Hola, he vuelto. ¿Como es ha ido? Espero que bastante bien. Lamento la tardanza en la publicación, pero ya entre a la escuela (desde hace 3 semanas creo) y la verdad mis horarios estan saturados con ella. Ya no tengo mucho tiempo para escribir esta pequeña historia, pero lo poco de tiempo que consgio lo aprovecho :).
No se enojen, ya fijare una fecha. La publicación de cada capitulo sera cada mes, en lunes. Es decir, que el proximo será por el 19 de septiembre. Eso es el tiempo limite, si no lo publico ese dia quiere decir que he muerto. Hahaha, en fin, como les decía, ese es el tiempo limite, pero si el capitulo lo tengo antes pues lo publicare, no importa que aun no haya pasado el mes.
By the way... gracias, Javany, por tu review. Siempre son bien recibidos, de hecho, me dan animos x3.
Supongo que ya no tengo nada que decir
Capítulo 2.
Despierta, Feliciano.
-Aquí es.- Feliciano soltó la mano de Ludwig.
-Gracias.- Ludwig trato de formar una sonrisa en su rostro, pero ese no era su fuerte, más bien, parecía una mueca de desagrado. Feliciano no logro comprender que era lo que Ludwig intentaba hacer por lo que lo ignoro.
-Vamos.- Feliciano volvió a tomar de la mano a Ludwig.
-Ah, yo puedo encargarme.-
-Pero esta es mi casa, vamos.-
¿Que acababa de decir? Es su casa, llevo a Ludwig, un completo desconocido para Feliciano a su casa para pasar la noche; ¿Que sucede con este chico?
-Vamos, estoy seguro de que a Lovino no le importara.-
La casa de Feliciano era bastante grande. La decoración por fuera era algo meticulosa, pero se podía apreciar que tenía años que nadie se molestaba en reparar los daños o, por lo menos, limpiarla. Los labios de Ludwig se tensaron ante tal atrocidad, ¿Cómo era posible que alguien descuidara tal calidad de arte? No hizo ningún comentario, no era su casa, de lo contrario, luciría mil veces mejor. Un par de escalones los separaban de la puerta. Feliciano los subió de manera animada y rápida, mientras que Ludwig no estaba seguro de si debía hacerlo. Era un completo extraño, lo único que conocía uno del otro era el nombre. ¿Estaría bien entrar?
-No creo que sea una buena idea.- Feliciano giro su cabeza y observo a Ludwig. Su expresión reflejaba duda, confusión y, tal vez, un poco de temor.- Ni siquiera te conozco.
-Claro que si.- Dijo jovialmente.- Ya te dije mi nombre.
-Eso no significa que te conozca.- Desvió la mirada hacia el camino lo que sugería que se marcharía.- Es mejor que me retire.
-Pero Ludwig, aquí puedes pasar la noche sin problema alguno.- Descendió un par de escalones y lo volvió a tomar de la mano. Parecía que Feliciano no se rendiría fácilmente.
-Ya encontrare donde.-
La luz que entraba por las ventanas le llegaba directo a los ojos, para ser los primeros rayos de sol de la mañana eran bastante molestos para Feliciano. No se encontraba en su habitación, se encontraba en la sala de estar de la casa de Ludwig. ¿Que había sucedido?, ¿Por qué no estaba en su habitación?, y lo más importante, ¿Por qué no había despertado cuando Ludwig lo llevo a su habitación? Feliciano siempre tenía la costumbre de colarse a la habitación del alemán por las noches para escabullirse en su cama y dormir con él. Por más que Ludwig insistiera en que lo dejara de hacer, el castaño no se daba por vencido. El llevar a Feliciano a su habitación ya se había vuelto parte de la rutina de Ludwig. Retiro la frazada con la que estaba cubierto. Al levantarse el suelo frio hizo que se desprendiera del cansancio que aún quedaba en él. Observo que en otro de los sofás también había una frazada, al parecer alguien más había pasado la noche ahí. ¿Acaso Gilbert organizo una de sus fiestas de muerte? Se formó una sonrisa en su rostro y sacudió la cabeza en forma de negación, no tenía ni la más remota idea de lo que había sucedido el día de ayer. Estaba listo para dirigirse a la cocina y prepararse algo de comer, su estómago lo pedía a gritos, pero Ludwig lo detuvo.
