Hola querida gente! ya se, me quieren acuchillar, matar, asesinar y tirarme aun barranco! y créanme que se que me lo merezco! tarde mucho tiempo para publicar y realmente les pido disculpas! no fue intencional, tuve muchos problemas, tanto familiares, emocionales, y encima los parciales en la escuela! pero luego de tanto tiempo al fin estoy libre y vengo acá para decirles que ahora si voy a cumplir con lo de publicar en la semana!, y realmente les agradezco sus reviews! me hacen sentir bien y me dan fuerzas y ánimos para seguir escribiendo y no abandonar! y bueno, sin mas preámbulo he aquí el capitulo 5!. Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a la grandiosa mangaka Rumiko Takahashi!

Como siempre dejo lo siguiente para que se entienda!

''abc'' pensamiento/-Abc- Dialogo/ Abc Recuerdo

Más allá de la noche:

Capitulo 5: Elizabeth

Al llegar finalmente a la mansión, lo primero que notaron fueron la expresión de alivio que se formaba en el rostro del joven Miroku, que había estado preocupado por ambos al ver que no solo habían desaparecido en medio del bosque, sino para agregar, en plena tormenta y al saber que el pequeño Sota y Kagome eran Humanos, lo más probable era que ambos podrían haber muerto por pulmonía o alguna enfermedad realmente grave, y justo en el instante en el que iba a reclamarles, al ver la mirada gélida y sombría que le dio InuYasha, supo que tenía que callar, que no era el momento, entonces simplemente lo hizo, y lo ayudo a llevar a joven junto con su pequeño hermanito dentro de la mansión.

Una vez adentro, InuYasha, subió las escaleras con esa rapidez que lo caracterizaba, y la llevo hasta su habitación, donde al entrar camino con paso firme hacia la cama, dejándola en la cama, recostándola con suavidad.

-Estas bien? te sigue doliendo el tobillo?.- Pregunto él, mientras la miraba incorporarse para así poder sentarse y mirarlo fijamente a los ojos.

-Sí, solo me duele un poco.-Sonrío para tranquilizarlo, mientras los recuerdos de hace unos momentos atrás rondaban por su cabeza, dejándola intranquila.- Me dirás ahora, el porqué esa mujer en el cuadro del sótano se parece tanto a mi?.-

-Claro, pero primero, te traeré una toalla para que te seques, podrías enfermarte y no quiero ser el culpable de que te mueras por pulmonía.-Dijo con voz algo ronca, mientras se levantaba dispuesto a ir por una toalla al baño que tenía en la habitación, pero fue interrumpido por la vos exaltada de ella.

-No necesito nada! estoy perfectamente bien! no voy a enfermarme por un poco de lluvia, además no me cambies el te..achu! -Estornudo sonoramente, antes de terminar la oración, mientras volvía a estornudad unas 3 veces más.

-Con que no te enfermaras por un poco de lluvia no?.- Sonrío con cinismo y fue a buscar la toalla que estaba en el baño pero justo antes de salir se miro al espejo que estaba encima del lavabo, pensando, analizando, tratando de aclarar su mente y así poder decirle toda la verdad, una verdad que desde hace mucho tiempo le carcomía la cabeza, y la culpa de lo sucedido, le destrozaba el corazón.

Luego de unos segundos se giro para salir del baño e ir donde se encontraba ella sentada en la cama, que al notar su presencia nuevamente en la habitación, enfoco su mirada en la suya, brillante, curiosa, pero a la vez podía notar angustia y temor por lo desconocido, ¿Realmente estaba haciendo lo correcto al estar a punto de contarle lo de Elizabeth?¿Como reaccionaria? No lo sabía, pero una parte rogaba, que no se alejara de su lado, que no lo viera como el monstruo que se sentía por haberla asesinado entre sus brazos.

-Aquí tienes niña, sécate rápido que no quiero tener que cuidarte toda la noche porque te enfermaste.-Dijo dejando caer la toalla encima de su cabeza, riendo internamente al escuchar sus murmullos mientras secaba sus cabellos mojados.

-Muy bien, ya me seque!, ahora, me dirás la verdad? o me evadirás?.-Susurro suavemente, tanto que de no ser que InuYasha era un vampiro, no lo habría escuchado.- Me lo dirás?.-Pregunto nuevamente, pero esta vez con su mirada fija en la suya, tratando de encontrar en sus ojos, la verdad.

-Dije que te lo diría no? -Se alejo de ella unos cuantos pasos hasta poder sentarse en el escalón que había en la ventana, mirando el paisaje nocturno.- Es largo de explicar, y para que lo entiendas, te lo contare todo..Desde el inicio hasta el final.

Por su parte, Kagome solo podía sentir como el ambiente se trenzaba y los fuertes latidos de su corazón desbocado, no sabía que iba a pasar ahora, no sabía si realmente estaba segura de querer escuchar lo que iba a contarle, pero una parte de ella le incitaba, le gritaba que escuchara atentamente cada palabra que saliera de su boca, para por fin saber, quien era esa mujer, y sobre todo, que era o fue para InuYasha.

-Entonces hazlo, pero seme sincero.- Pidió en otro casi inaudible susurro, no sabía que le pasaba a su voz, pero al verlo así, hacia que su cuerpo reaccionara de manera extraña y que su voz perdiera la fuerza que la caracterizaba antes de salir de su garganta.

-Muy bien, entonces escúchame atentamente, porque esto va para rato.-Dijo sin sacar su mirada del cielo, que ahora que la tormenta se había ido, se podía ver un cielo poblado de estrellas, pero a su vez, iluminado por la luna, suspiro una vez más, tomando valor para hablar y volver a mirarla, y así comenzar el doloroso relato, de sus más dulces y mortíferos recuerdos.

-La mujer que viste en el cuadro, se llamaba Elizabeth, y ella...-Trago con dificultad, tratando de tranquilizar sus nervios y ansias, que le era casi imposible con la penetrante mirada chocolate.- Era mi prometida.

Cuando escucho eso ultimo, sintió que su corazón se detenía, y un fuerte dolor se apoderaba de él, pero en alguna parte de su cabeza, era consciente de que eso siempre lo supo de alguna manera, que esa mujer era muy importante para él, pero lo que no entendía aun, era el porqué esa última frase la hacía sentirse destrozada, triste, y desolada.

-Y..¿Qué paso con ella?.-Lo miro dubitativa mientras veía como sus facciones se contraían y su dulce mirada dorada se volvía totalmente sombrea, logrando que sintiera una enorme necesidad de levantarse y abrazarlo con fuerza, de decirle que ella estaba con el y que jamás, jamás lo dejaría.

-Ella..-Trago dolorosamente, esto realmente no era fácil de decir, ya que la culpa lo carcomía y el dolor de ver su rostro blanco sin vida en su cabeza le era aun mas tortuoso.- Ella murió..-

-Oh..lo lamento..-No supo que decir, ahora entendía un poco sus reacciones, ¿Quien podría hablar tranquilamente de su amada si esta misma ya no estaba con vida? ''Seguramente es muy doloroso para el...tal vez..aun la ama con todo su corazón.'' pensó entrecerrando un poco sus ojos, tratando de controlar sus impulsos de querer estar a su lado.- Que..le paso?.-

-Fue asesinada, por un vampiro.-Su mirada se volvió aun mas sombría al notar la reacción que tuvo la muchacha, al ver como se llevaba las manos a su boca para tapar un gemido de horror, como sus ojos chocolate se abrían exageradamente, reflejando aflicción, espanto, y estaba seguro que sería un peor cuando escuchara lo que estaba por decir.- Y ese vampiro..fui yo.-

Sintió como el aire no llegaba a sus pulmones, sintiéndose incrédula, no podía creerlo, no podía creer lo que acababa de escuchar, no..claro que no!, el no era de esas personas que mataban porque si!, de ser así la hubiera matado cuando tuvo la oportunidad, pero se detuvo, no pudo hacerlo y para agregar, la había salvado de Koga! No, no podía aceptar esto, tenía que haber algún motivo muy fuerte como para que hiciera eso, y estaba dispuesta a averiguarlo.

-No, no lo creo! -Se levanto exaltada, dejando a un InuYasha totalmente perplejo por su reacción, tan precipitada.- No voy a creerlo, jamás lo haré! tú no eres un asesino! Nunca lo serás, me lo podrás decir mil veces, pero no te creeré! un asesino es aquel que mata siendo consciente de hacerlo, que tiene maldad en su corazón, y se perfectamente que no eres de ese tipo de persona! eres un hombre bueno, lo veo en tus ojos, en tus reacciones! si fueras un asesino..no hubieras dudado en matarme aquella vez! -Camino a paso lento hacia el muchacho, que aun la miraba sorprendido y pasmado, mientras al quedar frente a él, levanto lentamente su mano hacia su rostro, acariciando con ternura su mejilla, posando su mirada en la suya, esa mirada que la dejaba sin aliento, y que a su vez, al ver la tristeza, el dolor, la sorpresa y un brillo especial que no supo definir bien, le demostraba con hechos que él no era un asesino.- No eres un asesino..El chico que me molesta y me protege no puede ser un asesino, así no es el.- susurro sin romper el contacto de sus miradas, ''Así no es Mi InuYasha'' dijo internamente.

