Capítulo II
.
.
.
Objetivos
El suelo estaba mojado. Podía sentir como sus medias se humedecían cusándole una sensación desagradable. Unos grandes barrotes dorados la separaban de aquella cosa monstruosa. Y si él se veía así, no quería ni imaginar a qué clase de criatura se enfrentaba Naruto. Avanzó despacio, con los ojos clavados en el sello de la jaula.
Cuanto más cerca estaba, más grandes se hacían aquellos extraños ojos. Y más grande era su miedo. Uno de ellos era verde, mientras que el otro era amarillo. Había escuchado de la boca de Kiba, mientras mencionaba sus ''cincuenta razones para odiar a los gatos'', que eso era bastante común en ellos.
De pronto, el dos colas se dejó ver por completo. Las llamas azules consumían su piel. Pero no le afectaba. El gato abrió la boca, enseñando sus puntiagudos dientes.
Instintivamente, Sakura dio dos pasos hacia atrás. Vaya cosa tenía dentro suyo.
—Pareces asustada.
Su voz era tan afilada como sus dientes.
—Lo estoy— Sakura sabía que lo mejor era no mentir, parecía bastante inteligente.
Nibi se acercó aún más, a punto de que su nariz rozó los barrotes. Sus dos colas flameaban delante de la chica. Le resultaba increíble tener algo tan grande en su interior. Tuvo que dejar de observarlo porque comenzaba a encandilarla. La bestia apoyó la cabeza sobre sus dos patas delanteras y se relamió los bigotes, como esperando a que Sakura hablase.
—¿Y bien?— exigió el gato moviendo las orejas en dirección a su contenedora.
—¿Y bien qué?— le preguntó de vuelta ella.
Nibi profirió un sonido extraño pero nada amenazador. A Sakura le pareció que era una risa.
—Akatsuki— mencionó el demonio—. ¿Qué sabes?
A la de cabello rosa le temblaban un poco las piernas. Deseaba sentarse, pero tampoco se atrevía a dejar de prestarle atención al gato sólo para buscar un lugar seco. De todos modos cuando se apareció allí no había visto nada que pudiese ayudarla.
Suspiró e intentó que su voz sonase como siempre:
—No mucho. Pero no pienso dejar que caigas de nuevo en ella— dijo con sinceridad—. Ni tampoco el Kyubi.
Nibi sonrió, es decir, abrió su boca de una manera que a ella le pareció espeluznante. Su cerebro le gritaba a cada músculo de la cara que no realizaran una expresión de susto.
—Oh, sí, he notado su presencia— arrastró sus palabras.
A Sakura le pareció saber de qué estaba hablando.
—Pero, Nibi, ¿qué es…?— fue interrumpida.
—¡No me llames así!— exclamó furioso.
El gato levantó su cuerpo del suelo y se mostró en todo su esplendor. No parecía tan grande cuando estaba relajado. ¡Simplemente era gigante! Las garras eran visibles. Sakura no sabía que lo había molestado exactamente. ¿Cómo quería que lo llamase? No lo conocía de otra forma más que como dos colas.
Desde muy arriba, el demonio le dijo:
—Mi nombre es Matatabi. Siempre Matatabi.
—Lo siento, Matatabi— se disculpó—. Sólo quería saber qué es esa atracción hacia Naruto, comencé a sentirla estando contigo…
La supuesta risa hizo eco en el lugar. Matatabi volvió a recostarse, relajado nuevamente.
—Pobre niña ilusa— rió—. Creeme, no sabes nada.
Sakura apretó los puños. Hasta un gato le decía aquella clase de cosas tan parecidas a las palabras de Sasuke. Las llevaba grabadas a fuego en su interior.
—Podrías contarme, ¿no?— le desafió con voz afilada.
—Vaya, tienes caracter— volvió a sonreír—. Sólo te diré una cosa antes de que te largues de aquí: estamos juntos en esto. No podemos dejar que Madara se salga con la suya— ''¿quién es Madara?'' se preguntó Sakura—. Cuando sea necesario, te dejaré usar mi poder.
Le empezó a latir el corazón muy fuerte. Todo ese poder… Junto a Naruto podrían vencer a Akatsuki. Y también hacer regresar a Sasuke. Esto último le costó una lágrima. Por fin podía verse con la capacidad de enfrentarlo, suponiendo, claro, que a Matatabi le apateciera prestarle su poder. Prefirió no pensar en eso y dejarse llevar por la esperanza y la emoción.
''Caminaré con ustedes, nunca estaré detrás nuevamente''.
