Capítulo III
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Ayuda de un amigo
Mientras tanto, Sakura practicaba, como le había indicado Yamato, sintiendo las vibraciones de la tierra. Pegó su mano a la tierra. Y como lo más cercano que tenía era Naruto, cerró lo ojos y sintió sus movimientos.
—¿Cuánto se ha movido?— preguntó Yamato, evaluándola.
—¡Dos pasos a la izquierda!
Abrió los ojos para comprobarlo. Y así era. El rubio sostenía una pequeña hoja verde como si le fuera la vida en ello.
—Bien. Deberías poder sentir también cosas más pequeñas, como las hormigas— Sakura abrió muchos los ojos; si que era exigente.
Yamato puso la expresión que utilizaba para aterrorizar o intimidar.
—No funcionará conmigo, sensei.
Él sonrió.
—Ya veo.
Le explicó que el siguiente paso ya se trataba de mover la tierra. Largo tiempo practicaron. Y cuando Sakura ya había aprendido a invocar un muro de piedra y moverlo a su antojo, ésta levantó la cabeza para conocer el progreso de su compañero. Se sorprendió, porque aún seguía con la hoja en la mano.
Caminó hasta él.
—Oh, Sakura-chan— dijo él un poco avergonzado.
La había visto levantar su propio muro. Y él ni siquiera podía cortar su hoja. Se suponía que debía protegerla a ella. ¿Y si su Sakura resultaba herida porque él no tenía el suficiente poder?
—Kakashi no se ha pasado por aquí— observó ella.
Hizo un gesto con la cabeza, apuntando a la hoja, intacta, sólo un poco arrugada en los extremos. Yamato había estado pegado a ella, dándole indicaciones todo el tiempo. Pero no estaba ni sombra del ninja copia.
—Ven, vamos a buscar un maestro que sepa del viento.
El problema era que Kakashi no tenía nada para decirle, si su naturaleza era el rayo.
Sakura tomó la mano de su compañero, ignorante, claro, de la leve corriente eléctrica que se extendió a través del cuerpo de Naruto. Él la miró. Se veía muy bien cuando estaba entusiasmada. Y mucho más por él. Una de las primeras cosas que la atrajo hacia ella era esa expresión. Aunque usualmente, el único foco de aquello había sido Sasuke.
Vaya extraña relación tenía con el Uchiha. Por un lado lo quería como a un hermano. Pero por otro lo odiaba.
Perdido entre los pensamientos y las sensaciones, no se dio cuenta que ya habían llegado al centro de la ciudad.
—¿Conoces a alguien con dominio del viento?— preguntó Sakura.
Él se rascó la nuca, como siempre lo hacía y contestó:
—Eh… Olvídalo.
Ella odiaba que la dejaran con la intriga. Y a él le gustaba que ella le insistiera, que quisiera algo de él.
—Dímelo.
Sakura ya había preparado su puño. Sin embargo, no sabía que no era necesario. Naruto no podía decirle que no.
—Asuma. Pero… ya sabes.
Por un momento un ambiente triste los envolvió. A pesar de que no habían compartido mucho tiempo con él, sentían pena. Más que nada, Naruto por Shikamaru y Sakura por Ino. Miraron para abajo unos segundos.
Con esos pensamientos, Sakura tuvo la sensación de que su cabeza se iluminaba con una gran idea.
Sin saber lo que provocaba, Sakura tomó la mano de Naruto y lo arrastró a la casa de los Nara. Lo dejó allí y se fue a buscar su propio maestro de fuego, pues los poderes de Matatabi debían ser dominados de alguna forma.
La puerta de la casa Nara era blanca, con un marco de madera. El rubio llamó con energía. Otra vez. Escuchó los pasos detrás de la puerta. ''Qué fastidio'', le llegó hasta los oídos.
Un cansado Shikamaru le abrió la puerta. Pero eso no era nada raro. El castaño le hizo una señal con la cabeza, como si le diera mucho trabajo preguntar qué hacía allí.
—Necesito información de Asuma-sensei— hasta se sentía un poco culpable al preguntar esas cosas, la herida no había cerrado.
Las cejas de Shikamaru se juntaron un poco.
—¿Por qué?
—Sus jutsus de viento— explicó cabizbajo—. Los necesito para mi entrenamiento.
El castaño levantó una de las comisuras de sus labios. Por alguna razón había pensado que se trataba de algo peor.
—Entonces, tendrás que aguantar diez movimientos en el shogi— Shikamaru al menos quería divertirse. Asuma ya no estaba y extrañaba un poco jugar.
