CAPITULO III: Love is in the air

Klaus entro a la suite del The Langham Hotel, donde se estaba hospedando. Camino directamente hasta el mini-bar para servirse una copa de Bourbon. Llevo la copa hasta sus gruesos labios e ingirió el líquido color ámbar. Se paró frente a la gran ventana admirando la ciudad con una mano cruzada detrás de su espalda y con la otra sosteniendo su bebida. Mientras su mente reproducía de nuevo el momento en que Caroline Forbes había rechazado su invitación. Maldecía constantemente al hombre que la chica tenia por novio. Se dejó caer sobre el largo sillón de terciopelo subiendo sus piernas. Ahora que demonios haría esa noche. Tenía la esperanza de que ella aceptara, tomarían una copa juntos y tal vez con suerte terminaría en su cama. Pero nada había salido como él pensó que lo haría, así que estaba algo molesto, y más que nada porque el simple hecho que esa mujer lo había rechazado. Tal vez incluso, había logrado descartar y tirar a un lado su orgullo y su dignidad manchando su historial perfecto de éxito con las mujeres.

Kol entro en la habitación con una toalla enredada en la cadera y con otra secándose el cabello. Observo a su hermano quien no tenía muy buena cara. Algo lo había molestado a juzgar por su rostro malhumorado.

–Pero que carita, Nik. Parece que necesitas un buen polvo. – Dijo burlonamente sentándose frente a él.

–No estoy de humor para tus estupideces, Kol – Gruño bebiendo una vez más de su copa.

–¿Que te puso de mal humor? – Klaus no le respondió. Se limitó a seguir bebiendo de su copa ignorando a su molesto hermano menor. – ¿Una chica acaso?

–No es de tu incumbencia.

–Oh sí, claro que si fue una chica.

–¿Por qué lo dices? – Pregunto bajando las piernas del sillón y poniendo su copa sobre la mesa de centro.

–Bueno, tienes una cara que dice frustrado sexualmente.

–Eres un idiota – Exclamo fulminándolo con la mirada. Dudo unos pocos segundos, pero al final termino contándole – Pero estas en lo cierto, fue una chica. Me ha rechazado. ¿Puedes creerlo?

–¿Enserio? – Klaus asintió mientras fruncía el ceño.- Vaya has perdido el encanto.

–Eso nunca hermano. Yo vi las señales, se ponía nerviosa con mi presencia. Era obvio que se sintió atraída hacia mí.

–¿Entonces?

–Tiene novio – confeso haciendo una mueca.

–¡¿Y qué coños importa?!. Eso nunca te ha detenido antes, Nik. – El medito por unos instantes las palabras de su hermano dándose cuenta que estaba en lo correcto.

–Tienes razón.

–Insiste, seguro cae. – Lo animo su hermano. – Búscala de nuevo.

–No tengo que – Respondió el con una sonrisa formándose en su rostro – La veré el lunes – Kol lo miro confuso no entendiendo a lo que se refería– Es mi decoradora.

–Hmmm, interesante.

Caroline llego muy apurada a su apartamento a las siete con cinco minutos. Rápidamente se quitó su ropa y entro a la ducha para darse un baño relámpago. Enredo una toalla alrededor de su cuerpo mojado y salió directo hacia su closet para buscar que ponerse. Sabía que el restaurante al que su novio la llevaría sería algo elegante así que eligió un bonito vestido que había comprado hace algunos meses y no había tenido oportunidad de usar. Lo acomodo sobre la cama y busco unos zapatos a juego.

En cuanto estuvo totalmente lista el timbre sonó y agradeció haber terminado justo a tiempo. Roció un poco de perfume sobre su piel y tomo su pequeño bolso color negro. Se apresuró abrir la puerta cuando escucho el segundo timbrado.

–Hola cariño – Saludo ella acercándose para besar los labios de su novio.

