Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, la historia es mía.
Capítulo 2: El Regreso.
Los años pasaron lentamente. Cinco años, para ser exactos. Yo recién había cumplido mis 34, y aunque me sentía un poco viejo, estaba más vivo que nunca. Sin duda mi fortuna había incremento considerablemente en los últimos años. Tenía tanto trabajo y mi vida era tan ocupada que Serena Tsukino se había esfumado de mi cabeza casi por completo hasta el día en que regresó.
Kenji y yo nos encontrábamos en su oficina discutiendo cosas muy importantes para la compañía cuando ella entró.
Serena lucía hermosa. Cuando creí que no podía ser más hermosa de lo que ya era a sus 18, entró por esa puerta y me dejó sin palabras. Llevaba un hermoso vestido grisáceo y su cabello brillaba como nunca. Lo traía suelto y estaba más largo de lo que recordaba. Su mirada me lanzaba destellos de odio y sorpresa. La miré sin inmutarme aunque por dentro me estaba muriendo por tocarla y al mismo tiempo por gritarle. En ese momento los recuerdos llegaron a mi cabeza y mi plan de venganza resurgió desde mis adentros. Ella había vuelto y era mi oportunidad de arruinarle la vida. A sus 25 años la iba a hacer sufrir como a nadie en esta vida.
-Hija mía.-dijo Kenji corriendo a abrazarla.-Has regresado.
-Así es padre.-sonrió-Regresé para quedarme.
-¿Darien?-habló Kenji.- ¿No saludas a mi hija?
Me acerqué lentamente y le di un beso en la mejilla.
-Señorita Tsukino.-dije con sequedad.-Bienvenida.
-Soy Serena.-respondió.
-Claro. Debo retirarme, Kenji, tengo mucho trabajo.
Salí de la oficina y sentí su mirada mientras me alejaba.
Me sentía sumamente enojado y lo único que quería era destruirla en ese mismo momento. Pero tenía que irme con calma, tenía que hacerlo lento y seguro. Si quería vengarme de ella necesitaba hacerlo con mucho cuidado, tenía que destruirla desde dentro.
Mi primera movida sería la indiferencia. Conociendo a Serena estaba seguro de que lo que más le dolía y le enfadaba era la indiferencia de las personas hacia ella. Amaba ser el centro de atención, pero conmigo sería de otra manera.
Por la noche tenía que ir a la mansión Tsukino ya que Kenji había insistido en hacerle una cena de bienvenida a su querida hija. Como era de esperarse no podía faltar. Antes de llegar a la fiesta tenía que pasar por Rei, no podía llegar a la fiesta sin ella.
Había conocido a Rei Hino unos años atrás, tiempo después de que Serena se había ido. Era una mujer hermosa de 28 años. Una abogada exitosa de larga cabellera negra y un cuerpo celestial. La había conocido en una fiesta de la compañía. Ella acababa de entrar a trabajar ahí y estaba ansiosa por hacer nuevos amigos. Yo tenía bastante tiempo metiendo a la cama de muchas mujeres, pero ninguna me había llamado tanto la atención como ella. Era seria, inteligente, sagaz, concentrada, simplemente era la mujer que todos los hombres desearían encontrar. La cortejé durante algunos meses. Salimos durante mucho tiempo y compartimos nuestros secretos, ella me había encantado. Fue la razón por la que casi olvido a Serena Tsukino. Como era de esperarse le pedí que fuera mi novia. Todos en la oficina estaban encantados con nuestra relación, decían que éramos la pareja perfecta. Llevábamos poco de cumplir 3 años de novios y yo no me arrepentía de ello.
Cuando salió del edifico donde vivía me quedé sin aliento. Llevaba un vestido rojo que se ceñía a su cuerpo y dejaba ver sus perfectas curvas. El rojo siempre había sido su color favorito y no la culpaba porque se le veía espectacular y hacía juego perfecto con su cabellera negra.
-Mi amor.-dijo al subirse al automóvil.-Qué guapo te ves.-sonrió después de darme un beso en la mejilla.
-Tú me dejaste sin palabras.-sonreí.-Sabes que me encanta ese vestido.
-Precisamente por eso me lo puse. Quiero que todos al verme digan: "Wow, la novia de Darien Chiba es hermosísima, qué suerte tiene ese tipo."
