Hola de nuevo mis queridos lectores, aquí les traigo un nuevo capítulo recién salido del horno y ya sea por el título o por algo mas ya saben quién hará su aparición ;) y espero que les guste sin más comencemos.

Derechos reservados por Disney.

Evie:

Habían pasado tres días después del incidente de Mal y desde entonces ella no había vuelto a pisar ese lugar y yo no podía culparla, aunque pensé en convencerla en volver a intentarlo desistí al recordarlo, con eso en mente decidí hablar sobre eso con el director Merlín y el al igual que yo estuvo descuerdo en darle espacio a Mal para recuperarse del incidente aunque el daño físico fue casi nulo yo sabía que algo más dentro de ella estaba herido, así ella dejo se asistir a las clases de baile y durante ese tiempo cada vez que venía a revisar como estaba, la encontraba leyendo un libro sobre su cama tranquilamente y cada vez que le preguntaba cómo estaba ella respondía que bien y hasta hizo una broma sobre el incidente diciendo que después de todo las hadas no bailaban.

Pero tú si bailas y cuando lo haces con el corazón es hermoso.

Aunque esas palabras últimamente quedaban atascada entre mis labios, solo sonreía y asentía, aunque ella seguía asistiendo a sus clases normales sabía que no volvería a pisar un solo salón de baile si era posible, solo esperaba que el amargo recuerdo con el tiempo fuera desapareciendo después de todo gracias a que había estudiado el calendario escolar sabía que ella sí tendría que volvería a pisar un salón de baile.

Aleje ese pensamiento para el futuro, solo esperaba que para ese entonces Mal pudiera cambiar de idea sobre eso, en ese momento el día estaba un poco nublado, algo me decía que llovería en algún momento del día, si tuviera aquí a Mal ella sabría decirme con exactitud cuándo llovería después de todo no sabía si era un presentimiento o una cosas de hadas pero ella siempre sabia en que momento del día llovería y aunque eso nos había salvado de muchas situaciones ahora solo quisiera tenerla a mi lado solo para saber si estaba bien.

-Muy bien alumnos, ¿todos tienen listos su canasta y frascos?- la voz del hada Madrina me saco de mi trance y todos asentimos, estaba en mi clase de hierbas, tal y como su nombre lo decía teníamos que aprender las diferentes plantas y hierbas, así como reconocerlas para usarlas en pociones y fueran más efectivas.

Así el hada Madrina nos trajo a un jardín en la parte trasera donde se encontraban todo tipo de plantas y aunque yo podía decir el nombre de cada una de ellas así como sus propiedades y usos, hice lo que me pidieron en automático solo para tener mis manos ocupadas, según las instrucciones necesitábamos recolectar lo necesario para hacer una poción para dormir, ya tenía una lista mental de lo necesario y con mi canasta llena de frascos listos para poner los ingredientes así como mi confiable cuchillo para hacer un trabajo rápido y limpio.

-Bien, a trabajar- susurre llenándome de energía y camine entre los distintos tipos de plantas buscando lo que necesitaba, aunque hace algún tiempo no me hubiera imaginado haciendo una poción de dormir sin el objetivo de matar, eso había cambiado cuando comencé a vivir en la cabaña con Mal, ya que al astillarme por primera vez supe que no teníamos medicina alguna para tratar alguna herida a no ser que fuera por la magia de Mal y como no quería dejarle todo el trabajo a ella decidí aprender a hacer pociones medicinales que probaba conmigo misma, para resfriados, heridas, golpes, dolores de cabeza, insomnio, dolor de dientes, en fin tenía una poción para cada malestar o enfermedad y tenía todas las pociones en una caja, con frascos etiquetados.

Todas y cada una de ellas fueron un éxito incluso con resultados mejores a los que yo esperaba.

Sonreí, cuando hice mi primera poción medicinal había estado orgullosa de mi misma fue la primera vez que supe que podía hacer algo bueno con lo que mi madre me había enseñado, que podía ser algo más que la hija de la reina malvada, que no solo podía hacer daño a las personas si no también curarlas, ayudarlas ese día Mal me descubrió llorando en mi cuarto sobre mi cama agarrando fuertemente la poción medicinal que había creado y que había funcionado, ella tomo la poción mirándola con curiosidad, ella me sonrió y me abrazo.

Felicidades Evie, estoy orgullosa de ti.

Fue la primera vez que alguien me había dicho que estaba orgullosa de mi, recuerdo seguir llorando pero esta vez por alivio que saber que podría ser alguien bueno que ambas podíamos hacer el bien más allá de lo que nuestras madres nos habían enseñado, sentía que mi visión se volvía borrosa cada vez que recordaba eso me ponía sentimental, aliviada, seguí con mi tarea en mi camino encontré a el hada madrina tomando te tranquilamente mientras un par de chicas le preguntaba sobre una planta, en la pequeña mesa que estaba dispuesta de una tetera y… un pequeño jarrón con flores blancas, me quede congelada.

Las mismas que habían caído sobre Mal.

Sentí un nudo en mi garganta, el recuerdo volvió a mi mente fresco como si acabara de verlo…

Al voltear a mirarla lo que vi me aterro, Mal había caído al suelo, por un momento se vio desorientada como un pájaro herido y la columna que sostenía un gran jarrón lleno de flores blancas se tambaleo listo para caer sobre ella, por un momento me alivio el pensamiento de…

Ella estará bien su magia la protegerá.

Como muchas veces antes ella me había demostrado, como la vez que una gran y gruesa rama de roble había caído justo donde ella estaba después de una gran tormenta, antes de que pudiera gritar para advertirle la rama cayó sobre ella pero un escudo que Mal había formado, la protegió partiendo la rama a la mitad con un gran estruendo, al voltear Mal me miro confundida.

-¿Evie que pasa? ¿Por qué estas asustada?- me pregunto como si nada hubiera pasado, como si hace un segundo esa gran rama no la hubiera podido matar, en es entonces comprendí lo rápido que podía actuar Mal es una situación peligrosa usando su magia pero…lo que no recordé es que ahora ella no podía usar magia….

¡ELLA NO PODIA USAR MAGIA!

Como si el tiempo corriera lentamente pude ver sin poder hacer nada como ella cerraba los ojos mientras se cubría con sus manos la cabeza esperando el impacto, el jarrón golpeo uno de los cuernos de Mal y se agrieto como un huevo rompiéndose y esparciendo las delicadas flores blancas, como una lluvia de agua y flores sobre ella, los restos del jarrón cayeron la mayoría en el suelo y solo algunos sobre Mal.

Rápidamente aparte a las personas para llegar a ella, lo que encontré al llegar me sorprendió, Mal aun sentada sobre el suelo me miraba con sus grandes y brillantes ojos verdes estos parecían brillar, con flores sobre su cabeza y vestido, el agua que caía de su rostro hacia que pareciera como si estuviera llorando, nunca había visto a Mal tan sorprendida, tan vulnerable y pequeña.

Verla así me partió el corazón, me dieron ganas de abrazarla y decirle que todo estaba bien y asegurarme que no estuviera herida.

El hada Flora se acercó a ella para ayudarla pero rápidamente Mal levanto sus manos para evitar que ella la tocara.