–Te ves preciosa, Care – Dijo el admirando lo que ella tenía puesto. Era un vestido corto que cubría hasta sus muslos, se ceñía a su figura hasta la cintura, con un estampado de rosas sobre un fondo crema. El escote en corazón, estaba por encima de una tela bordada con flores negras y sin mangas.

–Gracias. - El tomo su mano y la acomo alrededor de su brazo para escoltarla hasta el ascensor y después al auto.

El maître los llevo hasta la mesa que Damon había reservado para ambos la cual se encontraba en el segundo piso del restaurant que era un lugar más privado. El pidió una botella de Champagne porque quería festejar como su novia el nuevo proyecto que emprendería en la empresa con su viejo amigo. El mesero sirvió dos copas con el líquido y se retiró asintiendo con la cabeza amablemente.

–¿Estamos festejando algo? –Pregunto Caroline al ver que el levanto su copa hasta ella.

–Sí, la nueva sociedad que la empresa se adjudicó uniéndose a la de mi viejo amigo Nik.

–¿El accedió a cerrar el trato? – Damon asintió con una sonrisa en los labios – Felicidades bebé – Lo felicito estirando su mano hasta la suya para entrelazarlas.

–Esta sociedad llevara a las dos empresas a otro nivel. Ambas ganaremos más terreno en nuestras respectivas áreas y tal vez en un futuro lejano seremos una potencia mundial. ¿¡Sabes lo contento que me pone eso!? – Caroline asintió imaginándose porque – Mi padre va a sentirse tan orgulloso de mi y Stefan. Vamos a lograr lo que el tanto quería.

–Lo se bebé. Me alegro tanto por ti y por Stefan, se cuánto ambos querían esto. Entonces brindo por ti, porque este nuevo proyecto sea todo un éxito. Te lo mereces.

–Gracias hermosa, gracias por tu apoyo, tu confianza y por supuesto tu amor. Tu eres mi motor, Caroline.- El corazón de ella comenzó a bombear rápidamente al escuchar esas palabras.

–Te amo, Damon Salvatore.

–Y yo a ti Caroline Forbes.

Después de la cena decidieron ir a dar un paseo por el Lincoln Park. Caminaban tomados de las manos platicando de diversos temas. Uno de ellos fue el regalo que querían hacer al bebé que venía en camino, ambos iban a ser tíos por primera vez, era otra de las cosas que compartían. A la mente de Damon vino la idea de pedirle a Caroline que vivieran juntos. Ya sea en el departamento de ella, o en el suyo. Quería despertar a su lado todas las mañanas, no de vez en cuando. Le doy vueltas al asunto en su cabeza, mientras la escuchaba hablar sobre los posibles regalos que podrían darle a su sobrino. Decidió que no se lo pediría en este momento, si no que esperaría unos días más por el momento adecuado.

–¿Te quedas conmigo esta noche? – Él le pregunto una vez que estuvieron en el auto. – Mañana es sábado solo trabajo medio día. Podríamos pasar todo el fin de semana juntos.

–Sí, me encanta la idea– Ella respondió sonriendo feliz por la propuesta de él. Damon entrelazo su mano con la de ella y se adentró en la avenida en dirección a su departamento.

Cuando llegaron al departamento, él tomo su pequeño suéter de sus hombros caballerosamente y lo colgó en el perchero a un lado de la puerta. Se quitó el saco, y arremango su camisa sobre sus codos. Poso su mano sobre su espalda baja y caminan hasta el sillón tipo escuadra color gris.

–¿Quieres ver una película? – sugirió pasando un brazo por sus hombros mientras se sienta a su lado.

–¿Una romántica?

–Hmmm – el emitió dudando. Ella puso sus ojitos suplicantes lo cual lo hizo reír tirando la cabeza hacia atrás -Está bien cariño. - Ella aplaudió feliz y se levantó hasta el mueble donde se encontraba la televisión. – Iré por algo de helado, escoge la que más te guste.

Caroline rebusco entre la gran cantidad de películas que su novio tiene sobre las repisas. Trato de escoger alguna que no haya visto antes. Unos segundos después encontró una de su agrado titulada "Dear John". La tomo entre sus pequeñas manos y se agacho en cuclillas para ponerla.

