Personajes de Naoko Takeuchi. La historia es mía.

Capítulo 3: Complicaciones.

Tenía días aburrida encerrada en la casa. Sabía que pronto tenía que ponerme a hacer algo de mi vida, y muy probablemente mi padre querría que fuera en la empresa, pero yo no quería ser igual a Darien. Darien tenía que trabajar para mí y no al revés. A pesar de tener días en Tokio aún no había desempacado casi nada porque había otros planes en mi cabeza.

Después de desayunar me arreglé lo mejor que pude y salí hacia la empresa. Mi padre se encontraba con Darien cuando entré a la oficina y traté de ignorarlo todo lo que pude a pesar de sentir su mirada lacerándome.

-Necesito hablar contigo, padre, a solas.-dije por fin mirando a Darien quien sonreía sarcásticamente.

-Yo los dejo.

Darien salió de la oficina en silencio.

-¿Qué sucede, Serena? Te ves preocupada.

-No estoy preocupada, pa, es sólo que tengo que tratar ciertos asuntos contigo.

-Espero que tengan que ver con tu trabajo en esta empresa.

-En parte.-me senté.- Papá, ya tengo 25 años y he vivo fuera de Tokio durante mucho tiempo. Espero que entiendas que mi intención no es regresar todos los pasos que logré dar. Quiero buscar mi propio departamento y vivir sola.

-Pero, Serena, ¿estás segura?, en la casa no te hará falta nada y estás completamente cómoda.

-Lo sé, papá, y me siento agradecida, pero ya estoy bastante acostumbrada a vivir sola, y si quiero comenzar una nueva vida aquí voy a necesitar mi propio espacio.

-Ya veo. Creo que puedo entenderlo, y como sabrás yo nunca voy a estar en tu contra ni haré nada para llevarte la contraria, así que puedes empezar a verlo y te ayudaré en todo lo que necesites. Pero no todo es gratis en esta vida, hija.

-¿A qué te refieres?

-Simplemente a que todos tus estudios y todo el tiempo que has estado fuera no son en vano, ¿cierto? Tú sabes que si he invertido tanto en tu preparación es porque siempre he tenido en mente que trabajes aquí, conmigo, junto a tu padre. Siempre he deseado que te hagas cargo de tu futuro patrimonio porque sabes que yo no estaré aquí siempre y… alguien se tiene que quedar a cargo.

-Papá, no hables así.

-Es la verdad, hija. Uno no sabe las cosas que puedan pasar el día de mañana, y yo no me quiero ir y dejar aquí todo hecho un caos, sabes que no soy así. Quiero que vengas a trabajar aquí, que conozcas la empresa, que sepas cómo se maneja todo. Necesito que lo aprendas todo, Serena.

-Me asusta cómo hablas, papá.

Mi padre se puso de pie y me obligó a pararme también. Me dio un fuerte abrazo y luego me besó en la mejilla.

-Vas a hacer un gran trabajo.

-Papá…

-Y para eso, Serena, vas a tener que trabajar mano con mano de Darien.

-Pero…

-Nada de peros, Serena, tú mejor que nadie sabe que Darien Chiba ha estado a mi lado desde que era prácticamente un niño y él es la única persona aparte de mí que conoce absolutamente cada detalle de esta empresa. Y aunque no lo creas también te conoce a ti mejor que nadie, incluso que yo.

-¿A qué te refieres con eso?

Mi padre rió.

-Ay, hija, eres muy ciega.-regresó a su escritorio.-Serena, tengo una cita muy importante, ¿te parece si hablamos más tarde? Arregla lo que tengas que arreglar y si necesitas algo me avisas inmediatamente.

Salí de la oficina de mi padre y cuando iba pasando por fuera de la oficina de Darien noté que Rei Hino estaba ahí. Se encontraba sentada sobre el escritorio, justo donde yo solía sentarme cuando era tan sólo una adolescente. Darien me vio a través del vidrio y noté cómo se ponía tenso.