Ella respondió secamente que estaba bien, cuando logre salir y llegar a su lado, ella ya se había levantado, estaba firmemente parada, con su vestido empapado, mientras que su cabello chorreaba agua volviéndolo aún más negro, su piel brillaba haciéndola ver aún más pálida, se veía decepcionada, cuando legue a ella le pregunto si estaba bien viéndola de abajo hacia arriba en busca de cualquier herida.

Una de las hadas le pregunto si necesitaba un médico pero ella se negó disculpándose por el jarrón roto, con un paso firme salió del salón y cerró la puerta, al salir todos volvieron a la vida y comenzaron a susurrar, mire a las hadas y ellas asintieron, rápidamente salí del salón solo para ver un pequeño fuego verde extinguirse y supe lo que había hecho.

Mal se fue.

Sin pensarlo corrí a nuestro cuarto.

¿Y si Mal volvió a la cabaña?

No podía culparla después de lo ocurrido, yo también si pudiera haría lo mismo.

Si es así tomare a Panque e iremos corriendo a la cabaña.

Mis pasos resonaron por los pasillos vacíos, hasta llegar a los dormitorios, con cada paso que daba suplique porque Mal no importa donde estuviera, esperaba que estuviera bien, llegue a nuestro cuarto y me calme, toque la puerta pero no escuche una respuesta así que la abrí y para mi gran alivio hay estaba Mal sentaba frente a la ventana, el viento agitaba las cortinas rosas tranquilamente en una danza suave, la salude y ella me saludo pero no me miro, me sentía terrible yo había dejado que esto pasara, me acerque a ella y pude ver que en su cuerno donde el que el jarrón había caído tenía un fino polvo blanco ahí donde golpeo y justamente incrustada en la punta de este había una pequeña flor blanca maltratada, no pude evitar pensar que era así como ella se sentía, herida, toque su cuerno quitándole el polvo al parecer no tenía daño alguno, ni siquiera un rasguño.

Vaya sus cuernos sí que son resistentes.

Me puse de puntas y le quiete la flor se su cuerno, mire la flor en mi mano y con el dolor creciendo en mi pecho junto con mis ganas de llorar, de sise su peinado que tan linda la hacía verse, ahora estaba arruinado cuando acabe no pude más y me disculpe con Mal y ella me dijo que no era mi culpa pero yo sabía la verdad…

Todo era culpa mía, no la cuide, rompí mi promesa.

Ella me abrazo y eso me hizo sentí mejor o amenos un poco pero jure que no dejaría que esto le volviera a pasar, no dejaría que nada la volviera a herir, ahora que no tenía magia, ahora que estaba más indefensa que nunca yo la protegería y eso era un promesa, un juramento.

Ahora es mi turno de protegerte Mal.

Mal:

A la mañana siguiente del accidente, después de relajarme y que la adrenalina junto con la ira abandonaron mi cuerpo pude sentir un entumecimiento en mi cuerno derecho donde había golpeado el jarrón, no había recibido daño alguno pero aun así el impacto me había afectado un poco, en cuanto a mi trasero y espalda sentía un poco de dolor pero nada de qué preocuparse, desde ese día decidí no volver a las clases de baile no porque estuviera acobardada ni mucho menos asustada, bufe ante la sola idea de pensar que yo en algún momento estaría asustada de esas idiotas, pero…tampoco volvería para que siguieran tratando de hacerme perder los estribos, no en ese caso no les daría la oportunidad de hacerlo, incluso si eso ellas lo tomaban como cobardía, la felicidad y futuro de Evie dependía de mi control y no estaba dispuesta a apostar eso.

Por más que quiera aunque fuera una pequeña venganza.

Aunque había algo con lo que no había contado, al no asistir a la última clase del día, me quedaban dos horas de tiempo libre antes de la cena y dado que en la cabaña siempre había algo que hacer como ocuparme del jardín, la limpieza, las comidas y en mi tiempo libre a leer, nunca pensé en sentir aburrimiento y ahora después de tres días de dos horas libres diarias sin Evie para conversar así como ninguno de mis libros para leer (solo traje los libros de magia oscura) me aburría mucho, dado que nuestro cuarto siempre estaba limpio y no tenía que preparar comidas, puse mis esperanzas en la tarea que tenía pero al final la terminaba más rápido de lo que esperaba, así volviendo una vez más al aburrimiento.

Suspire mirando por la ventana el bosque, tal vez si pudiera explorar el bosque no me aburriría tanto, pero no podía salir, si alguien me viera fuera de la escuela y sola daría muchos problemas, chasque mi lengua irritada, me senté en mi cama y tome uno de mis libros de magia oscura aunque sabía cada uno de los hechizos de este libro no necesitaba leerlos solo hacia esto para aparentar.

La puerta se abrió y Evie entro.

-Hola Evie ¿Cómo te fue?-dije apartando la vista del libro, ella me sonrió dulcemente.

-Hola Mal y bien fue lindo estar al aire libre, conseguí unos ingredientes nuevos para futuras pociones solo tengo que secarlas y podre usarlas cuando quiera- dijo sacando una bolsa llena de lo que pude oler algunas plantas y flores.

-Vaya tu no pierdes el tiempo Evie-respondí y ella soltó una pequeña risa, dejo la bolsa en su tocador mientras tomaba el cepillo y peinaba su ya perfecto cabello azul, aunque ella no se veía despeinada ella aun así seguía haciéndolo como parte de su rutina una vez termino de cepillarse me miro sorprendida.

-Vaya Mal ¿otra vez leyendo sobre hechizos oscuros?- pregunto y me encogí los hombros tratando de parecer relajada.

-Bueno son los únicos libros que traje Evie-respondí.

-Oh bueno, pero…mmm si no mal recuerdo en esta escuela hay una biblioteca ¿no?-dijo ella y yo solté mi libro y salte de la cama, no podía creerlo, la emoción lleno mi cuerpo.

-¡¿Hay una biblioteca?!- grite emocionada tomando a Evie de los hombros, ella me miro sorprendida y sonrió.

-Si hay una biblioteca, es la segunda biblioteca más grande que existe Mal, yo pensé que ya lo sabias, si no te lo hubiera dicho hace tiempo- dijo y yo sonreí, no podía creerlo todo este tiempo y había una biblioteca aquí, siempre había querido visitar una biblioteca y ahora que tenía la oportunidad tan cerca me pareció que estaba desperdiciando mi tiempo.

-¿Y dónde está?-pregunte y Evie rio.

Ambas salimos del cuarto y justo cuando salimos de los dormitorios Evie me dio las direcciones para encontrar la biblioteca, nos deseamos suerte y fuimos por caminos separados, durante mi camino no puede evitar casi cantar y saltar de la emoción como lo haría una boba princesa, al final doble la equina del gran edificio y supe que había encontrado la biblioteca cuando una gran fachada me saludo era enorme casi como una catedral, con sus pilares de piedra gris soportaban el peso del gran techo que tenía grabados dorados y las paredes eran de mármol blanco como la leche que brillaba a pesar del día nublado, con grandes puertas de madera talladas con hermosas ninfas y dioses, era enorme daba un aura de sabiduría y belleza, tímidamente me acerque a las grandes puertas, tome el picaporte dorado y tan bien pulido que podía ver mi reflejo.

Suspire y empuje la puerta, esta se abrió sin ruido alguno, una cálida atmosfera me recibió, rápidamente entre evitando que el aire frio entrara y cuando pude ver el interior no pude evitar abrir mi boca asombrada.

