La prueba

Sacudí mi cabeza ahora captando el significado de las palabras de Evie.

-¿Evie de que estas hablando…que estas tratando de decir con libre? ¿De qué hablas?-

-¡Oh! es verdad perdón te contare rápidamente lo que paso…-

-Bien pero tranquila-

-Sí, sí, todo comenzó cuando llegue al pueblo…

Era un día precioso, las aves cantaban, el viento era cálido y con un olor a flores tú sabes un perfecto día de primavera, llegue con panque y baje de la carreta a nuestro lugar de siempre tu sabes justo entre la florería y la panadería mientras bajaba la mercancía…

-Por cierto Mal que bellas manzanas esta vez te superaste y ¿guardaste algunas para nosotras?-

-Gracias y si lo hice hasta te hice un pay de manzana pero continúa-

-Oh, si…

Cuando termine de descargar toda la gente comenzó a venir, niños, ancianos, mujeres y hombres la última en llegar fue Sophie esa dulce abuelita de la que te conté antes, siempre me cuenta las novedades del pueblo y el castillo, fue tan amable que me ayudo a vender ya que había tanta gente al final como siempre todo se vendió, mientras volvía a cargar las cajas vacías a la carreta Sophie comenzó a contarme…

-Como siempre tu cosecha es la mejor y se vende igual de rápido-

-Gracias, pero no es solo mío el trabajo-

-Oh es verdad, ¿tu nieta es la que cosecha todo, no?-

-Así es-

-Qué maravilla, tiene una espléndida mano para la tierra casi parece magia-

Me reí por dentro, si tan solo supiera, pero claro no le dije, después comenzamos a charlar, me conto sobre el nuevo vestido de la reina Aurora me dijo que tardaron dos semanas en hacerlo, era de seda rosa la más fina con incrustaciones de rubís que semejaban rosas con bordados dorados para las hojas, imagínate Mal debe ser hermoso, el corte, la cola y…

-Evie, te estas alejando…-

-Perdón ya sabes cómo me pongo cuando hablan de vestidos-

¿En que estaba? Ah sí, compre algo de pan para la cena y fue así que ella me pregunto

-¿Oye tu nieta va a hacer la prueba?

-¿Qué prueba?-

-Para entrar a Auradon por supuesto-

-¿Auradon?-

-Lose yo también estaba confundida-

Supongo que la mujer al ver mi cara de confusión comprendió que no sabía de lo que estaba hablando y me explico que era una escuela fundada por la reina Bella y mantenida por los reyes y reinas tanto para sus hijos como para la gente común, tu sabes para que tanto nobles como súbditos puedan convivir.

-Aja y ¿qué tiene de especial Auradon?-

-Tranquila, a eso voy-

Y por si no fuera mejor tener a un guapo príncipe como tu compañero, la escuela siempre busca a gente talentosa, tu sabes que tenga el don de la magia y mente para pociones o algún otro tipo de talento, Mal hay te enseñaran a incrementar tu talento te proporcionan todo para que puedas hacer algo bueno con eso y…solo tienes que hacer una prueba frente al consejo y…

-¿Evie a dónde quieres llegar con esto?-dije parándola, ella sello sus rosados labios rápidamente y bajo la mirada nerviosa mientras comenzaba a jugar con un mechón de pelo azul.

La observe silenciosamente, ella suspiro y me miro determinada.

-Quero que hagamos la prueba-dijo y sus ojos brillaron mientras tomaba mis manos.

-¡¿Qué?!-grite sorprendida.

-Sí, Mal esta es nuestra oportunidad para demostrarle al mundo que no somos como nuestras madres, para hacer algo bueno, para probarle a todos que somos mucho más, podemos ser libres, tu podrás salir de la cabaña, del bosque, Mal vas a poder viajar y conocer el mundo…-

Las palabras de Evie resonaron en mi cabeza, pero mi corazón sentía que esto era una mala idea, a los humanos les gustaba romper las cosas hermosas y ella lo era, no me importaba que a mí me rechazaran (de echo era algo inevitable) pero a Evie… la sola idea de que alguien le hiciera daño hacia hervir mi sangre haciendo que mi magia se descontrolara.

