Cuarto Acto: Gracias por hacerme sentir mi corazón de nuevo.
Moscú, Rusia.
Aún en el Mundial de Fútbol.
Genzo se dio cuenta de que Lily había estado llorando; sus ojos lucían vidriosos y su nariz estaba ligeramente enrojecida pero a pesar de eso ella le sonrió cuando lo vio. Él tampoco estaba particularmente animado pero su semblante se iluminó al ver a la chica, lo único que quedaba en Rusia que hacía que valiera la pena continuar en el país. ¡Vaya manera en la que se habían desarrollado las cosas! Ellos preocupados por la posibilidad de que sus países se enfrentaran en cuartos de final y ahora ambos estaban descalificados.
– Gen, de verdad lo siento.- dijo Lily, a manera de saludo.- Dieron un gran partido, en verdad que se merecían ganarlo.
– Al igual que Bélgica.- suspiró Genzo.- Ganaron los que supieron aprovechar sus oportunidades y cometieron menos errores.
– Lo que trato de decir es que con ustedes cualquiera pudo haberse llevado la victoria.- Lily suspiró también.- A diferencia de nosotros, que Brasil siempre fue superior.
– Oye, que ustedes tampoco estuvieron tan mal, Yuri.- replicó Wakabayashi, conciliador, usando el apodo que le había puesto desde que se hicieron amantes.
– La palabra clave es "tan".- Lily se encogió de hombros.- No importa de cualquier manera, no quiero desperdiciar el tiempo hablando de la actuación de mi equipo. Gen, he aguantado lo más que he podido pero debo marcharme ya; la mayor parte de la delegación se ha ido del país y sólo quedamos unos cuantos, no tardarán en pedirnos que abandonemos el campamento.
– Ya me suponía que algo así pasaría.- aceptó Genzo, en voz baja.- Confieso que me sorprende encontrarte todavía por aquí, temí que te hubieses marchado ya.
– No quería irme sin despedirme.- replicó Lily, sonriendo a medias.- Iba a cometer ese error en Alemania pero no pienso hacerlo aquí.
– No quisiera separarme de ti, no aún.- Genzo le acarició la mejilla.- Siento que no hemos tenido el tiempo suficiente, Yuri.
– Yo siento lo mismo pero, ¿qué puedo hacer?.- cuestionó Lily, dejándose acariciar.- Como te dije hace unos días, me gustaría quedarme de vacaciones aquí pero es imposible encontrar alojamiento.
– ¿Cuándo te marchas?.- quiso saber Genzo.
– En teoría, pasado mañana.- respondió Lily.- Elieth me ha invitado a hospedarme con ella pero supongo que sabes que está quedándose con Schneider ya que él no vino con la Selección de Alemania y por tanto ha decidido permanecer hasta la final, así que yo no quiero hacer mal tercio. Podría pedirle alojamiento a Rika pero creo que se fue con su modelo a San Petersburgo al asunto de las Noches Blancas y no ha regresado así que tampoco es opción…
– Sí, entiendo.- Genzo se lamentó al comprobar que él tampoco tenía elección.- ¿Te veré mañana? Por ahora debo irme para arreglar algunos asuntos con la JFA*, vine porque quería saber si te habías marchado ya.
– Si quieres, podemos vernos en la noche.- replicó Lily.- Me quedé sola en mi habitación y seguro que podré conseguir que entres sin que hagan muchas preguntas.
– ¿Estás segura?.- él no pudo evitar el comentario.- No me parezco mucho a Ëkdal.
Ella se echó a reír con ganas, a pesar de que se sentía triste por tener que separarse de él. Genzo se sentía igual y se preguntaba qué podría hacer para evitar una despedida tan prematura. Cierto era que, si Japón y México hubiesen ganado sus respectivos encuentros, Genzo y Lily habrían tenido unos días más para estar juntos pero ahora ya ni siquiera contaban con esa opción.
"¿Qué puedo hacer para evitar separarme de ella tan pronto?", pensó Genzo, mientras volvía a su concentración. "No quiero dejar de verla, no aún, pero no se me ocurre qué pueda…".
Se interrumpió bruscamente al recordar a Gino Hernández y su cadena de hoteles De Angelis, con la que estaba amasando una buena fortuna gracias al Mundial. Ciertamente que era imposible conseguir alojamiento en Rusia en esos momentos pero, si alguien podía hacer el milagro, ése sin duda era Gino. ¿No había dicho Lily que uno de sus deseos era quedarse en Rusia a vacacionar pero que no podía hacerlo por falta de alojamiento? Sin detenerse a pensarlo, Wakabayashi buscó el número que tenía registrado como el de Gino (el cual consiguió gracias a Erika Shanks) y se dispuso a contactarlo. Cuando el italiano le respondió y Genzo le expresó su idea, Gino soltó una imprecación en su idioma, seguida de un bufido de indignación.
– ¿Es una broma, Wakabayashi?.- manifestó.- ¿De dónde demonios quieres que te consiga una habitación ahora? Sí sabes que se está jugando el Mundial, ¿verdad?
– Muy gracioso, Hernández, pero estoy seguro de que tú podrías hacerlo.- replicó Genzo, sin inmutarse.- Seguro que tienes alguna suite presidencial disponible.
– La suite presidencial la ocupo yo, lo siento.- negó Gino.- Y no tengo otro sitio que pueda ofrecerte, ni siquiera en otra ciudad, a menos que moviera huéspedes y eso no sería… Hmmm, espera un momento, se me ocurre una idea pero me vas a tener que dar cuando menos unos diez minutos para ver si puedo ponerla en práctica.
– Te doy una hora.- contestó Wakabayashi.- Si me consigues una habitación para lo que resta del Mundial, te la pago a precio de oro. Aclaro que busco algo para dos personas pero no necesito que sea muy grande, me conformo con que tenga una cama matrimonial.
Gino colgó para marcarle después a su novia, quien tenía una de las mejores habitaciones en uno de los De Angelis en Moscú; Erika Shanks quedó bastante sorprendida con la solicitud de su novio, sobre todo porque él no era de hacer ese tipo de favores.
– ¿Me estás pidiendo que te entregue mi habitación para que se la des a esta persona que de la nada tuvo antojos de hospedarse en Rusia a medio Mundial?.- cuestionó Erika.- ¿Quién es, el Papa?
– No.- Gino rio.- Es amigo tuyo, Genzo Wakabayashi se llama.
– ¿Genzo?.- Erika se asombró aún más.- ¿Por qué rayos quiere Genzo una habitación?
– Supongo que va a quedarse a disfrutar del Mundial, yo que sé.- replicó Gino.- Por lo que me dijo, piensa hospedarse con otra persona.
– ¿En verdad?.- exclamó Erika.- ¿Con quién?
– No llegué a tanto.- se disculpó Gino.- Luego le hablas y le sacas esa información, lo que por ahora me interesa saber es si vas a cederme tu habitación, amore.
– ¿Y en dónde voy a quedarme?.- quiso saber ella, aunque ya se lo imaginaba.
– Mi suite presidencial es grande, seguro que ahí cabemos los dos.- contestó Gino, con malicia.
– En ese caso, señor Hernández, me veré obligada a cambiar de habitación.- Erika se echó a reír.- Dale mi sitio a Genzo, aunque dile que después le cobraré el favor.
– Ten por seguro que me encargaré de dejarle eso muy en claro.- asintió Gino.- Le voy a cobrar esto con intereses.
