CAPITULO II: Old Friend, New Partner

Caroline se despertó con una enorme sonrisa en el rostro, los fuertes brazos de su novio la tenían bien sujeta contra su torso desnudo. La noche anterior él se había quedado a dormir en su apartamento, habían tenido una increíble noche de pasión, como todas las veces que han estado juntos. Damon era apasionado, era intenso. No tenía demasiada experiencia en esa área como para poder compararlo de alguna manera pero no cabía dudas de que era lo que muchas mujeres deseaban, amoroso, ardiente, satisfactorio... Lo amaba.

Se detuvo a observarlo dormir embelesada por su gran atractivo, le fascinaba verlo dormir. Se veía tan tranquilo, sereno y por supuesto guapísimo. Los ojos de chico se abrieron lentamente hasta encontrarse con los de ella. Él le dedicó una amplia sonrisa.

–Hey hermosa.

–Hey tú, hermoso – Respondió ella devolviéndole la sonrisa. – Buenos días dormilón.

–Buenos días. ¿Llevas mucho observándome dormir?

–No solo unos minutos. Me gusta contemplarte – Dijo bajando su mano para rozar la mejilla de él. En un movimiento fugaz él toma su mano y la jalo tumbándola a espaldas sobre el colchón aprisionándola con su cuerpo.

–A mí me gusta besarte. - Estampo sus labios con los suyos en un beso suave pero lleno de pasión. Caroline se estremeció por el cálido contacto y envolvió sus manos alrededor de su cuello atrayéndolo más cerca. Los labios de él descendieron por su barbilla hasta enterrarse en su cuello - Se me antoja tomar una ducha y que mejor que en compañía de usted bella dama. – Dicho esto detuvo sus besos y se levantó cargándola en brazos para llevarla al baño. Caroline soltó un pequeño grito seguido de una carcajada animada.

El abrió la regadera y enseguida los introdujo a ambos al agua. La empotro sobre la pared causando que sus sexos se rozaran a causa de su desnudez. Ella soltó un gemido mientras su cuerpo se encendía de deseo por ese hombre, por el hombre que tanto amaba. Y que en esos momentos desea con todo su ser. El agua caía sobre sus cuerpos excitados mientras ellos eran solamente besos y caricias desenfrenadas.

–Por favor bebé…- jadeo entre besos.

–¿Por favor qué?

–Te necesito

–¿Donde?

–Dentro… de…. mí – Él le sonrió coqueto mientras enrollaba sus delgadas piernas en sus caderas.

–Pensé que nunca lo pedirías – murmuró mordiendo su labio inferior. Poco a poco fue adentrándose en su cavidad, disfrutando de la sensación que esto le proporcionaba. – ¡Joder! – Una vez que él sintió sus paredes apretando alrededor de su longitud, empujó más y más fuerte. Puso sus grandes manos en las caderas de su chica y tomó un pezón en su boca. Caroline gimió cuando sintió sus dientes mordisquear su piel sensible.

–¡Dios!.- Caroline gritó mientras empujaba dentro de ella, llenándola por completo. Se deslizó fuera de ella ligeramente. Ella gimió con molestia por la sensación de abandono. – Más bebé, más – exigió. Las palabras excitaron más el pelinegro. Le encantaba oírla rogar por más y es algo que él estaba dispuesto a darle. Volvió a entrar en ella lentamente marcando un ritmo perfecto y delicioso. Poco después, la sintió explotar a su alrededor y notó la mirada de puro placer en su rostro mientras su liberación siguió poco después.

–Delicioso – comentó él aun sin salir de ella. – Ahora si a ducharnos. – Ella sonrió mientras alcanzaba el champú de la repisa.

Una vez saciados, duchados y arreglados desayunaron juntos en la pequeña terraza del departamento de Caroline. Ella había preparado café, había tostado algo de pan y picado un poco de fruta.

–Quiero contratarte un chofer – comentó él mientras se llevaba un pedazo de plátano a la boca. Caroline frunció el ceño. Es algo que él había tratado de hacer muchas veces antes pero ella siempre se negaba. Diciendo que no era necesario que le encantaba andar libremente por la ciudad – Es por seguridad, no me gusta la idea que tengas que trasladarte en taxi.

