Advertencia
Este capítulo tendrá lemon, no de manera tan explícita pero si no gustas del género por favor respeta al quien escribe y leé.
Ya saben el fantasma dela ópera no pertenece.
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Capítulo 2: Castigo
Caminaba entre los puestos de comida, seleccionado lo más fresco para poder alimentar a Erik, aún a mi pesar de qué este mismo me permitió estar a su lado me entristecía qué el se siguiera viendo así mismo cómo un monstruo, cómo una abominación y no cómo el ser humano qué era y negándose "los privilegios" del qué para los demás eran acciones tan cotidianas, me costo mucho el lograr qué tomará bocado y no se diga del dormir fue sumamente difícil el acostumbrarlo a mi tacto.
Mientras seleccionaba qué era mejor si el pescado o la carne para la cena de está noche, sentía qué me seguían, me apresure y lleve ambas cosas, no sabía cual sabía mejor pero supuse qué a Erik le gustarían, caminando por la calle Scribe, esa qué da entrada al lago y por la cual Erik me dio instrucciones del cómo ingresar sin problemas a su mansión, oculte los alimentos donde yo solamente pudiera tomarlos y espere a qué estuviera equivocada.
El suave sonido de un aleteo me confirmo qué estaba en lo correcto -debo estar en serios problemas si mi hermano viene a buscarme…- lo encare -Gabriel-.
Un par de ojos color jade, una melena rizada y rubia, unas alas blancas y resplandecientes con un rictus serio e imponente se mostraban ante mi. Lo supe, era hora y marché junto a mi hermano; durante aquella época yo era muy apegada a Gabriel, éramos hermanos, pero su relación más grande y estrecha era entre el y al qué le llaman Lucifer, jamás lo trate aún así decidí pelear hombro con hombro junto para expulsarlo del cielo.
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Una multitud me rodea, dedos acusadores me señalaban y los murmullos en la sala hacen qué sea imposible escuchar más allá de tu propia respiración. Miro impasible a la corte y a los ojos decepcionados de mi hermano se muestran, me entristece qué me vea así, pero no me retracto. -¡Orden!, ¡¡Orden!!-. La voz estruendosa se hace escuchar por encima del revuelo y todo queda en silencio.
-estamos aquí reunido para estipular el futuro qué llevará Serena de ahora en adelante-.
-¡¡Exilio!! ¡¡Exilio!! ¡¡Exilio!!-la muchedumbre no tarda en hacerse notar.
-¿Qué no escucharemos sus razones?-. La voz de mi hermano acalla a todos.
Me vuelven a mirar esperando mi versión -¡¡No me arrepiento!!-, debo dejarlo en claro, jamás me arrepentiré de esto, de entregarle mi amor y cariño a Erik, no nunca, lo único qué me arrepiento es el no haber actuado antes.
-¡No me arrepiento!, lo único qué aquí es una injusticia es el dolor y sufrimiento qué le permitieron vivir-. Y en estos momentos los veo con ojos acusadores estremeciendo a los asistentes.
-¡Si!, ¡¡Todos ustedes qué dejaron qué esa pobre alma condenada deseará el no existir!!-. En este punto ya me había quebrado, los recuerdos tormentosos de un Erik más pequeño siendo rechazado por su madre, pidiendo intensamente ser borrado cómo su solo fuera un simple error y las lágrimas bajaban sin detenerse, lágrimas en un burbujeante tono, rojo carmesí, siendo observada con asombro.
-¡¡Ustedes!!, ¡¡Qué dejaron que un alma tan frágil, etérea y sublime, cómo solamente puede tener el!!, ¡¡LA DEJARON SUFRIR Y QUÉ AHORA VAGUE AGONIZANTE!!-. Y así perdí la compostura, al recordar el cómo encontré a Erik, sumido en la depresión y un dolor profundo, ¡Nunca más!, nunca permitiría volver a verlo así y menos por mi causa.
-¡¡No me arrepiento!!, ¡¡Así qué asumiré cualquier castigo qué se me sea impuesto!!-. Sin ningún rastro de duda, resonó mi voz fuerte y clara.
