Porque no siempre perder es el final, tal vez solo es el inicio de algo nuevo, una nueva vida, una nueva oportunidad de encontrar la felicidad, esa felicidad que le fue arrebatada desde el momento de su nacimiento, al fin podría ser libre.
Naruto le pertenece a su respectiva autora, la historia es completamente de mía. Es de temática Yaoi.
Un encuentro del destino
Eran de lugares completamente distintos, el lugar del que provenía el prácticamente no existía o si era conocido por alguien se le tomaba como una pequeña aldea insignificante, pero cada cierto tiempo debido a rumores, su aldea era atacada con el propósito de confirmar esos rumores, los cuales hasta ese momento aún no han sido confirmados.
La aldea conocida por platinium tiempo atrás ahora conocido como Green era así de majestuoso como su nombre, actualmente habitado por escazas personas, a pesar de los años seguía igual de hermoso, desde que él tiene memoria se han ocultado, o bueno ocultan sus habilidades de las demás aldeas.
Debido a que tiempo atrás, mucho tiempo atrás, no se sabe exactamente cuántos años realmente han pasado, en la aldea, existía un clan llamado Platín, los cuales se podría decir que eran casi humanos, cada uno de ellos poseía cualidades extraordinarias, únicas y especiales; ejemplo de ello era que poseían un poder extraordinario aun y cuando su apariencia fuera la de la más delicada flor, tenían características únicas, tenían los cabellos plateados o rubios claros, poseían ojos de un precioso color azul o verde, su apariencia era la de un ángel. Pero como siempre que existe un gran poder también existen personas llenas de ambición que quieren hacerse con ese poder, y esta no fue la excepción.
Tiempo atrás ellos convivían con las demás aldeas, pero estas se las pasaban en guerra, y al enterarse de sus habilidades, buscaron la alianza ya que pensaban que con ellos a su lado ganarían la guerra, pero ellos al rechazar sus ofertas por ser un pueblo de paz, fueron vistos como una amenaza, poco a poco fueron capturándolos y asesinados al reusarse a ayudarles, algunos muy pocos para ser exactos lograron escapar y formar una familia, pero eran escasos los que lograron, cuando se dieron cuenta de que quedaba una población muy escasa decidieron aislarse de nuevo del mundo, después de todo desconocían la verdadera ubicación de su pueblo, con el pasar de los años los Platín solo eran un mito.
Las cualidades de los Platín eran envidiadas y temidas, aun y cuando este pueblo demostró con acciones que eran de confianza, sus habilidades curativas, su gran intelecto y su gran poder fue envidiado, sus sentidos estaban altamente desarrollados sobretodo la visión y el oído. El bosque en que se encontraba ubicado su pueblo estaba escondido para su protección, ya que si alguien se enteraba de que aún seguían existiendo querrían capturarlos y utilizarlos a su conveniencia.
El creció como un niño feliz, su pueblo era hermoso pero a pesar de aun tener diez años sentía que algo le faltaba, no sabía qué, pero lo descubrió en aquella ocasión en que salieron fuera de la aldea, su madre se encontraba recolectando platas que solo crecían en la aldea de konoha, su madre siempre le advertía que no se dejara ver por nadie, que era peligroso. Pero él no la escucho esa vez, solo siguió a su corazón, llego a un claro, sus ojos solo observaban al bebe más hermosos que había visto en su vida, no supo que lo impulso a poner en su cuello el amuleto que le dio su abuela cuando cumplió cinco años, él bebe abrió los ojos y entonces pensó que ese bebe era un ángel, de unos preciosos ojos, en cuanto escucho voces, se alejó, no podía ser descubierto su madre se enfadaría.
