5. Reunión
Era de noche cuando Luna y Serena caminaban por el patio del templo. Necesitaban recuperar el tiempo perdido. Hikari aun dormía y las chicas ya se habían marchado.
El cielo estaba completamente despejado, mostrando al astro lunar más cerca y resplandeciente que nunca.
- No recuerdo haber visto a la luna brillar así – comentó Serena
- Eso es porque tú estás aquí – le respondió la gatita, un tanto melancólica.
La rubia miraba fijamente su astro regente, absorta. Ya no se sentía parte de ella.
- Luna, ¿qué pasó durante todo este tiempo? – preguntó - ¿qué sucedió en mi ausencia?
- Ay Serena – la gatita dejó escapar un suspiro – Todo cambió después que te marchaste. Darien asumió el mando y las chicas se convirtieron en sus guardianas. Nos enfrentamos a muchos enemigos y aparecieron más sailors que vinieron a apoyarnos.
La rubia escuchaba con atención
- Llegó un momento en el que creímos todo estaba perdido – Luna continuó – el último enemigo al que nos enfrentamos era muy poderoso y Darien estaba solo. Todas y cada una de las chicas fueron eliminadas, incluyendo a… - la gatita prefirió omitir el nombre, Serena no pudo contener las lágrimas – pero hubo tres guerreras que confiaron en él y lo apoyaron hasta el último minuto. Después, todo volvió a su curso.
- ¿Tres guerreras? Si todas estaba muertas, ¿Quiénes…?
- Ellas vinieron desde muy lejos, buscando a su princesa perdida. Ellas también habían perdido a su princesa, como nosotros a la nuestra – ahora era Luna quien lloraba - ¡Perdónanos Serena por haber sido tan cobardes y no haber ido a buscarte!
- Luna, por favor, no llores – la mujer tomó a la gata en brazos, consolándola – fue mi decisión sacrificarme por la paz del mundo y ustedes hicieron lo correcto. Defendieron este planeta hasta el último momento.
- Serena, Tokio de Cristal no existe. Sailor Plut dijo que cuando te marchaste, un temblor hizo que se cayera en mil pedazos.
- Lo sé – la mujer desvió la mirada, sintiendo como se estrujaba su corazón.
- Existe un nuevo imperio en el futuro, Neo Tokio, gobernado por el Rey Endymion. Pero, si tu has regresado, tal vez el destino vuelva a cambiar y Tokio de Cristal exista – dijo Luna esperanzada.
- Y aun existiendo Tokio de Cristal, las cosas serían muy diferentes, considerando que mi primogénita no es hija de Darien…- la rubia se mordió un labio – Dime, Luna, ¿y mis padres?
- Les borramos la memoria. Era lo mejor para todos. Ahora viven en Osaka y tu hermano está a punto de entrar a la universidad.
- Ya veo – Serena sonrió, melancólica – al menos no sufrieron.
- Y tu, ¿sufriste todo este tiempo?
- Diamante no era malo, Luna. Fue un gran padre y me demostró lo mucho que me quería. Al principio fue muy difícil, y lo odiaba, pero después, aprendí a quererlo.
- Serena…
- ¡Él no merecía morir así! – la rubia no pudo contener más su llanto – Hikari merecía tener el amor de su padre, ¡él la adoraba! No podemos permitir que el Ángel de la Muerte destruya la Tierra como lo hizo con Némesis.
Moonlight destiny
El pelinegro se encontraba parado frente al inmenso lago de aguas rojizas, mirando el horizonte. No podía evitar sentir esa sensación de vacío en su pecho, por lo que, prefería alejarse de todos y de todo, para pensar, para tratar de sacar de su mente al fantasma de una persona que jamás había conocido, ni conocería, pero que lo tenía en constante desasosiego, desde hacía diez años atrás.
Con furia arrojó la pequeña piedra, rebotando ésta varias veces antes de que se hundiera por completo y haciendo que las ondas se hicieran cada vez más grandes.
