¿Hey, como están todos? ¿Listos para navidad, viendo especiales de navidad (de Disney ¡obvio!) mientras adornan su árbol para el gran día? Pues yo como regalo de navidad para ustedes les traigo…. un nuevo Cap. Espero que les guste y gracias por los comentarios no saben lo afortunada que me siento con ustedes por seguir mi historia y más aún que les guste sin más ¡gocen el capítulo! ;)
Mal:
Abrí mis ojos y todo a mi alrededor era blanco, los copos de nieve caían silenciosos y ligeros como si bailaran hasta volverse uno con la nieve blanca y pura del suelo, levante mi mano y un copo aterrizo en esta, era hermoso, único, mire a mi alrededor, estaba en medio de un claro rodeado de árboles cubiertos de nieve, todo estaba en un silencio pero aun así era tranquilizador era un silencio de quietud porque ahora en esta momento todo dormía, los animales, las plantas y la magia.
Mal.
El viento soplo llevando consigo los copos y la voz suave me llamo sentí como mi corazón se volvió frio y pesado, oh no, no otra vez, esa voz.
-Madre- susurre, escuche el crujir de madera rompiéndose, voltee tratando de encontrar el origen del sonido, pero este parecía surgir de todos lados y al mismo tiempo de ninguno.
Estoy esperando.
¿Esperando? Pero era imposible, esto solo era un sueño… no era real, porque ella estaba…
Y al mirar a mis espaldas me paralice, la madera de los árboles se estaban rompiendo astillándose y juntándose en movimientos dolorosos y grotescos formando una gran figura, garras que destrozaban, dientes afilados como espadas, alas que rompían los vientos y cuernos coronando su cabeza, un dragón.
La figura drago nica de mi madre se formó gigantesca e imponente, con movimientos lentos y agónicos se acercó a mí mientras yo me alejaba, pero algo no estaba bien, se veía como si sufriera.
Ven a mí.
Mientras más se acercó a mi pude ver con más claridad que tenía algo clavado en el pecho, una espada negra y brillante atravesaba su pecho, esa espada…
Un frio dolor atravesó mi pecho, quemaba, me debilitaba jade y caí de rodillas con mis manos en mi pecho en el mismo lugar donde ella tenía la espada, compartía su dolor, sentía su dolor, su lenta y agónica muerte, jade formando nubes de vapor, alce mi vista y mire la gran figura de madre viéndome, vi su pecho donde la espada estaba clavada y estaba sangrando, grandes gotas de sangre negra como la tinta dejaban un rastro de su avance.
Recuerda quien eres.
-No-respondí y saboreando el sabor metálico, sangre, alarmada quite las manos de mi pecho donde la misma sustancia negra sangraba de mi pecho, mire mis manos cubiertas de tinta negra, mi vista comenzó anublarse ya no sentía mi cuerpo, sentí como la nieve caía sobre mi cubriéndome como si fuera un manto frío que paralizaba aún más mi cuerpo.
No lo olvides, estamos unidas por sangre….
-Y magia-cerré mis ojos rindiéndome, a la oscuridad.
Abrí mis ojos, las sombras cortadas por la luz pálida de la luna me dijeron que era de noche, tome una bocanada de aire silenciosa, mire a mi lado donde pude ver la silueta de Evie cubierta por sabanas rosas, por su respiración lenta supe que aun dormía, me tomo unos minutos calmarme, este sueño se estaba haciendo más frecuente, era distinto y al mismo tiempo igual, siempre en invierno, mi madre y el mismo mensaje…sangre y magia.
Me levante silenciosamente no quería despertar a Evie y así evitar una explicación de porqué estaba despierta a esta hora y seguramente ella sabría que algo malo estaba pasando, tome varias bocanadas de aire, algo estaba mal, estos sueños estaban diciéndome algo más, ¿acaso mi madre estaba…viva?
-No imposible-susurre evitando un sentir un escalofrió, porque yo lo sabría, porque teníamos esa conexión, como las ondas de un estanque de agua, llevaban con ellas sensaciones y pensamientos, que yo podía sentir y leer del mismo modo que mi madre pudo hacerlo conmigo, en especial si eran emociones fuertes al revisar esa unión solo hubo silencio, nada, no había ira, tristeza, dolor, felicidad, nada…
-¿Entonces que me está pasando?- necesitaba respuestas y lamentablemente la única que podía dármelas era la que me estaba provocando esto, ¿oh no?, una idea cruzo mi mente y mire a la pared del lado de Evie donde estaba colgado y tapado por una sabana rosa (y un hechizo de ocultamiento), el espejo mágico.
Podía contestar cualquier pregunta, del pasado, futuro o presente, todas las respuestas al alcance de una simple pregunta, si tenía cuidado podía preguntarle al espejo sin que Evie si quiera supiera y todo esto se solucionaría… ¿no?, ¡no!, no podía hacer eso, usar el espejo de Evie sin su consentimiento, tenía que tranquilizarme y pensar todo esto, si la conexión con mi madre no respondía eso solo me decía que ella estaba muerta y que era imposible que estuviera viva.
Tal vez solo estoy estresada y las pesadillas son fruto de eso.
-Eso suena como lo más lógico- susurre más aliviada, estando en un nuevo lugar, donde todos me temían y rechazaban por ese mismo miedo, tener que ocultar mi magia manteniendo a raya mis emociones y además de tener a esa estúpida princesa y sus hadas hostigándome causaría que cualquiera tuviera una gran estrés, suspire algo aliviada aunque ahora no todo era tan malo, tenía a Evie y ahora también a Ben, había hecho un amigo…uno que no me temía , sonreí y una cálida sensación lleno mi pecho, solté una pequeña risa al recordar lo sucedido y más aún al saber que mañana también lo vería, me pregunto… ¿qué pasaría mañana? ¿De qué hablaríamos? ¿Me pregunto si él me podría prestar sus libros? Algo me decía que sí y la sola idea me hizo imposible quitarme la sonrisa de mi cara, ahora esperaba impaciente la hora para reunirnos, me sentí relajada y feliz, un bostezo salió suavemente recordándome lo que se supone debía de estar haciendo ahora.
Bien a volver a dormir, mañana será otro día.
Tome las sabanas y me cubrí con ellas acostándome, poco a poco volví cerrar los ojos y justo antes de dormir el recordatorio de mis pesadillas casi me hace volver a levantarme pero al pensar que alguien mañana me esperaba con alegría basto para que volviera a estar tranquila.
Evie:
-Buen día Evie- la voz de Mal me saludo al salir del baño, sonreí mientras me secaba el pelo con una de las adorables toallas rosas con bordados florales, como todo en nuestro cuarto aunque el color era encantador no podía evitar pensar que tener un solo color para toda una habitación era algo aburrido, aunque al principio era emocionante y hermoso con el tiempo comencé a pensar que cambios podría hacerle al cuarto para que fuera más… interesante.
-Buen día Mal- respondí ella me sonrió mientras cepillaba su pelo negro, ya tenía puesto su uniforme y de su cuello colgaba el collar (sello) suspire pesadamente, ¿enserio valía la pena quitarle a Mal su magia por esto? Esa pregunta últimamente rondaba mucho por mi cabeza y cada vez se me hacía más difícil contestarla.
¿Acaso el accidente del jarrón no sería una señal? Un presagio de que Mal estaría en peligro y si en un futuro algo llegara a suceder… ¿Cómo podría protegerla?
-¿Evie? ¡Evie!-grito Mal sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué pasa Mal?- pregunte y ella levanto su ceja volviéndose intimidante.
-Llevo horas hablándote y además desde hace cinco minutos has estado parada sin hacer movimiento alguno- dijo y me sonroje avergonzada.
-Yo…no es nada Mal solo estaba pensando- respondí rápidamente caminando hacia mi cama donde me esperaba mi vestido, sentí la mirada de Mal juzgando mi respuesta y conducta.
-¿Evie que te sucede?- pregunto volviendo a cepillarse el pelo, un nudo se formó en mi garganta, no podía preocuparla ya bastante tenia ella por preocuparse como para preocuparse por mí.
-Nada es solo que estoy nerviosa- respondí no era mentira pero tampoco una completa verdad, tenía que inventar algo rápido y convincente si no quería ser descubierta, ¡oh lo tengo!
-¿Por qué estas nerviosa?-pregunto tranquilamente por fuera, pero por dentro sabía que estaba ya lista para analizar cualquier cosa que le dijera incluyendo si esta era o no una mentira y ella era muy buena haciéndolo.
-Es… que yo…hoy tendré una clase que me preocupa-respondí rogando por que funcionara.
-¿Una clase? ¿Qué clase?-
-En mi horario hoy tengo una clase que compartiré con la princesa Audrey y otros miembros de la realeza, es una clase de arreglos florales es más una clase de relajación para socializar pero no confió en mi destreza para arreglar flores- respondí y cerré los ojos esperando a que funcionara me alegre que ella no estuviera viendo mi cara si no ya lo hubiera descubierto, aunque no era del todo mentira esa clase me tenía algo nerviosa, era más bien una verdad a medias.
Pude ver por el rabillo del ojo como ella se tensó ligeramente al parecer algo de lo que dije había llamado su atención.
-¿Así que Audrey, tendrás clases con ella? –pregunto con un tono suave pero percibí que había algo más en ese tono.
