VicTORIous y sus personajes no me pertenecen c:


CELOS

Silencio. s. m. 1. Hecho de no estar hablando las personas. 2. Falta total o parcial de ruidos. 3. Efecto de no manifestar palabra, ya sea hablando o por escrito. 4. Reserva, secreto.

Cuando la mitad latina mentía, no simplemente se delataba por ser pésima en aquel acto. Lo que de verdad lo hacia era aquel silencio largo e incómodo antes de mentir. Con ello estaba más que justificado. Tori podía ser muy útil en muchas cosas, excepto en calumniar.

Si bien el silencio era confortable en ocasiones varias y podía también ser una demostración de respeto, en aquella incomoda situación no encajaba. El silencio de Tori no afirmaba ni negaba algo, pero para ciertas personas que la conocían y estaban al tanto de su mala forma de mentir significa solo una cosa: Apunto de lanzar algo no cierto.

— ¿Qué?... yo, eso...eso ¡No es cierto!

Y si quedaba alguna duda del teatro mal ejemplificado, Trina lo afirmaba con las extremidades inferiores de su pequeña hermana. Tori poseía ese tic de golpear su pie derecho cuantas veces pueda al suelo estando al ojo nerviosa de lo ya dicho.

—Claaaaro... y yo canto horrible.

— ¿Puedo opinar?—comentó una pequeña pelirroja impulsada por la opinión quizá sarcástica de Trina.

Las miradas dudosas de las hermanas fue la respuesta recibida. Cat se mantuvo en silencio después. Un silencio de entendimiento, no ese tipo de silencio molesto. No ese silencio en donde muchas personas realizaban sus conclusiones tal vez apresuradas. No el silencio cuando no tenías la remota idea de lo que dirías a continuación. Solo un silencio de comprensión, sorprendente, proviniendo de la pelirroja.

—Soy tu hermana, Tori, tengo el derecho a saber.

Suspiró.

Esa no era la manera en la que su hermana se debió haber enterado. No deseaba que fuera producto de los rumores escurridizos hechos por alumnos que parecían no tener algo que hacer por sus vidas. Aquellas que subsistían gracias a los problemas personales de los demás y no le afectaba si les realizaban daño. Por ello Tori detestaba oír los chismes que caminaban por la escuela.

Ella y Jade habían planeado decirle a todo mundo sobre su relación una semana después. Cuando las habladurías cesen y las personas se cansen de la noticia ya pasada. Planificaron cada oración y palabra que dirían sin perder la cordura por semejante revelación. Sobre todo por sus padres pues estaban más que seguras que no se lo tomarían como algo maravilloso. La homosexualidad era tema delicado.

Trina lanzó al tacho su plan.

Cat se dejaba ver confusa y meditaba sobre la información recibida.

Su madre se hallaba en la cocina con un plato roto. Tal y cual una película predecible.

—No es cierto...mamá, Trina.

A esas alturas su piel morena y bronceada se convirtió al color de un copo de nieve que bajaba con lentitud hasta la superficie. Y sus manos heladas como si habrían estado por un buen momento en agua fría.

Negar la verdad era una decisión que traía consecuencias con ella. No era el suceso de que luego se sabría todo con lujo de detalles. Y tampoco mentirles a las personas presentes. Lo que la tenía con esas ansias y deseos de desaparecer de la escena era tener que aceptar una relación. Una relación con una mujer siendo ella mujer.

Cuando tenía seis años y su hermana siete realizaron una promesa típica de infantes, que dejaba en claro casarse con un príncipe y vivir en un castillo de chocolate al cumplir los dulces dieciséis. Claro, nada pasó y para ello también habían discutido al ser niñas. Al final Tori fue esclava de Trina pero eso ya era cuento aparte. Lo que resaltaba sin brillo en la vieja hoja de papel color amarilla era la palabra príncipe. Príncipe. Género masculino. No una princesa o algo parecido.

¿Pero ella qué se iba a imaginar? Hasta donde sabía era completamente heterosexual. Ni en sus más locas alucinaciones se le cruzó gustarle una chica. Quizá apreció la belleza femenina pero era lo que las adolescentes hacían. Pues al final ellas terminaban viendo el gusto por la ropa y si le quedaba bien o no. Más aquello estaba muy lejos de la elección para el otro bando.

Entonces no tenía la más mínima idea de cómo Jade la terminó enamorando. O como tal vez aceptó todo. A decir verdad, la culpable era y es Tori.

—Hermanita, tener un hermana que se le quema el arroz no es mi problema...

A la Vega menor no le pareció chistoso su estúpido comentario.

—Lo que me molesta es que no me lo hayas contado... ¡Yo, que te soporto 17 años!