Tenía muchos asuntos que arreglar así que decidí apresurarme en salir. Mientras iba de camino a la salida noté que alguien me seguía de cerca. Cuando me dio por voltear vi a Seiya Kou mirándome detenidamente.

-Sabía que era cuestión de tiempo para volver a verte, bombón.

-Mira, Kou, que no se te olvide que mi padre es el dueño de este lugar, así que cuidado.

-¿Me amenazas?

-No, no te amenazo, sólo quiero que lo recuerdes. Un buen día puedo ser yo tu jefa y entonces sí debes temer.

Seiya caminaba a mi lado con las manos en los bolsillos.

-Ay, bombón, me alegra mucho el tenerte por aquí, y por supuesto que me da miedo que seas hija del dueño de este lugar, pero ahí sí eso que dijiste me hace reír un poco.

Me detuve para mirarlo directamente a los ojos.

-¿Te hace reír que pueda llegar a ser tu jefa?

-No, eso no.-cruzó los brazos.-Es que no creo que eso llegue a pasar.

-¿Qué dices? Soy Serena Tsukino. Tsu-ki-no.

-Eso me queda muy claro, bombón, pero yo más bien creo que el que será dueño de todo esto algún día va a ser Darien.

-¿Pero qué estás diciendo?-dije molesta.

-Todo mundo lo sabe, tranquila. Tú también debes saberlo. Todos sabemos que Darien ha sido la mano derecha de tu padre desde que era tan sólo un chaval, un don nadie. Conoce la empresa mejor que nadie, incluso mejor que tu padre. Es lógico que después de tantos años de trabajo y confianza tu padre le deje esa responsabilidad.

-A ver, Seiya, no te confundas. Aunque el idiota de Darien Chiba haya trabajado para él durante tanto tiempo no quiere decir que se quedara con lo que por derecho a mí me pertenece. Todo esto.-dije apuntando.-Es mi patrimonio, es mi futuro. Vete acostumbrando a verme por aquí, porque ese Darien no se va a quedar con lo que es mío, ¿entiendes?

Seiya se rió.

-Está bien, bombón, perdón. Sólo decía lo que todos piensan.

-Pues todos se equivocan.

Justo en ese momento Darien y Rei caminaban tomados de la mano. Darien se percató de mí y de Seiya y noté que eso no le agradaba demasiado.

-Dime cómo te puedo compensar.-me dijo Seiya.

Sin dejar de mirar a Darien le respondí.

-Invítame a salir esta noche.

-¿En serio?

-¿Te parece que estoy bromeando?-le dije mirándolo.-Invítame a salir y ahí decidiré si te perdono o no.-sonreí.

-Serena.-escuché que decía Rei una vez que ambos se habían acercado.-Qué sorpresa, ¿cómo estás?

-Excelente, ¿y tú?

-También.-sonrió.-Me alegra verte tan feliz, ¿qué te pone así?

-Sólo le contaba a Seiya.-dije enredando mi brazo con el suyo.-Que me alegra que ya estaré trabajando aquí con ustedes.

-¿De verdad? ¡Bienvenida!

Darien se había cruzado de brazos y me miraba como si quisiera burlarse.

-Por eso esta noche iré a celebrar con Seiya.

Seiya me abrazó por los hombros.

-Así es, llevaré a Serena a un lugar genial.

-La tratas muy bien.-dijo Rei.-Oye, Seiya, hablando de otros asuntos, ¿podrías acompañarme a mi oficina? Hay cosas que tenemos que revisar.

-Claro.-dijo Seiya separándose de mí.-Bombón, paso por ti a las 8, ¿sí?

-Perfecto.-sonreí.

Le di un beso a Seiya en la mejilla y ambos se alejaron.

Darien aplaudió.

-Eres muy buena actriz, Serena, ¿segura que no te equivocaste de profesión?

-No tengo tiempo para tus bromas, Darien.