-Si ¿sucede algo Mal?- ahora era mi turno de preguntarle, ella negó sonriendo.
-No, pero no tienes que preocuparte Evie es solo una clase y además todo aquel que te conoce le agradas yo sé que estarás bien, eres inteligente y hábil no dejes que nadie te diga lo contrario- respondió y no puede evitar sonreír.
-Gracias Mal- respondí sintiéndome alegre, pero también algo mal no me gustaba mentirle pero no tenía opción tampoco, suspire, ¡NO! este no era el momento para deprimirse, termine de vestirme y camine hacia Mal, tome su cabello y comencé a peinarlo, cuando termine sonreí.
-Así que Evie hoy quiero que sonrías y no preocupes por nada ¿está bien?, porque aunque no seas un miembro de la realeza tu eres más hermosa, graciosa e inteligente que cualquier chica que vaya a estar en ese cuarto y para mi tu eres una princesa verdadera, porque no necesitas una corona, un castillo o un título para serlo y demostrarlo- me tomo de las manos y ambas sonreímos.
La presión que había sentido en mi pecho poco a poco desapareció pero yo no era la única que necesitaba unas palabras de aliento porque aun cuando Mal no lo demostrara tener que soportar que todos te teman debía ser frustrante.
-Gracias y Mal sé que todos te tienen miedo y se alejan de ti pero yo creo que ese miedo se ira poco a poco y conocerán a la Mal que yo conozco así que no te desanimes ¿sí?- ella sonrió asintiendo nos dimos un fuerte abrazo y lo entendí ambas estábamos preocupadas una por la otra en un lugar que poco a poco nos estaba aceptando y era normal tener miedo y que los demás nos temieran pero no estábamos solas ni tampoco indefensas, con ese sentimiento en mi pecho y esa idea en mi mente prometí no volver a dudar una vez más, porque el sacrificio de Mal valdría la pena y cuando estos terminara ambas podríamos cumplir nuestros sueños.
Te lo juro Mal tu sueño se volverá realidad y nunca más volverás a estar sola.
Mal:
Algo le había pasado a Evie, ¿acaso alguien le dijo algo?, no lo creía, Evie siendo tan amable y alegre no podía pensar en alguien que la odiara o por lo menos lo peor es que fueran recelosos, caminando a mi clase de elementos mágicos no podía dejar de pensar en eso hasta el momento en el que Evie menciono que tendría que estar en el mismo cuarto que ella.
Audrey, esa estúpida princesa con aires de superioridad, sentí la ira burbujeando en mi estómago como lava, suspire tratando de calmarme, solo funciono un poco pero basto, ahora no había razón para que ella fuera mala con Evie, después de todo le había dado una oportunidad de olvidar el pasado y ya que solo Evie se había inclinado ante ella (el solo recuerdo me provocó indignación) debería estar bien, su problema era conmigo no con ella y esperaba que su hueca cabeza lo entendiera porque si no fuera de ese modo…
-Mira quien tenemos aquí- una voz cantarina y clara que conocía bien aun cuando fuera un momento para mí era como el sonido más horrible del mundo inconfundible y hermoso al mismo tiempo.
-Audrey-susurre me detuve, tome aire silenciosamente y no permití que mi cara mostrara la ira que tenía en mi interior no le daría el gusto de saber que ella me afectaba.
-Es un día hermoso ¿no?- dijo y voltee a verla y efectivamente la princesa llevaba esta vez el uniforme de Auradon rosa como su anterior vestido pero ahora no llevaba su ridícula tiara y como si fueran accesorios la seguían el trio de hadas, ellas me miraron como si esperaba que me convirtiera en dragón y bueno razones no me faltaban pero lo malo era que no podía hacerlo y además se suponía no podía hacer magia.
La linda imagen de convertirme en dragón y calcinarlas vivas basto para hacerme sonreír ligeramente.
-Supongo-conteste secamente ella sonrió, se acercó a mí y como si estuvieran conectadas por hilos las hadas la siguieron, vi por un momento como los demás alumnos estaban atentos a nosotras claro debía de ser impensable que la hija de la reina Aurora y la hija de Maléfica estuvieran charlando aunque claro no crear una escena debía ser crucial para Audrey.
Después de todo no podía arruinar su imagen de princesa perfecta, gracias eso tenía una ligera ventaja ella debía de mantener su imagen de víctima inocente y debía de convencer a todos de que yo era la malvada villana.
Bien ambas podemos jugar el mismo juego, pero esta vez a mi manera.
-Sabes te estuve buscando los anteriores días, quería saber si estabas bien después del accidente que tuviste-pregunto inocentemente con falsa preocupación impresa en toda su cara, incluso la ladeo haciendo que su cabello enmarcara su rostro dándole una imagen de pena, inocencia y vomitiva preocupación.
Hija de… no tranquila, ten paciencia.
-Si estoy bastante bien, fue revelador y tú sabes ese accidente fue tan inusual- respondí y ella ligeramente se sorprendió y a sus espaldas sus hadas se removieron incomodas.
Ella caerá.
-Bueno los accidentes ocurren y a cualquiera- respondió un poco forzado obligándose a sonreír, curioso ¿ya te estas quebrando su alteza?, levante mi ceja y solté una risa oscura y ligera, si había una cosa en la que mi madre y yo fuéramos iguales era en esta risa que silenciaba todo y ponía a todo ser vivo en un estado de miedo no importaba si era un ser humano o un hada, cuando mi risa ceso vi en sus caras un miedo exquisito.
-Es graciosa su alteza, los accidentes son momentos tan… mágicos, sería preocupante que volvieran a pasar ¿no lo cree?- pregunte mirándola directamente a sus ojos, claro que estos comenzaron a moverse nerviosos, te atrape como una araña a una mosca, su alteza ¿nadie le dijo que nunca debe mirar a los ojos de un hada oscura?
Los resultados podrían ser devastadores.
Antiguamente era un advertencia popular, el peligro que podía ser mirar a un hada oscura a los ojos y más si esta tenía malas intenciones, las victimas podrían volverse locas o quedarse atrapas en su propia mente y quedar como vegetales, era un destino cruel.
Porque al ver tus ojos vi que no hay maldad en ti.
Las palabras de Ben resonaron en mi cabeza tan sorpresivamente como lo fueron sus palabras en ese momento, el vio mis ojos y envés de temerme me acepto, me sentí avergonzada ¿cómo podía usar como arma aquello por lo que él me había aceptado? ¿Qué pensaría Ben si viera lo que estoy haciendo? ¿Qué pensaría Evie?, rompí mi contacto visual con Audrey ella parpadeo sorprendida como si acabara de despertar de una pesadilla.
-¡¿Audrey estas bien?!- grito el hada amarilla tomándola de los hombros.
-¿Qué le hiciste?- grito el hada naranja apuntándome con su varita, aun cuando estuviera avergonzada por dentro por fuera no me inmute y solo cruce los brazos sobre mi pecho.
-Nada, ¿acaso no recuerdan? no puedo hacer magia- dije mientras con mi dedo acaricie ligeramente el collar, era perfecto, después de todo podría hacer que esta mentira jugara a mi favor, ellas no atacarían a un hada sin magia y menos frente a tanto público.
-¡¿Que está sucediendo aquí?!- un grito resonó por los pasillos, supe quién era antes de verlo, el mago Merlín, vi como todos se alejaba abriéndole paso, cuando llego a nosotras, él nos miró y suspiro negando.
-Ella le hizo algo a Audrey-me acuso el hada violeta.
-Eso es mentira ni siquiera la toque y como tú sabes no use magia- respondí defendiéndome, en teoría no había usado magia, era más bien como un mecanismo de defensa combinado con la ignorancia de un atolondrada princesa.
-¿Qué sucedió Mal?- me pregunto Merlín y suspire, le resumí lo que había pasado y el asintió.
-Ya veo Audrey por error miro con detenimiento a los ojos de Mal, es poco conocido que no se debe de mirar a una hada oscura a los ojos por mucho tiempo puede provocar locura o caer en un estado de coma, pero por suerte Audrey salió ilesa- respondió y asentí aliviada, se acercó a Audrey y la reviso y asintió.
-Está bien tendrá un ligero dolor de cabeza pero esta ilesa, llévenla a la enfermería para darle algo para ese dolor de cabeza- las hadas me miraron con desprecio, oh que aterradoras, puse una cara de pena del mismo modo que lo hizo Audrey.
-Lamento lo ocurrido denle una disculpa a Audrey de mi parte cuando se mejore-respondí fingiendo un tono de voz lastimero, ella no era la única que sabía actuar con lastima, sin decir una palabra se llevaron a una Audrey atontada, más de lo usual, estuve a punto de sonreír cuando recordé que no estaba sola, escuche como Merlín se aclaró la garganta llamando la atención de todos.
-Muy bien es suficiente todos a sus clases- y todos obedecieron entrando a sus salones correspondientes, estuve a punto de entrar a mío cuando él me detuvo.
-Mal sé que lo que paso fue un accidente- poso su mano sobre mi hombro y me miro a los ojos- pero…cuando hables con humanos recuerda mantener esos ojos de dragón dormidos, sé que estar en un lugar nuevo con gente extraña puede ser incomodo e incluso intimidante es normal que activaras un mecanismo de defensa pero recuerda que nadie va a hacerte daño ¿estás de acuerdo?-
Asentí, es mejor que el pensara que fue un accidente, era lo mejor, el asintió comprendiendo que aceptaba la situación y que no volvería a pasar.