Me reí.
-Ten por seguro que así será.
Cuando entramos a la mansión Tsukino, Rei caminaba a mi lado sujetando mi brazo con fuerza. Todos nos miraban al pasar y cuando llegamos a donde se encontraba Kenji con su hija pude notar claramente cómo Serena estudiaba a Rei con escrutinio y su rostro se llenaba de preguntas.
-Darien, qué bueno que llegaste.-dijo.-¡Rei! Qué gusto que hayas venido. Bienvenida.
-Muchas gracias, señor Tsukino, es un placer para mí estar aquí.-respondió Rei.
-Hija.-Kenji tomó a Serena del brazo.-Ella es Rei Hino. Es la abogada de la compañía, es una excelente persona y muy exitosa. Estoy muy contento con ella. Ya tiene en la compañía alrededor de 4 años. También es la novia de mi querido Darien, y yo no podría estar más feliz por él de haberse consigo tremenda mujer.
Serena sonrió muy a la fuerza.
-Mucho gusto.-dijo.-Veo que no perdiste el tiempo al entrar a la compañía. Te has conseguido a la mano derecha de mi padre.
Rei se sorprendió un poco por su comentario pero no dejó que la afectara.
-Más bien yo diría que él fue el que no perdió el tiempo. Desde el primer día que llegué a la compañía me molestó y me molestó hasta que consiguió lo que quiso.-rió.
-No podía dejar pasar a una mujer como tú, mi amor, eres única.-la besé frente a todos.
-Si me disculpan.-dijo Serena.-Tengo que ir a saludar a unos amigos.
"Maldito Darien" pensé. Lo odiaba con toda mi alma y eso no había cambiado ni un poco desde la última vez. Cómo era posible que ahora tuviera una novia formal y que aparte estuviera tan enamorado de ella. Era evidente que mi "venganza" le había afectado nada de nada y que ahora su vida estaba en orden. Tomé una copa de vino y la bebí de un solo trago.
-Cuidado, el vino no se va a acabar.-escuché que alguien decía detrás de mí.
Cuando me giré para ver de quién se trataba sólo vi a un hombre alto y de cabello negro. Me miraba sonriendo sarcásticamente.
-¿Y tú quién eres y por qué te importa tanto cuánto alcohol bebo?-pregunté enojada.
-No, para nada. A mí no me importa cuántas botellas de vino te acabas, solamente digo que debes tener más calma.
-Eso no responde mi pregunta.
-Seiya Kou.-respondió.-Trabajo con tu padre.
-Ya veo. Por eso no tengo ni puta idea de quién eres. Sabes que las personas que trabajan con mi papá me dan mucha flojera.
-Qué lamentable. Algunos podemos ser muy amigables.-dijo mientras vertía más vino en mi copa.
-¿Estás intentando ponerme borracha?
-Para nada.-sonrió.-Solamente quiero compartir una copa contigo y saber más de ti.
-Lo único que tienes que saber de mí es que soy la hija de tu jefe. Tengo 25 años y no me importas.
-Vaya, vaya.-sonrió.-Así que eres tan grosera como dice la gente en las oficinas.
-¿Eso dicen de mí?
-Algunos. Pero yo no les creo. Eres demasiado hermosa para ser así.
-Te sorprendería.
-Tienes una hermosa cabeza con forma de bombón.
-¡Qué! Nunca vuelvas a decir eso, Seiya Kou.
-Oye, Tsukino, hablemos en serio.
-Bien. ¿Qué haces en la compañía Tsukino?
-Soy ingeniero en sistemas computacionales. Prácticamente me encargo de que todo esté en perfecto funcionamiento y me encargo de que toda la información que entra y sale se mantenga confidencial, entre otras cosas.
-Así que básicamente eres la persona que se encarga de que los datos de la compañía y todo lo que mi padre posee se mantenga cuidado.
-Así es.
-Es un trabajo importante y peligroso. ¿No te da miedo?
-No tiene por qué darme miedo si hago bien mi trabajo.
La novia de Darien iba pasando por donde yo me encontraba y noté que Seiya la saludaba. Ella se acercaba y se daban un abrazo.