–No siempre es así, la mayoría de veces tú me llevas al trabajo.

–Pero no siempre podré hacerlo. Y cuando eso pase tengo que tener la tranquilidad que alguien lo hará por mí y te dejara sana y salva en el trabajo o a donde sea que vayas. – Ella estaba a punto de rezongar pero él se lo impidió levantándose hasta ella para besar sus labios. – Por favor preciosa. Yo solo quiero cuidar de ti. Hazlo por mí – Ella dudó por unos momentos dándole vueltas al asunto en su cabeza, pero el que él estuviera ahí arrodillado frente a ella con esos ojitos suplicantes no ayudaba mucho.

–Está bien, acepto. – Él sonrió victorioso para después besar su pequeña mano.

Damon aparcó su auto en su ya asignado lugar grabado con letras amarillas con la palabra "PRESIDENTE". Entro al ascensor pulsando el piso 25 donde se encontraba su oficina. En el trayecto envió un rápido mensaje a su hermano para avisarle que ya se encontraba en la empresa. En cuanto las puertas se abrieron se encontró con su cuñada platicando con Bonnie en el recibidor.

–Hola cuñadita – saludo besando la frente de Elena – Buenos días, Bon.

–Bueno días, Señor Salvatore.

–¿Cómo amaneció mi pequeño sobrino hoy? – Preguntó acariciando el abultado vientre de la castaña.

–¿Sobrino? Podría ser una sobrina.

–Si tal vez, pero conservo la esperanza de que será un mini Stefan. – Elena rodó los ojos, mientras Bonnie reía por lo bajo. Unos minutos después su cuñada se despidió de él. Y entro a su oficina a dejar su maletín para buscar a su hermano.

Stefan se encontraba demasiado concentrado trabajando en el computador. Ni siquiera se percató que su hermano había entrado a su oficina hasta que Damon sacudió sus cabellos justo como lo hacía cuando eran pequeños.

–Buenos días, hermanito – dijo Damon sentándose frente a el sobre la cómoda silla de cuero negro. – ¿En qué estás trabajando?

–En la documentación de la empresa que queremos comprar en Detroit

–Vaya que eficiente, Señor Vicepresidente. – Stefan le sonrió falsamente y volvió su atención en lo que se encontraba trabajando – Bueno solo quería saludarte Stef, nuestro nuevo socio llegara en una hora así que me iré a revisar que todo esté en orden.

Regreso a su oficina para ponerse a trabajar mientras esperaba a que fueran las 10 de la mañana. Su mente vagó a la placentera forma en que había comenzado su mañana, haciendo el amor en la ducha con su amada Caroline. La chica que había de la que había estado enamorado la mayor parte de su vida. Su más preciado tesoro. Justo unos segundos después recordó que tenía un chofer que contratar, más bien un chofer que tuviera un poco de guardaespaldas, quería que su chica estuviera muy bien cuidada. Llamó a Bonnie por el intercomunicador para que se contactara con la agencia y le enviará los currículos de algunos candidatos. Y luego le pidió que enviara unas flores a la oficina de su novia.

Caroline trabajaba muy concentrada en la cotización para el señor Mikaelson. Su mente vago hasta los bonitos ojos verdes que este poseía. Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos sin sentido. Siguió trabajando un rato más con la lista de todo material que iba ocupar para la remodelación del apartamento. Desde muebles hasta el más pequeño detalle de decoración. La puerta de su oficina se abrió, ella levanto la vista para ver de quien se trataba. Era Meredith con un precioso arreglo de rosas rojas en sus brazos.

–Ha llegado esto para ti – Anuncio la chica con una sonrisa. Los ojos de Caroline se iluminaron con un brillo especial en ellos. Ese brillo que solo Damon lograba crear en ella.

–Ponlo por aquí. – La chica obedeció acomodándolo sobre la repisa a unos cuantos metros de ella y después salió de la oficina de su jefa cerrando la puerta detrás. Caroline acaricio una de las rosas, la tomo entre sus manos cuidando de no espinarse. La llevo hasta su nariz aspirando el bonito aroma de estas. Capturo la pequeña tarjeta en la cima del arreglo y comenzó a leerla.