Se quedado sin habla, jamás en su vida, nadie lo había defendido de esa manera, nadie había mirado mas allá de lo que era, nadie creído, solo ella y ahora esta pequeña mujer que acariciaba suavemente su mejilla, reconfortándolo, haciéndole casi creer, que él no era un asesino, que no era aquel monstruo que se sintió aquella vez.

-Kagome..-Entrecerró un poco los ojos y en un impulso poso su mano sobre la de ella, sintiendo la suavidad de su nívea piel.- Me alegra saber qué crees en mi, que vez mas allá del monstruo que soy al ser un Vampiro, pero, es la verdad, yo la asesine, y aun que fue hace siglo, jamás lo olvidare, como tampoco puedo perdonármelo.

-Pero InuYasha, no eres un asesino, sé que no la mataste conscientemente, algo me lo dice que no fue así y seguramente tendrías una razón para...dijiste siglos? -Levanto una ceja, casi incrédula.- -No creo que sea para exagerar tanto, por el cuadro parecía joven, y en ella estas igual que ahora -Frunció levemente el seño sin entender muy bien a que se refería.

-Kagome, porque crees que te pareces tanto a ella? -La miro seriamente, tensando levemente la mandíbula.

-No tengo idea, supongo que será mi doble o mi gemela perdida.-Río un poco para tratar de calmar el ambiente tenso, pero al notar como contraía sus facciones junto con su cuerpo, supo que algo andaba mal.- Que pasa? no te molestes tanto, fue solo un comentario algo lógico.-

-Tal vez si, pero no es exactamente como dices.- Se separo de ella y paso por su lado hasta quedar a un metro de distancia, sin voltear a verla, dándole la espalda.- Esto va mas allá de eso, tu parecido con ella tiene una razón, pero no es la que piensas o te imaginas.-

-Entonces, dime tu, porque me parezco tanto a ella? -Se dio vuelta para mirarlo, pero al ver su espalda y como esta volvía a tensarse, sintió un leve escalofrió recorrer su espalda.- Responde InuYasha.-

No tuvo respuesta de él enseguida, solo veía como se tensaba y apretaba los puños aun mas, dejándolos visiblemente blancos, y eso logro tensarla a ella, porque se ponía así? tanto le costaba decirlo?, y justo cuando iba a preguntarle nuevamente, vio como el se giraba, y la miraba de una manera sombría y a la vez, sumamente fría.

-La razón por la que ambas se parecen Kagome, es por un simple y llana razón.- Se acerco lentamente a ella, sin despegar su dorada y opaca mirada de la chocolate, mientras decía lo que tanto le costaba decir.- La razón es, porque eres su reencarnación, tu Kagome, eres la reencarnación de Elizabeth.-

Pudo sentir como el mundo se le caía abajo, como su cuerpo temblaba completamente, su respiración se le dificultaba, su corazón se desbocaba, esto no podía ser, era imposible! inconcebible! como iba a ser la reencarnación de una chica que tenía su edad según el cuadro!?, esto debía ser una mala broma, una muy pesada broma.

-Muy gracioso InuYasha, casi me la creo -Frunció levemente el ceño, mientras lo miraba con enfado.- No bromes con eso, sabes perfectamente que para que sea así, tendría que haber vivido hace siglo, no sé! demasiados años! y en el cuadro se ve perfectamente que tiene seguro mi edad, 18! y que tú tienes la misma, así que no pudo haber sido hace mucho.-

-Kagome, realmente cuantos años crees que tengo? -Se mordió el labio tratando de controlarse, esto no iba a ser fácil, nada, absolutamente nada fácil.

-Como que cuántos años tienes?¿Que tiene que ver eso ahora?.-Pregunto con impaciencia.

-Solo responde Kagome.-

-Mínimo y tendrás unos 21 años! y de ser así, dime, ¿Cómo es posible que sea su ''reencarnación''? ni que hubieras vivido tantos años InuYasha, las personas no pueden hacer eso!.- Sentencio, tratando de calmar sus ansias, queriendo comprender a donde quería llegar con todo eso.

-Claro, las personas no, pero los vampiros Si.- Y con esa sola respuesta, supo que había logrado dejarla desconcertada, al ver como su expresan se turbaba.- Yo no soy un chico de 21 años realmente, y sé que eres su reencarnación, por que cuando yo la mate, cuando yo la asesine, fue una noche de luna, justamente, hace 500 años atrás.-Dijo como ultimátum, mientras notaba como el rostro de la joven casi se desfiguraba, al no poder creer lo que acababa de decir.

-N-No puede ser cierto..c-como puedes vivir tanto? c-como puede ser?..-Trago saliva con dificultad, eran tantas cosas nuevas en su cabeza, tantas cosas que antes jamás hubiera creído, que a pesar de tener pruebas en frente suyo, no podía creerlas del todo.

-Es la verdad Kagome, si te fijas en el cuadro, veras que es demasiado viejo, sobre todo las ropas que se usaban, y no es imposible Kagome, los vampiros somos inmortales, y poseemos algo a lo que ustedes llaman..''juventud eterna'', nosotros no envejecemos como ustedes los humanos, nos quedamos con esta apariencia.-Explico rogándole a un dios que no creía que existía, que lo ayudara a hacerla entender y no asustarla.

-Vaya..es..imposible..-No pudo sostenerse más de pie y cayo de rodilla, pero fue atrapada justo a tiempo por él, que la miraba con preocupación, mientras ella solo estaba mirándolo aun sorprendida, lo miro fijamente a los ojos, tratando de buscar la verdad, si estaba mintiendo, si solo era un broma, pero lo único que pudo encontrar y sentir, es que decía la verdad, que él no estaba mintiendo, y que era un vampiro de 521 años si no se equivocaba.

-Sé que es difícil de creer, pero es la verdad, no soy un hombre de 21 años, sino de 521 -Suspiro, ayudándola a incorporarse, mientras la llevaba a la cama y la hacía sentarse junto a él.-

-Te creo..pero es que, es tan irreal..-Lo miro fijamente aun turbada.- Pero no entiendo algo, porque la mataste supuestamente? ella sabia tu secreto? Sabía que eras un vampiro? Cuando te diste cuenta de que lo eras? tus padres lo eran?.-

-Oye! tranquila niña, estás haciendo demasiadas preguntas -Sonrío un poco por primera vez en toda la noche, y rio internamente, al ver como se sonrojaba y miraba a otro lado apenada, callándose en el acto.- No, mis padres no eran vampiros, eran humanos, por ende, yo también lo era, y si la mate..-Callo unos momentos meditando que decirle, para luego mirarla y seguir.- No fue intencional, esa noche yo..iba a visitarla como todas las noches, pero algo me ataco, y perdí el conocimiento, al despertar me sentía extraño y no le di importancia, entonces fui a buscarla, trepe hasta su balcón notando extrañado la rapidez y fuerza que tenia, y al llegar, ella estaba esperándome, pero al verla...-Apretó los puños, dejándolos casi blanquecinos.- Me descontrole, me descontrole totalmente, y entonces la mordí, bebí su sangre Kagome -Su mirada dorada se volvió opaca y llena de tristeza al recordar con claridad el momento en que lo hizo.- y al ser un vampiro inexperto, no pude controlarme..no pude controlarme a tiempo!.-Sentía como las lagrimas luchaban por caer, pero como todo hombre, las reprimía, no quería que ella viera su debilidad, no quería que viera esa faceta en el.- Entonces en el momento en el que sentí su cuerpo casi inerte, fue cuando reaccione, pero ya era tarde, había bebido tanta sangre, que la había dejado al borde de la muerte y así fue, murió..murió en mis brazos..-

Se mordió el labio aun luchando contra esas gruesas lagrimas que se acumulaban en sus ojos, pero estaba determinado a no llorar, ni mostrar sus debilidades, pero justo en el momento donde iba a decir algo más, escucho un pequeño e inaudible sollozo, obligándolo a voltear su cara, mirando a la pequeña persona que estaba a su lado pero se quedo sin aliento al ver su rostro y notar sus pequeños brazos rodeándolo, mientras apoyaba su rostro en su pecho, humedeciendo su camisa ya seca, dejándolo totalmente perplejo.

Kagome, luego de escuchar su historia, no pudo más que llorar, llorar al sentir y comprender su dolor, por ese sentimiento de impotencia que le carcomía el corazón junto con un dolor punzante, al verlo tan decaído y culpable, al comprender porque se llamaba asesino y justo en el instante en el que sus mirada se encontraron, no pudo reprimir el impulso de abrazarlo, de enterrar su cabeza en su pecho, de demostrarle, que ella estaba ahí con el, que no le importaba que la haya matado, que no le importaba que fuera un vampiro y encima de 521, quería demostrarle..que ella siempre, siempre estaría a su lado.