-¿Mal? ¿Quieres intentarlo?- me miro dándome una mirada esperanzada y una sonrisa alentadora, la mire tan hermosa, pequeña, inteligente, inocente y atolondrada Evie, suspire.

-¿Y quiénes forman el consejo?- pregunte derrotada, ella dio un grito de alegría mientras me abrazaba fuertemente, eso hace que casi cayéramos.

-Ya verás es: el mago Merlín, el hada madrina y…- comenzó a enumerar y sus labios se volvieron a sellar como si acabara de darse cuenta que había dicho algo que no debía.

-¿Y quién más?-dije desconfiada por su repentino nerviosismo.

-Las hadas Flora, Fauna y Primavera-dijo bajito para evitar que escuchara, abrí mis ojos sorprendida…

-¡Oh, no! ¡Eso no, jamás!-grite volteándome mientras cruzaba mis brazos sobre mi pecho.

-Vamos Mal no es para tanto, no es como si fueran a clavarte una espada, ¡ups! tal vez esa no fue la mejor analogía…-

Claro que lo era, después de todo eso no las había detenido para hacerlo con mi madre y nada las detendría para hacerlo conmigo también, aun recordaba en el momento en el que supe la noticia sobre su muerte a manos del rey Felipe y las hadas.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo al recordar ese momento cuando sentí la espada clavándose en mi pecho, pero no era a mí a quien le había pasado, hace tiempo mi madre me explico que estábamos conectadas por sangre y magia, por lo tanto pude sentir su dolor y…su muerte, ese solo recuerdo me dejo con un sabor acido, un recuerdo que jamás olvidaría, suspire tratando de tranquilizarme.

-Tranquila Mal, ellas no te harán daño- dijo Evie posando sus manos en mis brazos, mientras me daba una pequeña sonrisa cálida.

-¡¿Y cómo sabes eso?! ¡¿Cómo sabes que no trataran de matarnos a ti o a mí en cuando sepan quiénes somos?!- grite quitándome su toque.

-Porque no somos ellas-dijo completamente seria por un momento pude ver a una reina, confiada y segura de sí misma. Esa respuesta y su cara me dejo sin habla, trate de buscar un contraataque pero no pude, suspire pesadamente, la mire. Necesitaba tiempo para pensar eso.

-Y-yo necesito pensarlo, iré a dar un paseo y tu cena esta lista- dije sin esperar respuesta, Salí de la cabaña casi corriendo, seguí mi camino entre los arboles necesitaba ir a ese lugar, era mi sitio favorito para relajarme, pensar o simplemente iba hay cuando el recuerdo de mi madre regresaba, seguí hasta toparme con el tronco de un árbol caído que servía también como puente entre dos peñascos, deje de correr y camine por el tronco como tantas veces antes lo había hecho, seguí mi camino hasta un pequeña laguna donde arbustos de fresas y moras crecían, respire ahora más tranquila mire la copa de los árboles que servían como un techo impidiendo que los rayos del sol entraran, me senté junto a la laguna recargue mi cabeza en mi rodilla mientras la otra pierna colgaba rozando la superficie del agua fría y cristalina.

¿Qué debería de hacer?

Si decía que no estaría condenando también a Evie a desperdiciar su gran talento era injusto que por mi culpa ella no pudiera crecer, estaba completamente segura de que crearía algo que cambiaría el mundo de eso no tenía duda…pero ¿Y si dejaba que fuera sola? Seguramente le iría mejor, seguro la aceptarían, pero también le podía ir peor, tan solo imaginármela sola mientras todos la miraban y le decían cosas horrendas, era tan injusto para ella que nunca había hecho nada malo en su vida y aun así la castigaban por lo pecados de su madre, era un hecho no podía dejar que fuera sola tenía que ir con ella protegerla levante mi mano y concentre mi magia un fuego verde creció desde una pequeña flama hasta una bola gigante y viva.

