¡Hola!
Bueno, pues algo de tiempo después me manifiesto para dejar un nuevo capítulo que espero que sea de su agrado.
Muchas gracias a todos aquellos que han agregado a favorite/follow y dejaron sus reviews, las respuestas a ellos estarán siempre al final de cada capítulo.
Sin más por el momento, les dejo el capítulo
¡Y QUE VIVA MÉXICO! :P
LoveDreamer
Capítulo 2
Problemas y consejos
Un papel, dos papeles, tres papeles, estaba harto de tantos papeles que tenía que llenar y mandar, de todo lo que tenía que hacer y apenas era medio día. Se recargó en la silla y se talló los ojos con cansancio, bostezó y sintió un agudo dolor en la espalda. Definitivamente necesitaba un descanso.
La puerta de su oficina se abrió de repente y un pelinegro asomó la cabeza pidiendo permiso para entrar, Ron lo dejó pasar de inmediato.
—Hola, Harry.
—Hola, Ron. ¿Qué tal va el día? —preguntó el aludido, sentándose en la silla al otro lado del escritorio del pelirrojo.
—Bien. Un poco cansado, pero bien. ¿Y tú qué tal?
—Nada mal, el trabajo ha estado bastante tranquilo.
—Habla por ti —dijo Ron recargándose en el respaldo de su silla y suspirando sonoramente—. Estoy exhausto. Quiero volver a casa ya.
—Habla por ti —imitó el pelinegro—. Lo que más deseo es quedarme en este lugar y llegar muy tarde a mi casa hoy.
— ¿Otra vez problemas?
—Lo mismo de siempre. Ella simplemente no entiende que no hay ninguna persona por la que quiera llegar temprano a este lugar y salir tarde, al final siempre es culpa de ella —Harry negó con la cabeza— ¿Crees que sea patológico… eso de que sea tan celosa?
El pelirrojo miró a su amigo pensativo.
—Puede ser. La verdad no tengo idea, nunca he lidiado con un grado tan grande de celos —aclaró.
—Vivir con ella se está convirtiendo en la peor decisión que he tomado en mi vida. No entiendo cómo es que ustedes han soportado vivir tanto tiempo juntos.
Ron rió.
—Creo que eso es principalmente porque no somos más que amigos —dijo—. Pero ¿de qué te quejas? Tienes la mejor solución para las peleas, una solución que no tenemos Hermione y yo.
—Espero que no quieras referirte al sexo.
— ¡El sexo es la mejor solución siempre! Solo basta con hacerlo y los problemas están resueltos —aclamó alzando los brazos—. Yo por el contrario tengo que recurrir a otras formas para conseguir que Hermione me perdone… aunque el jueves siempre termina siendo la solución— completó pensativo.
—No puedo resolver cada problema que tengo con Cho con sexo, si fuera así de sencillo tendría que estar en actividad continua —Harry apenas podía creer en la solución que su amigo quería poner—. Además, ¿cómo es eso de que ustedes lo solucionan con el jueves?
—El jueves es día de serie, no nos perdemos esa maldita serie desde el año pasado y se ha convertido en el día en el que olvidamos cualquier problema. La mejor solución en el mundo —explicó Ron—. Y claro que es posible solucionarlo con sexo, yo lo hago todo el tiempo.
El pelinegro negó con la cabeza, su amigo solía ser así de práctico con esas cosas, no le gustaba demasiado pensar en la mejor manera de arreglar las cosas.
Harry era muy distinto, no podía simplemente hacer algo para que la otra persona se olvidara de los problemas, él prefería hablar, dejar las cosas en claro, encontrar todas las posibilidades existentes, y aprender a hacer eso le había costado mucho dolor y sufrimiento. Aprendió a ser independiente desde que sus padres habían muerto y había aprendido a no ser impulsivo y rencoroso después de saber que había estado completamente enamorado. El estar con su actual novia, Cho Chang, había sido un proceso muy largo y de mucha participación por parte de ella, pues él no quería equivocarse de nuevo como lo había hecho alguna vez con la hermana de su amigo Ron. Sin embargo, la insistencia los había llevado a una bonita relación que pronto se convirtió en algo serio y los hizo decidir vivir juntos apenas tres años atrás. En ese momento Harry estaba satisfecho con su decisión, actualmente estaba comenzando a arrepentirse, el vivir con su pareja había sido poco complicado en los primeros años, pero últimamente Cho se había puesto paranoica, pensaba que todo aquello que Harry hacía significaba un engaño. Ese grado de celos estaba llevando al pelinegro al límite, estaba cansado de esa situación y había intentado hablarlo… ella no parecía con interés.