-Kagome..-Dijo aun sorprendido por su reacción, pero fue interrumpido, por su quebradiza y dulce voz-

-N-No me importa..No me importa lo que haya pasado..tu relato lo único que me pudo confirmar, es que no eres un asesino! -Grito con todas sus fuerzas, aferrándose mas al cuerpo de él.- No la mataste porque querías, no la asesinaste! no podías controlarte, no sabía lo que en ese momento eras! no sabía nada! eras inocente..no me importa lo que diga, para mí nunca serás así, y aun que me diga que eres un monstruo no voy a dejarte!.-oculto su rostro en su pecho tratando de calmar sus sollozos .- Solo quiero estar a tu lado..-Susurro con todo el extraño sentimiento que empezaba a nacer en ella por él, dejando aun mas perturbado al pelinegro.-

El oji dorado simplemente no sabía que decir, sus palabras habían tocado a fondo su torturado corazón, haciéndole sentir que no era un monstruo, que no era malvado, que no era alguien despiadado, expresándole que ella nunca lo dejaría, que estaría siempre a su lado, y eso, en el fondo de su alma, era lo que más deseaba, esa pequeña mujer que ahora lo abrazaba como si su vida dependiera de eso, lo hacía entirse mejor persona, y quería que se quedara a su lado para siempre junto con su calidez.

Poco a poco paso sus brazos por su pequeña cintura, correspondiendo el abrazo, pegando más su pequeño cuerpo contra el suyo, sintiendo como ella se tensaba al principio y luego se relajaba, como él lo estaba haciendo, dejándose llevar por ese sentimiento de querer abrazarla y llenarse de su calidez.

Luego de un rato, ellos se separaron y se miraron fijamente a los ojos, los ojos chocolate, brillaban como nunca antes lo había notado, haciéndola ver mucho más hermosa ante los ojos dorados, que ahora no estaban tan opacos como antes, sino, que avían recuperado aquel color vivaz e intenso que lo caracterizaba, todo gracia a ella.

-Gracias..Kagome.-Le sonrío esta vez por completo, acariciando la mejilla sonrojada de la joven, con suma ternura y delicadeza.-

-N-No agradezcas..-Se mordió un poco el labio tratando de controlarse por 5ta vez consecutiva, como era posible que ese hombre le trajera tantos estragos en su cuerpo?.- Pero..p-puedo preguntarte algo más?.-

-Claro, dime.- Levanto una ceja expectante, sintiéndose a su vez, ansioso.-

-Me..me contarías como la conociste? su historia? -Lo miro algo nerviosa, con un gran sonrojo en sus mejillas.-

El realmente se sorprendió por eso, realmente no se esperaba que dijera eso, pero realmente, como negarle algo?, después de todo, ella lo había escuchado, no lo había juzgado, tampoco menospreciado o temido, sino, que lo había aceptado dejando claro, que quería seguir a su lado.

-Realmente quieres saberlo? -Paso su mano por su cuello masajeándose un poco esa zona, tanto por nerviosismo, ansiedad, y como tención.

-Realmente..me gustaría saberlo, pero, no tienes porque decírmelo si no quieres..-Bajo la mirada algo apenada, empezando a jugar con la punta de sus dedos.

-Fue mucho antes de tener 21, en realidad, la conocí cuando tenía 5 años y yo 7 -Sonrío levemente por el recuerdo empezando a relatar su historia, mientras la ojichocolate lo miraba atentamente.-

Flashback

Un día soleado, en la época de los caballeros y las damas, una época donde el rico era más rico y el pobre más pobre, donde las damas eran casaderas y los hombres se dedicaban a los negocios, un pequeño niño de hermosos ojos dorados y cabello largo del mismo color que el manto nocturno, se encontraba, sentado en techo del orfanato en el que vivía, ya que él era un niño humilde que había sido abandonado por sus padres cuando era solo un bebe, pero eso, no afectaba la sonrisa contagiosa y la alegría espontanea que este siempre tenía, a pesar de tener su carácter de los mil demonio.

Estaba mirando el centro, donde las persona humildes y mercaderes vendían sus productos y los ricos los compraban, ya sea ropa, joyas, comida, etc, y ya cansado de esa vista, bajo del techo y empezó a correr por ese lugar, dispuesto siempre a la aventura, de ver que podía encontrar.

Pero lo que no supo, es que al estar tan entusiasmado viendo todo a su alrededor, delante de él venía corriendo una niña, y al voltear su mirada dejando de ver el paisaje volviéndola a poner al frente con una pequeña sonrisa, esta se borro al ver el choque inminente que ambos iban a tener.

-Cuidadoo! -Grito el niño, para que la niña despierte de su ensoñación y se dé cuenta de que iban a chocarse, pero lamentablemente, no tuvo tiempo de frenar y ambos niños se chocaron, cayendo al suelo uno sobre el otro.

-Auch! oh! lo lamento mucho! no me fije donde iba! -Dijo la niña con voz dulce e inocente, mientras fijaba su mirada chocolate en el pequeño niño que estaba debajo de ella.

-Auu! fíjate por donde..-El se quedo mudo al ver a la niña, era realmente hermosa, tenía el cabello negro como el suyo y caía liso por su espalda, era más pequeña que él, tenía unos tiernos ojos color chocolate que lo miraban con preocupación y una piel muy blanca, como la nieve misma, dejándolo totalmente cautivado- Eh..n-no importa, estoy bien, gracias.-

-Oh! qué bueno! -Sonrío con ternura la niña, mientras al darse cuenta de su cercanía un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas, apartándose de el de inmediato, ya que jamás había estado tan cerca de un niño, y recordaba a su madre decirle algo sobre la reputación.

-Y tú? estas bien? -Se levanto mientras se sacudía un poco el polvo y volvía a mirarla, ahora detallándola un poco mejor, viendo que tenia puesto un vestido cubierto de encaje, color durazno con lazos a su alrededor color blanco, unos zapatitos del mismo color que su vestido y una capa de color blanco atada al cuello, por lo que dedujo era una niña rica.-

-Si! muchas gracias! como te..-Pero no pudo continuar con la pregunta, al escuchar como la llamaba su nana, entonces se asusto, ella no quería irse con ella, quería pasear y conocer el lugar, era tan aburrido estar encerrada en su mansión, que hoy que la dejaron salir, disfrutar del aire fresco.

-Mmm? parece que te están buscando, ya te vas? -Pregunto el niño con un tono lleno de tristeza, realmente no quería que su nueva ''amiga'' por decirlo así se fuera.-

-Supuestamente si..pero no quiero ir! no quiero volver a estar encerrada, quiero pasear un poco y conocer el lugar -Entrecerró los ojos la oji chocolate, suspirando suavemente, deseando con todas sus fuerzas poder quedarse un poco más.

-Entonces..ven conmigo! -El niño, entusiasmado agarro la mano de la niña, y se fue corriendo junto a ella, alejándose de su nana, mientras que al principio la pequeña niña lo miraba con sorpresa, para después sonreír alegremente por su travesura y correr junto al niño, que consideraba, su nuevo amigo.

Los pequeños niños, pasearon por todo el centro, mientras escapaban de la nodriza, y así, pasaron el tiempo, entre risas y correteos, pero sabían que ella ya tenía que volver, ya que no quería preocupar tanto a sus padres, pero antes de que ella volviera con su nana, se fueron a un parque que había en ese lugar, rodeado de hermosas flores.

-Muchas gracias por la aventura de hoy! me ah encantado! -Le dijo la niña con una pequeña sonrisa, mientras miraba como el niño se sonrojaba y esquivaba su mirada.-

-Keh! no es nada señorita -Dijo en un susurro, para luego de unos segundos volver a mirarla, y ver de nuevo esa sonrisa que le alegraba el corazón.-

-Oh! ya es hora de irme, me divertí mucho! gracias por todo -Dijo la pequeña niña, haciendo una pequeña reverencia y empezando a caminar hacia donde sabía que estaba su nana, pero fue interrumpida por la voz del niño detrás de ella.-

-Espera! me dirás tu nombre?.- Le pregunto inocentemente, esperando su respuesta.-

-Em..primero dime el tuyo! -Le sonrío al niño algo nerviosa, sin que este lo notara.-

-Me llamo InuYaha! listo ya lo dije! ahora te toca, cuál es tu nombre?.-

-Mi nombre es...-Pero antes de decirlo, se arrepintió, ya que ella era sumamente conocida por el pueblo, sus padres eran dueños del exactamente, entonces no sabía que decir, y si se lo decía y dejaba de tratarla como una chica normal y empezaba a tratarla fríamente con respeto? No quería eso! él era su primer amigo y no quería que la tratara igual que los demás, entonces, decidió hacer solo una cosa.- Porque no mejor jugamos un juego?.-

-Un juego? cual juego!? -Pregunto curiosamente.-

-El juego es que me tú debes adivinar mi nombre! -Dijo sonriendo levemente.-

-Adivinar tu nombre?.- La miro algo turbado, pero luego sonrió.- Esta bien! aun que es extraño jaja.-

-Jaja un poco, pero lo harás?.-

-Si! tu nombre es..-Empezó a pensar miles de nombres para ella, pero cada vez que pensaba uno, lo descartaba, ya que sentía que no iba con ella, entonces, en un pequeño flash, pudo encontrar un nombre que sintió realmente, que era digno de ella.- Tu nombre es..Elizabeth! acerté?.-

La pequeña niña, sonrió internamente, ya que no había adivinado su nombre, pero, lo que si había acertado, era que ese nombre le gustaba, y siempre quiso llamarse así, como su abuela, entonces esta asintió, riendo levemente al ver la cara de triunfo que ponía el pequeño.

