Hola de nuevo y gracias por leer me alegra que sea de su agrado las opiniones no saben lo mucho que me motiva a seguir, aunque se ha retrasado este capítulo debido a la escuela y vacaciones, espero que lo disfruten y no duden en darme sus opiniones.
Mal:
Llegamos a la cabaña justo cuando la lluvia se desato, rápidamente Evie dejo a Panque en su establo mientras yo entraba en la cabaña, cerré todas las ventanas y prendí la chimenea, me quite la capa negra dejándola sobre la silla, suspire estaba tan cansada, este día había sido uno de los más estresantes de mi vida y lo mejor o lo peor de todo era que el plan de Evie había resultado nos habían aceptado en Auradon.
Escuche como la puerta se abría, Evie entro, colgó su capa mojada, camino hasta el sillón y se dejó caer solo hasta entonces grito de alegría mientras agitaba sus manos y pies en el aire.
-¡Oh Mal! ¡Estamos dentro, nos aceptaron! ¡Esto, parece un sueño!-dijo mientras agitaba la carta, me voltee mientras comenzaba a preparar la cena no porque tuviera hambre de echo mi estómago estaba contraído por el estrés, sino porque necesitaba hacer algo para calmarme y evitar incendiar algo, saque un bote metálico lleno de leche fresca la serví en una pequeña cazuela y prendí el fuego, luego saque las mermeladas de manzana y fresa que había hecho ayer junto con una rebanada de pan.
-¡Oh! Mal, es el inicio de nuestro futuro-dijo alegremente.
-Eso es bueno ¿no?-respondí, las palmas de mis manos comenzaron a picarme mi magia se estaba descontrolando, ¡contrólate! El fuego verde nació en mis manos y creció cubriéndolas, ¡oh no!
-Y mira, tienes que leer esto…- escuche como Evie se levantaba y de inmediato metí mis manos en el contenedor de agua que usábamos para lavar los platos, un vapor salió apagando el fuego.
-¿Mal?-
-¿Si?-respondí fingiendo una sonrisa mientras volteaba a verla, vi como ella me miraba, levantando sus cejas azules sorprendida mientras que en su mano estaba la carta junto con el sobre.
-¿Estas bien?-dijo mientras se sentaba en la silla frente a mí, asentí sin dejar de sonreír.
-Claro, porque no debería estarlo y porque no me lees la carta yo tengo las manos ocupadas- respondí, negándome a sacar mis manos del agua.
-Bien si tú lo dices-se aclaró su garganta.
Por esta carta se le informa que ha sido aprobado y aceptado por el consejo formando por las hadas Flora, Fauna y Primavera, El Hada Madrina y el mago Merlín a asistir a la escuela Auradon, donde aprenderán a controlar, mejorar y aumentar sus dones o habilidades por los cuales fueron aceptados, así por esta carta se le informa que solo deberán llevar sus pertenencias ya que los materiales se les serán otorgados al entrar al igual que sus habitaciones y uniformes correspondientes, a partir de hoy dentro de dos semanas, después de la ceremonia de bienvenida que iniciara a las dos del medio día por favor ser puntuales, así como la entrada de los alumnos será a partir de las 6 de la mañana, los esperamos cordialmente.
Atte. El Mago Merlín, Director.
Cuando Evie termino de leer estaba más nerviosa que antes ¿ceremonia de bienvenida? Estar con tanta gente en un mismo lugar esto va a ser…interesante, tranquila debes de dejar de preocuparte por todo, que suceda lo que tenga que suceder ¿acaso esta noche no había sido una prueba de eso? No solo para entrar a una escuela sino para saber la reacción del mundo al saber nuestra existencia y después de todo no había sido tan malo ¿No?
Saque mis manos del agua ya tenía mi magia bajo control, me seque y volví mi atención a la leche que ya hervía, la quite del fuego y la serví en dos tazas, me voltee y vi que Evie me miraba esperando una respuesta, le puse la taza de leche frente a ella.
-¿Y qué dices Mal? ¿Qué haremos?- me pregunto antes de darle un sorbo a su leche, le di un sorbo a la mía solo para darme un momento de pensar.
-Bueno tendremos que comprar baúles para meter nuestra ropa y tus ingredientes, mis libros entre otras cosas, además pondré un hechizo en el huerto para que no perder la cosecha por supuesto tendrás que decirle a los compradores que no venderás en un largo tiempo y…-
-No me refiero a eso Mal-
-¿Entonces a qué?- pregunte nerviosa.
-¿Mal dime que te pasa? Te conozco bien, se cuando algo no está bien y sobre todo tus manos están verdes- dijo apuntando nuevamente a mis manos las cuales estaba rodeadas por un vapor verde, suspire dejando mi taza a un lado. Maldición no quería tener esta plática con ella no aun.
-Evie estoy… preocupada-dije al fin.
-Oh Mal sé que estas preocupada pero no te preocupes sé también que les tomara un tiempo pero nos aceptaran ¿el consejo no lo hizo ya?-dijo suavemente mientras sus ojos brillaban de emoción.