—Entonces podrás decirme qué sucede con el Kyubi.
—Oh, no, no dejaré que te debilites, también debes trabajar, busca la respuesta por ti misma— le dijo.
Sakura le sonrió y se dispuso a volver sin saber muy bien cómo.
—Por cierto, es Kurama. No le digas Kyubi, se toma eso mucho más en serio que yo.
Apenas terminó de pronunciar las últimas palabras y Sakura ya estaba fuera. Salió del genjutsu con éxito.
Cayó sobre su trasero en la hierba. Se mareó un poco, sin embargo en seguida dijo:
—¡Otra vez!
Kakashi la indujo en el mismo genjutsu, y salió. Pero Matatabi no volvió a aparecer. ¿A qué diablos se refería con que busque la información por sí misma? ¿Quién iba a saber eso además de los bijuus? ''Maldito Matatabi''.
—''Calla, estúpida''.
¡Era su voz! Sakura se acercó a Naruto.
—Oye, ¿Cómo te comunicas con Kurama?
El rubio la miró.
—¿Quién es Kurama?— preguntó.
Naruto oyó como el zorro le gruñía.
—¡Kyubi!— chilló Sakura—. Su nombre es Kurama.
Kakashi comenzaba a dar pasos hacia ellos. Y la de pelo rosa no quería que nadie se enterase de su encuentro con el gato demoníaco. No sabía muy bien porqué. Sólo esperaba que Naruto no hiciera más preguntas y le dijese cómo hablar con el bijuu.
—''Mocoso, ella tiene razón''— le habló su demonio.
—No sé— le contestó él—. A veces me habla, cuando tiene ganas. Sobre todo al estar en peligro.
Eso no la dejó satisfecha pero le dio las gracias rápidamente. Kakashi ya estaba con ellos. Continuaron con el entrenamiento hasta que el ninja copia les dijo que sigan entre ellos. Y eso fue lo más divertido.
Naruto era un completo desastre para realizar genjutsu. Y Sakura también, ya que estaba re-aprendiendo todo. Se rieron de sí mismos largo rato.
—¿No puedes hacer una ilusión mejor, Naruto?
—No podrías salir de ella— se carcajeó.
Sakura esbozó una media sonrisa hacia él.
—Vamos, inténtalo— lo desafió.
Él sonrió también. Lo extasiaba que ella lo rete.
—Crearé un genjutsu tan bueno, que no querrás salir de él— le dijo.
—Buena idea, los mejores genjutsus son los que incitan a quedarse en la ilusión.
La de pelo rosa se preparó para recibir la ilusión. Cuando abrió los ojos en aquel mundo ficticio, no se esperó aquello. Sasuke Uchiha la esperaba con una mano tendida hacia ella. No dudó un segundo en tomarla y tirar de él para llevarlo de vuelta a Konoha.
Por un momento, lo creyó. Y eso era muy malo, porque cualquier enemigo que conozca aquel punto débil podría vencerla fácilmente. Recordó que se trataba de Naruto. O sea que él seguía pensando que era la pequeña niña débil que estaba loca por Sasuke y que podría perder una batalla sólo por ver una estúpida ilusión. Y en parte era cierto. Pero le molestaba que él la viera así. ¿Por qué? No sabía exactamente.
Ya no era la misma, eso estaba claro. Pero todavía no había dejado a Sasuke atrás. En su corazón seguía marcando presencia. Aunque había algo más allí, otro sentimiento. Pero ni ella misma se entendía de forma que había dejado de pensar en ello.
Salió del genjutsu e inmediatamente dio un gran golpe al suelo que partió la mitad del campo de entrenamiento. Naruto salió volando unos metros hacia atrás.
—¡No me engañarás con Sasuke!— le gritó. El tono burlón de antes ya no estaba en su voz.
El Uzumaki la conocía. Sabía que si no quería recibir un golpe no tenía que decir nada cuando ella lo tenía agarrado de la chaqueta. Pero su lengua se movió sola.
—Pero era la estrategia perfecta, en tu corazón.
Arrugó su cara esperando un golpe que nunca llegó.
—Eso no es así— dijo más calmada.
—¿Y cómo es?— se extrañó.
—Sinceramente— comenzó Sakura—, no lo sé. Pero puedo decirte que no es lo mismo que antes, Naruto.
Era obvio que lo seguía queriendo. Pero eso lo alegró muchísimo. Tras un largo silencio, él habló entusiasmado:
—¿Vamos a comer?
— Vale, pero no voy a comer ramen— contestó Sakura.
Naruto se decepcionó.
