Hola una vez más y gracias por darle una oportunidad a esta historia, sin más retrasos se aceptan quejas y sugerencias derechos reservados para Disney.
Érase una vez cuando la ira de un hada malvada había echado una maldición sobre la princesa, cuando su ira hizo que un príncipe cayera prisionero, cuando atormento a todo un reino en ese entonces cuando ella tenía todas las fuerzas del infierno a sus órdenes.
O amenos así había sido, hace diez años, ella había sido vencida, todos aquellos malvados que habían intentado arruinar un final feliz ahora estaba muertos o encerrados, más lo primero que lo segundo, ahora el mundo era un lugar diferente. Pero en un mundo diferente no era bueno ser alguien diferente, había muchas personas que no soportan saber que antes el mundo había sido oscuro y ruin, un lugar donde había que pelear por un final feliz, pero me estoy adelantando un poco a las cosas porque yo pertenezco a esas personas que son diferentes ese tipo que les recuerda al mundo que hubo maldad y que aún es capaz de arrebatarles su final feliz.
Había una vez…
En lo profundo del bosque, en una cabaña oculta, vivía una princesa, era alegre, como un cervatillo jugando en la pradera, hermosa como el amanecer y sobre todo era una maquina constante de pociones ella quería crear pociones para diferentes usos y problemas, siempre estaba junto a un enorme caldero combinado ingredientes de todo tipo siempre estaba trabajando en algo nuevo para lo cual tenía un talento innato y una inteligencia para respaldarlo aunque no siempre tenía los resultados deseados eso no la desanimaba, el nombre de tan peculiar princesa era Evie hija de la reina malvada responsable del intento de asesinato de la ahora reina Blanca Nieves y mi mejor amiga y también era la única.
Ambas vivíamos en esta cabaña hace tiempo, abandonada en lo más profundo del bosque donde nadie pudiera encontrarnos, vivíamos tranquilamente no planeábamos conquistar reinos, matar princesas, hacer el mal a quien se nos pusiera en el camino o incluso buscar venganza por nuestras madres caídas, simplemente queríamos vivir libres, habíamos entendido que la venganza nunca traería nada bueno y ahora gracias a las acciones pasadas de nuestras madres nosotras estábamos condenadas a pagar por eso, eh de decir que eso no le impedía a Evie ir al reino por lo menos una vez al día y yo podía entenderla ella quería tanto como yo estar entre la gente convivir con ella ser parte de ella pero también sabíamos que no nos aceptarían.
O por lo menos a mí no, ya que a comparación de Evie que era humana, exceptuando su cabello azul (causado por uno de sus experimentos) podía mentir y mezclarse entre la gente si quisiera pero yo no, porque al igual que mi madre la gran y poderosa Maléfica señora de las tinieblas emperatriz del mal era un hada y tenía algo que me identificaba como su hija o incluso que me confundieran con ella no solo por el nombre, sino por mis largos y oscuros cuernos que adornaban mi cabeza, pero dejare de quejarme un poco entonces, así es como nosotras comenzamos nuestros días.
Sentía como los cálidos rayos de sol calentaban mi rostro, al abrir los ojos siempre me topaba con la imagen del bosque, por mi ventana escuchaba el canto de las aves anunciando un nuevo día, me levante y suspire llenando mis pulmones con el olor a bosque, un olor ya tan familiar para mí que me hacía sentirme en casa relajada y ¿porque no? Feliz, después de todo era mejor que estar encerrada en un sótano oscuro, me levante apartando las sabanas para vestirme con unos de los vestidos que Evie había hecho para mí hace algún tiempo eran en total siete, me puse uno de mis favoritos verde como las hojas en primavera, combinado con un corsé negro y una blusa blanca que dejaba al descubierto mis hombros (ya que mis cuernos me impedían ponerme algo con cuello) me acomode las mangas arriba de mis codos y ya estando lista, peine mi largo cabello negro en una trenza que acomode a mi lado izquierdo, baje por las escaleras de madera sin hacer ruido probablemente Evie seguía dormida, suspire hoy había mucho que hacer, me amarre un delantal blanco alrededor de mi cintura mientras comenzaba a preparar el desayuno, en ese momento estaba friendo unos huevos cuando, una explosión retumbo por toda la casa causando que el techo soltara polvo y el suelo temblara, mire a mi alrededor al parecer nada se había roto suspire aliviada, escuche como la puerta frente a mi habitación se abría de golpe expulsando humo rojo.
