Disclaimer: Hetalia ni LatinHetalia me pertenecen. El personaje de Tierra del Fuego es de mi propiedad.
Advertencia: La advertencia de hoy es…am…Llantos de Carlitos.
Pareja: ArgentinaxChile/MartínxManuel.
Siendo Pαdres
Capítulo 2: Llantos.
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No le cuesta mucho a Manuel preparar la comida picada y molida leída en la lista dada por la mapuche, pero de todas formas no se acostumbrará en estar cocinando comidas apartes. Termina cogiendo un plato y una cuchara yendo al cuarto. Al entrar observa al argentino acostado boca arriba sosteniendo al niño como si pareciera un avioncito. Nunca lo ha visto con una sonrisita leve enmarcada, bastante tierna si se puede decir.
Muy tierno se ve.
Inconscientemente surca los labios y enseguida se da cuenta de su 'estupidez' logrando nacer un leve sonrojo en sus mejillas lo que hace sacudir la cabeza volviendo en sí. Menciona tomando la atención de Martín quien se sienta con Carlitos en sus piernas esperando la comida. Mientras lo alimenta, el argentino comienza a pensar que su chileno se ve extremadamente lindo, tierno, sexy, violable~, realmente tiene que ocultar sus ganas menos al frente del infante. Puede aguantarse hasta la noche. Espera…como que últimamente lo están haciendo muy seguido. ¿Manuel no le dolerá? El pobre debe andar apenas sentándose. Cree que es mejor calmar la pasiones por lo menos estos días, no solo tiene que pensar en él aunque sea lo mejor del mundo jamás creado en la Tierra y en el universo entero, también tiene que cuidar lo suyo, lo que ama.
― ¿Martín? ―Chile se detiene en alimentar al rubiecito notando que el mayor esta en silencio, eso le hace extraño, ese siempre debe decir algo inoportuno arruinando el ambiente familiar― Oye weón, te estoy hablando.
Argentina abre los ojos. Estaba concentrado sumergido en sus pensamientos que no notó que el menor había terminado de alimentar al bebé. Pestañea para volver al presente.
― ¿Terminó? ―se pregunta sosteniendo la cintura del isleño.
―Sí ―confirma levantándose con el plato vacío y cuchara dentro―. Iré a buscar un paño, tiene todo sucio. ―da vuelta y sale.
El rubio examina donde supuestamente tiene sucio el pequeño, y sí. El mentón lo tiene con comida. ¡Se ve re lindo! Y…sucio.
Luego llega el castaño limpiando la boquita de Carlitos.
―Manu ―llama Martín, el otro lo mira―, te ves re lindo. ―sonríe.
―Cállate. ―lo silencia enseguida frunciendo el ceño acabando de limpiar. Es raro que no dijera ningún insulto más, no lo hará tampoco por la presencia de su hijo.
― ¿Qué habrá pasado con Antonio? ―pregunta por casualidad y un tanto preocupado acomodando a su retoño.
―No tengo idea ―contesta justo cuando tocan el timbre donde otra vez se pone de pie, y como él está en esa posición, va abrir, porque seguramente Martín no hará ningún esfuerzo en levantarse con Tierra del Fuego en brazos―. ¿Antonio?
― ¡Estoy de vuelta! Tuve suerte de haberme salvado. ―por esa razón sonríe dando un abrazo de recibimientos sin ser recibito por la nación menor quien no entiende nada, pero lo deja pasar.
El español busca con la mirada a su nietecito con ganas de piñizcarle las mejillas, estrecharlo en sus brazos, llenarlo de besos… ¡Ah, le haría tantas cositas lindas! La cara del español se colorea de rojo llegando al cuarto. Primero ve a Martín, segundo a alguien parecido a Martín.
― ¡Fusososososo~! ―es lo único que dice antes de quitarle al argentino el isleño― ¡Que lindo! ¡Es…es…tan mono! ―pega su rostro contra el menor quien no sabe qué hacer.
―Pensé que te había alcanzado. ―dice Argentina poniéndose de pie observando la escena más graciosa creada por su antiguo tutor. Oh, bueno, no es la más graciosa, pero vale tenerla entre la lista sobre todo por las expresiones.
