One Piece le pertenece a Eiichiro Oda y este fic a mí.

Espero que les guste!


CAPÍTULO 3


No recuerdo cuando fue que recobré la consciencia. La verdad es que no recuerdo siquiera como la perdí pero allí estaba yo, sin fuerzas suficientes ni siquiera para abrir los ojos, con todos los músculos del cuerpo entumecidos y adoloridos por alguna razón que era incapaz de recordar y escuchando voces que nunca antes en mí vida había escuchado.

Por más que lo intentara era incapaz de recordar donde o con quien estaba antes de perder la conciencia, mi cabeza parecía un agujero negro sin ninguna memoria pasada. Intenté concentrarme al máximo para escuchar todos los sonidos a mí alrededor y así, de alguna forma, conseguir situarme pero no me sirvió de mucho.

Oía el sonido rítmico de una máquina, hacía algo como pip-pip-pip, era un sonido peculiar que de alguna manera me recordaba al sonido de un corazón latiendo pero… ¿Quién querría una máquina que simula el latido de un corazón? Tener una maquina como esa sería inútil y una tontería pero al parecer esa gente no pensaba lo mismo.

El olor también era algo curioso. El sitio en el que estaba olía a mar pero también a medicamentos. Era una mezcla extraña y algo desagradable. Por una parte el olor me recordaba a una enfermería llena de enfermos y gente herida pero por otra parte me recordaba al olor a mar, a la aroma de la libertad. Era una sensación extraña, no era ni una sensación mala ni una de buena, simplemente era peculiar.

Luego estaban las voces a mí alrededor. Parecían ser las voces de mujeres, no logré escuchar ninguna voz masculina a mí alrededor y eso me pareció extraño. ¿Un sitio sin hombres? Si yo era un hombre, ¿qué hacía yo en un sitio donde no había ninguno?

- La herida en la cabeza está prácticamente curada –oí una voz femenina muy cerca de mí- Todas las demás heridas ya sanaron y su vida no parece correr ningún riesgo.

- ¿Saben qué edad tiene más o menos? –me sorprendí, esa había sido la voz de un hombre- ¿Se sabe quién es?

- Hemos buscado su cara en los carteles de busca y captura y ninguno coincide con la cara de este chico, parece ser que no es ningún pirata y tampoco tiene mucha pinta de marine –contestó la misma mujer de antes- deberemos esperar a que despierte para saber quién es.

- ¿Cuánto tiempo tardará en despertar? –preguntó el hombre-

- Eso no lo podemos saber pero su vida no corre ningún riesgo ahora mismo. Tuvo una fuerte contusión en la cabeza pero la herida está prácticamente curada –hablaba la enfermera- Es joven y eso ayuda a que sus heridas sanen más rápido, según los exámenes que le hicimos tendrá unos diez-y-nueve años recién cumplidos.

- Diez-y-nueve años –susurró- ¿Qué hace un chico tan joven en medio del Nuevo Mundo si no es pirata ni marine?

- Quien sabe… pero si no es pirata ni marine podría poner la mano al fuego a que no ha tenido una vida para nada fácil –dijo la mujer- alguien con una vida pacifica no tendría semejante cicatriz como esa en el pecho.

- ¿Cicatriz? –preguntó extrañado-

- Tiene una cicatriz en forma de X que le cubre todo el pecho. Ninguna operación le dejaría una cicatriz como esa por muy mal hecha que estuviera y además parece ser causada por una quemada para nada leve. –hablaba- No tengo la menor idea de quién es este chico ni de dónde ha salido pero por ahora lo único que podemos hacer es esperar a que despierte para después poderle hacer algunas preguntas.

¿Quiénes eran esas personas? Por lo que había podido escuchar esa mujer había estado cuidando de mí y dijo que tenía heridas… ¿Por qué no podía recordar nada? Quería y necesitaba recordar cómo y dónde me había herido pero por mucho que lo intentaba era incapaz de recordar nada. No recordaba nada, ni mi nombre, ni mi edad, ni de dónde venía… absolutamente nada.

Fruncí el ceño y emití un pequeño chillido cuando una fuerte punzada sacudió mi cabeza haciéndome encoger en la cama. Mi cabeza dolía como si me hubieran pasado cien elefantes por encima.

- ¿Acaba de fruncir el ceño? –escuché la voz de la mujer otra vez- ¿Oye estas consciente?