Donde estabas pequeño- le pregunto Roset a su hijo
mami conocí al bebe hermoso en el mundo- decía un pequeño de diez años muy feliz a su madre
y en donde lo conociste cariño – pregunto su madre, no demostrando su preocupación
en el bosque, tiene los ojos más bonitos que he visto, le he obsequiado el collar que me regalo mi abuela – su madre estaba impactada, desde que su madre le obsequio ese collar nunca se había separado de ese objeto, así que solo le sonrió, su pequeño era tan lindo, esperaba algún día conocer a ese bebe, pero era mejor mantener a su hijo a salvo
bueno cariño, es hora de regresar a casa – le dijo, no podría permitir más encuentros con las demás aldeas, era peligroso para ella y su pueblo
si mamá- le dijo y sonrió recordando a ese bebe que sin saber que le había robado su corazón
crees que lo vuelva a ver pronto, mamá –pregunto con duda
por supuesto cariño ya verás que lo volverás a ver más pronto de lo que piensas – después de escuchar las palabras de su madre volvió a sonreír, era una de las sonrisas más hermosas que alguien pudiera realizar, Roset se sentía culpable pero era lo mejor que su hijo se mantuviera alejado de ellos.
Pasaron los años y el no logro olvidarlo. Él se había convertido en el protector de su aldea, ellos siempre elegían a uno de ellos para protegerlos pero debido a su gran esfuerzo y responsabilidad morían jóvenes, a pesar de saber que perderían la vida era un sacrificio que estaban dispuestos a correr, hasta que descubrieron que podían lograr su supervivencia traspasando su chacra a ellos cada cierto tiempo; pero su cuerpo lo rechazaba últimamente, en poco tiempo morir ira, aun no sabía cuándo exactamente. Cada uno de los miembros de su familia adquiría la responsabilidad de ser protector, los aldeanos cada cierto tiempo le daban su chacra para restaurar un poco del chacra perdida, razón por la que a pesar de tener ya 22 años aún tenía la apariencia de un chico de 14 años.
Los aldeanos estaban preocupados por su salud, así que planearon entrenar y enfrentar a los enemigos ellos también para darle un poco más de tiempo de vida; contaba con dos guardianes que lo vigilaban y luchaban por el, en esos momentos se había escapado, estaba cerca de esa aldea en donde conoció a ese pequeño bebe de hermosos ojos y curiosas marquitas en sus mejillas.
Ellos confiaban en él, no podía defraudarlos pero deseaba ver una vez más a su precioso ángel de ojos azules, así que en una de sus salidas cercana a Kohoha, fue a verlo, lo vio a lo lejos, lo reconoció por esos hermosos ojos, su corazón latió con fuerza, alguien venia pero logro esconderse a tiempo, se había vuelto más hermoso de lo que recordaba, dio la vuelta y volvió a casa, habia cumplido su ultimo deseo.
Naruto estaba muy aterrado esos hombres comenzaron a prender fuego a lo que estaba a su alrededor, moriría quemado, tenía que intentar pedir ayuda, no quería morir, ¿porque él?, que fue lo que hizo mal, de pronto se percata que su collar había sido olvidado por los ladrones, con solo moverse un poco logro hacerse con el objeto, si moriría tendría su preciado collar con él.
Al otro lado del bosque un joven rubio de ojos verdes regresaba de una batalla no podía permitir que su pueblo fuera amenazado ellos no eran guerreros, tiempo atrás renunciaron a las guerra se consideraban médicos o por lo menos curaban a la gente, sabía que no le quedaba mucho tiempo su cuerpo se encontraba muy herido, su único deseo era seguir viviendo y ver una última vez a ese ángel del que se enamoró siendo un niño de 12 años, pero sabía que eso era imposible debido a su grave estado de salud tenia conciencia de que una pelea más le costaría la vida y aun así lucho para proteger a la aldea en la que había nacido, su familia y amigos eran mucha más importantes que su vida.
Siguió su camino de vuelta a su aldea pensando que no llegaría a su hogar y moriría en ese lugar cuando de pronto escucho una voz muy lejana pidiendo ayuda además de risas, corrió lo más rápido que su cuerpo le permitía en dirección de las voces, corrió y corrió era una distancia muy larga, después de todo su familia tenía la característica de escuchar a una distancia considerable, su único pensamiento en ese momento era que si iba a morir su muerte no sería en vano, lo que vio le aterró y se abalanzo hacia aquellos hombres cuando estos comenzaban a marcharse, tenía que sacar de ese lugar a ese joven antes de que las llamas se hicieran más grandes y ninguno de los dos logrará salir; a pesar de sus heridas al ver a ese joven de aquella manera le dio la fuerza necesaria para salvarlos a ambos y a los pocos segundos esos hombres estaban muertos ninguno sobrevivió, no merecían vivir después de cometer tal barbaridad.