Escuchó unos ligeros pasos acercarse, pero no quiso voltear a comprobar de quien se trataba. La tarde comenzaba a caer.
- Sabía que te encontraría aquí – dijo la recién llegada – y ¿se puede saber qué haces con esa apariencia? A ella no le gusta y lo sabes, además, nos está esperando.
- En un momento voy – dijo, sin intención de retirarse. La mujer se cruzó de brazos.
- Seiya, no puedo creer que te sigas comportando de ésta manera. ¡Ya pasaron diez años! Además, ella solo era un mito.
- Pero en algún momento existió – el hombre se volteó para encararla – Sailor Moon fue real.
- Fue real pero ya no lo es, y ellos no tuvieron el coraje de irla a buscar, como nosotros lo hicimos con nuestra princesa.
- Ya lo sé, Healer, ya lo sé, y eso es lo que me da vueltas en la cabeza, ¿cómo pudieron ser capaces de eso? La abandonaron y jamás supieron dónde se encontraba.
La platinada soltó un suspiro
- Sabes, en algún momento llegamos a pensar que estabas enamorado del príncipe de la Tierra.
Seiya soltó una carcajada
- A mí nunca me han gustado los hombres, y lo sabes.
- Sí pero te comportabas tan extraño… siempre lo protegías, disfrutabas su compañía, tratabas de mantenerte cerca y luego esas sailors ¡prohibiéndote acercarte a su príncipe! Hasta le dedicaste una canción
- Si le canté aquella vez fue porque era la única manera en la que me podía comunicar con él, ya que no me permitían acércame y solo fue para decirle por lo que habíamos pasado, pero jamás me enamoré de él.
El hombre frunció el ceño, un tanto molesto, mientras la mujer lo miraba fijamente.
- Healer, si yo estaba cerca de Darien fue porque percibí el resplandor de ella. Al principio me descolocó por completo, pero luego supe que eso que él emanaba no era su propia luz, era algo más, y entonces me platicó de la Princesa de la Luna, de la forma en la que se sacrificó y cómo les dio la misión que ellos tenían. Por eso quería estar con él – aclaró Seiya, un tanto molesto – por eso lo protegí en la batalla contra Galaxia, porque si Darien moría, lo último que quedaba de ella moriría con él.
Healer no dijo nada. Le molestaba ver a su hermano en esas condiciones, y es que desde que regresaron a Kinmoku, él ya no era el mismo.
Ellas realmente eran mujeres; habían nacido con el género femenino y desde que tenían uso de razón las habían entrenado para ser guardianas de la Princesa Kakyuu.
Sin embargo, cuando su planeta fue destruido, se vieron en la necesidad de transformarse en hombres y comenzar a buscarla.
A ella nunca le agradó ser hombre, puesto que estaba feliz con el género de su nacimiento, y en cuanto a gustos, Healer era bisexual, así que no tenía ningún conflicto si le gustaban hombres o mujeres.
Pero siempre supo que a su hermana Fighter le gustaban las chicas. Por eso, cuando la vio, siendo Seiya, acercarse de más a Darien, se alarmó, creyendo que con su cambio de género cambiarían sus preferencias sexuales, por lo que ella y Maker siempre trataron de mantenerlo alejado del Príncipe, además que este ya tenía una relación con la guardiana de Marte.
Y después de que todo se resolviera, las dudas quedaran despejadas y volvieran junto con su princesa a Kinmoku, no comprendía el por qué Figther aún se transformaba en hombre, disfrutando más el género masculino que el femenino, cosa que le disgustaba a la princesa.
La platinada miró un poco compasiva a Seiya y movió la cabeza. ¿Cómo era que su hermano se había enamorado de alguien que nunca conoció? Decidida, se acercó a él, poniendo una mano sobre su hombro.
- La princesa nos espera – le dijo con voz suave.