Porque si algo me había enseñado mi madre era atacar a mi oponente hasta que estuviera de rodillas ante mí, mire mi reflejo en el agua por un momento pude ver a mi madre sus palabras vinieron a mi mente casi como si estuviera susurrándomelas al oído: algún día tu serás la representación de la maldad, la oscuridad y el terror todo aquel que te vea tendrá que arrodillarse ante ti, sus palabras resonaron en mi cabeza ¿Y si no quiero serlo? Esa pregunta siempre quedaba estancada en mi mente, el fuego verde se extinguió así como surgió baje mi mano tocando el césped, entonces supe que no tenía opción, para proteger a Evie la acompañaría incluso si eso significaba condenarme no podía dejarla sola porque ella nunca lo había hecho conmigo, ella era mi amiga.

Voltee al cielo ahora estaba anocheciendo ¿Cuánto tiempo llevo aquí? Me levante volviendo por donde vine en mi camino pude ver la puesta de sol, el cielo pasaba por un cálido y alegre naranja hasta pasar por el azul, morado hasta el negro revelando poco a poco las estrellas y a su madre la luna, una ráfaga fría alboroto las hojas de los arboles mire el cielo estrellado por un momento fugaz le pedí un deseo a las estrellas, por favor que todo salga bien, tal solo esperaba haber hecho la elección correcta.

A la mañana siguiente…

Desperté sintiéndome algo diferente, anoche cuando había vuelto todo estaba oscuro y supuse que Evie se había ido a la cama, así yo también me fui a la cama acordando mañana en la mañana decirle mi respuesta, Salí de mi cama aun en mi camisón blanco con bordados florales verdes (echo por Evie también) y baje a la cocina pero mi sorpresa fue grande al ver a Evie sentada en la mesa picando con un tenedor el pay de manzana intacto, ella suspiro pesadamente. Me enderece y baje.

-Buenos días-dije, ella dio un pequeña salto y volteo rápidamente a verme.

-Ho-hola buenos días Mal-dijo nerviosa comenzando a peinar su cabello, termine de bajar y me dirigí a la cocina tome un vaso lo llene con agua y tome un sorbo la mire y ella me miraba como si esperaba que yo explotara o algo así.

-Mal, yo… lo siento, no debí pedirte eso yo sé que…- comenzó a decir Evie con la mirada aun puesta en la mesa, para mi sorpresa tome aire era ahora o nunca.

-Iré-dije cortándola ella volteo a verme sorprendida.

-¿Qué?-susurro esperanzada.

-Iré a dar la prueba, no te voy a abandonar Evie a donde vayas iré contigo, si es tu sueño entonces te apoyare en todo lo que pueda- dije, ella por un momento se quedó pasmada y luego grito, pude sentirlo en mis oídos, ella corrió y me abrazo fuertemente.

-¡Oh por… ¿entonces lo harás? iras conmigo! ¡Oh Mal gracias no te vas a arrepentir!-le devolví el abrazo y sonreí un poco su felicidad era contagiosa, suspire solo esperaba no defraudarla.

Después de esa mañana Evie parecía haber desaparecido de la casa, se iba tempano a vender la cosecha y volvía solo para irse al bosque a buscar ingredientes para sus pociones, después de ese día comencé a ver a Evie solo en las comidas para luego encerrarse en su cuarto para crear algo lo suficientemente bueno para ser aceptada en Auradon.

Durante ese tiempo seguí con mi rutina aunque si algo preocupada por ella y aún más porque me di cuenta que yo también debía de dar la prueba para entrar a ese dichoso lugar, frente al consejo mágico más poderoso de todos, frente a las enemigas de mi madre. Al principio la sola idea me ponía nerviosa pero decidí olvidarlo ya tenía a una princesa sumamente nerviosa no necesitábamos a un hada también, aunque a veces me pasaba un pensamiento, si Evie fallaba si no lograba hacer algo para impresionarlos entonces… podíamos olvidarnos de Auradon y volver a nuestras vidas, me sentí mal por desear que Evie fallara ¿qué clase de amiga deseaba que fallara? y otro pensamiento vino, una que desea que ella viva.