—Está bien— se resignó.
El sitio adónde Sakura quería comer estaba, casualmente, frente al Ichiraku, de modo que Naruto pidió un tazón para llevar y fue al encuentro de su compañera. Ya quisiera él que ella fuese algo más que su compañera y amiga. Al menos lo de Sasuke era menos intenso. ¿Pero él tendría oportunidad? No lo creía posible.
La veía allí. Tan ajena a su mirada enamorada. Tan linda. Tan ella. Se movió casi automáticamente y fue a sentarse con ella.
Algo en la mirada de Naruto le llamó la atención.
—¿Qué te sucede?— le preguntó con interés.
—Nada, nada— le dijo y comenzó a atragantarse de ramen para no darle a Sakura una sola oportunidad de contestar a la pregunta.
Después de comer, continuaron trabajando con algunos descansos hasta que anocheció.
Kakashi se había ido a quién sabe dónde. Y ahora estaban solos, los dos. Prepararon sus camas en silencio. Después de lo de Sasuke el ambiente entre ambos no era el mismo. Agregaron unas mantas extras, la noche estaba particularmente fría.
Naruto ya se había acostado cuando la vio subiendo por el mismo árbol de la otra noche. Sacó un brazo hacia afuera y sintió frío. Así que para seguirla llevó una manta a forma de capa.
¿Y qué pensaría Sakura cuando lo viera junto a ella? Seguramente que era un acosador que se había hecho el dormido y luego fue por ella. Pero ya estaba ahí. Había un no-sé-qué que la atraía hacia ella, además de su amor y claro, por qué negarlo, su cuerpo. Ah, cuánto daría él por verla en la ducha. Claro que, probablemente no tendría los cuerpos de aquellas mujeres con las que andaba Jiraiya, pero a él no le interesaba. De todas maneras, pensó que ya era demasiada influencia de su maestro.
La encontró de espaldas, en lo alto del árbol, observando las estrellas.
—Naruto.
Él no contestó y sólo se sentó en una rama de las grandes, acomodando su espalda en el tronco.
—Están aún más lindas que la otra vez— comentó Sakura refiriéndose a las estrellas.
—Cierto.
—Hace frío, ¿eh?— dijo mirándolo a él con la manta.
Naruto sonrió y abrió sus brazos para invitarla. Claro que esperaba que ella se acostara en su pecho, pero recordó que para ella solo era ''Naru-baka'', como había dicho una vez. Sakura se sentó a su lado y él le pasó la manta por los hombros. No había suficiente para ambos.
—Acércate más, Sakura-chan— le pidió con doble intención.
Ella alzó una ceja.
—¡Perver…!
—¡No, no, no!— la interrumpió él, sosteniendo el puño que iba directamente a su cara.
Alzó su brazo derecho que se encontraba sin manta porque Sakura se había sentado muy lejos.
—Vale— dijo—. Pero sólo esta vez.
Naruto sonrió en su interior. Ella se movió hacia él hasta que sus costados se tocaban. Ninguno dijo nada. Y eso era muy raro entre ellos. Siempre andaban a los gritos o a los golpes. Usualmente los aldeanos se los quedaban mirando sorprendidos. Aunque otros ya estaban acostumbrados a ellos y ni caso les hacían. Como Ino y Shikamaru.
—¡Shikamaru!— exclamó Sakura, que se acordó de él—. No fuimos al hospital a verle. Bueno, ni siquiera sé si sigue allí.
—Me parece que escuché que aún está curándose. Mañana podemos ir— ofreció—. Apuesto a que tu lo curas en un momento.
La joven se sintió halagada.
—Los médicos no hacen milagros. Espero que lo tengas en cuenta.
¿Qué? ¡Ella se preocupaba por él! Naruto esbozó una sonrisa de oreja a oreja que por fortuna Sakura no vio.
Poco a poco, intentando en vano contar las estrellas, la de pelo rosa se quedó dormida, cayéndose en el hombro de su compañero.
''Oh, no va a molestarse, está dormida'' reflexionó Naruto. Entonces, la tomó y con cuidado de no despertarla, la atrajo hacia él, colocándola sobre su pecho y entre sus piernas. La cabeza se le cayó en su hombro. El Uzumaki cesó de respirar, deseando que no se hubiese despertado. Sakura murmuró algo inentendible.
Luego de que se cercioró de que ella estaba completamente dormida, la acomodó mejor y la rodeó con los brazos por delante, tapandolos a ambos. Quería más mantas, pero no quería desperdiciar la única noche que pasaría con ella buscando más. Eso sí, tendría su rostro desfigurado para cuando ella se despertase en esa posición. De todas maneras lo valía para él.
