¡Disfruten!

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Capítulo Cuarenta y Ocho

Dolor.

Dolor. Eso era lo que sentía en su pierna, no sólo en su pierna, sino que sentía todo su cuerpo adolorido, cansado, como si una manada de rinocerontes le hubieran pasado por encima y la machacaran sin piedad.

Aquel dolor no la dejaba descansar con tranquilidad y odiaba eso, odiaba no poder descansa con comodidad; miró la habitación donde se encontraba, era la habitación de Suigetsu, estaba arreglada y limpia, eso le pareció completamente extraño; Suigetsu no era amigo del orden y limpieza, junto a la cama donde ella estaba había una cajonera con una lámpara de noche, había una sesta de ropa sucia, en una esquina estaba una pequeña mesa que servía como escritorio y en esta había una mini laptop, bolígrafos y lápices, un paquete de hojas blancas y de color; y unos libros y libretas.

¿Libros? Karin parpadeó varias veces con incredulidad, en esa mesa había libros ¡libros! Karin estaba tan sorprendida, se levantó para saciar su curiosidad sobre los libros que habían allí, con sumo cuidado y lentitud, producido por su estado actual, se acercó a revisar esos libros, su sorpresa creció cuando vio que no se trataban de simples libros, eran libros de electromecánica, una pequeña enciclopedia de mecánica industrial entre otros, pero básicamente los libros tenían que ver con la mecánica.

-¿Perdiste algo?—La chica escuchó una voz detrás suyo. Era Suigetsu junto con otra chica.

-¿Y todo esto?—Preguntó Karin a Suigetsu, mientras miraba aun con sorpresa los libros.

-Son mis libros para estudiar.—Respondió Suigetsu.

-¿Estudiar?—Karin se carcajeó por un momento-. Tu nunca has estudiado y ni siquiera leíste un periódico.—

-Aunque no lo creas, estoy estudiando la universidad.—Respondió el peliceleste con seriedad, Karin sólo se quedó callada al oír la respuesta de Suigetsu.-… Cuando te dejé decidí que quería una nueva vida, nueva rutina y nuevos aires. Me inscribí a una preparatoria sabatina, ahí conocí a alguien especial que me dio ánimos para tomar de nuevo mis sueños de estudiar alguna carrera en mecánica.-

Karin siguió en silencio para escuchar al peliceleste.

-Y ahora estoy cumpliendo mis sueños—Terminó de decir Suigetsu.—… Y estoy con esa persona especial.—Suigetsu miró a la chica que estaba con él y le sonrió, era una sonrisa llena de ternura, cariño y en especial amor y esa sonrisa era correspondida de igual forma, la pelirroja miró a la pareja; y sacó la conclusión de lo que había entre ellos era serio.

De pronto Karin sintió asco al ver cómo Suigetsu miraba melosamente a su acompañante, la bilis se le subió al ver que el chico peliceleste le sonreía a esa chica.

-¿Tu eres…?—Preguntó Karin al ver a la chica que se encontraba al lado de Suigetsu.

-Angélica, pero me dicen Angy.—Respondió la otra chica que miraba con un poco de curiosidad y seriedad a la pelirroja. Karin inspeccionó con su mirada a la otra chica, su cabello era largo y negro, a simple vista se podía apreciar que era suave, sus ojos castaños llenos de vitalidad y alegres, su estatura mediana y su piel clara. De pronto Karin sintió celos por esa chica. Era hermosa y parecía que sin maquillaje lucía esplendida.

¿Por qué rayos debo sentir celos? Ella no está en mi posición, yo soy mejor que ella, mejor que todas…Pensaba Karin.

Angy miraba a la chica que tenía frente a ella, por fin había conocido a la ex amante de su novio Suigetsu. Cuando el peliceleste le dijo que tenía como "invitada" a su ex, no dudó en ponerse celosa y enojarse con Suigetsu, a Angy no le gustaba para nada la idea de que esa pelirroja estuviera en el departamento de su novio, pues gracias a esa mujer Suigetsu se sentía infeliz cuando lo conoció, su ánimo era bajo, sus sentimientos los tenía heridos, su corazón hecho pedazos…

Cuando Angélica conoció a Suigetsu en la preparatoria, lo vio decaído, al principio sus ánimos por estudiar no se notaban, de modo que Angy se acercó a Suigetsu para ayudarlo, no fue difícil para Angy hacerse amiga de Suigetsu, cuando su amistad se hizo fuerte, Suigetsu le relató a su amiga -ahora novia- sobre su decepción amorosa, lo mucho que estaba herido.