-¡Coff, coff! perdón por eso al parecer no pude mezclar correctamente la flor de fuego y la escama de dragón tenía la esperanza de hacer una poción para que el fuego que nunca se pagara- dijo Evie saliendo de la columna de humo con sus cara llena de polvo rojo mientras yo habría todas las ventanas para que saliera el humo.
-Es una pena así no tendríamos que cortar leña nunca más- respondí, sonriente acostumbrada ya a estas explosiones causadas por las experimentales pociones de Evie.
-¡Lose! ¿Sabes lo mucho que odio cortar leña?- dijo peinándose sus cabellos azules con sus dedos, mientras lavaba su cara con agua minuciosamente, suspire al verla, ella tenía un tic nervioso su madre le había enseñado a siempre estar perfecta, limpia, bella y cualquier desperfecto debía ser erradicado, cuando apenas nos conocimos ella siempre estaba revisándose en su espejo, acomodando su cabello y se ponía sumamente nerviosa cuando se ensuciaba, con el tiempo fue perdiendo algunos hábitos pero al parecer se necesitaría más tiempo para erradicarlos todos.
-¿Entonces estás haciéndolo para ya no cortar leña?-dije sirviendo los huevos en uno de los platos viejos de madera que habíamos encontrado aquí, al parecer quien antes vivía aquí se había ido rápidamente olvidando sus cosas.
-Bueno…. ¿tal vez?-dijo haciendo una mueca de dolor al saber que había descubierto su plan.
-Evie-dije con tono de regaño mientras sonreía apreciaba que quisiera quitarnos un poco de trabajo pero no quería que ella saliera lastimada en el proceso.
Evie:
Vi como Mal sonreía, sus labios rojos como el carmín mostraron sus blancos dientes y sus ojos verdes brillaron como esmeraldas, estaba contenta pero preocupada pude sentir eso con solo verla habíamos pasado tanto tiempo juntas que ya podíamos comunicarnos cualquier cosa sin decir una palabra ella era por mucho mi mejor amiga, vi los huevos que ella me había hecho y comencé a comerlos mientras ella preparaba los suyos.
Recordé el momento en que nos conocimos, en lo más profundo del bosque oscuro, esa noche había huido del castillo de mi madre los aldeanos furiosos con la reina había entrado al castillo para destruirlo cuando la noticia de su muerte llego se esparció como fuego y yo tuve que huir si me atrapaban seguramente me habrían encarcelado o algo peor, solo había podido llevar conmigo su libro de pociones y el espejo mágico antes de que fuera demasiado tarde. Salí del reino disfrazada de anciana (uno de los favoritos de mama) corrí al bosque, no recuerdo exactamente cuánto tiempo pase caminando y caminando por el bosque con el constante miedo de que me atraparan, estaba cansada, hambrienta y con sueño, al salir por un claro vi una figura con cuernos oculta por las ramas de los árboles y los arbustos a mi mente llego su nombre y el miedo invadió mi cuerpo las palabras de mi madre resonaron en mi cabeza: Maléfica, la encarnación del mal y la oscuridad, si alguna vez te topas con ella escoge bien tu palabras o serán las ultimas que digas.
Mientras ambas estábamos petrificadas yo por el miedo y ella por la sorpresa, Mal era… todo lo contrario de su madre aunque nunca la hubiera conocido o visto tenía una reputación que la precedía incluso entre villanos ella era la más respetada y también la más temida (incluso mi madre hablaba de ella con respeto), al final cuando ambas recordamos como hablar descubrimos que teníamos más en común de lo que pensábamos, ambas huíamos, estábamos solas, cansadas y también teníamos villanas por madres así que decidimos cuidarnos entre nosotras, fue así como comenzamos nuestra amistad.
Con el paso del tiempo comencé a conocerla mejor y ella era bueno… Mal, aunque si tenían cierto parecido con su madre (o eso pienso yo) como por ejemplo su magia, esa magia tan poderosa, temible y oscura que había aterrorizado a todo un reino, ella la utilizaba en el huerto de frutas y verduras que teníamos atrás de la cabaña para que crecieran grandes y jugosas en la mitad del tiempo para así venderlas en el pueblo (de algo tenemos que vivir ¿no?) era gracias a ella que podíamos vivir tranquilamente con el dinero podíamos comprar comida, ingredientes para mis pociones, ropa entre otras cosas ¡incluso teníamos una carreta y un caballo le llame panque aunque a Mal le causa gracia, a mí me parecía perfecto!