―No, por suerte ―responde dejando un poco de lado el disfrutar el momento con la criatura―. Me escondí en un restaurante italiano y esperé a que se calmaran las cosas o por le menos que solo la haya perdido. ¡El Jefe lo logró! ―en la exclamación alegre, siente que le tiran una hebra del cabello no demasiado fuerte― Ay, que lindo, le tira el cabello a su abuelo. ―de verdad está muy feliz y radiante.
Después de unos minutos, España decide regresar a su país o de paso –y de preferencia– al sur de Italia para que Lovino no se enoje, el cual Manuel se acuerda del saludo que le mandó al argentino.
En una hora pasada, la pareja se pone de acuerdo en que deben comprar las cosas para bebés que solo sea de una semana. Piensan en una cuna, pero el problema que tendrían que deshacerse de ella cuando Carlitos haya vuelto a la normalidad, así que es mejor que duerma con ellos al medio. Y llegan a la conclusión de comprarle ropita nueva y un coche o carrito.
Para más sorpresas, nuevas visitan llegan gracias a Antonio quien les dijo antes de partir a España.
Daniel, Julio y Miguel. Martín se pregunta por qué no vino su otro primo. Tch, seguramente debe estar con el brasilero. Sin embargo lo más extraño no es eso…es…
― ¿Por qué chucha veni' de ninja? ―lo mismo quiere preguntar el argentino al ver al boliviano disfrazado de… "Kiku".
―Es por mi astucia y…para hacer reír al huatoco ese ―dice señalando y mirando al pequeño en brazos del chileno―. Quizás le agrade, y cuando crezca le agradaré más.
―Che, pero no era necesario para que vinieras así ―menciona divertido sirviéndose un mate―. Mirá que me lo vas asustar en vez de agradarle.
―No lo creo, solo mira. ―decidido, se acerca más a Carlitos, inclinando la cabeza, mientras que Manuel observa expectante al igual que el paraguayo y el peruano.
Le hace caritas.
Tierra del Fuego en vez de reír, llora.
― ¡Weón estúpido! ―se aleja rápidamente para que no le asuste más. ¿Y ahora cómo le hará callar? ¡No sabe!
Bolivia se siente porque le salió al revés, pero una mano de Miguel sobre su hombro le dice que es mejor que se saque el disfraz. Obedece.
Y… ¿Quién callará a Carlitos?
― ¡Martín, haz algo! ―grita tratando de hacerlo silenciar.
― ¡No sé cómo callar nenes! ―grita también totalmente preocupado por el isleño.
Entonces, Paraguay se acerca cerrando los ojos y enmarcando una sonrisita frente a los lloriqueos del argentino-chileno logrando callarlos. Sí, lo calla. Los países presentes quedan desorientados por una simple expresión amorosa.
―Al fin… ―susurra Manuel forzando una sonrisa tiesa.
―Julio ya se quitó el disfraz, ya no tienes por qué llorar. ―dice Daniel haciendo pequeños gestos con los dedos queriendo jugar y hacer reír a su sobrino-primo.
Tierra del Fuego se queda expectante clavando sus orbes marrones en los cerrados del país. Luego ríe alzando las manos.
― ¡Que lindo! ―exclama Miguel.
― ¡Es igual a su papi cuando era más pibe! ¡Tiene mi sonrisa que es re grosa! ―sigue emocionado el padre todo egocéntrico y agradeciendo a su primo por haberlo calmado.
― ¡Tengo una idea! ―el peruano acapara la atención menos la de Daniel quien sigue haciendo reír al bebé sostenido por la mamá Chile. Miguel propone cocinar algo para Carlitos, pero Martín le menciona que solo come comida picada y molida por no tener dientes aun. En fin, no tiene otra que cocinar para los países y moler la comida para el rubiecito.
Todo pasa rápidamente. Los padres agradecen por sus presencias donde el argentino vuelve agradecer a su primo por haber silenciado a su hijo. Y enseguida agradecen al peruano por alimentarlos ya que no almorzaron por andar alimentando al pequeño y aterrados por su condición. Los tres países les dieron buena suerte para que él regrese a la normalidad.
Toman un leve descanso en los sillones. No se preocupan mucho por el isleño quien está sentando mirando a su ovejita arqueando una ceja, sintiendo que la conoce de alguna parte pero no la recuerda.
La tarde pasa y la noche llega.