Pero pronto me di cuenta de lo mucho que estaba subestimando a Evie.

Era medio día mientras preparaba la comida, corte la última zanahoria metiendo los pedazos a la olla junto con las demás, en ese momento escuche un grito.

-¡Agghh! ¡No!-un muy melodioso grito de Evie resonó espantando a las aves, mire las escaleras esperando.

Escuche como la puerta se abría para luego cerrarse de golpe.

-¡No puede ser! ¡Esto no puede estar pasando!-siguió gritando mientras bajaba las escaleras hasta dejarse caer con la gracia de una princesa al mueble viejo.

-¿Qué estaré haciendo mal?-dijo ahora con tono normal pero aun así molesto.

La mire y después a la sopa, suspire y me acerque a ella hasta ponerme a su lado, tome su mano sus ojos avellana estaba vidriosos, estaba enojada, frustrada y triste me dolía verla así.

-Oh, Mal ¿y si por mi culpa no entramos? Todo lo que te dije se esfumara-la mire y me senté en el suelo sin soltar su mano.

-No te preocupes por eso, después de todo yo aún no sé qué hare en la prueba de todos modos- dije mientras comenzaba con la otra mano a peinar su cabello azul. Eso siempre la relajaba.

-Uf, Mal ellos con solo ver lo que puedes hacer te aceptaran de inmediato, después de todo tú tienes magia y…-

Se detuvo a la mitad de la frase y abrió sus ojos conocía esa cara, en ese momento puede ver como su mente trabajaba me miro y sonrió.

Oh no esto no va salir bien.

Evie:

Magia, esa era la respuesta mi poción de fuego no podía mezclarse correctamente parecía como si necesitara un empujón, una chispa y Mal era la respuesta.

-Mal, préstame tu magia-casi grite de alegría mientras apretaba su mano y si esperar su respuesta, me levante corriendo a mi habitación jalando a Mal conmigo, abrí la puerta de golpe haciendo que los frascos de las repisas tintinearan.

En medio de la habitación estaba mi caldero suspendido sobre un pequeño fogón, solté la mano de Mal mientras me acercaba al caldero para revisar la poción me decepcione que aún tenía el aspecto de antes parecía lodo gris y apagado.

-¿Evie que planeas?-pregunto Mal a mis espaldas voltee a verla, ella observaba los frascos curiosa por su contenido, especias y materiales desfilaba ante sus ojos.

Suspire, esa era una buena pregunta, mire el caldero y luego a ella, una chispa de magia eso era todo lo que necesitaba estaba segura de ello, pero también estaba el pequeño problema de no saber cuál sería la reacción que la magia tendría en la poción.

Podría incendiar la cabaña, amabas podría morir…corrección yo moriría ya que Mal era inmune al fuego, pero…si no me arriesgaba no conseguiría nada, me acerque a Mal la tome por los hombros y la guie hasta el caldero.

-¿Y bien?-dijo ella mirándome mientras levantaba su ceja.

-Sola necesito una pequeña pizca de magia-respondí sonriente y me mordí el labio esperando su respuesta, ella cruzo los brazos sobre su pecho y suspiro.

-¿Explotara?-

-Probablemente-

-Se podría incendiar la cabaña-

-Es una opción-

-Podrías morir-

-Quien no arriesga no gana-

Ella volvió a suspirar por un momento vi como repasaba los pros y contras, luego sus ojos verdes se posaron en mí, dejo caer sus hombros al igual que los brazos que cubrían su pecho.

-Bien, ponte detrás de mí-respondió, di un grito de alegría, la abrase para después ponerme atrás de ella, debido a que era tan alta tuve que asomar mi cabeza por su hombro.