-Evie no estoy preocupada por mi si no por ti, si nos aceptaron pero primero nos tuvieron miedo lo vi en sus caras, solo nos aceptaron porque vieron que éramos unas futuras amenazas y si nos tenían cerca podían vigilarnos para no ser igual que nuestras madres, pero no me preocupa eso Evie yo ya lo sabía al ver la cara de Merlín, supe lo que tramaba, el punto es que estaremos rodeadas en mi caso por humanos me temerán lose y eso no me preocupa tampoco, para mí el único problema será que a ti te dé el mismo trato por ser mi amiga, temo que te hagan daño-
Solté todo lo que me había preocupado durante todo este tiempo, lo cual me sorprendía pero al mismo tiempo tenía un peso menos sobre mis hombros si le decía a Evie lo que sentía, ella solo me miro seria y cuando termine ella se levantó y me abrazo.
-Lose Mal yo también estoy asustada pero también estoy muy feliz, y yo quiero que tú también seas feliz, quiero que seas libre-susurro pero aun así la escuche perfectamente, la abrase, estábamos asustadas pero estábamos juntas y enfrentaríamos esto.
Nos separamos Evie tenía los ojos brillosos seguramente estaba a punto de llorar, pero no lo hizo me sonrió y yo le devolví la sonrisa me tomo de las manos y las apretó ligeramente.
-Mal, haremos esto juntas seremos imparables y no dejare que nadie nos separe- dijo con un tono de voz firme supe que ese sería el tono que utilizaría una reina al dar una orden.
-Sí, juntas-respondí y ella rio.
-En ese caso Mal tenemos que prepararnos y yo te prepare a ti para estar entre humanos-dijo Evie levante mi ceja, ¿prepararme?
A partir de ese día Evie se encargó exhaustivamente de enseñarme modales y etiqueta.
-Estaremos entre la realeza y si algo van a decir de nosotras aparte de lo obvio, no dejare que digan: ¨Que falta de modales los suyos¨- dijo Evie fingiendo una voz aguda de princesa, en otro momento me hubiera reído si no hubiera tenido sobre mi cabeza un par de mis libros más gordos estratégicamente colocados sobre mi cabeza.
Mientras fingíamos tener una comida, comenzaba a sentir dolor mi espalda estar derecha durante tanto tiempo estaba haciendo estragos conmigo, por no decir que me sentía tonta haciendo esto pero como Evie me había explicado:
¨Una buena postura da una buena imagen¨
Mientras me enseñaba cuales eran los cubiertos para cada platillo, los tiempos de comida, cuáles eran los tipos de realeza, sus miembros en fin prácticamente sentía que me estaba enseñando a ser una princesa.
Una voz en mi cabeza para ser más exactos la voz de mi madre gritaba furiosa…
¿Tu inclinarte? ¡Jamás!
¡Ellos son quienes deberán inclinarse ante ti!
¿Acaso quieres ser una princesa, que canta, baila y cree en esa tontería del amor?
Solo hay una función para una princesa, ser un objeto, un ejemplo de tu ira y tomar su vida a tu antojo.
Sacudí esos pensamientos de mi cabeza, no me extrañaba recordara esos años en el sótano, sola con las enseñanzas de mi madre después de todo estaba haciendo todo lo contrario a los que ella me había enseñado.
-¿Mal estas escuchando?-pregunto Evie y asentí con cuidado mientras equilibraba los libros.
Estas iban a ser dos semanas muy largas.
En fin, el tiempo paso más rápido de lo esperado nos encargamos de preparar todo para nuestra larga partida, compramos 6 baúles en total después de todo teníamos objetos que no podíamos dejar en la cabaña.
-¿Ya empacaste el espejo Evie?-pregunte mientras metía varios libros al baúl los cuales no eran mis libros que solía leer sobre tierras lejanas si no de hechizos oscuros, todo el conocimiento sobre la magia negra estaba aquí, los había sacado de la fortaleza prohibida para evitar que alguien pudiera utilizarlos.
-Sí, no te preocupes ya está bien empacado-respondió alegremente, asentí sin dejar de empacar, otro objeto más peligroso, el espejo mágico podía contestar a cualquier pregunta sobre cualquier cosa o persona, poseía el conocimiento absoluto, Evie solo lo había utilizado dos veces, la primera para encontrar un lugar seguro para vivir y la segunda para saber la ubicación de Auradon.
En más concreto para que yo supiera donde se encontraba para no volver a perdernos, esta vez seria yo la que nos llevaría ahí.
A la mañana siguiente…
Antes de que el sol saliera, estábamos listas, nuestro equipaje estaba en la carreta, este día dejaríamos el único lugar al que podía llamar hogar, dejaría al bosque el único sitio en el que había experimentado la libertad y la paz.
Y sobre todo me sentía incomoda, era la primera vez que usaba zapatos, estaba acostumbrada a sentir el suelo por el que caminaba, a sentir la vida atreves de ellos, pero como Evie había dicho todos usaban zapatos por lo tanto yo no debía ser la excepción.
¨Qué van a saber ellos si nunca han amado la tierra sobre la que caminan¨
Las palabras se quedaron atrapadas en la punta de mi lengua, había prometido no ser tan diferente para evitar problemas solo que no espere que Evie se lo tomara tan enserio, y la opresión en mis pies fue solo el inicio.