-Esto…esto es….- susurre sin poder creerme lo que estaba viendo.

Asombroso.

No pude evitar soltar un jadeo, este lugar era aún más enorme por dentro, había estanterías en las paredes que brillaba recién pulidas y mesas largas distribuidas bajo hermoso candelabros de cristal, pude ver alzando más la vista que había una segunda sección arriba al que podías acceder por unas escaleras, todo tenía un toque dorado y marrón, un aroma familiar lleno mis pulmones, el olor a papel y tinta, libros.

-Hay tantos…muchísimos- susurre emocionada avanzando por el piso de madera recién pulido, todo aquí brillaba invitando a perderte entre de historias y conocimiento, mire que justo en la entrada había un enorme escritorio que abarcaba casi toda la pared vacío, si no recordaba mal hay era donde se supone debía estar el bibliotecario, pero…no había nadie en la biblioteca.

-¿Me pregunto porque?- pero no le di más importancia, estaba sola en esta enorme biblioteca y no desperdiciaría ni un minuto más, pase entre las mesas mirando los títulos impresos en los lomos de todos los libros que pude, no sabía por dónde comenzar.

-Tanto que leer- mi corazón latió alegre en mi pecho, me tomaría años leer todo lo que hubiera en esta biblioteca y la idea me emociono, ensanche aún más mi sonrisa, me tomo un momento calmarme y ordenar mis ideas.

¿Por dónde empezaría?, algo de historia, fantasía, terror o algo de geografía ¿tal vez?, mi mente recordaba la clase que había tenido hoy, se llamaba historia de la magia y esa clase me había tomado por sorpresa, después de todo conocía el origen de la magia negra porque era a la única que tanto a mi madre como a mí nos importaba dejando a los otros tipos de magia en el olvido.

Magia débil e inútil.

Era así como mi madre se refería a cualquier otra magia que no estuviera vinculada a la magia oscura, pero para mi gran sorpresa descubrí que el origen tanto de la magia blanca así como las pociones eran interesantes, incluso yo misma me emocione de aprender algo que no supiera, así que tome una decisión.

-Si ¿Por qué no?-dije y decidí buscar el libro que el mago Merlín nos había dicho que leyéramos llamado: La historia de la Magia, un título no muy original pero que sería fácil de encontrar, mire todas las estanterías.

O amenos eso esperaba.

Camine silenciosamente y vi que la biblioteca tenía más libros al fondo donde no había mesas pero si altas estanterías acomodas de forma que pareciera una laberinto, este lugar no tenía tantos candelabros como enfrente pero aun así seguí, mis ojos no tardaron en acostumbrarse a la oscuridad, este lugar parecía un bosque silencioso, mientras miraba las hileras de tomos, tratado de encontrar el dichoso libro, escuche un retumbar que agito los candelabros del techo, lo había olvidado, seguramente comenzaría a llover, mire por una de las únicas ventanas que daban algo de luz, el cielo estaba gris, casi negro como la boca de un lobo.

Pude ver como otro rayo cruzaba por el cielo negro formando unos dedos retorcidos, se escuchó un retumbar y por un momento una gran luz lo ilumino todo, sonreí, muchas veces la naturaleza podía en su arrebato de ira ser hermoso, suspire y continué mi camino, seguí leyendo los títulos de otra estantería sin éxito, pero amenos ahora tenía una lista de mis próximos títulos a leer.

-Si tan solo pudiera encontrar ese libro-susurre, había acabado otra estantería sin éxito, bien la que sigue, doble la esquina justo en el momento en que un rayo ilumino el lugar cegadoramente, junto con su retumbar, la luz me cegó por un momento y no pude evitar cerrar mis ojos ya acostumbrados a la oscuridad, cuando volví a abrirlos, vi una gran figura frente a mi…

Es más alto que yo... ¡incluyendo mis cuernos!

Pensé rápidamente, al mirarlo detenidamente descubrí que era la combinación de muchos animales, sus patas traseras eran grandes y largas como las de lobo aun así estaba erguido como un hombre, tenía una cola larga que rozaba el suelo, su pecho era ancho y musculoso recordándome al de un oso pero sin serlo al igual que sus brazos que terminaban el patas enormes con almohadillas y garras.

Todo recubierto por un pelo marrón dorado.

Pero si había algo que causara más impacto era su rostro, tenía la barba parecida a la de una cabra, de su enorme boca sobresalían un par de dientes gruesos y afilados, sobre su gran cabeza se erguían unos pequeños cuernos parecidos a los míos, aun así cuando mire a sus ojos me parecieron tan fuera de lugar que me sorprendieron, eran tan… humanos, poseía unos ojos marrones, tenía una mirada amable e inteligente.

Una mirada que no encajaba con ese cuerpo y la palabra bestia apareció en mi mente.

Ben:

A esta hora del día la biblioteca estaba sola, el amable bibliotecario se daba un respiro dejando el lugar solo, en ese preciso momento era mi momento para salir de mis aposentos y poder explorar un poco la biblioteca, desde que había llegado a Auradon tenía el constante miedo de que alguien me viera, siendo que mi aspecto a pesar de ser un príncipe era más bien bestial, todo por culpa de un hada joven inexperta, suspire aunque no guardaba rencor contra ella por mi aspecto, si me sentía aprisionado en mi propia piel o pelaje más bien.

Y eso no resultaba ser lo peor de todo, ahora me enfrentaba a otros problemas más grandes, aunque les había suplicado a mama y papa que desistieran de enviarme a Auradon, sabía que ellos tenían una razón poderosa para enviarme aquí con la esperanza de romper este encantamiento (ya que mi madre me prohibió pensar o referirme a esto como una maldición) tenía que encontrar a alguien que me amara tal y como era con todo y cola, eso me parecía demasiada presión y más aún cuando trate de entablar un simple saludo a una chica y ella literalmente se había desmayado del susto, no pude evitar sentirme culpable por el resto del día, aun cuando el mago Merlín me dijo que solo fue un accidente.

-Ahora te comprendo papa debió de haber sido duro- susurre mientras sigilosamente me movía entre los pasillos, mis pasos eran acompañados por el fino repiquetear de mis garras contra la madera, entre los grandes estantes llenos de libros mientras cargaba con otros libros que ya había leído y venía a regresar a su lugar, aun así habían pasado tan solo tres días desde que llegue y me sentía terriblemente solo, no tenía a nadie con quien charlar a no ser que fuera con el mago Merlín durante mis clases privadas, claro tenía muchos libros por leer pero incluso con eso no tenía a nadie con quien hablar de ellos o simplemente pasar un tiempo de calidad, no tenía a mi madre con quien pasaba gran parte de mi tiempo en la biblioteca leyendo o platicando sobre libros, ni tampoco estaba mi padre que me enseñaba a como gobernar un reino, ni siquiera la Sra. Potts para tomar un té de la tarde, ni a Lumiere para tener una lección sobre romance (lo cual él consideraba importante que supiera), incluso extrañaba a Dindon con su siempre fiel reloj de bolsillo, estaba solo aquí.

Realmente estoy solo aquí.