Damon regreso de la cocina con dos tazones de helado de fresa, el favorito de su novia. Le entrego uno a ella en cuanto se sentó a su lado. Caroline levanto sus piernas acomodándolas sobre las de Damon, el soltó su tazón y sus manos se deslizaron por las torneadas piernas de ella. Capturo sus zapatillas y se las retiro dejándolas caer sobre los azulejos en el piso.

Una hora y media después la película llego a su fin. Caroline se había quedado completamente dormida sobre el regazo de su novio. Damon podía escuchar levemente su respiración acompasada. La observo por unos minutos contemplando su precioso rostro, llevo su mano derecha hasta su mejilla y la acaricio dulcemente. Segundos después se levantó con ella en brazos para llevarla a su habitación. La deposito en la cama y entro al baño para darse una ducha rápida antes de dormir.

El agua tibia relajo sus tensos músculos contraídos por todo el trabajo y estrés del día. Manejar una empresa no era tarea fácil, era cansado y estresante. Pero todas esas horas que pasaba en la empresa eran fáciles de sobrellevar pues sabía que al final del día el amor de y la compañía de Caroline podría recomponer todas esas horas arduas que pasaba tras contratos y letras.

En cuanto salió del baño con la toalla enredada en su cintura se encontró con Caroline sentada con la espalda recargada sobre la cabecera de su cama. Los ojos de ella se oscurecieron de deseo al ver su cuerpo mojado, pequeñas gotas cayeron en el suelo provenientes de su cabello oscuro. Las pupilas de Caroline se dilataron y comenzó a morderse el labio inferior. Dicha acción provoco que la excitación en su novio despertara. Ella se levantó de la cama y camino hasta quedar justo frente a él. Movió sus manos hasta el cierre de su vestido. Damon observaba cada uno de sus movimientos mientras su respiración comenzó a sentirse irregular. El vestido de Caroline cayó al suelo dejando a la vista su sexy lencería. Los ojos de él se abrieron más de lo normal deteniéndose al principio de su pecho, admirando la prenda de encaje negro que cubría los perfectos pechos de su novia. Las pequeñas manos de ella se deshicieron de lo único que impedía la completa desnudez de él. Cuando la toalla cayó al suelo, ella lo miro coqueta. Capturo su mano y lo guío lentamente hasta la cama.

–Tengo ganas de ti– ella susurro contra su oído para después empujarlo contra el colchón. Lo primero que se retiro fue el sujetador mostrándole sus redondos y bien formados senos. Damon la miro con adoración y pasión. Era una diosa, su diosa. Lo tenía completamente cautivado. Se sentó a horcadas sobre él y lo beso tomando su cara entre sus manos. Las manos de él se envolvieron en sus caderas, acariciando su tersa piel. Los labios de ella descendieron por su cuello mordisqueando todo a su paso. En un rápido movimiento él los cambio de posición, aprisionándola contra la cama. Sus labios buscaron los de ella con desesperación y se fundieron en un delicioso beso cargado de pasión y amor.

Se incorporó un poco jalándola contra el por sus largas piernas. Ella soltó un jadeo cuando sus partes íntimas se rozaron. El deslizo sus bonitas bragas de encaje por sus piernas tirándolas algún lugar de la habitación.

–Eres tan hermosa – Dijo recorriendo el contorno de su silueta con sus dedos. Ella empezó a empujar sus caderas contra él.

–Te necesito.

–Aun no – dijo el con voz firme. Ella gruño molesta arqueando su espalda. Damon enterró su cabeza en su cuello besando su piel. Descendió hasta sus pechos, mordisqueo un poco su pezón derecho y con una mano masajeo el otro haciendo un poco de presión.

–Bebé lo juro, no estoy bromeando. Te necesito dentro de mí.

