atrevas a llamarme cobarde por tener miedo cuando tú no eres capaz de dejar ir a tu ex novia!.- gritó Lily, furiosa.- ¡Sigues creyéndote culpable de algo que sucedió hace como medio siglo y que no fue tu culpa! Te encierras en ti mismo para que nadie descubra que en el fondo tienes un corazón muy susceptible, ¿y me llamas cobarde a mí? ¡Cuando seas capaz de superar a la mujer que te hizo ver que tu vida no gira sólo alrededor del fútbol entonces vienes y me reclamas a mí por no poder superar a mi ex muerto!

Ellos se miraron fijamente durante varios segundos, tras lo cual se lanzaron a los brazos del otro para besarse. Genzo sintió que los labios de Lily se acoplaban bien a los suyos y que su cuerpo encajaba perfectamente entre sus brazos y entonces supo que ambos habían rebasado la barrera. Los dos se besaron intensamente, dejando escapar las emociones que habían contenido durante tanto tiempo, fue un beso tan profundo y auténtico que ambos se sorprendieron con su intensidad. Fue Lily quien se separó primero, escondiendo su rostro en el cuello del portero.

– ¿Por qué lo que no debe ser es siempre tan delicioso?.- cuestionó ella.- ¡Por dios, Genzo! No recuerdo que alguien me hubiese besado así antes.

– Deja de decir que esto no debe ser y te besaré de nuevo.- musitó él, a su oído.- Sentiste el fuego que hay entre nosotros, no vale la pena seguir negándolo.

– Supongo que no.- suspiró Lily.

Ellos volvieron a besarse, esta vez con más curiosidad que ansiedad, como si trataran de descubrir qué tan profundos eran sus sentimientos. No pudieron llegar demasiado lejos, sin embargo, porque fueron sorprendidos por un guardia de seguridad, quien los amonestó por estar haciendo ese tipo de escenas en un área comunal. En Rusia, la demostración pública de afecto estaba muy mal vista y el guardia les hizo ver que incluso podrían ganarse una amonestación, así que les advirtió que se marcharan a un lugar privado cuanto antes. Wakabayashi consideró entonces que lo mejor sería acompañar a Lily hasta el área de su campamento, pero ella lo tomó de la mano y lo miró a los ojos con mucha seriedad.

– Sé que está mal lo que te voy a decir pero, si de verdad quieres descubrir qué tan profundo es este sentimiento, no deberíamos de conformarnos con sólo con besos.- dijo Lily.- Éstos, al igual que a las palabras, se los puede llevar el viento…

– ¿Estás proponiéndome lo que creo, doctora?.- Genzo enarcó las cejas con interés.

– Lo siento, sé que esto es demasiado apresurado… .- Lily trató de retractarse, apenada.

– No, de ninguna manera.- Wakabayashi no se lo permitió.- Me gusta tu idea, veamos qué tan lejos somos capaces de llegar.

Él dejó que ella lo condujera hacia un área que estaba reservada para el cuerpo médico mexicano, la cual a esas horas estaba vacía. Y fue ahí en donde Genzo descubrió que Rika tenía razón, lo que le tanta falta les hacía a Lily y a él era un buen desahogo sexual.

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Los siguientes partidos fueron favorables tanto para México como para Japón. En el grupo F, México afianzó un poco más el pase a octavos de final al ganarle a Corea del Sur, aunque como Alemania le ganó a Suecia en el último momento, tendrían que esperar a la última fecha para determinar quiénes serían los dos invitados a la siguiente ronda. En el grupo H, Japón sacó el empate ante Senegal tras dejar que los africanos se adelantaran en el marcador por dos ocasiones, mientras que Colombia le había ganado a Polonia por una amplia diferencia de goles, lo que de igual manera dejaba para la última fecha el saber quién se clasificaría de ese grupo.

Wakabayashi, muy en su interior, se sentía frustrado por haberse dejado anotar en dos ocasiones, así como Tsubasa Ozhora se lamentaba por no haber podido meter el gol que les diese la victoria y asegurar así el pase a octavos de final.

– El fútbol mundial es cada vez más aguerrido.- aseguró Tsubasa cuando lo entrevistaron.- A veces, aunque luches con todas tus fuerzas, el resultado no es el que esperas y hay que vivir con eso. Sin embargo, para el siguiente encuentro me aseguraré de anotar el gol que nos meta de lleno a la siguiente ronda.

