Ya regreso su ídolo :D. Es hora de alegrarse, alocarse y etcétera. Lamento mucho la tardanza. Sí, me merezco esa demanda con la que me amenazaron en los reviews, pero no todo fue culpa mía. Estuve en evaluaciones y me concentre ahí un buen, por más que trate de darme un espacio para escribir el capítulo… pues no lo conseguí. Y lo más triste aun, es que, a pesar de concentrarme al máximo en la escuela, las cosas no salieron demasiado bien, pero bueno.
Estimad Javany (¿Hombre o mujer? Apuesto por hombre… ¿o mujer? T.T), agradezco que te tomes el tiempo de leer mi fanfic, lamento si te doy sustos, pero no es mi culpa… ¡Te lo juro! Mis cuadernos de la escuela están llenos de anotaciones para el fanfic (así es, tengo más anotaciones del fic que de mis propias materias XD). Ahora siéntete libre de demandarme T.T
DaniBerbin- san, en efecto, la manera en que se conocieron no va acorde a la historia original de Hetalia, pero eso es porque en este caso no los estoy usando como representaciones del país si no como personas comunes. Agradezco demasiado que mi fic sea el que te lleve al vicio de nuevo (XD)
E.E Ya me explaye aquí XD. Mejor ya pónganse a leer :3
Capítulo 3.
No, Feliciano, esto no es una cita.
El viento hacia que su cabello se moviera de un lado a otro, no tenía control alguno sobre este. Desvió la mirada del camino y la centro en el rubio, este tenía una sonrisa en su rostro. La sonrisa de Ludwig, pensó, es la más hermosa que he visto. Expresaba euforia, alegría, felicidad había un sin fin de maneras de describir lo que esa sonrisa significaba, pero Feliciano solo pudo pensar en una: perfecta.
-Y bien, ¿Adónde quieres ir?- La sonrisa de Ludwig se desvaneció momentáneamente para poder articular las palabras sin problema alguno. El aire los golpeaba y silenciaba todo lo que se decía, por lo que, el castaño no logro comprender bien lo que dijo el rubio. Al no notar respuesta, Ludwig volvió a preguntar, pero esta vez con el tono más alto.- ¿Adónde quieres ir?
-¡Ah!- La pregunta lo tomo por sorpresa, el no había estado ahí más que un par de veces y, por lo regular, nunca salía de la residencia Beilschmidt. No sabía que responder, solo logro articular una palabra y no era exactamente la que el rubio esperaba.- Veee~.
No podía ver la expresión de Feliciano debido a que iba conduciendo, pero por el tono en que dijo, estaba claro que no sabía adónde ir.
-Está bien, ya se adonde iremos.-
La residencia Beilschmidt se encontraba ligeramente retirada de las ciudades, a unos cuantos kilómetros de Múnich, cerca de los Alpes Bávaros. Ludwig no tenía una idea muy clara de que hacer al salir de casa, si lo hacía era únicamente para conseguir víveres para los días de la semana, ya tenía un plan; pero no estaba acostumbrado a salir sin un plan en concreto. Lo primero que se le ocurrió fue llevar a Feliciano a la ciudad de Múnich, ya era hora de que probara la comida Alemana y, tal vez, conocer un poco de la historia del pueblo natal del rubio.
Encontrar un lugar para aparcar el auto fue más fácil de lo esperado. La ciudad se encontraba bastante despejada en comparación con otros días. Para Feliciano la era completamente nueva la ciudad; ya había estado ahí un par de veces, pero lo único que conocía era el aeropuerto.
-Vamos.- Ludwig hizo un ademan para indicarle al castaño que lo siguiera.
Caminar no representaba ningún problema para alguno de los dos, el verdadero problema era lograr que Feliciano lo hiciera de una manera rápida. Cada que tenía oportunidad, el castaño, se detenía a intentar conversar con cualquier extraño. Algunos si llegaron a responder cosas como: "Wie bitte?", "Was hat er gesagt?", "Was?". Feliciano no lograba entender nada de lo que le decian los alemanes, sin embargo, eso no fue un impedimento para que lo siguiese intentando. ¿Siempre ha sido así?, se preguntó Ludwig, mientras jalaba del brazo al castaño para hacerlo avanzar más rápido; ahora recuerdo porque no habíamos salido.
Se detuvieron en la calle Prinzregentenstraße 3, frente a la estatua de Luitpold de Baviera, justo en la entrada del Bayerische National Museum. Al principio, Ludwig tenía en mente otros planes, pero pensó que este museo seria del agrado de Feliciano, ya que, tiene una extensa colección de obras de arte.
El recorrer el museo se convirtió en algo bastante divertido. Feliciano se mostraba bastante enérgico, más de lo que esperaba el rubio. Esta vez quien llevaba la batuta del recorrido, y jalaba de manera constante al otro, era Feliciano.
-Mira Lud.- Decía Feliciano con cada cosa que lograba ver dentro del museo. No pasaban más de dos minutos cuando el castaño lo tomaba de la mano y lo llevaba a observar alguna otra obra. Las energías del castaño no disminuyeron al pasar el tiempo.
Recorrieron todo el museo de pies a cabeza, incluso llegaron a zonas donde algún guardia los saco debido a que no tenían permitido el acceso. Observaron las obras renacentistas, las que eran pertenecientes al barroco, los instrumentos musicales que eran exhibidos y algunas de las estatuas góticas; estas últimas no fueron del agrado del castaño.
-¿Tienes hambre?- Pregunto de improviso Ludwig.