Ambos empezaron a caminar en dirección al palacio, cuando, a lo lejos, vieron una alta y espigada figura envuelta en un vestido vaporoso sutil de lino color lila, con los brazos en jarras y el ceño adusto. Era la mayor de las hermanas.
- ¿Se puede saber qué haces en esas condiciones? – reprendió la castaña al pelinegro – Sabes que esa apariencia no la podemos usar a menos que sea necesario.
Seiya rodó los ojos
- Ya lo sé, Maker. Déjame en paz.
- Será mejor que te transformes cuanto antes porque tenemos audiencia urgente con la princesa.
Ante la mirada de sus hermanas, el hombre comenzó a transformar su cuerpo en el de una hermosa mujer pelinegra de curvas bien delineadas. Las vestimentas masculinas fueron sustituidas por un bello vestido vaporoso azul que hacía resaltar sus preciosos ojos zafiros y los aretes en forma de luna creciente fueron sustituidos por pendientes en forma de estrella. Sin embargo, su aspecto sombrío era el mismo; porque ni como hombre ni como mujer podía quitar de su cabeza la imagen que según su mente se había creado de cómo luciría aquella misteriosa mujer que le quitaba el sueño y que hacía que su corazón se partiera en mil pedazos.
- ¿Contentas? – preguntó seria Fighter.
Las mujeres solo asintieron con la cabeza y se dirigieron hacia la sala del trono donde las esperaba la Princesa Kakyuu
- Mis queridas guardianas – las saludó la pelirroja
- ¡Salve la Gran Princesa del Planeta Kinmoku, Kakyuu, divina Diosa de las Flores de Fuego! – saludaron las tres guerreras al unísono, postrándose a sus pies.
- ¿En qué podemos servirla? – preguntó Fighter.
- Levántese, mis Starlights. He recibido un llamado desde el Planeta Tierra. Sailor Venus se ha comunicado conmigo y es necesario que viajen cuanto antes.
Las tres mujeres se tensaron
- Ha aparecido una nueva amenaza que no solo atenta contra el planeta del Príncipe Endymion, sino con el universo entero. Como aliados del Príncipe, es mi deber mandar a mis guerreras a defender la galaxia.
- Bien, Alteza. Cumpliremos con la misión que nos está encomendando – dijo sin pensar Maker.
- Sé que lo harán, querida Sailor Maker. Sin embargo, deben ir bajo su apariencia masculina. Este enemigo es muy peligroso y debemos tener mucho cuidado.
Healer y Maker se miraron entre sí, para luego observar a Fighter. La pelinegra no asomó ninguna emoción en su rostro, pero sabían que por dentro, su sangre estaba como lava hirviendo.
Moonlight destiny
El día había amanecido con un sol brillante que llenaba de color toda Tokio. Serena respiró profundamente el aire de su ciudad natal, sintiéndose tranquila. Era como si nada hubiera sucedido y el tiempo jamás hubiera pasado.
Se alistó rápidamente, al igual que se encargó de su pequeña hija y salió al patio, esperando que llegaran sus amigas. Era preciso actuar cuanto antes, pues no sabían en qué momento el Ángel de la Muerte pudiera atacar.
La rubia mujer estaba sentada en el patio, con su hija en su regazo cuando sus amigas y ex guardianas llegaron. Era una reunión como en los viejos tiempos.
- Buenos días, Serena – saludó Lita
- Buenos días, chicas.
- ¿A sí que la pequeña ya está bien? – preguntó Mina, mientras se agachaba para verla.
- Hikari, ellas son tus tías: Mina, Lita, Amy y Rei.
- Hola – saludó tímidamente la niña.
- Hola Hikari. Bienvenida a la Tierra – la peliazul fue la encargada de dar la bienvenida.
Amy, Lita y Mina comenzaron de inmediato a convivir con la platinada, quien no tardó en entrar en confianza, todo bajo la dulce mirada de Serena, que se sentía complacida porque sus amigas aceptaran a su hija. Claro, a excepción de Rei, quien se mantenía un poco al margen de la situación.