Paciencia. La tenía en aquel preciso momento. La guardaba como si fuera su tesoro más grande. Nadie se la podía arrebatar y no se imaginaba vivir sin su virtud más singular.

Era la palabra clave como meses luego las pronunció Beck. Era la medicina para su nerviosismo. Gracias a ella le rebeló con la frente en alto el secreto que se rumoreaba por todo HA. A su hermana, Cat y su mamá quien aún no se recuperaba del trance. Su hija preciada, la Vega menor, su bebe se había dejado enredar en los brazos de una chica. De una chica que había dejado en claro más de una oportunidad su antipatía para la morena, su rencor por manchar la camiseta de su exnovio con café, la furia en el trato y un etc. de acontecimientos. Esa era la persona con la que se metió y por más que hablen maravillas luego de Jade, su madre no podía encerrar los hechos bajo tierra como si nada hubiera pasado. Tori no decía palabra alguna pero las quejas eran innumerables y las detenciones por culpa de la gótica indefinidas. Su madre en esos instantes desarrolló un pequeño e insignificante odio a Jade. Claro, después a Tori no se le ocurrió mejor idea que ir y enamorarse de la misma. Sin embargo, también estaba el infortunio de enterarse de la forma más vil que su hija, la más pequeña, era homosexual. Nunca le había puesto peros y la morena creció en un hogar de mente abierta donde la discriminación no era bienvenida y el respeto esencial.

¿Cómo no iba a ser sorpresa tal noticia?

Y sin darse cuenta las únicas palabras dichas por Holly fueron algo parecido "Espero que no sufras...y que no hagas sufrir, eso no te lo inculcamos Tori"

Sufrir. v. tr. 1. Experimentar un daño o perjuicio. También v. Intr. 2. Tolerar, soportar. 3. Experimentar cierta acción, fenómeno, cambio, etc. FAM. Sufrible, sufridor.

Existía una duda que ocupaba gran parte de su mente, por no decir el total, los siguientes días de escuchar la-no esperada- frase luego de confirmar la relación con Jade. Duda que no tuvo tiempo de ser especificada pero seguía vagando por el mar de pensamientos de la morena. Su madre la hacía sufrir sin quererlo. Y ella no tomaba medidas para impedirlo.

¿Qué no le habían enseñado? ¿Tener gustos sexuales distintos o ser la culpable de un posible sufrimiento? No sería capaz de cuestionarle ello a Holly. No después de la reacción. Habría pensado que le daría un sin fin de preguntas sobre su pareja y su elección. Que le diría quizá un ¿Qué hice mal? O ¿Por qué? Hasta un explicación, pero nada de eso llegó y el silencio de su progenitora fue peor que un golpe en tu ego. No preguntó, no converso, no tocó el tema y eso la mataba. Su trato seguía siendo igual y su pequeña hija seguía siendo perfecta ante los ojos de ella. Con su padre tuvo la oportunidad de conversar. Con su madre el problema era serio. Tori no deseaba su silencio, su posible "Te entiendo" y su sonrisa cono si nada pasó. Ella necesitaba hablar con Holly, explicarle, abrazarle y terminar con un 'Te amo' el cual sería el sello del tema. Lo necesitaba.

Cada que abarcaba el tema de su novia su madre se escapaba, tomaba el camino fácil y se zambullía en el lago de la familia perfecta. Y eso la seguía matando. Eso la hacía sufrir, era incomparable el dolor a las veces que rompió con algún novio. Era insoportable.

—Trina, estoy a mitad de una conversación con tu hermana. Luego vemos tu secadora ¿Si?

Entre cerró los ojos no gustando de la respuesta y desvío la mirada a su hermana. Decaída y con una cierta preocupación visible en su rostro. Rarísimo ver una escena en donde su madre y Tori se comunicaban.

—Bien— respondió echando al olvido el aparato. Tori le resultaba más importante— entonces... ¿De qué hablan? ¿Iremos a un viaje familiar o algo?

Su madre negó sonriendo.

En parte la Vega mayor poseía cierta razón. La veces que ella y la morena conversaban ya sea solas o con Trina eran las mismas veces que un paseo, viaje o problema familiar acechaba su vida. Pero esas veces su hermanita no tenía ese rostro de perro arrepentido estampado.

—Para nada.

— ¿Me harán una fiesta sorpresa? Ya saben…un mes para mi semana de cumpleaños. Prepárense.

La mitad latina soltó una risita.

—Trina... está en la lavandería, la olvidaste hace días ahí.

Una vieja señal que significaba: Lárgate, no eres bienvenida aquí. Mandada por su madre desde que tenía memoria. No podía darle la contra a ello. Era como si cada vez que le daba esa indirecta un chip en su cerebro le decía: desaparece del lugar y solo obedecía encaminándose a su habitación sin mirar atrás.