-Ni tú misma te crees ese teatrito con Kou. Aunque me da más lástima por él que por ti, se nota que lo traes babeando.

-Mira, Darien, no tengo por qué discutir mis relaciones contigo.

-No es lo que me insinuaste ayer en la noche.-dijo acercándose más.

-Qué raro, no lo recuerdo.

-No voy a discutir tonterías contigo, Darien, pero sí hay algo que necesito hablar urgentemente.

-Vamos a mi oficina.

Caminé al lado de Darien hasta su oficina y se me hizo toda una eternidad. Estar en esa oficina m traía demasiados recuerdos y por un momento me sentí como de 18 años otra vez.

-Tú dirás, Serena, ¿qué necesitas?

-¿Qué le pasa a mi papá?

-No comprendo.

-Lo sabes bien. Cuando estuve hablando con él me hizo entender que algo le sucede, algo malo, necesito que me digas la verdad.

-Serena, creo que yo no soy la persona con la que tienes que hablar al respecto, habla con él.

-No estoy jugando, Darien. Estamos hablando de la vida de mi papá y creo que tengo derecho a saberlo, ¿no crees? Soy su hija y quiero saber si algo malo le está pasando.

Darien me sirvió un vaso de agua y luego se sirvió otro para él. Se lo bebió completo y me miró en silencio durante minutos interminables.

-Te lo voy a decir, Serena, solamente porque sé que te preocupas por él y porque es lo único que tienes.

Después de otros minutos en silencio decidió hablar.

-Tu padre está enfermo.

-¿Enfermo? ¿De qué? Pero si él se ve perfecto…

-Tu padre tiene lupus. Se lo diagnosticaron hacen años, incluso antes de que te marcharas de aquí.

-¿Por qué nunca me dijo nada?

-Él… él no quiere que tú te enteres porque cree que eso sólo te va a preocupar y desviar de las cosas realmente importantes. Muchas veces intenté convencerlo para que te dijera pero se negó.

-No lo entiendo… él se ve bien… yo…

-El lupus es una enfermedad muy extraña, Serena. La mayoría de los casos no son notorios, se tardan años en aparecer síntomas y cuando aparece puede ser o muy agresiva o puede atacar lentamente, pero en cualquiera de los dos casos termina igual. Hemos ido con muchos especialistas, hemos hechos miles de tratamientos pero eso sólo ha retrasado el incontrolable destino.

Me puse de pie y sentí cómo las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos.

-Yo… yo pasé demasiado tiempo fuera… ni siquiera logré estar con él… acompañarlo…

-No te culpes, Serena.-dijo Darien acercándose a mí.-Él fue el que decidió no decirte nada porque creyó que era mejor si no te enterabas.

-No me culpo.-logré decir mientras lo miraba a los ojos.-Te culpo a ti. Tú me has robado todos los años que pude haber disfrutado con mi padre. Me robaste su compañía, su cariño. Siempre estuviste primero que yo y ahora que está a punto de irse para siempre ya no tengo más tiempo junto a él. Mientras que tú… tú has estado con él desde siempre.

-No te equivoques, Serena, tu padre te ama más que a nada en este mundo.

-Eso díselo a él.-dije limpiándome las lágrimas.

Lo empujé para poder pasar y salí de su oficina inmediatamente.

No podía creer que a mi padre le quedara tan poco tiempo de vida. Él era todo lo que yo tenía y todos mis recuerdos desde que era una niña eran de él junto a Darien. La envidia y el coraje recorrían todo mi cuerpo, pero también el dolor que sentía de perder a mi padre. No estaba segura de cuánto tiempo le quedaba, pero tenía que aprovecharlo, no podía dejar que Darien me arrebatara también los últimos momentos a su lado, no podía dejar que se los llevara también. Darien me había quitado todo y yo tenía toda la razón en odiarlo. Pero no dejaría que me quitara mi patrimonio y mi futuro. Si el destino de mi padre era irse, el mío sería tomar las riendas de la compañía y deshacerme de Darien y de todo lo que él era.