Cuando el portero italiano le confirmó al japonés que le había conseguido una habitación para dos personas, Genzo se sintió satisfecho al ver que su plan repentino estaba teniendo éxito. Sin embargo, cuando se reunió con Lily más tarde, se preguntó por qué carajos creyó que ella aceptaría su oferta, la cual a todas luces podría resultar incómoda por lo indecorosa pero se dijo que no estaba en posición de volver a dudar. Ya en el pasado titubeó a causa de los recuerdos de Elliot y de Akari y eso le había impedido hacer lo que realmente deseaba hacer, ya no estaba en posición de hacerlo de nuevo. Así pues, en cuanto Lily apareció y le informó que debía abandonar el campamento mexicano lo antes posible, Genzo le habló de la habitación que le consiguió Gino Hernández y la invitó a quedarse con él para el resto del Mundial. Lily, sorprendida, no supo qué responder de primera intención porque no entendió qué era lo que él estaba proponiendo.
– ¿Me estás pidiendo que permanezca contigo en Rusia por otros quince días?.- quiso saber ella.
– Sí. ¿No dijiste que si pudieras te quedabas unos días más para conocer el país?.- replicó él.- Aquí tienes una oportunidad, sólo que te estoy pidiendo que la conozcas conmigo. Podría haber conseguido dos habitaciones pero encontrar una sola fue una proeza así que…
– Bien, eh.- Lily se ruborizó.- Supongo que compartiríamos habitación como pareja o como amantes o como amigos con derechos o algo por estilo, ¿no? No sé qué pensar…
– Sé que estoy siendo atrevido por pedírtelo así.- la cortó Genzo.- Pero es demasiado pronto para pedirte que seas mi…
– No, déjalo así.- ahora fue ella quien interrumpió, asustada.- No le pongamos etiquetas a esto. Realmente me encantaría estar contigo durante los quince días que le restan al Mundial pero tengo una condición.
– ¿Cuál es?.- cuestionó Wakabayashi.
– Que esto no trascienda.- respondió Lily, con una sonrisa de disculpa.- Pasemos juntos estos quince días sin preguntarnos qué será del mañana, disfrutemos el presente sin pensar ni en el pasado ni en el futuro.
– Me agrada tu condición.- reconoció Genzo.- La acepto. Si necesitas cambiarte hoy mismo, seguro que puedo arreglar que ya nos entreguen la habitación.
– ¿No tienes que volver con tu Selección o regresar a Alemania por alguna cuestión?.- quiso saber Lily.
– No realmente.- Wakabayashi se encogió de hombros.- Nos han dado vacaciones y supongo que contigo ha sido lo mismo.
– Claro. Con el Mundial, todo queda pausado hasta nueva orden.- asintió ella.- Y los que hemos sido descalificados no tenemos nada mejor que hacer de cualquier manera…
Esa misma noche ambos ocuparon la habitación que había sido de Erika Shanks; para evitar entrevistas incómodas por parte de reporteros que supieran que él seguía en Rusia, Genzo pidió en recepción que desviaran todas las llamadas que se hicieran a la habitación, cosa con la que Lily estuvo de acuerdo. Cuando terminaron de acomodar el equipaje, ambos se sentían nerviosos por quedarse a solas.
– Por cierto, ¿te conté que he estado recibiendo mensajes de Ëkdal?.- Lily habló para tratar de vencer sus últimos miedos.- Me insiste en que me haría bien salir con un campeón del mundo.
– ¿Ah, sí?.- Genzo enarcó las cejas, con desdén.- ¿Ya te presentó a uno?
– Supongo que hablaba de él mismo.- ella se echó a reír.- Le contesté que debería de descansar bien para su siguiente partido contra Inglaterra en vez de estar acosando a mexicanas descalificadas en su tiempo libre.
– No sabe darse por vencido, ¿eh?.- Wakabayashi sintió una punzada de enojo.- Lástima por él, esta vez le he ganado la partida.
– Para mi buena fortuna.- Lily sonrió.
Después de unos instantes de silencio, Genzo se preguntó qué debía hacer, si ofrecerse a dormir en la pequeña sala accesoria de la lujosa habitación o si simplemente debía acostarse con ella en la misma cama, pero Lily se le dejó ir con un beso apasionado. Él se lo devolvió con muchas ganas pero no pudo evitar sorprenderse un poco.
– ¿Qué sucede?.- quiso saber ella.- ¿Te he incomodado?
– No es eso.- negó él.- Pensé que te estaba incomodando a ti…
– De ninguna manera.- suspiró Lily.- Gen, ambos somos lo suficientemente adultos como para andar de remilgosos. Dejemos de lado los tabúes y disfrutemos de esto, ¿de acuerdo?
– Muy bien, doctora.- él sonrió.- Como tú digas.
Se besaron con intensidad durante un largo rato antes de decidirse a usar la enorme y mullida cama. A partir de ese momento y durante quince días, ellos se limitarían a disfrutar del presente sin pensar en nada más.
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Elieth se sorprendió mucho cuando, al llamar por teléfono a la habitación de su hermana, la recepcionista le informó que la señorita Erika Shanks ya no se encontraba ocupando ese aposento, pero que la comunicaría al sitio en donde ahora se hospedaba. Lo primero que hizo Elieth cuando Erika le respondió fue preguntarle en dónde carajos se encontraba y por qué había hecho tal cambio.
– En el mismo hotel, Peque, pero en la suite presidencial.- contestó Erika.- Subí de nivel, ¿qué te parece?
– Ventajas de acostarte con el dueño, ¿no?.- se mofó Elieth.
– Mira quién habla, la que se anda paseando por Rusia con su prometido.- se rio Erika.
– Oye, no ando de paseo solamente, sabes bien que Karl está deprimido por la eliminación de Alemania y debo levantarle la moral.- replicó Elieth.
– Sí, entiendo.- Erika se puso seria de repente.- Nadie esperaba que Alemania se fuese en la fase de grupos, se esperaba más de ellos. Para Schneider debió ser un martirio el verlo todo desde la tribuna sin poder hacer algo para impedir la caída de su equipo.
– Lo fue.- suspiró Elieth.- Pero creo que ya se está reconciliando consigo mismo y ha aceptado que la eliminación de Alemania no ha sido su culpa. En fin, ¿por qué a medio Mundial se te ocurrió cambiar de habitación? ¿Es que tu novio no se pudo aguantar las ganas de tener sexo o qué?
– No es eso.- negó Erika.- Al parecer, Genzo le solicitó a Gino que le consiguiera un cuarto y, por tratarse de él, Gino me pidió que le diera el mío.
– ¿Genzo pidió una habitación en el hotel de Gino?.- Elieth se sorprendió.- ¿Por qué?
– No lo sé.- contestó Erika.- Intenté contactarme con él pero su teléfono está apagado cada vez que marco y al parecer pidió explícitamente que no se le pasaran llamadas a la habitación. Pero Gino ha dicho que Genzo aclaró que necesitaba que la habitación fuese para dos personas, así que no está solo.
– ¡Oh!.- Elieth se asombró aún más.- ¿Así que Genzo se conquistó a alguien, por fin? Es bueno saber que está dejando su pasado con Aki atrás. ¿Sabes quién es la afortunada?
– No.- respondió Erika.- Gino no logró sacarle esa información.
Cuando Elieth terminó de charlar con su hermana, intentó hablarle a Genzo a su teléfono móvil para que le contara sobre esa cuestión pero, tal y como Erika dijo, la llamada se desviaba al buzón de voz. Elieth se quebró la cabeza intentando averiguar quién podría ser esa chica misteriosa.