-¿Ya conociste a la novia de Darien?-me preguntó Seiya.
-Ya tuve el placer de conocerla.-dije sarcásticamente.
-Señoritas, disculpen, debo ir al baño.
Seiya se alejó y me dejó a solas con la tal Rei. No podía soportarla. Pero ya que estaba a solas con ella podía intentar sacarle información.
-Y… ¿hace cuánto que eres novia de Darien?-dije antes de darle un trago a la copa.
-Hace unas semanas cumplimos 3 años.
-¿3 años? Es un montón de tiempo, ¿no te cansas?
-Para nada.-sonrió.-Darien es un hombre espectacular. Es atento, caballeroso, detallista, amoroso… en fin, y por si no fuera poco, hace el amor increíble. Es un experto en la cama.
De pronto sentí una punzada en el estómago y se me vinieron a la mente todos los recuerdos de cuando Darien me hacía suya.
-Vaya, suena como a un príncipe azul.
-¿Y tú? ¿No tienes novio?
-No. Tuve uno en la universidad pero la verdad es que no funcionó. Nuestros ideales eran muy diferentes y simplemente no encajábamos. Tal vez eso de las relaciones simplemente no es lo mío.
-¿Y por qué quisiste regresar? Inglaterra es muy bonito.
-Digamos que me aburrí. Tenía un buen trabajo y todo pero la verdad ya extrañaba a mi gente y quería cambiar de aires. Estuve mucho tiempo fuera.
-Debe ser difícil. Pero ya tienes una nueva oportunidad de comenzar de nuevo. Eres joven y hermosa.
-Gracias. Igual tú.
-Oye, será mejor que vaya con Darien, te veo luego.
Aunque me pesara, esa mujer era realmente encantadora. Seiya regresó cuando Rei ya se había ido.
-Hola, bombón.
-No me digas bombón.-dije molesta.-Si intentas ser mi amigo creo que de esa manera no te va a funcionar.
-¿Quién te dijo que intento ser tu amigo?
Rodé mis ojos y le di otro trago a mi bebida.
-¿Y tú no tienes novia o algo más importante que hacer?
-Para nada. No se me da eso de las novias. Son muy molestas y necesitan de ti todo el tiempo.
-Más bien yo creo que no hay mujer que te aguante y por eso no tienes novia.
-No lo creo, bombón. La verdad es que tengo muchas mujeres detrás de mí, simplemente que no le hago a cualquiera. Necesita ser especial.
-Estás buscando en el lugar equivocado.
-No estoy buscando nada, bombón. ¿Por qué no bailamos?
Seiya me tomó de la cintura sin preguntarme nada y en menos de lo que pensé ya estábamos en medio de todos bailando. Seiya se movía elegantemente al bailar y se notaba que sabía cómo movilizar a una mujer. Su rostro estaba muy cerca del mío y pude darme cuenta de que tenía unos ojos muy lindos para ser hombre. Me miraba directamente y sin parpadear, como si quisiera demostrarme algo. Su mano me agarraba fuertemente de la cadera y nuestros cuerpos estaban demasiado juntos. Pude sentir su aliento que olía un poco a vino golpearme el rostro y sonreí sin querer.
-¿De qué te ríes, Tsukino?
-Apestas a borracho, y sabes bailar muy bien.
-Tú también hueles un poco a vino. Se ve que esta fiesta no te agradó para nada.
-No puedo decirle que no a mi padre, ¿soy culpable?
-Ya tienes 25 años, bombón, puedes rebelarte.
-¡No me digas bombón!-dije enojada.
La canción ya había terminado así que me separé de él rápidamente.
-Mira, Kou, no te conozco y tu menos a mí, ¿entiendes?, así que no vuelvas a decirme así. ¡Gracias!
Lo dejé ahí en la pista y me fui rápidamente.
Después de ver a Kou bailando con Serena tuve que salirme a fumar. A Rei no le gustaba que fumara pero no podía evitarlo. Era mi adicción favorita. Tenía que despejarme un poco y el cigarro era la única manera de relajarme. No podía concebir la idea de imaginarme a Seiya con Serena. Y si eso sucedía yo tenía que estar ahí para poder evitarlo. Todo fuera para destruir a Serena y no permitirle ni un instante ser feliz.