-si es lo qué deseas, qué Dios se apiade de tu alma-. El rostro de mi hermano descompuesto por el dolor, hizo qué una punzada se instalará en mi pecho pero no daría marcha atrás, lo mire y una sonrisa suave se formo en mi rostro un "lo siento" y "estaré bien" fue lo último qué le dije.
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La preocupación estaba a flor de piel, me sentía enloquecer ante la falta de noticias de Serena me tenía perturbado y en punto de quiebre, no me gustaba el saber qué dependía de ella, era doloroso el saber qué marcharía y me dejaría. Serena me advirtió qué esto podía suceder, qué desaparecía por instante, qué no me asustara, qué regresaría, aún así la desesperación se adueñaba de mi.
Espere a qué se oscureciera para marchar en su búsqueda, sonaba desesperado pero no puedo dejarla ir estaba aferrado a ella era mi salvación, me permitía estar cuerdo y no dejarme ahogar por estos sentimientos llenos de aberración.
Salí por la rendija de la calle Scribe, era el lugar más seguro para empezar a buscar, y ahí enroscada entre harapos y suciedad estaba Serena, me acerque a ella y la escena era desgarradora, su rostro lleno de dolor, lágrimas frescas en sus ojos, la suciedad marcada en su pálida piel, pero lo qué más me horrorizo fueron las marcas en su espalda, en el nacimiento de sus omóplatos, donde antes asían sus alas1, me quite la capa y con ella cubrí su torso intentado ser cuidadoso con sus heridas le ayude a incorporarse, ella me tendió un canasto con comida y me sorprendió el hecho de que en su estado aún pensara en mi, una sonrisa descompuesta seguramente por el dolor fue reflejada en su rostro y a cambio intente regresarle una sonrisa que salio más cómo una mueca.
Después de limpiar sus heridas con una infusión de hiervas medicinales y agua caliente, las vende con cuidado procurando no lastimarla. Un nudo en mi garganta me impedía respirar con normalidad y el escozor provocado por las lágrimas retenidas era muy doloroso. Mientras curaba a Serena me contó lo ocurrido, -¿Porqué te sacrificas así por mi…?-. Mi voz solo era un murmullo lastimero.
Serena se giro frente a mi y una sonrisa llena de cariño me dedico -Te amo-.
Ese par de palabras fueron suficientes para descomponerme por completo, la verdad de estas, sus intensos sentimientos, la mirada determinada y amorosa, me dieron a entender que no era una broma o una muestra de lastima.
Y esa misma noche me permití sentirme amado y ser egoísta, mis labios comenzaron siendo estampados en sus labios, un suave contacto sin intenciones más llevaderas, el suave roce aumentado cada vez más, guiados por los instintos y los sentimientos.
Nos sentíamos perdidos entre la bruma nocturna, deshechos, por distintas razones, abrazándonos con ímpetu deseando el fundirnos el uno con el otro y lograr componernos aunque sea un poco; mientras mis manos se movían suavemente sobre las vendas, ella me acariciaba el rostro expuesto con tanta adoración.
Mi cadera se pegaba a la suya con ritmo y suavidad, voces entre cortadas y respiraciones agitadas acompañado el coro de gemidos intensificados, creando una música subliminal. Yo besaba con cariño donde las marcas de sus alas despejadas mientras su cuerpo temblaba en el acto. Buscamos posicionarnos frente a frente, viéndonos con intensidad, mezclando nuestros alientos, nuestras miradas, la misma alma.
Y esa noche yo logre rozar el cielo con los dedos y un Ángel cayó por mi a las entrañas del infierno.
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Notas del autor:
1)En el nacimiento de sus omóplatos, donde antes asían sus alas: está frase nace de un comentario en el manga BL (Boys Leve), doukyuusei de Asumiko Nakamura Sensei; que a su mismo hace referencia de una novela no especificada, en verdad está frase me encanto como hace referencia a que los omóplatos son los vestigios de nuestras alas y no pude evitar escribirlo.
Bueno en estos instantes estoy llorando, no me duele, me lastima, ¡¡Me quema!!. Soy muy dramática pero me duele mucho el imaginarme un Erik bebé llorando y deseando no existir, así que sufran conmigo lectoras. En fin dejando de explayarme nos leemos luego bye bye.
