9. Sentimientos

Las mujeres, Darien y los Three Lights estaban en el patio del templo, esperando que Serena saliera. Formaban pequeños grupos, siempre alertas, entre que comentaban lo sucedido con el enemigo y lo que pasaría a continuación en sus vidas privadas.

Y es que, aunque no lo quisieran, el hecho que Serena supiera la verdad respecto a Rei y Darien afectaría la amistad de todas, además que las outers habían decidido proteger a la Princesa de la Luna y a su hija y ahora Three Lights estaría involucrado en dicha protección, algo que no le gustaba para nada a Haruka.

Ya no tenía nada contra Seiya y compañía, pero no le terminaba de convencer el repentino interés de ese sujeto hacia la rubia, pues apenas y la conocía.

Dentro de la habitación, Mina ayudaba a su antigua princesa a empacar.

- ¿Por qué decidiste invitar a esa mujer a nuestro departamento, Seiya? – Yaten lo interrogó, cruzado de brazos – Tenoh no te ha quitado la vista de encima y Darien no se ve muy contento con tu ofrecimiento.

- Ella necesita un lugar seguro donde quedarse. El Ángel de la Muerte ya sabe dónde se encuentra y no me pareció muy buena idea el alojamiento de Darien – respondió con las manos en los bolsillos el pelinegro, sin dejar de observar a Haruka.

- Debemos de estar muy atentos, Seiya. Recuerda que también vinimos a defender la Vía Láctea, no a proteger a Sailor Moon – lo reprendió Taiki.

En ese instante, ambas rubias salieron con la pequeña platinada y la maleta de ropa que Mina les había llevado. Todos se tensaron al momento de verlas.

Gentilmente, Seiya se acercó a ayudarlas.

- ¿Están listas? – dijo, ofreciéndole la mano a Serena para que bajara las escaleras.

- Si – respondió ella, evitando mirar a los demás.

El pequeño grupo se dirigió a la entrada principal del templo Hikawa, seguido por las scouts y Darien. Éste último tomó del brazo a Seiya.

- La vas a cuidar, ¿verdad?

- Por supuesto. Ella estará mejor con nosotros que en este templo donde corre peligro.

La boca del moreno era una línea firme

- Por favor, cualquier cosa que ella necesite, házmelo saber. No escatimes en gastos. Quiero que ella esté bien como si yo mismo fuera quien la protegiera.

- Creo que lo mejor que puedes hacer en este momento es concentrarte en la batalla y en tu esposa – le respondió firme el pelinegro

- Ella me importa más de lo que te imaginas – Darien frunció el ceño.

- Si te hubiera importado, habrías ido hasta los confines de la galaxia a rescatarla – Seiya se soltó del agarre de Darien y siguió caminando.

El hombre tensó la mandíbula, enojado. Eran amigos, sí, pero eso no le daba derecho a hablarle de esa forma, además, ¿por qué de pronto Seiya se mostraba sumamente interesado en Serena, cuando, él daría todo por él? Antaño, el pelinegro era su más fiel protector, pero ahora, parecía que las lealtades habían cambiado. Y luego estaba la pequeña platinada, vivo retrato del imbécil causante de su desdicha.

Avanzaron hasta el automóvil de vidrios polarizados que esperaba a los cantantes, mientras Taiki abría la cajuela para guardar la maleta de Serena. Seiya abrió la portezuela, esperando que madre e hija entraran.

- Serena, avísanos si necesitas algo – dijo Lita, tomándola de las manos

- Gracias, chicas.

La rubia le dedicó una leve mirada al grupo y se introdujo en el auto junto con su hija.

- Aunque esté en casa de ellos, nosotros estaremos cerca, vigilando – le dijo Haruka a sus compañeras.

- Debemos de confiar en Three Ligths, mientras, podremos ver la manera de proteger el planeta – agregó Setsuna.

Taiki tomó su lugar como conductor, mientras Yaten abría la portezuela de copiloto y Seiya se dirigía al otro lado del carro.

- Mami, ¿estaremos bien? – preguntó Hikari, abrazada de su madre.

- Si mi amor, vamos a estar bien.

Y el auto se puso en marcha.

Moonlight Destiny

Había caído la noche cuando por fin llegaron al departamento, después de haber tenido un día ajetreado en la disquera, ido al parque de diversiones y pasar a cenar unas hamburguesas.

Hikari estaba feliz. Después de haber pasado por tantas emociones para una pequeña de su edad, el haber ido al parque de diversiones como una niña normal terrestre y el tener a lado a una persona tan paternal como Seiya le había reconfortado bastante, y eso era algo que Serena apreció.

Rápidamente, los hombres le mostraron el apartamento, diciéndole que podía disponer de él como deseara para su bienestar y el de la platinada, y una vez las instalaron en sus respectivos cuartos, todos se dispusieron a descansar, pues al día siguiente, habían acordado comenzar a entrenarla para que despertara como Sailor Scout de nuevo.