México, por su parte, si bien había hecho un buen trabajo contra Alemania y uno bastante decente contra Corea del Sur, aún estaba lejos de ser considerada como una de las mejores Selecciones, al igual que Japón debía esforzarse más si quería llegar lejos. Sin embargo, a diferencia de los japoneses, los mexicanos ya se sentían campeones del mundo, en una mala actitud que comenzó a fastidiar a propios y a extraños.

A pesar de que encontrarse era cada vez más difícil, Genzo y Lily hallaron la manera de seguirse frecuentando, aunque fuese por poco tiempo. Habiendo aceptado ya que era inútil seguir negando lo que sentían, ellos decidieron darle rienda suelta a sus emociones reprimidas y dedicar su tiempo a solas a amarse como podían y en donde podían. Eso no significaba que pasasen todo el tiempo bajo las sábanas, a veces se limitaban a darse unos buenos besos o hablar en susurros de las cosas que a ambos les gustaban y lo que les gustaría hacer en un futuro. Genzo se sorprendió al descubrir que Lily tenía un sentido del humor peculiar, muy parecido al suyo, mientras que ella quedó fascinada al encontrar un corazón gentil en él, debajo de tantas capas de indiferencia y frialdad. Lo verdaderamente malo de esa relación era que se les estaba acabando el tiempo, a menos que Japón y México fuesen los dos finalistas del torneo, a la pareja le quedaba un máximo de quince días en Rusia para continuar con su idilio. ¿Qué pasaría cuando ella tuviese que volver a México y él a Alemania? Ambos estaban conscientes de la situación pero ninguno quería tocar el tema.

– A pesar de que me he esforzado por no levantar sospechas, algunos de mis compañeros piensan que estoy viéndome a escondidas con alguien.- le dijo Lily a Genzo, en alguna ocasión en la que ella descansaba entre sus brazos.

– De mí se han burlado desde la primera vez en la que nos vieron juntos, cuando Rika se acercó a decirnos que había tensión sexual entre nosotros.- Genzo se encogió de hombros.- Habitualmente ignoro a mis compañeros, no pienso darles explicaciones.

– Eso es fácil para ti porque eres hombre, conmigo quieren saber hasta la marca de anticonceptivo que estoy utilizando.- bufó Lily.- Lo único bueno es que creen que estoy viéndome con Ëkdal.

– ¿Con Ëkdal?.- Wakabayashi saltó.- ¿Por qué con él?

– Porque me llama cada que puede, se ha convertido en un fastidio.- Lily puso los ojos en blanco.- Yo me dedico a ignorarlo a él aunque ganas no me faltan de decirle que estoy viéndome contigo.

– ¿Y por qué no lo haces?.- Genzo sintió unas repentinas ganas de golpear al sueco.- Así te dejará en paz.

– Porque una vez más tendría que recurrir a ti para que me rescataras.- Lily sonrió.- Ya lo has hecho en dos ocasiones, no quiero pedírtelo una tercera.

– Pero en esta ocasión también es necesario que lo haga.- Genzo tomó el rostro de ella para acercarlo al suyo.- Me gustaría que le quedara en claro que, por ahora, tú eres mía.

Él la besó para evitar que ella contestara. No deseaba que Lily tocara el tema de que ellos sólo eran amantes y que no habían aclarado aún cuál era el tipo de relación que tendrían ni si continuarían en contacto después del Mundial; ya se encargarían de ver eso cuando alguno de los dos equipos resultase eliminado, si sucedía, por el momento Genzo quería creer que Lily realmente le pertenecía.

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Las últimas fechas de los partidos de fase de los grupo fueron una sorpresa para todos. En un resultado que dejó atónito al mundo entero, Corea del Sur se impuso a Alemania en un partido dramático que pasaría a la posteridad. Desde las gradas, Schneider tuvo que soportar ver cómo su equipo se derrumbó sin posibilidad de recuperarse, desesperándose por tener que mirar sin poder actuar para cambiar el rumbo de la situación. Tal y como habría de declarar después, para él fue como presenciar un accidente de tráfico fatal en una pantalla, sabía lo que estaba ocurriendo y no pudo hacer algo para remediarlo. Elieth había tratado de tranquilizarlo lo mejor que pudo pero ella tenía que reconocer que Alemania cavó su propia tumba.