—Sigo creyendo que no es la mejor manera —concluyó.
Ron se encogió de hombros y miró a su amigo debatiéndose entre decir lo siguiente y no hacerlo, él tenía en su cabeza otros pensamientos, pensamientos que no lo atormentaban desde un par de años atrás y que tenía que expresar con la persona de su mayor confianza, su amigo del alma y el que hubiera llegado de repente aquel día le había caído como anillo al dedo.
—Hermione terminó con Cormac —soltó después de un rato de silencio, decidiendo que hablar era lo mejor que podría hacer.
— ¿Ah sí? ¿Y cómo está?
—Lo está tomando bastante bien —dijo Ron.
—Me alegro, él no me agradaba —confesó su amigo. Miró fijamente al pelirrojo y entendió que eso no era precisamente lo que él quería decir— ¿Cuál es el problema en realidad, Ron?
El aludido suspiró.
—Con lo que pasó no sé exactamente qué es lo que yo debería hacer, sabes que Hermione…
Pero fue interrumpido por la puerta abriéndose de nuevo y esta vez, sin previo aviso, una rubia entró directamente, se sentó en las piernas de Ron y lo besó rápidamente dejando sus brazos alrededor de su cuello.
—Hola, mi Ro-Ro, ¿me extrañaste? —dijo a modo de saludo.
Ron estaba algo aturdido con la irrupción de la chica, por lo que respondió con un ligero movimiento de cabeza y un intento de sonrisa.
—Hola, Harry —se dirigió al pelinegro.
—Hola, Lavender.
—Cariño, sólo venía a avisarte que Hermione nos dejará la casa todo el día de mañana, hablé con ella y está completamente de acuerdo —miró a Harry—. Es un amor de mujer, ahora entiendo porqué es su amiga —le dijo.
—Ah, sí, eso es perfecto —contestó Ron después de un momento.
— ¿De qué hablaban ustedes dos, eh? Se ven sospechosos —Lavender los miró con una sonrisita—. No me digan que hablaban de mí.
—No, Lav, estábamos hablando del trabajo —habló el pelirrojo con rapidez.
Sí, sólo trabajo, o eso era lo que quería hacerle creer a ella. Su repentina llegada había cortado la inspiración que tenía para hablar con su amigo, y ese tema era de lo más importante que él quería tratar en ese momento. Sus pensamientos seguirían revueltos y no tendría con quien intentar acomodarlos, sólo esperaba que su cabeza no estallara con todo aquello, el trabajo y su nueva "cita" con su rubia novia.
Quizá callar por ahora era lo mejor que podría hacer.
OoOoO
—Coloquen esto de ese lado, por favor… no, no, el derecho.
Hermione Granger caminaba de un lado a otro admirando el trabajo que estaba a punto de terminar, las plantas que estaban siendo descargadas del camión eran el detalle perfecto y que le daría la vida a la casa que se encargaba de arreglar para tener la mejor venta del mundo.
Un chico se acercó a ella y la miró con una sonrisa.
—Espero que el pedido sea lo que esperabas —le dijo entregándole una pequeña maceta con un árbol de bonsái.
La castaña miró aquella macetita con curiosidad, no recordaba que eso estuviera dentro del pedido que ella había hecho y de inmediato comenzó a buscar un buen lugar en dónde ponerlo.
—No, Hermione, esto es para ti, para tu casa. Le he hecho yo mismo.
—No debiste molestarte, Neville —miró el arbolito y después al chico, sorprendida y agradecida—. Es muy bonito. Encontraré un buen lugar en dónde ponerlo —le sonrió —. Muchas gracias.
Neville devolvió la sonrisa y miró la casa en la que se encontraba.
—Vaya, has hecho un excelente trabajo con este lugar, no pensé que se viera tan bien después de la remodelación. Ahora sí estaría dispuesto a comprarla —alabó.
—Es mi trabajo, Nev, tengo que hacerlo bien.