-¡Feliciano!- Soltó en cuanto lo vio de pie.- ¿Qué crees que estás haciendo?, el doctor dijo claramente que debes de guardar reposo.
-¿Reposo?- Feliciano inclino la cabeza algo confundido, ¿A qué se refería Ludwig? ¿Por qué debería de guardar reposo?
Aquella palabra fue el detonante de todo, recobro sus recuerdos de una manera tan rápida que parecía que lo acaban de abofetear, de nuevo. Miro perplejo a Ludwig, aun no lo perdonaba y, para empezar, él no le ha pedido disculpas por lo de ayer. Ludwig vio cierta molestia en los ojos de Feliciano. El silencio reinaba en la habitación, pero el alemán tenía más que claro de dónde provenía esa mirada.
-Feliciano...- Hizo una pequeña pausa. Era como si tratara de buscar las palabras correctas para disculparse.
-¿Lud?- El brillo volvió a sus ojos. Un brillo único y propio de un niño de cinco años, un brillo que suavizaría a cualquier persona sin importar que tan ruda sea, un brillo que demostraba que, pese a todo, el seguiría ahí para él, aun si no lo dijese.
-Lamento lo que sucedió ayer, no debí de haberte golpeado.- Las mejillas del rubio tomaron un ligero tono carmín, casi imperceptible.
Feliciano corrió hacia él y salto a sus abrazos. Cuando Ludwig trato de atraparlo para que no cayera encima suyo fue muy tarde. Ambos terminaron en el piso, el cual dentro de poco se convertiría en un agradable lago de lágrimas por culpa de Feliciano.
-Te perdono, Lud.- Decía constantemente mientras se aferraba fuertemente al cuerpo del rubio y daba unas cuantas patadas al suelo, como si fuera un niño pequeño.
Trato de apartarlo de su cuerpo para poderse levantar, pero no lo logro. Feliciano cada vez ejercía más fuerza sobre el cuerpo de Ludwig, sin embargo, al rubio no le causaba molestia alguna debido a todo el ejercicio que realiza a la semana. Se resignó en tratar de apartarlo, jamás lo conseguiría. Tal vez no debí decirle nada, pensó, pero inmediatamente sacudió la cabeza para negar lo que acaba de pensar, lo que había hecho hace unos momentos era lo mejor.
El desayuno fue preparado por Feliciano, pero para lograr hacerlo tuvo que discutir con Ludwig un buen rato. Y claro, el rubio acepto, no tenía otra opción, nunca había otra opción cuando se trataba de Feliciano. Cuando ambos se encontraban en la mesa, degustando una deliciosa ensalada carece, Ludwig no dejo que Feliciano hiciera gran esfuerzo para cocinar; el rubio se quedó observando a Feliciano. El castaño seguía comiendo y no noto, de manera inmediata, cuando el rubio se quedó observándolo fijamente. Pasaron unos minutos hasta que Feliciano lo noto.
-Veee~- Feliciano toco cada parte de su rostro, probablemente se había manchado con el aceite de oliva, porque dudaba que tuviera un trozo de tomate sobre él.
-Feliciano...- Se detuvo un momento para analizar lo que quería decir.- ¿Qué era lo que me ibas a decir ayer?
-Mmm...- La boca del castaño quedo entre abierta, había olvidado por completo lo que quería hacer hace unas horas. Al cabo de unos minutos volvió a tomar su postura habitual, formo una ligera y casi imperceptible sonrisa.- Nada.
Ludwig lo observo unos momentos más, sabía que el castaño estaba mintiendo, pero si no quería decírselo no podía obligarlo a ello. Con el tenedor que residía entre sus dedos tomo unos trozos de tomate y una pequeña bola de mozzarella. La tranquilidad del ambiente fue destruida cuando se escuchó un jarrón romperse en la entrada principal. Ludwig se levantó de manera apresurada para ver qué era lo que había sucedido, probablemente una ardilla o algún otro animal se había colado en su residencia y, ahora, se encontraba haciendo de las suyas. Lo que encontró no le causó gran sorpresa, era algo de esperarse debido a lo sucedido el día de ayer. Era su hermano, Gilbert.