-¿Ahora haces como que no existo?
Serena se encontraba detrás de mí cruzada de brazos.
-No sé de qué hablas.
-Cinco años sin verme y haces como que no existo. Creí que yo era lo que más querías.
-Se ve que sigues siendo una niña por dentro, Serena. Eso fue hace muchos años, cuando todavía creía que eras una persona de buen corazón y gentil, no una arpía mentirosa.
-No me hables así.
-¿Y cómo debo de hablarte?
-Sólo me tienes rencor por haberme ido.
-Te equivocas. Gracias a que te fuiste pude darme cuenta de lo que realmente vales y pude encontrar a una mujer perfecta para mí.
-¿Crees que voy a creerte el jueguito de que amas a Rei Hino?
-Puedes creer lo que quieras.
Intente irme de ahí pero cuando quise alejarme Serena se interpuso en mi camino.
-A mí no me puedes engañar, Darien, todavía te vuelves loco por mí.
Enredó sus brazos alrededor de mi cuello y comenzó a besarme el cuello. La tomé de la cintura con fuerza y también le besé el cuello con mucha más pasión de la que ella lo hacía.
-Te equivocas.-le susurré al oído.-Tú ya no me mueves ni un pelo.
Por último le di un ligero beso en los labios y la dejé ahí.
Iba a volver loca a Serena Tsukino hasta que ella misma me suplicara. La tendría en mis manos y en ese momento la destrozaría.
-Estúpido.-susurré cuando Darien se alejó.-Nadie se burla de mí. Mucho menos tú. Si una vez pude hacerte la vida de cuadritos, ahora también puedo. Ese papel de hombre fuerte no te queda, te conozco y sé que en realidad por dentro tienes un corazón de pollo. Sé que todavía estás loco por mí, y ya que no tengo nada bueno que hacer invertiré mi tiempo en ver cómo te destruyes a ti mismo.
Como ya estaba muy aburrida de la fiesta decidí irme sin que nadie se diera cuenta. Tomé el auto y llegué a un lugar al que hace años había querido entrar pero nunca lo había hecho. Era un bar llamado Harajuku y decidí entrar a tomar unos tragos.
Me senté en la barra y ordené una cerveza. Estuve un buen rato ahí sola sentada.
-Mira nada más.-esuché una voz.-No puedo creer que hace un rato estabas en tu casa y ahora estás aquí.
-¿Qué haces aquí?-pregunté molesta.
-Esa pregunta te la tengo que hacer yo a ti, bombón. Este es mi lugar.
-No sabía, ¿cuánto te costó?
-Sabes a lo que me refiero. Oye, bombón, hay una fiesta en tu casa, ¿por qué te fuiste?
-Me aburrió. Y ya te dije muchas veces que no me llames bombón, ¿Qué de verdad no entiendes?
-Ya estamos aquí, Tsukino, mejor hay que disfrutarlo.
-Está bien, sólo por esta noche te daré el beneficio de la duda, Kou. Cuéntame, ¿cuántos años tienes?
-29.-respondió.-Muy bien cumplidos.
-Ya estás viejo.
-¡Oye! Aún me queda un año para llegar a los 30. Y pienso aprovecharlo al máximo.
Seiya y yo estuvimos platicando durante un buen rato. Definitivamente no era mi tipo pero todo lo que decía me hacía reír. Después de varias horas nos salimos y comenzamos a caminar.
-Es mejor que ya me regrese a mi casa, Kou, ya estoy algo mareada y tú no eres una buena compañía.
-¿Me dices eso hasta ahora? Me hubieras avisado para no desperdiciar mi tiempo contigo, ¡tantas mujeres hermosas que había ahí dentro!
Me reí.
-¿Sí? Pues tal vez, pero no estaban tan hermosas como yo.
-Tienes el ego demasiado alto, bombón, deberías considerar rebajar un poco tus estándares.
-No tengo el ego demasiado alto, solamente digo la verdad.-guiñé el ojo.
-Tal vez tengas razón.-dijo Seiya acercándose un poco.
-¿En qué?
Seiya me tomó de la cintura y me atrajo hacia él.
-En que eras la más hermosa de todas ahí dentro.