– ¿Con quién estará este hijo de su tal por cuál?.- preguntó, en voz alta.
– ¿Quién está con quién?.- quiso saber Karl, recién salido de la ducha.
– Genzo, al parecer.- Elieth lamió con los ojos el cuerpo de su novio.- ¿Necesitas que te ayude a secarte, mi Emperador?
– Así estoy bien por el momento, pero quizás más tarde puedas ayudarme con otra cosa.- Karl sonrió con malicia.- ¿Qué ha hecho Wakabayashi esta vez?
– Acabo de hablar con Erika y ella me ha dicho que Gino le pidió su habitación para dársela a Genzo.- explicó Elieth.- Y que le contó que iría acompañado, así que estoy tratando de averiguar quién es la susodicha ya que Genzo tiene el teléfono apagado.
– ¿Qué te hace pensar que va con una mujer?.- rebatió Karl, secándose el cabello con una toalla.- Quizás esté con un hombre.
– Sé bien que no está con un hombre.- Elieth puso los ojos en blanco.- Porque si Genzo fuese homosexual o bisexual, serías tú quien estaría con él.
– No sé cómo tomarme eso.- Schneider soltó la carcajada.- Bien, supongamos que está con una mujer, ¿qué hay de malo en eso?
– Nada, realmente.- admitió Elieth, mirando a su novio de arriba abajo mientras comenzaba a vestirse.- Sólo me gustaría saber quién le quitó el trauma que le dejó Akari Yamazaki. ¿Seguro que no necesitas ayuda, mi amor?
– Tal vez.- él le sonrió con coquetería.- Meine Kleine, eres realmente entrometida cuando se trata de tus amigos cercanos, así que para que dejes de armar líos en tu cabecita, te diré cuál es mi creencia: Wakabayashi está con la doctora Del Valle.
– ¿Qué cosa?.- Elieth se sobresaltó.- ¿Qué te hace creer que Genzo está con Lily?
– Que Lily nos dijo que se iba a quedar unos días más en Rusia.- Karl se encogió de hombros.- Y como no creo que haya tenido reservación previa en algún hotel porque no sabía en qué momento sería eliminado su equipo, es evidente que apenas consiguió en dónde quedarse y me parece que la habitación que Genzo Wakabayashi ha encontrado en el De Angelis es un buen lugar. Los rumores se han corrido mucho en estos últimos días y me parece que no les has prestado atención, Kaltz me contó que se les ha visto juntos a Wakabayashi y a Lily en varios lugares, a solas.
– Ésos no son motivos suficientes para asegurar que esos dos están juntos.- a pesar de sus palabras, Elieth tenía cara de que la idea le parecía lógica.- Es decir, podría ser coincidencia, ¿no? Aunque reconozco que la repentina decisión de Lily de quedarse más tiempo en Rusia se acopla bien a la repentina decisión de Genzo de conseguir hospedaje en Moscú.
– Quizás no lo recuerdes pero en Alemania siempre hubo tensión sexual entre ellos.- comentó Karl, pensativo.- Muchas veces me dio la impresión de que Wakabayashi quería dar un paso más con ella pero siempre se contuvo. Y se veía que era bien correspondido por Lily pero ella no estaba en condiciones de acercarse románticamente a alguien, todavía no había pasado suficiente tiempo desde la muerte de Elliot…
– De todos modos, si ellos están juntos, ¿por qué no me lo han dicho?.- Elieth hizo un puchero.- ¡Soy la mejor amiga de ambos!
– Tal vez porque Lily estuvo comprometida con tu hermano muerto.- respondió Schneider, con todo el tacto del que fue capaz.- Y Wakabayashi era uno de sus amigos cercanos, creo que la situación es lo suficientemente extraña como para incomodar a cualquiera.
– Pero eso sería una estupidez.- rebatió Elieth.- ¡Si lo que más quiero es que Genzo y Lily sean felices! Lily necesita superar a Elliot, por su bien, por mucho que nos duela a ambas, porque de otra manera se marchitará en vida y no queremos eso. Y con respecto a Genzo, ya me había hartado de que se encerrara tanto en sí mismo por culpa de Akari, necesita clausurar ese capítulo de su vida y continuar. Es cierto que no me esperaba verlos juntos pero eso no significa que me moleste.
– Aún así, tú eres la hermana del prometido muerto de Lily.- insistió Schneider, haciéndole señas para que se acercara.- Dales tiempo, cuando acepten lo que sucede, te lo dirán.
– Eso espero.- suspiró Elieth, dispuesta a ir a los brazos del alemán.- Qué más da, igual y te equivocas y Genzo está con alguien más.
Pero algo le decía a la francesa que su novio tenía razón.
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Mientras Bélgica despachaba a Brasil, Francia mandaba a Uruguay a casa, Suecia caía ante Inglaterra y Croacia hacía añicos el sueño de Rusia, Genzo y Lily se dedicaron a pasear por todos los lugares interesantes que se encontraron en Moscú. No tenían boletos para los partidos que faltaban pero no les interesaba, veían las transmisiones cuando tenían la oportunidad, en bares o restaurantes en los que compartían con otros turistas (muchos de los cuales reconocieron al guardameta japonés), o bien acostados en la cama, acompañados de comida del hotel y algunas cervezas; sin embargo, la mayoría de las veces ocupaban el tiempo en pasear y divertirse o a veces se encerraban en la habitación para hacer el amor. Los celulares de ambos se llenaron de fotos de ellos en la Plaza Roja, frente al Kremlin o la Iglesia de San Basilio, así como de imágenes en la calle peatonal de Arbat y frente al río Moscova. Estar en la sede de un Mundial como turista y no como representante de una Selección era una experiencia diferente y única, algo que ninguno había tenido la oportunidad de disfrutar.
– El Mundial Sub-19 que ganamos se jugó en Japón, así que fue como estar en casa, literalmente.- comentó Genzo, mientras él y Lily contemplaban la puesta de sol desde el balcón de la habitación.- En el Mundial pasado tampoco tuve la oportunidad de conocer alguna de las ciudades brasileñas a fondo; me he dicho muchas veces que iré alguna vez, cuando tenga vacaciones pero… .- él se encogió de hombros.- Siempre termino vagando por Alemania o regresando a Japón.
– Suele suceder.- Lily sonrió.- Yo tampoco he tenido vacaciones desde… bueno, desde lo que tú sabes… No quiero tocar ese tema pero creo que no me había tomado el tiempo de distraerme un poco debido a eso, es bueno darse un respiro de vez en cuando.
– Sin lugar a dudas.- Genzo contempló el horizonte rojizo, pensando que le quedaban pocos ocasos para compartirlos con Lily.- El pedirte que te quedaras conmigo es una de las mejores ideas que he tenido en mi vida, me parece.
– Estoy totalmente de acuerdo.- asintió ella.- Éstos han sido de los mejores días de mi vida.
"Me estoy enamorando y no quiero admitirlo", pensó él. "¿O es que lo estoy ya? De cualquier manera, no tiene mucha importancia, al acabar el Mundial ambos regresaremos a donde perteneceremos y esto llegará a su fin…".
"Si te repites esto suficientes veces, quizás acabes creyéndotelo…".
– Me está dando hambre.- comentó Lily, cortando sus pensamientos.- ¿Qué te parece si pedimos una pizza y un paquete de cervezas para ver el resumen del partido entre Suecia e Inglaterra para poder burlarme bien de Ëkdal cuando vuelva a molestarme?