Nuestra vida era pacifica, en ciertos términos lo era porque la gente no sabía de nuestra existencia, no sabían que las hijas de la reina malvada y el hada oscura existían y eso nos había facilitado las cosas un poco, yo iba al pueblo disfrazada de anciana y vendía la cosecha, todos amaban nuestra cosecha después de todo el trabajo de Mal era envidiable nuestras manzanas eran las más rojas y jugosas, las verduras frescas y crujientes y se vendía rápido, solo me sentía triste por Mal ella no podía salir del bosque sin que la confundieran como la misma Maléfica, estaba condenada a esconderse sin poder ser amiga de nadie más que de mi aunque ella fingía no molestarle podía ver que quería ser parte de la gente, viajar y conocer el mundo y en cierto modo lo hacía.
-Evie, hoy cosechare las manzanas ya están en su punto y también ¿quieres más escamas de dragón?-dijo mientras comía y leía un libro, así es Mal amaba los libros todo el tiempo leía, mientras cuidaba el huerto, limpiaba, cocinaba, eso de tener magia que te permita levitar las cosas era genial, amaba las historia sobre tierras lejanas de algún modo ella si conocía el mundo solo que de una manera más sutil.
-No te preocupes por las escamas aún tengo suficientes aún me siento mal debió de haberte dolido- dije sintiéndome culpable solo había una forma de conseguir ese valioso y único ingrediente sin tener que gastar todo nuestro dinero.
Escuche la risa dulce y ronca, la mire su piel blanca como la porcelana contrastaba con su pelo negro como alas de un cuervo, era alta y se veía aún más cuando estaba determinada por algo, pero ese efecto se multiplicaba por sus cuernos negro y curvos que brillaban a la luz del sol como si fueran de diamante negro era hermosa y nadie nunca podría saber lo hermosa que era también como persona.
-Tranquila, solo dolió un poco ya ni siento nada, no te preocupes por eso, amenos a alguien le sirve de algo mi…peculiaridad- dijo mientras me tomaba la mano para tranquilizarme vi su brazo pequeñas heridas verticales lo adornaban, habían sido de ella las escamas al igual que su madre ella también podía convertirse en un dragón solo que no completamente, ella me había dicho que su magia no era lo suficiente fuerte aun para volverse completamente uno, pero con el tiempo tal vez lo haría.
-Lo siento-dije apretando su mano, me entusiasmaba tanto haciendo pociones que olvidaba los efectos colaterales de las cosas entre ellas como conseguir los ingredientes la mire, sus ojos verdes me dieron un mensaje: no te preocupes.
Asentí suspirando me levante determinada quitándome la tristeza yo también tenía que trabajar hoy no podía dejarle toda la carga a Mal.
-Bien gracias por la comida, iré a preparar mas poción, necesito verme vieja y arrugada-dije mientras jalaba la piel de mi cara hacia abajo, Mal rio asintiendo. Subí a mi cuarto donde fila y fila de jarrones llenos de plantas y polvos me esperaban.
Mal:
Mientras vi a Evie subir rápidamente a su cuarto, me levante y lave los platos una vez hecho esto, Salí por la puerta trasera, el sol me recibió los rayos de sol calentaron mi cuerpo, los pájaros cantaban alegres tonadas, tome mi canasta y me dirigí al huerto, sintiéndome relajada mis pies tocaban en pasto y la tierra, sentí la vida atreves de ellos, al llegar una hilera de seis arboles me recibieron, de sus ramas manzanas rojas como la sangre colgaban listas para ser cosechadas, a sus pies estaban también arbustos y enredaderas de fresas y uvas aun en flor, me acerque mientras quitaba las manzanas de las ramas con cuidado, apenas estaba en el segundo árbol cuando mi canasta ya estaba llena, suspire al parecer habrían más de lo esperado.