Seiya me besó. Ni siquiera me dio tiempo de evitarlo o separarme de él cuando de pronto ya su boca tocaba la mía con pasión. Sus manos me sostenían fuertemente de la cintura y cuando menos pensé ya lo tenía amarrado del cuello. Estábamos en un callejón besándonos y podía sentir las caricias de Seiya. La verdad era que en ese momento me sentí muy excitada. Sus manos me acariciaban tiernamente pero a la vez con fortaleza. Nos detuvimos unos momentos sólo para meternos a su automóvil.
Estábamos en la parte trasera del auto besándonos y acariciándonos. Estábamos demasiado borrachos para pensar en lo que estábamos haciendo, pero yo tenía demasiadas cosas guardadas y Seiya era un hombre guapo que me atraía aunque quisiera negarlo. Cuando estuvimos a punto de llegar más lejos tomé las pocas fuerzas que me quedaban y lo detuve.
-Seiya Kou.-dije.-Creo que no estamos haciendo lo correcto. Ni siquiera te conozco. Así que por favor no vuelvas a buscarme.
-Pero, bombón…
Le di una cachetada.
-No vuelvas a llamarme así.
Salí de su auto y corrí a buscar el mío. Manejé con extrema cautela porque aún seguía bastante mareada por el alcohol.
Me detuve unos minutos porque no estaba viendo bien y me quedé dormida por unos instantes. Cuando abrí los ojos sólo pude ver a Darien que abría la puerta de mi auto y me sacaba de ahí.
-¿Estás tonta, Serena? Pudiste haberte matado, mira cómo estás.
Darien me tomó en brazos y me colocó en el asiento del copiloto.
-¿Qué haces aquí?
-Tu padre notó tu ausencia y me mandó a buscarte, así que me haces el favor de arreglarte un poco porque te ves fatal. Y todavía no me crees que aún eres una niña.
-Ya no lo soy.-dije mientras me peleaba con el cinturón de seguridad.-Soy una mujer.
-Una mujer de verdad no va por ahí a emborracharse sola.
-Tú no sabes nada de mí, no me conoces.
-Te conozco mejor de lo que crees.
-Mira, Dariencito, no conoces ni una cuarta parte de mí, aunque me conozcas desde hace años, no sabes nada de nada. El haber estado enamorado de mí no quiere decir que sepas todo de mí.
Noté que habíamos llegado a mi casa y Darien se bajó para abrir la puerta, pero yo me bajé antes.
-No necesito tu ayuda.-dije tratando de ponerme de pie.
-No seas tonta, Serena, ya debes entrar que tu padre debe estar preocupado.
Darien me tomó de la cintura y me ayudó a llegar hasta el jardín trasero, que era la puerta que se encontraba abierta. Me dejó en la entrada y abrió la puerta.
-Ya entra.
-Darien.-dije riendo. Me acerqué a él torpemente y le di un beso en la mejilla.-Desde que me fui de Tokyo nunca he tenido relaciones como las que tenía contigo.-le dije al oído.-Hazme el amor.
Darien me alejó y me miró a los ojos con intensidad.
-Por supuesto que nadie te ha hecho el amor como yo, Serena, y nadie lo hará. Ese será tu castigo.
-¿Castigo? No creo que esperes tanto tiempo para acercarte a mí. No creo que tu novia te guste tanto como yo.
-Estás ebria, y ella me gusta demasiado, no se compara. No voy a discutir eso contigo.
-Me tienes miedo.
Darien frunció el ceño y luego me tomó de los hombros sólo para acercarse a mí y besarme. Darien me tomó de la cintura y me besó tan intensamente que no pude resistirme. Sus labios eran suaves pero firmes. Mi cuerpo se adhirió al suyo y lo único que quería era llevarlo a mi cuarto. Sus manos recorrían mi espalda. Cuando estuve a punto de pedirle que entráramos, él me soltó.
-No te equivoques, querida Serena.-me dijo sonriendo.-Yo puedo tenerte cuando me dé la gana, pero tú a mí…. Eso ya cambió hace mucho.
Darien se dio la media vuelta y se fue. Me quedé ahí parada como idiota viendo cómo se iba y con unas ganas inmensas de hacer el amor. Entré a la casa y me bebí dos litros de agua para después irme a dormir.