-Si! acerté acerté! -Festejo el pequeño, mientras veía reír a la pequeña niña, sintiéndose totalmente feliz al saber que ahora no estaba tan solo, ahora tenía a su amiga Elizabeth.

-Si! lo hiciste!, pero puedes decirme Eli! así es más corto! -Río alegremente la pequeña, mientras se disponía a darse vuelta e ir en dirección a donde se encontraba su nana.

-Espero! Eli, nos volveremos a ver?. -Pregunto el InuYasha algo triste al ver que su amiga ya se marchaba, con la pequeña esperanza de que dijera que sí.

-Claro! volveré mañana! a las 2 de la tarde! y te encontrare en este mismo lugar! si? -Sonrío la Eli al ver como el rostro triste del pequeño se iluminaba de alegría.

-De acuerdo! aquí estaré! -Dijo el pequeño, regalándole una dulce sonrisa a la pequeña, que al verla, sintió que su corazón daba un vuelco.

Y así, con esa inocente promesa de volverse a ver, se fueron cada uno a su respectivo camino, InuYasha al orfanato, y Eli con su nana, que al verla sana y salva, la abrazo fuertemente, regañándola de que no vuelva a escaparse así y llevándosela devuelta a la mansión.

Pero lo que no sabían estos pequeños niños, era que el destino les tenia, otro plan, y este plan empezaba su curso, ese misma noche de tormenta, cuando una familia adinerada que no podía tener hijos, se adentraba al pequeño orfanato, buscando a un niño para el cual poder criar como suyo.

-Buenos días señorita, somos la familia Taisho, y hemos venido aquí para poder adoptar a un pequeño -Dijo Inu No Taisho, un hombre con un porte imponente, alto, con rasgos finos y muy varoniles, pecho ancho y bien formado, cabello peculiarmente plateado largo sujetado por una coleta alta, y sus ojos, de un color dorado que dejaba sin aliento a cualquier dama, aun que esta estuviera casada.

-Oh por supuesto! quiere con algún rasgo en especifico? edad por ejemplo? niño o niña? -Dijo la recepcionista sonriéndoles amablemente.-

-No realmente, aun que tratamos de buscar a alguien pequeño, tal vez unos 7 años mínimo! -Sonrío amablemente la Señora Taisho, de nombre Izayoi, era una mujer sumamente hermosa y con mirada dulce, unos hermosos ojos azul profundo que parecían un mar de emociones, piel blanca y a simple vista suave, dulce sonrisa, de pequeña estatura a comparación de su esposo, con el cabello largo hasta más abajo de la cintura, tan negro como la misma noche.-

-Oh! de acuerdo, pasen por aquí por favor.-Dijo la recepcionista, abriendo la puerta que tenía a su derecha para que puedan pasar y ver a los pequeños, los cuales se encontraban en ronda jugando con una pelota de color rojo, y al ver a los señores Taisho entrar tiraron de inmediato para poder pararse y ponerse en fila.

-Bueno, estos son todos los que tenemos de 7 a 10 años, los más grandes están en la puerta que ven a su Izquierda, por favor, pasen e interactúen con ellos. -Sonrío la señorita, mientras veía pasar a la pareja hacia los niños y empezaban a interactuar con ellos.-

Pasaron un rato así, y realmente les era muy difícil elegir a uno, ya que todos eran encantadores, pero justo en el momento, se abrió la puerta que anteriormente había cerrado la chica que los había recibido, dejando pasar a un pequeño, que de solo verlo, se quedaron prendados a él, como si sus corazones supieran, que él era aquel hijo que tanto habían buscado.

Lo mismo le paso al niño, al verlos, sintió que algo en su interior le decía que se acercara, pero la timidez y el miedo a ser rechazado se lo impedía, quedando totalmente inmóvil en su lugar, mientras veía como la pareja empezaba a acercarse lentamente arrodillándose frente a él al llegar.

-Hola pequeño, cómo te llamas? -Pregunto Izayoi, mirando con ternura al pequeño.

- InuYasha señora-Respondió en un susurro, sin dejar de ver al señor que estaba a su lado.-

-Y dime InuYasha, te gustaría salir de aquí y tener una familia?.-Dijo el Señor Taisho, mientras agarraba la mano de su esposa, sonriéndole con suma confianza al pequeño.-

-Si! es lo que todos queremos! me gustaría tener un papa y una mama, pero..-susurro el InuYasha mientras sus dulces ojos dorados se llenaban de pequeñas lagrimas.

-Pero que pequeño? o no llores.-Dijo con ternura la Señora Taisho, mientras sacaba un pañuelo de su bolso y lo pasaba por las mejillas y sus ojitos, que la miro sorprendida por su acción.-

-Porque..siempre me rechazan todas las personas que están aquí.-Declaro, mientras con su pequeña manita agarraba la de Izayoi y le sonreía levemente.- Gracias! pero estoy bien! los hombres no lloramos! -

-Pues, esta vez no será así- Dijo Inu No mientras el ojidorado lo miraba con intriga y sin entender a que se refería.- Dime InuYasha, te gustaría que nosotros seamos tus padres, y tu familia? o mejor dicho, quisieras ser nuestro hijo y así formar una familia juntos? -Sonrío el Señor Taisho mientras veía que el pequeño lo miraba sorprendido y a su vez intentaba controlar las lagrimas que intentaban caer por sus mejillas.-

-D-De verdad?..-Sollozo el pequeño mientras veía como su nueva ''mama'' extendía sus brazos hacia él, invitándolo a ir con ella.-

-Claro que si mi pequeño.- Respondió con suma ternura Izayoi, mientras veía como InuYasha acortaba la distancia entre los dos y la abrazaba por el cuello aferrándose a ella, mientras le correspondía el abrazo, levantándose con él en brazos, escuchando a su espalda, los aplausos y festejos de los demás niños, al ver que su amigo había conseguido una familia y señoritas que los cuidaban al ver tan tierna escena.

El señor Taisho abrazo a su nueva familia, mientras se iba a preparar los tramites, para la adopción, dejando a Izayoi con InuYasha que se despedía de sus amigos y compañeros de orfanato.

Al terminar todo, los tres se fueron directo al carruaje que los esperaba afuera, mientras nuestro ojidorado se pegaba a la ventana, despidiéndose de sus amigos y cuidadoras, hasta dejar de verlos por la ventana, mirando nuevamente a sus padres, sintiéndose el niño más afortunado del mundo.

-Veras InuYasha, ahora nos vamos a ir a casa, una casa que tenemos a las afueras del pueblo, pero mañana pequeño, nos iremos a Italia, a nuestra mansión de allá! ya que tu padre tiene negocios que atender, pero te prometemos que volveremos aquí lo más pronto posible si?.-Dijo la señora Izayoi mirando al pequeño que la miraba algo triste y preocupado, pensando que era porque se tendría que ir del pueblo, y no ver más a sus amigos del orfanato.

-Si..mama..-Le sonrío el pequeño forzosamente, sintiendo una enorme tristeza, al saber que la promesa que se habían echo, no se cumpliría por su culpa, esperando que algún día si volvía a verla, lo perdonara.

Mientras tanto, en la mansión del dueño del pueblo, la situación tampoco estaba favorable para la pequeña, ya que su nana había contando a sus padres de su imprudente comportamiento, haciendo así que se enfadaran.

-Pero en que estabas pensando!-Grito la Señora de la casa y madre de la niña, Tsubaki Miko, una mujer que a simple vista se notaba que era una mujer elegante y de modales refinados, alta, con el cabello negro y lacio como su pequeña hija, con las facciones maduras pero sin dejar de ser dulces, con ojos de un intenso verde agua que eran un mar de secretos para cualquiera que los contemplara, mirando sumamente enojada a su pequeña hija, que mantenía la cabeza agachada.-

-Lo siento..-susurro la pequeña Eli mientras agacha su cabeza, mordiéndose el labio levemente tratando de controlar las ganas de llorar, mientras escuchaba los gritos, replicas y demandas de su madre.

-No me basta con un lo siento! es que quieres matarme de un disgusto?! Que hubiera hecho si no te encontraba tu nana y te perdíamos?! No te das cuenta de lo mucho que te queremos hija! -Dijo su madre alterada, pero a su vez con un deje de angustia en su voz, mientras miraba de manera reprobatoria a su pequeña hija.