"Gracias de nuevo por tan agradable mañana. Una más que agrego a la extensa lista de mis favoritas, y todas son contigo. Te amo —Damon"

Soltó un suspiro encantada pero más que nada enamorada. Estos detalles eran por los cuales Damon conseguía enamorarla cada vez más. Regreso hasta su escritorio para enviarle un mensaje de agradecimiento a su novio. Y después llamo a su suegra para ponerse de acuerdo cuando empezarían con los preparativos para su fiesta de aniversario.

(…)

Damon entró en una de la sala de reuniones del edificio junto con su hermano Stefan y las respectivas secretarias de los dos, Bonnie y Josette. Las dos chicas cargaban todos los documentos que los Salvatore necesitarían para esta reunión. Su nuevo socio ya se encontraba dentro de la habitación, esperando por ellos. Cuando este se percató de su presencia, sonrió ampliamente a su gran amigo. Damon hizo lo mismo caminando hasta él.

–¡Nik! – Exclamó contento por ver a su amigo sentando junto a su hermano Kol en la gran mesa. Damon lo había conocido cuando estuvo estudiando en el extranjero. Fueron compañeros de dormitorio, compañeros de borrachera y principalmente eran como hermanos. Y a Kol lo conoció en una fiesta de los Mikaelson. Se hicieron buenos amigos. El padre de ellos, era dueño de una muy prestigiada empresa en Inglaterra, que se dedicaba a la construcción. Hace algunos meses Mikael, su padre había decidido retirarse dejando al frente a Niklaus como el Presidente de esta. Entonces como la empresa de los Salvatore se dedicaba a la producción de distintos materiales, Klaus había llamado a Damon justo cuando tomo el mando, con un proyecto que los beneficiaría a ambos. Este mismo conllevaría a que crearían una sociedad entre las dos empresas, "SALVATORE INDUSTRIES" abastecería todos los materiales que "MIKAELSON ENTERPRISES" ocuparía para llevar acabo sus construcciones.

–Damon, hermano. Que gusto volver a verte.

–Lo mismo digo – Respondió el abrazando a su amigo y palmeando su hombro.

–Hey Salvatore – Dijo Kol palmeando el hombro de Damon. – ¿Cómo ha estado mi empresario favorito? – Damon soltó una carcajada al igual que Klaus.

–Permítanme presentarles a mi hermano. Stefan, ellos son Niklaus y Kol Mikaelson. – hizo una pequeña pausa y prosiguió –Chicos, mi hermano menor, Stefan Salvatore

–Mucho gusto – Ambos estrecharon sus manos con una sonrisa de simpatía en el rostro.

–Igualmente, Stefan – Dijeron los Mikaelson al unísono.

–¿Bueno, les parece si comenzamos? – Pregunto el mayor de los Salvatore.

La reunión de negocios comenzó, Damon presento a los Mikaelson los documentos que ellos habían creado para la negociación. Este contenía todo lo que conllevaría esta sociedad, el porcentaje que ambos tendrían, el plan de trabajo, los mecanismos legales, las clausulas y muchas cosas más. Stefan prosiguió hablar sobre los beneficios y la visión que ellos habían contemplado para esta nueva sociedad entre las dos empresas. La finalidad de esto era que ambas empresas tendrían cierta expansión en el mercado y esta unión brindaría que se convirtieran en las empresas más fuertes de su rama. Y obviamente incrementaría muchísimo el capital económico de cada una.

El celular de Damon timbro, él se distrajo un momento de lo que ocurría en la sala para dar lectura al mensaje de texto.

"Gracias por las flores bebé, son hermosas. Siempre es maravilloso despertar contigo a mi lado. Te amo más

Caroline Forbes

01/04/2015 10:25 pm"

Una sonrisa se dibujó en su rostro al leer tan bonitas palabras. Era un maldito cursi, nunca creyó actuar así. Pero no podía evitarlo, estaba completamente enamorado y no le importaba en absoluto tener sus momentos de cursilería, porque por Caroline valía la pena serlo.

–¡Hey! – murmuró Klaus dando un manotazo contra la mesa para atraer la atención de su amigo quien miraba embelesado su teléfono celular. Damon dio un pequeño salto en su asiento sobresaltado - Cuidado, con esa sonrisa casi no se nota que estás enamorado… - Stefan y Kol soltaron una risita ante el comentario lo que causo a Damon rodar los ojos.

