Recuerdos que quedaron en el olvido

Parte 1.

Ese era un día que nadie olvidaría sobre todo por las innumerables perdidas de hijos, hermanos, padres, madres, amigos un día negro en el pueblo de Konoha, un día que se mantendría siempre en sus corazones, era un día triste en muchos sentidos perdieron tanto pero sin embargo nadie se dio cuenta nadie se dio cuenta o tal vez unos cuantos fueron los afortunados que tuvieron la dicha de ver nacer a un pequeño bebe el último de los Platin con unos hermosos cabellos rubio y de unos preciosos ojos azules. Tal era su dolor que olvidaron las características de esos seres tan míticos y tan antiguos, pero que se podía esperar el dolor y la pena era intenso en esos momentos que nadie podría culparlos, y cuando se dieran cuenta de su error sería demasiado tarde.

Era un misterio todo lo que sucedió ese trágico día, en donde nuestro pequeño fue condenado al abandono y el sufrimiento, solo una persona o más bien bestia sabía lo que realmente sucedió o más bien dicho después de tanto tiempo pudo atar los cabos sueltos y descubrir gran parte de lo que paso.

Kurama después de muchos años siendo prisionero en cuerpos humanos por primera vez tuvo un amigo una de sus contenedores, ella era una persona grandiosa fue la primera persona que se preocupó por él, fue la única persona que se tomó el tiempo para escuchar acerca de su historia.

Ella le escuchaba atentamente pidiéndole que le contara una y otra vez esta fascinante historia, de cómo fueron creados los buijis y en especial el.

Muchos años incluso antes de que los Platín existieran fueron creados los biujis criaturas enormes y fantásticas con un enorme poder creados para proteger a los humanos, los seres humanos temiendo a lo desconocido y al gran poder del que eran poseedores empezaron a envidiarlos y en consecuencia a considerarlos un peligro, la mitad de la población era participe de aborrecer a los biujis pero la otra mitad aun los consideraba como sus ángeles protectores, ellos como criaturas nobles y no queriendo hacer ningún daño se abstuvieron de defenderse optando por la opción de desaparecer, pero como siempre no todo sale como se planea.

Hubo una gran guerra en la cual muchos de ambos bandos murieron pero ninguno de los dos se rendiría tan fácilmente, cada uno de ellos creían en un ideal, los biujis y por sus buenos sentimientos se sintieron tristes y culpables llegando a un acuerdo con los humanos, ellos escogerían a un humano como su contenedor, ese humano seria su intermediario para evitar más guerras, serian poseedores de los poderes de los buijis y se encargarían de proteger a los humanos en su nombre, serian enseñados a respetar y querer a los demás, humildes, pero nada salió como fue planeado, los contenedor pronto fueron considerados monstruos ahora ellos eran las amenazas. No queriendo pelear de nuevo se resignaron a vivir de esa manera, no podían abandonar a sus contenedores sin que estos murieran, les habían tomado aprecio, sus contenedores fueron los nuevos en sufrir al ser repudiados y odiados, muy pocos eran los que fueron amados, con el tiempo dejaron de intentar comunicarse con sus contenedores ya que con el tiempo ellos empezaban a odiarlos por el cruel destino a lo que muchos fueron condenados y los crueles e inhumanos tratos a los que eran sometidos.

Fueron pasando los años, y con el paso del tiempo conforme sus contenedores llegaban a cierta edad, ellos eran cambiados de contenedor, sonaba muy cruel, no volvieron a encariñarse con ellos la vida de los humanos era tan efímera, pero a pesar de todos esos años se puede decir que siempre recordarían a unos cuantos que les hicieron confiar de nuevo en la humanidad, solo unos cuantos que no le consideraban monstruos y que los trataban con respeto. En total eran nueve biujis todos poseedores de una a nueve colas el biuji con menor poder era el de una cola y así sucesivamente hasta el de nueve colas que era el de mayor poder.

Kurama el biuji de nueve colas, el más poderosos de todos, él siempre se negó a entablar conversaciones con sus contenedores durante todos los años que llevaba viviendo, ningún humano logro captar su atención, hasta ese día en que la conoció a ella su nuevo contenedor una pequeña niña de preciosos cabellos pelirrojos cual ave fénix, la cual era también del clan de los Uzumaqui los únicos con el poder necesario para poder contenerlo, todos sus contenedores tenían una característica similar el cabello pelirrojo, cada uno de ellos, pero solo esta pequeña logro llamar su atención, era una niña de gran voluntad, poderosa, lo que más llamaba su atención es que ella se convirtió en su contenedora a la edad de 7 años, todos sus contenedores siempre fueron mayores de 13 años, y que ella con una edad tan pequeña hubiera sido escogida como su contenedor, era extraño y curioso, bueno después de todo los zorros son curiosos por naturaleza, y él no era la excepción, durante todo ese tiempo permaneció en un estado de hibernación, el tiempo pasaba pero ellos nunca serian libreas así que la hibernación era una buena arma, solo despertaban cuando algo o alguien era de su interés y en cuanto moría volvían a ese estado, sonaba muy cruel pero esa era su realidad.