Moonlight Destiny

Serena estaba sentada en la cama, observando la luna desde su ventana. Su habitación se encontraba completamente a oscuras y ella llevaba un camisón corto de tirantes, cortesía de Mina Aino y el largo cabello suelto; no podía evitar sentirse triste.

Le dolía lo de Darien y Rei, aunque trataba de entenderlo y tomarlo de la mejor manera, no podía. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas cuando la puerta se abrió lentamente. Serena se limpió rápido.

- Discúlpame si te he despertado – dijo Seiya, asomado en la puerta.

- No te preocupes, pasa – lo invitó.

El hombre cerró la puerta tras de sí y se acercó a la cama, sentándose. Serena recogió sus largas piernas y las abrazó.

- ¿Estás bien?

La mujer negó con la cabeza. El pelinegro frunció el ceño.

- Princesa, sé que has vivido momentos difíciles con tu hija, y que no te esperabas lo de Darien, pero, la vida sigue y ellos siguieron con las suyas. Tú tienes que ver ahora por tu futuro, por buscar la paz del universo. Eres fuerte, eres Sailor Moon.

- Esa persona de la que hablas quedó atrás hace mucho tiempo – la rubia bajó la cabeza – si realmente hubiera sido fuerte, habría luchado un poco más. ¡No me hubiera dejado vencer por Diamante! – Serena se llevó las manos a la cara, perdiendo la compostura.

Seiya puso sus manos sobre los hombros de ella, haciendo que ésta diera un respingo y lo encarara.

- No puedes lamentarte por lo que ya pasó cuando se avecinan cosas difíciles. Ahora es cuando debes luchar y dar todo de ti.

- Ya no tengo poderes. El Cristal de Plata no responde.

- Harás que despierte, estoy seguro.

- ¿Por qué me dices todo esto? ¿Por qué piensas que puedo ser quien era cuando las cosas son muy distintas a lo que deberían ser? – Serena estaba intrigada

- Porque creo en ti – el hombre esbozó una sonrisa – siempre he creído en ti, desde hace mucho tiempo, sin siquiera conocerte.

- Seiya, ¿Quién eres?

Él miró hacia la ventana

- Soy una estrella fugaz que viajó desde un planeta muy lejano, guiado por tu hermoso resplandor – la rubia se sonrojó – siempre te percibí, aun cuando no estabas aquí. Él tenía parte de ti…

- Seiya…

- Serena, no te rindas. Hay muchas personas que confían en ti, y tienes que luchar por la persona más importante de tu vida, aquella que cree ciegamente en ti y que duerme justo al lado de esta habitación…

En ese instante, Serena observó los ojos azul zafiro que la miraban con intensidad. No recordaba que alguien le mirara así, ni siquiera Darien cuando tenían una relación. Seiya era diferente, y sin embargo, resultaba todo un misterio para ella.

Estaba claro que era, junto con Yaten y Taiki, una sailor scout, aliadas de sus amigas y de Darien, pero, ¿de dónde venían? ¿Cómo sabían qué ocurría? ¿Por qué Seiya le hablaba de esa manera si nunca se habían conocido antes? No, no tenía respuestas, aun no, pero podía sentir en su pecho una calidez que reconfortaba su corazón.

"La sailor que nace del amor derrotará a la muerte" Recordó la profecía de Hotaru "Tu eres Eternal, Eternal Sailor Moon"…

- Luna me dijo que habían venido unas guerreras, desde muy lejos, buscando a su princesa perdida…son ustedes, ¿no es así?

El pelinegro asintió.

- Pero, ¿cómo…?

En ese instante, un relámpago rasgó el cielo, y se dejó escuchar un trueno. Ambos voltearon hacia la ventana.

- Creo que va a caer una tormenta – dijo él, desviando el tema

- Creo que sí – le respondió ella.

- Será mejor que descanses – Seiya le tomó ambas manos, dirigiéndolas a sus labios y depositando un cálido beso en ellas.

En ese instante, la puerta se abrió de nuevo, recortando a contra luz la pequeña figura de Hikari. Llevaba un camisón que le llegaba a los tobillos y el cabello suelto.

Serena y Seiya miraron la figurita, parada en el umbral, mientras otro rayo junto con un trueno se dejaban sentir en Tokio.

- ¿Qué ocurre, mi cielo? – preguntó la rubia

- Mami, tengo miedo – respondió la niña.

Seiya se incorporó, dirigiéndose a la niña para tomarla en brazos. La pequeña le rodeó el cuello y enterró su rostro contra su pecho.

- Tranquila Lucecita*, todo estará bien – le dijo, al tiempo que la reconfortaba y se dirigía de nuevo al lecho de Serena.

La mujer hizo un hueco con su cuerpo, recostándose, mientras Seiya depositaba a la niña, quien de inmediato se aferró a su madre, y se sentó de nuevo.

- Seiya, cuéntame un cuento – le dijo Hikari.

- Voy a hacer algo mejor, Lucecita, voy a cantarte.

Seiya comenzó a entonar aquella dulce melodía que alguna vez cantara cuando buscaba desesperado a su princesa, mientras la platinada se quedaba poco a poco dormida.