Pero esta vez ningún chip le mandó la frase y sus pies se estancaron en el sitio.

—Iré a la cocina —fue su plan para no perder palabra alguna dichas por las dos mujeres en el sofá.

Sin embargo su plan que creyó sería estupendo resultó ser más fracasado que vendedor de borradores dentro de un supermercado. Su madre la observaba con una ceja elevada y cruzó los brazos dándole a entender que los terceros sobraban. La morena suspiró sin evitar ocultar su molestia. Sin duda en aquel instante Trina no era bien recibida y la única solución que dejaría feliz a las dos mujeres en el sofá era perderse. Y así lo hizo, con un puchero en su rostro y un bufido.

En el lapso del recorrido que Trina caminaba hasta las escaleras el cual fue muy largo, Tori visualizó un momento a su mamá. Había olvidado por completo la debilidad de la última al mencionar tal tema. Aunque Holly había dejado en claro que la felicidad de Tori era la suya también, la Vega menor no esquivaba el detalle indispensable. Holly se tensaba al escuchar o decir el nombre Jade. Era como un impulso. Tori lo odiaba.

— ¿Y bien?— la mayor quebró el silencio horroroso— ¿Qué pasa?

—Es...es Jade.

Dicen que cuando te enamoras distorsionas la cruda realidad de tal manera que observar algo imperfecto es extraño. Que vayas donde vayas, realices lo que realices y digas lo que digas estaba bien porque los ojos ajenos resultaban vanos, porque solo acotabas a sonreír evadiendo los comentarios quizá ciertos, quizá no; porque pensabas que todo era bueno, porque creías que mientras los demás te hundían tú crecías a base de bocas sueltas lanzando veneno. Porque por simple que se escuchaba tú estabas enamorada y por más que lo intentaras la vista fallaba.

Enamorar v. tr. 1. Despertar o excitar el amor en otra persona. 2. Mostrar a alguien amor que se siente por él y procurar conseguir el suyo. 3. Gustar o atraer mucho a alguien una cosa. || enamorarse v. pml. 4. Sentir atracción y amor por una persona. 5. Aficionarse a una cosa, sentir deseo de poseer la. FAM. Enamorado.

Enamorarse le fue complicado. No por sus relaciones pasadas mal terminadas o siquiera por aquel carácter difícil de comprender. Lo complicado cayó en el hecho de ser una chica y haberse enamorado de la misma. Que aunque parecía perfecta siempre se había alejado de las personas que pensó "diferentes" sin embargo la perfección no existe y la suerte nunca iba a estar de su lado. Ella se rindió por Jade. Una chica. Una ruda y vil chica. Alguien capaz de destruirte por igual tanto físico como psicológicamente. Pero que guardaba su lado tierno en lo más fondo, tan fondo que llegaba a ser inalcanzable y cuando salía resultaba ser una Jade jamás vista.

Lo curioso era que los síntomas del enamoramiento estaban dando efecto. Mientras el público veía a Jade como alguien peligrosa, ella contra decía diciendo algo sencillo como lo era un: No la conocen. Mientras el resto recalcaba lo despiadado de sus bromas pesadas, Tori mantenía su: No la conocen. Mientras los demás comentaban lo rara que era su adicción al café, el vestirse de negro y las tijeras, la morena defendía aquel: No la conocen. Y ya cansaba porque a pesar de que Tori tal vez si la conocía, su ceguera necesitaba tratamiento y ella no deseaba tratarla. Jade le había pegado su terquedad.

En algún momento tenía que pasar.

La gran cantidad de mujeres espera una declaración cursi e inolvidable. Una escena que te marque. Y más aún si esperas tal declaración de la persona que anhelabas que lo haga.

Para la morena sí que fue inolvidable. Tan inolvidable como una anécdota cuando eras niñas contada miles de veces por tus padres.

—Esa película me da sueño, Vega.

Tener a Jade viendo una película que no sea de terror era un privilegio para cualquier habitante en la Tierra. Además de merecer una foto recordando el momento. Pues la gótica dejó en claro más de una vez que visualizar largometrajes de cualquier otro género no se hallaba en sus designios futuros.

—No la cambiaré.

—No iba a decir eso— Tori la observó por unos segundos— Bien, iba a decir ello. Pero es que prefiero oír a tu loca hermana 'cantando' que aquella película horrorosa.

—Mentirosa, es de comedia y está muy buena.

Escuchó un gruñido y el cuerpo de Jade fue rumbo a la cocina en busca de una taza de café.

La gótica no procesaba el instante en que aceptó ver aquel filme. Creyó tal vez que se encontraba drogada en esos minutos pero recordó que no consumía drogas y luego la idea de que había tomado antes se le cruzó, con rapidez borró la suposición ya que hace mucho no lo hacía. Era de hecho que de una u otra forma complacer a Tori se le hizo costumbre.