No podía evitar sentir cierta animadversión por la pequeña, pues, al tratarse de la hija de Diamante, no podía evitar pensar que la chiquilla tuviera la misma vena de maldad que su padre. Además, viéndola desde donde la veía, la niña tenía un ligero parecido con Rini, y sabía que eso afectaría a Darien cuando la conociera.
Para su alivio, pronto cuatro siluetas se divisaron en la entrada del templo, lo que alertó a Serena y compañía.
La rubia soberana de Némesis se puso de pie, seguida de sus amigas. Hikari se repegó a ella, aferrándose a la roja falda de sacerdotisa que su madre portaba, mientras las recién llegadas se acercaban.
- Princesa – dijo solemnemente la mujer que encabezaba el pequeño grupo – es una alegría tenerla de vuelta.
- ¿Sailor Plut? – Serena dio unos pasos al frente; su corazón palpitaba muy rápido.
Enseguida, las otras tres mujeres que acompañaban a la guerrera de Plutón se postraron ante la mujer rubia.
- Que honor conocerla, Princesa – dijo una.
- Jamás pensé que llegaría este día – comentó otra
- Nunca perdí la esperanza de su regreso – afirmó la otra.
- Yo…- Serena dio unos pasos hacia atrás, un poco confundida, dirigiendo la vista hacia sus amigas, quienes la miraban solemne - ¿Quiénes son?
- Permítanos presentarnos.
Las tres mujeres se levantaron de golpe.
- Mi planeta protector es Neptuno, el planeta del mar. Soy la guardiana de las profundidades marinas, Sailor Neptune.
- Mi planeta protector es Urano, el planeta del viento. Soy la guardiana del cielo, Sailor Uranus.
- Mi planeta protector es Saturno, el planeta de la destrucción. Soy la guardiana del silencio, Sailor Saturn.
- Nosotras somos las Outers senshi – continuó Plut con la presentación – cuidamos el sistema solar exterior.
- Ya estamos todas reunidas – comentó Rei.
- Es un gusto conocerlas. No sabía que existían más sailor scouts.
- Como comentó Setsuna – Michiru tomó la palabra – nosotras nos encargamos del sistema solar exterior. No se nos permitía luchar junto a ustedes, pues nuestra misión era otra.
- Pero cuando los Cazadores de la Muerte amenazaron con destruir todo – continuo Hotaru – tuvimos que despertar para impedir que se apoderaran del universo.
- Y es por eso que nos reunimos con las inners y el Príncipe, para derrotar al enemigo. Después de eso, libramos diferentes batallas todos juntos – finalizó Haruka.
- Creo que es hora que pasemos al tema que realmente nos concierne – Setsuna le hizo una señal a Rei.
- ¿Dónde está el príncipe? – preguntó seria la rubia ceniza
- No tarda en llegar – respondió la pelinegra.
- Bueno pues, entremos – invitó Amy.
Las nueve mujeres comenzaron a dirigirse a la entrada de una de las habitaciones cuando Michiru le hizo una señal a Haruka, mostrándole a la pequeña platinada que iba tomada de la mano de su princesa.
- Princesa Serena, ¿quién es esta Pequeña Dama que nos acompaña? – preguntó malintencionadamente Haruka.
Al oír aquello, todas se detuvieron, palideciendo.
Serena sintió como se le estrujaba el corazón al oír la mención de aquel apelativo, no pudiendo evitar que sus ojos se empañaran por las lágrimas.
Mina, Lita, Amy y Rei tragaron saliva con dificultad, mirándose las unas a las otras un tanto confusas para después dirigir su mirada a Serena y la niña.
Setsuna y Hotaru sintieron compasión por la princesa y la pequeña, mientras que Haruka y Michiru, miraban con recelo a Hikari, quien, al notar que todas las miradas estaban sobre ella, decidió esconderse tras la falda de su madre.