Fue al despertarme cuando Evie prácticamente me suplico que usara uno de los vestidos que había comprado en el pueblo, que ella considera más apropiados, ahora tenía presionada toda la zona de mis cotillas y estomago no entendía como alguien podía utilizar esto, no podía moverme con libertad sin sentirme incomoda, pero hay no fue donde termino luego siguió mi cabello, peino todo mi cabello en un peinado, haciéndome trenzas y lo adorno con pequeñas flores, mientras que mis cuernos fueron revestidos con cintas a su alrededor.
Ella me había dicho al terminarme que estaba hermosa y no pude evitar sentirme como todo lo contrario.
Evie:
Todo estaba cargado en la carreta, panque estaba listo y preparado para el viaje, me acomode mi capa por última vez solo por precaución asegurándome que no estaba sucia o arrugada.
Perfecto.
Mire a mi lado Mal giraba sobre sus talones, sus movimientos era algo rígidos y restringidos no estaba acostumbrada a vestir así y mucho menos a usar zapatos, pero supongo que se acostumbraría me había asegurado que sus zapatos fueran cómodos y admire mi trabajo su vestido era de un color tinto hermoso que combinaba con ella, la hacía ver más como una doncella, su pelo negro recogido y adornado con pequeñas flores blancas, mientras que sus cuernos negros enrosque un par de cintas del mismo color tinto en cada uno dándoles un toque de color haciéndolos ver menos amenazantes, estaba lista para que el mundo la conociera.
-¿Lista Mal?-le pregunto, ella volteo a verme y después miro la cabaña dando un largo suspiro.
-Extrañare la cabaña-dijo su voz tenía un toque de tristeza al igual que sus ojos, mi corazón se encogió así que tome su mano.
-Tranquila volveremos en invierno-respondí dándole ánimos, había estudiado el calendario de estudios y sabía cuándo volveríamos.
Ella asintió sin dejar de ver la cabaña, cerro sus ojos y al abrirlos su mirada mostro determinación, le sonreí esa era la Mal que conocía.
-Bien, vamos Evie o llegaremos tarde- dijo Mal mientras subía a la carreta, sonreí aún más y me senté a su lado tomando las riendas como lo hacía todos los días.
-¿Lista?-
-¡Lista!- grite llena de alegría.
Mal tomo una bocanada de aire, cerró los ojos y abrió sus manos el fuego verde broto de ellas rápidamente y nos envolvió, por un momento me alegre por panque estaba tan acostumbrado a la magia de Mal que no estaba asustado de echo parecía bastante calmado incluso aburrido, el fuego giro a nuestro alrededor como un torbellino y en un segundo desapareció, la luz fue intensa y tuve que cerrar los ojos, al abrirlos mis ojos no podían creer lo que estaba viendo.
Estábamos frente una enorme reja dorada, en el centro tenía el emblema de Auradon, resplandecía bajo la dorada luz del sol de la mañana, pude ver un amplio jardín verde y un camino que condujo a la enorme fachada no era más correcto decir castillo, era enorme, hermoso era Auradon.
-¡Mal estamos en Auradon!-grite emocionada, voltee a verla ella asintió sonriendo, se le veía algo fatigada, oh era verdad, el hechizo para transportarnos aquí la dejaba cansada utilizaba mucha energía y magia en un día solo podía utilizarlo dos veces después de eso ella se quedaría sin poder hacer magia el resto del día, rápidamente saque de mi bolsa una manzana roja y una hogaza de pan.
-Para que recuperes tu energía-dije ella asintió y lo tomo, le dio un mordisco a la manzana.
Escuche que la reja se abrió, al voltear estaba un hombre pequeño y con una prominente barriga, al igual que su barba.
-Buenos días, bienvenidos a ¡Auradoon!-dio un grito ahogado mientras daba un brinco casi cómico, sorprendida observe como miraba a Mal con sus ojos tan abiertos que temí que se le salieran de sus cuencas.
-¡Ma-mal-maléfica!- susurro, mire a Mal estaba completamente seria parecía que nada la perturbaba, solo levanto su ceja haciéndola ver un poco intimidante.
Oh Mal, sentí pena, era ella lo que asustaba tanto al hombre, la reputación de su madre sí que precedía incluso después de su muerte, sacudí mi cabeza este era el momento para demostrar quienes éramos.
Aunque no esperaba que fuera tan pronto.
-Por favor, no se asuste-dije rápidamente con la voz más suave que pude hacer, el hombre me miro y vi cómo se relajaba, sonreí aliviada.
-Lamento importunarlo, somos estudiantes-dije mientras sacaba la carta de aceptación de mi capa y se la mostré al hombre.
-Mi nombre es Evie y ella es Mal somos nuevas-el hombre tomo la carta la abrió mirando de reojo a Mal quien imperturbable con una cara seria grabada en su rostro, leyó rápidamente la carta y abrió sus ojos esta vez de asombro.
-Oh, son ustedes, el mago Merlín me pidió que las escoltara a su oficina en cuanto llegaran, pasen por favor-
-Gracias-respondí alegremente no había nada que no se resolviera con palabras amables.