Vi como Mal alzaba su mano sobre el caldero, tomo una respiración, una pequeña llama verde nació de su mano está bajo de su mano y cuando toco el líquido gris la llama cobro vida envolviendo el caldero, ambas retrocedimos asustadas y maravilladas, era un espectáculo hermoso, las llamas giraba sobre la superficie del caldero volviéndose rojas, hasta que estas se adentraron al interior, una explosión resonó por la cabaña, el fuego se elevó casi tocando el techo mientras en su ascenso tomo la figura de un dragón y cuando abrió su boca para rugir se desvaneció en el aire dejando un rastro de chispas multicolor.

-Wow- susurre, nos miramos y corrimos a ver la poción.

-Brilla, como si el fuego de hubiera vuelto liquido-dijo Mal y era verdad antes esto había sido gris y opaco como barro seco pero ahora…brillaba era fuego líquido.

Tome de inmediato un frasquito de cristal y con mucho cuidado sin tocar la poción lo llena con el líquido.

-¿Evie que haces?-dojo Mal y sin pensarlo dos veces me dirigí a la chimenea apagada y vertí una gota en la madera seca de inmediato una pequeña explosión se produjo creando una fogata, sonreí.

-¡Mal lo hicimos, creamos fuego líquido! ¡Nos aceptaran en Auradon!-

Al consejo no le quedaría más que aceptarnos y ya que Mal me había ayudado a crearla no había excusa para que ella fuera rechazada porque no entraría sin ella a mi lado.

Y eso era una promesa.

Mal:

En tan solo tres días era la prueba, una parte de mi estaba aterrada, quería esconderse debajo de una roca pata no tener que enfrentarse al consejo y la otra estaba ansiosa preguntándose como serian esas hadas que con ayuda del rey Felipe habían derrotado a mi madre, así los pocos días pasaron y Evie no podía estar más feliz, bailaba y tarareaba todo el tiempo estaba como atrapada en un sueño.

Y yo no podía dejar de pensar que estaba atapada en una pesadilla.

-Mal las eh terminado-dijo Evie mostrándome una capa azul oscuro con bordados amarillos y rojos.

-Es hermosa-dije fingiendo una sonrisa volví mi vista al libro que tenía en mi regazo hacia media hora que seguía tratando en vano de leer pero cada palabra que veía solo decía, mañana, prueba, consejo, suspire derrotada.

-Y mire hice una para ti también-dijo mientras levantaba otra capa pero esta vez negra con bordados grises. Toque la tela negra como la noche.

-Gracias-dije ahora sonriendo de verdad, fue cuando escuché un ruido fuerte retumbar el sonido de una tormenta.

-Oh, al parecer viene una tormenta-Evie se levantó y comenzó a cerrar las ventanas.

No tienes ni idea.

A la mañana siguiente…

Esplendido.

Todo había sido sumamente esplendido, estas eran las palabras que pasaban por la cabeza del gran mago Merlín y director de la prestigiosa escuela de Auradon, a su lado estaba la subdirectora el Hada Madrina una vez más quejándose que no encontraba su varita mágica mientras rebuscaba en las mangas de su vestido azul, mientras que del otro lado charlaban animadamente las hadas Flora, Fauna y Primavera mientras tomaban té y galletas frente a una gran mesa alargada de madera pulida habían presenciado las diferentes habilidades de muchos jóvenes prometedores.

-Este año será interesante-dijo satisfecho mirando la larga lista de aceptados mientras acariciaba su larga varaba blanca.

De un modo, él tenía razón ya había anochecido y el ultimo aspirante se había ido, los guardias cerraron las puertas y ventanas al parecer una tormenta se avecinaba estaban todos encerrados dentro de una gran salón rodeados de velas.

-Bien entonces comencemos a…

Y entonces las ventanas se abrieron y las velas se apagaron, un viento frio comenzó a soplar atravesó la gran sala, los tocados de las hadas fueron azotados furiosamente, retumbaron truenos, brillaron los relámpagos en los breves destellos de luz, el hada roja Flora percibió una sensación de temor en su cuerpo que hacía muchos años que había olvidado, había visto este tipo de magia antes hace mucho años atrás su mente volvió al pasado cuando el hada oscura Maléfica había aparecido para maldecir a la pequeña Aurora pero eso era imposible…

De repente los truenos y rayos cesaron, las velas volvieron a encenderse y cuando todo volvió a la normalidad de pie en medio del gran salón estaba una figura envuelta en una capa negra que combinaba con sus oscuros cuernos que coronaba su cabeza, era ella…era…

-¡Maléfica!-grito el hada azul Primavera asustada.