–Bueno mi amigo, en realidad estoy completamente enamorado.

–¿Ah sí? ¿El gran Damon Salvatore ha caído en las redes del amor, como ocurrió eso? – dijo Klaus divertido.

–¿Qué? ¿Tú, enamorado? ¡Ni de coña! – Exclamó Kol

–Sucede que el destino se puso a mi favor. ¿Recuerdas la chica de la que te hable hace años? – pidió a Klaus.

–Oh claro, a la que por cobarde nunca le confesaste tus sentimientos. – Stefan de nuevo rio recordando a su hermano cuando era un adolescente. Cada fin de semana que iban a pasar con los Forbes, siempre le decía que ahora estaba decido a confesarle sus sentimientos a Caroline. Y cuando llegaba el momento se arrepentía.

–Pues ahora esa chica, es mi novia. La mujer que me tiene completamente enamorado. – Klaus lo miró con algo de asombro. No creyó ver a su amigo de esta manera algún día. Cuando estaban en Inglaterra, Damon traía una chica diferente al departamento cada fin de semana. Bueno en realidad ambos hacían eso. Tenían fama de mujeriegos en el campus de la Universidad.

–Entonces tu etapa de casanova quedo atrás. – dijo Kol riendo entre dientes. Stefan veía divertido la situación frente a sus ojos.

–Ciertamente, pequeño Mikaelson. Ahora solo soy hombre de una mujer.

–Pues me alegro por ti, compañero. ¿Cuándo conoceré a la afortunada?

–Espero que pronto – Respondió Damon a Klaus.

Luego de la pequeña interrupción continuaron con la reunión aproximadamente por una horas más. Dejando en claro todos los puntos importantes. Al terminar los cuatro almorzaron juntos en un restaurant privado cerca de la empresa. Poniéndose al día sobre lo que había ocurrido en sus vidas el tiempo que no se habían visto. Y Stefan conociendo a los dos viejos amigos de su hermano.

(…)

Caroline le daba un último vistazo a la cotización ya impresa en sus manos que había preparado para el Señor Mikaelson mientras terminaba su comida. No había salido de su oficina en todo el día todo su tiempo lo ocupo en la cotización y pidiendo pintura para la habitación de una casa que estaba terminando de remodelar. El interlocutor sonó y enseguida contesto.

–¿Si? – Preguntó mientras tiraba a la basura el paquete vacío que contenía su comida.

–Caroline, el señor Mikaelson está aquí. – Escucho a Jenna decir por el otro lado de la línea.

–Hazlo pasar. – Segundos después escuchó unos toques en la puerta, se levantó de su silla para abrir.

–Señorita Forbes – Dijo Klaus con una sonrisa en el rostro, se detuvo un poco a observar lo bella que se veía con aquel vestido negro causal con un discreto escote que se ceñía perfectamente a su cuerpo. Estaba tan radiante y hermosa como la recordaba.

–Señor Mikaelson, Adelante. – Klaus entro pasando a su lado, el aroma a vainilla proveniente del perfume de la chica invadió sus fosas nasales causando un efecto cautivador en él. – Tome asiento por favor – Ella indico señalando el pequeño sillón café de terciopelo frente a su escritorio.

–Gracias.

–¿Puedo ofrecerle algo? ¿Agua? ¿Té? – "Que tal a ti misma querida", pensó él mientras la miraba seductor.

–No, nada gracias. – Caroline asintió algo incómoda por la forma en que el la observaba. Cogió el folder que contenía los presupuestos para mostrárselo.

–Aquí está la cotización, revísela por favor Señor Mikaelson – Sus manos se rozaron en el momento en que ella los movió hasta él. Él le dedico una media sonrisa y Caroline volvió apreciar los bonitos hoyuelos que se formaban en la comisura de sus labios.

–No tengo nada que revisar. El dinero no es problema, amor – respondió el. Caroline abrió los ojos al escuchar la última palabra salir de sus labios. ¿Él le había dicho amor? – Así que porque no firmamos el contrato y acordamos una fecha para que comiences con la remodelación. Y por favor tutéame. El señor Mikaelson es mi padre.

–¿Me has llamado amor?

–Oh, lo siento. Suelo llamar a las chicas así, me disculpo si te ha incomodado.