Naruto se señaló a sí mismo y exclamó:
—¡Pero claro que sí!
Se sentaron en la mesa del juego que la familia tenía en el exterior. Poco sabía Naruto del juego, pero, vamos, él vencería a los Akatsuki; no podía perder con Shikamaru en solo diez movimientos.
—¡Apuesto a que te ganaré en menos de treinta movimientos!— soltó entusiasmado, porque lo que menos le faltaba era confianza en sí mismo.
El Nara soltó una ligera risa.
—Primero veremos si puedes aguantar al menos diez— dijo en tono burlón.
En el fondo, Naruto sabía que Shikamaru tenía mucho más cerebro. Y por eso se preguntaba porqué le gustaba Ino (eso era algo muy obvio). Si fuera realmente tan inteligente, le gustaría Sakura, ¿o no? Al menos él lo veía así. Aunque agradecía no tener un rival más. Sasuke ya era mucha competencia como para agregar otro en la lista.
Empezó el juego, y a los tres movimientos, Naruto ya tenía en peligro al rey.
—¿Cómo va todo con Ino?— le preguntó para distraerlo y cambiar alguna pieza de lugar, sin que se diera cuenta.
Pero Shikamaru no levantó los ojos del tablero.
—No le he dicho nada aún— contestó—. Por cierto, si no te gané hasta ahora es porque no quiero mover el brazo hasta donde debería para poner la pieza en su sitio.
Decidido a armar un escándalo, el rubio casi gritó:
—¡¿Qué?!— Shikamaru lo miró impasible y el rubio se calmó un poco—. Tampoco es como si fuese fácil vencerme. Y sobre Ino, debes decirle, uno nunca sabe cuando Sai puede lanzarse a ella. Lo he visto mirando de manera sospechosa.
El Nara arrugó el ceño, estaba funcionando.
—Lo mismo digo, uno nunca sabe cuando Sasuke puede aparecer. Y no me engañarás. Continúa el juego.
Era muy inteligente, más de lo que a Naruto le gustaría admitir. Pero eso también lo hacía admirarlo.
[...]
Sakura caminaba por las calles atestadas de gente. No tenía idea de por donde empezar para buscar a su maestro. Así que decidió ir a visitar a Ino, la reina de los chismes, seguro sabría de algún maestro de fuego.
La floristería lucía mejor que otras veces, a pesar de que Sakura nunca veía muchos clientes allí. Entró por el arco y vio a una atareada Ino detrás del mostrador. Abrazaba un numeroso grupo de rosas blancas. Justo cuando las colocó arriba de la madera, se dio cuenta de la presencia de su amiga. Su cabellera rosa no era fácil de ignorar.
—¡Hola, tanto tiempo!— saludó Ino.
Sakura le devolvió el saludo con una gran sonrisa. El aroma de las rosas llenaba sus pulmones.
—¿Has decidido hacerle caso a Naruto?— Ino preguntó en tono burlón—. Porque aquí tenemos unas muy buenas flores para conquistar.
—¡Se supone que él debe hacer eso!— se escandalizó.
Una (casi malévola) sonrisa se formó en el rostro de la Yamanaka. Y le guiñó un ojo.
—No has dicho que te molestara— retrucó Ino.
La rubia suspiró como si fuese completamente obvio lo que estaba diciendo. Y es que en parte lo era.
—Cada día Naruto te gusta más.
—¡Cállate!
Sakura caminó hasta ella algo enojada.
—Tus negaciones brillan por su ausencia— rio Ino.
La Haruno apretó los dientes. Ino no tenía arreglo, si no era Naruto era Sai, o Neji, o cualquier persona. Pensó en jugarle de igual forma con Shikamaru. Pero la conocía muy bien. y de esa forma, no le diría lo que quería saber.
—Toma una— le dijo su amiga.
Ino tenía una de las rosas blancas en su mano. En ese momento, Sakura apreció el pequeño sobre que colgaba de la flor, atado con una delgada tela roja.
La agarró y miró a Ino. Ésta le hizo un gesto para que abriera el sobre. Rasgó el papel con avidez y curiosidad. Adentro encontró un pequeño papel con una frase escrita en él:
''El amor es la mejor música en la partitura de la vida, sin él, serás un eterno desafinado en el coro de la humanidad''
Floristería Yamanaka.
Sonrió, aunque no se dio cuenta.
—Está claro que tú no podrías escribir algo tan profundo— bromeó Sakura.
