Capitulo 1:

"El inicio"

Era una noche oscura y tenebrosa, el viento soplaba fuertemente sobre los árboles haciendo estremecer sus troncos ocasionando un fuerte crujir. Las ramas superiores chocaban entre sí, y las hojas más débiles salían volando hacia el cielo perdiéndose entre la penumbra. Lo único que podía apreciarse en aquella noche, era un inmenso palacio iluminado apenas por la escasa luz de la luna.

Ya en su portón principal, podía verse que no era un palacio común. A su alrededor se encontraban unas horribles estatuas talladas con gigantescas púas a sus espaldas, podría decirse con exactitud que eran demonios que yacían ahí petrificados desde hace muchos años. En plena entrada se podían ver una increíble cantidad de criaturas malignas intentando ingresar al interior de aquel palacio. En ese instante, centenares de demonios comenzaron a surgir de las nubes dispuestos a atacar el lugar. De pronto apareció una extraña silueta, era una mujer de cuerpo esbelto, tenía un traje oscuro, cubierto por alguna especie de armadura, su rostro no podía apreciarse bien, tenia puesta una especie de mascarilla que le cubría la boca y su nariz. Su cabello era largo, amarrado con una coleta haciendo una cola de caballo. Su mirada era muy penetrante y desafiante, pues al verla se podría decir que en un solo movimiento acabaría con aquel centenar de demonios que estaban dispuestos a acabar con ella.

En su mano derecha tenia sujeto un arma bastante singular, la cual era bastante grande y podría decirse que hasta pesada. Aquella arma era única pues tenía la forma igual a la de un boomerang. De pronto con un solo movimiento ejecutado por ella, aquella arma salió disparada de forma impresionante, destazando a esas temibles criaturas. Los pedazos de esos demonios empezaban a caer por todo el inmenso patio del palacio y de pronto se podían ver, cabezas, garras y partes del cuerpo de aquellos desdichados demonios.

Luego de eso aun continuaban atacándola, pero hábilmente ella los esquivaba y continuaba usando su arma para acabar fácilmente con ellos. De repente ella dio un ágil salto y una vez más lanzo su arma, hasta que todo se torno oscuro.

Era una mañana excesivamente fría, el primer día de los meses de invierno, pero a pesar de ese gran detalle un joven despertó de manera brusca y repentina de su sueño. Tal parecía que aquel acontecimiento le había sorprendido enormemente y comenzó a mirar a su alrededor hasta darse cuenta de que realmente se encontraba en su habitación. El televisor se encontraba encendido, tomo el control remoto y lo apago, luego de eso se levanto de la cama, y se paró a contemplar el paisaje desde la ventana de su habitación.

Pero ¿Realmente contemplaba el paisaje? Aquel joven a pesar de haberse despertado, se encontraba inmerso en sus pensamientos, parecía tratar de encontrar respuestas o explicaciones. Lentamente dejo de mirar por la ventana dirigiendo su mirada hacia un Muk Yan Jong* esbozó una leve sonrisa y se acerco solo unos pasos hacia él, luego se percato de la hora y comenzó a prepararse para ir a la escuela.

Aquel joven era de cuerpo atlético de unos dieciocho o veinte años rostro alargado y moreno; músculos maxilares enormemente desarrollados; los ojos abiertos e inteligentes; nariz finamente dibujada; de estatura regular, no era demasiado alto, pero tampoco era bajo. Su uniforme escolar era de tipo Gakugan el cual consiste en una chaqueta de cuello largo y un pantalón ambos de color negro.

Nuestro joven ya estaba de camino a su respectivo instituto, el cual se encontraba en lo alto de una colina. Caminata que debía realizar prácticamente todos los días desde bien temprano, la cual podría resultar fastidiosa en muchos sentidos para algunos.

Ya encontrándose en plena subida de pronto escucha una voz:

— ¡Hey! Kai ¿En dónde te encontrabas? — Exclamó un joven de cabello castaño, tez clara, ojos azules y de gran estatura — Te estuvimos llamando y nunca contestaste, ayer te has perdido de ver la película nueva.
— Cierto, la película estaba muy interesante, y muy buena, por cierto... – añadió otro joven que se encontraba al lado de su interlocutor, este era un poco más bajo de estatura, de cabello negro, bastante liso, sus ojos eran oscuros tal y como los de su cabello.