–No – dijo el, y eso la hizo querer más. La excito demasiado. La lengua de él se movió en círculos alrededor de sus pezones erectos, por su estómago hasta llegar a su centro. Damon comenzó con la tortura, besando cada centímetro de su cavidad. Caroline entrelazo sus dedos entre los cabellos oscuros de su novio, empujándolo más dentro de ella. Su lengua estaba ahora deleitándose con sus pliegues.

–Oh, Damon, Damon – jadeo ella en cuanto su primer orgasmo la golpeo. El corazón de Caroline latía con fuerza. Él se levantó hasta su altura lamiendo sus labios, ella era exquisita. Estampo sus labios con los de ella permitiéndole probarse a sí misma. Sin dejar de besarlo Caroline los volteo de nuevo sobre la cama quedando encima de él. Beso su cuello, su bien trabajado abdomen que tanto le encantaba. Se detuvo en cuanto estuvo justo frente a su miembro. Levanto la vista hasta el quien la miraba con lujuria, le dedico una sonrisa juguetona y su lengua comenzó a lamer la punta de su virilidad. La escena era demasiado caliente, lo suficiente para volverlo loco. Ella lo hacía sentir cosas inexplicables, sensaciones que nunca fue capaz de experimentar con alguien más. Solo ella, su Caroline, tenía ese poder sobre él. Era hipnotízante y embriagador. Caroline bombeaba su miembro dentro y fuera de su boca en movimientos frenéticos que lo llevaron a uno de los mejores orgasmos que había tenido en toda su vida. Relamió sus labios saboreando lo bien que el sabia. Capturo su erguido miembro entre sus manos llevándolo hasta su cavidad, lo introdujo lentamente en ella, disfrutando de la deliciosa fricción. Sus manos se aferraron al pecho de él mientras subía y bajaba creando un ritmo perfecto. Damon se perdió admirando sus pechos subir y bajar al compás de sus movimientos.

El bajo sus manos hasta su trasero y empezó a empujar sobre ella haciendo el movimiento más profundo y más rápido.

–Cariño tienes que ir más rápido, estoy cerca. Vamos nena córrete conmigo.

–¡Damon! – Ella grito cuando el segundo orgasmo la golpeo.

–¡Caroline! –Grito el siguiéndola. Damon se agarró de los hombros de Caroline y la atrajo hasta el para besarla apasionadamente mientras disfrutaban de las ultimas sensaciones de sus respectivos orgasmos.

Finalmente se derrumbaron uno sobre el otro permitiendo que sus respiraciones volvieran a la normalidad. Ella se recostó a su lado acomodando su cabeza sobre el pecho de él. Enseguida él la envolvió entre sus brazos, el lugar favorito de ella. Donde se sentía completamente segura. Damon acaricio su espalda creando círculos con sus dedos sobre la piel desnuda de ella. Los parpados de ambos comenzaron a pesar impidiendo que pudieran mantenerse despiertos por más tiempo. La actividad sexual había hecho efecto dejándolos completamente saciados y listos para dormir entre los brazos del uno y el otro. No paso mucho tiempo hasta que la pareja se quedó completamente dormida con una amplia sonrisa de felicidad en sus rostros.

Al día siguiente los efectos de la borrachera que Klaus se puso junto a su hermano, en un bar cerca del hotel donde se hospedaban, surtieron efecto. Se despertó con un horrible dolor de cabeza, camino hasta su baño con pesadez. Sus piernas apenas respondían, en cuanto miro su reflejo contra el espejo hizo una mueca. Lucia faltal, unas notorias ojeras se encontraban debajo de sus ojos. La barba de días era más notable. Entro en la ducha creyendo que el agua fresca lo reanimaría, pero para su mala suerte no causo mucha diferencia, su cabeza seguía doliendo como el infierno. Se puso algo de ropa cómoda y salió de su habitación en busca de algo que pudiera aliviar su dolor.

Choco con alguien en su camino a la cocina de la suite, la persona emitió un quejido de molestia cayendo al suelo por su choque contra el rígido cuerpo de él.

