1.- Constanze

Se suponía que tendrían que estudiar para un examen que tendrían mañana, pero en su lugar solo se estaban relajando en su habitación compartida, todas usaban sus respectivas ropas ya para dormir aunque tardarían un poco en hacerlo. Jazminka estaba sentada al borde de su cama comiendo algunas papas en una bolsa, Amanda estaba recostada sobre la suya y leyendo una revista, y Constanze revisaba una de sus pequeñas maquinas Stambots y le realizaba algunas modificaciones, pues era la única que no necesitaba estudiar ya que lo sabía todo de memoria, probablemente esa era la razón por la cual sus compañeras no estaban del todo preocupadas, confiaban en que ella les ayudara con algunas respuestas.

A pesar de que la luna ya se estuviese elevada en el cielo, y estas no eran horas para que las brujas estuviesen paseando libremente por la Academia, para la Estadounidense esto no debería ser así.

-¡Ah! Esto es muy aburrido, no puedo creer que en todo el día Akko no haya arruinado ninguna de las clases. —Arrojó la revista lejos de su cama, la cual acabó a los pies de la cama de Constanze, y rápidamente bajo de esta— Va mejorando cada día, y eso la hace menos divertida. Iré a ver que están haciendo. ¿Vienen?

-Claro, seguro que están haciendo algo interesante. —Jazminka se puso de pie también, sin dejar su alimento en ningún momento, y se acercó hacia la puerta para acompañar a Amanda.

-Esta bien, supongo que te quedarás trabajando con esa cosa, Constanze. Seguro que llegaremos algo tarde al tratar de evitar a todos esos ogros y hadas que se encuentran vigilando los pasillos, así que no nos esperes despierta. —Dicho esto, abrió la puerta y salió de la habitación junto con la pelirosa.

La Alemana suspiró y volvió a sus asuntos, sin ninguna intención de pegar el ojo aún, al menos al principio. Lo que quería hacer principalmente era terminar de trabajar con su Stambot. Sin embargo, al cabo de un par de horas, el sueño ya le estaba ganando. Sus amigas no habían vuelto aun, y ella no creía que se iban a tardar demasiado. Supuso que podía continuar con su trabajo al día siguiente.

Apagó las luces de su habitación, se metió entre sus sabanas, y cerró ambos ojos de inmediato, sucumbiendo ante el sueño poco a poco. Era la primera vez que dormía sola en mucho tiempo, por algún motivo era mucho más fácil hacerlo sin la presencia de sus dos compañeras restantes. Esperaba quedarse dormida hasta mañana por la mañana, sin que la irrupción de sus compañeras al ingresar a su habitación afectase su ciclo de sueño. Sin embargo, algo más la hizo levantarse a media noche, pues oyó un ruido extraño. Era algo constante, un golpeteo contra algo, desde una dirección desconocida.

La pequeña se puso de pie y bostezo, tratando de aclarar su vista y ver entre la oscuridad de donde provenía ese extraño ruido. Se dirigió hacia la puerta con desganas, creyendo que ese podría ser el origen del toqueteo. Cuando la abrió, no vio nada del otro lado, solo oscuridad. A su misma vez, el ruido se detuvo. Era extraño, Constanze sabía que lo había escuchado con claridad y que no solo eran imaginaciones suyas o un simple sueño, y dudaba bastante que fuese alguna broma de Amanda. Cerró la puerta nuevamente y regresó rápidamente a la cama, estaba demasiado cansada como para preocuparse de algo como eso de nuevo.

Volvió a zambullirse entre sus sabanas e intentar conciliar su sueño, más algo se lo evitó. Una especie de sexto sentido le decía que algo no andaba bien, que una cosa era diferente en la habitación, y que esa respiración cercana que escuchaba no era parte de su imaginación. Dio la vuelta, aun recostada en su cama, para buscar con la mirada si no estaba del todo paranoica gracias a las bromas constantes de Amanda. Lamentablemente, no se equivocaba.

Justo al lado derecho de su cama, a pesar de la oscuridad de la noche, pudo apreciar una gran sombra de pie, una silueta humana que no pudo ser capaz de reconocer. Un intruso. Intentó levantarse de su cama lo más rápido que pudo, pero le fue imposible, algo se lo impedía, una fuerza superior que la dejó completamente inmóvil. Magia.