Kai (ese es el nombre de nuestro protagonista) se volvió y vio que eran dos de sus amigos quien le llamaban. Enseguida se puso al tanto y miro con atención a su interlocutor, pues sabía que aun tenía algo que decir pero, quizás pensaba en cómo decirlo.

— Después de la película — continuo este después de una larga pausa — nos encontramos a un par de chicas muy simpáticas, las invitamos a comer y aceptaron, luego las acompañamos a sus casas, y nos dieron sus números de teléfono.
— ¡Vaya suerte! – dijo el joven, quedando luego algo pensativo.
— Si, y vaya suerte – repuso el amigo que al parecer no había concluido con la historia – vaya suerte, pues, en realidad eran tres chicas, pero la última tuvo algo que hacer y se fue en el acto.
— ¿Y qué ocurre con eso? — preguntó Kai.
— Pues sencillamente – añadió aquel joven de alta estatura —, sencillamente no se fue porque tuviera algo que hacer.
— ¡Oh! Ya lo creo — exclamó el otro joven, que había caído en lo que quiso decir su amigo.
— ¿Pues y entonces cual es el misterio con esta tercera chica? — Preguntó Kai
— ¿Aun no caes? — preguntó el amigo narrador de aquella historia, sorprendido por la pregunta que le hizo Kai en cuestión.
— No — respondió Kai —, sin duda no lo sé, y no se a donde quieres llegar con esto Kouta.

El otro joven se le acercó sigilosamente a Kai y dijo:

—No es cuestión de que no estuvieses involucrado, sencillamente esa chica se fue porque no teníamos un tercer amigo.
— ¡Ah! Comprendo, que mala suerte para esa chica. — dijo Kai.
— Si, mala ¡Suerte! — exclamó exasperado el joven de alta estatura que había sido llamado por el nombre de Kouta. — Mala ¡Suerte! Para la pobre chica que se tuvo que ir inventando una excusa, porque viendo que no tenía un acompañante como sus amigas, tuvo que irse con las manos vacías.
— ¡No empieces! — dijo el otro amigo, viendo el camino que tomaba la situación.
— ¿Qué quieres decir? – preguntó Kai, reconociendo el sarcasmo – ¿Acaso insinúas que esa chica se fue porque yo no estaba ahí?
— Diste en el clavo – dijo Kouta. – Vamos, no lo tomes a mal – decía este – No lo tomes a mal, no lo digo con la intención de molestarte, lo digo es porque casi no sales, no te diviertes, pasas la mayoría del tiempo metido en tu casa, y con la cabeza metida en los libros, tienes que relajarte un poco amigo, salir y disfrutar, tampoco digo que descuides los estudios pues no es la intención, la intención es relajarse un poco, además mírate, muchos desearían tener tu físico y tu personalidad, tu deberías de estar repleto de mujeres, sin embargo andas solo.

En aquel momento un breve e incomodo silencio reino por espacio de unos segundos, los cuales parecieron una eternidad.

— Bueno — dijo Kai rompiendo el silencio — no es que yo no quiera salir, recuerda que yo vivo solo con mi madre, y tengo que ayudarla en todo, no puedo dejarla sola. En cuanto a lo otro — continuó — sencillamente yo no ando en búsqueda de chicas, y no quiero andar con una solo por capricho, lo que dijiste de estar repleto de mujeres, no va conmigo, no soy así, si quiero a una mujer, pues es a una sola, y a nadie más.
— Estoy contigo — dijo el otro amigo. — pues desgraciadamente no hay nadie que piense y se exprese como tú, diría que son muy pocos ó que ya no hay, por eso te admiro.
— Gracias, Hikaru de verdad tu me comprendes – dijo el joven
— Yo apoyo también en lo que dice nuestro amigo, en realidad eres único, por eso te apreciamos y admiramos mucho tu manera de ser — dijo Kouta, luego de comprender las palabras de su amigo.
— Y yo también los admiro a ustedes — dijo Kai — pues en este mundo es difícil conseguir una amistad como la de ustedes.
— Será mejor que entremos a clase, o nos regañaran por llegar tarde — dice Hikaru
— ¡Sí! — dijeron a coro los dos amigos.