Las llamas cada vez se esparcían más y más, tenía que darse prisa y salir de allí pronto, si no ayudaba pronto a ese joven el también moriría, con todas las fuerzas que le quedaban tomo al chico en brazos se sorprendió de lo poco que pesaba incluso estando débil pudo sostener su cuerpo sin ningún problema, esquivaba las llamas y los árboles que poco a poco comenzaban a caer hasta que se alejó a un distancia considerable del incendio.
Ya estas a salvo, pequeño –le dijo, pero este se había desmayado, no lograba reconocerlo; su rostro estaba destrozado y ensangrentado-¿Quién eres? –le pregunto, cuando se percató del objeto que tenía en sus manos, quedo sorprendido y comenzó a llorar –Perdóname, perdóname –le decía, mientras lo abrazaba a su cuerpo – Perdóname, por no llegar a tiempo, mi ángel – decía mientras le colocaba el collar de nuevo en el cuello.
En ese momento el cayo de rodillas y tosió sangre, cuando escucho ruidos, se levantó de inmediato con su ángel en brazos, no tal vez se le escapo alguien pensó, pero no, no se le había escapado nadie, eran los aldeanos que venían en su búsqueda ya que estaban preocupados, llevaba dos días desde que se había marchado a enfrentar a esas personas, después de casi dos días peleando el venció.
Permaneció parado con su ángel en brazos, siendo observado por los aldeanos y su madre, no se separaría de él, el poco tiempo que le quedaba de vida, tan pronto como los aldeanos vieron al chico fueron en su auxilio.
Una de las aldeanas se acercó a ellos, los demás mantuvieron sus distancias. –Está muy mal herido pronto moriría– dijo, Clarisa una de las aldeanas.
De pronto comenzó a llover, tenían que llegar pronto a un lugar seco, pero de nuevo volvió a caer de rodillas, en cuanto escucho que su ángel moriría, ¡no, él no podía morir!, ¡el no!
Debe haber una forma de salvarlo –dijo así que se acercó a su ángel y lo tomo entre sus manos para intentar ayudarlo pero no sabía cómo, lo abrazo a su pecho lo más fuerte que podía, sus fuerzas se estaban debilitando no le quedaba mucho tiempo, su cuerpo se lo decía, a pesar de la lluvia los aldeanos y su madre podían apreciar las lágrimas que derramaba, no pudiendo evitar llorar también por el sufrimiento de su cielo.
Una de las personas que se encontraba en ese lugar era su madre - perdóname mama – dijo de pronto, se le había ocurrido una idea, él no se salvaría, pero había una pequeña posibilidad de salvar a su ángel, aun y cuando era una posibilidad muy mínima, el intentaría salvarle, reunió todo el chacra que aún le quedaba en su maltratado cuerpo y se lo traspaso, pero no despertó, solo pedía al cielo que lograra salvarse, la aldea de la que el provenía tenía el don de curar a otros con su energía, razón por la que eran blanco fácil para ataques de otros que querían hacerse con ese poder.
Perdóname amor mío, perdóname –lloraba tomándolo de su mano –perdóname por ser egoísta y querer que vivas –lloraba de una manera tan lastimera que si lo vieras también te daban ganas de llorar
perdóname por condenarte a esta vida, pero quiero que vivas –odiaba hacerle eso al amor de su vida, condenarlo a esa vida, pero era la única manera de salvarlo., sabía que su familia y amigos le protegerían mientras él lograba volverse más fuerte.
Su madre sabía lo que el intentaba hacer, aun con todo el dolor en su corazón no impidió que su hijo siguiera con su cometido, lloraba en silencio. Ella sabía quién era ese chico, lo supo en cuanto vio ese collar en su cuello, el destino era caprichoso y cruel, ella todos esos años impidió que ellos estuvieran juntos, lloraba por que su hijo no pudo ser feliz al lado de ese joven, por su egoísmo; pero ella solo quería proteger a su hijo, siempre quiso lo mejor para él; y ahora ambos estaban muriendo, no interferiría en la decisión de su hijo.