No podía moverse en lo absoluto del cuello para bajo, y también sentía como es que no era capaz de pronunciar una sola palabra o gritar. Su corazón se aceleraba, su pulso se elevaba, y el miedo incrementaba. Estaba asustada, suplicaba porque Jazminka y Amanda regresasen de una buena vez y la salvasen de lo que fuera que estuviera por hacer el tipo extraño. No hablaba, pero gracias a la velocidad con la cual aspiraba y suspiraba el desconocido era claro que estaba emocionado, como si hubiese estado planeando esto desde hacía mucho tiempo. Constanze no despegaba su vista de este, vigilaba sus movimientos para intentar reconocer alguna característica especial en él o ella. De repente, sintió como es que el desconocido levantaba su brazo izquierdo y colocaba su mano sobre la cabeza de la joven, acariciando sus cabellos de una forma tenebrosa.

Constanze intentó voltear, pero el miedo la dominaba, y no se atrevía a realizar ningún movimiento brusco con la única parte de su cuerpo que aun respondía para no hacer enojar a ese tipo amenazante. Las caricias continuaban, ahora repasando su rostro, ella cerraba los ojos, apretaba los dientes y estaba al borde de las lagrimas, quería que todo esto no fuera nada más que una horrible pesadilla, un mal sueño y que despertaría en cualquier momento. La sensación de que una segunda mano acariciaba otra parte de su cuerpo dejo en claro de que esto era completamente real.

Con la mano derecha, el sujeto ahora acariciaba el pecho derecho de la pequeña, con cuidado y delicadeza, un enfermizo movimiento que dejaba en claro algo. No es como si no lo hubiese pensado antes, solo que aun tenía la esperanza de que ese sujeto no tuviera esa intención. Tembló aun más y sintió como es que la temperatura de su cabeza aumentaba mientras las caricias aumentaba. Ahora el masaje en su pecho se detuvo y en su lugar sintió un par de dedos repasando el pezón a través de su ropa. Lagrimas comenzaron a caer de sus ojos.

-No llores, cálmate. —La voz del tipo era en un tono neutral, completamente fingida, y extrañamente familiar. Se escuchaba algo alegre de la reacción que generaba en ella, detuvo sus acciones por un instante— La diversión apenas comienza.

Vio como es que ambas manos del sujeto se dirigían a su propia entrepierna, escuchó un cierre abrirse, y como es que este acercaba su cadera contra su rostro intencionalmente. Esto confirmaba en absoluto que era un hombre quien cometía el asalto. El sujeto colocaba su aparato reproductor húmedo en el rostro de la chica, ella cerraba los ojos y boca e intentaba apartar la nariz para evitar oler el sudor que de este emanaba. Por lo poco que pudo ver supo que el miembro, a pesar del gran tamaño que tenía, no estaba erecto del todo. Alguien tenía que venir, evitar que este acto horrible se concretara, rezaba porque algún hechizo antiguo la salvase.

-Vamos, vamos, no te hagas la difícil. —La persona dominante colocó la nariz de Constanze entre los dedos indice y medio de su mano derecha, apretando levemente y cortando su respiración. La chica de pelo azul supo exactamente lo que trataba de hacer, tenía que aguantar como sea, no cedería. Cerraba la boca con fuerza e intentaba contener todo el aire que quedaba en sus pulmones, esto solamente retrasaría lo inevitable. Y así fue por treinta segundos, antes de que abriera su boca por completo para tomar una gran bocanada de aire, no fue lo único que lleno su boca.

En ese momento, la figura aprovecho para llevar a cabo su disgustoso cometido, y asestó su primer ataque directo. Constanze sintió como es que toda su boca se llenaba de un sabor que le asqueaba, y escuchó como es que el sujeto liberaba un comentario de satisfacción.

