8. Verdades II

Serena se encontraba en el pequeño dormitorio de su hija, sentada a su lado.

Habían sido las 48 horas más agotadoras de su vida; no recordaba haber vivido "tanta acción" desde que se transformó por primera vez en Sailor Moon y enfrentara a aquella Maligna en Osa P.

Si ella se sentía cansada, no podía imaginar por lo que estaba pasando Hikari. La niña había sido víctima de un agotamiento tal que la había hecho dormir profundamente. Amy le dijo que era normal por todo lo ocurrido, y era una manera en la que la pequeña mostraba su estrés.

"Es normal, Serena, y es lo mejor para ella. Eso le ayudará a recuperarse y a adaptarse pronto" recordó las palabras de la peliazul, mientras acariciaba tiernamente el cabello de la platinada.

- Mi pobre niña

La chiquilla se removió en la cama, sujetando las sábanas para continuar plácidamente dormida.

Suavemente, la mujer retiró el cabello que cubría el rostro de la niña, observándola con detenimiento.

La luna menguante había desaparecido, seguramente como una especie de camuflaje para protegerse del enemigo, porque era lo mismo que ocurría con su luna creciente. La naricilla respingona y esos labios los había heredado de Diamante, y los expresivos ojos y cejas de ella.

Si peinara a Hikari con odangos, sin duda sería la mismísima Pequeña Dama.

No pudo evitar sentirse afligida, y el cargo de conciencia se hizo presente al imaginar que en un futuro alterno, sería Rini y no Hikari la que existiera, comprendiendo el sentir de Darien.

La rubia soltó un suspiro, mirando hacia la ventana.

Él tenía razón, Diamante había sido un ser vil, despreciable y manipulador, capaz de destruir todo con tal de salirse con la suya, pero al mismo tiempo, había sido un excelente padre al que no había que reprocharle nada, pues siempre antepuso el amor que le tenía a su hija por encima de cualquier cosa, y ese era el Diamante que Hikari conocía y con el recuerdo que se había quedado.

¿Cómo decirle a una pequeña de 6 años que su amado padre no era lo que ella creía?

- Tal vez lo mejor sea que sepas toda la verdad – dijo, observándola dormir – hija mía perdóname por los errores que he cometido. De todos, tú eres la que más sufre y la que no tiene la culpa de nada. Ni tu ni tu hermana tienen la culpa de los errores cometidos por todos nosotros – gruesas lágrimas resbalaron por las mejillas de Serena – Rini, hija, espero que me hayas perdonado.

La mujer comenzó a llorar en silencio, sacando todo el dolor y la amargura que guardara durante tantos años mientras la luna llena hacía resplandecer aquellas lágrimas como pequeñas perlas luminiscentes que eran absorbidas por el Cristal de Plata.

Moonlight destiny

Mina, Lita y Amy fueron las primeras en llegar al templo Hikawa. La rubia llevaba consigo la maleta de ropa que les donaría a Serena y a la niña.

Se dirigieron a la habitación de la antigua guerrera de la luna, pero ella no se encontraba ahí, por lo que fueron a la de Hikari.

- ¿Creen que Serena esté dormida? – preguntó tímidamente Amy, mientras Mina tocaba la puerta.

- No creo que siga siendo la misma Serena perezosa de antes – respondió Lita, con la mano en la cintura.

En ese instante, la rubia abrió la puerta.

- Buenos días chicas

- ¡Buenos días Serena! – dijeron al unísono, mientras entraban.

- ¿Cómo pasaste la noche? – preguntó la peliazul.

- Hola Hikari – saludó Lita

- Hola – respondió la pequeña.

- Bien Amy, gracias.

- Miren lo que les traje – Mina sacó de la maleta la ropa – supuse que te sentaría mejor usar ropa normal a indumentaria de sacerdotisa.

- Muchas gracias Mina – respondió Serena, tomando un pantalón y una blusa para cambiarse enseguida

- Y esto es para ti – la rubia de media cola extendió unos vestidos hacia Hikari – espero te gusten.

La niña abrió mucho los ojos, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

- ¡Qué vestidos tan bonitos! Mami, ¿puedo ponerme uno?

- Por supuesto, cariño. Dale las gracias a tu tía Mina

- ¡Gracias Tía Mina!