-Me pregunto cómo estarán todos en el castillo- susurre, mientras un rayo ilumino la biblioteca, sentí como mi pelaje se erizaba, enserio odiaba los truenos claro de pequeño lloraba y corría hasta la habitación de mis padres para sentirme seguro y protegido, pero había crecido y eso ya no me causaba el llanto pero aun así no era un sonido agradable para mí, seguí con mi tarea de devolver los libros a su lugar cuando otro rayo ilumino aún más que el anterior cegándome por un segundo y cuando pude volver a ver mis sentidos me dijeron que no estaba solo, una figura estaba parada a lado de mi viéndome y no pude evitar quédarme sorprendido por lo que vi.

Hermosa, como si la misma noche hubiera tomado forma frente a mí.

Su piel blanca como el mármol, contrastaba fuertemente contra su pelo negro con reflejos azulados este parecía más un cielo nocturno, no me hubiera sorprendido si hubiera encontrado brillando entre los mechones de su cabello pequeñas estrellas y grandes constelaciones, sus grandes ojos verdes me miraron, no recordaba nunca haber visto unos ojos tan verdes como los que ella tenía, brillaban con tanta vida me recordó a las colinas suaves en primavera bajo el sol, su figura era delgada y alta (aunque debido a mi estado actual era yo más alto) usaba un vestido violeta el que solo usaban los estudiantes de magia y comprendí que ella era un estudiante, pero si había algo que me decía que ella no era cualquier estudiante, eran sus magníficos cuernos curvos que coronaban su cabeza tan negros, brillantes y afilados como un par de montañas alzándose desafiantes ante el mundo.

No era humana, era algo más algo que no podía describir, era la magia y todo el misterio que esta significaba, era un hada.

Y sucedió algo que no esperaba, ella hablo sus labios del mismo rojo que el de las rosas que recordaba haber visto en los magníficos jardines del palacio en plena primavera se movieron creando un suave e hipnótico sonido.

-Hola, disculpa por interrumpirte-dijo dando una leve reverencia, sentí como si despertara de un sueño, años de etiqueta mecánicamente me hicieron responder a su reverencia con otra, eso me dio un respiro y pude volver a pensar claramente.

- Estaba buscando un libro…se llama Historia de la magia y yo soy nueva aquí así que no estoy familiarizada con la biblioteca….- ella continuo hablando y no pude evitar escucharla atentamente maravillado, era un hada y no era como ninguna que hubiera conocido, pero otro pensamiento paso por mi cabeza, ella no había gritado al verme, no se había desmayado o salido corriendo del miedo al ver una gran bestia, una ola de felicidad me lleno el corazón, ella no tenía miedo de mí.

Ella me habla como si fuera cualquier estudiante.

-¿Y si no es mucha molestia tú sabes dónde puedo encontrarlo?- pregunto ligeramente angustiada, al darme cuenta de que estaba preguntándome algo despabile sacudí mi cabeza despertando a mi mente y tome todo el valor que tenía y hable.

-Yo, si….si, se dónde está-respondí un poco preocupado de que mi voz la espantara, sabia por experiencia lo aterradora que podía ser la combinación de mi aspecto con el de mi voz, ella me sonrió aliviada.

-Oh bien y ¿Dónde está?-

De inmediato levante mi mano señalando la estantería, recordaba bien haber memorizado las categorías de esta biblioteca para facilitarme encontrar los títulos que quería.

-La siguiente estantería tercera fila a la derecha, justo al lado de maleficios y protecciones- respondí rápidamente, ella se giró hacia donde apuntaba y asintió.

-¡Oh! Ya lo vi, muchas gracias-respondió sonriente, dio una reverencia de agradecimiento y se dirigió hacia la estantería y tomo el libro con cuidado, una vez lo tuvo en sus manos dio media vuelta y se dirigió a la salida, me sentí bien por ayudarla hasta que mi cuenta de que ella estaba por irse.

¡Ella está por irse!

No podía dejar que se fuera, no aun, era la única que no había gritado de miedo puro al verme de echo ni siquiera dio señales de siquiera estarlo y lo peor era que ni siquiera sabía su nombre, rápidamente sin pensarlo la llame.

-¡Espera!-grite y me auto regañe se supone que no debía de gritar no solo para evitar asustar a alguien si no para evitar romper cosas… en especial cosas hechas de cristal, así que cuando las ventanas temblaron peligrosamente, me di cuenta de mi error pero lo olvide al ver que ella se había detenido y me miraba sorprendida.

-Yo…perdón-susurre haciendo una mueca de disculpa, solo esperaba no haberla asustado.

Ambos nos quedamos en silencio viéndonos y me acerque lentamente para evitar que se sintiera intimidada por mi tamaño, sus ojos verdes me siguieron en cada movimiento esperando y analizando.

-¿Qué sucede?-pregunto ella calmada, aliviado suspire, había ganado su atención.

-¿Tu no me tienes miedo?- pregunte y de inmediato me arrepentí, pude haberle preguntado su nombre o hablar sobre cualquier otra cosa pero deje que mis temores hablaran por mí.

Ella levanto su ceja y no pude evitar sentirme intimidado, se veía intimidante pero aun así me mantuve firme en mi lugar, sentí como mi cola se movía nerviosamente golpeando el suelo.

-Así que es eso… ¿Prefieres que te tema?- pregunto pasando el libro a su mano derecha mientras que la otra la puso sobre su cadera en actitud desafiante.

-¡¿Qué?! ¡No!- respondí rápidamente con cuidado de solo levantar un poco la voz.

-¿Entonces?-pregunto ella ahora confundida abandonando su actitud desafiante.

-Yo…quiero decir- tome una bocanada de aire este era el momento- Generalmente todos al verme se asustan y salen corriendo o se desmayan- respondí apenado por ello, no podía evitarlo pero eso no quería decir que disfrutara de ello.

-Ya veo- respondió ella y soltó una pequeña risa que fue como el trinar de un ave, me sentí aliviado al escucharla.

-No tienes que preocuparte, debo admitir que me sorprendiste pero…no me das miedo, al contrario debería ser yo quien te preguntara eso-dijo mientras poco a poco su sonrisa se perdía como un sol siendo atrapado entre nubes oscuras me pregunte si acaso había preguntado algo que la entristeciera.

-¿Por qué?- pregunte con algo de miedo, enserio quería verla sonreír otra vez, no podía pensar en alguna forma de que alguien pudiera temerle, no me sorprendería que los dejara sorprendidos como a mí pero no me podía imaginar que alguien le temiera, no cuando una sonrisa suya era como ver a una flor abrirse, incluso podía hacer la broma que ella me había hechizado pero temerle jamás.

-¿Acaso no lo sabes? Porque yo soy…- el ruido de la puerta abriéndose alerto a mis sensibles oídos y al parecer no fui el único ella se había detenido mirando al frente de la biblioteca.

-Oh no, no deben verme- susurro, frustrada, estuve a punto de preguntarle el ¿Por qué? hasta que me di cuenta que yo también debía irme si quería evitar gritos, pero aun así no quería que ella se fuera y no me tomo mucho tiempo pensar en la solución para ambos problemas.

-Ven conmigo hay un lugar donde no nos verán- susurre, ella me miro sorprendida, miro de nuevo al frente y luego a mí y para mi gran alivio asintió.

-Bien te sigo, no tenemos mucho tiempo se acercan-respondió y no pude evitar sonreír asentí.