– Por primera vez en toda su rica historia futbolística, Alemania ha sido eliminada en la fase de grupos.- suspiró Elieth.- Será una noche para olvidar.

– Pero en cuatro años será diferente.- exclamó Schneider, apretando los puños.- ¡Nos levantaremos y seremos los campeones de nuevo!

México, a su vez, perdió ante Suecia por una amplia diferencia, en un golpe de realidad que le hizo ver a los latinos que aún les faltaba mucho camino para pensar en ser campeones. Sin embargo, gracias a la desastrosa actuación de Alemania, México clasificaba como segundo de su grupo, dándole un poco más de vida a la relación clandestina de Lily.

Por su parte, Tsubasa Ozhora no pudo cumplir con su promesa y no consiguió anotar ni un gol ante Polonia, quien terminó ganando el partido con una anotación que Wakabayashi no pudo evitar. Eso dejaba a Japón con 4 unidades, siendo Colombia el que clasificó como primero de grupo tras haberle ganado a Senegal. Durante unos angustiosos momentos, los japoneses temieron quedarse fuera del Mundial ya que estaban empatados con Senegal en puntos y en goles a favor y en contra, en un resultado que pocas veces se veía en una competición de ese nivel. Se ignoraba entonces qué criterios usaría la FIFA para el desempate y muchos temían que se hiciera a través de un sorteo, en donde se dependería exclusivamente del azar para pasar a la siguiente ronda. Sin embargo, la FIFA decidió aplicar un criterio nuevo, el "fair play", contando el número de tarjetas amarillas que habían acumulado ambas Selecciones; fue aquí en donde el destino benefició a Japón pues ellos tenían cuatro tarjetas, en comparación a las seis que tenía Senegal. Esto les dio a los japoneses la clasificación a la siguiente ronda, dándoles la esperanza de conseguir su tan anhelado sueño de ser campeones.

– ¿Es decir que pasamos a octavos de final por jugar limpio?.- Kojiro Hyuga estaba desconcertado.

– Exactamente eso, Hyuga.- asintió Taro Misaki.- Por primera vez se premia la buena conducta.

– Menos mal que Soda ya dejó de ser tan agresivo o nos habríamos quedado fuera.- se burló Ishizazki.- Si él jugara como lo hacía antes, tendríamos al menos unas veinte tarjetas amarillas acumuladas.

"Lo hemos conseguido, pero si seguimos jugando así no vamos a llegar lejos", pensó Genzo. "Están quedándose los rivales fuertes y debemos superarnos si deseamos darles pelea".

Cuando Genzo y Lily volvieron a verse, ambos se encontraban aliviados por poder seguir teniendo tiempo para estar juntos. A él le asombraba lo mucho que pensaba en ella durante el día y se preguntó si no estaría enamorándose otra vez, pensamiento que eliminó rápidamente de su mente ya que no estaba para esas cuestiones. Ella, por su parte, no se molestó en preguntarse si lo que sentía era amor o simple deseo, no quería arruinar ese pequeño oasis de felicidad que estaba teniendo en Rusia así que simplemente lo dejaba ser.

– Felicidades por clasificar a octavos de final.- le dijo Lily a Genzo, con una sonrisa.

– Felicidades a ustedes también.- asintió Wakabayashi.- A como van las cosas, si ganamos nuestros respectivos partidos nos estaríamos viendo las caras en cuartos de final.

– En teoría, sí.- la sonrisa de Lily se desvaneció un poco.- Supongo que es algo que tenía que pasar tarde o temprano, aunque no tengo muchas esperanzas de llegar a la siguiente fase, Brasil viene fuerte y el equipo no está jugando al nivel que debería. Si te soy sincera, no creo que tengamos la capacidad para pasar a la siguiente fase ni mucho menos para ser campeones del mundo.

– Te confesaré que nosotros tampoco.- reconoció Genzo, sombrío.- Nos costó sacar el empate ante Senegal y contra Polonia no lo hicimos bien; si no fuese por el "fair play", no habríamos clasificado directamente. No sé qué es lo que está sucediendo con Tsubasa, él siempre ha podido anotar cuando es necesario pero en este Mundial no está dando lo mejor de sí.

– Quizás es estrés.- sugirió Lily.- Tuvo poco tiempo de descanso tras la final de la Champions League, que jugó con el Barcelona, así que quizás está cansado, tú sabes tan bien como yo que el desgaste físico es demasiado en competencias de ese nivel.