No podía permitirme el lujo de sentirme mal por el estado de Serena. Sabía que debía ser doloroso para ella, pero no podía dejar que eso me afectara a mí. Yo respetaba a Kenji muchísimo, para mí era la única persona en toda mi vida que me había apoyado y que me había dado la oportunidad de ser alguien y de ser feliz. Me había dado todo lo que nunca pude tener, lo que ni en sueños me hubiera imaginado. Yo había sido un don nadie y Kenji había confiado en mí, había puesto sus esperanzas en mí y por eso le tenía un profundo cariño. Pero Serena era punto y aparte.

Salí de la oficina porque necesitaba ver a un buen amigo mío que era abogado. Al llegar a su oficina me dejaron entrar de inmediato.

-Darien, qué gusto verte. ¿Qué te trae por aquí?

-Necesito arreglar un asunto muy importante. Eres de los mejores abogados que existen en Tokio, y por eso sé que muchas personas llegan a ti.

-Así es, Darien.

-También estás al tanto del testamento de Kenji Tsukino.

-No entiendo a qué quieres llegar, amigo.

-Mira, Andrew, no puedo explicarte demasiado, pero necesito que confíes en mí. Pon atención. Kenji Tsukino va a morir muy pronto, es por eso que dejó listo su testamento. Tú sabes que el testamento indica claramente que Serena, su hija, y yo nos vamos a quedar como dueños de la compañía. También sabes que es muy fácil que yo renuncié a la compañía con una firma y un papel, ¿cierto?, lo que quiero es que Serena no se entere de eso.

-Serena Tsukino no puede saber que tú puedes renunciar fácilmente a la compañía.

-Exacto. Ella no debe saberlo. Quiero que crea que su destino es trabajar a mi lado para siempre.

-No entiendo tu propósito, Darien.

-No es nada malo, Andrew, pero si ella me hace renunciar a la compañía todo se irá al carajo. Serena no conoce la compañía, no sabe nada, yo he trabajado para Kenji toda la vida, conozco la empresa mejor de lo que me conozco a mí mismo. Si yo me voy todo se irá a la ruina. Serena me odia y por eso va a tratar de hacerme a un lado, pero por el respeto y el cariño que le tengo a Kenji y que Kenji me tiene a mí, no puedo permitir que eso pase. ¿Crees que es justo que por un capricho de Serena Tsukino el trabajo de toda la vida de un hombre se vaya a la mierda?

-Por supuesto que no. Creo que no es algo bueno, y no es justo para todo el trabajo del señor Tsukino. Cuenta conmigo.

-Muchas gracias, Andrew, sabía que podía confiar en ti.

El tiempo pasó lentamente. Kenji por fin le confesó a Serena lo que le sucedía y ambos se fueron de vacaciones. Estuvieron fuera un par de meses y al regresar Kenji se puso peor. Serena nunca se separó de su lado y muy pocas veces me dejaba verlo y estar con él. En todo ese tiempo tuve que hacerme cargo de todo en la compañía, aunque Serena también iba mucho. Me observaba con delicadeza, hacía muchas preguntas aquí y allá. Siempre quería estar al tanto de lo que yo hacía y me pedía que le enseñara diferentes cosas. También salía mucho con Seiya Kou, lo cual yo no le creía absolutamente nada. Los meses pasaron tan lentamente que por un momento creí que yo mismo iba a morir.

Me dolía ver a Kenji tan mal. Me dolía verlo hospitalizado y de haber podido hubiera dado mi vida por él. Serena cada vez estaba peor, pero nunca dejaba que nadie la viera así.

Kenji se fue un 12 de septiembre. Era de noche y estaba lloviendo. Serena estaba inconsolable y por unos momentos hice a un lado el rencor que sentía para poder estar a su lado. Cuando salió de la habitación de Kenji me miró con los ojos llenos de lágrimas y lo único que pude hacer fue abrazarla.