–¡Mierda! – Exclamo el cuándo se percató de la chica de rizos castaños en el suelo. – Lo siento, Cariño – Extendió su mano para ayudarla a levantarse y ella la tomo instantáneamente.

–No te preocupes. Yo iba distraída.

–¿Quieres decir saliendo a hurtadillas antes de que mi hermano despierte? – Ella se encogió de hombros y sonrío inocente. – Oh cariño, no serias la primera que escapa de Kol.

–Yo… yo, tengo que llegar a un almuerzo familiar. ¿Puedes decírselo?

–¿Acaso tengo cara de mensajero? – pidió saber el levantando una ceja. Ella frunció el ceño con cierta molestia. – Es broma, si yo se lo diré.

–Bien, gracias. – Camino hasta el elevador. Klaus no pudo evitar darle una ligera mirada a sus bonitas curvas. Los Mikaelson tenemos buenos gustos, pensó. – Por cierto soy Katherine. – Dijo la chica volteando a verlo antes de entrar al ascensor.

–Klaus.

Las puertas del ascensor se cerraron llevándose a la bonita chica. Klaus siguió su camino hasta la cocina y agradeció cuando encontró un par de aspirinas en la repisa. Las ingirió rápidamente junto con un vaso de agua. Volvió a su habitación y prendió la televisión pasando de canal en canal tratando de encontrar algo de su agrado. Se detuvo en un programa de autos deportivos, sus favoritos. Lo cual le recordó que tenía que comprar un auto o tal vez dos, para él y Kol mientras se encontraran aquí. Porque ni de broma quería compartir el suyo con su hermano menor. Miro el programa por unos cuantos minutos más, su estómago gruño por la falta de alimento. Pensó en Damon de inmediato, un almuerzo con su mejor amigo le vendría muy bien en estos momentos. Cogió su celular y le escribió un texto.

"Tengo una resaca de los mil demonios y creo que necesito un poco de paz y hablar con alguien sobre cualquier mierda... ¿Te parecería encontrarnos en algún lugar para almorzar?"

Klaus Mikaelson

02/04/2015 9:30 a.m.

Espero unos minutos por la respuesta de su amigo mientras buscaba que ponerse en los cajones del buro de caoba pulida a unos metros de su cama.

"Claro, paso por ti en treinta minutos"

Damon Salvatore

02/04/2015 9:34 a.m.

Tomo unos pantalones negros de mezclilla y una camiseta de manga larga en cuello V del mismo color que sus jeans. Por último se colocó un cinturón de color marrón. Salió de la habitación para bajar al recibidor del hotel y esperar por Damon. En cuanto cruzo el lumbral se encontró con Kol saliendo de su habitación adormilado mientras tallaba sus ojos acostumbrándose a la luz.

–Buenos días, Nik. ¿Vas a salir?

–Sí, iré almorzar con Damon – Respondió caminando hasta el ascensor, pero se volvió cuando recordó el recado que han dejado para su hermano – Por cierto, esa bonita chica me pidió que te avisara que tuvo que irse porque tenía un almuerzo familiar.

–¿Se ha ido? – Pregunto incrédulo abriendo los ojos un poco más de lo normal.

-Pensé que te darías cuenta en cuanto despertaras.

–¡Rayos! Pensé que estaba por algún lado de la suite. – Se dejó caer sobre el sillón de la sala algo decepcionado votando sus manos a los lados del mismo. De pronto hizo una mueca cuando sus dedos rozaron con algo una clase de material roñoso. Lo capturo entre su mano y lo lleva hasta sus ojos. Era una cartera de piel color café con algunos estampados de flores. La abrió con algo de desconcierto y entonces la fotografía de una de las credenciales llamo su atención

Nombre: Katherine Gilbert

Edad: 23 años

Nacionalidad: Americana

Dirección: 5921 W Dickens Ave, Chicago

Una sonrisa amplia se formó en la comisura de sus labios y se levantó rápidamente del sillón en dirección a su habitación. Klaus lo observo algo confundido pero decidió no darle tanta importancia y volvió a retomar su camino hasta el ascensor.