Otra punzada y otro gruñido. Si, estaba consciente pero me dolía demasiado la cabeza como para contestar a sus preguntas.

- Bien, necesito que me hables ¿me escuchas? –me seguía hablando- Necesito que me digas que es lo que te duele y así podré ver qué es lo que pasa contigo ¿vale?

Dos punzadas más. Abrí la boca en un intento fallido de explicarle lo que me dolía. Las punzadas se hacían cada vez más y más fuertes al igual que los gruñidos que salían de mis labios.

- Voy a inyectarte un medicamento para aliviar el dolor pero necesito que te quedes conmigo, ¿De acuerdo? –seguía hablando sin esperar ninguna respuesta de mí parte- Ni se te ocurra volver a perder la consciencia de nuevo, da lo mejor de ti necesito que te quedes conmigo

Quedarme consciente era algo difícil de pedir, no tenía fuerzas para nada y el dolor era cada vez más agudo. Fuese lo que fuese lo que quería inyectarme debía hacerlo ya o de lo contrario no podría aguantar más tiempo despierto.

- Allá va –sentí como una aguja traspasando mí piel y como si fuera arte de magia poco a poco mi cuerpo empezó a destensarse. El dolor disminuía poco a poco y las punzadas cada vez eran más débiles hasta que desaparecieron.- ¿Sigues conmigo?

- H-hm –logré contestar-

- ¿Puedes abrir los ojos? –me habló despacito- ¿Puedes moverte o hablar?

Intenté abrir los ojos pero lo máximo que conseguí fue fruncir el ceño. Mi cuerpo no respondía a mis órdenes y por mucha fuerza de voluntad que pusiera era incapaz de abrir los ojos pero en cambio sí que podía moverme, aunque fuese débilmente.

- Tranquilo es normal –me intentaba calmar la mujer- recibiste un fuerte golpe en la cabeza y llevas muchos días inconsciente…. Es normal que te cueste al principio pero no dejes de intentarlo. Trata solo de abrir los ojos y lo demás vendrá por sí solo.

- V-va-l-le –contesté a duras penas-

- Ves, ¡puedes hablar! Esa es una muy buena señal.

Lo intenté una y otra vez pero los ojos me pesaban como muertos. Por mucho que lo intentara lo único que conseguía era fruncir el ceño pero de allí no me movía.

Cansado, decidí parar por unos minutos. Llevaba lo que me pareció una eternidad intentado tan solo abrir los ojos y no había conseguido nada. ¿Acaso me quedaría de esa forma para siempre? No, de ninguna manera iba a quedarme así…

El sonido de la puerta me distrajo, ¿se había marchado la enfermera? ¿Seguía ese hombre allí? No lo sabía, con los ojos cerrados no podía ver nada, siquiera sabía dónde estaba ni si esa gente eran buenas personas….

- ¿Aún no despertó? –oí la voz de un hombre pero no era el mismo que antes, era alguien diferente-

- ¡Ace te dije que descansaras! –oí a la enfermera chillarle- ¡Apenas has dormido cuatro horas y ya vuelves a estar aquí!

- Me dijiste que descansara y descansé…. Qué más da si duermo cuatro horas u ocho –se defendió- solo quería ver si había despertado pero ya veo que no.

- Esta despierto –le corrigió rápidamente- quiero decir que está consciente aunque no tiene fuerzas para abrir los ojos todavía… ahora mismo te puede escuchar y te puede hablar, aun le cuesta pero te puede hablar un poco.

- Ya veo… -susurró- ¿Puedo…

Se encogió de hombros.

- Hola –oí al hombre hablándome- ¿Sabes cuál es tu nombre?

Negué despacio con la cabeza y el pareció entenderme.

- ¿Sabes cómo llegaste hasta aquí?

Volví a negar débilmente.

- Si solo vas a hacerle preguntas mejor vete a dormir de nuevo –le dijo la mujer- No recuerda nada, ni su nombre, ni su edad, ni tampoco de donde viene… ¿Por qué te preocupa tanto? No sueles preocuparte tanto normalmente.

- Ace ella tiene razón –oí el hombre de antes dirigiéndose a ese tal Ace- Deberías ir a descansar, apenas llegaste ayer y no has dormido nada casi.

- Mi hermano pequeño tiene exactamente la misma cara que este chico –habló más para sí mismo que para los demás- Pero no es posible que este sea mi hermano ¿Verdad Marco? Quiero decir, mi hermano está en el East Blue y tan solo tiene diez-y-siete años….