-Eso es, ya vamos progresando. —El miembro ni siquiera estaba del todo dentro de su boca, y podía sentir que llegaba casi hasta su úvula, también se percató de que palpitaba, clara señal de que estaba aumentando de tamaño. El ataque no se detuvo ahí, el desconocido comenzó a mover su cintura de atrás hacia delante repetidas veces, lentamente, disfrutando cada segundo del asedio. Lanzaba cortos gemidos de satisfacción de vez en cuando, sintiendo como es que su miembro húmedo era abrigado con el calor de la boca de la pobre y desprotegida muchacha, no quería terminar nunca, pero sabía que tenía un limite. Quería aprovechar el momento, así que comenzó a aumentar la velocidad de sus embestidas, y su alcance. Constanze ya nada podía hacer para tratar de evitar el sabor del pene del muchacho, y la sensación que este ocasionaba al llegar muy profundo en su garganta.

El tipo colocó ambas manos en la cabeza de su victima, y comenzó a atraerla repetidamente contra su cadera simultáneamente con las embestidas, aumentando el alcance. Se sentía muy bien, demasiado. Estaba sucumbiendo no solo a la lujuria, sino a la excitación del momento. No estaba dispuesto a terminar sin ante probar algo que siempre quiso hacer. Por un instante soltó la cabeza de la Alemana y detuvo sus ataques, y sin dejar que su miembro escapara de esa prisión de placer, se subió a la misma cama, apoyando cada rodilla justo a ambos lados de la cabeza de la muchacha. Ahora estaba sobre ella, con su erección dentro de toda su boca, a punto de embestir otra vez volviendo a tomarla por los cabellos. Y así lo hizo.

Ella quería que se terminara, que el sujeto se detuviera, que algo en su conciencia le dijera que lo que estaba haciendo estaba mal, pero lo único que recibió fue una embestida cada vez más profunda. La velocidad aumentaba cada vez más, pues el desconocido estaba a punto de llegar a su punto máximo. El tipo soltaba gruñidos fuertes, intentando evitar liberar toda su satisfacción aún, hasta que no pudo más. Dio una ultima fuerte embestida en lo más profundo que pudo, y dejó que todas sus fuerzas se le escaparan. Sujetaba con fuerza la cabeza de Constanze contra su cadera para que toda su boca cubriera por completo su miembro y no dejase escapar ni una gota, estuvo liberándose por unos cuantos segundos hasta que, finalmente, le dio a la pobre chica un descanso. Alejó su miembro de la boca de la muchacha y se sentó al borde de la cama, la Alemana inmediatamente comenzó a toser cuando este estuvo fuera, escupiendo todo el liquido blanco que se hallaba en su boca, aun cuando estaba segura de que se había tragado algo de este, y recuperando aire, esperando remplazar el hedor impregnado ahora en su lengua y dientes. Más lagrimas recorrían su rostro tras la horrible experiencia, pensaba que no podría haber un sentimiento peor, o un trauma más terrible. Su suposición era incorrecta nuevamente.

La silueta realizó un nuevo acto que la asustó. El sujeto se deshizo de las sabanas que cubrían el resto del cuerpo de Constanze, tirándolas de inmediato al suelo. La muchacha volvió a temblar, y sacudió su cabeza de un lado hacia otro, no quería pasar por otra experiencia similar otra vez. Esa decisión ya no estaba en sus manos. Sintió un cosquilleo que repasaba todo su cuerpo cuando la figura toco su entrepierna a través de su pantalón, acariciando con ganas su siguiente objetivo. Con fuerza desmedida, la figura le quitó los pantalones, quedando ella tan solo en calzones. El atacante subió a la cama nuevamente, esta vez a la altura de las piernas de Constanze. La muchacha hacía lo posible para gritar, dar una señal de auxilio, una alerta antes de que un dolor horrible invadiera su interior. El sujeto levantó ambas piernas de Constanze hacía arriba, como si quisiese admirar la vista al completo de sus muslos y entrepierna, acariciando esta ultima ahora con su pene que poco a poco volvía a estar erecto.

-Mira, ya estas húmeda. Eso quiere decir que vas a disfrutar esto tanto como yo. —Le arrebató la ultima prenda que protegía su intimidad, y sin dejar que bajase las piernas, continuó frotando su miembro contra el punto clave de la chica. La expresión de horror en el rostro de Constanze dejaba en claro que no quería que sucediese, pero era prácticamente imposible que sus peticiones se cumpliesen. El sujeto estaba dispuesto a disfrutar con ella al máximo. Introdujo su pene sin previo aviso y por completo en la mojada vagina de la indefensa, comenzando con el segundo ataque. Movía sus caderas con regularidad, a una velocidad constante y sin iniciar con el verdadero asedio. El placer que sentía era superior a cuando su miembro estaba en la boca de la misma chica, pues el calor emitido por las paredes vaginales y su suavidad al apretujar su miembro era una sensación mucho más satisfactoria. Le agradaba tanto esa sensación que comenzó a introducir y sacar su pene con más rapidez, sin detenerse ni un instante, no importaba la expresión de dolor que mostrara Constanze en su rostro.