-Bien, entonces a clases Mal que el conocimiento espera- dijo y ambos entramos al salón y justo cuando me senté en mi lugar me permití sonreír y sentir mi victoria dulce aunque corta.
Evie:
Todas estábamos reunidas en el gran salón de baile frente a una largas mesas de madera, justo frente a cada una de nosotras teníamos un gran jarrón de porcelana mientras que a nuestros lados descansando sobre mesas había cientos de jarrones llenos de gigantes ramos de diferentes flores, un pequeño campo de flores, que perfumaba el gran salón con olores dulces.
-Maravilloso- susurre esperando a que la clase comenzara para poder acercarme a ese pequeño edén, durante el día había pensado en lo que Mal había dicho y ahora que estaba en un salón lleno de miembros de la realeza descubrí que eran más amables de lo que parecían y aunque sus pláticas eran algo repetitivas eran amigables, varias habían elogiado mi cabello y piel preguntándome como los mantenía cuidado todo el tiempo además de preguntar el porqué de su color.
-Es una historia encantadora veras fue un día que yo…- estaba platicando con la hija de una condesa que tenía un nombre tan raro y largo que no pude recordarlo aunque hubiera querido cuando entro el hada madrina cortando cualquier charla, todos guardamos silencio esperando a que comenzara la clase.
-Muy bien bienvenidas sean queridas a las clases o es mejor decir club de arreglos florales, donde espero que todas nos volvamos no solo compañeras si no también amigas-
Todas aplaudimos, ella asintió y comenzó a explicarnos básicamente las normas o como ella dijo sugerencias para hacer un lindo arreglo floral.
-Entonces tomen sus tijeras y corten en diagonal el tallo- en medio de la explicación la puerta se abrió y entro Audrey, todas volteamos a verla sorprendías, vaya por un momento se me olvido que compartiríamos clase.
-Lamento la tardanza Hada Madrina ¿puedo pasar?- pregunto tímidamente.
-Por supuesto querida toma asiento, hay uno libre junto Evie- respondió, ella asintió y tomo el lugar a lado mío, le sonreí y ella me miro sorprendida y luego sonrió.
Cuando el Hada Madrina termino de explicarnos nos alentó a que cada una a tomar las flores que quisiéramos e hiciéramos el arreglo más hermoso que pudiéramos, estuve a punto de levantarme para tomar las flores que ya había planeado usar y había decidido poner en nuestro cuarto para darle un poco de variedad y además a Mal le encantaría solo yo sabía lo mucho que ella debía extrañar el contacto con la naturaleza.
Tal vez eso le levante el ánimo aunque fuera un poco.
-¿Disculpa, Evie verdad?- una voz cantarina de detuvo voltee para ver a Audrey sonriéndome, le sonreí mecánicamente.
-Sí, su alteza-respondí, ella asintió.
-Por favor solo Audrey, después de todo estamos en Auradon aquí todos somos iguales-respondió ella con una cálida sonrisa y mi corazón dio un brinco, asentí alegremente, ella era tan amable.
Ambas nos levantamos y cogimos las flores que quisimos al final había tomado un gran ramo de amapolas y lirios de agua que exhalaban un aroma exquisito, mientras que Audrey tomo rosas blancas y dalias rojas, ambas regresamos a nuestros lugares y cuando estuve a punto de comenzar a acomodarlas vi que Audrey comenzó a masajearse las sienes.
-¿Audrey estas bien?-le pregunte preocupada, ella me miro y me dio una pequeña sonrisa.
-Solo es un dolor de cabeza, estoy bien- respondió y no pude evitar recordar la pócima que tenía en mi cuarto para ese malestar.
-¿Acaso estas durmiendo bien?-pregunte y ella negó.
-No es que yo… tuve un problema- dijo y miro alrededor para ver si alguien nos estaba oyendo.
-¿Problema? ¿Qué te sucedió?-pregunte curiosa, ella me miro apenada.
-Yo tuve un problema con Mal-dijo y mi corazón se detuvo.
-C-con Mal ¿Qué sucedió?-pregunte tomando sus manos preocupada.
-Yo no sabía…yo no sabía que no debía de mirarla a los ojos durante tanto tiempo y…-comenzó a explicar de forma tímida y apenada.
-Ojos de dragón-dije sabiendo lo que había ocurrido, ella me miro sorprendida.
-¿Tu lo conoces?-pregunto recelosa.
-Si eh vivido con Mal durante un tiempo y sé que es peligroso cuando la miras durante mucho tiempo a las ojos puede provocar locura, pero… es raro, ella solo usa eso cuando se siente enojada o asustada es un mecanismo de defensa no sé si lo controla o no, nunca se lo eh preguntado- respondí y ella escucho atentamente mientras asentía.
-Ya veo…- susurro.
-Tuviste suerte y no te afecto demasiado-respondí y ella asintió seria, tomo sus tijeras y con un golpe tal vez demasiado fuerte corto el tallo de la flor.
-Solo recuerdo que sus ojos eran como los de un gato eran tan verdes y es como si estuvieran en llamas, sentí como si estuviera en llamas por un momento y un segundo después estaba en la enfermería con un terrible dolor de cabeza- susurro seria y no pude evitar sentirme mal por ella, después de todo no debía de ser una experiencia agradable, ¿Qué debió de haber pasado para que Mal hubiera necesitado defenderse? ¿Fue un accidente?
-Yo lo lamento sé que Mal no quería hacerlo- dije y comencé a cortar los tallos de las flores, ella me miro y asintió.
-Tranquila sé que fue un accidente no volverá a ocurrir seré más cuidadosa la próxima vez- dijo sonriendo, asentí y en silencio hicimos nuestros arreglos, suspire aliviada por lo menos Audrey no guardaba rencor contra Mal y había sabido que fue un accidente y más aún después de la historia de sus madres, sonreí ojala Audrey y Mal en un futuro pudieran ser amigas y dejar el odio del pasado a un lado.
Al terminar la clase justo a tiempo para las clases de baile, el hada madrina me felicito por mi arreglo al igual que al de Audrey, ambas sonreímos y salí con el arreglo bien sujeto en mis brazos aunque pesaba planeaba llevarlo a nuestro cuarto para sorprender a Mal, decidí tomar un atajo por detrás del edificio donde había una gran jardín, camine entre los arbustos cuando un sonido de golpes llamo mi atención, sonaba como si alguien estuviera golpeando algo de metal, mi curiosidad me dirigió hacia la fuente de sonido.
Voy a llegar tarde a las clases de baile.
-Solo será un vistazo rápido-susurre me abrí paso entre los arbustos con cuidado de no arruinar el arreglo y justo cuando salí de un arbusto tropecé con una rama y debido a que el jarrón pesaba me llevo al suelo, solo cerré los ojos esperando el impacto contra el suelo, pero en lugar de eso caí sobre algo blando y escuche un quejido y abrí los ojos justo cuando el agua junto con las flores me empaparon, había caído sobre alguien.
-Auch-escuche que alguien susurro, de inmediato me levante sin poder ver debido a las flores.
-¡Lo siento mucho!-dije quitándome las flores de la cara y las que se habían atorado en mi cabello mojado (lo cual dificultaba más la tarea).
-¡Fue culpa mía!, no vi por donde caminaba, espera déjame ayudarte-dijo una voz y por lo que pude identificar la voz de un chico no pude evitar sonrojarme de la vergüenza había caído sobre un chico, deje que me quitara las flores mientras yo me quitaba mi pelo mojado de la cara.
-¿Es azul?-susurro el chico cuando aclare mi vista lo que vi me dejo anonadada, es guapo, fue la primera cosa que pensé, su cabello negro oscuro goteaba agua aun así no dejaba de ser guapo como un príncipe, tenía la piel pálida no tanto como la de Mal pero lo era, sus ojos castaños me miraron asombrado también, ambos nos miramos sin decir una palabra solo mirándonos.
-Y-yo s-soy…hermosa e-es decir eres hermosa, p-ero mi nombre no es… ¡ugh! ¿Qué estoy diciendo? perdona- dijo cubriendo su rostro sonrojado y vi que usaba guantes de cuero como los que usaban los herreros, al igual que un mandil del mismo material sucio y lleno de herramientas en sus bolsas, sonreí sonrojándome.
-N-no importa lamento haber caído sobre ti, soy Evie mucho gusto en conocerte- dije y di una reverencia.
-Soy Doug un placer y no te preocupes yo también tuve la culpa-me devolvió la reverencia y cuando ambos volvimos a vernos nos reímos.
¿Doug? ¿Su nombre era Doug?
-Yo lamento lo de jarrón y tus flores déjame ayudarte- dijo rápidamente juntando las flores, me arrodille y comencé a tomar las flores cerca de mí, evite mirarlo para evitar sonrojarme, sentí que en mi pecho mi corazón latía como loco en mi pecho y mi cara la sentía caliente como un caldero sobre el fuego, debía de tener la cara como la de una manzana roja y brillante, seguí recogiendo las flores hasta que falto una y fue cuando ambos la tomamos al mismo tiempo y nuestras manos se tocaron sentí el cuero cálido sobre mí mano, contuve el aliento y ambos nos miramos, por un momento el tiempo se detuvo.
Sentía que mi corazón explotaría, el tomo mi mano junto con la flor delicadamente y sonrió.