Sacudí las riendas indicándole a panque que avanzara, en el trayecto me pregunte ¿Por qué el mago Merlín querría vernos?, a mi lado Mal siguió comiendo la manzana mientras daba pequeños bocados de la hogaza de pan. El hombre nos llevó al establo donde Mal se encargó para sorpresa del hombre de bajar los baúles con su magia ya que se negó a que la ayudara los dejamos donde más tarde los recogerían para llevarlos a nuestra habitación, al terminar el hombre nos guio por el edificio entre pasillos con sus paredes adornadas con pinturas de paisajes, flores y animales.
Pero había algo que era extraño.
-Creo que llegamos un poco temprano, no hay nadie aquí- le susurre a Mal algo apenada tal vez por mi entusiasmo nos habíamos levantado un poco más temprano de lo requerido.
-Parece ser- susurro Mal mientras su mirada no se apartaba de los cuadros que adornaba las paredes, al parecer la pintura le despertaba un gran interés o tal vez fuera porque nunca había visto una.
Parecía que Mal ya no la veía tan nerviosa o tensa su lado curioso la hacía bajar la guardia, sonreí ante eso al parecer todo marchaba mejor de lo que esperaba, exceptuando el pequeño incidente de nuestra llegada el hombre ya no se veía tan asustado de Mal de echo ya no nos miraba de reojo a cada momento, ¡Maravilloso!
Seguimos caminado hasta llegar ante unas grandes puertas de madera pulida, algo me decía que este era el despacho del mago Merlín, el hombre toco la puerta y esta se abrió, mire a Mal y ella me devolvió la mirada y asintió, la puerta se entre abrió, el hombre volteo a vernos.
-Por favor esperen un momento-dijo el hombre.
-Claro, gracias- dije automáticamente sonriéndole, el asintió y entro dejando la puerta entre abierta, tome una bocanada de aire para calmarme, en lo que pareció un segundo el hombre salió y nos indicó que pasáramos.
Mire a Mal y ella me devolvió la mirada al parecer ambas estábamos un poco nerviosas por lo que pasaría tras esas puertas ese pequeño sentimiento de esperanza me empujaba mientras que la desconfianza tiraba del otro lado un punto intermedio entre ellos dos era este momento tan frágil habíamos pasado por tanto para llegar aquí.
-Bienvenidas Evie y Mal vamos pasen- escuche la voz del mago Merlín del otro lado, sentí que algo tomo mi mano, me dio un ligero apretón, mire a Mal ella me sonreía una sonrisa de verdad, llena de determinación y valentía, era todo lo que necesitaba nos acercamos y empuje la puerta para que pasáramos.
Una luz me cegó un momento al apartar la vista, estábamos en un gran estudio, cubierto por un tapiz canela con grabados en dorado, en el suelo una gran alfombra con intrincados diseños brillaba bajo la luz del sol, mi vista viajo desde el gran catalejo que descansaba en la esquina del estudio, hasta el gran mapa que cubría la pared, mientras que una gran ventana dejaba entrar la luz y había un gran librero mientras que en el techo un pequeño candelabro de cristal brillaba con mil colores y justo frente a una gran escritorio de madera finamente tallada y pulida estaba el mago Merlín… es decir el director Merlín y a su lado se encontraba el hada madrina no habían cambiado ni un poco desde la última vez que los había visto.
-Muy Buenos días-dije dando una reverencia llena de alegría ahora me parecía tonto haber dudado hace un momento, pero algo capto mi atención mire a Mal ella no se estaba inclinando, solo dio una inclinación de cabeza, levante mis cejas sorprendida ¿Por qué no se inclinó? ¿Acaso de los nervios se le había olvidado?
-Muy buenos días para ustedes también mi niñas-respondió el hada madrina mientras nos sonreía dulcemente, mientras que el mago…es decir el director Merlín creo que debería empezar a pensar en el como el director y no solo por su título de mago, el dio una inclinación de cabeza tal y como Mal lo había hecho mientras nos sonreía.
-Muy bien ya que están aquí ambas deberíamos comenzar, el tiempo apremia a quienes son puntuales- dijo mientras agitaba su bastón, unas chispas de magia giraron en el aire formando una caja que bajo suavemente hacia su mano.
Con la caja en su mano se acercó a nosotras al mismo tiempo que el hada madrina le siguió estábamos frente a ellos, intercambiaron una mirada y asintieron.
-Mal, Evie antes que algo suceda queremos decirles que el consejo mágico las acepta y estamos seguros de que ustedes no son una amenaza y no son como sus madres, pero lamentablemente no todos pensaran así, aunque ha pasado mucho tiempo las acciones de sus madres no es algo que se pueda olvidar fácilmente y tristemente eso es algo que las afectara también a ustedes- dijo el director con un tono de tristeza.
-Pero no todo está perdido, hay una forma para que ustedes puedan ser convivir sin causar pánico y por eso nosotros…- siguió el hada madrina.
-¿Lo que hay en la caja evitara que la gente me tema?-dijo Mal sin apartar la mirada de la caja.
-Así es, eres una chica lista Mal-respondió el director asintiendo alegremente, Mal asintió como una agradecimiento, mientras yo no entendía que pasaba que era lo que había en esa caja que era tan importante.