"O tal vez no lo creerás nunca…".
– Me agrada la idea.- Genzo reprimió sus pensamientos.- Sí que sabes cómo convencerme de ver jugar a Ëkdal, doctora. Pero te advierto que si él vuelve a enviarte un mensaje, yo mismo le contestaré para decirle que más le vale dejarte en paz.
Lily rio, sin tomarse muy en serio el comentario. Sin embargo, cuando Ëkdal insistió por última vez que le diera una oportunidad, Genzo tomó el teléfono de la chica y se tomó una selfie, con Lily dormida entre sus brazos, la cual después envió a Ëkdal. La foto no era comprometedora, sólo se veía que ella descansaba sobre él pero quedaba claro que estaban juntos y, sí, también enamorados. El portero quedó a la espera de la respuesta de Ëkdal, preparado para cualquier contestación posible que el sueco pudiera darle. Por fortuna, éste pareció entender el mensaje y ya no respondió.
"¿Se puede revivir un corazón muerto en tan poco tiempo?", era la pregunta que tanto Genzo como Lily se hacían constantemente. "¿O será que nunca estuvo realmente muerto?".
"Quizás", se dijo Lily. "Sólo creí que había muerto junto con Elliot… Ha sido Genzo quien me ha hecho ver que no fue así…".
"De verdad creí que no tenía corazón, de tanto que Aki se esforzó por hacérmelo creer", pensó Genzo. "Y ha sido Lily quien me ha hecho darme que no es así…".
La cercanía de las semifinales les hizo ver a ambos que el tiempo se les estaba acabando. En alguna ocasión, mientras paseaban por una de las estaciones del metro de Moscú, tan digno de visitar por su maravillosa arquitectura, Genzo tuvo la curiosidad de saber qué haría Lily al concluir el Mundial.
– Seguiré como médico de la Selección.- contestó Lily, extrañada por la pregunta.- No había pensado mucho en eso pero es lo lógico.
– ¿Piensas volver a Europa en algún momento?.- volvió a preguntar Genzo.- Antes vivías en Francia, si mal no recuerdo.
– No sé si eso entre dentro de "hablar del pasado".- Lily frunció el ceño.- Pero de cualquier manera te responderé: honestamente, no he pensado en regresar. Vivía en Francia con Elliot porque era ahí en donde él quería estar, cerca de su familia y de sus amigos; a mí me parecía bien porque cualquier lugar era bueno siempre y cuando estuviese a su lado. Cuando Elliot murió, quedarme en Francia dejó de tener sentido y por eso me fui. Elieth me pidió que me mudara a Alemania con ella pero necesitaba encontrarme a mí misma primero. No sé ni siquiera por qué estoy diciéndote esto, sé que volver a mi país fue retroceder porque se vive mejor en Europa, pero necesitaba tomar una decisión por mi cuenta, no sé si me entiendas… Quizás debería de callarme ya…
– No lo hagas.- pidió Genzo, serio; al escucharla hablar de Elliot sintió celos, aceptando que había cometido un error pero no deseaba corregirlo.- Te estoy entendiendo, continúa por favor.
– El caso es que mi decisión fue volver a México porque es mi tierra natal, ahí nací y crecí y necesitaba estar en contacto con algo que conocía y amaba para poder recuperarme.- continuó Lily, evitando mirarlo a los ojos.- Y porque era un sitio en donde Elliot no estuvo presente, no encontraría recuerdos asaltándome en cada esquina.
– Puedo entender eso.- Genzo sonrió a medias.- No se lo vayas a decir a nadie, ni siquiera a la Peque, por favor, pero una de las razones que me hicieron aceptar el contrato con el Bayern fue que así podría irme de Hamburgo y dejar atrás recuerdos difíciles, entre ellos los de Aki. Hasta para el hombre más estoico es difícil pasar por sitios en donde estuvo en compañía de alguien que amó sin deprimirse.
– Bueno, pues entonces sabes lo que sentí.- Lily sintió una punzada de celos al escuchar esta revelación.- La cuestión es, que si regreso a Europa, no será a Francia porque no creo que sea capaz de seguir adelante por mí misma en ese lugar, no lo considero sano. Si vuelvo, será a algún sitio que yo haya escogido por mí misma, porque considero que ahí hay algo por lo que vale la pena regresar.
– Entiendo.- fue todo lo que él dijo.
Permanecieron en silencio durante algunos minutos, hasta que Lily se atrevió a cortarlo con un carraspeo.
– ¿Puedo hacer una pregunta yo también?.- cuestionó.
– Adelante, es lo justo.- asintió Genzo.
– ¿Qué piensas hacer tú en el futuro?.- Lily lo miró con seriedad.- Y no me refiero al profesional sino al personal. ¿Tienes planeado casarte algún día, tener hijos, formar una familia?
– Ehm… .- Wakabayashi titubeó.- Honestamente, no lo sé…
– ¿De verdad no lo sabes?.- ella frunció el ceño.- No te creo.
– Es cierto.- insistió el portero.- Nunca en mi vida he pensado mucho en eso; quizás, cuando estuve con Aki, llegué a pensar en ella como mi esposa pero no estuve cerca de comprar un anillo, no lo suficiente. Ahora… bien, no lo sé. Supongo que si llegara la persona indicada, quizás pensaría en decirle que quiero que esté conmigo.
– Sí, ya entiendo.- Lily bajó la mirada.- ¿Seguimos recorriendo las estaciones o prefieres hacer otra cosa?
– Por mí está bien.- contestó Genzo. "Siempre que esté contigo…".
"No quiero que te vayas a tu país, nos separará un océano", pensó él. "Pero tampoco puedo pedirte que te quedes conmigo hasta que averigüe si eres tú a quien quiero pedirle que se quede a mi lado. En verdad deseo que tuviéramos más tiempo…".
"¿Por qué carajos le preguntaste eso?", pensó ella, a su vez. "¿Eres estúpida o qué? A ti no te debería de interesar si él quiere casarse o no, su trato es que sean amantes durante el tiempo que dure el Mundial y ya, lo demás no interesa…".
Pero Lily sabía que sí importaba.
En las inmediaciones de una de las estaciones del Metro ruso había una señora que vendía pulseras tejidas a mano, las cuales lucían los colores de las banderas de las treinta y dos Selecciones participantes al evento. Al verlas, Lily tuvo una idea que Genzo adivinó al instante.
– Una buena manera de recordar esto será llevando una pulsera con los colores de la bandera del otro.- comentó Lily, al tiempo que tomaba la que tenía los colores verde, blanco y rojo del estandarte mexicano para atársela a Genzo en la muñeca.
– Es una buena manera de demostrar amistad entre países.- señaló la mujer, una rusa de ojos cálidos y claros.- Nada une más a dos personas de diferente nacionalidad que llevar la bandera del otro.
– Estoy de acuerdo.- Genzo tomó una pulsera en blanco y rojo para ponérsela a Lily.- Amistad, respeto y agradecimiento.
"Y también amor".
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En las semifinales, Francia venció a la poderosa Bélgica en un partido apenas satisfactorio; Genzo, quien vio el encuentro en compañía de Lily en uno de los muchos bares de la ciudad, se preguntó qué rayos ocurrió con la Bélgica que los eliminó del Mundial en menos de veinte minutos. La que se enfrentó a Francia no fue capaz de revertir un marcador con un gol en contra y dejó que les bleus se llevaran el boleto a la final; Wakabayashi en cierto modo se sintió decepcionado, esperaba que el equipo que le rompió sus sueños llegara cuando menos a la gran final.