Como anteriormente propusieron en que el rubiecito durmiera entremedio…así lo hacen. Había costado hacerlo dormir y darle la leche tibia dentro de un biberón, que mágicamente lo hizo Argentina; más que por plantearse en aprovechar esta oportunidad. Pues… ¡Este es su sueño! No del todo, pero lo vale. Siempre soñó ver a Carlitos estar en la pancita de Manuel (cosa que no va a suceder y lo sabe) y salir por donde sea, verlo balbucear, reír, llorar, decir sus primeras palabritas… ¡El mundo lo ama! ¿Cómo no lo va amar si es tan re groso, hermoso, atractivo, y bueno, tantas cosas elogias hacia su persona? Y hablando de su persona y del mundo, gira a mirar a Manuel y le propone en vez de ir mañana de compras, fueran a tirarse en partidismo, cosa que el castaño le niega con un acentuado y recalcado NO.
Chile simplemente se da media vuelta dando la espalda a sus dos queribles rubios. Martín se queda viendo la televisión buscando algún programa farandulero preferentemente argentino o no tendrá sentido y lo encuentra. Se sorprende por esos chismes y blablablá que solo a ÉL le importan. Da un bostezo. Es mejor apagar el televisor y dormir. Pero antes, voltea leve bajando la vista al pequeñito de al medio de los dos países. Sonríe acercando sus dedos a las diminutas manitos inocentes, tocando la más cercana. El infante duerme sin percatarse que su padre le toca los deditos.
Martín acciona a pagar el televisor, darle un beso en la frente del isleño, y dejar caer suavemente su cabeza sobre la almohada. Dormir tranquilo.
Tres horas más tarde, Carlitos comienza a llorar.
Martín y Manuel se levantan sin salir de la cama, el segundo lo toma en brazos para callarlo sin resultados, luego se lo deja al rubio, tampoco funciona.
Tal vez tiene hambre…o…se hizo. Pero…según la marca de los pañales son súper absorbentes que duran limpios y sequitos hasta el otro día.
―Beee~. ―hasta ella está preocupada acostada a los pies de la cama.
― ¿Llamamos a Dani? ―propone el rubio balanceando de un lado para otro con todo el cuidado al bebé.
―No ―niega pensándolo. No es bueno molestar a estas horas y para colmo hacer pensar al paraguayo que no son buenos padres sin saber nada sobre cuidados. ¿Y quién les enseñó hacer padres? Nadie, y menos estar preparados para esta situación gracias al idiota de Arthur―. Haber, pásamelo. ―extiende los brazos mientras el mayor le entrega al lloroncito.
―Debe tener hambre ―piensa Martín, y piensa otra vez de diferente manera surcando los labios de lado―. ¿Por qué no intentas darle pecho? Puede que se calme.
― ¡Weón enfermo! ¡No soy una mujer! ―exaspera por la desubicada ocurrencia del argentino. Solo a él se le tiene que ocurrir.
Por culpa de ese arrebato hace más llorar a Tierra del Fuego.
―Ya, shh~, shh~. Por favor, deja de llorar. ―el chileno lo intenta.
―Huele el pañal. ―dice Martín más serio. Manuel hace caso negando que está todo bien abajo. Entonces el argentino se pone de pie yendo a la cocina sin responder a la pregunta del castaño "¿Adónde vai'? ¿Me vai' a dejar solo, weón?".
Hierbe el agua, saca todas las cosas para prepararle la leche y hacerlo dormir. Da un largo bostezo batiendo el contenido dentro del biberón. Regresa al cuarto e ir directamente a entregárselo a Manuel, que solo atina a alimentarlo. Carlitos queda callado degustando de la lechecita.
Martín…se dispuso a dormir.
―Weón. ―maldijo. Claro, él tiene que hacerlo todo por tener el rol de mami, y ahí se queda hasta hacerlo dormir otra vez, y dormir.
Al otro día…
Manuel y Martín tienen un gran problema. ¿Con quién irá Carlitos? ¿Con mamá o con papá? Ambos países tienen una reunión con sus superiores cada uno por su lado.
―Che, creo que debe ir con vos, mañana se irá con papá re groso. ―dijo el argentino. Bien, el chileno no se opuso.