–No, nada de eso – Respondió ella encogiéndose de hombros por su respuesta. Por un momento la palabra la había tomado desprevenida y había tenido cierto efecto agradable en ella. Hasta que el menciono que así llamaba a todas las chicas, para Caroline fue evidente que él era coqueto con cualquier mujer bonita que apareciera frente a él. Klaus la miraba muy atento, examinándola detenidamente. – Bueno pediré el contrato – Toma el intercomunicador y le pide a Jenna que haga un contrato con el nombre del Señor Mikaelson.

–¿Cuándo crees que podrías comenzar, Caroline? – Pregunto enfatizando su nombre. Ella se removió incomoda en su silla y al notarlo él sonrió. Era obvio que la ponía algo nerviosa y eso le gustaba.-¿Puedo llamarte por tu nombre, cierto?

–Claro. Y respondiendo a tu pregunta, ¿qué te parece el lunes, la próxima semana?

–Perfecto, sinceramente me urge que quede listo pronto. Estoy quedándome en un hotel en estos momentos, es cómodo pero me siento más a gusto en mi propio lugar.

–Entiendo – Ella murmuró mientras jugaba con su él dobladillo de su vestido. Un silencio incomodo se extendió por unos segundos dentro del lugar, hasta que Jenna entró después de tocar la puerta con el contrato en sus manos. – Gracias Jenna. – La chica asintió, miro a Klaus con coquetería lo cual hizo a Caroline rodar los ojos.

–¿Dónde firmo? – Preguntó Klaus

–Justo aquí, por favor – le mostró Caroline señalando la línea recta donde abajo se encontraba el nombre de él. Ella le ofreció una pluma y el principio de sus dedos volvió a rozar su mano. Klaus sonrió para sí mismo al notar un poco de color rosado en las mejillas de Caroline. De pronto el celular de la chica sonó anunciando un mensaje y ella lo tomó entre sus manos rápidamente.

"Cena. Tu y yo, esta noche, hice una reservación en MK. Te recojo a las 8 pm"

Damon Salvatore

01/04/2015 2:25 pm

Ella sonrió admirando la pantalla de su celular. El noto como sus ojos se iluminaron e hizo una mueca de molestia pensando que diría ese mensaje para que la expresión de su cara haya cambiado tan rápido.

–Listo – musito el para llamar su atención y le entrego el documento ya firmado.

–Muy bien, eso todo. – Ella se levantó de la silla sonriéndole. – Te veo dentro de unos días para comenzar. – Klaus se levantó de la silla también, no muy convencido de querer irse ya. Pero bueno, ya había firmado el contrato y al parecer no tenía nada más que hacer aquí. Camino hasta la puerta y cuando estaba por girar la perilla una idea vino a su cabeza. No perdía nada con intentarlo, pensó para sus adentros. Volteo para mirar a Caroline de nuevo y se paró justo frente a ella del otro lado del escritorio. – ¿Ocurre algo?

–No – contestó – Solo… ¿Quería preguntarte si te gustaría tomar una copa conmigo esta noche? – Caroline se tensó ante sus palabras. ¿Él estaba invitándola a salir?. Se puso algo nerviosa pensando en que contestarle. ¿Pero qué te pasa Caroline?, ella pensó. La respuesta es obviamente un no, tienes novio.

–Yo… no – Respondió agachando la mirada.

–Lo siento, tal vez tienes ya algo que hacer. Podemos quedar para otro día.

–Realmente no creo poder, Klaus – Él se sorprendió, por dos cosas. Ella lo rechazó y ninguna mujer nunca lo ha hecho. Y dos ella lo llamó por su nombre por primera vez. Se recompuso y asintió inclinando su cabeza con algo de decepción – Discúlpame, es solo que no salgo con mis clientes y… tengo novio. – Recordó como hace solo unos minutos ella sonreía contra la pantalla de su celular. Por supuesto, el debió suponerlo. Ella era una mujer muy hermosa, obviamente que tenía pareja. Maldijo internamente, al estúpido afortunado que tenía la suerte de estar con una mujer como ella.

–Entiendo – Contestó él unos segundos después – Nos vemos el lunes, Caroline. – Y sin siquiera mirarla una vez más salió de su oficina.