Más tarde había llenado todas las cajas con manzanas y había dejado algunas para nosotras a Evie le encantaban las manzanas, sonreí ante la ironía, de mis manos un humo verde salió rodeando las cajas con mi magia levante todas las cajas y la lleve hasta la carreta para acomodarlas al pasar vi a panque en su pequeño establo individual comiendo paja, me acerque a el mientras acariciaba su hocico.
-Buenos días panque, ¿dormiste bien?-dije no esperando una respuesta, tome una manzana de las cajas y se la di el comió felizmente y luego me acerco su nariz a mi mejilla lo interprete como un pequeño gracias, mire las cajas y las acomode en la carreta junto con algunos vegetales que habían estado antes de lo previsto, saque a panque del establo y lo amarre a la carreta sin apretarle demasiado las correas, estaba listo ahora faltaba…
-¡Estoy lista!-una voz áspera y alegre grito, mire a la puerta donde una anciana, pequeña y encorvada vestida de azul apareció, su pelo blanco estaba recogido en un chongo firme, sus ojos café brillaban con una juventud que no pertenecía a ese aspecto no quedaba ni rastro de la bella princesa de pelo azul, buen trabajo una vez más Evie.
-Bien, todo esta listo, incluso algunas verduras también-dije sonriente, Evie sonrió y se subió a la carreta y tomo la riendas, se puso un chal encima de su espalda solo para aparentar.
-Bien panque hora de trabajar, vamos al pueblo te veré más tarde Mal- agito la riendas y panque comenzó a caminar, mientras se alejaban.
-Ten cuidado Evie y suerte-dije mientras me despedía, Evie volteo y agito su mano en despedida la imite hasta que desaparecieron entre los árboles y me quede sola, adiós que te diviertas.
Suspire pesadamente una parte quería ir con ella ver el pueblo conocer gente pero la otra me decía que no fuera tonta eso jamás pasaría no sin asustar a todo el mundo y además alentar al rey Felipe a comenzar una cacería por mi cuello. Eso basto para callar la voz me di media vuelta y entre a la cabaña para comenzar, de mis manos burbujeo un fuego verde que invadió toda la casa sonreí era hora de limpiar, los muebles flotaron en el aire, la escoba cobro vida y comenzó a barrer me senté en una de las sillas flotantes mientras continuaba leyendo mi libro, leí sobre lugares lejanos donde la tierra se convertía en arena y el agua salada estaba llena de criaturas fantásticas con melodiosas voces que encantaban a los marinos, en mi mente imagine el mar ¿la textura de la arena seria suave o áspera, dura o blanda?, ¿el agua realmente era salada? Me imagine caminando por la playa, el viento levantaba mi cabello, la arena era fina entre mis dedos y el agua fresca si tan solo no tuviera estos cuernos tal vez podría conocer el mundo incluso tal vez….sacudí mi cabeza eso era ridículo desterré la idea tan rápido como vino, me levante comenzando a preparar la cena pero mi mente volvió al mar donde aventuras ocurren todo el tiempo donde nada era imposible.
Más tarde…
Ya había acabado la cena no faltaba mucho para que Evie volviera, la casa estaba limpia el huerto recién regado, me senté en nuestro único sillón, tarare una pequeña tonada mientras leía ahora sobre el desierto donde el calor era abrazador, donde no había bosque sino arena en las lejas tierras de sultanes y genios, todo estaba en calma hasta que escuche cascos de caballo, habían llegado me cerré mi libro y un golpe fuerte resonó Evie entro ahora joven y sonriente, corrió hacia mí me tomo de las manos y comenzamos a dar vueltas mientras sonreía la cabaña se llenó con su risa bella y cristalina, confundida la mire nos detuvimos y me miro sonriente mientras daba pequeños saltitos.
-¡Oh Mal estoy tan feliz! ¡No vas a creerlo!- dijo
-¡Oh es maravilloso es justo lo que necesitamos Mal esta es nuestra oportunidad para ser libres de los crímenes de nuestras madres! ¡Vas a poder dejar esta cabaña y el bosque conocerás gente Mal! ¡Comenzaremos de nuevo, vas a ser libre!-grito Evie apretando mis manos en cada palabra, mi mente estaba tratando de procesar todo eso pero mi cuerpo tembló y mi corazón de encogió.
-¿Libre?-dije confundida repetí y esa palabras se quedó en mi boca dejándome un sabor acido.