—No hay café, Jade.

—¿Quién cuerdo no compra café?

—Mi mamá— Jade se mantuvo en silencio, la morena sonrió.

Sin embargo el silencio se prolongó y causaba una sensación incomoda en la Vega menor. Jade era de aquellas personas que hablaba "hasta por los codos" y con perpetuidad tenía la palabra precisa para cualquier comentario. Parecía poseer el tema adecuado para entablar conversación y eso le fascinaba a Tori porque le era demasiado difícil aburrirse de Jade y siempre estaba dispuesta cuando se trataba de hablar con ella. Se había convertido en un tipo de hobbie, uno de sus favoritos.

— ¿Jade? ¿Estás ahí?

No obtuvo respuesta.

— ¿Jade?

Giró buscando los ojos azulinos de la gótica. Se perdió en su mundo por lo visto.

— ¿Cómo lo haces, maldita?

— ¿Qué? Yo no he hecho nada simplemente te estuve llamando por-

—No hablo de eso, hablo de ¿Cómo es que me convences con facilidad? Es como si fuera tu mascota y obedeciera al instante. Dios me siento humillada.

Una palabra: confundida.

—Jade creo que no encontrar tu café te afecta, mejor sigamos viendo la película, sientate con-

—Cállate Tori— Jade volvió de la cocina y tomó lugar frente a la que antes era su pesadilla, la observo unos segundos y luego realizó lo dicho por Tori— Me gustas, no digas nada, lo único que te diré es que no quiero verte cerca de aquellos tipos que tratan de ligar contigo.

Sin duda, una declaración inolvidable. Sorprenderse de semejante singular declaración se hallaba de más cuando se hablaba de Jade.

Su madre apretó la mandíbula al captar el nombre. Pero trato de no correr del tema y su firmeza regresó, aquella firmeza que su hija tanto admiraba. Por un instante en su vida se alejó de la cobardía, no era por ella, ni por Jade o siquiera por la relación que mantenía con la última sino por Tori pues su bebé ( como le decía) esperaba en ella una conversación estable sin esquivarla además de un consejo de la experiencia. Su amor de madre venció a su orgullo.

— ¿Le sucedió algo?

Negó respirando por la nariz y con una velocidad increíble se lanzó a los brazos confortables de su madre. Porque al lado de la mujer que le dio la vida se sentía segura, incapaz de fallar, se convertía de nuevo en una niña. En una niña que tropezó y cayó al suelo llorando por el posible raspón y lo único que realizaba era llorar y tomar lugar al lado de su mamá. Porque necesitaba más que un abrazo de ella. Porque su madre era el escondite perfecto. Porque no encontraba otra solución y recurrir a ella fue la más cercana.

Cuando pudo recuperar el habla y las fuerzas para seguir continúo temiendo lo que diría su progenitora.

—Ella y yo nos tomamos un tiempo.

Y duró poco. Volvió a quebrarse. Pero sabía que su mamá continuaría brindándole aquellos cálidos brazos y esas dulces palabras.

—El lunes le pasaré el auto por el rostro a tu noviecita esa ¡He dicho!

Y pues Trina necesitaba un psicólogo lo antes posible.


Holaa! Alguien esta ahí? Nadie? Ok -.-

Enserio les agradezco muchísimo por su critica, no saben lo feliz que me puse al saber que mi idea les gustó y bueeeno primero daré gracias a aquellas personas que hicieron clic en los botoncitos de abajo que dicen favorite y follow: Bants, GleekNayanna, MookieRoo, NewArt31, iRoss14, jhey vi, nunzio Guerrero, Destino León, LittleRock17, mpachy. Gracias!

Y para terminar mi paseito por acá. Reviews!

MookieRoo: Tuuu! eres una exagerada de lo peor -.- debo admitir que amo cada una de tus historias, enserio que escribes fantástico. Cualquier día de estos te caere con un comentario hermoso mio xD Te leo! y Saludos c:

I Almost do: jajajaja -.- cómo supiste que era cruel? ok no, puede que sea un poquito pero a qué no es divertido quedarse con la intriga? . Saludos!

mica: Jelou e.e gracias por comentar, espero que este capitulo complazca tu intriga xd Nos leemos.

iRoss14: Aca está! Tenkiu por tomarte la molestia de dejar un reviu. Saludos C:

Guest: Resucité con un nuevo chapter en fin Abrazos!

Yo ya cumplí con mi misión. Nos leemos, cualquier cosilla o duda avisenme con confianza por PM o review, con gusto los leere.

Ahora sí me voy a estudiar xoxo