Al final de las clases se reúnen nuevamente y se marchan para sus respectivos hogares, pero, Kai tenía aun cosas que hacer, que según les explicó a sus amigos eran asuntos de gran importancia, se despidieron de él con gran afecto, y cada quien tomo por su camino.

Ahora ¿Qué asuntos de importancia tenía que hacer un joven hasta tan tarde? Todo el mundo ignoraba eso. La opinión de Kouta era que quizás fuese a los alrededores de alguna ciudad, y encontrarse allí con alguna chica. Por otro lado Hikaru pensaba que como se profundizaba mucho en sus estudios, haría las investigaciones, trabajos y ejercicios pendientes que asignaran en la semana de clase. Un tercero llegó a la conclusión, que siendo misteriosas las cosas de aquella índole más valía no profundizar mucho.

Después de un largo caminar Kai había llegado a su destino, era una pequeña tiendecita cuya inscripción en su puerta de cristal decía: ライブラリ四魂の玉, *. El joven abrió la puerta y un pequeño racimo de campanillas de latón que colgaba sobre ella se puso a repiquetear. Ante él tenía una habitación larga y estrecha que se perdían en la penumbra. En las paredes había estantes que llegaban hasta el techo, abarrotados de libros de todo tipo.

Kai dirigió su mirada hacia su derecha y ahí se encontraba un hombre muy anciano, al cual saludo con mucho respeto, y este le respondió:

— ¡Oh! Has vuelto de nuevo.

Tal parece que Kai visitaba mucho ese lugar, pues le gustaba leer mucho, sus lecturas se basaban mucho en la era feudal del Japón y algunas historias de su interés. De pronto tomo un libro que pareció llamarle mucho su atención.

— ¡Fabuloso! — exclamó el joven — No puedo creer que tenga este libro.

— Buscas mucho en la historia — respondió el anciano — ¿Buscas explicarle esos temas complicados a alguna jovencita?

Kai sonrió amablemente ante el comentario pícaro del anciano, pero de pronto se fijo en una parte de aquella tiendecita que no se había fijado.

Un portón largo y antiguo se encontraba al fondo del pasillo y estaba entre abierto. De ahí Kai pudo notar algo que llamo su atención y su curiosidad lo guió hasta allí e introducirse levemente en un salón donde habían objetos invaluables de colección. Desde las armas más antiguas hasta armaduras y estatuas, todo en perfecto cuidado. En eso el joven embelesado por ver tales objetos se dio cuenta que estaba pisando algo, llevo su mirada hacia el suelo y se agacho para tomar el objeto.

Kai tomo lo que podía ser un boomerang gigante, y no podía dejar de verlo, de pronto fue interrumpido por el anciano.

— Esto es solo el almacén.

— ¿De donde obtuvo esto señor Musashi? — preguntó Kai desesperado.

— Estaba aquí… — respondió lentamente Musashi — Cuando mi abuelo abrió la tienda, hace cien años. Dicen que es una réplica.

— ¿Una réplica? Pero esto parece exactamente el arma original — dijo Kai seguro de sí mismo.

— Puede que sea cierto — añadió el anciano — pues ese objeto tiene años en el suelo y nadie ha podido levantarlo. ¿Cómo es que tú pudiste?

— Debe estar bromeando — dijo Kai — Si esto no pesa en lo absoluto.

— ¿Estás seguro? — pregunto Musashi de forma misteriosa.

— Estoy seguro — contestó Kai — Y estoy también seguro de haberlo visto antes. El mismo exactamente… he soñado con él.

— ¿Sabes por qué? — Preguntó Musashi — Lees demasiadas historias.

— Es probable — respondió Kai.

— ¿Estás listo para tu última lección?

— Estoy listo.