-Pero eso no puede ser ella…ella… esta…-comenzó a decir Fauna negando con su cabeza que se negaba a aceptar la realidad.

-Muerta-dijo la figura y su voz resonó en la gran sala.

-Si ella lo está y hasta donde yo se seguirá así, ahora permítanme presentarme, soy Mal hija del hada oscura Maléfica- su voz melodiosa siguió resonando mientras sus brillantes ojos verdes recorrían los ojos de los presentes y se detuvieron en las hadas mientras levantaba una de sus cejas negras.

Todos parecían haber perdido la voz y en cierto modo era verdad, estaban sorprendidos, asustados y sobre todo preocupados ¡La hija de Maléfica! ¡Imposible! era inaudito que ella… lo fuera, pero… ella seguía en medio de la sala inmóvil esperando de pie frente a ellos y vieron la verdead el parecido que tenía con Maléfica era sorprendente pero aun así no lo era por completo ella, parecía una Maléfica calmada, tranquila no exhumaba un poder malvado como ella, aunque si una magia oscura y poderosa.

-Um, disculpen lamento interrumpir- dijo una voz melodiosa que rompió con el silencio, los ojos del consejo buscaron el origen de la voz, detrás del hada oscura salió una pequeña figura envuelta por una capa azul oscuro con bordados amarillos y rojos, ella era hermosa, su cabello azul ondulado parecía una cascada y estaba adornado pequeñas gotas de agua que parecían más pequeños diamantes, en la mente del consejo la palabra princesa apareció pero no era ninguna princesa que ellos hubieran conocido pero aun así daba un aire familiar, ella sonrió dando una reverencia delicada digna de cualquier princesa.

-Lamentamos la tardanza fue culpa mía no pude leer el mapa correctamente y nos perdimos pero por suerte encontramos el camino correcto esperemos no sea muy tarde-dijo sonriente.

-Oh ya veo vienen para hace la prueba-dijo Merlín despabilando por la enorme noticia, la princesa asintió.

-Oh, que descortés de mi parte no me eh presentado, soy Evie hija de la reina malvada-dijo sin dejar de sonreír mientras daba otra reverencia, una vez más el consejo quedo sorprendido, la reina malvada aquella que había intentado asesinar a la reina Blancanieves, el consejo no sabía que decir estaban ante las sucesoras de grandes villanas y lo peor de todo es que no habían sabido de su existencia hasta ese preciso momento.

-¿Entonces no es muy tarde aún podemos dar la prueba?-dijo frunciendo un poco su delicado rostro en un tono de preocupación.

-No, no lo es por favor déjenos ver sus talentos queridas- dijo el hada madrina despertando también, dándoles su permiso, Evie asintió contenta mientras que Mal seguía seria no había movido ni un musculo como si esperando que algo saliera mal para escapar.

Evie miro al consejo y de su capa saco un frasco de cristal que brillaba como fuego, sonriente se acercó a un candelabro, tomo una vela que se había apagado, abrió el frasco y vertió una gota, la pequeña chispa encendió la vela. Todos abrieron sus ojos sorprendidos Mal dio una pequeña sonrisa que desapareció tan rápido como llego.

-Este es Fuego Liquido, con solo una gota puede crear fuego, Mal y yo lo hicimos, yo hice la poción y ella lo mezclo con su magia- dijo orgullosa mientras volvía a dejar la vela en su lugar volviendo a guardar el frasco en su capa.

-Impresionante fusionaron dos artes mágicas y con un excelente resultado eso es algo que no se ve todos los días-dijo Merlín sonriente ajustando sus gafas, su lado intelectual dejaba de lado todo miedo o preocupación.