-Gracias-susurre sin poder evitar quitar la sonrisa que se negaba a irse de mi cara, en ese momento él iba a decir algo cuando la campana de la escuela sonó, ¡oh no, voy tarde!
El soltó mi mano, para mi pesar, coloque un mechón de mi pelo mojado detrás de mí oreja.
-Yo tengo que irme, tengo clase- dije y di media vuelta pero me detuve y lo mire.
-Pero volveré mañana-respondí y sin esperar su respuesta salí corriendo con mi corazón latiendo como loco y con una sonrisa radiante en mi rostro cubierto de flores.
Ben:
-Creo que todo está listo-susurre, acomode un gran jarrón lleno de flores que el Hada Madrina me había dejado para darle un toque al lugar, le agradecí antes de que desapareciera, lo puse sobre el gran piano negro, todo estaba listo para recibir a Mal incluso había pedido que trajeran un poco de té de rosas y había escogido algunos libros para poder dárselos, sentía que mi cola barría la alfombra, en un gesto de impaciencia, durante todo el día había esperado este momento, aunque me consideraba alguien paciente no podía evitar sentirme ansioso pero ahora solo quería que ya fuera la hora para verla otra vez, tenía tantas preguntas.
En ese momento mi oído capto que se abría algo y de inmediato vi que por el pasillo entraba ella, con un andar ligero y suave, entro al cuarto y era tan hermosa como la recordaba, un hada oscura con una sonrisa cálida y un brillo alegre en sus ojos de jade.
-Hola Ben, lamento la tardanza-dijo con su voz suave y alegre, le sonreí.
-Hola Mal bienvenida y llegas puntual- respondí y ella se acercó, miro el florero y su mirada se suavizo llenándose de nostalgia, toco ligeramente una de las flores y suspiro pesadamente.
-Son hermosas Ben-susurro, me preocupo su cambio de humor, ¿porque estaba tan nostálgica? ¿Acaso las flores le recordaron algo doloroso? ¿Fue un error haberlas traído?
-¿Te sucede algo Mal?- pregunte angustiado, ella me miro sorprendida y sonrió negando.
-Es algo tonto, no te preocupes por eso- respondió pero aun veía la nostalgia en sus ojos y no pude evitar querer cambiar eso.
-Aun así dime- dije y le hice una invitación al sillón, ella asintió soltando una pequeña risa, ambos nos sentamos y Mal suspiro.
-Bueno yo… es algo tonto Ben-dijo queriendo evitar el tema.
-No creo que sea tonto si te importa Mal-respondí, ella me miro y mordió ligeramente su labio.
-Bien, yo… esas flores me hicieron extrañar mi hogar- respondió y no puede evitar que un brote de curiosidad tomara el control.
-¿Tu hogar?- pregunte suavemente, ella asintió.
-Sabes yo vivo en una cabaña en medio del bosque y yo amo el exterior, el bosque, sus sonidos y olores, extraño el olor de las flores en esta estación, sentir la vida a mi alrededor…pero sé que eso no es posible ahora- respondió recargando su mentón en su mano.
Mi imaginación no tardó mucho en mostrarme a Mal corriendo por el bosque como una ninfa libre como el viento y sin preocupaciones, cantando con las aves sonriendo sin pena porque no tenía que esconderse, solo ser ella misma.
-Lo lamento-respondí porque ahora verla aquí en un espacio cerrado aunque estuviera lleno de lujos y comodidades me entristeció, ella era más feliz afuera, sentí que era como ver a un pájaro atrapado en una jaula de oro.
-No lo lamentes Ben, de echo si estuviera afuera querría estar aquí contigo a veces los deseos se contradicen unos con otros es inevitable- ella me sonrió radiante y no pude evitar sonrojarme por suerte mi pelaje lo cubrió dejándome solo con la sensación de un rostro caliente.
-¿Bueno y entonces que leeremos hoy?- pregunto para mi alivio levantándose del sillón hacia los libros que había apilado sobre el piano a lado del juego de té.
-Bien tenemos algunos históricos y otros de poesía y fantasía son mis favoritos y creo que te encantaran- ella miro el primero que era la historia de todos los reinos existentes, era un poco más grandes que los demás pero era detallado y poseía ilustraciones hermosas, ella lo abrió justo en la página donde un gran dragón negro escupía fuego contra un caballero, de inmediato la sangre dejo mi rostro, era la batalla de su madre con el rey Felipe.
Había sido un tonto, un estúpido ¿cómo podía recomendarle leer un libro donde explicaban detalladamente como la habían matado?, no ahora que lo pensaba bien para ella debía de ser un asesinato, después de todo era su madre no era muy diferente a cuando mi madre me contaba la historia de ella y papa pero a comparación de Mal lo míos habían tenido un final feliz, pero en el caso de Maléfica eso no había sido así.
-Yo lo lamento tanto Mal debí de haber…- comencé a disculparme pero ella me detuvo.
-Estoy consciente que el final que tuvo mi madre fue el que ella misma forjo pero no el que ella hubiera querido- respondió, sin dejar de ver la imagen suavemente con sus dedos trazo la figura del dragón hasta llegar a sus ojos donde se detuvo.
-Ojos de Dragón-susurro.
-¿Ojos de Dragón?-pregunte.
-¿Sabías que hay una advertencia antigua que dice que nunca debes de mirar los ojos de una hada oscura?-dijo sin dejar de mirar la imagen.
-¿Por qué?-pregunte yo había visto sus ojos, había sido como ver un prado en primavera bajo el sol, eran hermosos pero no había sentido peligro al verlos.
-Nosotras es decir yo poseo un don o es mejor decir mecanismo de defensa, cuando me enojo o me asusto, mis ojos si miras detenidamente te llevaran a la locura o incluso te dejaran en un estado de coma- respondió y de golpe cerro el libro dejándolo junto a los demás.
Me quede callado procesando la información ¿Cómo era que algo tan hermoso podría volverse tan peligroso? ¿Era posible eso? ¿Entonces debería de dejar de verla a los ojos? La respuesta vino sola con un rotundo no, me gustaban sus ojos incluso si eso me traía problemas no quería dejar de hacerlo.
-Pero no te preocupes eso no te pasara, puedo controlarlo así que estas a salvo- dijo tomando otro libro y abriéndolo mientras sonreía.
-No te preocupes, incluso aunque no pudieras controlarlo tomaría el riesgo- respondí ella se cubrió con el libro y soltó una risotada.
-¿Acaso eres suicida Ben?-pregunto bajando su libro y viéndome directamente a los ojos, como un reto, pero yo no esquive su mirada ni la evite, ambos nos miramos a los ojos sin titubear y al final fue Mal quien desvió la mirada.
-Te dije que tomaría el riesgo-respondí alegremente de haber pasado la prueba, ella suspiro y sonrió genuinamente.
-Si lo hiciste, Ben, lo hiciste-
Mal:
-Y aquí es el reino de la reina Ariel y el rey Eric- dijo Ben señalando con su garra un punto en el gran Atlas, mire atentamente el punto señalado incluso aunque fuera un mapa estaba viendo por primera vez el mundo, desde hace un rato le había preguntado a Ben si tenía algún tipo de mapa ya que había tomado su recomendación de leer la historia de los reinos me había surgido la curiosidad de saber dónde exactamente estaban y con una gran habilidad Ben me trajo un gran atlas donde mostraba con las mismas hermosas y finas ilustraciones un mapa del mundo, me enseño donde estaba ubicado cada reino y descubrí que la cabaña estaba justo entre el reino de la reina Blanca nieves y el reino de la reina Aurora y el rey Felipe y desde hace rato estábamos acostados en la suave alfombra tomando te de rosas.
Mire a Ben sosteniendo entre sus garras la taza de té, me sorprendía lo hábil que era con cosas pequeñas y delicadas, se veían diminutas y frágiles en sus grandes patas pero él las manejaba con naturalidad y cuidado aunque considerando que había vivido con esa forma una gran parte de su vida debió de haber aprendido a usarlas sin romperlas, era algo sorprendente y trágico al mismo tiempo.
-¿Y este es el mar?-pregunte trazando la fina línea entre la tierra y el agua, Ben asintió.
-Si es bastante hermoso-respondió con cierta nostalgia en su voz.
-¿Tú has viso el mar?-pregunte con gran curiosidad por primera vez alguien podría responder mis preguntas, asintió sonriendo.
-Hace mucho cuando era un niño antes de la maldición, mis padres son grandes amigos de Ariel y Eric, los visitábamos cada verano durante dos semanas, era increíble ellos tienen una hija se llama Melody jugaba con ella y somos buenos amigos aunque recuerdo que a Melody le tenían prohibido nadar en el mar, incluso construyeron un gran muro que separaba el castillo del mar aunque ella siempre encontraba una manera para salir y nadar en él, nunca supe por qué, pero cuando tuve la maldición ya no pudimos ir aunque por lo que se mi madre y Ariel se mandan cartas continuamente-
Vaya ¿cuantas cosas había dejado de hacer por culpa de la maldición?, ¿cuantos amigos ya no podía ver y que tantos lugares no podría volver a visitar?, el mundo en un solo momento se había cerrado para él de golpe y sin aviso.
-¿Y dime el agua es de verdad salada?-pregunte tratando de desviar el tema a algo menos doloroso, el asintió.