-Ahora lo que les diré no tiene que salir de esta habitación nadie más lo sabrá más que el consejo y ustedes, Mal aunque suene duro de decirlo tú eres la que representa más una amenaza, tu magia oscura es demasiada como para ignorarla, pero…si hubiera una forma de sellar tu poder sin dañarte sería una opción pero no existe tal cosa por lo tanto creo que decir una pequeña mentira es la opción más viable para este problema- y el abrió la sencilla caja de madera, saco un collar de seda negra de la cual colgaba una piedra ovalada verde y brillante del tamaño de un huevo de codorniz adornada por un marco dorado grabado con símbolos florales.
-¿Qué es?-pregunte nerviosa lo que había dicho sobre sellar los poderes de Mal me calo hondo en mi corazón, ¿Cómo podían pensar que Mal usaría su magia para dañar a alguien?, ella nunca haría eso y lo peor de todo era que solo podían hacer eso dañándola, oh Mal en que te eh metido.
Sin embargo ella tomo el collar y lo examino.
-Es solo una joya, no tiene propiedades mágicas ni tampoco pose un sello-dijo mientras me daba una pequeña mirada, ¿entonces si no era una sello entonces que era?
-Muy bien Mal tu percepción mágica es muy buena, no queremos dañarte pero para que los demás te acepten tendremos que mentirles, en pocas palabras este será tu sello querida-dijo el hada madrina alegremente.
-Tal y como lo dijo el hada madrina les mentiremos a todos diciendo que este collar sella tu magia y solo alguien del consejo tiene el poder de quitártelo, eso evitara el pánico entre los reinos, es por eso que no debes de quitártelo por ningún motivo a menos que estés en un lugar cerrado sin nadie que no sea Evie o alguno de nosotros, mantener esa mentira será de vital importancia para todos nosotros en especial para ustedes-dijo el director, Mal asintió.
-Bien, ¿entonces ya lo saben todos?- respondió Mal mientras se ponía el collar, escuche el clic del seguro y el collar se adaptó a su cuello, la joya combinaba con sus ojos al parecer la joya supo eso y dio un pequeño brillo.
-No eso lo sabrán todos en la ceremonia justamente en 20 minutos- dijo mirando el reloj que descansaba sobre su escritorio, el pánico me inundo.
-¡¿Ahora? En este momento ¿Tan pronto?!-dije casi gritando, tome la mano de Mal para calmarme era mucha información en poco tiempo, había ahora más cosas en juego y todo recaía en los hombros de Mal o en este caso en su cuello, ¿Y si el collar se rompía? Y ¿Si alguien se lo quitaba por accidente? o ¿Qué pasaría si se le caía al Mal en frente de todos?
-Tranquila querida todo estará bien-dijo el hada madrina mientras que con el movimiento de su varita hizo aparecer una taza de té humeante. Mal tomo la taza y me la dio.
-Tranquila Evie te prometo que este collar no dejara mi cuello por ningún motivo-ella me miro y me sonrió, tome la taza que ella me ofrecía y la mire sentía que la estaba obligando a hacerlo, una punzada afilada penetro mi corazón esto no era justo.
-Mal no tienes que hacerlo, tu magia es parte de lo que eres no quiero que escondas eso, tu eres fantástica usando magia y sé que te gusta hacerlo, pero ahora no podrás hacerlo mas no quiero eso para ti- respondí llena de remordimiento mientras una pequeña lagrima resbalo por mi mejilla y callo en él te, ella levanto mi barbilla suavemente y sus ojos verdes me miraron.
-Sabes si ese es el precio por estar libre creo que no es tan malo Evie, quiero hace esto por nosotras- dijo sonriéndome, el collar se balanceo ligeramente como si estuviera de acuerdo con Mal, tome una bocanada de aire y asentí.
-Gracias Mal-dije y la abrase fuertemente, pidiéndole perdón y al mismo tiempo gracias por su sacrificio, ella me devolvió el abrazo, ahora estábamos listas.
Audrey:
Era un día soleado y perfecto, el cielo era de un tono azul limpio y hermoso, el carruaje se balanceaba de un lado a otro como la cuna que hace mucho años atrás sus padreas la había acostado, en el camino bordaba un pañuelo con flores delicadas en rosa.
Mire por la ventanilla del carruaje y sirvió como una espejo casi creí ver a mi madre que era una famosa belleza en una tierra de famosas bellezas, así que era de esperar que yo hija de la reina Aurora fuera bendecida con la misma melodiosa voz que encantaba a todo aquel que la escuchara, había nacido con el mismo cabello rubio cual rayos de sol, el mismo cuello de cisne y los mismos ojos oscuros que atraparían a cualquier príncipe.
Y estaba claro que nadie podía resistirse a mis encantos brillantes y naturales todos en el reino me amaban, diariamente a las puertas del castillo llegaban un sinfín de regalos: canastas de las más dulces frutas, Dulces y chocolates finamente hechos e incluso poemas y cartas de amor al pensar en la última carta que algún poeta anónimo me había dado me sonroje un poco.
-¿Emocionada Audrey?- mi vista dejo mi reflejo hacia la chica que estaba frente a mí y sonreí sin pensarlo.
