¡Hola a todas! He decidido retomar esta historia después de mucho tiempo. Tuve que alejarme de aquí por motivos muy fuertes personales pero creo que ya estoy lista para volver y esta historia realmente me gusta mucho, así que quiero continuar. Podrán notar que tanto la redacción y la personalidad de mi escritura evolucionó un poco con este nuevo capítulo, es porque tengo más experiencia y más madurez para escribir. Ojalá quieran continuar con la historia y yo con gusto la seguiré escribiendo por ustedes. Muchas gracias por sus comentarios buenos y malos, me ayudan mucho...
Personajes de Naoko Takeuchi/em/p
*Contenido explícito*/em/p
DarienxSerena
¿Cómo le haría para que Darien se casara conmigo? A estas alturas ya no estaba segura de que siguiera sintiendo lo mismo por mí, y además de tdo existía un grande problema: Rei Hino. Tenía que hacer que Darien volviera a sentirse loco por mí y que dejara a esa mujer, tenía que seducirlo.
Pero lo conocía y sabía que no iba a caer en mi juego tan fácilmente… Ya lo había herido una vez y no era tonto, sabía protegerse muy bien. Algo que no podía negar era que me volvía loca. ¿Realmente deseaba esta venganza? La muerte de mi padre me había dejado devastada, me sentía más sola que nunca y de cierta forma la única persona que era lo más cercano a una familia era él… pero yo era demasiado orgullosa para aceptarlo.
Ese rencor seguía muy vivo dentro de mí, me seguía comiendo el alma el hecho de que me hubiera robado el amor y la atención de mi padre por tantos y tantos años. Mi madre se había ido desde que yo era apenas una bebé, no tenía hermanos, no tenía nada. Mi vida siempre había sido un extraño vacío sin amor y sin compañía. Mi padre siempre había trabajado para sacar adelante la compañía, me había dado todo, sí, pero yo siempre lo necesité a él más que a todo eso que me dio.
Y aunque me doliera aceptarlo, Darien había sido la única persona que había mostrado interés por mí en el pasado. Interés genuino, me amaba, yo lo había visto en sus ojos… pero lo alejé. Decidí vengarme de él y terminar con el único amor real que había conocido y ahora estaba atrapada entre la espada y la pared. ¿Quería a Darien para poder quitarle lo que me pertenecía o lo quería para tenerlo a mi lado? Era un simple capricho del que no podía desprenderme…
De cualquier forma este juego ya había llegado demasiado lejos y no podía echarme para atrás ahora. Darien Chiba sería mío.
Serena me preocupaba mucho. Me preocupaba todo lo que estuviera sintiendo, y más aún lo que estuviera planeando. Sabía que no sería nada bueno, pero la tenía entre la espada y la pared, de eso estaba seguro. Fuera lo que fuera no podría hacer nada, no tenía opciones más que el único camino que yo había trazado. Todo estaba en mis manos.
Lo que me desesperaba de sobremanera era no saber de ella ni de lo que estaba pensando. Muchas veces tuve el impulso de consolarla, de dejar todo de lado y decirle que todo estaría bien. Para ambos había sido un dolor muy fuerte la muerte de su padre, pero sabía que ella no lo tomaría bien. Y a decir verdad tampoco estaba seguro de cómo lo tomaría yo.
Me sentía extraño desde la muerte de Kenji. Me sentía como si ahora estuviera solo con una enorme carga en mis hombros. Rei estaba ahí, pero yo la evadía lo más posible, no me sentía a gusto con ella, no la sentía parte de este dolor. Rei sin duda era una extraordinaria mujer, pero jamás podría amarla de la manera que ella se merecía. Qué difícil es dejar todo lo malo de lado y dejarte llevar por tus sentimientos. ¿Era yo una mala persona? ¿Estaba arruinando mi vida o cuidándola? Ya era demasiado tarde para averiguarlo…
Tenía varias noches sin dormir, mi cuerpo apenas se sostenía y mi mente no daba para mucho. Esa noche seguramente no podría dormir nuevamente, pero tenía que intentarlo. No había comido nada en todo el día, solo había estado bebiendo whisky sin parar, aunque no estaba del todo borracho.
Me encontraba a punto de meterme a la regadera, me había quitado la camisa cuando escuché a lo lejos el timbre. Cerré los ojos un momento y traté de calmarme. Si era Rei tendría que mandarla a su casa por quinta vez esta semana. Caminé sin muchas ganas hasta la puerta y cuando abrí no podía creer lo que veía.
Serena se encontraba frente a mí y me miraba directamente a los ojos. No se veía triste pero tampoco feliz, solo estaba ahí de pie mirándome como si no existiera otra cosa a su alrededor. Su mirada bajó un poco para ver mi abdomen y luego regresó a mis ojos.
-Supuse que tendrías hambre.- dijo entrando al departamento sin esperar que yo la invitara, como siempre lo hacía.
No supe qué responder, todavía no entendía nada.
-Darien.- susurró.- Traje comida, ve por platos.
La obedecí. Después de todo no tenía fuerzas para pelear con ella. Dejé los platos y los vasos sobre la mesa y me senté frente a ella, que servía la comida con cuidado.
-Veo que has estado bebiendo whisky, ya sabes lo que mi padre decía sobre eso.
-He tratado de evitarlo.
-Wow.- sonrió.- Sí tienes voz después de todo.
-¿Qué haces aquí?
-Darien… ¿tú crees que no me duele lo de mi papá? No sé qué hacer, ni con quién ir, tampoco sé con quién hablar al respecto. Muy a mi pesar eres la única persona en este mundo que podría entenderme. Tampoco estoy interesada en pelear, todo esto me ha dejado exhausta y lo único que quiero… es sentirme tranquila.