- ¿Hermano? –dijo Marco- ¿Tienes un hermano menor? ¿Cómo se llama?

- Monkey D. Luffy –respondió- este chico es la viva imagen de él con un par de años más y no sé porque tengo esa corazonada de que son la misma persona aunque algo así sea imposible.

- Estamos en el Nuevo Mundo Ace…. Cualquier cosa puede pasar aquí.

- Lu siempre fue un imán para los problemas y no me extrañaría que se hubiera metido en líos pero esto es demasiado incluso para él…. Son solo imaginaciones mías, ¿verdad?

- Quizás cuando despierte y puedas hablar con él lo descubras. –dijo suavemente la enfermera- Por ahora mejor dejémosle descansar, quizás cuando despierte tenga fuerzas suficientes para abrir los ojos y mirarnos.

Después de esa breve conversación lo único que pude escuchar fue el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose y después todo fue silencio.

*La mañana siguiente*

Recobré la consciencia y lo primero que escuche fue el peculiar sonido de esa máquina. Me sentía mucho mejor que ayer y enseguida que intenté moverme pude hacerlo. Sentía mi cuerpo mucho más ligero que ayer pero temía intentar abrir los ojos y darme cuenta de que nada había cambiado.

- Buenos días –oí la misma voz de ayer- ¿Puedes responderme?

- S-si –contesté en un susurro- Buenos días

- ¡Oye has hablado! –gritó emocionada- ¿Y puedes moverte?

- Solo un poco –dije levantando los brazos y moviendo los dedos.-

- ¿Y qué pasa con los ojos? ¿puedes mirarme?

Tenía miedo de intentarlo. Había pasado todo el día de ayer intentándolo y no había podido abrirlos ni siquiera un poco. Tenía miedo de intentarlo de nuevo y fracasar. Hoy me sentía mucho mejor, eso era verdad, pero nada me aseguraba que podría abrir los ojos… quizás…. Quizás nunca podría abrirlos de nuevo…

- No pienses más e inténtalo –oí la voz de la mujer- no pierdes nada por intentarlo. Si no puedes hoy podrás mañana. Mírate, ayer apenas podías hablar y moverte y hoy si puedes. Solo intenta abrir los ojos una vez más, vamos

- ¿Cómo estás tan segura de que podré abrirlos de nuevo algún día?

- Estoy completamente segura de que podrás porque he cuidado de ti desde el día en el que llegaste. Ese día estabas inconsciente y lleno de heridas por todas partes. Estuviste inconsciente por días y cuando despertaste apenas podías moverte y hablar pero hoy puedes hacerlo. Es normal que tengas miedo a abrir los ojos pero deberías intentarlo. No pierdes nada, estoy segura de que podrás abrirlos de nuevo hoy y sino quizás mañana.

Cerré los puños. Acababa de descubrir que llevaba días en ese extraño lugar, con esa gente desconocida y que durante todo este tiempo habían estado cuidando de mí. Fuesen quienes fuesen les debía una, de no ser por ellos no creo que fuese capaz de estar hablando con nadie ahora mismo. Debía intentarlo, por lo menos debía intentarlo.

Tome una bocanada de aire y me concentre tanto como pude en abrir los ojos. Las parpados me pesaban toneladas pero a diferencia de ayer sentía que tenía más fuerzas, sentía que era capaz de hacer reaccionar mi cuerpo si lo deseaba. Sentía las fuerzas necesarias para volver a ver la luz del sol de nuevo. Si creía en ello podría hacerlo, podría abrir los ojos de nuevo.

Concentré todas mis fuerzas en ello y poco a poco mis parpados se separaron un poco solo para ver un poco de luz y volverse a cerrar de nuevo. Había abierto un poco los ojos, había visto un poco de luz entre toda esa oscuridad en la que había estado inmerso durante todos esos días. Podía hacerlo, podía abrirlos. Me concentré de nuevo, podía hacerlo, concentré todas mis fuerzas en ello y... lo conseguí.

- Buenos días –vi la cara de esa mujer que me había estado hablando y animando desde el principio. Era joven, un poco más mayor que yo pero joven. La habitación en la que me encontraba era definitivamente una enfermería, eso explicaba el olor a medicamentos que había olido ayer pero no el olor a mar-

- ¿Dónde estoy? –pregunté sin temor, confiaba en esa mujer-

- Estas a bordo del Moby Dick –contestó con una sonrisa en los labios- Pero eso es lo de menos ahora… ahora que estas totalmente despierto me gustaría hacerte algunos exámenes y algunas preguntas si te parece bien.