Ino se carcajeó.
—Pues no, pero necesitamos publicidad. ¿Quieres ayudarme a repartir todas las flores?
La Haruno se encojió de hombros, no tenía nada mejor que hacer y quería pasar un poco de tiempo con su amiga.
Juntas salieron del lugar hacia la calle. Le entregaban una flor a cada persona que veían. Algunas la recibían con una gran sonrisa y otras las miraban con algo de desconfianza.
—No son tiempos fáciles, la gente quizás esté un poco asustada por la amenaza que es Akatsuki— comentó Ino—. Mucho más luego de la muerte de Asuma— mencionó con algo de nostalgia—. Por eso hay que subirles el ánimo. Y vendrá un poco más de gente, lo más importante.
—¡Claro que lo más importante son tus clientes, Ino!— dijo con sarcasmo la de cabellos rosas.
Rieron juntas. Sintieron como sus cuerpos se relajaban. A pesar de todo el drama de Sasuke, eran muy buenas amigas.
Cuando terminaron de repartir las flores por toda la ciudad ya era pasado el mediodía. Ino guardó dos flores y le pidió a su amiga que se la entregase a Naruto una de ellas. La rubia había quedado para entrenar con su equipo. La última flor que su mano sostenía ya contaba con un dueño.
Antes de despedirse, Sakura le preguntó sobre el ninja de fuego. La rubia le mencionó a Kurenai. A decir verdad se sorprendió un poco, pero ya sabía a quién buscar. Al parecer, Ino sabía bastante de Kurenai por lo mucho que Asuma la mencionaba entre sueños cuando estaban de misión. Y eso le pareció tierno. Le hubiera gustado escuchar a Sasuke, soñando, repitiendo su nombre. Pero claro que le pareció imposible. Una vez más le ordenó a su consciencia que ya lo olvidase. Con él se sentía desafinada. La rosa blanca apareció en su mente.
Se calmó y se ordenó a sí misma nunca volver a derramar una lágrima. Y menos por él. Maldita sea, la había dejado allí en aquel banco cuando ella se le había abierto en corazón y alma. No se merecía su sufrimiento. Y quizás habría otra persona que apreciara su amor. El problema era encontrarla.
Comenzó a buscar a Kurenai antes de que todos esos pensamientos le afectaran más de lo necesario. Entró al edificio en donde la ninja vivía y golpeó la puerta. Kurenai le abrió y por su expresión parecía bastante sorprendida por su visita.
—¡Sakura! ¿Qué te trae por aquí?
En seguida, Sakura notó el redondeado vientre de la jounin. Y estuvo a punto de decirle que lo olvidara y marcharse.
—Eh…
Ciertamente, no quería que la entrenara, no en su estado por miedo a un accidente. No conocía muy bien a Matatabi, así que no confiaba en él. Un maullido amenazante zumbó en sus oídos. ¡Era tan injusto que él pudiera leerle la mente pero ella no a él! La extraña risa se hizo oír.
—Buscaba un ninja de naturaleza fuego que pueda enseñarme— contestó—. Pero ya veo que usted…
Los ojos rojos se arquearon, risueños.
—Esto no me parará— le dijo señalando su abultado estómago—. Gai me ha comentado de tu… situación. Asuma hubiera querido que ayudara a dar caza a sus asesinos. ¿Te parece bien entrenar mañana junto a los demás? Puedes llevar a Naruto.
Estaba claro que ''los demás'' eran Shino, Hinata y Kiba. Y a decir verdad, le hacía poca gracia que Naruto estuviera cerca de la joven Hyuga. Lo peor era que no sabía porqué.
Luego de despedirse hizo una pequeña reverencia, más que nada de respeto. Lo había aprendido, justamente, de los Hyuga.
Ya afuera del edificio, se le ocurrió llevarle un ramen a Naruto. Seguro que le encantaría el gesto, además ya era hora de almorzar.
[...]
Después de siete movimientos, su rey había caído. Y el maldito de Shikamaru lo había hecho con el único propósito de demostrarle que era un estúpido con las estrategias. Pero Naruto se la devolvió recordándole que sus estrategias con Ino no funcionaban en siete movimientos. A pesar de todo el castaño terminó contándole algunas de las técnicas de Asuma. Después de algunas bromas se despidieron.
Volvió al campo de entrenamiento con el estómago rugiéndole. Quiso comprar ramen, pero no era una sorpresa, su monedero con forma de sapo no era alimentado muy regularmente y lamentablemente él también tenía el estómago vacío.