La acompañé durante todo el servicio fúnebre y todo lo que siguió.


La muerte de mi padre me destrozó por completo. Estaba sola. Estaba sola pero no iba a dejar que eso me tumbara. Iba a ser la mujer fuerte e independiente que mi padre siempre soñó. Pasaron varias semanas antes de que me atreviera a poner un pie en la compañía. Llegué justo el día en que se iba a hacer la lectura del testamento al que sólo pudimos entrar Darien y yo, nadie más.

Me sorprendió el escuchar cuando el abogado leía el testamento. Mi padre había dejado por escrito que Darien y yo seríamos los dueños de la compañía. ¿Darien? Mi padre había dejado Darien a cargo junto conmigo, ni siquiera se había atrevido a darme el poder por completo. Me había atado a ese hombre que no se cansaba de quitármelo todo.

-¿Cómo? Eso no es posible. Esta compañía era de mi padre y por lo tanto ahora debe ser mía solamente.-dije en voz alta.

-Lo siento, señorita Tsukino, así fue como lo estipuló su padre.

Nos hicieron firmar el testamento y otros tantos documentos donde todo quedaba bastante claro. Ni siquiera le di oportunidad a Darien de hablar cuando salí de la oficina.

No podía soportarlo. Darien no tenía ningún derecho de quedarse con lo que me pertenecía y con lo que mi padre había trabajado durante tanto tiempo. Yo no permitiría que eso sucediera.

Después de algunos días decidí visitar al abogado de mi padre, alguna alternativa debía existir para la decisión de mi padre y tenía que intentarlo.

-Señorita Tsukino, bienvenida.

-Gracias, Andrew. Sólo llámame Serena.

-¿En qué te puedo ayudar?

-Andrew… estoy consciente de que mi padre tomó una decisión y la dejó por escrito pero… yo no estoy de acuerdo. Y como la hija de Kenji tengo el derecho a estar en desacuerdo y en apelar el testamento. Quiero cambiarlo, ¿crees que se pueda? Estoy dispuesta a todo.

-Serena… me temo que eso no es posible. La apelación de un testamento tarda años y años, y quizá ni siquiera funcione.

Apreté los puños.

-¿Qué se puede hacer? Dimelo, por favor, no quiero que Darien tenga control sobre las cosas de mi padre.

-Me temo que no hay muchas opciones, Serena.

-¿Y si Darien decide voluntariamente darme su parte?

-No… no es tan sencillo…

-Explícate.

-Darien no puede darte su parte así como así… hay… procesos…

-¿Qué clase de procesos? Quiero saberlo todo.

-Tu padre dejó muy claramente que no se podía hacer eso. Pero hay una alternativa… si realmente quieres que Darien te dé su parte. No creo que te parezca, Serena, deberías dejar esto, no es bueno para ti.

-Andrew, te pido por favor que me lo digas porque si no iré con otro abogado y…

-Está bien… te lo diré.-dijo Andrew poniéndose de pie. Empezó a caminar por su oficina mientras pensaba.-La única manera de que Darien te dé su parte es casándote con él.

-¿Casándome? No es posible.

-Si Darien se casara contigo, sería mucho más fácil hacer que te diera su parte. Lo único que tendrías que hacer es, digamos, convencerlo. Él no tendría muchas opciones ya que siendo tu esposo la ley lo obliga a darte lo que tú pidas.

Estuve hablando un rato más con Andrew y regresé a la casa. No podía ser posible. Yo no me podía casar con Darien sólo para quitarle lo que me pertenecía. No podía siquiera concebir la idea, pero tenía que hacer algo para quitarle lo que era mío. ¿En realidad sería capaz de seguir las palabras de Andrew? ¿Sería capaz de casarme con él sólo para poder quitarle todo? Me repugnaba la idea de pensar que no había otra alternativa y de que la única opción me obligaba a unirme a una persona que odiaba tanto como Darien Chiba.