– Todo parece indicar que Francia ganará este torneo.- señaló Lily, mientras daba buena cuenta de la orden de camarones asados que pidió.- Sin importar quién sea su oponente, es la gran favorita. Pierre Le Blanc debe de sentirse cuando menos satisfecho de haber sabido capitanear a una Selección compuesta en su mayoría por jugadores jóvenes.
– Es uno de los equipos que han sabido mantener un ritmo estable.- contestó Genzo, secamente.- Aunque esperaba que Bélgica fuese quien ganara el encuentro.
Alguien, ubicado detrás de ellos, les tomó una fotografía y el portero estuvo tentado a pedirle que los dejara en paz; si no lo hizo, fue porque Lily le suplicó con la mirada que lo ignorara. Genzo suspiró, aceptando que esa fotografía estaría vagando por la red antes de que ellos acabaran de comer.
En la segunda semifinal, Croacia eliminó a Inglaterra en un encuentro histórico y cardiaco, logrando una proeza única en su género. Wakabayashi y Lily vieron el resumen con melancolía, ciertamente que ambos deseaban que hubiesen sido México y Japón los que consiguieran esa hazaña.
– ¿Querrás ver la gran final, Gen?.- preguntó Lily, mientras paseaban tomados de la mano.- Podríamos quedarnos en el hotel si lo prefieres.
– No estoy muy seguro.- confesó Genzo.- Por una parte me gustaría, después de todo es el máximo evento de fútbol del planeta, pero por otro…
– Quisieras ser tú quien jugara la final, ¿no es así?.- ella lo miró con ternura.- Si te molesta, podemos hacer otra cosa.
– No, está bien.- negó el portero.- Me agrada la idea de verlo desde el hotel.
Iban cruzando la Plaza Roja cuando Genzo recibió un mensaje burlón de Hermann Kaltz. "De verdad que no te gusta perder el tiempo", decía. "Linda chica la que te conseguiste. ¿No es ella la doctora que Ëkdal quería ligarse?".
El joven decidió que era un buen momento para apagar su teléfono.
Más tarde, sin embargo, después de dormir un rato tras haber hecho el amor con Lily, Genzo volvió a encenderlo para hacer algunos movimientos bancarios relacionados a los gastos que había tenido en el día (si bien Lily ofreció pagar su parte de las cuentas, Genzo se negó ya que, después de todo, a él le pagaban en euros); en ese momento él recibió un mensaje de Elieth, que ella había enviado varias horas atrás.
"Sé que sigues en Rusia así que te invito al estadio Luzhniki a ver ganar a Francia su segunda estrella. Tenemos sitio de sobra, sólo tienes que llamar para confirmar tu asistencia".
Genzo estuvo tentado a contestar por la misma vía pero lo pensó mejor y decidió llamarle a su amiga ya que aún no era muy noche, así que salió al balcón para no despertar a Lily. Elieth respondió al tercer timbrazo y Genzo se dio cuenta de que ella se contuvo para no gritarle.
– ¡Qué milagro que te dejas escuchar, Wakabayashi!.- exclamó Elieth, sarcástica.- ¿Qué es lo que ha impulsado al ingrato "dios protector de Japón" a comunicarse con esta humilde mortal?
– Había olvidado que, cuando quieres, eres muy ácida.- contestó Genzo, quien a pesar de todo sonrió.- Nos vimos después del partido que tuve contra Bélgica, ¿recuerdas? Pasaste a buscarme para darme tu apoyo moral, lo cual te sigo agradeciendo.
– Sí, y ni por eso fuiste capaz de decirme que te quedarías en Rusia, ¿verdad?.- replicó Elieth.- Yo que usé mis influencias diplomáticas para poder pasar a verte hasta los vestidores y tú que me pagas siendo tan ingrato.
– En ese momento ni yo mismo sabía que me quedaría.- suspiró Genzo.- ¿Tu invitación al estadio es real o sólo un método para atraerme?
– Totalmente real.- respondió Eli.- Papá tiene todo un palco presidencial, ventajas de llevarse bien con Putin, de manera que tenemos espacio de sobra. Habrá grandes estrellas del fútbol mundial como Karl Heinz Schneider y Gino Hernández, así como grandes figuras del modelaje internacional como Sasha Ivanóvich Medvid; todos vamos a criticar el desempeño de Pierre Le Blanc, no te lo puedes perder.
– ¿En verdad Schneider y Hernández estarán ahí?.- Wakabayashi se echó a reír.- Supongo que son invitados especiales de las hijas del presidente francés.
– Por supuesto, querido.- respondió Elieth, con autosuficiencia.- ¿Cuento contigo o no?
– Es atractiva tu idea.- Genzo no quiso comprometerse hasta hablar con Lily.- Te informaré en el transcurso del día de mañana, ¿de acuerdo?
– Si lo que necesitas es convencer a Lily, ponla al teléfono y yo lo hago.- Elieth agarró la oportunidad al vuelo.- Quien, por cierto, es otra pequeña traidora por no avisarme que está contigo.
– No puedo hacer eso.- negó Wakabayashi.- Porque no está…
– Si me dices que es porque no está contigo, te daré una patada en el trasero cuando te vea.- lo interrumpió Elieth.- Sé que está contigo, no han dejado de aparecer fotografías de ustedes dos paseando por Moscú, no pretendas verme la cara de estúpida, Genzo Wakabayashi.
– Iba a decir que no puedo ponerla al teléfono porque no está despierta.- Genzo rio brevemente.- De hecho, estoy en el balcón porque no quiero que nuestra charla la moleste.
– ¿Por qué carajos no me dijeron que están juntos?.- Elieth se escuchó dolida.- ¿No se supone que ambos son mis mejores amigos?
– Sí, lo somos pero… .- Wakabayashi suspiró; a lo lejos, las luces de la ciudad brillaban.- También eres la hermana de Elliot y eso en cierta forma nos afectó a los dos, o por lo menos yo sí me sentí culpable. Creo que ambos pensamos que esto está mal y por eso no nos atrevimos a confesártelo.
– ¿Por qué creen que están haciendo mal?.- inquirió la francesa, con suavidad.- Genzo, todos sabemos que Elliot no va a volver jamás, por más que lo deseemos, no tiene algo de malo que su ex novia quiera rehacer su vida con otra persona, es una tontería querer que ella se quede soltera por siempre. No es como si Lily y tú se hubiesen enamorado cuando él aún vivía y lo hubieran traicionado, es una simple coincidencia que ambos fuesen cercanos a Elliot pero no es culpa de ninguno y tampoco deben detenerse por eso.
Wakabayashi no pudo evitar hacerse una pregunta curiosa: ¿Qué habría sucedido si él no hubiese terminado con Akari y Elliot no hubiera muerto? ¿Habrían sentido Lily y él la misma atracción y, en ese caso, habrían sabido contenerse o el asunto habría acabado mal para los cuatro?
"Ésa es la clase de preguntas de las que te alegras que se queden sin respuesta", se dijo el portero.
– Supongo que tienes razón pero eso no elimina el sentimiento de culpa.- confesó Genzo.- No puedes elegir hacia quién te sientes atraído.
– Exactamente eso, mi querido Genzo.- Elieth suspiró.- Mírame a mí, que terminé enamorada de un presumido mujeriego.