- No tienes nada que agradecer – la mujer sonrió ante la alegría de la chiquilla.

- ¿Ya estan todos aquí? – preguntó Serena

- No, aun faltan las outers senshi, Darien y Rei. No creo que tarden – respondió Lita.

Moonlight destiny

Las outers se encontraban en el patio del templo, esperando a Serena y las demás cuando vieron llegar a Darien y Rei. Haruka frunció el ceño al verlos, mientras Michiru ponía una mano sobre su hombro, conciliadora.

- Creo que por respeto a la princesa, deberían mantenerse ecuánimes.

- Haruka, al final de cuentas, ellos están casados. Lo que deberían hacer es hablar con ella.

- ¿Crees que sea buena idea?

- ¿Crees que le puedan seguir ocultando la verdad?

La pareja se acercó hacia el pequeño grupo de mujeres.

- Buenos días – saludó Darien

- Buenos días, Príncipe – respondió Setsuna – buen día, Consorte

La pelinegra simplemente bajó la cabeza

- Con todo respeto, Darien, ¿no crees que deberían por lo menos mantener distancia? Ella aún no sabe nada – increpó la rubia ceniza.

- ¿Cómo puedo mantener distancia de mi propio esposo? – Intervino Rei, evidentemente molesta.

- Consorte, no se ofenda por favor, pero, es que la Princesa aún no sabe nada – dijo Hotaru

- ¿Y por eso yo tengo que hacerme a un lado?

- Entonces, les sugiero que hablen con ella en cuanto puedan – acotó Michiru

- Serena y yo aún no hemos terminado de hablar, y si, por respeto a mi esposa, tengo la intención de hoy mismo ponerla al tanto de mi matrimonio con Rei – respondió Darien.

- Escuché que Three Lights está de vuelta. Su regreso tiene que ver con el nuevo enemigo, supongo yo – Setsuna cambió el tema, tratando de aligerar el tenso ambiente que se había formado.

- Así es. En cuanto terminen de arreglar unos asuntos, ellos vendrán hasta aquí – confirmó el moreno.

En ese instante, Serena y las demás salieron al encuentro de sus compañeras y Darien.

Moonlight destiny

- Debe tener alguna debilidad – Haruka estaba sentada en la cabecera de la gran mesa alrededor de la cual las nueve guerreras y Darien estaban reunidos – alguna forma de detenerla.

- Realmente sabemos muy poco del enemigo, salvo lo que Serena ha relatado. Y lo peor es que hay una calma muy sospechosa en el planeta – agregó Amy

- Sin embargo, no podemos esperar a que se manifieste para entonces planear la manera en la que defenderemos al universo – Dijo Setsuna

- Creo que lo más conveniente será realizar un campo de energía, y permanecer en guardia. Todos tenemos nuestros poderes a nuestra mayor capacidad, no será difícil enfrentarlo – agregó Darien.

- Mientras Serena puede entrenar de nuevo, tal vez eso despierte su poder otra vez – acotó Mina.

- Chicas, realmente no sé si pueda despertarlo de nuevo…

- Si nosotros la apoyamos en entrenar, a lo mejor su poder despierte.

Todos giraron su rostro para encarar a los recién llegados, topándose con Seiya, Taiki y Yaten. Al mirar a la rubia de odangos, Seiya no pudo evitar quedar impactado, reconociéndola como la joven madre de la pequeña a la que había salvado el día anterior.

Darien se levantó de su lugar, dirigiéndose a los recién llegados para darles la bienvenida.

- Seiya, Taiki, Yaten, gracias por estar aquí.

- De nada Darien – respondió el castaño – la paz del universo también nos concierne.

Las mujeres se levantaron, dispuestas a saludar.

- Bienvenidos muchachos – dijo Lita, regalándoles una sonrisa

- Gracias – Yaten asintió con la cabeza aquel gesto, pero su mirada se posó de inmediato en Mina.

- Bienvenidos, Kou – dijo Haruka, con las manos en los bolsillos, un poco distante.

- ¡Qué tal Tenoh! – Seiya le guiñó un ojo, llevándose la mano a la sien, haciendo un gesto de saludo.

Michiru se llevó la mano a los labios, conteniendo una leve risilla. Era obvio que pasara lo que pasara, Haruka y Seiya jamás limarían asperezas.