-Claro que si Amarilis, ¿Por qué no debería de estarlo? Es un día precioso, el sol brilla, los pájaros tocan sus encantadoras melodías y sobre todo hoy será el día en que entraremos a Auradon- respondí alegre.
-Claro que sí, será un año inolvidable- respondió sonriéndome, ella era Amarilis la mayor de las tres hermanas hadas, eran famosas entre los reinos debido a su talento para la magia y sobre todo porque eran las aprendices de las queridas hadas Flora, Fauna y Primavera, vi como ella volvía su atención a la ventana mientras se ajustaba sus pequeños lentes redondos con un fino marco dorado, que combinaba con su vestido amarillo con intrincados diseños al igual que sus alas, poseían un toque amarillo, su cabello castaño estaba recogido en un moño firme ningún cabello estaba fuera de lugar al igual que su lindo tocado como todo amarillo descansaba sobre su cabeza, era reconocida porque su magia era la más efectiva.
-Este será un año largo-dijo la chica al lado de Amarilis, con un bostezo largo y profundo, Azucena era la hermana de en medio, a comparación de su hermana mayor su vestido era naranja bordado con pequeñas flores blancas que combinaban con su tocado y alas pero sobre todo ella no se molestaba en estar presentable ya que su moño parecía mas de alguien que se acababa de levantar de una siesta, era la más relajada de las hermanas pero famosa por ser la más rápida al aprender magia, pero no tan efectiva debido a eso era regañada por Amalia por no ponerle más atención en concentrar su magia.
-¡Sera tan divertido, no puedo esperar!-grito con alegría la menor de las hermanas mientras veía la ventana del otro lado, Violeta la más pequeña de las hadas vestía un vestido al igual que su nombre violeta con bordados de ligeras y pequeñas flores, del mismo color eran su lindo tocado y sus alas que ahora se agitaban rápidamente, daba gritos de emoción sobre el asiento rojo de terciopelo, era sin duda la más alegre e infantil y al mismo tiempo su magia era la más duradera pero al distraerse tan fácilmente su hechizo se evaporaba al mismo tiempo.
-Así es esto será increíble- respondí mientras volvía con más entusiasmo a mi bordado, mi institutriz decían que nunca habían visto bordados más hermosos, pero cuando baje mi mirada vi que mi vertido rosa brillante estaba mal acomodado, de inmediato lo alise y acomode, las arrugas en un vestido no era dignos de una princesa.
Como mi rutina periódica peine mis rizos y me asegure que mi corona que antes fue de mi madre estuviera justo en su lugar, su peso era confortante sentí que llevaba a mama conmigo, al asegurarme que todo estuviera perfecto suspire satisfecha.
-Estas hermosa Audrey, seguramente eres la más hermosa de todas-dijo Amarilis y sonreí asintiendo aceptando su cumplido, durante en camino volví a mi bordado, mientras escuchaba los comentarios y pequeñas peleas de mi mejores amigas.
Al llegar a Auradon el cochero nos avisó y no pude evitar echarle un vistazo por la ventana y mi corazón dio un brinco todo era más hermoso de lo que esperaba, las grandes rejas doradas estaba abiertas en par dándonos la bienvenida.
La gran construcción era antigua aunque no tan hermoso como el castillo de mis padres pero era sin duda único, aquí seria donde pasaría los próximos tres años, sonreí aún más.
-Oh ya llegamos- escuche a Violeta susurrar asombrada y se apretujo aún más contra la ventana, solté una pequeña risa ante la cómica imagen, ella tenía razón habíamos llegado, era maravilloso y nada arruinaría eso aquí en la tierra de los finales felices.
Momentos más tarde el carruaje se paró y el cochero me ayudo a bajar mientras Amarilis bajaba el equipaje con su varita, al entrar nos anunciaron que debíamos reunirnos en el salón de baile donde el director Merlín nos daría la bienvenida, Amarilis, Azucena y Violeta no se separaron de mi lado mientras esperábamos entre la multitud a que iniciara la ceremonia de bienvenida durante el tiempo d espera no pude evitar escuchar los cometarios de las chicas y chicos que nos rodeaban como pequeños susurros:
-¿Acaso esa es la princesa Audrey?-
-¡Es hermosa!-
-Mira su vertido, es precioso-
-Es la princesa perfecta-
Sonreí, mire a Amarilis que me sonrió sabiendo porque sonreía sin lugar a dudas este sería una año perfecto
-¿Audrey?-escuche una voz familiar llamándome y no pude evitar sonreír cuando supe de quien era.
-Chad Charming- respondí alegremente mientras veía como un guapo chico, alto, rubio y de ojos azules se acercaba a mí la multitud se abrió dejándolo pasar, vestido con su traje azul oscuro con bordados dorados que brillaban bajo la luz, al estar frente a mi levante mi mano y el la tomo mientras dulcemente depositaba en ella todo un caballeroso príncipe sin duda hijo de la reina Cenicienta.
-Tan hermosa como siempre Audrey-dijo sin soltar mi mano, le sonreí dulcemente, sus ojos azules no abandonaron los míos.
-Gracias Chad-respondí y los murmullos que había estado en silencio volvieron ahora más alto hasta que…
-¡Bienvenidos mis nuevos estudiantes!-escuche una voz alegre y vi entrar por las puertas al director Merlín acompañado por el hada madrina y las hadas Flora, Fauna y Primavera, mi corazón dio un brinco de alegría al ver unas caras familiares y queridas.