-¡Ah! Si, vayamos a comer.- En las palabras de Feliciano se podía apreciar un jovialidad que relucía más que la de cualquier otro día.
-No, ni loco dejare que un extraño se quede aquí.- Cruzo los brazos como señal de que nada lo haría cambiar de opinión.
-Pero... fratello. Él no es un extraño, es mi amigo.- Los sentimientos que desbordaban en las palabras de Feliciano dejaban ver que ya no se trataba de una conversación, sino de una súplica.
-Ni siquiera sabes cómo se llama.- Repuso Lovino. Ludwig solo miraba desde el umbral de la puerta como ambos hermanos "peleaban".
-Claro que sí, se llama Ludwig.-
-Él tiene razón, no tiene más de una hora que nos conocimos.- Añadió Ludwig interrumpiendo a los dos Vargas.
-No me importa que me apoyes, no necesito el apoyo de un saco de músculos- Balbuceaba Lovino.- Y, aunque me lo des, no dejare que pases la noche aquí.
-¿Saco de músculos?- En el rostro de Ludwig se formó una mueca de total desagrado, ¿No se supone que los italianos son bastante amigables?
-Perdona a mi fratello, él es así con todos.-
-¡Feliciano!- Grito Lovino.- Has que Hulk se vaya de una buena vez.
-Pero Lovino...-
Conforme hablaban Ludwig posaba sus ojos en cada uno de los hermanos. No decian nada en concreto, solo eran balbuceos que ya había escuchado hace menos de dos minutos. "Verdammt!" se dijo interiormente el rubio. Ya no podía soportar más las palabras sin sentido de ambos. Tomo sus cosas y salió rápidamente. Pasaron unos cuantos minutos hasta que Feliciano se dio cuenta de que Ludwig se había marchado.
-Vaya- Inicio Lovino.- Tardo más de lo que esperaba.- Feliciano se dirigió a la puerta para ir tras de Ludwig. Lovino trato de detenerlo, pero Feliciano no presto atención a su hermano.
-Feliciano, ¿Ya sabes que vas a ordenar?- Ludwig miraba con curiosidad a Feliciano. De cierto modo, ya sabía que la respuesta del castaño no llegaría o simplemente diría un: No sé.
-Lud…- Sonaba un tanto melancólico.
-¿Qué sucede? ¿Estás bien?- Preguntaba con una expresión de preocupación dibujada en su rostro.
-¡No entiendo nada de lo que dice aquí!- Dijo como un lamento, como un sollozo en el cual se declaraba totalmente ignorante del idioma del rubio.- ¿Podrías elegir por mí?
Ludwig desvío la mirada ligeramente, pero, de manera instantánea, la poso de nuevo sobre los ojos del castaño y respondió: Claro, pero no me hare responsable si no es de tu agrado. Feliciano accedió de manera inmediata. Cuando el mesero llego Ludwig le dijo que platillos deseaban y con qué bebidas los acompañarían; no tardo demasiado en ordenar por lo que el mesero se retiró rápidamente.
-Lud- Dijo Feliciano en un hilillo de voz casi imperceptible.- Esta ha sido la mejor cita que he tenido.- El rubio quedo boquiabierto, creyó que había escuchado mal.
-¿Qué?- Pregunto con incredulidad.
-Que esta es la mejor cita que he tenido.- Repitió el castaño con una amplia sonrisa en su rostro.
-Me siento halagado- Acoto Ludwig.-, pero no. Feliciano, esto no es una cita.
-¡Eh!- En su voz se percibió cierta decepción por lo que acaba de escuchar por parte del rubio.- Pero estuvimos solos todo el día, estamos comiendo juntos; eso es una cita.
-Sí, hicimos todo eso, pero no es una cita.- Un ligero temblor se dejaba ver en las manos de Ludwig.
-Si hicimos todo eso, significa que es una cita.- Repuso Feliciano con una expresión de triunfo en su rostro.-
-No lo es. Una cita tiene intenciones amorosas y, está demasiado claro que, esa no fue la intención.- Repuso Ludwig. Feliciano guardo silencio, no sabía que decir.
-Entonces… tengamos una cita, Lud.- El rubio quedo atónito ante lo que acaba de decir el castaño, trago algo de saliva y se dispuso a hablar.
-Feliciano- Comenzó a decir.-, para ser Italiano tus declaraciones amorosas son pésimas.
-Los franceses son los expertos en eso, no los italianos.-
Ambos guardaron silencio, ninguno sabía que decir. Cuando Feliciano se dispuso a hablar nuevamente el mesero regreso con su orden ya lista y un par de cervezas para acompañar.
-¿Lud?- Dijo en un intento de averiguar la respuesta a la solicitud formulada antes.
-Lo veremos más tarde; por ahora, hay que comer.-
Sí, es todo, sean libres de odiarme. Cualquier cosa que no les llegue a gustar... pues ya saben, el buzón de quejas se encuentra dentro del cesto de basura (XD). Cualquier sugerencia que tengan, reclamo, felicitación, demanda o asesino a sueldo sera bienvenido.
Tengo un pequeño proyecto que comencé y pues no es algo que quiera publicar, al menos no aun. Así que si quieren leer esa pequeña cosita que escribí mientras viajaba por el transporte y andaba aburrido... pues, pueden quedarse con las ganas :D, ok no, según yo recuerdo aquí existe mensaje privado... por ahi pueden darme su correo y ya se los mando, su opinión es valiosa :D
Auf wiedersehen! (Espero leerlos pronto)