Sin embargo, antes deben ir de compras, no pueden irse sin comprarle ni una sola ropita al rubiecito del rizo, serían unos malos y descariñados padres. Argentina pone en marcha la salida familiar, donde Chile es quien maneja soportando los reclamos de su vecino porque quiere llevar el volante sabiendo perfectamente que maneja horriblemente mal. El castaño no tiene otra opción que meterle un calcetín en la boca. Con eso se calla frunciendo el entrecejo.
Estaciona el auto. Bajan. Y van a las tiendas de bebés. Primero es un carrito para llevarlo, el chileno se cansa en cargarlo en brazos. Martín lo compra y enseguida es usado por Tierra del Fuego, sentadito mirando a la gente pasar mordiendo y baboseando un juguete que viene de regalo gracias a la compra, siendo llevado por el mayor.
Lo segundo es la ropa.
Martín le compra una camiseta de la selección de su país en tamaño para bebés, perfecta como él y como su hijo. Sonríe donde es rodeado por corazones.
Manuel bufa por varias cosas incluyendo la camiseta argentina.
Siguen comprando cosas utilices sin gastar demasiado, pero el argentino se enamora de unos zapatitos celestes con dibujitos de soles, por supuesto, para no exasperar al castaño más de lo que está, compra unos zapatitos rojos…pero Manuel los rechaza ya que parecen para niñitas y no quiere que su hijo se ande poniendo cosas así.
El paseo se acaba y el chileno tiene que ir a la reunión con sus superiores, e igualmente también Martín.
La particular familia va al baño público para cambiar la ropa del argentino-chileno por la nueva. Y no falta que el rubio mayor acceda y exija que use la camiseta de la selección de Argentina. Manuel da un largo suspiro dejando al pequeño a cargo de Martín. No vale la pena discutir en el baño y menos por una camiseta.
― ¡Se ve re lindo! ―exclama tomando en brazos a Carlitos llevando puesta la camiseta. La verdad, siendo sinceros se ve muy tierno…pero no para Chile.
Al rato después, saliendo de todo el mar de gente, se despiden.
Martín sonríe y le toma el rostro a Manuel dándole un beso en los labios, este queda inmóvil y medio sonrojado sosteniendo el carrito donde se sitúa la criatura mordiendo un juguete.
Hubiese preferido gritarle por haberlo besado al frente de las personas, mas un impedimento se lo prohíbe. Sí, el rubiecito.
El viaje es normal entrando al Palacio de La Moneda. Se siente demasiado observado por llevar un carrito y dentro del carrito lleva un bebé con la camiseta de Argentina. No le da importancia, no le toma atención ni a los rumores que de seguro son de que al fin reconoce un hijo fruto de una relación de quien sea y entre más.
Pasa por los pasillos con toda la tranquilidad del mundo hasta llegar a la sala. Ve a todos reunidos llamando la atención sin querer. Sus superiores depositan las miradas en el bebé y luego a su nación. ¿Por qué Chile trae un bebé?
Exhala caminando hasta su puesto. Deja el coche a un lado tomando en brazos a Carlitos, y sentándolo en sus piernas.
Nadie dice nada manteniendo la vista en Manuel y en el pequeño, hasta que el presidente pregunta.
―Inglaterra usó su magia, le salió mal y cayó en Tierra del Fuego. Ahora es una guagua. En una semana regresará a la normalidad ―responde…a todos―. Y sí…la camiseta se la puso el fleto de Martín. ―termina bajando los parpados.
Todo continúa con su rumbo. Manuel intenta por lo menos tomar atención a los temas de futuro, cosa que se le hace difícil por los movimientos inquietos de Carlitos queriendo tomar sus papeles. No puede creer que de bebé sea un tanto inquieto y de grande sea tranquilo. Lo aleja de los papeles haciendo la silla hacia atrás. Todos lo miran.
― ¿Qué? Ustedes también tienen hijos…entiéndanme.
Después de todo, no toma atención a nada más que solo a su criatura que se ha mantenido callado.
La reunión finaliza, el cual se retiran menos el chileno junto con el pequeño. Ve la hora en su celular y debe darle la leche. Y… ¿en dónde va hacer la leche? Mejor dicho, ¿en dónde la va calentar? Así es, la lleva preparada dentro de un bolsito del carrito. La saca de ahí cargando al isleño para después sentarlo en la mesa.
No puede dársela helada.
―Ma~. ―pronuncia.
¿Qué dijo? Trató de decir "mamá" si no se equivoca. Si la pronuncia bien será la primera palabra.