Musashi llevó al joven a un salón contiguo que tenía la librería, la entrada hacia este salón se encontraba algo oculta, lo que parecía un tapiz, era lo que conformaba dicho acceso hacia el salón. Una vez dentro, el anciano enciende las luces, el espacio era amplio, en él se podían observar muchas sillas, todas con las patas hacia arriba conformando una especie de circulo, a su vez estas rodeaban una mesa redonda que se hallaba en todo el centro del salón. Kai al inicio se sorprendió al ver tal escenario, pues parecía comprender en, sobre que trataba su última prueba.

¿Está usted seguro de hacer esto? — preguntó Kai al anciano.

Completamente — respondió este, con total seguridad.

Kai camino lentamente alrededor de las sillas hasta subir a la mesa dando un pequeño salto. Por su parte Musashi se acercó lentamente hacia una silla, saltó para caer encima de esta y luego se impulsó para dar un gran salto y caer violentamente sobre la mesa, esta se inclinó e hizo que el joven se impulsara hasta el anciano ya al estar cerca, Musashi comienza a atacar a Kai con gran intensidad, el joven logra defender y bloquear los ataques de su oponente, de pronto ambos tiran una patada casi al mismo tiempo, y a su vez ambos bloquean dicho ataque.

En ese momento el combate se detiene por unos instantes, ambos se saludan en muestra de respeto y nuevamente el anciano reanuda el combate atacando con fiereza, Kai respondía a estos ataques con bloqueos impresionantes y a su vez atacando formidablemente, por momentos parecía que ninguno daba su brazo a torcer, pero de pronto ambos chocaron los brazos y quedaron trabados. El joven trato de zafarse pero Musashi repelió con gran fuerza empujando a su contrincante hacia el borde de la mesa, Kai estuvo a punto de caer pero con gran habilidad pudo mantener el equilibrio. El anciano brinco nuevamente para que el joven saliera impulsado hacia él, Kai aprovecho el impulso para saltar con una doble patada. Musashi pudo defenderse de tal ataque y pudo hacer uno similar, pero el joven pudo bloquearselo con gran facilidad.

En ese momento ambos estaban desplazándose en el borde de la mesa, parecía que en algún momento esta caería ya que se inclinaba de un lado a otro, pero de pronto el joven logro desarmar completamente la defensa del anciano, en eso le ataco con un puño deteniéndolo a centímetros de su nariz, provocando una leve brisita. El anciano comprendió su derrota y saludo con respeto al joven. Kai también realizo un saludo de respeto hacia Musashi.

— Ya no tengo más nada que enseñarte — dijo Musashi — Todos mis conocimientos, están contigo. Este arte que te transmití recuerda que solo debes utilizarlo correctamente ¿Has entendido?

— Si… maestro.

— Creo que ya te encuentras listo.

— ¿Listo? — Preguntó Kai intrigado — Pero ¿Para qué?

— Ya lo sabrás…

Luego de eso Kai llegó a su casa, trato de hacer el menor ruido posible, fue a la habitación de su madre, y la encontró durmiendo, volvió al comedor, y vio que su madre le había guardado la cena, comió un poco, y luego se fue a dormir.

La larga noche, hizo Kai se despertara un poco tarde, y apurado por la hora no le dio tiempo si quiera para desayunarse bien.

— ¡No! — Exclamó Kai sobresaltándose — ¡No puede ser, me he quedado dormido! –

Pero apenas salió de su casa, y en cuestión de segundos se encontró en la universidad, nuestros lectores no olvidaran que Kai es un joven con excelentes condiciones físicas, pero la universidad se encontraba muy lejos de su casa, estaba aproximadamente como a unos quince kilómetros de distancia. Distancia que en un auto se puede lograr en al menos diez o quince minutos, él había logrado llegar por sus propios medios en tan solo unos segundos, pero ¿Cómo? Esa era la pregunta que lo agobiaba mientras se encontraba parado frente al portón de la escuela.

Pero… ¿Cómo llegue aquí? se preguntó Kai Estoy realmente en la universidad ¿Estaré soñando? No lo creo, pero entonces…

De pronto comenzó a sonar la campana que anunciaba la entrada a la primera hora de clase, Kai sacudió su cabeza de un lado hacia otro, y dejando para después aquellas preguntas tan agobiantes se dirigió rápidamente hacia su salón de clases.