Hermione era diseñadora de interiores, trabajaba en una pequeña empresa de bienes raíces, en ese lugar había conocido a la mejor vendedora del mundo, quien por su manera de explicar y, algunas veces, marear a la gente, siempre conseguía vender cualquier casa, departamento o lugar que le impusieran, Luna Lovegood era la mejor. Durante sus inicios había pedido muchas veces la ayuda de algún invernadero que le proporcionara las mejores plantas, flores y árboles para el diseño de los lugares de los que se encargaba, ahí era en donde había conocido a Neville, quien había sido (desde ya casi cuatro años) su colaborador.
Luna siempre se refería a ellos tres como el mejor equipo del mundo.
— ¿Sabes si vendrá Luna hoy? —preguntó Neville tratando de sonar lo más natural posible.
—No, no tengo idea si vendrá, ella me dijo que estaría arreglando unos asuntos con los compradores. Yo solo vine a afinar algunos detalles y listo —explicó ella echando un último vistazo a la habitación en la que se encontraban.
—Bien, entonces tengo que irme. Un cliente más me espera.
—Solo espero que no les des lo mejor a ellos —bromeó la chica.
—Lo mejor siempre es para ustedes, Hermione —Neville guiñó un ojo. Su amiga respondió son una sonrisa.
Segundos después, él se fue.
La castaña, sola otra vez, comenzó a recorrer el lugar lentamente. Se sentía satisfecha con su trabajo, pero quizá no tanto con su vida. En alguna ocasión, mientras recorría una de las casas que arreglaba, había imaginado su vida con Cormac, con una familia. Ahora todo estaba terminado para ella, sólo tenía su trabajo y nada más.
—Me parece que si eso sigue mirando al sur habrá malas energías —comentó una voz a sus espaldas.
Hermione sonrió mientras volteaba hacia la persona perteneciente a esa voz.
— ¿Sugieres que debe mirar al norte? —preguntó siguiendo la instrucción.
—Debe mirar al oeste y la armonía será perfecta —respondió.
La castaña se acercó a su amiga y le dio un fuerte abrazo.
—Si quieres puedes encargarte de mi trabajo y yo me encargo del tuyo, Luna —bromeó.
—Soy la mejor en esto, así que no puedes tomar mi lugar —determinó la rubia devolviendo la sonrisa.
Una pareja entró a la casa.
—El jardín es realmente hermoso, me ha encantado —comentó la mujer a Luna.
—Eso es gracias al excelente trabajo de la diseñadora —se dirigió a Hermione—. Señores Williams, les presento a Hermione Granger, nuestra diseñadora de interiores.
La pareja estrechó la mano de la chica y la felicitaron por su trabajo. Un momento después, Luna continuó enseñándoles la casa. Ellos estaban maravillados.
Después del recorrido, Luna despidió a los Williams y se quedó en la sala con Hermione a su lado.
—La venta está hecha —declaró mientras movía el bolígrafo sobre uno de los papeles que tenía—. Y con eso llegamos a la meta del mes… y apenas es 13 —dijo la rubia con una sonrisa.
—Ha sido un trabajo extraordinario, ¿no lo crees? —preguntó Hermione.
—Sí, esta vez te luciste Hermione, esta casa era un verdadero desastre. Pensé que no lograríamos venderla.
—Gracias —dijo la castaña reverenciando.
—Tenemos que celebrarlo —propuso—. ¿Te parece si vamos a tomar algo? Llama a Cormac y yo llamo a Neville, le hace falta salir al chico —Luna sacó su celular, marcó el número, se puso el teléfono en el oído y colgó de inmediato al ver la cara de su amiga.
La mirada de Hermione se había entristecido.
—Herms… ¿pasa algo? —preguntó la rubia, preocupada.
—Terminamos —contestó—. Hace dos días.
Luna abrió los ojos y la boca, no se esperaba que eso ocurriera, aunque tenía que confesar que el hecho le alegraba bastante, para ella, Cormac no era el hombre que su amiga mereciera.
Se acercó a ella y la abrazó con fuerza mientras Hermione lloraba silenciosamente.
—Tranquila, te mereces algo mucho mejor. Ya, deja de llorar —decía Luna mientras acariciaba la espalda de la castaña.
Un minuto después, Hermione se separó de ella, se limpió el rostro y le sonrió a su amiga.
—Estoy bien —suspiró—. ¿Te parece si salimos mañana?
—De acuerdo.
Lo que menos necesitaba Hermione en ese momento era que le dieran palabras de aliento, se sentía mal pero prefería guardar el dolor para sí misma, la única persona con la que había aceptado hablar y sacar todo lo que sentía era con Ron, pues él la conocía mejor que cualquier otro, era su mejor compañía y sabía que podía confiar enteramente en él.