-Lo siento..no fue con mala intención, solo quería disfrutar del pueblo y buen clima -Susurro la pequeña elevando su cabeza para así poder mirar a su madre, que al ver las lagrimas acumuladas en sus pequeños y dulces ojos, empezó a calmarse y a reprocharse mentalmente que tal vez había sido un poco dura, pero al enterarse de lo sucedido se dejo ganar por la angustia del momento.

-Mi niña, sabes que yo y tu padre te amamos y no queremos que te pase nada malo -Se arrodillo frente a ella agarrando sus manitas con las suyas con suavidad.- Pero también debes entender que ese no es el comportamiento apropiado para una señorita, debes pensar en tu reputación pequeña, que te ayudara en el futuro.

-Si madre, prometo ser mas consiente y prudente la próxima vez.-

-No habrá próxima ves.- Se escucho la voz imponente de alguien que entraba con firmeza y altivez a la sala.- Lo hemos pensado con tu madre y hemos decidido que te mandaremos a un internado de señoritas para que aprendas a comportarte y por lo irresponsable que has sido hoy, te irás mañana mismo al internado de Londres!.-Sentencio el hombre que había entrado, que era nada más ni nada menos que el padre de la niña, Kaito Miko, un hombre con un porte elegante e imponente, con las facciones bien formadas y duras, un poco más alto que su jovial esposa, con el cabello negro azabache y ojos marrones que a pesar de la dureza que expresaban en ese momento, generalmente eran comprensivos y dulces, tal como los había heredado Elizabeth.

La pequeña al escuchar eso, la única reacción que pudo llegar a manifestar fue la de levantarse de la silla en la cual la había sentado su madre mirando con horror y tristeza a su padre, que siempre había sido dulce y comprensivo con ella, tratando de buscar en esa mirada tan igual a la suya, la esperanza de que esto sea una broma, pero al ver la firmeza y determinación en sus ojos, solo pude sentir que se le rompía el corazón al recordar el rostro sonriente de InuYasha, y su promesa de verse, que por una jugada del destino, no podría cumplir.

-P-Pero..padre yo..-Tartamudeo, tratando de convencer a su padre, sin encontrar las palabras exactas para lograrlo, pero fue interrumpida por la firme voz de su progenitor.

-Sin peros! es una decisión tomada y esta vez no cambiare de parecer, te hemos dado muchas oportunidades para que te comportes, confiamos en tus promesas, pero con lo que paso hoy, veo que con eso no es suficiente, sabes que tu madre y yo te amamos y queremos lo mejor para ti pequeña, y aun que me duela esto, sé que me lo agradecerás con el tiempo. -Se dirigió hacia su esposa que estaba arrodillada junto a su hija y le acaricio levemente la cabeza, ya mucho más calmado que cuando entro en primer lugar.- Ve a hacer tus maletas, ya que mañana a primera hora te llevaremos al Internado, se que debes estar triste..pero como ya te eh dicho, me lo agradecerás en el futuro.- Susurro mientras dejaba de acariciar su cabeza, para tomar la mano de su esposa y ayudarla a levantarse del suelo.

-Si padre, lo que tú digas..- Susurro, haciendo una pequeña reverencia, para luego irse a su habitación, donde lo primero que hizo al cerrar la puerta detrás de si, fue tirarse en su cama para llorar amargamente, al sentir la tristeza de saber que se iría de su casa por un largo tiempo indefinido y sobre todo por la promesa imposible de cumplir con el pequeño niño que había conocido, esperando, rogando porque a pesar del tiempo que transcurriera sin poder verse, no se olvidara de ella y su dulce amistad.

Y mientras en esa habitación solo se podían escuchar los sollozos de la joven ama de la casa, en la sala principal, estaban los padres de esta, sintiéndose algo culpables al saber ya de por si, que estaría haciendo su hija en ese momento.

-No crees que fuiste un poco duro?- Dijo Tsubaki a su esposo que se encontraba sentado en uno de los mullidos sillones que poseía la sala, mientras ella se encontraba parada enfrente de él, mirándolo un poco triste y angustiada.

-Puede ser, pero sabes que es lo mejor para nuestra hija y su educación.-Susurro levantando su mano ofreciéndosela a su esposa, para que esta la tomara y así poder acercarla a él, haciendo que se siente a su lado y poder abrazarla, esperando junto con ella, que esta decisión que habían tomado, ayude a su hija a ser una señorita bien vista por la sociedad.

Y así, desde ese día, el destino de aquellos niños, lo separo por largos años, donde cada uno, vivió su vida junto con sus obligaciones y vivencias, pero sin dejar de recordar aquella promesa que se hicieron de niños, sin olvidar aquella promesa y esa amistad que habían forjado, preguntándose si algún día se volverían a encontrar, pero lo que no sabían, eran que ese día llegaría inesperadamente, 14 años después de aquel fatídico día.

-InuYasha cariño, ven tenemos que comunicarte algo! -Se escuchaba desde la sala la dulce voz de Izayoi mientras llamaba a su no tan pequeño hijo.

-Ya voy mamá! -Respondió InuYasha, dejando de mirar por el balcón de su cuarto para darse vuelta y caminar escaleras abajo mientras pasaba al lado de un espejo deteniéndose en el acto- Vaya..quién diría que llegaría a ser así un niño de un orfanato? -Se pregunto a sí mismo en un susurro silencioso, mirándose a sí mismo, notando lo mucho que había cambiado-

Ya no era un niño pobre que apenas se podía vestir con un harapo roto y sucio por el escaso dinero que tenía el orfanato, no, ahora era todo un hombre de veintiún años, con un físico moderado, ni trabajado al extremo ni débilmente trabajado, sino a medida, alto casi rozando el metro ochenta, su cabello negro como el manto nocturno, notoriamente más largo que cuando era un niño, y lo único que no había cambiado, aquellos ojos dorados que seguían siendo tan inquietantes y profundos como cuando era un niño, vestido con una camisa blanca con los primeros botones desabrochado y unos pantalones negros elegantes al igual que sus zapatos, no, ya no era ese niño que apenas tenía algo para ponerse, comer o aprender, ahora era un hombre hecho y derecho, pero seguía siendo tan bueno y humilde de corazón como en antaño.

Al terminar de examinarse bajo los últimos peldaños de la escalera, para ir caminando a paso tranquilo pero firme, hacia la sala, donde se encontraba su madre, aquella mujer que desde que lo adopto se convirtió en su refugio, en aquella persona que cualquiera estaría orgulloso de decir ''madre'' y su padre, que le enseño y ayudo a pesar de las pequeñas dificultades, a convertirse en el hombre que era hoy.

-¿Que sucede madre? paso algo que me llamabas tan ansiosa? -Le sonrío con ternura mientras se acercaba a ella para abrazarla, ya que por más dulce que fuera la señora Taisho, si no le dabas un abrazo al verla seas su hijo o marido, se pondría de un humor que desearías no haber nacido, literalmente.

-Oh mi pequeño! lo que pasa es que tenemos una gran noticia para tí! y estoy segura que te gustara! -Respondió con una agradable y entusiasmada sonrisa, mientras se alejaba levemente de su hijo, mirándolo con todo el amor que una madre podría expresar con su mirada-

-Iza cariño, ya no es tan pequeño, si hasta te lleva cabeza y media mujer! -Río con levedad al ver la reacción de su esposa por el comentario, podría tener 45 años, pero seguía siendo una niña con las actitudes que tenia-

-Oh cállate ya Inu no, o dormirás en el sofá! -Sentenció la señora Taisho, mirando con mala cara a su esposo-

Al ver la mirada casi asesina de su esposa, simplemente callo, siendo abordado por la estrepitosa risa de su hijo, burlándose de el al verlo doblegarse tanto por su mujer, pero al ver como ella le ponía la misma cara se calló enseguida, logrando sacar una sonrisa de triunfo a InuNo, al ver que no era el único doblegado por su esposa Izayoi

-Bueno como decía, tenemos una noticia importante para decirte- Agarro su la mano de su hijo para sonreírle con ese brillo de felicidad característico en sus ojos.- Nos volvemos a Japón! te acuerdas de tus amigos del orfanato? podrías ir a visitarlos! iremos para la fiesta de la familia de iniciación de la hija de la familia Miko, nos han invitado, y como justo es en el pueblo donde te encontramos, pensamos que sería una gran idea! que dices?-

InuYasha, simplemente se quedo helado, sin reaccionar por unos escasos minutos, volvería, volvería a aquel pueblo donde creció, donde la conocía a ella, que a pesar de tantos años, nunca pudo olvidar, aún tenía en su memoria su tierna sonrisa al despedirse de él, Lo habrá olvidado? se abra enojado por su promesa rota? no lo sabía pero algo dentro de él, quería volver a verla, a su única amiga de aquél entonces.