Se acercó y arrodillo al lado de su hijo y del joven – Perdóname tu a mí –le pedía a su hijo mientras los abrazaba a ambos y le traspasaba chacra a su hijo, tenía que intentarlo, los aldeanos al comprender lo que ella intentaba, prosiguieron a dar de su chacra a ambos jóvenes. –No tengo nada que perdonarte, madre, siempre has hecho lo que has pensado mejor para mí, así que no tengo nada que reprocharte –
Mientras le daba su chacra veía todos sus recuerdos y eso le partía el alma como una persona con sentimientos tan puros había sufrido tanto, así que tomo una decisión, desde que era un niño sabía que era diferente a los demás, así que le daría recuerdos felices, y le daría todas sus habilidades, no pudo proteger a su ángel, pero le daría las armas necesarias para que este pudiera defenderse. La lluvia caía cada vez más fuerte haciendo que el incendio poco a poco se desvanezca.
Sus fuerzas se estaban desvaneciendo –madre , aldeanos- así que tenía que decirles su ultimo desea antes de morir -este chico ha sufrido demasiado, por favor prométanme que lo cuidaran y protegerán como si fuera yo –acariciaba los cabellos de su ángel y les decía –por favor, denle todo el amor que me tenían a mí, no permitan que nadie más le haga sufrir, prométanme que le harán feliz – les pedía llorando a un mas, mientras les hacía ver los recuerdos de su ángel salvo que ninguno de ellos podía ver los rostros de ninguna de las personas de los recuerdos y los del joven, era lo mejor. Solo una persona vio los verdaderos rostros de esas personas y esa era su madre.
-no guarden rencor en su corazón, perdonen y olviden – les pedía con la voz entrecortada – ayúdenlo a que perdone y olvide todo lo malo que ha sufrido – les pedía mientras miraba a su ángel y lo acercaba más a su pecho –No dejen que un corazón tan puro, se tiña de negro – te lo prometemos hijo – le decían cada uno de los aldeanos mientras intentaban contener las lágrimas, él sabía que cumplirían su promesa, ya que esa aldea se caracterizaba por su bondad y ser personas de gran corazón – amaremos a ese chico como si fueras tu – dijo una de las aldeanos y los demás estaban de acuerdo, su madre y aldeanos prometieron cumplir la última voluntad de su cielo, de ese ángel que siempre se había encargado de protegerlos.
- Madre, piensa en el cómo en un hijo, dale ese amor que siempre le hizo falta, dale todo el amor que ya no podrás darme- le pidió y su madre solo asintió y le sonrió a pesar de las lágrimas.
- su ojo derecho está sumamente dañado, dale el mío – pidió por ultimo a su madre, les dedico una última sonrisa y cerro sus ojos para siempre y su cuerpo empezara a caer, su madre logro atraparlo y lloro con todas sus fuerzas, su pequeño su hijo había muerto, aun y cuando sabía que su hijo moriría pronto nunca se está completamente preparado para una perdida así, a pesar de los intentos de ella y los aldeanos por salvarlo, fue en vano. En cuanto su corazón de detuvo, la lluvia comenzó a caer más y más fuerte, el cielo lloraba por la pérdida de un ángel era lo que pensaban los aldeanos, tenían que encontrar un lugar seguro si no los intentos de salvar al joven de su cielo serian en vano.
Se acercó al cuerpo del joven, aun respiraba, se veía muy grave debían de darle atención medica pronto, la lluvia solo complicaba todo, todos ayudaron a llevar a los jóvenes a la aldea, mientras iban de regreso en sus mentes se iban crenado recuerdos de ese joven y ellos desde que era un bebe hasta ese momento, pero lo extraño es que no veían su rostro, y recuerdos en donde su ángel les pedía que sonrieran que no lloraran porque el siempre estaría con ellos protegiéndoles, no dejaba de sorprenderlos, y por último en esos recuerdos les dedico una sonrisa, esa sería una promesa silenciosa entre ellos ese joven y su querido Midorima.
Se llevaron ambos cuerpos, Midorima un joven de 25 años con la apariencia de un joven de 19 años, él era una persona muy amada por todos, y cumplirían su promesa, cuidarían a ese chico como si fuera su cielo.