Más tarde, después de pasar un rato en su propia oficina, regresó a casa. Ron aún no había llegado, así que puso un poco de música, se cambió de ropa y comenzó a preparar la cena.
Picaba algunas verduras al ritmo de Song for the lonely de Cher, procesando en su mente cada palabra que ella decía, de repente el volumen bajó un poco y alguien besó su mejilla.
—Hola —saludó Ron comenzando a hurgar entre las ollas que estaban calentándose en la estufa.
—Hola —devolvió el saludo Hermione—. ¿Por qué bajaste el volumen?
—Porque no es una canción que tú debas estar escuchando —contestó su amigo buscando una cuchara con la cual poder probar la sopa que su amiga preparaba.
— ¿Qué tiene de mala? Es una canción optimista.
Ron probó al fin la sopa e hizo una mueca al sentir que su lengua se quemaba.
— ¡Auch! Eso dolió… —tomó otra cucharada y esta vez sopló un poco para así poder degustarla mejor— No es la mejor canción, Hermione —sopló—, yo pondré música de verdad para ti.
Y después de comer un poco más, fue hacia el reproductor y música mucho más alegre comenzó a sonar. Cuando Ron regresó a la cocina, movía divertidamente las caderas y llamaba con las manos a su amiga. La castaña rió al ver a su amigo tratando de bailar, no era lo mejor que él hiciera, pero al menos le alegraba el día, se acercó a él y comenzó a bailar alocadamente, dejando que él la guiara todo el tiempo.
Algunas canciones más tarde, se sentaron a la mesa y disfrutaron de la sencilla cena que Hermione había preparado.
— ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó la chica, como lo hacía todos los días.
—Muy agitado, cansado, estresante… extraño los días tranquilos.
—Es la temporada, verás que mejorará en unos días.
—Ojalá —contestó el pelirrojo—. Hoy fue Harry a visitarme, otra vez peleó con Cho —informó, para continuar con la plática.
— ¿Otra vez? ¿Y ahora por qué? —Hermione estaba enterada de todas las peleas que su amigo y su pareja tenían siempre, no era que le extrañara una pelea más, pero siempre le parecía que las razones eran exageradas.
—Lo mismo de siempre: celos.
—No entiendo a qué le tiene celos, ¿a la oficina? Si Cho no se pone las pilas, Harry va a hartarse.
—Lo sé. No falta mucho para que eso suceda.
Siguieron comiendo tranquilamente por unos minutos, hasta que Hermione volvió a hablar:
—Creo que el único aquí con una relación estable eres tú, Ron.
El aludido tragó y miró a su amiga, sorprendido.
— ¿Por qué lo dices?
—Bueno, es obvio, yo terminé con Cormac y Harry tiene problemas con Cho. Solo quedas tú con Lavender, parece que están llevando las cosas muy bien —contestó la chica—. Me pidió la casa mañana.
—Sí, me lo dijo —dijo Ron al recordar la repentina manera en la que su novia había llegado a su oficina por la tarde—. Pero no creo que las cosas entre nosotros estén muy bien —comentó distraídamente.
— ¿No? ¿Por qué no? —la curiosidad de ella aumentó al escucharlo, no esperaba que él dijera eso.
—No lo sé…
Ron siguió comiendo y Hermione entendió que él no quería hablar del tema por el momento, tal vez más tarde podrían retomarlo.
Después de la cena, la música seguía sonando y fue entonces cuando Ron le pidió a su amiga que bailara con él de nuevo, eso era como una vieja costumbre que tenían desde hace mucho. Se balanceaban de un lado a otro, la canción era lenta y ellos disfrutaban de la compañía del otro, a ambos les producía paz.
—Es difícil pensar que todo lo que pensé no se hará realidad —soltó Hermione, había estado pensando en Cormac.
El pelirrojo detuvo el baile y se alejó un poco para ver el rostro de su amiga que había estado recargado en su hombro. Alzó una ceja interrogativamente. Ella sonrió ligeramente.
—Es que pensé que algún día podría tener una familia con él —explicó.
— ¿Hablas en serio? —él no se lo podía creer. A pesar de saber que ya tenían bastante tiempo saliendo, no pensaba que su amiga llegara a ese grado.