- ¿Moby Dick? –susurre, ese nombre me era terriblemente familiar pero no recordaba donde lo había escuchado- ¿Es esto un barco?

- Sí, estamos en el Nuevo Mundo –contestó- Iré a informar a padre de que has despertado y luego te haré los exámenes de los que te hablaba. ¡No te muevas de aquí y ni se te ocurra levantarte!

La vi desaparecer por la puerta dejándome solo. Inspeccione mi cuerpo, tenía vendas por todos lados y tubos que conectaban mi cuerpo con extrañas máquinas.

Este sitio no me era familiar pero el nombre del barco si lo era. El nombre del lugar en el que estábamos también, era como si hubiera oído hablar del Moby Dick y del Nuevo Mundo en algún sitio o como si ya hubiera estado aquí en otra ocasión pero no podía recordarlo. Odiaba esta situación, odiaba no poder recordar nada.

La puerta se abrió de golpe sorprendiéndome y haciéndome dar un salto en la cama.

- ¡Has despertado! –entró un chico peli negro con pecas en la cara gritando como loco y mirándome con una estúpida sonrisa en la cara- ¡Has despertado!

- ….

- ¿Recuerdas que fue lo que te paso antes de llegar aquí? ¿Recuerdas dónde estabas o con quien estabas? ¿Recuerdas tu nombre o tu edad? –me preguntaba sin parar- ¿Recuerdas…

Yo le miraba sorprendido encogiéndome en mi sitio sin poder responder. No, no recordaba nada de eso y no sabía porque me estaba hablando como si me conociera de toda la vida, no recordaba la cara de este hombre.

- ¡Ace! –un hombre rubio con un peinado que parecía una piña entro por la puerta y golpeó a Ace en la cabeza mandándolo directo al suelo- ¿¡Qué coño piensas que estás haciendo!? ¡Apenas acaba de despertar y ya estas preguntándole de todo!¡Te dije que te mantuvieras alejado de él!

- ¡Joder Marco no hacía falta que me pegaras! –dijo levantándose del suelo como podía-

- ¿¡Qué no!? –le chilló de vuelta- ¡Estabas asustando al pobre chico con tus preguntas! –dijo chocando su frente con la del morocho-

- Pero q...

- Shishishi –no pudo contener la risa. Por alguna razón le hacía gracia ver a ese tal Ace pelear, tenía la sensación de conocerlo y estar acostumbrado a sus rabietas pero no recordaba de donde-

- ¡Y tú de que te ríes! –chillaron los dos molestos solo para darse cuenta de lo que estaba pasando- ¿Acabas de reírte? –preguntó Ace incrédulo-

Luffy los miro sorprendido, él también se sorprendió cuando sonrió, no esperaba hacerlo pero le salió solo.

- ¿Luffy? –dijo Ace mirándole de arriba abajo con los ojos bien abiertos- Solo conozco a una persona en todo el mundo que ría de esa forma.

- ¿Luffy? –Susurre- ¿Es ese mi nombre? Me gusta cómo suena

La mirada de Ace estaba fija en el hombre que permanecía sentado en esa cama. Primero tenía la misma cara que su hermano y ahora sonreía y hablaba como él. Pero había algo que no cuadraba, su hermano solo tenía diez-y-siete años y este chico en cambio tenía diez-y-nueve años…. Además su hermano estaba en el East Blue no en el Nuevo Mundo… ¿Qué estaba pasando?

- ¿Estás seguro que no recuerdas como llegaste aquí? –preguntó de nuevo-

Luffy negó con la cabeza.

- ¿Me conoces? –preguntó esperanzado- ¿tú sabes quién soy?

- Tu nombre es Monkey D Luffy –habló Ace sin apartar la mirada de él- y eres mi hermano menor.

- ¿Tu hermano menor? –susurro-

- Me llamo Portgas D Ace y soy tu hermano mayor, Luffy.


Y hasta aquí llega el capítulo de hoy...

Espero que les haya gustado aunque este haya sido un capítulo algo tranquilo... ¿Qué pasará ahora que Luffy a despertado?

Espero sus comentarios y si hay algo que no les ha gustado o que creen que puedo mejor díganmelo por favor!

Nos vemos pronto, saludos!