¡Wajajajaja! Cuando Martín sepa de esto, querrá morirse de la envidia. Hará forzar un poco al pequeñito.
―Vamos Carlitos…di "mamá". ―lo incentiva.
―… ―no dice nada, únicamente se miran.
―Vamos…por fa…di "mamá" para que tu papá, digo Martín, sienta envidia. ―corrige sobre el argentino.
―Pa~. ―menciona en un tonito de voz agudo. Chile lo vuelve a intentar. Solamente dice "Ma" y nada más, aunque "Pa" no la repite.
―No resulta ―se da por vencido, además que es más importante alimentarlo que hacerlo hablar, aun así dónde mierda calentará la leche―. Iré a buscar a alguien, voy y vuelvo ¿sí? ―lo hará lo más rápido posible para que no lo extrañe y se sienta solo…
― ¡Waaa~h! ―lamentablemente comienza a llorar al saber que lo dejará solito sentado en la mesa.
Manuel alcanza a dar cuatro pasos para regresar enseguida…y Carlitos deja de llorar.
Eso fue…extraño.
Lo calma acariciándole el cabello e intenta alejarse pero otra vez empieza a llorar. ¿No quiere que se aleje? Entonces regresa.
Hará una pequeña prueba para saber si está o no equivocado. Se da media vuelta dando un paso separándose del isleño quien llora otra vez. Rápidamente se acerca tranquilizándolo, cosa que le cuesta bastante.
El isleño solo solloza.
― ¿Cómo lo voy a hacer? Tengo ir a calentar la leche…
―Sniff…sniff… ―se aguanta el no llorar por… ¡¿Quién sabe cuántas veces ha llorado?
―No, no, no, no, no ―repite desesperado dándole cariño por los lados de los brazos―. No me voy a ir…no llores, no más ―esfuerza una sonrisa y una risita logrando calmar al rubiecito. Manuel suspira―. Aunque estés así, sigues siendo el mismo. No te separas de mí ni para los feriados.
A Chile no le queda otra que llevar Tierra del Fuego en el carrito, recorriendo los pasillos buscando algo para calentar la leche. Agradece al cielo que no ha defecado, porque eso si es gran problema y enorme aparte del olor. Luego de haber calentando el biberón con el contenido del lácteo, lo alimenta con tranquilidad sin ningún tipo de apresuro. Después decide dar un paseo por dentro del palacio donde los senadores, diputados y muchos más le hacen la pregunta de por qué anda con un niño. Les responde a todos con que es culpa de Arthur.
Y no se escapa la más importante… ¿Qué hace con la camiseta de…?
―Martín.
Bien, por lo menos mañana le tocará "sufrir" al argentino.
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N/A: Ay, ay, ay…me costó un poquito acabar el capítulo. ¿Qué puedo decir? Am…pobre Manu xD. No pude dejar escapar el detalle de colocar a Julio disfrazado de ninja xD
Aadasdasd, Daniel (L)
Oigan, esto es para las que viven en Martín, ¿saben que reacciones tendrían los superiores de Martu por andar con un niño? O...cualquier cosa que se les ocurra. Si tienen ideas, las pueden mandar por MP. Lo unico que sé, que Martín no tomará atención en nada, solo tendrá ojos para Carlitos xD
Aasdadasdasdas, ¡Adivinen qué! Dibujé a Carlitos si algún día llegará a crecer en el 3423 (?) por lo menos hasta parecer de unos 16 años más o menos. Intenté que no se pareciera tanto a Arthur o sería atroz. Así que le hice el peinado un tanto parecido a Manu. El coloreado no es tan bueno, me salió medio turnio…es que en mi croquera salía mucho mejorsh.
Hakkusyo – San; definitivamente tu pc me odia, asique entra por donde lo haces siempre para ver el dibujo xD
Les dejo el link: h t t p : / / i840. photobucket. com/albums/zz321/Anni_Beilschmidt/Decorated%20images/Hetalia%20OCs/hgjj. png
Y les dejo otro de Carlitos… ¿con frío?
h t t p : / / i840. photobucket. com/albums/zz321/Anni_Beilschmidt/Decorated%20images/Hetalia%20OCs/carrlkis2. png
asdasdasd ¿no es lindo? Pronto tendré a los cuatros listos ;D
Saludines! Bye bye!
¿Review's?
;D