Después de saber todo lo que Suigetsu pasó, el ser utilizado, menospreciado por la pelirroja, Angy se dedicó a darle ánimos y apoyar a Suigetsu a superar a Karin, pero nunca pensó que en el proceso terminaría enamorada de su amigo y que él también lograra enamorarse de ella.

Angélica se sentía dichosa de tener a un gran chico como Suigetsu a su lado.

-¿Y qué haces aquí?-Preguntó Karin.

-Suigetsu me pidió que te revisara, estudio enfermería.-Respondió Angy. Se acercó a la pelirroja, quien no puso resistencia, Angy comenzó a quitar la venda que cubría la herida de la pierna de Karin y al ver se sorprendió-. ¿Qué pasó?—Interrogó Angélica.

-La asaltaron y le dispararon.—Contestó Suigetsu.

-Me dijiste que era una pequeña cortada.—Le acusó la pelinegra.

-Es que no quería asustarte.—Se justificó Suigetsu.

-Pero aun así debiste decirme…-Lo reprendió Angy y volvió a su labor de examinar. La parte afectada de Karin estaba comenzando a ponerse algo morada, lo cual preocupó a Angy.

-¿Por qué se me está poniendo morado?-Preguntó Karin.

-No lo sé.—Respondió Angy.—Debemos ir al hospital.—

-¡No!—Exclamó la pelirroja.—No iré al hospital.—

-¿Por qué no?—Preguntó Suigetsu. Karin no dijo nada.—Karin… ¿En qué estás metida, ahora?—

-No les importa a ustedes…-Susurró Karin.

-Está bien, no nos digas, tarde o temprano lo sabremos.—Dijo Suigetsu y salió de la habitación junto con Angy.

Estando fuera de la habitación, Angy miró de manera seria a su novio para luego dirigirse juntos a la cocina para tomar un café y hablar sobre el asunto de Karin.

-No me gusta para nada esto, Suigetsu…-Comenzó a decir Angy.—Algo esconde.—

-Lo sé.—Respondió Suigetsu a su novia.—No debí dejarla entrar.—Se recriminó. Angy posó su mano en las de Suigetsu, haciéndole entender que no era su culpa. Suigetsu la miró a los ojos, en ellos vio amor, amor verdadero, un amor que no lastimaba y se sentía afortunado de tener a Angy a su lado. Angy amaba demasiado a Suigetsu, lo amaba tanto que se preocupaba por él, si se lastimaba ella corría de inmediato y lo atendía, no importaba si fuera un simple raspón.

-Te amo, Angy.—Dijo Suigetsu.

-Yo también te amo, Suigetsu.—Respondió Angy, regalándole una sonrisa de infinito amor a Suigetsu.

Mientras ellos se declaraban su amor, Karin miraba la escena, su lágrimas fluyeron sin saber porqué.

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¿Qué estaba pasando? ¿Qué eran todos esos gritos? Su cuerpo estaba dormido, al parecer. Las personas que hablaban no las reconocía. Los gritos que escuchaba eran de desesperación.

"Lo perdemos."

"Su corazón se detiene."

"Resucitarlo"

¿Qué fue lo que dijeron?

¿Dónde estoy?—Murmuró Sasuke al verse en un lugar completamente desconocido. Se suponía que estaba en guerra contra Orochimaru, tratando de salvar a su hija y ahora estaba en otro lugar. Comenzó a preocuparse, pues en el sitio donde estaba no había nadie más que él.—¡Naruto!—Comenzó a gritar Sasuke.

No recibió respuesta. Comenzó a caminar con esperanzas de encontrar a alguien en ese sitio. Comenzó a desesperarse. No veía a nadie.

"Sasuke-kun."

"Sasuke-kun"

"Sasuke-chan, mi pobre hijo."

-¡Sakura! ¡Sakura!—Gritó Sasuke al oír la voz de su pelirrosa. Siguió corriendo y cada vez escuchaba más voces. Escuchaba sollozos. Eran Sakura y su madre las que sollozaban. Luego escuchaba las voces de su padre y hermano diciendo a Sakura y a su madre que debían ser fuertes para esperar respuestas de los médicos.

¿Estaba en el hospital? Si estaba en el hospital. ¿Por qué no podía ver a Sakura y familia? ¿Dónde estaban? De pronto, ante él se apareció un túnel; este túnel brillaba, su brillo era único, puro. Ese túnel se hacía más grande. Sasuke, hechizado por la luz que irradiaba ese túnel, comenzó a moverse hacia la luz del túnel. De repente, el lugar donde estaba comenzó a deshacerse, el túnel comenzó a hacerse chico y luego grande. Estaba desapareciendo. Sasuke corría para tratar de salvarse.