No le creía ni una sola palabra, pero me gustaba escucharla diciendo eso.
-Muy a pesar de todo yo siempre voy a estar aquí, Serena Tsukino, sabes eso perfectamente. Por eso estás aquí ahora.
Sonrió de una manera que hace mucho no la veía hacerlo. Sonrió como cuando era apenas una jovencita y entraba a mi oficina a escondidas. Sonrió como cuando me miraba y no tenía nada que ocultar, como cuando todavía no había rencor en su corazón.
Charlamos durante un buen rato, hablamos sobre el pasado, hablamos sobre Kenji… hablamos sobre muchas cosas como nunca habíamos hablado antes. Ella me contó algunas cosas de cuando vivía en Londres, era como si apenas la estuviera conociendo. Pero no… yo la conocía y muy bien. Sabía lo que le gustaba y lo que no, qué comida era su preferida, cuáles zapatos le quedaban mejor, sabía incluso a qué olía su cabello…
-En fin.- dijo poniéndose de pie.- Es tarde y mañana no quiero faltar de nuevo a la oficina… a mi padre no le gustaría eso.
Serena recogió todo de la mesa y lo llevó a la cocina. Luego tomó sus cosas y se dirigió a la puerta. Caminé detrás de ella sin entender mucho de lo que sucedía, aún seguía un poco aturdido por el whisky. Me miró nuevamente y volvió a sonreír. Se acercó lentamente y me dio beso en la mejilla, tan suave y sutil pero muy potente.
Mi piel se erizó por completo. Odiaba aceptar el hecho de que deseaba a Serena con todas mis fuerzas y de que aún después de tantos años todavía provocaba el mismo efecto en mí. Sin siquiera pensarlo demasiado la tomé de la cintura y la besé en los labios. La besé tan fuerte y tan dulce que no pude evitar acorralarla contra la pared. Apenas podía creer que estuviera probando sus labios nuevamente, recordaba perfectamente su sabor y no había cambiado ni un poco.
Ella separó su rostro del mío por un momento y me miró con intensidad.
-Hazme el amor.- dijo entre susurros.
Ni siquiera lo dudé. La tomé fuertemente entre mis brazos y la llevé a la cama. La recosté con suavidad y le arranqué el vestido.
-¿Te gusto?-me preguntó mientras besaba sus piernas y sus muslos.
-Me encantas.- respondí para luego concentrarme en su entrepierna. Sus gemidos me volvían loco y mi deseo crecía sin parar, como un huracán dispuesto a acabar con una ciudad entera.
Ella estaba más que lista para recibirme. Hacía años que no tenía su cuerpo junto al mío, que no la veía desnuda, que no podía percibir su olor. Al fin podía ver de nuevo cómo sus ojos brillaban cuando mis dedos la tocaban, brillaban como nunca lo hacían, era un brillo que solo me pertenecía a mí.
-Hazlo ahora…-susurró.-Por… favor…
La penetré suavemente. Sentí a la perfección cómo mi miembro se iba adentrando en ella poco a poco, sentí la humedad y el calor de su interior. Noté cómo se aferraba a mí como cuando era apenas una jovencita, noté cómo sus manos me apretaban. Los movimientos fueron en aumento y ahogaba sus gemidos con mi boca.
-Te extra…ñaba…-me dijo a oído.
-Extrañaba tu cuerpo… tu olor… tu sabor…
Le hice el amor tan fuerte y suave al mismo tiempo por todos esos años de represión y de locura. Muchas veces soñé, a través de los años, con tenerla para mí otra vez. Serena Tsukino lucía hermosa cuando estaba vulnerable por completo.
No recuerdo bien en qué momento terminamos y nos quedamos dormidos. Solo recuerdo que después de muchas noches sin dormir, ese día dormí como nunca.
Me desperté cuando la luz del sol entraba ligeramente por la ventana. El cuerpo de Darien se encontraba a mi lado, se veía tranquilo. Recordé todo lo que había sucedido la noche anterior y mi cuerpo tembló. Darien me había hecho suya otra vez, como hace muchos años. Me costaba trabajo aceptar el hecho de que era el único hombre que me hacía sentir plenamente deseada haciendo el amor. Después de todos los hombres con los que había estado solo él sabía cómo hacerme sentir tantas cosas que ni siquiera podía describir y me molesté conmigo misma.
Me levanté sin hacer ruido y después de vestirme salí de su departamento. Había logrado mi primer objetivo.
Fui a casa a arreglarme y más tarde me dirigí a la oficina. Me sentía diferente, más ligera… más relajada… Cuando entré al edificio todos me miraban extrañados y sorprendidos al mismo tiempo. Yo trataba de sonreír lo más que podía y saludar a todos.
Cuando iba a la oficina de mi padre me percaté que Darien se encontraba en el pasillo con Rei y se me revolvió un poco el estómago, pero me aguanté y me acerqué a ellos.
-Buenos días.-dije sonriendo.- Rei… Darien…
-¡Serena!-dijo Rei.-Me alegra verte por aquí… estás en tu casa.
-Gracias, Rei. ¿Cómo estás hoy, Darien? Te veo muy repuesto, te ves mejor… ¿tuviste una buena noche?-sonreí divertidamente.
-Digamos que dormí muy bien.
Rei nos miraba sin entender nada, y eso era lo que yo quería.
-Te veo después.
Le di un beso en la mejilla y me alejé. Pude notar cómo Rei se tensaba y nos miraba con los ojos encendidos. Mi plan apenas comenzaba y ella no sería un problema para mí.