- Chicos, quiero presentarles a Serena Tsukino, Sailor Moon – dijo solemne el moreno.

Tímidamente, la aludida se acercó a los hombres.

- Hola, mucho gusto.

- Sailor Moon, es un placer conocer a la leyenda en persona – dijo Taiki

- Tu eres esa joven…- agregó un tanto embelesado Seiya, olvidando que no estaban solos.

- Y tu eres él…- Serena se sonrojó.

- ¿Cómo está la niña? – la interrumpió el pelinegro

- ¿La niña? – Darien se tensó - ¿acaso ustedes ya se conocían?

- Bueno, él ayer evitó que Hikari fuera atropellada.

Al ver la expresión de su marido, Rei decidió intervenir, harta de que se siguiera ocultando su matrimonio.

- Darien – la pelinegra se situó junto a su esposo, aprisionando su brazo. El hombre le dirigió una mirada, para luego hablar a todos los presentes.

- Si me permiten, hay algo que debo hablar con Serena… en privado.

Mina, Amy y Lita se tensaron, por lo que en silencio se apresuraron a abandonar el lugar, lo mismo Three Lights. Setsuta y Hotaru entendieron enseguida lo que venía, y Haruka y Michiru simplemente fruncieron el ceño, no muy de acuerdo con ello, pero sin más opción, también salieron de la pieza, dejando solos a Darien, Rei y Serena.

- ¿Qué ocurre?

- Serena, así como tu seguiste con tu vida, y te viste obligada a casarte con alguien que no estaba en tu destino y viniste con una niña, la cual aceptamos por ser tu hija, aquí en la Tierra todos seguimos con nuestras vidas – Rei trató de ser lo más conciliadora posible

- Serena, yo… jamás pensé que volverías, por lo que, como dice Rei, todos tomamos decisiones y caminos diferentes…

- No entiendo de qué están hablando.

- Serena – la pelinegra guardó silencio, buscando las palabras adecuadas – Darien necesitaba una mujer que lo apoyara, que estuviera a su lado y bueno, las cosas se dieron…

- Serena, Rei es mi esposa – lo soltó así sin más.

Para la rubia, aquella noticia le cayó como un balde de agua fría. Si, era lógico que cada quien hubiera seguido su vida, pero jamás pensó que Darien y Rei hubieran terminado juntos, aunque, antes que todo se supiera, salieran un par de veces.

La mujer sintió como su corazón se hacía añicos, pues, en su fuero interno, tenía la esperanza de que el hombre la aceptara con su hija, aunque aquello ya se estaba desvaneciendo al ver cómo había reaccionado ante Hikari.

Con una sonrisa melancólica y los ojos cristalinos, Serena los confrontó.

- Me da mucho gusto que ustedes estén juntos.

- Serena – el hombre trató de adelantar una mano hacia el rostro de la rubia

- No te preocupes. En verdad estoy bien. Debí haberlo imaginado y en serio, me da gusto que estén juntos porque Rei es una gran mujer, es fuerte, valiente y ella es la indicada para estar a tu lado.

- Serena… - ahora fue ella quien se acercó, sintiendo por primera vez pena por su amiga.

- Por mí no se preocupen – la mujer movió la cabeza – de verdad estoy bien.

En ese momento, los tres voltearon hacia la ventana, pues comenzaron a escuchar gritos provenientes del patio del templo. Mina irrumpió de nuevo en la sala, abriendo con violencia la puerta.

- ¡Nos atacan! – gritó.

Moonlight destiny

El templo y parte del distrito estaba siendo invadido por horribles esqueletos, los cuales solo emitían quejumbrosos gemidos de sus descarnadas gargantas, mientras aniquilaban todo a su paso. En el cielo, como un ser sacado del infierno, el Ángel de la Muerte levitaba, mientras negros nubarrones cubrían el sol, haciendo una imagen apocalíptica.

- ¡El Planeta Tierra será mio! – tronó la mujer.

- ¡Eso si te lo permitimos!

El ángel giró el rostro hacia el suelo, descubriendo a los guardianes del planeta. Soltó una carcajada, ordenándole a los cadáveres que atacaran.

En Tierra, las Sailors estaban ya transformadas, incluyendo a las Starlights. Tuxedo Mask dio la orden de ataque y comenzaron a enfrentarse al ejército del infierno.