-Claro, sería estupendo volver a pisar esas tierras, y ver como les fue a los chicos del orfanato en todo este tiempo -Sonrío tranquilamente y con un entusiasmo notorio en sus facciones, que logro alegrar aun más a su madre y sacar un largo suspiro de tranquilidad en su padre-

-Muy bien, entonces está decidido, partiremos en una semana a Japón, así que empieza a ver lo que llevaras- Con ese último comentario, InuNo se posiciono delante de su esposa, para ayudarla a levantarse y así llevársela a la cocina, dejando a InuYasha solo, perdido en sus pensamientos

Se levanto del sillón, para así caminar hacia la ventana, mirando nuevamente el paisaje que anteriormente había mirado por su balcón, pensando aun en aquella niña que conoció hace tantos años, esperando poder encontrarla aun en aquél lugar, si no era que se había marchado como él lo hizo.

-Elizabeth, aun te recuerdo, no te he olvidado en todos estos años, como tampoco nuestra promesa- Entrecerró los ojos suspirando con levedad, pasando una mano por su cabello como acostumbraba al estar ansioso- espero poder encontrarte, y así explicarte porqué no la he cumplido y sobretodo, que me recuerdes como yo te recuerdo amiga mía -y con ese último susurro mas para sí que para otra persona emprendió camino hacia su recamara.

Mientras tanto, en Japón, precisamente en la mansión del dueño del pueblo, se encontraba la hija de este, parada frente a un gran espejó, probándose un hermoso vestido color blanco, que sería el que usaría para su presentación a la sociedad, mientras su madre le hacía unos pequeños retoques

-Te ves hermosa hija, estoy orgullosa de ti, ahora eres una mujer, digna, refinada, elegante, tal y como siempre soñamos tu padre y yo que serías -La elogio su madre mientras le sonreía con orgullo, su pequeña había crecido y se había convertido en lo que tanto habían deseado.

-Gracias madre, no lo habría logrado sin ti- Respondió con suavidad la muchacha mientras se contemplaba al espejo, mucho había cambiado desde que se fue a aquella escuela de señoritas, se había convertido en una de las mejores de su clase, pero no había perdido ese brillo de juventud y travesura de su mirada, era algo que nadie podría quitarle, su físico también se había desarrollado, mucho más alta que su madre, sus pechos generosamente proporcionados, una cintura de avispa, fina y con unas curvas perfectas, labios carnosos y rosados, junto con su cabello negro como el carbón liso hasta más abajo de la cintura, junto con sus ojos marrones como el chocolate, si, había cambiado físicamente, pero jamás en esencia.

-No digas eso pequeña, lo has logrado tu sola, con tu esfuerzo y dedicación -Terminando de arreglar el vestido, contemplo con satisfacción que le quedaba con un guante, apoyando su mano en el hombro desnudo de su hija- Estamos orgullosos de ti, y lo estaremos aún más en la fiesta en una semana, terminaremos todos los preparativos mañana, y ya hemos confirmado todas las invitaciones! -Exclamo con ansiedad mientras se dirigía a la puerta.- Llamaré a una sirvienta para que te ayude a quitártelo, iré con tu padre a ver los preparativos -Y con una última sonrisa, desapareció de la habitación, dejando a la joven muchacha sola aun mirándose al espejo.

-Con que 14 años..-Susurro casi inaudible para cualquiera mientras llevaba una de sus manos a su pecho, donde estaba su corazón.- Han pasado tantos años desde la última vez que lo vi..mi único amigo, la única persona que me trato como su igual, no con respeto e hipocresía por ser la hija del dueño del pueblo..-Camino a paso lento hacía el balcón de su habitación mirando el paisaje nocturno que se asomaba en el- Como me gustaría volverte a ver, decirte porqué no pude acudir al lugar de nuestra promesa, me habrás olvidado? estarás enfadado?, sin tan solo pudiera explicarte que fue lo que sucedió, pero no puedo, tengo que cumplir con mi papel de hija, pero espero que mi mensaje llegue con el viento hacía ti, InuYasha..-Susurro mientras la brisa acariciaba sus cabellos, con la promesa de enviar su mensaje a aquella persona que a pesar de los años no había olvidado.

Al escuchar los golpes de la puerta, y la voz de la sirvienta pidiéndole pasar, despertó de su ensoñación y camino hacia la puerta para abrirle, si, ella tenía un deber y debía cumplirlo aun que eso significara perder al único amigo que realmente valía la pena.

Y así, más rápido de lo que esperaban dos almas que buscaban rencontrarse, sin saber que así sería, paso una semana, una semana donde ambos no dejaban de pensarse, de reflexionar, de pedir al silencioso viento que enviara ese mensaje de perdón, por una promesa rota que ninguno pudo cumplir.

En un carruaje camino a la gran mansión Miko se encontraba nuestro joven protagonista, que mirando por la ventanilla de este, se perdía en el mar de sus pensamientos, recordando con felicidad que al llegar lo primero que hizo fue visitar el orfanato, encontrándolo en mayores condiciones que hace 14 años atrás, gracias a las donaciones que hacían cada mes, sintiéndose orgulloso de poder ayudar a aquellos que fueron como él, y por otro lado, la tristeza lo embargaba, ya que hasta ahora no había encontrado a su amiga de la infancia, que seguramente ya se había marchado del pueblo.

-InuYasha, InuYasha cariño -Escucho como un suave eco la voz de su madre, trayéndolo a la tierra, mientras giraba su mirada hacía su madre, esperando escuchar porqué lo llamaba con tanta insistencia- Cariño que te pasa? estuviste todo el camino pensativo mirando por la ventanilla, sucede algo?-

-No madre solo estoy algo distraído es todo -Le sonrío para tranquilizarla, su madre a veces podría ser bastante perspicaz.- Solo eso, falta mucho para llegar?-

-Por eso te estaba llamando tu madre, ya llegamos -Respondió con voz firme su padre, mirándolo con una ceja levantada.- Estabas tan distraído que no te diste cuenta siquiera que ya hemos llegado a la Mansión Miko, despiértate y vuelve a tus 5 sentidos -Y con esto último bajo del carruaje mientras ayudaba a su esposa a bajar de igual forma.-

Sorprendido, volteo su mirada para ver con claridad, que lo que decía su padre era cierto, habían llegado y el de alunado no lo había notado, era una mansión bastante grande y elegante, llena de decorados y luces por la fiesta que se llevaba a cabo, haciéndolo suspirar con pesar, odiaba esas estúpidas fiestas y más a la gente hipócrita que asistía, todo para ellos era dinero, puro dinero, no les importaba nada más.

Bajo casi a regañadientes del carruaje, mientras ofrecía a su brazo izquierdo a su madre, ya que estaba a su derecha, mientras que su padre estaba a su izquierda, agarrándola con su brazo derecho y una vez que dicha mujer le correspondía el agarre, caminaron los tres hacía la mansión Miko.

-Bienvenidos familia Taisho, es un placer verlos por aquí! -Respondía la anfitriona Tsunami mientras agarraba con firmeza pero sin dejar de ser delicada, el brazo de su marido Kaito.-

-El placer es nuestro Tsubaki, esta fiesta es preciosa, te felicito por el decorado -Elogió Izayoi, mientras veía a su hijo y su esposo, ir con el señor Kaito hacia un grupo de hombres, seguramente para hablar de negocios.

-Oh muchas gracias! lo e preparado todo yo, todo por mi pequeña princesa -Sonrío con ternura, recordando que pronto bajaría y dejaría deslumbrados a toda dama o caballero del lugar, sintiéndose orgullosa.

-Oh que detalle! y su hija cuando bajara?- Pregunto con curiosidad Izayoi.-

-En un momento, iré a buscarla, con permiso Iza- La saludo con una respetuosa reverencia mientras se encaminaba hacia la habitación de su hija-

Por otra parte InuYasha no dejaba de maldecir en silencio, escuchando las aburridas charlas de negocios que tenían su padre y otros hombres, es que no tenían otra cosa que conversar? aburrido de tanta palabrería inútil desvió la mirada hacía su madre, quién ahora hablaba con otras damas de sociedad, ''envidia'' fue lo que pensó mientras suspiraba nuevamente, tratando de prestar a tención a la charla de ''hombres'' que se llevaba acabo, pero cuando iba a responder, las voces, ruidos, y luces se apagaron totalmente y solo una humilde luz se podía distinguir apuntando a un solo lugar, que al llevar su mirada dorada a esta, se quedo totalmente pasmado y a la vez cautivado por lo que veía.

Una hermosa joven se mantenía de pie en la escalera, con un hermoso y vaporoso vestido blanco, lleno de encajes color perla, entallado a su cintura, sin mangas, con un escote en forma de corazón sin dejar mucho a la vista, solo el inocente inicio de sus pechos, con el cabello suelto y lacio, pero con una pequeña horquilla en el costado derecho, en forma de una flor de campanilla llena de diamantes, levemente maquillada, dejando ver su belleza natural y el peculiar brillo de sus ojos marrones junto con un arrebatador sonrojo en sus mejillas, que empezó a bajar a paso lento y elegante, dejando pasmado a todo caballero soltero del lugar.

InuYasha aun sin poder decir una palabra, empezó a caminar como todos los caballeros, hacia el final de dicha escalera, esperando poder verla y ser el elegido para su primer baile de presentación, pero, en realidad, esa no era su intención, lo que realmente quería, era verla bien, y si era que su mente le estaba jugando una malvada jugarreta, esa muchacha era idéntica a Elizabeth, solo que en su versión mas madura, podría ser? era lo que se preguntaba una y otra vez mientras se acercaba cada vez más al final de la escalera.