[...]
En su desesperación, una llamarada azul se mezclaba con una sombra naranja. Y ahora había solo un gran espectro blanco. Unos momentos después fue completamente absorbido. Miró la cosa que lo había hecho. Tan asombrosa como aterradora, la gran estatua se cernía sobre ellos. Y vi como el último de sus cinco ojos se abría.
Pero allí estaba él. Sobre el suelo, sin vida. Años practicando el oficio de médica y llegado el momento, no había podido salvarlo. Sólo eso, mantenerlo con vida. Porque él era la última esperanza de todos. Y también su última esperanza.
—¡Naruto!— su grito rasgó el aire mientras las lágrimas caían sobre el cadáver.
[...]
—¡Despierta!— alguien gritaba—. ¡Despierta, Sakura-chan!
Ella abrió los ojos, totalmente desorientada. Naruto sostenía sus mejillas empapadas.
—¡Estás vivo!— chilló abrazándolo.
Y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, se separó de inmediato.
—Lo siento, lo siento— se disculpó.
—No te preocupes— la calmó el rubio—. ¿Estás bien?
—Sí, no pasa nada. Sólo un sueño.
Claro que pasaba. Pero ni modo se lo iba a contar. Estaba segura de que no dormiría por unos días. El sueño había sido como ver una película de terror pero en carne propia. Respiró con agitación unos momentos. Naruto le pasaba un brazo sobre el hombro y eso la reconfortó un poco.
Cuando se hubo calmado, se paró sobre la rama. Naruto hizo lo mismo. Ambos estiraron un poco sus músculos. Dormir de esa forma no era lo más cómodo. La chica tomó la manta y la dobló. Bajaron del árbol.
No había nadie en los alrededores. Ni Kakashi ni Yamato. Naruto recordó que no habían visto a su maestro en la noche.
—Sakura—chan… Kakashi…
—Lo sé— cortó—. No lo hemos visto desde anoche. Será mejor que lo busquemos.
Y así emprendieron la búsqueda del ninja copia. Caminaron entre las calles más importantes de Konoha pero no habían señales de él. Tomaron algo de desayunar mientras andaban. Pasaron por la floristería Yamanaka. Sakura quiso pasar a saludar a Ino, no la había visto desde lo del sello. Pero estaba bastante preocupada por la desaparición de su maestro. Aunque claro, probablemente, con todo su poder, no estaba en una situación riesgosa.
—¡Lo tengo!— Naruto exclamó con mucho entusiasmo—. ¡Vamos a preguntarle a Kiba! Akamaru nos ayudará.
A Sakura se le dibujó una sonrisa en el rostro.
—Vaya, puedes ser inteligente cuando te lo propones.
El rubio frunció el seño con diversión. Comenzó a dirigirse hacia el hogar de los Inuzuka. con bastante entusiasmo, le tomó la mano para arrastrarla hacia el lugar. Pero ella se soltó luego de unos segundos. Dormir juntos sólo había sido un accidente. Y ella, como siempre, no tenía más interés en el que una profunda amistad. Estaba enamorado de ella hace más de dos años. No sabía si algún día lograría superarlo.
Por fin habían llegado a la casa del chico perro. El hogar constaba de una gran construcción de madera, donde vivían Kiba, Hana y Tsume Inuzuka, junto a sus canes, claro. La mayor parte del terreno era al aire libre.
Pudieron ver a quien estaban buscando. Kiba jugaba con Akamaru y algunos perros más pequeños que Naruto y Sakura jamás habían visto. El Inuzuka los vio y agitó su brazo derecho en el aire.
—Hola— saludaron cuando llegaron.
—Son muy parecidos— comentó Sakura, señalando a Akamaru y a los cachorros.
Kiba sonrió de lado, acariciando el can más cercano.
—Son los hijos de Akamaru.
Naruto y Sakura abrieron los ojos. Eran tantos cachorros. El Uzumaki tomó uno en su regazo. El pelaje era tan suave. Se lo hubiera pedido a Kiba, pero se contuvo. El perro no la pasaría bien, no solía pasar mucho tiempo en su departamento.
—¿Qué los trae por aquí?— preguntó el castaño.
—Kakashi se perdió— informó Sakura.
Kiba se rio. Era un poco raro. Le hizo una seña al perro y este se unió a ellos. Al parecer, el Inuzuka no iba a ir con ellos. Antes de que partieran, él les preguntó si irían al funeral de Asuma, que iba a tener lugar al otro día. Aceptaron, claro. Se despidieron para luego desaparecer corriendo detrás del veloz animal.