La alada mujer empuñó su mano descarnada con rabia, pues los guardianes de la Tierra eran más fuertes de lo que había pensado.

Escondida tras uno de los pilares del templo, Serena observaba todo. Deseaba ayudarlos, pero al mismo tiempo un miedo cerval se había apoderado de ella. Encaraba de nuevo al ser causante de la destrucción de Némesis, y al mismo tiempo a quien le debía su libertad. Además, se sentía inútil, pues el Cristal de Plata seguía sin responder.

- ¡Eternal Sailor Moon, transformación! – gritó, pero de nuevo nada sucedió.

En ese instante, se dejó escuchar un grito infantil, pues la niña, al ver de nuevo todo aquello, no pudo evitar recordar lo sucedido en su planeta natal.

Una luz plateada fue emitida de la frente de la pequeña, revelando la luna menguante y la creciente, lo que hizo que la marca lunar de Serena también se revelara, emitiendo un brillo dorado.

La atención del Ángel de la Muerte se concentró en aquél espectáculo, mientras todos los demás luchaban contra los seres descarnados.

- ¡Hikari! – Serena corrió hasta su hija, abrazándola.

- La familia de la Luna eclipse está aquí… ¡una familia que no debe existir!

La mujer voló a toda velocidad, con las manos engarfiadas dispuesta a atacar a madre e hija quienes estaban indefensas.

- ¡Debemos protegerla! – gritó Sailor Uranus, librando su propia batalla.

- ¡Laser de Estrella Fugaz! – Sailor Star Fighter dirigió su ataque hacia el ángel mientras las outers formaban una barrera de energía alrededor de la rubia y la niña.

Las inners repelían el ataque de los esqueletos, Healer y Maker unieron sus ataques al de Fighter y Tuxedo Mask usó el poder del Cristal Dorado.

- ¡Me las van a pagar! – gritó encolerizada la mujer – ¡Jamás podrán contra mí, el Ángel de la Muerte! Príncipe de la Tierra, qué estúpido eres al proteger a quien será tu ruina, y tú, maldita princesa, te mataré a ti y a tu bastarda hija, me apoderaré del Cristal de Plata y la Tierra será mia– tronó el ángel.

Y sin esperar más, desapareció, mientras los esqueletos se volvían polvo y todo regresaba a la normalidad.

Cansadas por la batalla, las scouts se reunieron rápidamente con Serena, Hikari y el pequeño grupo que las había protegido.

- ¡Serena! ¿Estás bien? – preguntó Sailor Jupiter

- Si – respondió la rubia, acunando a Hikari entre sus brazos.

- Ese ser… eso que dijo es como una profesía– comentó Sailor Neptune, preocupada.

- Lo importante ahora es proteger a la princesa, pues en cualquier momento puede volver a atacar el templo, y con ello, matarla.

- Aún tengo mi departamento de soltero. Ahí puedes estar segura – inquirió Tuxedo Mask

- No Darien, gracias, pero no quiero importunar ni a ti ni a Rei – dijo sutilmente Serena, tensando a todos

- Si a ustedes les parece bien, Sailor Moon puede quedarse en nuestro departamento – dijo Sailor Star Fighter mientras Healer y Maker la miraban desconcertadas.

- Fighter – murmuró la platinada – no creo que…

- Ella y la niña estarán sanas y salvas, y nosotras podremos protegerlas. Además, podemos ayudarle a entrenar – continuó la pelinegra, sin hacerle caso a su hermana.

- Perdona, Sailor Star Fighter, pero no creo que nuestra princesa esté más segura con ustedes que con nosotras – Sailor Uranus estaba a la defensiva.

- Uranus, está bien. Acepto la ayuda de Sailor Star Fighter – respondió firme Serena.


Hola Bombones!

Uff! Ahora sí me tardé en actualizar, pero entre que terminé Dulce tentación, inicié Fuego de Infierno y que la inspiración se había ido se me fue el tiempo.

Espero les guste este capítulo porque como que hubo por ahí ciertos errores técnicos que la verdad no me convencieron, pero ya tenía que subir nuevo capitulo.

Gracias todos por sus reviews!Esta vez no les contesto pero prometo que en la próxima actualización les respondo :)

Nos leemos pronto! Besos estelares! :*