-Sígueme con cuidado esta oscuro- susurre y escuche que ella me seguía, sentí la pequeña pizca de adrenalina junto con el sentimiento emocionante de no ser descubiertos.

Directamente me dirigí al fondo de la biblioteca, sigilosamente caminamos, ahora sentía que mis sentidos se agudizaban atento a cualquier sonido seguimos casi corriendo hasta donde había un gran estante de libros en la pared, nos detuvimos, con cuidado empuje levemente el estante y este se abrió dando acceso a un pasillo.

-Las damas primero-

-Vaya es irónico que seas más amable que cualquier príncipe con el que me haya topado- ella respondió levantando su ceja mientras sonreía, esa combinación de una mirada intimidante con una sonrisa traviesa le dio un vuelco a mi corazón, solo pude soltar algo parecido a una risa nerviosa combinado con un gruñido como respuesta.

Ella entro rápidamente sin mirar atrás, una vez que ella entro la seguí, mire si alguien nos vio al no ver ni escuchar nada cerré con cuidado, una vez cerrado suspire aliviado, lo habíamos logrado.

Mal:

Entre rápidamente sin dudarlo, al salir del pasillo me quede maravillada, era un enorme cuarto circular, como la torre de un castillo, en sus paredes tenia estantes blancos llenos de libros pulcramente acomodados, entre cada estantería había ventanas que dejaba ver el exterior a un hermoso jardín trasero, el suelo estaba cubierto por una hermosa alfombra azul oscuro, era suave casi efímera bajo mis pies, pude ver que en la parte izquierda del cuarto descansaba un enorme piano negro que brillaba bajo la luz, además había un gran sillón verde con bordados dorados con lindos cojines finamente grabados con motivos florales, pero por si no fuera poco me di cuenta que este solo era el primer piso al igual que la biblioteca había una escalera que conectaba a otro piso, donde más repisas de libros esperaban, mi vista fue hasta el techo que era una cúpula, que al mismo tiempo era un pintura de un gran cielo, era tan realista que casi creí ver como las nubes se movían perezosas, este lugar era por completo diferente a la biblioteca, este lugar era más bien una habitación para relajarse y leer sin interrupciones, un lugar para escapar del mundo exterior al mismo tiempo que podías verlo con tranquilidad y no me costó mucho imaginarme sentada en el enorme sillón entre los cómodos cojines leyendo algunos de los muchos libros que había aquí, maravillada entre aún más al cuarto justo al centro.

Escuche que algo se cerraba y voltee a ver que era la bestia, me sentí mal por no saber su nombre siendo que me había ayudado y traído a este maravilloso lugar.

-¿Tú vives aquí?- le pregunte suavemente aun maravillada, el aún se mostraba algo cauteloso conmigo, pero tímidamente asintió.

-S-si bueno, mientras este aquí en Auradon- respondió y asentí, así que él era también un estudiante, aunque también lo supe por su uniforme era el mismo traje negro azulado que los estudiantes barones utilizaban y sobre todo en la solapa de su traje estaba bordado el emblema de Auradon, el uniforme por increíble que pareciera le quedaba bien a pesar de su cuerpo tan quimérico.

-Debe ser maravilloso vivir en la biblioteca, tener todos estos libros a tu alcance, dime… ¿todos estos los has leído?- pregunte mirando todas las estanterías, el soltó una risa ronca y profunda, negó caminado a mi lado.

-La gran mayoría pero otros no, aún estoy en esa tarea- respondió humildemente aun sonriendo y asentí sonriendo también, por alguna razón el al igual que Evie me contagiaba su sonrisa.

Pero una punzada de miedo atravesó mi corazón al parecer él no sabía quién era, aun cuando mis cuernos era suficiente señal de advertencia, aun así era el único que no se había asustado al verme, pero… en el momento en que se lo dijera seguramente él también me tendría miedo yo… no quería eso, pero tampoco podía mantenerlo ignorante y mentirle.

Tome valor antes de arrepentirme y hable…

-Por cierto no me eh presentado, soy Mal un gusto conocerte- me presente temerosa y no di una reverencia como Evie me había enseñado hacer si no le tendí mi mano, espere un reacción negativa, un grito, un jadeo de terror pero lo que no me espera fue que el me mirara sorprendido sus ojos castaños mostraron un brillo alegremente, sonrió aún más casi mostrando sus afilados dientes.

-Soy Benjamín pero dime Ben es un gusto conocerte también- respondió y cubrió con su gran pata mi mano, devolviéndome el saludo, sorprendida lo respondí, él no se había asustado, ni un poco, en cambio se mostró feliz y amable.

¿Acaso el sabia pero no le importaba?

¿Podría ser verdad eso?

¿O tal vez no sabía quién era yo?

En ese caso tenía que decírselo incluso si con eso me ganaba su odio y probablemente el único amigo que había echo desde que había llegado aquí, sentí un nudo en mi garganta.

-Ben, ¿sabes quién soy?-pregunte y el me miro sorprendido y confundió, sonreí amargamente, así que era eso…él no sabía quién era.

-Soy la hija de Maléfica el hada oscura- dije y lo mire sin vacilar aceptando su reacción fuera cual fuera, vi como abrió sus ojos sorprendido, por un momento contuve la respiración en este momento tan frágil entre la aceptación o el rechazo, parecía que me estuviera viendo por primera vez miro mis cuernos y luego a mis ojos, sentí que mi corazón se detenía.

-¿Maléfica la reina de las tinieblas?- pregunto si apartar sus ojos de los míos como si buscara algo, asentí levemente como respuesta.

-¿La que hechizo a la reina Aurora para dormir eternamente?- volvió a preguntar y asentí rápidamente ahora nerviosa, ¿porque estaba haciendo tantas preguntas? ¿No debería estar horrorizado ya?

-En realidad la maldijo de muerte pero las hadas la cambiaron a ¨dormir¨- dije rápidamente nerviosa, sus ojos seguía sin abandonar los míos buscando, ¿Qué es lo que buscas Ben?

-Oh es verdad, entonces… ¿puedes transformarte en un dragón?- pregunto ahora más relajado y curioso como si hubiera encontrado lo que buscaba, no pude evitar mirarlo sorprendida, ahora era yo quien lo veía por primera vez.

-¿Qué?- respondí secamente, el rápidamente se puso nervioso.

-P-perdón… ¿acaso es algo privado? si es así yo no quería…-

-¿Qué? ¡No! Eso no…-

-Oh es un alivio-dijo mientras suspiro aliviado.

-¿Pero tú no me tienes miedo?-volví a preguntar ahora incrédula.

-Bueno a decir verdad estoy sorprendido pero no asustado- respondió de la misma manera en que yo lo hice, parpadee confundida, el me devolvió una sonrisa.

-P-pero ¿Cómo? sabes que soy la hija del mayor mal que ha pisado la tierra y ¿no me tienes miedo?-

-No- respondió algo divertido por mis reacciones.

-¿Por qué?-pregunte derrotada, yo no podía entenderlo.

-Porque al ver tus ojos vi que no hay maldad en ti-respondió seriamente, así sin más, sentí el peso de sus palabras en mi corazón.

Esa respuesta, me dejo sin habla ¿Cómo era posible?, acaso… ¿eso era lo que él estaba buscando? me vio directamente a los ojos para saber si era malvada, sentía que me había quitado un enorme peso de encima y el vio que no era malvada, el simple hecho de que el si quiera quiso ver lo que realmente era me dejo por primera vez derrotada no por magia, ni duelos, si no con unas simples palabras.