– Te estoy escuchando, Elieth Shanks.- Genzo escuchó a Karl hablar en la lejanía.- Mándale mis saludos a Wakabayashi, en vez de estarme atacando.
– Regrésale mis saludos.- Genzo rio.- Lamento no haber sido sincero contigo antes, Peque, me alegra que no te hayas molestado por eso.
– No los puedo culpar, después de todo.- replicó ella.- ¿Cómo van a hacerle para mantener su relación a distancia? ¿O es que Lapinette ha decidido mudarse a Alemania? Porque no creo que tú quieras irte a México, ¿o sí? Sería una estupidez.
– No vamos a continuar con esta relación después del Mundial.- Wakabayashi carraspeó.- Hicimos el trato de estar juntos durante estos días y después cada uno volverá a su vida normal.
– Es broma, ¿no?.- bufó Elieth.- ¿Por qué harían una tontería como ésa?
– Porque no estamos enamorados.- respondió Genzo. "Mentiroso, tú sí lo estás".- Lo nuestro es netamente sexual.
– Ajá.- Elieth no creyó ni una palabra.- ¿Me estás diciendo que sólo son amantes? Sí, cómo no, los conozco a ambos y ustedes no son de relaciones pasajeras, a los dos les gustan los noviazgos largos y auténticos. ¿Cuál es la finalidad de engañarse como idiotas?
– Peque, te aprecio mucho en verdad pero no voy a discutir eso contigo ahora.- Genzo supo que no estaba listo para abordar ese tema.- Acepto tu oferta de ver la final en el palco presidencial, de cualquier manera la doctora y yo pensábamos verla por televisión.
– Pfff, verla por televisión es igual a no hacerlo.- Elieth aceptó su derrota momentánea.- Los espero a los dos aquí, por supuesto; si puedes, dile a Lapinette que sigo esperando su llamada.
– Lo haré.- Genzo sonrió.- Gracias, Peque.
– No hay de qué.- ella suspiró.- De verdad que me gustaría que ustedes fuesen una pareja más formal.
Tras cortar la llamada, Genzo se quedó contemplando el horizonte durante un tiempo más. ¿Qué tan preparado estaba realmente para abrirle su corazón de nuevo a otra persona? Después de lo sucedido con Aki, él había decidido que sólo quería enfocarse al fútbol y dejar las relaciones románticas de lado, pero ahí estaba envuelto en un amorío con otra persona que también creyó tener muerto el corazón.
Después de un rato regresó a la cama; Lily se despertó cuando él se acostó, girándose para abrazarlo y Genzo la acomodó entre sus brazos; mientras comenzaba a quedarse dormido, el joven se dio cuenta de que iba a dolerle mucho el separarse de ella cuando el tiempo se les acabara.
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El día de la gran final, Genzo y Lily se dirigieron al estado Luzhniki con una mezcla de emoción y nerviosismo. Lily ya se había comunicado con Elieth para aclarar su situación con respecto a Genzo pero éste no supo qué fue lo que se dijeron ya que decidió que les daría privacidad. Así pues, si bien ambos sabían que Elieth ya estaba enterada de su relación clandestina, los incomodaba el tener que admitirla delante de los demás Shanks.
– ¿Qué tal si a Erika o a Leo no les agrada la idea?.- preguntó Lily, dubitativa.- ¿O si es al tío Rémy al que no le parece bien? No quiero crear un ambiente incómodo.
– No creo que alguno de ellos se oponga.- replicó Genzo; él sintió que ella le apretó la mano con fuerza.- Porque, después de todo, lo nuestro terminará el día en el que nos marchemos de Rusia, ¿no es así?
– Sí.- contestó ella.- Pero eso no evita que se puedan ofender…
Se quedó callada al darse cuenta de que estaba pisando terreno peligroso. Genzo, para cortar el estrés, se puso a hablar sobre el partido y las probabilidades de que cada equipo ganara. Lily, aliviada, le siguió el tema, declarando que su candidato favorito para ganar el torneo era Francia.
– Son una Selección joven pero bien conformada, están listos para ganar su segunda estrella.- comentó Lily.- Y así Didier Deschamps se unirá al selecto club de los futbolistas que han ganado un Mundial como jugadores y como directores técnicos, al igual que Franz Beckenbauer y Mario Zagallo.
– Son fuertes, sí, pero Croacia ha dado la sorpresa.- replicó Genzo.- Podrían conseguir algo histórico si saben jugar bien sus cartas. Además, el que Francia esté conformada por jugadores tan jóvenes les puede jugar en contra, considerando que la falta de experiencia ha afectado a otros equipos en el pasado.
– Hablas demasiado, Genzo Wakabayashi, veo que no se te ha quitado lo bocón.- le gritó una voz femenina desde atrás.- ¿Quieres apostar a que este Mundial lo gana Francia?
Ambos se giraron para ver a Rika acercarse a ellos; llevaba puesta la camiseta de Francia e iba acompañada por un hombre terriblemente atractivo y serio, de cabello negro y ojos verde claro. Lily se asombró al comprobar que Sasha Ivanóvich Medvid era más guapo en persona y se dijo que comprendía el por qué su prima lo había escogido por encima de Taro Misaki, Sasha era el tipo de hombre que conseguía lucir impactante y elegante aún con la camiseta de Rusia que llevaba puesta. Rika abrazó a Lily y a Genzo y los presentó con Sasha, tras lo cual se puso a despotricar contra Wakabayashi por haberse atrevido a decir que Croacia podía ganarle a Francia.
– Oye, yo sólo digo lo que opino, basándome en lo que sé de fútbol.- Genzo se ajustó la gorra blanca que se había puesto ese día.- Lo cual, por cierto, no es poco.
– Sí, como digas.- Rika puso los ojos en blanco.- ¿Vamos a apostar o qué?
Mientras se dirigían a la zona del palco presidencial, Genzo se puso a hablar sobre la fabulosa actuación del equipo ruso y Sasha le siguió el tema, complacido con los comentarios del japonés; de inicio, el modelo ruso se había sentido incómodo porque sabía bien que Wakabayashi era compañero y amigo del ex novio de Rika, pero a Genzo esta cuestión no le importaba porque no era su asunto y por tanto trató a Sasha sin rencores. Mientras los hombres hablaban, Lily aprovechó para burlarse de Rika.
– Oye, ¿no te va a resultar raro ver jugar a tu ex en compañía de tu amante?.- preguntó la mexicana.
– ¿Qué dices?.- Rika fingió demencia.- Misaki no va a jugar esta final, creí que eso ya lo sabías.
– Hablaba de Le Blanc.- replicó Lily, burlona.- Bien que lo sabes.
– Querida, yo jamás anduve con Pierre, ésos fueron puros chismes.- respondió Rika, muy digna.- Por cierto, hablando de chismes, menos mal que Genzo y tú sólo eran amigos, ¿verdad?
– Cállate.- Lily enrojeció.
Cuando los cuatro jóvenes llegaron al palco, ya estaban reunidos ahí los demás invitados: el presidente francés Rémy Shanks con su esposa, su hijo mayor Leo con su novia Gwen (quien era la mujer rubia que Genzo vio en el funeral de Elliot), la gemela de Leo, Erika Shanks, la cual estaba acompañada por Gino Hernández y, por último, Elieth, cuya pareja era Karl Heinz Schneider. Todos saludaron efusivamente a los recién llegados, causando alivio en Genzo y en Lily porque a nadie parecía importarle que ellos estuviesen juntos.