Se encontraba en un estado deprimente, apenas y lograba conservar el equilibrio para dar un par de pasos. El rubio coloco su mano derecha sobre su frente, esto ya se había vuelto una rutina, y no una que disfrutara.
-Luddy.- Su voz subía y bajaba de tono en intervalos irregulares, solo demostraba lo que era obvio para todos.
-Gilbert.- La mirada de Ludwig estaba llena de ira. No sabía si golpear a Gilbert, porque el si lo merecía, o solo dejarlo ahí para que sufriera por cuenta propia. Se blasfemo por lo que estaba a punto de hacer, pero no podía dejarlo ahí y que destruyera toda la casa. Tomo el brazo de Gilbert y lo paso alrededor de su cuello.- Vamos, te llevare a tu habitación.
-Por eso te quiero tanto Luddy.-
-Feliciano, espérame aquí.-
El castaño no pronuncio palabra alguna, solo se quedó observando el lio que provocaba Gilbert al tratar de llevarlo por las escaleras. Dio media vuelta y se dirigió al comedor, aún tenía un poco de su deliciosa ensalada.
Una vez que Ludwig coloco a Gilbert en su cama regreso al comedor, Feliciano se encontraba jugando con los cubiertos, ya había terminado de almorzar y se veía algo aburrido.
-Feliciano, ¿Quieres ir a dar una vuelta? Odio estar cuando Gilbert esta en ese estado, odio ser su niñera.- El castaño lo observo perplejo, ¿Que había sucedido con su trabajo?
-Pero... ¿Y tu trabajo?-
-Supongo que puede esperar.-
-¡Veee!- Dio un salto y se abalanzo contra Ludwig, desde que había llegado a Alemania no se había sentido tan feliz. Que el alemán dejara su trabajo por alguna otra cosa era el mejor halago que él te pudiese proporcionar. Sujetó la cabeza de Feliciano para evitar que se acercara más y sucediera lo mismo de la mañana.
-Anda, ve a bañarte y cámbiate.-
Ludwig solo espero treinta minutos, aproximadamente. Cuando ambos se encontraban en la entrada principal se dirigieron al auto de Ludwig. Un convertible de color rojo, no era de los modelos más recientes, pero estaba en perfectas condiciones. Feliciano solo había abordado dos veces el auto de Ludwig. La primera fue hace un par de meses y la segunda fue cuando el rubio lo recogió del aeropuerto. Ambos subieron rápidamente, Ludwig introdujo la llave en el compartimiento designado y encendió el motor.
-Despierta, Feliciano.-
Feliciano giro su cabeza hacia Ludwig quien lo miro extrañado.
-¿Dijiste algo?- Pregunto.
-¿Eh? Ah, no.- Respondió algo confundido el rubio.
Feliciano introdujo su menique en su oído, como si tratara de eliminar alguna molestia dentro del mismo. ¿Que había sido eso?, se preguntó a sí mismo. No obtuvo respuesta alguna, tal vez solo se confundió, pero ahora no era el momento de preocuparse por eso, Ludwig había dado su trabajo por salir. Si, solo porque odiaba estar en casa cuando Gilbert requería una niñera, pero había invitado a Feliciano.
El auto arranco de manera repentina. Alcanzo una velocidad impresionante en tan solo unos segundos, la residencia de los Beilschmidt se iba haciendo más pequeña conforme avanzaba por el camino. Feliciano observaba con suma atención el paisaje, mientras el rubio le preguntaba:
-Y bien, ¿Adónde quieres ir?
No importaba adonde fueran. Feliciano estaba seguro de algo, esa sería la mejor tarde de toda la semana, y eso era lo único que importaba en ese momento.
Eso es todo por ahora.
¿Por que tan cortito? Como ya les dije estoy en la escuela, mi tiempo es consumido en su totalidad y con trabajo logro conseguir una hora libre en todo el dia, a veces menos. Pero no se preocupen, ahora me inscribi en un taller que se llama "Creación Literaria", espero que ahi me den tiempo de poder escribir, si no, pues los matare a todos por tanto estres.
Si les parece que la historia va lenta, pues a mi tambien me lo parece, pero asi son las cosas. No inicias con el climax, vas introduciendo todo. Asi que esperen, todo tiene su tiempo.
Los reviews son bien recibidos. Nos vemos en la proxima.