(…)

Caroline salió de la habitación de su novio completamente limpia y cambiada. Lo observo sentado sobre la barra de la cocina frente al computador portátil. Estaba concentrado tecleando rápidamente, sin percatarse de la presencia de la chica. Ella se acercó hasta él y beso su mejilla en un beso tronado para llamar su atención. El dirigió su mirada hasta ella dedicándole una ligera sonrisa.

–¿Qué haces? – Pregunto acomodándose entre las piernas de él.

–Revisando algunos documentos. – Caroline le dio una mirada a la pantalla tratando de entender algo de la gran cantidad de letras. Hizo una mueca confundida y el soltó una risita divertido. – Iré almorzar con Nik antes de ir a la empresa. ¿Quieres acompañarme? Así aprovecho para presentarlos.

–Me encantaría, pero tengo que ir con tu madre. Le prometí ayudarla con los preparativos de la fiesta. ¿Recuerdas? – El asintió en respuesta y cerro el portátil para acomodar sus manos en las caderas de su chica.

–Entonces te recojo en casa de mis padres en cuanto salga de la oficina ¿sí?

–Perfecto. – Respondió ella con una sonrisa acercándose para besar sus labios.

–Vámonos, no querrás hacer esperar a mi madre. – Dijo el tomando su maletín con una mano y la otra acomodándola en la espalda baja de su novia.

–¿A mi suegra? – Comento ella juguetona guiñándole un ojo y beso su mejilla. Damon se volvió loco solo de escuchar la manera en que ella se había referido a su madre. Ahora más que nada está convencido que tal vez sea hora de empezar hablar sobre boda.

Damon junto a Klaus entraron al pequeño pero muy elegante restaurant "Grace". Al entrar el encargado reconoció rápidamente a Damon, ya que era uno de sus lugares favoritos y solía frecuentarlo bastante. Enseguida los condujo hasta una mesa algo alejada justo como sabía que el empresario prefería Un camarero apareció segundos después para tomar sus pedidos y después se retiró inclinando su cabeza educadamente.

–No tienes buena pinta, amigo.

–Bebí demasiado anoche – Respondió Klaus recargándose sobre la silla aterciopelada de color beige.

–Pensé que ya habías dejado las andadas – comento Damon divertido.

–También creía eso, hasta que una chica me rechazo ayer y no me quedo más que ahogar lo poco que me quedaba de dignidad en alcohol.

–¿Has dicho que una chica te rechazo? – Pregunto no dando crédito a las palabras de su amigo.

–Sí, parece que he perdido el encanto.- Damon soltó una carcajada mientras acomodaba la servilleta de tela sobre su regazo – Y lo he comprobado cuando mi hermano se cogió a una preciosa morena y yo solo un maldito dolor de cabeza.

–Nunca creí que llegaría el día en que escucharía eso.

–Ni yo – contesto el amargamente – Pero bueno cambiemos de tema. ¿Cuándo conoceré a tu chica? – El mesero llego con su comida y bebidas posicionándolos frente a ellos en la mesa. Se retiró educadamente deseándoles buen provecho

–Espero que pronto, amigo – Respondió Damon llevándose un poco de su comida a la boca. Siguieron platicando por un rato más mientras degustaban de sus platillos. Reían a carcajadas recordando algunas de sus aventuras universitarias.

Klaus decido aceptar la invitación de Damon de acompañarlo a la empresa para que se familiarizara un poco y tal vez escoger una oficina de su agrado para su estancia aquí, la cual sería algo larga. Ya que el negocio que estaban emprendiendo juntos tomaría mucho de su tiempo. Porque la idea principal de los Mikaelson era construir algunos inmuebles en los Estados Unidos, y el primer lugar donde empezarían con la construcción seria aquí, en Chicago. De los cuales los Salvatore tendrían cierto porcentaje debido a la sociedad que habían emprendido.