– Bien, aquí estamos.- dijo Schneider cuando todos tomaron sus lugares.- En la final de la Copa del Mundo, viéndola desde las tribunas porque nuestros equipos no consiguieron llegar.
– Tú de cualquier manera no habrías podido jugar, Schneider.- señaló Wakabayashi.- Al menos estabas lesionado, yo fui el responsable de la derrota de mi equipo.
– Por lo menos ustedes llegaron al Mundial.- terció Gino, melancólico.- ¿Necesito recordarles que Italia quedó fuera de este certamen?
– Vamos, que no te ha ido nada mal haciendo negocios con tu cadena de hoteles, ¿no es así?.- replicó Genzo, recordando la enorme suma que Gino le cobró por la habitación de último minuto.
– Oye, que de algo hay que vivir.- el italiano se encogió de hombros.- Admitámoslo, somos patéticos, deberíamos ser como Le Blanc, que se aferra a la idea de ganar el título aunque ya esté muy viejo.
– Que tiene nuestra edad, no jodas, Hernández.- protestó Schneider, ocasionando que los otros se echaran a reír.
"Por algo los jugadores se van de vacaciones cuando son eliminados", pensó Wakabayashi. "Es terriblemente descorazonador el ver desde el palco un partido que deseabas jugar tú. Al menos no soy el único que se siente así…".
– Somos masoquistas por estar aquí en vez de irnos a disfrutar del sol en una playa mexicana.- Gino pareció leerle el pensamiento a Genzo.- Tal y como hizo Levin. ¿No han visto sus últimas publicaciones en Instagram? Ha subido fotos de sus vacaciones en Cancún, en donde lo está acompañando una chica mexicana que se encontró por allá.
– Mira que no pierde el tiempo.- se mofó Schneider.- Aunque no es el único, ¿verdad, Wakabayashi?
– Métete en tus asuntos, Schneider.- gruñó Genzo, ocasionando que los otros soltaran la carcajada.
Monsieur Shanks repartió camisetas de Francia a todos sus invitados, las cuales ya llevaban bordada la segunda estrella; sin embargo, respetó que Schneider, Wakabayashi, Hernández y Medvid optaran por no usarla por respeto a sus respectivas Selecciones. Lily sí se la puso por encima de su camiseta de tirantes y Genzo no pudo evitar pensar que se veía hermosa vestida de azul.
– ¿Sucede algo, Gen?.- preguntó ella, en voz baja.
– Nada, realmente.- negó Wakabayashi, tomándola de la mano.- Simplemente me pregunté cómo te verías usando una camiseta de Japón, Yuri.
Por respuesta, ella se ruborizó.
Ninguna de las acciones importantes pasó desapercibida para los espectadores: Francia se puso a la cabeza con un autogol, para después perder la ventaja por culpa una respuesta rápida del rival; sin embargo, diez minutos después del empate, un jugador croata tocaría el balón con la mano dentro del área, acción que fue fuertemente reclamada por los franceses. El árbitro se vio obligado entonces a valerse del recientemente incorporado VAR, tras lo cual marcó un penal a favor de los franceses al comprobar el fallo croata. Anotar el segundo gol fue lo que necesitó Francia para terminar de despertar pues le dejó ir dos goles más a Croacia, que no tuvo el tino de reaccionar más que para conseguir un gol más, anotado gracias a un error garrafal del portero francés, mismo que no pasó desapercibido ni para Hernández ni para Wakabayashi.
– ¡Pero cómo despejas así, carajo!.- gritó Gino.- ¡Ya mejor dale el balón directamente!
– O quítate de la portería.- completó Genzo.- Es imperdonable cometer esa clase de errores en una final de Copa del Mundo.
– ¿Para eso querías estar en la final?.- continuó Gino.- Quítate y déjame jugar, que lo haría mucho mejor que tú.
– Mientras unos hubiésemos dado lo que fuera por hacer un buen despeje en la final, otros simplemente cometen errores de amateurs.- añadió Wakabayashi.- ¡Tremenda vergüenza!
– Croacia y Francia se la han pasado todo el partido regalándose goles, con un poco de ayuda del VAR.- replicó Schneider.- Al menos eso no pasó con nosotros en el Mundial pasado.
A pesar de la equivocación del portero, Francia se coronó como campeona en Rusia con un resultado total de 4 goles por 2. Si no hubiese sido por el VAR, el resultado hubiera podido ser otro pero la historia estaba ya escrita. Wakabayashi no sabía a qué se debía pero le dio la impresión de que la final fue bastante deslucida a pesar de la lluvia de goles. Al menos tenía que reconocer que Croacia nunca agachó la cabeza y que intentó seguir peleando hasta el final.
– Quién diría que tu ex terminaría ganando la segunda estrella para nosotros, ¿eh Rika?.- se mofó Elieth.
– Que nunca anduve con Pierre, ¡cómo fastidian con eso!.- gruñó Rika, al tiempo que Sasha fruncía el ceño.
– Después de esto nos iremos a mi mansión a festejar.- anunció Rémy, eufórico.- ¡Todos están invitados!
Minutos después, Rémy se retiró para participar en la ceremonia de premiación. Genzo supo que no deseaba estar presente en ese evento, sería deprimente el ver cómo otro obtenía lo que él tanto deseó, así que le susurró a Lily que tenía ganas de retirarse.
– No quieres ver cómo otro equipo se lleva el trofeo, ¿cierto?.- contestó ella, en voz baja.- Te entiendo, aunque supiera que mi equipo no se lo iba a llevar, sí es bastante descorazonador ver que otro lo consigue.
– Creo que debe ser peor para Croacia.- Wakabayashi sonrió a medias.
– Por fortuna, nosotros no estamos tan obligados como Gino o Karl a ir al festejo.- suspiró Lily.- Voy a hablar con Eli.
Elieth comprendió que sus amigos no quisieran estar presentes en la ceremonia de premiación y que tampoco desearan acudir al festejo. Después de todo, ni Schneider ni Hernández tuvieron que jugar el Mundial, uno por lesión y el otro porque no clasificó, pero el caso de Wakabayashi era diferente así que entendía bien el por qué quería marcharse.
– Además, debemos aprovechar al máximo el tiempo que nos queda.- susurró Lily.- Pasado mañana nos iremos de Rusia…
– Eso es porque quieren.- bufó Elieth.- No necesitan separarse así pero allá ustedes si quieren ser tan tercos…
En el fondo, Lily sabía que su mejor amiga tenía razón pero no quería admitirlo.
Las calles de Rusia eran un caos ordenado, lo cual resultó beneficioso para la pareja, quien se confundió entre los turistas y aficionados que asistieron a la gran final. Por aquí y por allá se veían banderas francesas y una que otra croata, así como de otros países varios aunque en menor cantidad. Lily sintió cierta nostalgia, esa fiesta enorme y multicultural se había acabado ya y al día siguiente el mundo volvería a la normalidad.
– Éstas han sido las mejores vacaciones de mi vida.- exclamó ella, mientras caminaba entre la gente, tomada de la mano de Genzo.- Nunca las olvidaré.
– Yo tampoco.- él la miró con un sentimiento que se parecía mucho al amor.
Cualquier plan que hubiesen tenido antes de llegar al hotel, se esfumó en abrazos y besos ardientes. Conscientes de que les quedaba muy poco tiempo, ambos comenzaron a desnudarse con prisa, deseando disfrutar del tiempo que les quedaba. Mientras entraba en ella, Genzo se dijo que el deseo es un sentimiento muy parecido al amor, pero experimentado en diferentes situaciones: mientras que el deseo era indispensable para disfrutar de un buen sexo, el amor era el toque que hacía especiales los momentos vividos al lado de una persona. Lily le había hecho experimentar ambas emociones pero estaba consciente de que quizás ella no sentía lo mismo por él.