Eli que se encontraba nerviosa, bajaba con suma lentitud por la escalera, mirando a todas las personas a su alrededor, pero su corazón se detuvo al ver a un joven en especial, no podía ser cierto, ese joven que caminaba hacía ella era idéntico a su amigo de la infancia, podrá ser? será que kami-Sama escucho sus plegarias? no lo sabía pero no podía apartar su mirada de él, de esos ojos dorados tan intensos que le quitaban el aliento

Una vez terminaba de bajar, quería ir corriendo hacía el muchacho, casi olvidándose de la fiesta y que tenia a toda la sociedad ahí parada, pero su madre, que apareció justo después de ella, bajando también por dicha escalera, agarro su mano y junto con su padre, que se había acercado a paso rápido a la escalera, la hicieron volver a la realidad.

-Eh aquí a mi pequeña hija, que hoy deja de serlo, para convertirse en una verdadera mujer -Anuncio su padre mientras estrechaba sus manos con la suya sonriéndole con orgullo- Les presento a mi hija..Kikyo Miko-Y mientras terminaba el anuncio, todos aplaudieron con fervor, menos uno de ellos que quedo pasmado al escuchar su nombre-

''Kikyo?'' eso fue lo único que pensó nuestro ojidorado al ver a la muchacha, que no paraba de mirarlo, es que acaso se había equivocado? no, imposible, la sensación de calidez en su pecho le confirmaban que era ella, no podía ser otra, pero, como que Kikyo? recordaba claramente que su nombre era Elizabeth, acaso le había mentido? se sintió decepcionado, lo había engañado, pero, por qué? lo averiguaría como que se llamaba InuYasha Taisho.

Kikyo, solo podía mirar a Inu que al escuchar su verdadero nombre y ver sus facciones, supo que era él, sino, no pondría esa cara de asombro para luego ser remplazada por una de tristeza y decepción? si supuestamente nadie la conocía, sintió su corazón acelerarse y unas horribles ganas de ir con él y explicarle, el porqué de su mentira.

Una vez terminado el anuncio, todos los hombres solteros se acercaron a ella extendiendo su mano, dejándola totalmente nerviosa y turbada, sin saber que decir o hacer, pero entonces vio como la mano grande y fuerte del joven que no había parado de mirar se alzaba ante ella como un inocente ofrecimiento, y sin dudarlo la tomo, dejando bien en claro a todos los caballeros que ahí se encontraban, que ella ya había escogido.

Sin decir una palabra se dirigieron a la pista de baile, y mientras empezaba la orquesta a tocar una suave melodía, nuestro ojidorado poso su otra mano libre en la cintura de la ojichocolate, haciéndole sentir a ambos una fuerte electricidad en todo su cuerpo, mientras empezaban a bailar con una lejanía moderada, acorde a las normas de sociedad.

No sabían que decir, como empezar, no sabían cómo calmar los arrebatadores latidos de sus corazones, que parecían bailar a un mismo compas, dejándolos totalmente turbados, ansiosos y a la vez temerosos de lo que dijera el otro, hasta que por fin InuYasha se armo de valor y articulo una simple pregunta

-¿Por qué me mentiste Elizabeth? -Sentenció en un susurro lo suficientemente audible para que solo ella lo escuchara, sintiendo su corazón acelerarse aun más si era posible, confirmando que aquel joven, era su querido amigo de la infancia.

-Sabía que eras tú, oh InuYasha, no quise mentirte cuando herramos niños, es que tenía miedo -Desvió la mirada al no poder soportar la intensidad de la suya- Tenía miedo de que por ser la hija del dueño del pueblo, me trataras diferente, no como tu igual, y solo deseaba ser una niña común y corriente ante tus ojos..-

-¿Creías que por ser hija del dueño te trataría diferente? por quién me tomabas? yo jamás lo haría, solo te vería como la amiga que hace mucho tiempo perdí, y a la cual le debo una disculpa, al no poder cumplir nuestra promesa -Entrecerró los ojos, mientras la pegaba un poco más a su cuerpo, queriendo cerciorarse de que no era un sueño solamente, y que realmente la tenía entre sus brazos- Ese día luego de vernos me adoptaron unas personas maravillosas, a las que hoy estoy orgulloso de llamar padres, pero a su vez, ese mismo día me fui a Italia a vivir, y por eso, no pude ir a nuestro encuentro acordado.-

Kikyo se sorprendió, no solamente ella no pudo ir junto a él, sino que él tampoco, el cruel destino los había separado el mismo día que se conocieron, atormentándolos a ambos a la espera de verse de nuevo, pero como que era una Miko, no dejaría que nadie, ni el mismo destino o Kami-Sama, alejara a su único amigo de ella.

-No te disculpes por favor, yo tampoco pude ir, mis padres ese mismo día me llevaron a un internado del cual solo pude salir hace poco menos de un mes -Respondía con una dulce sonrisa, cautivando sin saberlo al corazón del ojidorado- Ninguno de los dos pudo cumplirla, así que no te disculpes por favor.-

-Por lo visto, el destino lo quiso así, como ahora, que volvimos a reencontrarnos -Sonrío con levedad mientras la hacía girar, dejando que su vestido danzara en el aire para volver a agarrarla de la cintura- Pero no sé cómo llamarte, si Kikyo o Elizabeth -La miro con una mueca graciosa, haciendo reír a su acompañante, sintiendo una extraña calidez en su pecho, que jamás sintió con otra mujer.

-Llámame Elizabeth, porqué así me conociste, y así me recordaste -Sonrío con ternura, sintiéndose feliz, alegre de saber que lo tenía junto a ella y que ahora jamás volvería a sentirse sola nuevamente.-

-De acuerdo señorita Elizabeth, así será- Y con eso último siguieron bailando, bailaron toda la noche, sin poder ni querer separarse, habían esperando tanto tiempo para perder verse, que ahora nada ni nadie los separaría.

Luego de aquella mágica velada, siguieron viéndose, haciendo crecer esa amistad que crearon de pequeños, volviéndose inseparables, los mejores amigos que jamás podría nadie igualar, pero a su vez, no solo creció aquella antigua amistad, sino un fuerte cariño que día a día se volvió un profundo amor, un amor tan grande que no cabía en sus corazones, deseando solamente permanecer uno al lado del otro, por toda la eternidad.

Un día de verano, debajo de un frondoso árbol cuyas ramas estaban adornadas de hermosas flores blancas, se encontraban dos jovenes, dos jovenes enamorados que lo único que deseaban era que ese momento durara para siempre, él, que tenía su espalda apoyada en el árbol mientras que entre sus brazos tenía a una hermosa joven, cuya cabeza se encontraba recostada en su pecho, haciendo sentir al ojidorado una calidez que jamás había experimentado, sintiéndose orgulloso de ser él quien la tenia, solo él, mientras ella, se encontraba en un mar de emociones que apenas y podía controlar, amaba a ese hombre, lo amaba más de lo que jamás amo a alguien, pues, el era su primer amor y sabia, que sería el único.

Ambos no articulaban palabra, para qué? si no las necesitaban, con solo tenerse era suficiente para saber lo que el otro sentía o pensaba, no necesitaban nada más que estar juntos y poder amarse para toda la eternidad, pero el silencio duro poco, ya que cierto joven de cabellera azabache lo interrumpió con un susurro.

-Elizabeth tengo que decirte algo- Susurro apenas, viendo como la joven que se encontraba entre sus brazos, se alejaba a duras penas y enfocaba su mirada achocolatada en la suya.

-¿Qué sucede Inu? paso algo?- Pregunto sintiéndose algo cohibida, esperando la respuesta de su querido ojidorado.

-Bueno yo..-

-Si? que sucede inu? te comieron la lengua los ratones? - Se río con levedad viendo la cara de enojo que ponía, sabiendo que se había enojado por dicho comentario.- Oh vamos! no te enojes, es que tardas mucho en decirme lo que sucede!.-

-Lo que pasa es que no es fácil mujer!- Refunfuño, es que aquella mujer se tomaba todo en broma? maldito día que poso sus ojos en aquella bruja que encima, osaba burlarse de él.

-Entonces? si es difícil no lo digas, y si quieres decirlo dilo, no debe ser tan difícil, que es lo que quieres decirme? -Levanto una ceja expectante, queriendo de una vez saber que era lo que le costaba tanto articular, ya estaba empezando a perder la poca paciencia que tenia.

-Solo quería preguntarte algo..-

-Dímelo, sabes que puedes confiar en mí-

Con eso último el agarro su mano y se la llevo a la boca en un beso suave, sabía que podía confiar en ella, más que en cualquier otra mujer en el mundo, pero esto iba más allá de la confianza, esto cambiaria sus vidas, con solo una sola palabra que saliera de la boca de la joven.