-Si lo es, nunca en mi vida eh probado algo tan salado-respondió haciendo una mueca de asco y no pude evitar soltar una risa.
-Entonces ya lo decidí si visito el mar tomare un poco de esa agua-dije y el me miro sorprendido.
-¿Pero porque? Sabes que sabrá mal-pregunto.
-Bueno porque así yo sabré que es salada, quiero crear aunque ya lo sepa, mi propia mala experiencia y así poder decir que nunca eh probada algo más saldo que esa agua- respondí y el asintió comprendiendo.
-Entonces iré contigo y cuando escupas es agua salada me reiré y te diré: te lo dije- respondió y ambos reímos y me pregunte ¿acaso era malo soñar con esto? ¿Soñar con un momento en que ambos pudiéramos salir al mundo sin ser temidos ni juzgados? Por alguna extraña razón no lo sentí inalcanzable por primera vez no lo sentí imposible.
-Sí, iremos juntos-respondí sin vacilar, porque eso era lo que sentía, porque eso era lo que quería.
-Y, cuando llegue el momento viajaremos a donde sea, juntos-respondió Ben ambos nos miramos y asentimos, fue una promesa silenciosa.
Pero era una promesa que tenía un gran significado, un futuro… algo y que esperaba jamás se rompería.
Audrey:
-Audrey, deberías estar en cama descansando- dijo Amarilis tratando de convencerme de llevarme a mi habitación, pero me negué ¿Cómo podría?
-No puedo Amarilis, no hasta encontrar algo-dije mientras buscaba en la gran biblioteca algún libro que pudiera ayudarme o algo que pudiera utilizar en su contra, la imagen del hada oscura apareció en mi mente con esos ojos de dragón, verdes y brillantes con una línea negra que los cortaba, ojos de dragón.
Estaba indignada ¿cómo ella se atrevió a hacerme algo así?, ¿Quién se creía ella que era?
Ella una simple hada sin magia.
-Pero Audrey temo decirte que no encontraras nada aquí-respondió Amarilis, rápidamente voltee a verla confundida, ¿Cómo era posible que en esta gran biblioteca no hubiera si quiera algo que me explicara sobre esa hada? Una debilidad, alguna forma de contrarrestarla, aunque fuera algo…
-P-pero… ¿Por qué?-pregunte y Amarilis, me tomo de la mano y miro a ambos lados cerciorándose que no hubiera nadie escuchándonos.
-Escucha Audrey aquí no hay libros que puedan explicarte nada que no sepamos ya, los libros que hablaban sobre hadas oscuras y magia negra se perdieron hace siglos- me explico y ella supo lo que quería preguntar y siguió explicando.
-Hace mucho tiempo atrás había cientos de hadas oscuras, pero…un día ellas desaparecieron, nadie sabe porque o a donde se fueron pero hasta donde se sabe Maléfica era la única hada oscura que existía y ahora es Mal, después de tanto tiempo lo único que quedan son solo poco información y no es fácil saber cuáles son mitos y cuales son verdades- explico y sentía que mi mundo se volvía gris no había nada y entonces se me ocurrió una idea si no había una solución humana a este problema entonces utilizaría la magia, ¿acaso un poco de magia no resolvería todos los problemas?
Sonreí y le tome de las manos a Amarilis, ella me miro confundida.
-¿Amarilis pude tu magia tener una solución para esto?- pregunte esperanzada, ella me miro confundida y luego vi como sus lindos lentes de montura dorada se bajaron levemente.
-Yo no sé, ¿Audrey lo que tú quieres es solo saber más sobre las hadas oscuras?- me pregunto seria y asentí.
-Sí, no quiero volver a sentirme indefensa ante ella, no quiero que vuelva a hacerme daño a mi o a los que amo, por favor Amarilis ¿me ayudarías?- pregunte vi me miro y vi un brillo de enojo y determinación y asintió.
Sonreí aliviada y asentí.
-Entonces dame un momento y nos reuniremos con Azucena y Violeta en unos minutos creo saber la forma se conseguir esa información pero tengo que investigarlo más a fondo, ahora ve a tu habitación Audrey y no le digas a nadie más de esto- me dijo completamente seria, pocas veces la veía así pero confiaba en ella y asentí, me di media vuelta para dirigirme a mi habitación.
Más Tarde…
Estaba en mi habitación la cual compartía con Amarilis, Azucena y Violeta como un favor al consejo y aunque era la habitación más grande de Auradon era pequeño en comparación con mi habitación real en mi castillo, habían pasado unas pocas horas desde que Amarilis me había dicho que me vería en nuestra habitación pero me estaba comenzando a preocupar ninguna de ellas había aparecido aun y…
En ese momento la puerta se abrió y todas las hadas entraron y la cerraron rápidamente.
-Azucena las cortinas rápido-ordeno Amarilis y ella rápidamente voló y comenzó a cerrar las cortinas.
-Violeta las velas apresúrate- y la pequeña hada tomo las velas que estaban dispersas por la habitación, confundida las mire y Amarilis se acercó a mí con un gran libro viejo en su mano.
-Tengo la solución Audrey, pero… será arriesgada, es algo que no se hacía hace años, pero obtendremos las respuestas que buscas y solo podrá ser justo al anochecer, cuando el velo entre los dos mundo se junta y por poco tiempo-ella me explico rápidamente al mismo tiempo que me levantaba y me guiaba hasta el centro de la habitación.
-¿Dos mundos? ¿Amarilis de que hablas?- pregunte mientras que las demás se acercaban a nosotras.
-Audrey existen dos mundo el mortal y el espiritual, ambos están separados pero hay ocasiones en lo que ambos se juntan y hoy invocaremos aun ser que habita en ambos, es aquel que tiene todas la respuestas de ambos mundos, es un ser sabio y antiguo como el tiempo mismo, pero invocarlo es algo que no se ah echo en mucho tiempo y será arriesgado…- me explico y sentí un escalofrió recorrerme por la espalda, mire a Azucena y Violeta ellas se veían serias pero había un rastro de miedo en sus miradas.
- ¿Están seguras de ello? ¿Están dispuestas a hacer eso por mí?-le pregunte conmovida, ellas estaba dispuestas a hacer algo tan arriesgado por mí, ellas asintieron sonriéndome y sonreí me acomode un mechón de mi cabello dorado cual rayos de sol y suspire hondamente armándome de valor para hacer lo que fuera falta para proteger a mi familia y mis amigos.
-Bien hagámoslo y yo…muchas gracias por esto-
-Tranquila Audrey nosotras siempre estaremos aquí para ti- dijo Azucena.
-Y además será un placer devolverle el golpe a esa hada por lo que te hizo-respondió Violeta sonriente.
-Muy bien todas escuchen, tenemos que hacer esto al pie de la letra, ¿entendieron?- dijo Amarilis con su tono de profesora y todas asentimos.
-Bien para eso todas formaremos un círculo ya que el ritual requiere cuatro personas representando los puntos cardinales…-obedecimos sus órdenes y nos acomodamos.
-Muy bien ahora todas tomen una vela y no la suelten es crucial para la invocación- y Violeta nos dio una a cada una.
-Muy bien ahora cada una tendrá que decir exactamente lo que dice el libro, yo seré el sur, Azucena tú serás el este, Violeta el oeste y Audrey serás el norte, solo lean las líneas que les corresponda ¿todas entendieron?- todas asentimos, apreté la vela con fuerza, levante mi cabeza en alto y con la espalda firme.
Con un movimiento de su varita el libro floto sobre ella listo para ser pasado a quien lo necesitara.
-Bien ahora cuando se enciendan las velas comenzaremos justo cuando el sol se ponga en…-
Cinco…
Cuatro…
Tres…
Dos…
Uno…
En ese momento las velas se encendieron con el movimiento de una varita, pero que me hizo sentir un escalofrió, como si algo se uniera, algo que se supone no debería unirse, escuche como Amarilis recitaba una especie de poema.
En nombre del sur responde mi pregunta,
Aquel que mora en la oscuridad…
El libro floto rápidamente a Azucena y ella salto del miedo pero se mantuvo en su sitio y recito la siguiente parte.
En nombre del este responde a mi pregunta,
Aquel que lo sabe y ve todo…
El libro siguió su camino hacia Violeta, justo cuando termino Azucena el ambiente se volvió más oscuro, sentía que algo se acercaba, sentía un dolor en mi estómago de ansiedad.
En nombre del oeste responde mi pregunta,
Aquel que ve el pasado, el presente y el futuro…
Y justo cuando termino el libro se puso frente a mí y vi la línea que faltaba, mi línea, trague saliva asustada, el cuarto ahora estaba en completa oscuridad y se sentía un aura de miedo, como si algo estuviera preparado para salir en cualquier momento, aquello que estábamos llamando ahora estaba aquí y solo estaba esperando a que yo terminara para revelarse, aclare mi garganta y con más miedo del que eh tenido en toda mi vida hable lo más fuerte y claro que pude.
En nombre del Norte responde a mi pregunta,
Señor de las espinas del conocimiento,
Thorn
Yo te llamo ante mí.
Justo cuando termine las velas se apagaron y no pude evitar soltar un grito, escuche que otros gritos acompañando el mío, todas estábamos asustadas y justo cuando estuve a punto de soltar la vela recordé que no podía era de vital importancia que no lo hiciera y quise volver a gritar cuando las velas se prendieron pero esta vez tenían un fuego verde, era un fuego mágico.