- Ella es mi hija, la princesa Hikari – respondió con aplomo la rubia de odangos, mientras pasaba una mano sobre los hombros de la platinada y la empujaba hacia el frente, a modo de mostrarla ante las guerreras.
La rubia ceniza y la peliaguamarina fruncieron el ceño ante la mirada de espanto de la niña. No cabía duda que tenía gran parecido con la verdadera Pequeña Dama, sin embargo, su rostro también contaba con los finos rasgos de Diamante y el cabello platinado no ayudaba mucho, haciéndolas sentir esa animadversión natural por el hombre causante que Tokio de Cristal no existiera.
- Creo Alteza, que los niños no deben estar presentes en las pláticas de los adultos – comentó sutilmente Michiru.
Antes que el ambiente se pusiera más tenso, Hotaru salió al rescate.
- Si me lo permiten, papá Haruka, mamá Michiru, puedo conducir a la princesita a otra habitación y después me reuniré con ustedes.
Las aludidas no dijeron nada. Fue Setsuna quien tomó la palabra.
- Hazlo Hotaru. Ellas tienen razón, no son pláticas para una niña.
La pelinegra tomó sutilmente de la mano a la platinada, ante la mirada ansiosa de su madre.
- Tranquila princesa. Hotaru es muy buena con los niños – la calmó la peliverde.
A pesar de la gran diferencia de edad, la guerrera de Saturno podía sentir cierta afinidad con la pequeña nemesiana, pues era como si una parte de Rini viviera en ella, aquella amiga que jamás conoció pero sabía que de haber seguido el destino su curso, tal vez en ese instante irían juntas a la universidad.
La chica sonrió, haciendo que la niña se tranquilizara y comenzaron a caminar en dirección a otra habitación mientras las mujeres retomaban su camino.
Que tal Bombones! Aquí les dejo la actualización!
Gracias por los 53 reviews!
Se que en el capitulo pasado dije que despejaría algunas incognitas, y creo que en vez de hacerlo, dejé otras xD pero bueno, de eso se trata esto, que poco a poco se vayan sabiendo las cosas.
Por fín Seiya ha hecho acto de presencia, aunque aun no llegan a la Tierra, y uy! Cuando Darien vea a Serena y a Hikari, la que se va a armar! :O
Creo haberlo aclarado antes, pero si no lo hice, lo hago de una vez: Este es un fic SerenaxSeiya, no Diamante, no Darien, será Seiya quien se quedará con Serena, solo que la quise poner con todos jaja xD
Rossy Kou: Jeje pues ya a partir de aqui aparece Seiya n.n y con SxM me refiero a SerenaxMamoru, como tambien es SxD (SerenaxDiamante) no quise que se confundiera. Yo no escribo SeiyaxMina porque no me gusta esa pareja, aunque respeto a quien lo haga. Gracias por tu review!
Génesis: Así es. Las Outers no confian en Hikari (por lo menos Haruka y Michiru), así que habrá ciertas situaciones por ahi. Gracias por leerme!
Liz Vara: Muchas gracias Bombón! Saludos!
Butterflyvlinder: Pues si, Rei no tuvo la culpa, ella simplemente se re enamoró de Darien y pues como se suponía que Serena jamás volvería, se casó con él. Obviamente ahora está sufriendo. Respecto a la pareja principal, bueno, ya hice la aclaración: Serena se va aquedar con Seiya. Sí, Darien y Serena fueron creados para estar juntos segun Naoko Takeuchi, pero para mí no es así. Espero no desilusionarte con el final de la trama. Gracias por leer y por tu review!
Me despido Bombones, espero que les guste este capitulo y una vez aclarado el punto que me precisaba, me concentrae a realizar el capitulo 17 de Dulce tentación. No se olviden pasar por mi página en FB, me encuentran como Gabiusa Kou.
Besos estelares! :* :*