-Oh-fue lo único que pude responder, una cálida sensación lleno mi pecho, sentía un nudo en mi garganta, no me hubiera sorprendido si hubiera comenzado a llorar del alivio que sentía, era irónico que fuera Ben una bestia quien no me temiera, que supiera con solo verme a los ojos que yo no era malvada.

-¿Mal? ¿Estás bien?- pregunto Ben preocupado, asentí riéndome.

-Si… es solo que eres el primero aparte de mi amiga que me ha dicho eso, pensé que me odiarías, que me temerías al saber quién era yo- dije ya sin reservas, el me miro dándome una pequeña sonrisa de tristeza.

-Créeme se lo que se siente que te teman solo con verte, así que aprendí a ver a las personas-

-Ya veo, me alegra ese es una gran don-respondí aliviada y ambos suspiramos, como si hubiéramos estado conteniendo el aliento, ahora la atmosfera de desconfianza y tensión se rompió como una burbuja.

-Bueno y respondiendo a tu anterior pregunta si y no-dije con una verdadera sonrisa.

Ben:

-¿Si y no?- pregunte ahora siendo yo el confundido, ella me sonrió asintiendo.

-Me preguntaste si podía transformarme en dragón- respondió aclarando mi duda.

-Ah, eso perdón fue un momento de emoción, desde que era niño mi madre me ha leído esa historia y mi parte favorita es cuando Maléfica…es decir tu madre se convierte en un dragón- respondí sintiéndome como un tonto, me había dejado llevar por la emoción desde que era pequeño siempre había tenido la ilusión de conocer a cualquier criatura mágica y ¿qué otra criatura más mágica y majestuosa (además de peligrosa) que un verdadero dragón?

-Ya veo, en realidad por ahora no pude transformarme por completo en uno, pero con el tiempo tal vez lo haga- respondió y mi curiosidad despertó, ella pareció ver las miles de preguntas que tenía y subió una de las mangas de su vestido mostrando más de su pálida piel.

- Observa- dijo y una parte de su piel se tornó oscura con un brillo verde como si tuviera millones de esmeraldas diminutas pegadas, las ahora escamas negras tenían un brillo fuerte y hermoso un tono como suaves auroras boreales verdes que se mostraban bajo la luz, eran hermosas, estuve a punto de levantar mi mano y tocarlas para saber si eran suaves o duras cuando recordé que seguramente si hacia eso la haría sentir incomoda.

-Wow, son hermosas- respondí sin dejar de mirarlas, eran verdaderas escamas de dragón.

-Gracias- respondió y tal y como aparecieron las escamas se tornaron pálidas volviendo a ser solo piel, bajo su manga acomodándola.

-Bien entonces ¿algo más que te gustaría preguntar?- dijo ella divertida, estuve a punto de hacerlo cuando me di cuenta de que estaba siendo grosero ¿cómo podía si quiera pedirle desvelar todos sus secretos sin darle la oportunidad de contarle los míos?, después de todo ella también debía de tener preguntas para mí, en especial debido a mi aspecto así que para compensar la cosas tuve una idea.

-¿Qué tal si… tú me preguntas y yo te pregunto? de ese modo ambos estaremos en igualdad-

-Me parece bien- respondió ella sin pensarlo, ella tomo el dobladillo de su vestido y se arrodillo sobre la alfombra formando un circulo perfecto a su alrededor, como una flor abierta en primavera, wow, la mire asombrado sus movimientos habían sido naturales y ligeros como los de un ciervo corriendo en la pradera, ella me sonrió alentándome a sentarme frente a ella, tome su invitación sintiéndome tan tosco y lento pero una vez que estuve frente a ella nada más importo.

-Entonces mi primera pregunta es ¿cómo entraste a Auradon?-

-Oh bueno mi madre fundo esta escuela creo que por eso ya tenía mi lugar asegurado aquí desde mi nacimiento, ella quería construir una escuela para todos donde todos fuéramos iguales sin importar el estatus o las especies mágicas- respondí y ella abrió sus ojos sorprendida.

-¡¿Tu madre, construyo esta escuela?! Entonces si tu madre es la reina Bella eso significa que…tú… entonces… ¡¿tú eres un príncipe?!- dijo sorprendida respondiendo a sus propias preguntas y vi surgir la pregunta que sabía seguía.

-¿Pero…que te…? ¡No!.. Tu turno pregúntame lo que quieras- dijo negando a seguir y supe que Mal cuando aceptaba algo cumplía su palabra, me reí.

-Vamos haz la pregunta Mal-

-Pero yo ya hice mi pregunta es tu turno-respondió y aunque fue tentador en seguir preguntando más sobre ella sabía que esto tarde o temprano ocurriría.

-No adelante después de todo yo ya te eh echo muchas preguntas-

Ella me miro dudosa, sus ojos verdes me examinaron y pude jurar que estos brillaron, suspiro derrotada y asintió.

-Ben, si esto te incomoda no tienes que responder-

-Adelante Mal, estaré bien-

-Bien entonces ¿Cómo fue que te convertiste en una bestia?-

Suspire, ese día nunca podría olvidar ese día cuando mi vida cambió radicalmente.

-Fue hace mucho tiempo cuando tuve 7 años, era mi cumpleaños…

Ese día todo era tan alegre todos los sirvientes que son más bien mi familia corrían de un lado a otro preparando todo para mi gran fiesta de cumpleaños donde incluso asistirían las hadas buenas, el hada madrina, el mago Merlín entre muchos otros más, recuerdo que mi madre, mi padre y mi abuelo estaban tan contentos y yo lo estaba aún más, todo brillaba y estaba lleno de regalos, postres y sobre todo un gran pastel de 7 pisos, todo era perfecto pero por alguna razón mi madre me llevo al jardín de rosas para alejarnos un poco de bullicio de los preparativos, recuerdo que me dejo solo unos momentos y alguien apareció, era alguien que no conocía, ella me dijo que era un hada, no recuerdo su nombre, pero ella me felicito por mi cumpleaños y dijo que me daría un don como regalo.

Había leído que las hadas daban dones a los niños como lo habían hecho las hadas buenas a la reina Aurora así que no me asuste, ella agito su varita y mientras la magia se agitaba a mí alrededor ella me dijo claramente:

Querido príncipe de buen corazón,

Si a tu antiguo ser deseas volver, antes de tus

21 años deberás amar a una doncella

Y ella deberá amarte también,

Si no quedaras encantado y

Serás como lo fue tu padre,

Una bestia, para toda la eternidad.

Cuando el hechizo termino, no sentía dolor, pero me sentía diferente, no comprendí lo que había querido decir el hada, no comprendí que me había maldecido en lugar de darme un don, ella había tomado una rosa del jardín y estaba a punto de dármela cuando mi madre llego y grito, nunca la había escuchado gritar de esa manera, me asusté mucho ella corrió hacia mí y tomo mi rostro preguntándome si estaba bien, cuando ella verifico que estaba bien, me abrazo y sentí que ella estaba realmente furiosa nunca en mi vida la eh vuelto a ver así, ella le grito al hada exigiendo saber el por qué me había echo esto, el hada recuerdo que estaba asustada también dijo algo que no logre escuchar y cuando mi madre se separó de mi ella ya se había ido, todos en el castillo llegaron a ver que había pasado el primero fue mi padre, uno a uno todos fueron llegando y todos tuvieron la misma reacción que mi madre, todos estaba confundidos, tristes y sumamente enojados, cuando llegaron las hadas y Merlín mi padre y mi madre le suplicaron que rompieran el hechizo pero fue inútil al parecer esa hada había echo un encantamiento muy fuerte y poderoso.