Y justo cuando alce la vela esta alumbro algo que estaba frente a mí, era tan alto que casi tocaba el techo y oscuro como la noche…
La noche misma esta parada frente a mi…
Me quede sin habla congelada por el miedo, este ser, esta criatura no tenía si quiera un rastro de algo semejante a un humano era algo que verías en tus más oscuras pesadillas y aun así tenía un aura parecida al de Mal, un aura de oscuridad que infundía respeto y temor pero este ser también trasmitía antigüedad y sabiduría, poseía como cabeza el cráneo de un ciervo blanco y pulcro como la leche con largas astas negras que se retorcían como ramas de un árbol de las cuales colgaba algunos objetos como cristales entre otras cosas que no pude identificar, sus ojos eran dos llamas verdes que iluminaban sus cuencas negras, de su cuello o donde se supone debía de estarlo en su lugar como si fuera una melena lo cubrían plumas negras y largas, su vestimenta, una larga capa negra que cubría su cuerpo (si es que tenía uno) y se fundía con la oscuridad, porque él estaba vistiendo la oscuridad, porque él era oscuridad.
Y ese ser hizo algo que no esperaba, abrió su hocico o boca, no sabía que era pero me horroricé al ver que dentro de esa boca con afilados dientes blancos había una lengua roja como la sangre algo vivo dentro de algo muerto me provoco nauseas aun así este ser no se percató o si lo hizo no le importo y hablo.
-Vaya, pero que tenemos aquí, hace años que nadie me llama y cuando lo hacen, miren lo que me encuentro un trio de hadas jóvenes y una humana aún más joven, pero que curiosa situación-dijo tranquilamente con una voz sorpresivamente humana grave y profunda de un hombre, eso me dio un poco de alivio por lo menos tenía una voz decente a comparación de su apariencia.
-¿U-usted e-es Thorn?-pregunto Azucena temblando y el ser lentamente volteo su cabeza hacia ella y asintió, sus movimientos fueran tan suaves y sutiles que si no lo hubiera tenido frente a mí ni siquiera hubiera notado que se movió.
-Sí, ese es uno de los muchos nombres con lo que me conocen, pero mi verdadero nombre es otro que solo los míos conocen y antes de que esto continúe deben saber que solo pueden hacerme cuatro preguntas, no más, no menos y acaban de hacer una así que solo les quedan tres- respondió con el mismo tono tranquilo.
-¡Azucena!-grito Amarilis y ella se encogió haciendo una mueca de dolor.
-Yo, yo… perdón-respondió con un susurro, ese leve momento rompió mi miedo y tención, solo quedaban tres preguntas teníamos que aprovecharlas al máximo.
-Y-yo tengo una pregunta -dije y el volvió su atención a mi aunque prefería mil veces que él ni siquiera supiera que existía era necesario hacerlo, trague saliva nerviosa.
-Adelante haz tu pregunta hija de la tierra-dijo dándome la palabra, suspire hondo armándome de valor.
-¿Qué sabes sobre las hadas oscuras?-hice mi pregunta y las llamas que servían como sus ojos se encendieron.
-Hadas oscuras ¿eh? Son hadas que usan magia negra a comparación de otras hadas estas poseen muchas más habilidades y poder a su alcance-dijo y me quede muda, pero si eso ya lo sabía… ¡no! ¡Eso no era lo que quería saber!
-No eso no, eso no es lo que quiero saber- dije levemente enojada, él se inclinó y sus llamas miraron directamente a mi ojos.
-Entonces formula mejor tu pregunta, hija del sueño- respondió, en ese momento lo mire sorprendida, ¿hija del sueño? Él sabía quién era.
-Tu sabes quién soy…-respondí y no era una pregunta, él se levantó.
-Se quién eres, puedo oler la magia del maleficio que heredaste y que corre por tus venas, esa magia solo le pertenece a alguien que maldijo a tu madre y que tu padre dio muerte-respondió, no necesite saber más y me erguí tanto como pude y alza mi cabeza, entonces me presentaría como la princesa que era.
-Soy Audrey, princesa Audrey, primogénita del rey Felipe y la reina Aurora heredera a la corona y las tierras que ellos gobiernan, hija de la que llaman la bella durmiente-dije con una voz firme que solo usaría alguien de la realeza, vi como Amarilis, Violeta y Azucena me miraron sorprendidas en su mirada había orgullo y respeto.
Pero él no se inmuto, ni siquiera me dio una muestra de sorpresa o se inclinó como lo hubieran hecho cualquier persona, una inclinación como muestra de respeto, nada.
-Lose, pero tus títulos no son nada para mí, solo son títulos humanos, yo quien no lo soy, no tengo porque obedecer o inclinarme, así que haz tus preguntas solo te quedan dos- respondió con esa misma voz tranquila, sentí el enojo crecer en mi pecho solo alguien aparte de él no se había inclinado y había sido ella…
-¡Pero qué falta de respeto, ella es…!-el inesperado grito de la pequeña Violeta nos sorprendió a todos, al verla vi su enfado e indignación pero su ira como una vela fue apagada por una voz aún más potente y estaba claramente disgustada.
-¡Silencio! No provoques mi ira, alguien antes lo hizo y como castigo arranque el alma de su cuerpo y la encerré en un espejo sentenciándolo a compartir el mismo conocimiento que con tanto recelo guardaba, sin importar a quien fuera y ese será siempre su destino, siempre lleno de conocimiento pero incapaz de usarlo a su beneficio- dijo con un tono un poco más alto pero que se sintió como un grito potente, Violeta se quedó muda del miedo y todas comenzamos a tenerlo y las piezas cayeron en mi cabeza, ¿un espejo mágico que contestaba todas las preguntas? ¿Acaso no era ese el mismo espejo que le perteneció a la madre de Evie la reina malvada? Entonces… así que él había sido el creador del famoso espejo de la reina malvada.
¿Cómo fue que ella logro tenerlo?
¿Acaso él se lo había dado?
¿Y dónde estaría ese espejo ahora?
Agite mi cabeza alejando preguntas innecesarias, necesitaba concentrarme y acabar con esto.
-¿Cuáles son las debilidades de un hada oscura?- pregunte su atención volvió a mí pero esta vez parecía sorprendido, aunque era difícil saberlo su cara no mostraba cambio alguno.
-Mmmm…vaya no son muchas, son susceptibles al frio, del mismo modo que los humanos, pero sobre todo del mismo modo que las hadas blancas son a la oscuridad, las hadas oscuras son débiles antes la magia blanca, pero no como la que ahora se usa si no magia blanca antigua poderosa pero caótica, impredecible, salvaje, difícil de usar, ahora hay poco usuarios que puedan usarla, dos hadas y una hechicera si no recuerdo mal ellas serían las únicas que podrían estar al nivel- respondió y me alegre aunque fuera un poco, ella era débil ante el frio y había algunos que podrían hacerle frente, por lo menos era algo que podía tener a mi favor aunque fuera pequeño.
-¿Y cómo puedo vencer a un hada oscura?-hice mi última pregunta aquella en donde apostaría todo, el callo durante un momento.
-En tu caso será fácil solo toma a un humano y que pele por ti, apuñálala con una espada encantada su corazón ¿acaso eso no funciono la última vez?- respondió con un tono de voz sarcástico, eso me sorprendió pero antes de poder hablar sentí que algo me paralizaba el cuerpo como si fuera miles a agujas clavándose en mi piel, no era doloroso pero me impedía moverme.
Vi como las demás también parecían estar paralizadas sus muecas de miedo lo decían todo.
-Muy bien es suficiente has hecho tus preguntas y es hora de pagar por ello-respondió y vi como su capa se abría dejando ver un largo cuerpo oscuro y pude ver una serie de costillas afiladas que cubrían su pecho donde en su parte izquierda estaba una bola de cristal que brillaba con un tono purpura, parecía ser algo parecido a un corazón, vi que su capa no estaba hecha de tela si no espinas miles de ramas llenas de espinas juntas que se movían a su voluntad.
Es verdad… su título es señor de las espinas, él está vestido de espinas.
Levanto sus largos brazos delgados pero con dedos afilados como cuchillas negras, se veían bastantes capaces de cortar carne y hueso si era necesario, vi que algo floto hasta su mano, era el libro que había traído Amarilis.
¿Acaso él nos…?
-Tranquilas casi las puedo escuchar pensar, no voy a matarlas este ritual tiene unas reglas que deben cumplirse, el conocimiento debe pagarse con conocimiento, nada es gratis en este mundo, das y tiene que recibir algo a cambio, es lo natural y justo-
Vi como hojeo el libro y al final con un golpe seco lo cerró, nos miró con suma atención hasta que su vista cayó en mí.
-Vaya, que decepción hija del sueño tu pregunta real no era para vencerla… ¿acaso no quisiste decir para matarla? Tantos siglos y sigo sin comprender a los humanos quieren paz, pero buscan la guerra, buscan conocimiento y lo obtienen solo para esconderlo….pero en tu caso es aún más curioso tú quieres continuar esta historia de venganza que ya fue pagada con sangre de alguien, así que esta es mi primera pregunta… ¿Por qué quieres matarla?-
Mi boca se abrió sin que yo pudiera impedirlo.