-Antes que nada me gustaría felicitarlos a todos por entrar y les doy una cálida bienvenida de parte del consejo mágico quienes seremos desde ahora sus tutores y maestros- dijo el director.
Al hacer una pausa todo aplaudimos alegremente.
-Y para comenzar este magnífico año quisiera presentarles a un par de estudiantes que serán sus compañeras de ahora en adelante por favor denles una cálida bienvenida-siguió el hada Madrina, todo aplaudimos confundidos.
La curiosidad me hizo fruncir el ceño, la puerta se abrió y entro una pequeña figura, todos dieron un suspiro de admiración a mi lado pude escuchar a Chad acompañándolos mientras que yo solo me quede muda de la sorpresa, era una chica con piel rosada, su rasgos eran finos y delicados, su cabello era de un extraño azul oscuro como las olas del mar que estaba delicadamente peinado y adornado con flores silvestres e iba vestida con un sencillo vestido azul claro como el cielo, ella sonrió y sus delicados labios rosas mostraron una blanca y radiante sonrisa, en mi mente la palabra princesa apareció pero no era posible conocía a cada una de la princesas de estas tierras, ella dio una reverencia a la multitud digna de cualquier miembro de la realeza.
-Ella es Evie hija de la reina malvada-dijo el hada Madrina y mi corazón dio un vuelco, todos nos quedamos mudos de la sorpresa ¿esa chica era la hija de la reina malvada? Imposible, pero ella solo asintió, aceptado lo dicho la mire ¿acaso era verdad? esta hermosa chica era la hija de la ex madrastra de la reina Blancanieves aquella que la había intentado matarla con una manzana envenenada.
Pero viéndola a ella no parecía malvada de echo daba más la sensación de ser una dulce princesa sin serlo. Todos estábamos procesando esta gran noticia cuando otra figura entro esta era más alta adornada con unos oscuros cuernos y mi corazón como un reflejo a mi mente vino recuerdos de mi niñez sobre la historia de mis padres y sobre todo sobre aquella mujer, mi corazón se volvió de plomo y mi cuerpo comenzó a temblar descontroladamente mientras escalofríos de miedo lo recorrían nunca había sentido tanto miedo hasta ahora.
Todos dimos un jadeo casi un grito de sorpresa, escuche gritos y golpes seguramente alguien se había desmayado y seguramente yo también hubiera hecho lo mismo si Chad no se hubiera puesto rápidamente frente a mí en forma de escudo mientras que Amarilis, Azucena y Violeta se apretujaron contra mis costados formando un escudo viviente.
Era ella quien había maldecido a mi madre para que cayera en un sueño de cien años y esa misma horrible mujer se convirtió en un dragón que intento matar a mi padre, era el mal encarnado y la reina de las tinieblas.
-Maléfica-susurre su nombre sin aliento.
Vi como ella entro tranquilamente, usando un vestido tinto, su alta figuro lo opaco todo, su piel blanca, sus labios rojos y esos oscuros que parecían querer perforar el cielo y se situó al lado de la hermosa chica mientras sus ojos verdes nos miraron sin mostrar ninguna emoción y no pude evitar ver que en su cuello colgaba un collar con una piedra verde y brillante.
-Por favor tranquilícense y escúchenos- dijo el hada Madrina y no pude evitar sentirme traicionada ¡ellos estaban de su lado! la habían traído aquí a ella la más horrible y malvada de los villanos, como las hadas buenas pudieron haber hecho eso, era la enemiga de mis padres y de ellas ahora todos estábamos perdidos.
-Ella no es Maléfica, a pesar de lo que ven ella no es el hada oscura-dijo firmemente el hada Flora su vestido rojo se elevó junto con ella cuando prendió el vuelo haciendo que todos la viéramos.
-Por favor escúchenos, ella es Mal hija de Maléfica y ella es Evie ambas hicieron la prueba ante nosotros revelando su existencia al consejo mágico y las aceptamos, el pasado de sus madres no es el suyo, pero antes de entrar aquí por seguridad de todos ustedes la magia de Mal fue sellada por el collar que lleva puesto ella no puede hacer la suficiente magia para hacerles daño-continuo el director Merlín.
En cuanto escuche eso todo lo demás quedo en segundo lugar ¿ella no tenía magia? ¿Acaso lera verdad, que el consejo mágico había sellado el poder del mayor mal que pudo haber existido desde su madre? En mi interior se agitaban tantas emociones y entre todas ellas surgió una, felicidad una pura y brillante felicidad al saber, que la hija de aquella mujer que le había hecho tanto daño a mi familia no podía hacer daño.
¿Cómo pude dudar de las hadas buenas? Aquellas que había peleado junto con mi padre contra ella, me sentí tonta y sonreí ¿Cómo pude llegar a pensar que dejarían a esa chica suelta con su magia siendo hija de aquella mujer? Sin duda el consejo mágico era increíble sentí una profundo agradecimiento hacia ellos y me prometí nunca más dudar de ellos.