-¿Qué está pasando?—Gritó Sasuke, mientras corría. El suelo comenzó a agrietarse para luego abrirse por completo haciendo caer a Sasuke en una oscuridad completa.

-Lo hemos salvado.—Dijo el cirujano al ver que Sasuke Uchiha había abierto los ojos.—Señor Uchiha ¿Logra escucharme? Soy el Doctor Sarutobi. Está a salvo.—

Sasuke solo logró mover la cabeza y después cayó dormido.

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Sakura en compañía de su cuñada y la madre de Sasuke estaban en la sala de espera, al fin le habían entregado sana y salva a su pequeña hija, pero ahora su preocupación estaba en Sasuke. El cirujano aun no había aparecido y las enfermeras no daban respuestas y eso ya la estaba preocupando.

-Estará bien.—Dijo Shion a la pelirrosa.—Sólo debes ser positiva.—

-Shion tiene razón…-Habló Izumi, quien traía con ella vasos con café, los cuales repartió entre todas.—Debemos pensar en positivo y todo saldrá bien.—

-Pero con estos reporteros acechándonos me pongo nerviosa.—

-Tranquila, Fugaku y los demás ya salieron a calmar a esos buitres.—Dijo Mikoto, quien tomó a Sarada de los brazos de Sakura, para que así la pelirrosa descansara.

-Vaya, Fugaku-san sí que sabe como hablar ante los medios.—Murmuró Izumi al ver la pantalla que había en la sala de espera.

En la tv se mostraba a Fugaku Uchiha acompañado de su hijo mayor y de Sasori Haruno, el patriarca Uchiha respondía con fluidez y voz seria todas las preguntas de los reporteros, sabía que palabras decir y sabia cuales no decir para así acallar a los reporteros y sus molestas preguntas. Mikoto miraba con orgullo la forma en que se dirigía Fugaku hacia la prensa chismosa, se sentía orgullosa de que su esposo fuera serio y supiera callar a los chismosos.

Pasaron unas horas de espera, los medios ya habían sido calmados, ahora solo faltaban noticias sobre Sasuke, las cuales no tardaron en llegar.

-Soy el Doctor Sarutobi.—Se presentó un hombre de avanzada edad, aun se notaba fuerte.-¿Ustedes son familia de Sasuke Uchiha?—

-Si, ¿Cómo está mi hijo?—Se adelantó a preguntar Mikoto.

-Sufrió una herida de bala, la bala rozó el corazón, la operación fue bastante difícil, perdió sangre…-Sarutobi exhaló y luego inhaló.-… Cuando estábamos finalizando la cirugía, el señor Uchiha murió por tres minutos hasta que lo revivimos.—

-Dios mío…-Logró decir Mikoto, mientras Sakura solo ahogaba un grito entre sus manos, Sasori abrazó a su hermana al verla pálida. Sasuke había muerto por tres minutos, eso suena aterrador. Itachi estaba en shock, Fugaku tragaba grueso, mientras respiraba con aceleración.

-¿Sasuke está bien? ¿Ya no está en peligro?—Preguntó Izumi.

-Por ahora solo nos queda esperar a que despierte, estará en observación y medicado.—Mencionó el cirujano.

-Gracias, doctor.—Dijo Fugaku y el doctor se alejó para dejar a solas a la familia de Sasuke.

-Sasuke está bien, sólo tenemos que esperar a que despierte.—Dijo Itachi cuando salió del shock.

-Deberías ir a descansar, Sakura.—Sasori miró los ojos llenos de cansancio de su hermana. Sakura iba a hablar pero Sasori se adelantó.—Te enfermarás, debes cuidarte y más ahora que estás embarazada.—

-Ok, supongo que debo descansar… Además debo cambiar de ropa a Sarada.—

-Llamaré al chofer.—Dijo Sasori, no tardó ni cinco minutos y el chofer apareció, Izumi y Shion acompañaron a la pelirrosa al estacionamiento del hospital. Sakura se despidió de las otras mujeres y subió al auto con su hija.

En el camino, Sakura pensaba en Sasuke, lo amaba tanto que cuando supo que estaba en el hospital casi se cae al suelo de solo pensar en la muerte, pero gracias a Dios, su amado estaba bien y esperaba que sanara pronto para vivir su vida juntos.

Para vivir juntos y amarse.

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Bueno, espero que les guste los capítulos, ya falta poco para terminar esta historia, aún no sé cuántos capítulos faltan, pero ya mero llega su fin T.T bueno, me despido y espero sus comentarios!