Y verla allí sosteniendo esa bolsa que conocía tan bien lo hizo amarla aún más. Esbozó una gran sonrisa que provocó otra en el rostro de la chica.
Se adentraron en el bosque que se encontraba al lado del campo de entrenamiento. Encontraron un gran tronco caído donde se sentaron. A sus espaldas se encontraba el pequeño cerco que separaba los campos. En aquel se encontraba entrenando el equipo de Asuma en un todos contra todos.
El aroma del ramen inundó los sentidos de Naruto. Comieron en el silencio típico de las personas hambrientas mientras observaban la pelea. Quizás podía ser algo incómodo, porque esa extraña atracción continuaba, sólo que ninguno de los dos sabía que el otro la sentía.
El equipo diez, ignorante del público, continuaba peleando. De repente, Ino atrapó a Shikamaru en su jutsu de control de mente. Naruto escupió un poco del caldo ante el espéctaculo. ¡Vamos, si Shikamaru nunca perdía la concentración! Ahora tenía algo con que molestarlo.
—¿Qué pasa?— preguntó Sakura burlona—. ¿Una mujer no puede ganarle a un hombre?— desafió.
—No a Shikamaru.
Ahora Ino, cuyo verdadero cuerpo yacía en el suelo, utilizaba a su compañero para atacar a Chouji.
—¿Y a ti?— inquirió con una sonrisa que a Naruto lo encandiló.
—No podría atacarte, claro que ganarías tú, Sakura-chan.
Y ella se enterneció.
Unos momentos después, Sakura le entregó la rosa. Sin embargo, él no le permitió ver el contenido del sobre.
[...]
Era un gran mentiroso y lo sabía. Aún más, estaba totalmente orgulloso de eso. Nadie sabía quién era realmente, quién se escondía debajo de aquella máscara de estupidez. Pero ya llegaría el momento en el que todos le obedecerían. Por el momento, sólo se quedaba en las sombras, pues era parte del plan.
Se encontraba cómodamente sentado en su sillón. Miraba caer la lluvia de Amegakure, era un pasatiempo muy tranquilizador.
Alguien entró a la habitación. El cabello naranja se reflejó por un momento. Justo a quien esperaba. Pain le entregó un papel. Él lo leyó con avidez.
l—Dejaremos que la naturaleza de estos dos actúe— le dijo su verdadera y fría persona—. Estando tan cerca las bestias no aguantarán mucho. Será divertido observar al Uchiha contra la chiquilla, ¿no crees? Sólo tenemos que convencerlo, pero para eso está Itachi y su inminente muerte.
Su subordinado no contestó, y no tenía que contestar. Pain salió de la habitación cuando Tobi se lo indicó. Éste rió para sus adentros, aquel sujeto le obedecía aunque no le hiciera ni una pizca de gracia tener que enfrentarlo. Beneficios de hacerse pasar por Madara. Oh, pronto el mundo iba a ser suyo.
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¡Hola! Siento la tardanza (de nuevo). Ya me libré de mis clases, así que tengo mucho más tiempo para escribir y que la inspiración venga. Por suerte, ya tengo casi la mitad del próximo capítulo. Así que estará pronto.
Gracias por el apoyo. Cuanto más me escriben más quiero escribir yo xD.
Y para los NaruSakus, bueno, yo ya dejé mi opinión en el fic que tengo con Naoko-eri, pero quería poner algo en este fic también.
***SPOILER 700**
Claramente la decisión de NH y SS fue precipitada, se nota que justo al final cambió su idea, porque todos sabemos que Sakura sentía algo por Naruto, ya era evidente. Naruto había dicho a Sai en no sé qué manga que cuando pudiese traer a Sasuke de vuelta, confesaría su amor a Sakura (no quería antes por el tema de cumplir la promesa). Y finalmente eso ha quedado en el aire. Ahora Kishi dice que Sakura sería una mala mujer si le dijese a Naruto que le gusta. Y lo peor, que Naruto quería a Sakura sólo por su rivalidad con Sasuke, cuando sabemos que el NS nos enseñó cosas tan bonitas como el sacrificio por alguien que amas. Eso es amor de verdad, no ''rivalidad con Sasuke''. Por último, Hinata-The last nos enseñará a enamorarnos de una persona en 90 minutos. Ah, sin contar que en el 700 Naruto no se ve muy feliz en varias ocasiones.
Les dejo un gran beso a todos. Y el NS vive en todos sus momentos y en nuestros corazones.
03/12/2013
