Disclaimer: Naruto no me pertenece. Es de Masashi Kishimoto.
Quinientas palabras.
Aún queda olor a sangre. Ni todos los perfumes de Arabia endulzarían esta pequeña mano.
Hinata no podía dejar de estrujar la punta suelta de su blusa. Se quitó todo el esmalte con las uñas mientras el director de la institución le hablaba sobre los posibles caminos que debían seguir a partir de ahí. No había visto a Hidan en dos semanas desde el incidente con los guardias.
—No te asesinó.
La joven asintió, con ganas de morderse el labio inferior a causa del nerviosismo. Le dio miedo hablar y que le temblara la voz.
—¿Quieres seguir tratándolo? Es un buen logro, quedará perfecto en tu currículo. Pero este tipo de cosas podrían seguir repitiéndose. Hidan no es un asesino cualquiera.
El director soplaba el humo de su puro mientras con los orbes entrecerrados vigilaba a Hinata con ojo crítico. Parecía muy frágil. Hidan podría romperla. Sin embargo, la chica había logrado controlar la situación del pasillo, cuando llegaron los refuerzos se encontraron con él observándola con detenimiento y a ella hablando en voz tenue, pidiéndole que se detuviera y se tranquilizara. Pero no podían bajar la defensa.
—Seguiré tratándolo. He avanzado bastante y la última vez incluso me habló un poco de su infancia.
—¿Eres idiota? Hidan ha hablado de eso en muchas ocasiones. Siempre cambia la historia.
La desilusión transformó las ansias de Hinata en tristeza. Había hecho numerosas teorías al respecto y saber que todo era mentira, la hizo sentirse un poco traicionada.
Después de intercambiar algunas frases más; Hinata se despidió y se dirigió a su centro de labores. En la mesa había varios sobres amarillos y uno blanco con manchas verdes de huellas digitales. Tomó aquél con precaución, notando que era pintura de acuarela. El sobre estaba abierto y contenía sólo una nota en un papel tamaño carta. Las letras estaban hechas con los dedos y la escritura apenas podía apreciarse.
«No le creas.» — Hidan.
La morena abrió los ojos de sorpresa y llevó una mano al nombre que firmaba. Recordó vívidamente la mirada que el asesino había posado sobre ella, los párpados ligeros y la boca en una línea recta. La intensidad de un centenar de pájaros que volaban en su estómago y su piel, recordándole la inconsistencia de su vida y aquella clase donde los profesores les enseñaron que las mujeres podían confundir el miedo con el amor. Sabía que estaba entrando en aguas peligrosas. Como psiquiatra no podía permitir ese tipo de dudas. Si iba a tratar a Hidan, no debía sentir nada por él. Pero, ¿qué era el amor, si no era miedo?
Hidan había abierto la puerta sin complicaciones y cruzó el despacho en apenas tres pasos. Hinata contra el escritorio se había quedado muy quieta y a punto de llorar. La mano manchada de sangre tomó la suya impoluta, y en dos supiros la llevó a sus labios, besando con calidez la piel suave de la psiquiatra. Hinata recordó a Lady Macbeth, y la cita con que se había enamorado de Shakespeare para siempre. La fragancia y el asesino, ambos incrustados en su pecho.
Hola :)
Pasó mucho tiempo, pero acá estoy. Trataré de actualizar a un paso más rápido, pero no prometo nada. Gracias por los reviews y por los favoritos y follow. La cita del principio es de Macbeth, por supuesto, es a la que se refiere Hinata al final. ¿Alguien más está enamorado de Shakespeare? ¿Verdad que es increíble?
Los dejo por ahora, pero espero disfruten el capítulo. Dejen sus reviews. :D Hasta luego.