—Claro que sí. No esperabas que después de estar con él por dos años no se me ocurriera sentar cabeza.
—Sí… bueno… es que —Ron se había quedado sin palabras—… creo que no se me había pasado por la cabeza.
— ¿No me digas que no te has planteado esa posibilidad con Lavender? —le preguntó su amiga.
Si el pelirrojo no se escandalizó fue porque de verdad no podía creer lo que su amiga estaba diciendo. ¡Claro que no, él nunca se había planteado esa posibilidad!
—No, nunca.
—Entonces ¿para qué sales con ella? —cuestionó la castaña, frunciendo el ceño.
—Salgo con ella porque estoy esperando que la persona correcta aparezca, no porque quiera pasar toda la vida a su lado.
— ¿Y cómo piensas que esto funciona, Ronald? ¿¡Esperas que la persona correcta aparezca y se dé cuenta que estás disponible cuando tienes una novia!?
—Es una manera de no estar solo mientras espero.
—Ese es mi punto, Ron, jamás va a aparecer esa persona si estás con Lavender.
—Hermione, no sé lo que estoy diciendo, ¿bien? Tengo que arreglar mis pensamientos —estaba perdiendo el control y no quería que eso ocurriera.
La castaña soltó un suspiro y negó con la cabeza.
—No es lo correcto, ni para ella ni para ti.
—Bien, me ha quedado claro —contestó cortante.
Hermione entendió el tono de voz que él utilizaba, decidió dejar el tema, no le gustaba enojarse con su amigo, aunque siempre que intentaba aconsejarle él terminaba molesto de alguna manera para después, sin que ella se diera cuenta, él tomara aquellos consejos y los pusiera en práctica.
Con tranquilidad se acercó a él y lo envolvió en un abrazo que fue devuelto al segundo.
—Sólo quiero lo mejor para ti —le dijo al oído.
—De acuerdo —respondió y colocó un tierno beso en la mejilla de la chica.
—Te quiero, Ron.
—Yo también te quiero a ti.
Se miraron y sonrieron, Hermione besó su pecosa nariz y continuaron con su baile nocturno por un rato más hasta que fue hora de ir a dormir.
OoOoO
El aeropuerto estaba lleno y ella tenía que apresurarse si quería llegar a tiempo a su vuelo. Tomó las maletas y comenzó a arrastrarlas por la sala de registro. Varios minutos más tarde se encargaba de su boleto de abordaje y caminaba hacia la sala correspondiente, siempre siendo seguida por su mejor amiga del país.
—Recuerda llamarme cuando llegues —le dijo abrazándola con fuerza—. Y no te olvides de hacerlo constantemente.
—No, no lo olvidaré, lo prometo —besó la mejilla de su amiga y comenzó a caminar hacia la puerta de entrada despidiéndose de la chica.
Sus zapatillas sonaban con cada paso que daba, cada paso que la acercaba más al lugar que había dejado por casi diez años y al que tendría que regresar a petición de sus padres.
Sólo es un año, sólo un año se repetía a cada momento.
Cuando comenzaron a abordar, ella no quería subir, quería regresar a su casa, quedarse en el país que había sido su hogar por una década entera… pero no podía hacerle eso a sus padres.
—Sólo es un año —dijo en voz alta y abordó el avión—. Aquí vamos —dijo cuando el transporte despegó, no había vuelta atrás, tenía que regresar a Londres, regresar al lugar en el que había nacido y crecido, en el que había dejado un pasado que no estaba segura de querer enfrentar.
OoOoO
Respuestas a los reviews:
MaferWeasleyGranger: ¡Hola! Fantástico que te guste, por supuesto que lo seguiré y no lo dejaré hasta que lo termine, puedes confiar en ello. Saludos.
MrsLGrint: ¡Hola! Lo sé, yo también quisiera un amigo así, no sé si existen… por el momento me conformo con pensar que Ron es mi amigo xD Lamento mucho haber tardado en actualizar, trataré de hacerlo cada una o dos semanas. Saludos y abrazos.
Lugrintson: ¡Hola! Que gusto que te parezca un buen principio, la historia apenas comienzo, así que espero que te guste toda ;) Saludos y besos.
tuc83: ¡Hola! Lo sé, todos dicen lo mismo, así que por algo será ¿no? :P Ya verás lo que se viene después. Saludos.
¡Muchas gracias por sus palabras! ¡Hasta el próximo cap! :D