– Eso es lo que temo.- asintió Genzo.- No me sorprendería que fuese verdad. En cualquier caso, si él y Hyuga no despiertan, también nosotros podemos despedirnos del Mundial.

Pero lo último en lo que Genzo estaba interesado en ese momento era pensar en el desempeño de sus compañeros. Lily había conseguido un lugar privado para pasar el rato y era momento de darle un desahogo físico a sus pasiones. Mientras la besaba, Genzo se dijo que sería muy bueno el poder contar con una habitación de hotel para ellos solos pero eso era prácticamente imposible.

"El amor es como un beso lanzado al viento", pensó él, mientras se desnudaban mutuamente. "Encontrarlo es difícil y sujetarlo aún más…".

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El árbitro pitó el final del encuentro. Los mexicanos en las tribunas habían enmudecido; sus rostros acongojados dejaban ver algunas lágrimas o mostraban gestos de tristeza y dolor. El sueño tricolor había terminado, Naturezza y Carlos Santana sellaron el pase de Brasil a cuartos de final, en un encuentro en donde México no fue capaz de reaccionar.

En la banca mexicana había desconsuelo y sensación de fracaso. Por sexta vez consecutiva, México había sido eliminado de un Mundial en la fase de octavos de final, perpetuando una maldición que se vivía desde el evento de México 1986, que fue la última justa mundialista en la que el equipo mexicano consiguió jugar el famoso quinto partido. Y una vez más fue Brasil el verdugo, quien no le perdonó a los mexicanos su exceso de confianza.

"Aquí acabó todo", pensó Lily, mientras contemplaba el campo. "El Sueño terminó para nosotros… Gen, espero sinceramente que ustedes sí lo logren…".

No quiso pensar en el hecho de que, dentro de poco, abandonaría Rusia para volver a México, dejando atrás su breve idilio amoroso con Genzo Wakabayashi.

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El inicio del segundo tiempo del encuentro entre Japón y Bélgica fue más explosivo de lo que cualquiera esperó. Al minuto 47, Kojiro Hyuga abría el marcador y alentaba la esperanza nipona de llegar más lejos; antes de que los belgas pudieran reaccionar a ese primer gol, cuatro minutos después Tsubasa Ozhora parecía sellar el pase a cuartos de final con una anotación que cantaron millones de almas niponas. Japón estaba eufórico, se encontraba a un paso de hacer historia al derrotar a uno de los favoritos del torneo y sus aficionados lo celebraban en las gradas.

– ¡Sí! ¡Bien hecho, Tsubasa!.- exclamó Genzo, eufórico.- ¡Hyuga y tú son los que nos llevarán a la final!

Pero cuando Japón ya se veía en cuartos de final, Bélgica tuvo el acierto de reaccionar. Los nipones, inexpertos aún en eventos mundialistas, se confiaron demasiado y subestimaron el poder de ataque belga. Creyendo que bastaba con resistir los casi cuarenta minutos que quedaban del encuentro, dejaron que Bélgica tomara la iniciativa y el primer tanto del equipo europeo cayó al minuto 68, encendiendo las alarmas japonesas. Sin embargo, en el arco estaba Wakabayashi, el Super Great GoalKeeper, el dios protector de Japón y por tanto no había algo que temer, Genzo sabría cómo contener el ataque de los belgas.

– Espero que hayan disfrutado de ese gol porque será el único que celebrarán.- farfulló Wakabayashi.- ¡Vengan, los estoy esperando!

El empate llegó al minuto 73, tumbando por tierra las esperanzas de Japón de clasificar sin problemas. Wakabayashi maldijo una y otra vez por no haber podido detener el disparo del oponente. ¡Su equipo llevaba una buena ventaja y él la había dejado perder!

– ¡No decaigas, Wakabayashi!.- exclamó Tsubasa.- ¡Aún tenemos tiempo para anotar otro gol!