No había nada que ellos pudieran hacer, desde entonces soy una bestia al principio no comprendía mucho de mi situación pero con el tiempo entendí lo que había pasado y lo que debía de hacer para romper la maldición, antes de mi cumpleaños 21 debo amar y ser amado en esta forma o me quedare así para siempre.

-¿Entonces has vivido así durante todo este tiempo?-pregunto Mal con una cara tranquila, durante todo el relato vi que ella no dejo de lado esa cara, concentrada en cada palabra que decía, asentí.

-Yo no lo comprendo ¿porque ella quería darte una rosa? ¿Por qué te maldijo?-pregunto tal vez esperando o no una respuesta.

-La rosa hubiera servido como mi reloj, se marchitaría al pasar del tiempo y antes de que cayera el último pétalo tendría que romper el hechizo- respondí ella me miro confundida.

-¿Enserio?-pregunto intrigada.

-Sí, así fue con mi padre supongo que también lo quiso hacer conmigo pero no pudo hacerlo ya que llego mi madre- respondí, vi la duda en sus ojos verdes, me miro examinándome, sentí como si buscara las respuestas del universo en algún punto de mí.

-Eso explica todo, está incompleta, Ben tu maldición está rota-

-¿Qué? ¿Cómo sabes eso?- pregunte sorprendido, ella asintió.

-Ben soy un hada, puedo ver la magia y su flujo y tu estas rodeado por ella pero… está rota- respondió levantándose y caminando alrededor de mí.

-¿Rota? ¿Qué quieres decir con rota?- le pregunte sin dejar de seguirla con la mirada ella se detuvo frente a mí y cruzo los brazos sobre su pecho.

-Mmmm…en términos que puedas entender: un hechizo es como un…. Vitral, está compuesto por varias partes desiguales y cada una encaja con la otra para completar una imagen, es casi los mismo con la magia, en este caso las palabras arman el vitral pero para completar el hechizo y atarlo bien, ella necesitaba darte la rosa pero al no dártela afecto el hechizo, es más inestable, podría tener efectos secundarios, incluso…también podría romperse-

Absorbí las palabras de Mal, ella me estaba explicando aquello de lo que nadie en casa quería hablar, me estaba dando opciones respuestas y me estaba dando esperanza…pero…

-Pero el mago Merlín dijo que no podía romperse- respondí volviendo a sentirme como un niño, impotente y triste.

-Bueno tal vez para su magia, pero yo uso otro tipo de magia puedo ver y hacer cosas que la magia blanca no puede hacer-respondió cubriendo con su mano sus labios, me levante con un salto, si eso era verdad entonces….

-¿Mal tú podrías romper mi maldición?-mi voz sonó temblorosa, había emoción y esperanza en ella, Mal me miro a los ojos seria.

-Ben no sabré hasta intentarlo pero…. debes prometerme algo primero: no le digas a nadie que use mi magia, jamás le digas a nadie que puedo hacer magia- dijo rotundamente, usando un tono como si fuera una orden.

-¿Por qué Mal?- pregunte, ¿Por qué razón un hada querría ocultar su magia?

-La única razón por la que puedo estar aquí es porque todos creen que no puedo usar magia Ben, el mundo aun teme lo que hizo mi madre lo que yo también puedo hacer, es por eso que prométeme que esto jamás saldrá de este lugar-

Y lo supe cuando vi en sus ojos un rastro de miedo, ella había echo el mayor de los sacrificios para estar aquí, había leído que para un hada su magia era parte de ella, su todo, privar a una hada de su magia significaría el fin de esta, comprendí lo fuerte que era Mal lejos de su magia o legado, era su determinación su verdadera fuerza.

-Lo juro, te doy mi palabra-respondí rotundamente.

Ella suspiro asintiendo, dio unos pasos atrás y me miro.

-¿Listo Ben?- pregunto y asentí, cualquiera que fuera el resultado por lo menos sabría que había intentado.

Ella abrió sus manos y de ellas un fuego verde broto y cubrió el suelo hasta llegar a mí, a comparación del fuego normal este era apenas cálido recordándome al calor del césped caliente bajo el sol, me rodeo lentamente como si buscara algo, Mal se acercó y condenso el fuego en mi pecho, vi que sus ojos brillaban preciosos y fieros, sentí que esa era la mirada de un dragón listo para la lucha, pero en lugar se eso ella estaba buscando algo concentrada toco mi pecho sentí el calor rodeando mi cuerpo haciendo que mi pelaje se erizara, no me moví, esperando a que terminara, levanto su otra mano y toco mi pecho el fuego me rodeo y luego exploto como si algo lo empujara Mal frunció el ceño.

-¿Qué?-susurro sorprendida, con un movimiento leve de su mano volvió a cubrirme con el fuego, esta vez se amoldo a mi cuerpo y pude ver lo que Mal vio, mi cuerpo estaba cubierto por una neblina, que se movía, que estaba viva, era la magia, pero había agujeros donde la magia no cruzaba, grietas, ella tenía razón la maldición estaba incompleta, rota.

Mal suspiro y cerro sus ojos, con sus manos tomo esa niebla y la empujo, sentí como si algo se agrietara, pero no se rompió, esta vez ella la jalo pero el resultado fue el mismo, ella abrió sus ojos y me miro decepcionada, negó con la cabeza y entendí el mensaje y asentí.

El fuego verde desapareció como si nunca hubiera existido, Mal bajo sus manos y tomo aire.

-Lo siento Ben, si intentaba algo más fuerte, te hubiera lastimado, quien fuera el hada que te hizo esto sabía lo que estaba haciendo, es magia antigua y poderosa, incluso rota- respondió y asentí.

-Aun así gracias por el intento Mal, viendo el lado bueno por primera vez vi magia oscura en acción es fascinante- respondí tratando de animarla, ella me miro y rio, una risa que alguien hubiera considerado malvada a mí me pareció verdadera, autentica.

-Ben eres el primero que me dice tal cosa, generalmente todos se literalmente orinan del miedo al ver a alguien usarla y mucho más si es en ellos y tu pareces como si te hubiera dado un masaje, tu eres raro pero… de la buena manera- respondió y me reí junto con ella a un volumen moderado siempre sin olvidar que podría romper algo.

-Bueno soy un príncipe con un cuerpo bestial, digamos que lo normal no está en mí, pero me las arreglo bien con eso- dije en broma, se sintió bien poder bromear de mi aspecto sin que alguien se sintiera mal, en casa jamás podría hacer eso, pero con Mal sentía que podría liberarme de los prejuicios, después de todo no podía pasarme todo el tiempo lamentándome de mi suerte.

-Supongo que tú tienes una suerte tan mala como la mía, un hada oscura y un príncipe maldito, de algún modo en este mundo suena como algo malo- respondió y asentí ambos no éramos lo que precisamente este mundo aceptaría pero aun así, sentía que si tenía a Mal conmigo esto sería divertido.