Llegaron a un claro. El perro ladró y se fue. Inspeccionaron el lugar con la mirada. ¡Era el parque del monumento a los caídos! Una cabellera gris se asomaba por detrás de la piedra. Se acercaron y se dieron cuenta de que era su maestro. Kakashi estaba dormido. Había algo húmedo en su máscara que hacía que ciertas partes lucieran más oscuras.
Se miraron entre ellos. Fueron hasta él y con cuidado lo despertaron. Otra cosa a la lista de investigaciones de Sakura.
—Lo siento, vamos a entrenar— dijo Kakashi apenas los vio y recordó dónde estaba.
Su voz sonaba pastosa. Sus alumnos prefirieron no preguntar nada.
—Necesita desayunar— recordó Sakura.
—De acuerdo. Esperenme en el campo de entrenamiento.
Y así, el grupo se separó. Kakashi llegó unos minutos después que Naruto y Sakura. Ambos se preguntaron cómo había hecho para desayunar tan rápido. Y ciertamente no era nada nuevo. La vez que comieron junto a él con el único propósito de ver lo que había detrás de aquella máscara, el ninja copia había engullido todo en apenas unos segundos, como si supiese que el verdadero objetivo de aquella invitación era su rostro. Y Sasuke estaba con ellos.
—Bueno— comenzó Kakashi como si nada hubiese pasado—. Naruto, hoy continuaremos, junto a Sakura, lo que habíamos dejado en un principio. Haremos ninjutsu.
El maestro buscó algo en su bolsillo, ante la mirada expectante de los jóvenes. Eran dos simples papeles. Los extendió hacia ellos. Naruto y Sakura los tomaron con desconcierto.
—Si lo afectan con su chakra, conoceremos la naturaleza de este. Intenten.
Naruto fue el primero. Su papel se cortó exactamente a la mitad. Su compañera lo imitó, pero la mitad de su papel se desintegró y el resto se chamuscó un poco.
Kakashi miraba con una ceja alzada, muy interesado. Por otro lado, Naruto saltaba sobre el césped, emocionado.
—¿Cuál es mi naturaleza Kakashi—sensei? ¡Porfavorcito, dígamelo! ¡Le patearemos el trasero a Akatsuki!
El entusiasmo se ganó un puñetazo. El rubio lo lamentó, pues Sakura ya había conseguido golpear como antes.
—Naruto, tienes naturaleza viento. Y voy a suponer que el Kyuubi también. Tú, Sakura… Nunca había visto algo así— comentó—. Tu elemento es la tierra. Pero el papel también se quemó porque el fuego es la naturaleza del Nibi.
Sakura percibió el maullido enojado de su biju. Odiaba que le digan ''dos colas''.
Yamato apareció por entre los árboles. Llevaba la expresión que tanto asustaba a Naruto, quien dio un pequeño salto hacia atrás. De pronto, el maestro madera rio un poco. Claro que lo hacía intencionalmente; era muy cómico ver a un ninja tan poderoso como el Uzumaki asustarse de una expresión.
—Yo te ayudaré con la tierra, Sakura. La madera se origina en la combinación de tierra y agua.
—Tú, Naruto— dijo Kakashi—, ven conmigo.
Los dos grupos se separaron un poco. El ninja copia recogió del suelo una hoja caída.
—¡Muy bien!— exclamó Naruto—. Debo hacer esto rápido para ayudar a Sakura.
El Uzumaki recibió la hoja. La mandíbula se le desencajó.
—¡¿Una hoja?! ¿Cómo se supone que voy a hacer volar a los Akatsuki con ésto?
Kakashi rodó sus ojos.
—Tómala y escucha. No sé cómo Jiraiya tuvo tanta paciencia contigo— esto último lo dijo lo suficientemente bajo—. Córtala como has hecho con el papel, es el primer paso.
Naruto se la arrebató de un manotazo, decidido a demostrarle que aquello era muy estúpido para su nivel. Lo único que consiguió fue una ceja alzada y un ''me avisas cuando lo consigas''. Kakashi no ayudaba para nada.
.
.
.
¡Hola! Perdón por la gran tardanza. Espero que no vuelva a ocurrir. Gracias todos por leer hasta aquí. Sé que está aburrido, pero es que estoy como ''presentando'' el marco de la historia. Aún así espero que les guste y prometo que eso mejorará con el correr de los capítulos. Gracias, de verdad.
10/10/2014 (feliz cumple, Naruto).
