Después del incidente en la alberca no pasó mucho tiempo antes de que las demás personas en la academia comenzaran a hablar sobre la nueva pareja, incluso si aún no era nada formal.
Togami y Asahina continuaron viéndose a menudo.
Pocas semanas pasaron antes de que lo inevitable sucediera.
Togami Byakuya se dirigió a su encuentro usual con Asahina, se encontraban en la sala de música.
- No suelo venir mucho por acá – comentó Asahina – la música no es mi fuerte, aunque eso debe ser bastante obvio.
- Bueno, nadar no es mi fuerte, pero últimamente paso demasiado tiempo en la alberca – dijo Togami despreocupadamente – hace mucho que no toco el piano, ¿te gustaría acompañarme? – dijo Togami sabiendo que ella no se negaría.
Comenzó a tocar una melodía que recordaba, y aunque hacia mucho no tocaba el piano no necesitó de partituras para continuar; era una canción que su madre le había cantado cuando era pequeño, uno de los pocos recuerdos que tenía antes de estar totalmente involucrado con la familia Togami y la herencia de sus bienes.
- Es hermoso – dijo Asahina con un brillo extraño en los ojos – No sabía que tocabas el piano
- Es una de las cosas que se requieren para ser el heredero de la familia... me enseñaron cuando aún era un niño – contestó recordando muchas de las cosas que había dejado fuera.
- Sería lindo aprender algún día, aunque no soy muy buena en esta clase de cosas, yo prefiero estar activa, me cuesta mantenerme quieta – dijo burlona.
- ¿Hay algo que extrañes de allá afuera? – Preguntó repentinamente Togami – Es decir, algo que extrañes más que otras cosas.
Asahina meditó su respuesta antes de contestar – A mi hermano – dijo mirando el suelo.
- Él solía estar en el equipo de atletismo... – Su voz se apagó – Espero que donde quiera que este se encuentre bien.
- Aoi – la llamó por su nombre – Sé que hay muchas cosas que no podemos tener estando aquí adentro, tampoco espero que puedas remplazarlas... pero al menos si estamos aquí deseo que intentemos vivir nuestras vidas como mejor podamos – Dijo Togami muy decidido – Así que por favor, ¿me harías el honor de ser mi novia?
Asahina enrojeció ante la declaración, pues nunca hubiera esperado oír esas palabras de él. Aunque si lo pensaba, había muchas cosas que jamás hubiese esperado de él.
Así que aceptó, esperando que en el futuro las cosas pudiesen verse más brillantes.
Pasó casi un año desde que formalizaron su relación, y a pesar de no ser de esas parejas empalagosas, los demás en la academia parecían tomarse bien las cosas, con ciertas excepciones como Hagakure, cuando le reclamó a Togami el haberse quedado con Asahina y decirle que tenía un harem.
- No es justo – había dicho Hagakure – Estas con Hina, y nosotros no tenemos ninguna oportunidad con Fukawa, ¿Qué se supone que hagamos?
Por supuesto, esto solo irritó a Togami e hizo sonrojar a Asahina.
Una mañana, si es que en verdad era de mañana, Asahina y Togami se encontraron para preparar el desayuno, no era común que ambos entraran a la cocina, pero su relación había llegado a tal grado que incluso Fukawa – quien había declarado que jamás iba a renunciar a su amado – los había dejado en paz.
Ninguno parecía tener esa clase de habilidades, aunque Asahina parecía controlar más la situación, pues su plato lucia bastante bien. En cambio Togami se las había arreglado para dejar el pan completamente carbonizado.
- ¿El gran Heredero Definitivo no puede hacer ni un pan tostado? – Se burló Asahina – quién lo hubiera dicho.
- Hace mucho que ya no soy el Heredero, en cambio tu jamás dejarás de ser la Nadadora Definitiva – dijo embarrando un poco de crema en su cara – No dependes de nadie para que tu talento brille – dijo antes de darle un beso en la mejilla.
Después de sorprender a los demás con un desayuno preparado por ellos mismos pasaron la mañana en el comedor platicando de cosas del mundo exterior, no con tristeza, sino con nostalgia. Como algo que ha sucedido en un sueño y jamás volverá.
De repente Asahina se levantó de golpe y salió corriendo.
- ¿Qué sucede? – Se preocupo Naegi - ¿Estará enferma?
- No que yo sepa – dijo Togami justo antes de salir corriendo detrás de ella.
Salieron detrás de ella poco después que Togami, todos igualmente preocupados por su compañera. Fukawa, por mas celosa que estuviera de Asahina, no le deseaba mal alguno, Genocider sho incluso había dejado de aparecer, lo cual era un alivio para todos.
Cuando por fin llegaron vieron que la chica estaba inclinada sobre el retrete y vomitando; Togami estaba cerca aunque se limitaba a ayudarle recogiendo su cabello.
Finalmente, después de regresar todo su desayuno y asearse un poco, Asahina salió de su habitación y se reunió con los demás, quienes lucían preocupados.
- No se preocupen – dijo la chica – seguramente me habrá caído mal la comida.
- Tonterías – gritó Monokuma saliendo de la nada – hace mucho que no me aparecía frente a ustedes, ah qué tiempos aquellos... pero hoy vengo porque hay una noticia desesperanzadora – dijo feliz.
- ¿Qué haces aquí? Hacía al menos 6 meses que no te veíamos – declaró un fastidiado Naegi.
- Vengo a felicitar a los futuros padres por supuesto – dijo guiñando un ojo a Asahina.
- P-pero... ¿Cómo lo sabes? – Asahina estaba hiperventilando – Yo no sabía nada.
- Oh chicos, no importa cómo es que lo sé – Monokuma estaba aterradoramente feliz – lo que importa es que habrá una nueva cara por aquí, eso quizá mejore el ambiente tan aburrido que han construido durante estos años... ¡Adiós! – y con eso desapareció nuevamente.
- Y debemos suponer que el hijo es de Togami – dijo Hagakure, Naegi le dio un codazo en las costillas – ¿Cuál es el problema contigo?, ¡cielos!, imagínate, un niño nadador y genio de las finanzas... aterrador.
- Mi amado Byakuya – Fukawa estaba en estado de shock.
- Dejémoslos solos – dijo Naegi antes de arrastrar a todos fuera de la habitación. Dejando que Togami y Asahina procesaran la información.
- Y-yo... – Asahina estaba al borde de las lágrimas – lo lamento... es que...
Togami corrió a abrazarla inmediatamente – Estoy muy feliz Asahina.
- Yo también, sé que es muy egoísta, pero no puedo evitar estar feliz... – Dijo ella antes de romper en llanto.
- Será nuestro hijo – dijo Togami aún sin creer la situación en la que estaban.
No importaba que tan despertante fuese la situación.
Aún en tales condiciones ellos lucharían por la esperanza.
Porque en medio de la academia de la desesperación él sería su esperanza.