-Así es-dijo Evie volviendo al lado de Mal, ambas miraron al consejo esperando su respuesta.

El consejo miro a Merlín él era quien tenía la última palabra y también el único con la capacidad para hablar por ahora, cerro sus ojos y acaricio su barba.

-Veo que son dos jóvenes muy talentosas y con un gran futuro por delante-

-Muchas gracias-dijo Evie su sonrisa ahora mostraba sus brillantes dientes, se acercó más a Mal hasta que sus capas se tocaron saco su mano y tomo la de ella dándole un ligero apretón.

-Entonces no veo porque no aceptarlas con estudio y disciplina sus talentos cambiaran al mundo entonces felicidades y bienvenidas a Auradon-dijo sacando dos cartas de aceptación, se levantó de su silla y camino hasta ellas, Evie prácticamente saltaba de la alegría acepto la carta y Mal con cuidado la tomo, el sobre amarillento estaba sellado con un sello de cera roja con la insignia de Auradon.

-Las clases comienzan en dos semanas, tendrán tiempo para prepararse y una vez más bienvenidas-dijo sonriente mientras volvía a sentarse.

-Muchísimas gracias-respondió Evie, mientras tanto Mal seguía inmóvil pero un poco más tranquila y sobre todo preocupada.

-Muy bien entonces será un placer verlas en la ceremonia de inauguración-respondió Merlín asistiendo con alegría la felicidad de Evie era contagiosa.

-Entonces nos retiramos muchas gracias por su tiempo, buenas noches- amabas dieron media vuelta y regresaron por donde había llegado, las puertas se volvieron a cerrar.

-¡¿Merlín pero que has hecho?!-dijo Flora ahora levantando en vuelo, las otras hadas la siguieron.

-Lo necesario para asegurar el futuro de todos los reinos y del porvenir del futuro-dijo levantándose de su silla también.

-¿Pero a que te refieres con eso?-dijo el hada madrina levantándose también.

-Díganme ustedes que vieron cuando las vieron-dijo Merlín caminando por la gran sala con sus manos en su espalda.

-A una futura Maléfica, eso es lo que vi ¿acaso no sentiste el poder que tenía?-dijo Primavera

-Y una futura reina malvada- continuo Fauna asintiendo.

Merlín rio y suspiro.

-¿Dime hada Madrina tú que viste?-dijo mirando al hada.

-A dos jovencitas con mucho talento-respondió ella sonriendo.

-Exacto, eso fue lo que yo también vi- respondió Merlín feliz de que alguien compartiera su punto de vista.

-¿Entonces queridas mías cuando las vieron sintieron maldad en ellas?-pregunto viendo a las hadas durante un tiempo también se había preguntado. Las hadas lo vieron sorprendidas pero a esa pregunta solo encontraron una respuesta.

-No, no sentí maldad solo poder y una mente brillante-dijo Flora recordado, las demás asintieron.

-Muy bien entonces la razón por las que ellas fueron aceptas fue porque no sería justo que sus dones fueran desperdiciados solo por su origen-dijo Merlín mientras disfrutaba que la conversación fluyera como él quería.

-¿Entonces les diremos de esto a sus altezas?-pregunto el hada Madrina, Merlín negó sabía lo que pasaría si supieran que existían descendientes tanto de Maléfica como de la reina malvada, en especial el rey Felipe y la reina Aurora y más aún cuando ellas estuvieran en la misma escuela a la que asistiría su querida y única hija.

-¿Entonces qué haremos? La noticia sobre ellas correrá por todos los reinos cuando los alumnos las vean-dijo Flora.

-Ya se me ocurrirá algo, pero lo más importante es que si están en Auradon podemos evitar que ellas vayan por el mismo camino que sus madres-dijo Merlín, las hadas se vieron entre si y asintieron habían descubierto el plan de Merlín.

-Para evitar que otra reina malvada y Maléfica existan convivirán y aprenderán junto con futuros magos, hadas, reyes y reinas así entonces ellas podrán aprender a ser las dos jovencitas buenas que nuestro mundo necesita-