"Es algo que sentí por Aki, sin duda, pero también lo siento por ella", pensó. "Y seguramente Lily lo experimentó por Elliot… Se puede amar y desear a una persona más de una vez en la vida y el que hayas perdido a alguien que a quien amaste no significa que no hallarás a otra persona que te haga sentir vivo…".
Los últimos rayos del sol se colaban a través de las ventanas; Lily, acurrucada en el pecho de Genzo, veía cómo las sombras de los objetos de la habitación se alargaban hasta convertirse en un todo oscuro. La joven sabía que Genzo estaba despierto pero no quiso interrumpir el momento de intimidad que habían alcanzado, mientras él le acariciaba el cabello con suavidad y ella escuchaba los latidos de tu corazón. A lo lejos comenzaron a encenderse las luces de los edificios y a través de las ventanas cerradas se colaba el murmullo del tráfico nocturno, de la música y de los festejos callejeros.
– Gracias.- murmuró Genzo, repentinamente.
– ¿Por qué?.- Lily se sorprendió.
– Por enseñarme un par de lecciones de vida, Yuri.- respondió él, serio. Ella podía sentir la reverberación de su voz en el pecho.- Me había encerrado en mí mismo, negándome a aceptar que el amor es como cualquier cosa en la vida: necesitas levantarte después de una caída. Tal vez no es necesario que sigas intentando congeniar con alguien más sino esperar a que llegue la persona indicada, lo importante es no negarte a experimentar esa sensación de nuevo.
– ¿Y yo en qué manera te ayudé a ver eso?.- cuestionó Lily, avergonzada.- No soy precisamente el mejor ejemplo de persona que sabe levantarse tras una caída, tú eres fiel testigo de lo mal que afronté la muerte de Elliot.
– Y también soy testigo de que pudiste levantarte.- replicó Genzo.- Aunque te negaste mucho a aceptarme.
– Mira quién habla, el que se culpaba de lo infeliz que fue su ex novia por su culpa.- ella se burló.
– Creo que la única manera en la que hubiera podido comprender lo idiota que es creer eso era que me lo hiciera ver alguien que conociera el dolor de la pérdida.- suspiró el portero.- Por eso es que te lo agradezco.
– No lo hagas.- Lily cerró los ojos.- Porque tú también me salvaste a mí.
"¿Deberíamos entonces separarnos", era el pensamiento de ambos. "Deberíamos dejar esto como un 'amor de verano' o debemos admitir que nos amamos? ¿Funcionaría una relación más estable, teniendo como base unos antecedentes como los nuestros?".
Pero ninguno se atrevió a externar esos pensamientos en voz alta, los cuales fueron diluyéndose en la noche, mientras ambos contemplaban desde el balcón, abrazados, las estrellas del cielo y los festejos de las calles de Moscú. Lo único que quedó en el pensamiento de los dos fue que las heridas habían sanado y que estaban listos para seguir adelante, de manera definitiva.
"Siempre habrá otra oportunidad…".
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El aeropuerto estaba repleto de personas soñolientas que buscaban regresar a casa; la mayoría de ellas seguían experimentando una cruda moral y social que realmente no se curaría con el regreso a la rutina. Sin embargo, eso era algo que tarde o temprano iba a suceder, por mucho que lo quisieran evitar, y la inevitabilidad de esta cuestión los ponía a todos de muy mal humor.
Sólo Genzo y Lily permanecían inmunes al efecto, aunque comenzaban a experimentar nostalgia y tristeza por la inminente separación. Ambos habían respetado el acuerdo de ser amantes durante el Mundial y ahora que éste había acabado, era momento de separarse ya. Lily tomaría un avión a Ámsterdam para después hacer una conexión a la Ciudad de México, mientras que Genzo abordaría un vuelo directo a Múnich. Ella habría podido irse con él a Alemania para después tomar un avión a México pero ambos decidieron que lo mejor era separarse en Moscú, como algo simbólico. Así pues, ellos estaban esperando a que comenzara el embarque del vuelo hacia Ámsterdam, que partía primero que el de Múnich.
– Si alguna vez necesitas ayuda, háblame.- dijo Genzo, cuando la pantalla de los vuelos anunció el abordaje del avión de KLM.- Tienes mi correo electrónico o puedes contactarme a través de Elieth.
– Lo sé, gracias.- ella sonrió.- Estoy consciente de que puedo pedirte ayuda si lo necesito aunque, por curioso que parezca, creo que ni siquiera requeriré apoyo para mandar a volar a Ëkdal, de la noche a la mañana dejó de molestarme.
– ¿De verdad? ¡Qué curioso!.- Genzo sonrió con malicia.- Pero es bueno que sea así.
– Lo sé.- Lily titubeó, nerviosa.- Llámame si algún día llegas a ir a México, puedo servirte de guía de turistas.
– Lo haré sin dudar.- él le acomodó un mechón de pelo.- Gracias.
Ellos aún llevaban las pulseras tejidas, bien atadas a sus muñecas; ambos se quedaron callados durante algunos minutos, sin saber qué más decirse. Repentinamente, Genzo se quitó la gorra blanca y se la colocó a Lily en la cabeza. Ella lo miró, muy sorprendida.
– Un último regalo de despedida.- dijo Wakabayashi.- Espero que lo conserves, Yuri.
– Lo haré, Gen.- Lily soltó una risita emocionada.- Y espero que tú conserves el mío.
La chica se quitó un paliacate azul que traía alrededor del cuello y lo amarró en la mochila de viaje del portero. Cuando ella acabó, Genzo sonrió para agradecer el detalle, tras lo cual tomó a Lily entre sus brazos y la besó con intensidad. Ella le devolvió el gesto, sin importarle que alguien pudiera amonestarlos.
– Buen viaje, doctora.- dijo Genzo, cuando se separaron.- Cuídate, por favor.
– Buen viaje, Wakabayashi.- respondió Lily.- Cuídate tú también.
Ella recogió sus cosas y echó a andar hacia el área de abordaje de su vuelo. Él la miró irse, alta y orgullosa, sabiendo que una de las cosas que más recordaría sería la manera en la que su largo cabello se movía con gracia al andar.
– Gracias por la oportunidad para hacerme sentir mi corazón de nuevo, Genzo Wakabayashi.- Lily se giró de manera repentina, tras lo cual volvió a caminar sin esperar a que él respondiera.
"Gracias ti, Lily Del Valle", pensó Genzo. "Por hacerme sentir vivo de nuevo…".
El Sueño mundialista de Rusia había terminado. Era hora de ir en busca de uno nuevo.
Fin.
Notas:
– *JFA: Japan Football Association.
– Genzo Wakabayashi y todos los personajes de Captain Tsubasa, incluyendo a Aki Yamazaki, pertenecen a Yoichi Takahashi.
– Lily Del Valle, Elliot (Tapia) Shanks, Rika O'Hara, Gwen Heffner y Alder Ëkdal son personajes creados por Lily de Wakabayashi.
– Elieth Shanks, Erika Shanks, Leo Shanks y Sasha Ivanovich Medvid son personajes creados por Elieth Schneider.
– Sólo para este fic, el padre Elieth es presidente de Francia.