Tsubasa habría de aprender que a veces se necesita más que buena voluntad para conseguir una victoria y que vencer a equipos fuertes en el torneo más importante del planeta no es igual de fácil que ganar un partido de la Liga Española. Conforme iban pasando los minutos en donde ambos equipos estaban dejando hasta las calcetas en el campo para conseguir el gol que les diera la ventaja, iba haciéndose evidente que ese partido se alargaría hasta la prórroga para definir al vencedor absoluto. ¿Serían capaces los japoneses de conseguir más goles en el tiempo suplementario o se irían a los penales? Rusia ya había eliminado a una de las favoritas, España, a través de este método, se podría pensar que, con Wakabayashi en la portería, Japón podría hacer lo mismo con otro de los preferidos, excepto por el hecho de que Bélgica también contaba con otro de los mejores porteros del mundo.

– No vamos a llegar hasta penales, ¡pásenme el balón y meteré un gol!.- exclamó Hyuga.- ¡Anotaremos el tercer tanto antes de que termine el tiempo reglamentario!

Fue en el minuto 93 cuando todo se hizo añicos. En un mundo justo, Japón y Bélgica habrían llegado hasta los penales, porque ambos merecían clasificar por haberlo dado todo; en un mundo utópico, uno hecho para ensalzar al protagonista hueco de la historia, Japón habría anotado el tercer gol en el tiempo reglamentario, o quizás en el suplementario, para sellar su boleto a la siguiente ronda. Sin embargo, la vida real era cruel e injusta y cuando el arquero belga rechazó el último intento de Japón por anotar, sus compañeros se lanzaron en un contragolpe veloz y preciso, sólo cuatro toques de balón por parte de los belgas fueron necesarios para burlar a la defensa japonesa y quedar frente al arco. Wakabayashi se lanzó para contener al atacante pero se atrasó por unas décimas de segundo, en un error que le costó a Japón el tercer gol de Bélgica. A Genzo se le detuvo el mundo por un instante al darse cuenta de lo que implicaba esa tercera anotación, hecha a escasos segundos del final del partido.

"¡NO!", gritó en su interior. "¡Esto no puede estar sucediendo!".

Sólo Tsubasa permaneció inmune al dolor general; se acercó al balón y lo tomó con las manos, dispuesto a esperar a que el árbitro reiniciara el encuentro para conseguir el empate.

– ¡Esto no se ha acabado!.- exclamó Tsubasa, enérgico.- ¡Aún tenemos tiempo!

– Ya déjalo, Tsubasa.- Hyuga se acercó a él y le quitó el balón de las manos.- Se acabó el tiempo. Y perdimos.

– ¡No, aún no!.- insistió el joven.- ¡Todavía podemos lograrlo!

– Se acabó.- repitió Hyuga, firme y enérgico.- No hay vuelta atrás.

Tsubasa se negó la realidad hasta que sus oídos escucharon los gritos de festejo belgas y el pitido del árbitro que anunciaba el final del encuentro. Derrotado, Tsubasa se dejó caer al suelo, golpeando con fuerza el pasto con sus puños al tiempo que gruesas lágrimas empapaban su rostro.

Genzo sabía que, sin importar lo que sucediera, durante mucho tiempo se culparía así mismo de esa derrota. Fue su culpa que Bélgica consiguiera darle la vuelta al marcador, permitió que ellos alcanzaran el empate y, peor aún, falló en el momento crucial del partido, el momento en el que su equipo dependía de él para resistir los escasos minutos que quedaban de juego. Wakabayashi se retiró del campo sin levantar la cabeza, no quería hablar con nadie, sobre sus hombros sentía el peso de la vergüenza y de la derrota.

"El Sueño se acabó…".

Japón, sin embargo, daría la nota positiva más tarde cuando se hiciera del conocimiento público que sus jugadores limpiaron sus vestidores hasta dejarlos inmaculados, dejando una nota que decía simplemente "gracias" en ruso, dejando en claro que si no consiguieron ser los campeones del mundo, al menos serían los campeones en educación y respeto.

Notas:

– Para esta parte de la historia me basé en el Mundial de Rusia 2018, respeté los partidos y sus resultados como se dieron en la realidad. Sin embargo, omití deliberadamente el sitio en donde ocurrieron los encuentros de Japón y México ya que ésos se jugaron en ciudades muy alejadas las unas de las otras. Así mismo, si bien cada Selección tuvo su campamento base en Rusia, en la vida real éstos estuvieron distribuidos por todo el país así que yo lo cambié a que todos estaban en Moscú para facilitarme la trama.

– El Elotito Fernández está basado en Javier "Chícharo" Hernández y James Ramírez está inspirado en James Rodríguez.

– 1000 rublos son aproximadamente unos 15 dólares.