-¿En ese caso podría mañana invitarte a leer un poco aquí?- pregunte y espere con el corazón en la mano que ella aceptara, ella me miro sorprendida y sonrió cálidamente, una imagen que guarde en mi corazón para poder recordarla siempre, ella asintió.

-Considéralo un hecho Ben, acabas de hacer mis tardes aburridas algo que agradeceré- respondió y sonreí sentí que mi cola barría la alfombra de un lado a otro con mi corazón a mil por hora.

-¿Entonces mañana a la misma hora?- pregunte y ella asintió.

-Mañana a la misma hora-respondió sin dejar de sonreír y dio media vuelta dirigiéndose a la salida, una alarma se prendió en mi cabeza.

-Mal espera no puedes salir ellos te verán-dije preocupado y ella volteo a verme.

-No te preocupes Ben no planeo que ellos me vean, así que usare otro método mucho más eficaz-levanto su mano y abrió su palma donde un pequeño fuego verde del tamaño de una vela aprecio, ¡oh era verdad! ella tenía magia, suspire aliviado y al mismo tiempo fascinado.

¿Qué otros secretos ocultas Mal?

-Entonces te veo mañana Ben y cierra las bien tus ventanas al anochecer lloverá- respondió y dándome una sonrisa traviesa chasqueo sus dedos y se esfumo en un torbellino de fuego verde dejando un ligero olor a bosque.

Esa misma noche…

Un suave golpeteo, hizo eco en la habitación, mire a la ventana viendo como otra gota golpeo el cristal de la ventana, pronto más gotas de agua se unieron formando una melodía natural, una canción de lluvia, uniéndose a los suaves golpeteos de la lluvia truenos y relámpagos tomaron acción en el cielo, sonreí.

Mal tuvo razón.

Apenas había acabado de prender una vela para seguir leyendo cuando la lluvia comenzó, muchas preguntas surgieron en mi mente ¿Cómo lo supo? ¿Acaso pudo ver cuándo llovería? ¿Si era así, como era? ¿Ella provoco la lluvia?

Las preguntas no obtuvieron respuesta pero supe considerando que era Mal de quien estaba pensando no me moleste en seguir preguntando, después de todo ella del mismo modo que la magia no siempre necesitaba una respuesta después de todo algunos misterios eran mejor que se quedaran así.

Mal hija del hada oscura Maléfica, recordé en las noches cuando era niño mi madre tomaba un gran libro con letras doradas, eran las historias de los que ahora eran gobernantes de grandes reinos, sabía de memoria cada uno de ellos y gracias a las exquisitas imágenes que adornaban las páginas del libro era aún mejor, cada una de ellas representando los momentos clave de las historias, no pude evitar recordar la historia de la reina Aurora la llamada bella durmiente, la imagen de Maléfica, alta, imponente incluso aunque fuera una imagen se podía sentir el poder y la maldad que ella poseía, convirtiéndose en un gran dragón negro que escupía grandes bocanas de fuego contra el rey Felipe, un enfrentamiento entre el bien y el mal en su máxima expresión.

Compare la imagen del libro con la de Mal y no pude encontrar parentesco entre ellas, simplemente no había punto de comparación, lo único en lo que eran iguales eran sus cuernos curvos y negros pero incluso en eso eran diferentes, eran como la oscuridad y el mal, alguien podría creer que son lo mismo pero no lo era, la maldad era hacer tanto daño fuera posible, causar caos y destrucción y ser feliz por eso, regodearse de la desdicha de otros…pero la oscuridad era como la noche parecía ser mala pero no lo era, era algo natural y necesario, después de todo sin no hubiera noche no podríamos apreciar las estrellas y la luna.

Suspire y cerré el libro que había estado tratando de leer, fue un día largo y lleno de sorpresas pero sobre todo…

Mire mi gran escritorio, incluso para alguien de mi tamaño era grande, estaba lleno de pilas de libros acomodados, pilas de papel y un tintero que contenía una pluma, tal vez era hora de comenzar a escribir.

Uno de los pedidos que había tenido antes de venir aquí fue que todos los día escribiera una carta para mis padres o más bien mama había suplicado que lo hiciera para saber que estuviera bien, aunque escribirle una carta a diario me parecía complicado fue mi papa quien convenció a mama de escribirle una carta cada siete días, ella accedió de mala gana pero pidió a cambio que fueran muy detalladas, sonreí, los extrañaba.

Tome entre mis garras una hoja y la pluma remojada en tinta negra, no pude evitar sentirme orgulloso de poder manipular objetos pequeños y delicados con mis grandes patas, de pequeño con mucho trabajo podía tomar una taza de té sin romperla, pero con mucha paciencia y esfuerzo mi madre me enseño a que no por el tamaño de mi cuerpo debía de limitarme a hacer cualquier cosa, comencé a escribir pero me detuve…

¿Debería hablarle de Mal y sobre todo decirle quien era su madre?

Sabía que mi madre era sobreprotectora pero…no quería mentirle de echo era un pésimo mentiroso y ella incluso aunque fuera una carta sabría que algo estaría mal aunque, podría no decirle nada pero… tampoco quería mantenerla ignorante de esto porque enserio quería contarle de Mal y saber que era lo que opinaría de ella pero no le contaría sobre la magia de Mal, después de todo había dado mi palabra de no hacerlo.

Entonces solo omitiría unas cosas, por ahora solo le diría lo básico y con el tiempo mientras más conociera a Mal, más le contaría a mama de ella supongo que era justo, remoje una vez más la pluma y comencé a escribir sin poder evitar sonreír.

Hola mama y papa, espero que el abuelo, la señora Potts, Chip, Lumiere y Dindon y todos en el castillo estén bien, los extraño, Auradon era como lo contaste mama es grandes y hermoso, sobre todo tiene una gran biblioteca no como la del castillo pero aun así es buena, me encuentro bien, estoy comiendo bien, también me cepillo mi pelaje con regularidad al igual que mis dientes y las clases del mago Merlín son interesantes dice que aprendo rápido aunque yo no lo siento pero si él dice eso creo que debe ser verdad, todo aquí es muy tranquilo.

Y hoy en la biblioteca, conocí a alguien yo creo… creo que hice una amiga…

Y hasta aquí el cap. de hoy vaya, ¿entonces que les gusto? sinceramente sé que todos aman la relación de Ben y Mal y a decir verdad yo también, peeeero no vaya a matarme T_T y es que tanto en los libros (mucho mas) como en las películas no desarrollan mucho su relación o por lo menos no se muestra mucho, no siento que me dieran una razón por la cual a Ben le guste Mal y bueno que Mal le guste Ben, así que decidí que ambos estuvieran más parejos en cuanto eso y así empezaran con algo en común, para aclarar algo cuando me imagine a Ben como bestia no me pude sacar de la cabeza la bestia versión animada no la del live action pliiss y contestando las preguntas bueno en si tanto las películas como en los libros ellos tiene 16 años, pero debo decir que conforme pase la historia lo descubrirán, después de todo manejo algunos personajes que no son humanos XD así que no se molesten en sacar cuentas…créanme mientras la historia avance todo quedara en su lugar o amenos eso espero y sin más gracias por leer y gracias por los comentarios, ¡hasta la próxima!