-Elizabeth, en todo este tiempo que hemos pasado juntos, he vivido y sentido cosas que jamás pensé sentir.- Llevo su mano a la boca de su amada para que callara, ya que sabía perfectamente que diría algo, pero no, no quería que lo interrumpiera, no ahora.- Me has enseñado que el amor existe, que el deseo de protegerte es más grande que cualquier cosa en este mundo, quiero vivir contigo todos los días de mi vida, quiero ser el único hombre dueño de tu corazón, como tú, eres la única del mío y por eso te pido hoy debajo de este árbol, donde prometimos cuando éramos niños volvernos a encontrar, ¿Quieres ser mi novia?

Eli apenas podía respirar, no podía creer lo que escuchaba, él la amaba, la amaba tanto o más que ella a él, y le estaba pidiendo ser algo más que simples enamorados, un compromiso, algo sería, es que acaso Kami escucho sus plegarias? no lo sabía, pero lo que si sabía y con certeza, era que esto debía ser un sueño, un maravilloso sueño, del cual, no quería despertar jamás.

-Oh InuYasha..Sí, por supuesto que sí quiero!- Grito con suma felicidad mientras se lanzaba a los brazos de su ahora novio nuevamente, tirándolo al suelo dejando escuchar como eco las risas de ambos, risas de felicidad encontrada, de promesas futuras, de un amor que comenzaba.

Pero no todo era felicidad en este mundo, habían pasado algunos meses desde aquél día, y cada persona que los veía pasar, podía notar a leguas el amor que se profesaban, eran la pareja perfecta a simple vista, y a su vez, ellos mismos lo pensaban, no había nada más perfecto que lo que sentían, que podría salir mal si tenían un amor más grande que el mismo universo? y eh ahí la respuesta, una respuesta llamada destino, un destino que se confabulaba con otra palabra llamada maldad, que llevo a aquellos dos seres a su perdición, una fría noche invierno.

-Mamá, saldré un momento, no me esperes despierto de acuerdo? -Grito el ojidorado desde la puerta de su caza, mientras al abrir la puerta para marcharse pudo escuchar un ''De acuerdo cariño, pero no tardes'' que provenía de la sala, mientras con una sonrisa cerraba la puerta y se marchaba por aquel frondoso bosque, solo siendo iluminado por la luna.

-Hoy bajo este manto de estrellas, te pediré que seas mía para siempre- Dijo en voz alta mientras caminaba por aquel bosque, sacando del bolsillo de su traje una pequeña caja de color negro, donde en su interior se encontraba un anillo, un anillo de compromiso, anhelando ser colocado en el dedo de su futura dueña.

Con una pequeña sonrisa y unos ojos brillantes de ilusión, guardo dicha caja en su bolsillo, para emprender su camino nuevamente, hacia la mansión de dicha joven, que lo esperaba como siempre, parada en su balcón, todo era perfecto, que podría arruinarlo? y la respuesta llego como un extraño ruido.

Quién es? Salga y deje de esconderse –dijo con voz grave y firme, mirando a todos lados con recelo, esperando al causante de ese ruido incensarte, con una gota de sudor cayendo por su sien-

No se escucha nada, todo se torna en un tenebroso silencio, el joven aun dudoso empieza a caminar otra vez tomando su camino, sin darse cuenta que dos ojos rojos como la misma sangre lo observaba con recelo

Debo estar imaginando cosas –toca su cabeza y la mueve en forma de negación, recordando a aquella joven que cautivo su corazón y que ahora lo estaba esperando en su balcón-

En eso, una sombra aparece abalanzándose sobre él, y lo único que pudo escucharse en esa noche, fue el grito desgarrador que salió por su garganta.

Luego de unas horas despertó algo confuso, sin darse cuenta de las marcas que tenía en el cuello y sin darle importancia siguió su camino, sin saber que lo que acababa de pasar, le cambiaría la vida de una manera tal, que lo que sucedería al llegar a su destino, lo atormentaría par toda la eternidad.

-Fin del flashback-

-Luego de despertar, me sentía raro, de igual forma le reste importancia y seguí mi camino hacia la casa de Eli, cuando llegue y empecé a trepar los muros como de costumbre, me sentía raro, había llegado más rápido que de costumbre y ya no me costaba nada trepar, pero volví a restarle importancia -Suspiro pesadamente, sintiendo un enorme vacío en el pecho, que a su vez era llenado por el dolor, el odio y el desprecio a sí mismo, al seguir recordando lo que paso.- Cuando llegue ahí estaba, como siempre, esperándome en su balcón, llorando de angustia por mi tardanza, echándose a mis brazos, en busca de consuelo, sin saber que ese simple e inocente acto sería el peor que cometería en toda su vida.-

Por otro lado, Kagome escuchaba atentamente, sin decir una palabra, es que, que podría decir? una angustia abrazadora se apoderaba de su corazón sin previo aviso, y aun más por la mirada o paca y perdida de su dulce ojidorado, porque kami tuvo que hacerlo sufrir tanto? porque a él?, no lo entendía, no era justo! pero ya nada podía hacer, solo escuchar, entender y callar.

-Cuando la tuve entre mis brazos, no sé que me sucedió, mejor dicho en ese momento no lo sabía.- Cerro sus manos con fuerza, dejando sus dedos blancos por la presión que ejercía tratando de calmar y tranquilizar la ira que le carcomía el alma.- Simplemente, me deje llevar por su aroma, y la mordí sin vacilar, deseaba su sangre, beber cada gota de esta, y así lo hice preso de mi instinto, aun que mi alma gritaba que parara yo no lo hice..-Susurro sintiéndose una basura, un monstruo, porque eso era, un maldito monstruo sediento de sangre, sin ser capaz de detenerse siquiera para salvar a la persona que amaba de sí mismo.

-InuYasha..- Intentó detenerlo, decirle que no era lo que sabía que estaba pensando, pero él la callo, solo basto con ver esa mirada suplicante y opaca, para saber que deseaba terminar por más doloroso que fuera y ella, respetaría eso.

-Bebí su sangre hasta el cansancio, aun cuando mi alma gritaba que parara, no lo hice y aun cuando la escuchaba gritar, llorar, suplicar que la soltara -Exclamo casi como un jadeo, mientras se llevaba sus manos a la cabeza, enredándolas fuertemente en su espesa cabellera negra- solo cuando susurro ya débil mi nombre pude detenerme, horrorizado de lo que había hecho, no importaba cuantas veces me disculpara, ya era tarde, había bebido hasta la última gota de su dulce sangre, ya no había nada que pudiera hacer..-Cerro los ojos conteniendo un sollozo, el no era un hombre que llorara, lo consideraba una debilidad, pero, como no llorar ante aquél recuerdo tan doloroso?- Murió, ella murió entre mis brazos, asesinada por mí, yo la asesine, le arrebate una vida llena de luz que pudo haber tenido, y sabes que es lo peor? -Sonrío con ironía y desprecio, mientras se levantaba de la cama dándole la espalda a la joven.- Dijo que no le importaba, que igual me amaba y me perdonaba..Y yo no merezco su perdón! merecía su odio y su desprecio maldita sea, yo acabe con sus vida! con sus sueños! con todo! -Grito con todas sus fuerzas mientras pegaba una patada al suelo, tratando de contener todas esas emociones que sentía en su interior.

Mientras tanto, Kagome estaba estupefacta, ahora entendía por qué no había querido morderla cuando estaban con Koga, por mas herido que estuviera, seguramente tendría miedo, miedo de matarla o hacerle daño como le paso con Eli, y al ver su sufrimiento y entenderlo todo, solo pudo darse cuenta de lo mucho..mucho que amaba a ese hombre que le daba la espalda, y a su vez entendiendo quien era y el significado tan sombrío que tenía el nombre Elizabeth en la vida de InuYasha.

Chan!(? lo se, no se lo esperaban no? Elizabeth siendo en realidad..Kikyo!, pero bueno damas y caballeros (Más damas que otra cosa!) así es! en realidad Eli es Kikyo! pero bueno, dejando eso por un lado, espero que les haya gustado! gracias nuevamente por los reviews! se los agradezco de todo corazón y me gustaría que sigan dejando! así me dan su opinión y de eso puedo sacar ideas o mejorar los capitulos! en fin, los dejo, muchas gracias por todo y por su paciencia! y como les debo tanto les dejo un adelanto algo..picante para el próximo cap! los quiero inmensamente!

Adelanto:

-Maldita sea Kagome!- Y con esto último hundió aun más su cabeza en su cuello, para empezar a besarlo con suma lentitud, delatándose de su aroma y de la cremosa piel de ella.

Por otra parte Kagome no podía salir de su asombro, pero poco le duro eso al sentir sus húmedos labios, pasándose por su cuello, haciéndole sentir un increíble calor en su bajo vientre, y hacerla estremecer entre sus brazos, deseando aun más su cercanía.

Chan(? sip, soy re mala, re poco adelanto, pero lo que pasa, es que si les digo más se pierde la magia! así que con esto último los dejo, los quiero mucho nuevamente y nos vemos el próximo cap!

Lady Kaagome