-Ella es un peligro, no solo para mí sino para todos nosotros, la hija de esa mujer, de esa hada oscura, de Maléfica, ya nos hubiera destruido si no fuera porque sellaron su magia, ella ahora no es más que una simple hada sin magia pero aun así ella… le di la oportunidad de redimirse de cambiar pero ella no quiso arrodillarse y rechazar su legado por eso quiero una forma de acabarla si fuera necesario- respondí y cuando termine cerré mi boca aterrorizada, había dicho todo lo que sentía… toda la verdad.
-¡¿Sellar su magia?! ¿Quién sello su magia?- pregunto con un tono oscuro y esta vez fue Amarilis quien contesto.
-Fue el consejo mágico gracias a un collar que lleva y que es incapaz de quitarse a menos que sea alguien del consejo mismo, gracias a eso puede estar aquí en Auradon porque no pude dañar a alguien-
-Ya veo, ahora lo comprendo- susurro para sí mismo.
Soltó una pequeña risa que me helo los huesos, suspiro y me miro.
-Dime si sellaron su… ¿poder porque habrías que tener que matarla?, ¿acaso ahora mismo no es muy diferente a un humano?-pregunto y mi boca se volvió a abrir sin que pudiera evitarlo.
-No ahora ella es inferior a nosotros, es un hada oscura sin magia, pero aun así ella me ataco con sus ojos de dragón ella debe pagar por eso-respondí casi al borde del llanto, había hecho ya tres preguntas una más y seriamos libres, el precio sería pagado.
-Pero que interesante, ojos de dragón un arma de defensa inusual pero poderosa, un hada solo la usa para defenderse cuando está asustada o enojada, viendo esta situación no me sorprende que ella lo usara, pero lo que más me sorprende eres tu hija del sueño, si sigues por ese camino puedo ver que será tu ruina, pero… esta es mi última pregunta y serán libres para nunca más volver a verme y nunca más volver a verlas después de todo este ritual solo pude ser usado una vez por humanos y hadas por igual así que dime… ¿ella ataco primero?, un simple sí o no bastara no necesito saber más-
Sentía como lagrimas frías corrían por mis mejillas y mi boca se abrió por última vez contra su voluntad una última vez.
-No-respondí pero la sensación de parálisis no se fue, el aún estaba aquí viéndome en silencio.
En ese momento las espinas lo rodearon como un torbellino furioso y los ultimo que vi fueron las luces de sus ojos antes de que las velas se apagaran y todo quedara en silencio en la oscuridad de la noche cuando pude volver a moverme mis piernas ya no me respondieron y caí al suelo justo antes de cerrar los ojos.
¿Acaso hice lo correcto?
Nadie respondió a mi pregunta y el único ser que podría ya se había ido para no verlo nunca más.
Mal:
-¿Mal podrías hacerme un favor?-pregunto Evie mientras cepillaba su cabello antes de dormir, levante mi vista del libro de historia que Ben me había prestado estaba justo en la parte en la que Cenicienta conocía al Hada madrina.
-Mmmm…si claro Evie ¿de qué se trata?- pregunte y vi como ella se sonrojo y mostro una pequeña sonrisa, giro delicadamente y se dejó caer en su cama, levante mi ceja sorprendida y consternada por el comportamiento de Evie.
-Yo… me gustaría saber si podríamos hornear un pay de manzana- pregunto y la mire sorprendida.
-Claro, pero… ¿puedo preguntar, porque?-ella me miro sorprendida y se sentó en su cama.
-Yo…y-yo ¡T-te lo diré mañana!-respondió torpemente, mientras sus sonrojo aumentaba.
-¿Esta bien?... Entonces mañana hornearemos un pay de manzana- respondí y ella dio un pequeño grito de alegría.
-Gracias Mal y bueno ya es tarde y mañana aunque no tengamos clases tenemos cosas por hacer así que… buenas noches Mal-
-Por nada y buenas noches Evie-respondí y Evie apago la vela que compartíamos y ambas nos acomodamos para dormir deje el libro de Ben a lado del collar y aunque la idea de dormir no me emocionaba, en especial por las pesadillas que últimamente tenía, no me acobarde.
Solo son sueños y nada más.
Con esa idea en mente me dispuse a dormir, cerré mis ojos y lo último que vi fue la luna que parecía ahora más una sonrisa blanca y tranquilizadora.
Querida hija de la noche, vengo a visitarte.
Conozco esa voz, de inmediato abrí mis ojos y me levante, mire el cuanto, solo estábamos Evie y yo pero sentí una presencia, mire a la ventana, me levante con cuidado de no despertar a Evie por la posición de la luna debía de ser media noche, con cuidado mire por la ventana donde un bosque oscuro me saludo pero también algo mas o era mejor decir alguien más…
Una silueta oscura y alta con un cráneo de venado me miraba desde el bosque me dio una seña para que viniera, asentí algo preocupada, esto no era normal, el no vendría si no sucedía algo.
De inmediato, me puse la bata verde con flores bordadas de diferentes tonalidades de amarillo que Evie me había hecho sobre el camisón blanco que ella también me había confeccionado, tome el collar y me lo puse, al igual que mis zapatos, solo por precaución, incluso si alguien me viera afuera serian con el dichoso collar, no me arriesgaría.
Una vez lista invoque mi magia y el fuego verde lleno mi mano, le di la ordenen de llevarme al bosque, el fuego verde me cubrió y al abrir mis ojos ya estaba del otro lado de la gran muralla, afuera de Auradon.
Me sentí algo cansada, pero al ver donde me encontraba después de tanto tiempo, me alegre, estaba en el bosque, puse saborear el olor a vida en el aire frio residuos del invierno incluso en primavera, me hubiera quedado ahí parada volviendo asentirme parte de todo si no fuera porque en un pequeño claro apenas iluminado por la luna estaba el esperándome, de mala gana me obligue a avanzar, pasando entre los árboles, hasta entrar al claro el me daba la espalda observando las estrellas.
-Que la luna bendiga tu camino-dije con una sonrisa, era un saludo antiguo de paz que se daban las criaturas que vivían en la oscuridad o que usaban magia oscura en mi caso era ambas, era algo extraño usarlo ya que no veía a muchos como yo últimamente.
-Y la oscuridad te guie hasta tu destino- respondió el dándose media vuelta, justo frente a mi estaba el ser más sabio que existía, un ser que podía visitar tanto el mundo de los vivos como el de los muertos, Posthumus el señor de las espinas y el conocimiento, alto y largo como la noche pero él prefirió cambiar a un tamaño igual al mío para poder conversar, su larga capa de espinas se fundía con las sombras de los arboles pareciera que esta no tenía fin y en cierto modo era verdad.
-Llevas colgando de tu cuello una mentira Mal-dijo él y aunque no tuviera rostro, sus llamas que servían como ojos tintinearon lo que significaba una sonrisa, era alguien que decía lo que sentía con la mirada, de inmediato lleve mi mano al collar, no me moleste en preguntarle cómo lo sabía, así que solo sonreí negando, siendo el quien era no me sorprendía.
Suspire derrotada, había conocido a Posthumus hace mucho tiempo justo cuando Evie y yo llevábamos viviendo en la cabaña por un tiempo, el vino a presentarse y darnos la bienvenida, cosa rara pero que Evie y yo agradecimos, después de algún tiempo se volvió un gran amigo que nos daba consejos y nos presentó a muchos más como nosotros criaturas de la noche, brujas entre muchos otros, incluso cuando descubrimos que era de él, el espejo de Evie ella quiso regresárselo pero él se negó dándoselo a Evie porque él sabía que ella no le daría mal uso y además estaría bien protegido.
Era raro no lo habíamos visto desde el solsticio de otoño el año pasado en la noche de samhain y verlo ahora mucho antes de la noche de hexennacht era cosa rara, si era verdad que nos visitaba algunas veces pero eran contadas, debía de ser algo serio si el venia aquí.
-Es una mentira necesaria-respondí algo cansada y aliviada de poder hablar de esto con alguien.
-¿Por qué habría de serlo?-pregunto y suspire.
-Para que Evie y yo tuviéramos un futuro, sabes aunque me gusta la vida que llevaba sé que no hubiera podido seguir así a largo plazo y no hubiera sido justo para Evie obligarla a estar conmigo así… alejadas y escondidas del mundo, así que para poder comenzar a ser parte del mismo había que pagar un precio, una mentira por libertad- respondí y el asintió.
-¿Vale la pena el precio Mal? ¿Vale la pena dejar una parte de ti escondida, solo para que otras criaturas pudiera estar tranquilas?-
¿Lo era? Era pregunta siempre estaba escondida en lo más profundo de mi mente pero al recordar la cara sonriente de Evie por poder estar en este lugar, pero sobre todo esto no era en vano había conocido a alguien que me había aceptado y eso aunque fuera un poco me hacía sentir que valía la pena, que estaba en el lugar correcto, haciendo lo correcto.
Llevaría tiempo para que todos comenzaran aceptarme pero estaba dispuesta a esperar, estaba dispuesta a intentar no solo por Evie sino también por mí.
-Sí, si lo vale-respondí sonriendo, el me miro y asintió.
-Si es así, no tengo nada más que preguntar, si es por tu voluntad y deseo te doy mi bendición, pero…debo advertirte Mal hay alguien quien no te desea ningún bien de echo está dispuesta a matarte si es necesario-respondió y aunque estaba aliviada por su aprobación lo último me dejo perpleja.