-Ella no puede hacernos daño-susurre alegremente, no tenía poder, no podía ser un dragón y escupir fuego, no podía maldecir a mi madre o a mí, ella era igual a nosotros.
No, no ella no era humana, era una hada sin poder por lo tanto ahora nosotros éramos mejor que ella y su madre, sin su magia oscura no tenía ningún poder aquí.
Cuando volví mi atención a mi alrededor veía que la pequeña multitud se estaba descontrolando esto en poco tiempo sería un caos, este era el momento de demostrarle a ella el poder de una princesa. Me aclare mi garganta y con un tono firme sin llegar a grita hable.
-Por favor tranquilícense-el ruido ceso y todos voltearon a verme, incluyendo al consejo y a ella, con un suave movimiento le pedí a Chad que me dejara pasar el dudo pero me cedió el paso, camine tranquilamente hacia ella mientras la multitud se abrió dejándome el camino libre.
-Por favor, todos tranquilos porque no confiamos en que el consejo mágico nunca haría nada para dañarnos así que ¿porque no todos podemos ser amigos, eso no sería lo mejor?- les dio mi mejor sonrisa a lo cual todos asintieron de acuerdo hasta que el caos paso a un silencio atento.
Camine hasta ponerme frente a ellas las hijas de villanas, a mi lado vi como las has asintieron orgullosas.
-Así es Audrey eres igual a tu madre la reina Aurora-respondió Primavera moviendo alegremente su vestido azul y asentí.
-¿Así que ustedes están de acuerdo?-le pregunte a la chicha del pelo azul Evie si no mal recordaba y ella sonrió.
-Por supuesto, su alteza- respondió sonriente y se inclinó ella había aceptado su papel en este nuevo mundo rechazando el legado de su madre y su pasado.
Sonreí aceptándola.
Después mi mirada se posó en ella tuve que levantar la mirada eso fue un poco molesto, sus ojos verdes chocaron con los míos, le sonreí.
-¿Estás de acuerdo?- le pregunte dulcemente, ¿Y tú rechazarías el legado de tu madre y aceptarías que ya no tienes ningún poder?
Mal:
Al verla caminar entre la multitud que se apartaba de ella con respeto y adoración supe quién era, así que ella era la hija de la reina Aurora y el rey Felipe, los enemigos de mi madre y también la razón de su caída, mientras se acercaba pude percibir en sus palabras y su mirada algo familiar algo que había visto antes y no tarde en saber que era.
No le quite la mirada de encima, cuando le hizo esa pregunta a Evie vi eso era una mirada de superioridad de alguien quien sabía que tenía el control de la situación y de todos los presentes esa misma mirada la cual había adornado y estado en los ojos de mi madre.
Y cuando volteo a verme no me inmute su mirada no tenía el mismo poder que el de mi madre ella a comparación de Audrey, si había tenido el poder de las tinieblas a en la palma de sus manos y eso la hacía peligrosa, no era una mirada comparable con la de mi madre si no una princesa que sabía bien que no podía hacerle daño ni siquiera tocarle un pelo de sus perfectos rizos.
Me pregunto si estaba de acuerdo y supe lo que ella quería, que supiera que ella tenía el poder aquí, que dejara se ser la hija de Maléfica y aceptara mi nuevo lugar aquí, levanto su perfecta ceja quería que me inclinara como Evie, sentí que si hacia eso me perdería a mí misma si lo hacía.
Una voz que nació de mi corazón, se propago como fuego por mi cuerpo la magia creció en mí interior sin llegar a mostrarlo en el exterior era una feroz determinación, esa voz en mi cabeza que esta vez no era la de mi madre si no la mía grito:
No me inclinare, tú no eres mi princesa
Tu padre no es mi rey
No tienes poder sobre mí.
Ella siguió mirándome y yo a ella y supe que me estaba dando una única oportunidad yo también se la estaba dando una última oportunidad a ella de olvidar el pasado y comenzar de nuevo, no apartamos la mirada.
-Muy bien, gracias por tu ayuda Audrey-dijo el mago Merlín y rompimos nuestro contacto, supe en ese momento que ella nunca me consideraría una compañera y mucho menos una amiga, sabía que no podría confiar en ella.
Hasta entonces mire a mi alrededor al parecer el ambiente se había vuelto mas aliviado pero había una pizca de tensión, Audrey volvió hacia la multitud silenciosamente solté el aire que había contenido silenciosamente.
-¿Mal estas bien?-me susurro Evie.
La mire y le sonreí asintiendo, no debía contarle lo que había pasado entre ella y yo una silenciosa declaración de guerra, al parecer la historia volvería a repetirse seriamos enemigas, pero esta vez no podría maldecirla así como no podría convertirme en dragón (aunque de todos modos no puedo hacerlo) porque si algo así sucediera todos se volverían en nuestra contra y no estaba dispuesta a meter a Evie en todo esto, así que me contendría pero si algo llegaba a pasarle a Evie esta vez Audrey desearía que fuera dormir por cien años el mayor de sus problemas porque a comparación de mi madre yo me aseguraría que el beso del primer amor nunca llegara costara lo que me costara.
¡Wow! Es el capítulo más largo que eh escrito pero valió la pena XD en fin gracias por leer, derechos reservados para Disney y ¡hasta la próxima!