La pobre chica sentía el gran miembro en su interior, le dolía, y por algún motivo, no podía evitar sentir que un extraño liquido salia por el mismo lugar en el que el muchacho concentraba sus ataques. También sentía un cosquilleo por su cuerpo cada vez que el pene llegaba hasta lo más profundo de su interior, era algo que era incapaz de controlar, y que aumentaba la temperatura de su cabeza. Los ataques seguían aumentando de velocidad, ahora prácticamente eran dos estocadas por segundo. De la nada, la figura acercó su cabeza hacia la recostada Constanze, sorprendiéndola, y sin parar de introducir su miembro. La muchacha mecánica fue sorprendida por un beso apasionado directamente en su boca departe del atacante, el atacante ahora paseaba frotaba su lengua contra la suya, aumentando la temperatura de ambos cuerpos. Ambos cuerpos estaban llegando al Clímax, uno lo deseaba, y el otro no lo podía evitar.

Era como si el desconocido supiese controlar muy bien el cuerpo de su victima, pues cuando el momento en que él llegó al limite, ella lo hizo también. Una mezcla de jugos de pasión salía desbordado de la entrepierna de la pequeña, salió mucho más cuando el tipo sacó su miembro de la entrepierna de la agotada Constanze. Ella esperaba de que todo hubiese terminado, se encontraba demasiado cansada, no quería que el sujeto le hiciera algo más, sentía que se iba a desmayar y eso sería mucho peor para ella. Esta vez, ella descanso, pues ahora el atacante, aun a la altura de sus piernas, se frotaba el miembro nuevamente erecto con su mano derecha a gran velocidad, dispuesto a liberar una nueva carga.

-¿Sabes quien soy? —Una gran parte de la cama estaba llena de sudor y otros líquidos que habían salido de ambos cuerpos, esta iba a ser el mensaje final para la desprotegida— Tú me llamaras desde ahora...

El muchacho llegó al Clímax nuevamente, liberando una ultima carga del liquido blanco y rociándola a propósito en todo el cuerpo de Constanze, como si estuviese marcando su territorio. Ella ni siquiera volteó su cabeza para evitar que cayera sobre su rostro, estaba demasiado cansada como para hacer eso.

-Alfa.

Despertó gracias a los rayos del sol entrando por su ventana. Lo primero que cruzó su mente fue la interrogante: ¿Fue un sueño? Todo se había sentido muy real, demasiado. Estaba envuelta entre sus sabanas, sus compañeras seguían dormidas, probablemente habrían llegado ahí muy entrada la noche. Necesitaba comprobar de que todo había sido un sueño, de que nada de eso paso realmente, lo deseaba de verdad.

Lentamente bajó su mano por debajo de sus sabanas, dirigiéndose hacia el ultimo lugar donde se había liberado una gran descarga. Con ambos dedos revisó su entrepierna, y no sintió nada. Su ropa aun seguía ahí, no quedaba ni un rastro de humedad. Suspiró aliviada, solamente había sido una terrible pesadilla realista. Una pesadilla que no quería volver a soñar otra vez. Se levantó y quiso alistarse para asistir a sus clases, y también para despertar a Amanda y Jazminka. Antes de eso, se dio cuenta como es que su amiga Americana no había recogido la revista que dejo a los pies de su cama. Lanzando un pequeño gruñido de disconformidad, se dirigió a recogerla.

Cuando la levantó del suelo, sintió con ambas manos algo extraño. En una de las esquinas de la revista se sentía una textura pegajosa. Constanze olfateo sus dedos, pues el olor se había quedado impregnado en estos. Lo reconoció al instante.


Para ser honesto, no sé porque hago esto, creo que solo quiero experimentar que tal soy al escribir algo de Lemon. El autor de este asedio es alguien que ya ha salido en la serie.