-¿Matarme? ¿Quién quiere matarme?-pregunte no porque estuviera asustada por la idea de que alguien quisiera matarme, es decir mi madre me quito el miedo a la muerte hace tiempo y a remplazarlo con ira y fría indiferencia, pero aun así que alguien quisiera matarme sin que yo hubiera hecho algo tan catastrófico como mi madre despertó un gran interés.
-Es la hija de quien maldijo tu madre-respondió con algo de enojo o fastidio en su voz, él no estaba contento con ello, pero supe quién era sin decirme más y sonreí negando.
-Oh Audrey, ¿te refieres a ella? Vaya sabía que me odiaba por no inclinarme ante ella pero no sabía que su odio llegaba al punto de querer matarme, que interesante descubrimiento- respondí de la forma más fría que pude con un toque de maldad impregnada en mi voz, en verdad un descubrimiento interesante.
Escuche un gruñido parecido al de un animal listo para atacar pero más profundo y suave.
-Es increíble que todo esto vuelva a pasar solo porque tú no te inclinaste ante ella-el bufo sonando más como un gato rabioso- los humanos creen que porque otros de su especie lo hacen tiene que hacerlos todos, tú no eres humana, nunca lo serás, no le debes respeto ni ella ni a su legado, para los nuestros una simple inclinación de cabeza es la muestra máxima de respeto no por jerarquía o poder si no por simple respeto a otra vida, es increíble que esa niña quiera volver a comenzar esta historia que tu madre y la suya empezaron y terminaron, es ridículo…-
Despotrico durante un rato y vi que se volvió más alto y las espinas que formaban su capa se agitaba listas para atacar, mientras que las llamas de sus ojos parecían más un incendio abrazador de ira, solo asentí esperando a que él se tranquilizara, era sorprendente que podría mostrase sereno y serio como un erudito de cientos de años pero al mismo tiempo cuando sus emociones salían a flote parecía más un niño pequeño haciendo un berrinche, tan contraste me hacía reír.
-Lose, pero no hay nada que podamos hacer para remediar eso, ella eligió seguir ese camino-respondí y el suspiro serenándose y volviendo a encogerse, sus ojos volvieron a ser pequeñas llamas, sus espinas se juntaron volviendo a ser una capa y los cristales, talismanes y regalos que colgaban de su ornamenta se agitaron y tintinearon.
-Es verdad pero… ¿Evie lo sabe?-pregunto y negué rápidamente.
-No, no quiero meterla en este problema, esta es mi guerra no la de ella- respondí y el asintió, tal vez Evie normalmente era dulce y amable pero creo ser la única que ha visto cuando su enojo tomaba el control y se podía ver claramente que si Evie hubiera seguido el camino de su madre seguramente ya hubiera conquistado un reino, su inteligencia era su más letal y mortífera arma y era un arma que ella sabía usar muy bien.
-Es comprensible, solo ten cuidado Mal los humanos a pesar de verse inofensivos son de los seres más malvados que existen excluyendo a tu madre por supuesto, aun así, si necesitas ayuda no dudes en llamarme-
-Aprecio tu ayuda y si llego a necesitarla la pediré, aunque espero que ese día no llegue-respondí.
-Entiendo si ese día llegara no diría que lo lamento por esa niña, pero sería interesante ver como ella se daría cuanta de su error tarde, después de todo ella cree que eres como tu madre pero en realidad eres por así decirlo en términos humanos eres peor que ella…después de todo no miento si pregunto que no cometerías los mismos errores que tu madre, ¿verdad?- dijo con un tono de voz oscuro, sonreí casi soltando una risa malvada.
-Claro que no, después de todo sería muy aburrido ¿no te parece?-respondí mostrándole mis ojos de dragón.
-¿Por supuesto, pero claro solo los tontos molestarían a un dragón dormido, sin esperar que este despierte y los calcine vivos? ¿No?-dijo mientras sus llamas cobraban vida.
Ambos suspiramos, volviendo a calmarnos era fácil dejarse llevar en su presencia dejar que mi lado más peligroso saliera a flote sin que tuviera miedo, después de todo ambos en cierto modo éramos iguales.
-En fin, me alegra saber que ambas están bien, querida hija de la noche espero volver a verte a ti y a Evie en la celebración de hexennacht siempre es un gusto de recibirlas-
Sus ojos mostraron un brillo alegre y sonreí asintiendo a mi mente llegaron las imágenes del anterior hexennacht, una noche llena de baile, risas y música a la luz de la luna.
-Por supuesto sé que a Evie tanto como a mí nos encantara ir y…-en ese momento a mi mente llego las imágenes de mis sueños o era mejor decir pesadillas- yo quería saber si podrías contestarme una pregunta-
-¿Mmmm… de que se trata?-pregunto y me arme de valor tal vez él era el único que podría darme una explicación a mis sueños.
-Yo…eh tenido un sueño recurrente últimamente, siempre es igual pero solo con algunos cambios siempre es invierno, en un bosque, mi madre, una espada negra y siempre el mismo mensaje: sangre y magia- dije sintiendo un escalofrió corriendo por mi espalda.
-Vaya interesante sueño, mmm…bien investigare al respecto, la próxima vez que nos veamos tendré una respuesta-
Asentí aliviada, si era el seguro que tendría una respuesta.
-Gracias Posthumus, agradezco tu ayuda y advertencia-respondí dándole una sonrisa aliviada.
-No me agradezcas solo pasaba por aquí, descubrí algo interesante y decidí compartirlo, después de todo es más divertido compartir conocimiento que guardarlo, un sabia consejo de mi hermana que aun llevo conmigo- dijo con cierto toque de tristeza y nostalgia, asentí.
-Un buen consejo que estoy segura ella estaría feliz que siguieras-respondí compartiendo su pena.
-Sabes, me recuerdas a ella, creo que le hubiera gustado conocerte, ella quien tenía el título de reina de la oscuridad, es gracioso incluso aunque ella ya no esté aquí aun siento que está aquí conmigo-dijo mientras su largo brazo salió de su capa y toco su pecho donde estaba su corazón, miro la luna suspirando con tristeza.
-Me hubiera gustado conocerla también-respondí, el dejo de mirar la luna y me miro sentí que sus ojos tintinearon de alegría, asintió.
-Gracias, ahora es necesario que nuestros caminos se separen querida hija de la noche, dale mis bendiciones a Evie y que la luna bendiga tus sueños-
-Y hasta que nuestros caminos se encuentren de nuevo, que la noche te proteja en tu camino Posthumus-me despedí inclinando mi cabeza en una despedida, el me imito y los colgantes brillaron bajo los rayos de la luna, se dio media vuelta y desapareció entre las sombras de los arboles quedándome sola en el bosque.
Suspire hondamente llenándome con el aroma del bosque me di media vuelta para volver a mi habitación, donde una Evie dormida me esperaba, pensé en todo lo que había descubierto y aunque algunas cosas me sorprendieron fueron otras la que me calmaron y me pregunte con cierto temor ¿Cómo acabaría la confrontación entre Audrey y yo? ¿Acaso acabaría como mi madre con una muerte violenta? ¿O por el contrario sería yo la que acabaría con ella cumpliendo la venganza de mi madre?
¿Alguna vez nuestras historias tendrían un final feliz para ambas?
¿O por el contrario terminaríamos ambas destruidas por el odio que heredamos de nuestros antepasados?
Y hasta aquí el Cap. Vaya lo sentí algo largo al escribirlo y no sé porque pero bueno, como verán este capítulo tuvo mucha información ya que planeo expandir la mitología que tanto las películas de Disney (no solo de descendientes) como los libros han comenzado a explorar y que sinceramente también me gustaría subirme a ese barco ;) por lo tanto hay algunos términos que sé que para algunos serán desconocidos así que les explicare:
Samhain: Mejor conocido por todos como Halloween (¡This is Halloween! Perdón no lo pude evitar XD) época en la que se celebran las cosechas del otoño y se purifica la tierra de malos espíritus, un día donde la frontera entre este mundo y el otro mundo se debilita permitiendo que los espíritus entre otras criaturas visiten el mundo terrenal.
Hexennacht: También conocido como la noche de Walpurgis, se celebra la noche del 30 de abril era la noche de una reunión de brujas, en el pico más alto de las montañas Harz se decía que hay las brujas y demonios del inframundo bailaban y festejaban hasta el amaneces del 1 de Mayo. (Recuerden esos días porque serán importantes en la trama)
Aun si tiene preguntas no duden en dejarlas en los comentarios, continuando… ¿alguno, no se ha preguntado porque Melody siendo Cannon en las películas jamás ha aparecido en las pelis de Descendientes y mucho menos es mencionada en los libros? En lo personal a mí me gusta así que dije: ¿Por qué no?
Además de aquí un pequeña revelación tengo una amiga que sirve algo así como Beta (porque no tengo una TvT) tuvo una duda que no se si algunos captaron o simplemente pasaron por alto y es que la cabaña donde viven Mal y Evie es la misma donde vivió Aurora y las hadas durante 16 años escondida de Maléfica y es por eso que queda tan cerca del reino de Aurora sin que ellos lo supieran todo este tiempo, se podría decir que es la ironía que quise poner pero en fin, gracias por leer y tener la paciencia de esperar mis capítulos y sobre todo… ¡Feliz Navidad! ¡Y feliz año nuevo!
Hasta la próxima.