Recorrieron las instalaciones junto a Stefan quien cada vez se llevaba mejor con Klaus. Incluso el mismo le pidió que lo llamara Nik, justo como Damon lo hacía. El más grande de los Salvatore recordó que el solo dejaba que personas muy allegadas o su familia lo llamaran de esa manera. Supuso que aunque se conocieran poco, su amigo le había entregado su completa confianza a su hermano menos. Tal como lo había hecho con él, el día en que lo conoció.

–¿Entonces esta es la elegida? –Pregunto Stefan mientras caminaba por la oficina que se encontraba en el mismo piso que la de su hermano y el. Solo los dividía el departamento de contabilidad y finanzas.

–Si – afirmo Klaus – Nos servirá mucho a mí y a Kol.

–Bien, le pediré a Jo que traigan otro escritorio.

–Gracias, Stefan – Respondió Klaus amablemente.

–Perfecto – Agrego Damon palmeando el hombro de su amigo – Entonces, espero tenerlos aquí el lunes.

–Así será, socio.

Luego de que Damon dejara a Klaus en su hotel, salió en dirección a casa de sus padres para buscar a su novia. Lo único que abordaba su mente era pasar el resto del fin de semana a su lado. Aparco el auto y entro a la casa donde sus padres estaban junto con Caroline en el jardín platicando y riendo. Se paró para observarla reír a carcajadas por algo que su padre había dicho. Se veía hermosa, los rayos del sol iluminaban sus preciosos rizos rubios. Ella irradiaba una felicidad, amor y una luz cautivadora que hacía que todo lo demás, lo que se encontraba a su alrededor pareciera nada.

Caroline sintió su intensa mirada sobre ella. Giro su cabeza en dirección a él y lo vio. Sus ojos se iluminaron con ese brillo que solo el generaba en ella. Él le sonrió y comenzó a caminar hasta donde ella se encontraba.

–Hijo, que bueno que llegas – Dijo Lily, su madre levantándose para saludarlo con un beso en la mejilla. – Estábamos a punto de comer.

–Padre – Murmuro Damon estrechando su mano con Giuseppe. Camino hasta Caroline y deposito un beso en su frente. Capturo su mano entre la suya tomando asiento a su lado. – ¡Hey nena!

–¿Cómo te fue?

–Bien, hermosa – El respondió a su novia guiñándole un ojo.

–Hijo, Caroline fue de mucha ayuda. Ya tenemos todo listo para la fiesta. – Las dos mujeres comenzaron a contarle todas sus actividades matutinas enfocadas en la planificación del festejo que se llevaría a cabo en algunos días. Su madre no dejaba de repetir lo encantada que esta con todas las ideas que Caroline tuvo.

–Mi chica es maravillosa, madre. – Dijo el acariciando suavemente la mano de ella. Caroline le dedico una sonrisa agradeciendo sus palabras.

En cuanto terminaron de comer, Giuseppe quiso hablar con su hijo acerca de cómo había ido la firma de la sociedad con la empresa de los Mikaelson. Damon le conto que todo había salido según lo planeado y a partir de este lunes Nik junto con su hermano Kol, se unirían con ellos en la empresa. Que ya se les había asignado una oficina para comenzar a trabajar. Su padre se miró contento y lleno de orgullo, en cuanto le conto como Stefan manejo la junta. Enfocando los puntos y objetivos más importantes de la sociedad.

Con un padre y madre satisfechos por el trabajo de ambos, Caroline y Damon regresaron al apartamento de él. Pasaron la tarde frente al televisor viendo algunos programas y películas abrazados en el gran sillón. Esos pequeños momentos eran los que Damon más disfrutaba, después de pasar una semana llena de trabajo agradecía que pudiera tener a su novia junto a él para el fin de semana. Esos momentos en los que lograba olvidarse de todo aquello, números, letras y papeles. Y solo podía pensar en cuanto amaba esas gloriosas horas y a su Caroline.