Serena se sentía extraña, pero tranquila. Estaba bien, sabiendo que el pelinegro suplía de cierta forma ese cariño paterno que tanto necesitaba su hija, y que la niña se sentía cómoda y feliz.

Cuando el hombre terminó de cantar, ella lo miró con una ligera sonrisa. Hikari se había quedado dormida.

- Es una canción hermosa, Seiya.

- Es una canción que entonamos, hace mucho tiempo, para alguien muy especial.

La rubia lo miró, interrogante, queriendo sacar el tema sobre quienes eran realmente de nuevo.

- Te prometo que después te contaré todo – el pelinegro se acercó a ella, deslizando sus dedos por su barbilla y depositando un tierno beso en su frente – descansa, Bombón.

- Hasta mañana, Seiya.

El hombre se levantó, dio una última mirada al lecho donde madre e hija descansarían y salió de la habitación.

Moonligth Destiny

Seiya cerró la puerta, quedándose parado unos momentos frente a ella, mientras otro trueno se dejaba sentir. Soltó un suspiro y se dirigió a la sala de estar, donde se encontraban sus hermanos.

- ¿Ya se durmieron? – preguntó Taiki, mirándolo sobre sus lentes

- Así es. Ambas duermen en una sola habitación – respondió Seiya, tomando una taza de café que amablemente Yaten le ofrecía.

- Creo que te estas involucrando demasiado – dijo el platinado – Ella no es parte de nuestra misión.

El pelinegro no dijo nada. Simplemente tomó asiento, llevándose a los labios la taza con la bebida humeante.

- Yaten tiene razón. Esa mujer es custodiada por Uranus y las outers. Nosotros deberíamos centrarnos solo en ayudar al Príncipe Endymion y derrotar al enemigo.

- Para ustedes es muy fácil decirlo – Seiya rompió su silencio – tu, Yaten, conociste el amor, teniéndola a ella, y tu Taiki, aunque te resistes, estás enamorado de Mizuno. Ambas son reales y de una forma u otra, pueden estar con ellas cuando gusten, pero yo… - el hombre colocó la taza de café en la mesilla de centro y se levantó, dirigiéndose a la ventana – la amé sin siquiera conocerla, aquél día, hace diez años, cuando nos topamos con Chiba en el aeropuerto, cuando sentí su luz en él.

Ambos hombres lo miraban en silencio

- Creí que me volvería loco – continuó – porque, llegué a pensar que en verdad lo amaba a él, pero cuando descubrí que realmente se trataba de ella, yo… - hizo una pausa, encarándolos – ella es real, ella está aquí, sola, desdichada, con su hija. El amor de su vida se casó con otra y ella está desprotegida.

- Seiya, no eres la Madre Teresa de Calcuta.

- ¡Ya sé que no lo soy, Taiki! – se llevó las manos a la cabeza, desesperado – pero, ¿qué puedo hacer, sino brindarle todo mi apoyo aun si no me corresponde?

- Esto nos puede meter en graves problemas – acotó Yaten, fastidiado – Aunque Chiba esté casado, es obvio que para él, Serena es muy especial. En cuanto sepa tus intenciones, se enojará mucho y eso puede traernos problemas a todos. ¡Nuestro único deber es salvar la galaxia y cumplir como las sailor scouts que somos!

- Voy a cuidarla hasta donde yo pueda – respondió Seiya, mirando retador a su hermano - no me importa si tengo que hacerlo como hombre o como mujer.

- Bueno, ya basta – Taiki interrumpió aquella discusión que no iba para ningún lado – de todos modos, tenemos que estar atentos a lo que pueda ocurrir, y eso la incluye a ella. Yaten.

- Dime

- ¿Qué hay de la niña?

- Su resplandor es muy extraño – el platinado juntó sus manos, pensativo – no detecto en ella ningún poder como sailor scout, no creo que pueda transformarse en una.

- Bueno, por lo menos estamos seguros que el Cristal de Plata no reaccionará en sus manos, en caso de que haya un poco de la maldad de su padre en ella – agregó Seiya.

- Es que ese es el problema – dijo Yaten – en efecto, la chiquilla no es una sailor scout, pero posee el poder de la Luna Menguante. Puede manipular el Cristal Oscuro a su antojo si ella desarrollara su poder y entonces alterar el flujo de energía del Cristal de Plata.

- Me estas confundiendo, Yaten – Taiki se retrepó en su asiento - ¿es o no una sailor scout? Porque, en todo caso, ella sería Sailor Némesis.

- No es una sailor scout – reafirmó – pero tiene el mismo poder que la Princesa Kakyuu o inclusive, que la mismísima Princesa de la Luna.

- Eso quiere decir qué…

- Tiene un linaje real puro, gracias a que es hija de la conjunción de la Luna Creciente y Menguante, conectado a su planeta madre. Si ella es manipulada o cae en manos enemigas, el poder que pueden obtener de ella será impresionante. En otras palabras, estamos frente a la nueva Princesa Diamante; puede ser tan benévola como su madre o tan destructiva como su padre.

Moonlight Destiny

Los días comenzaron a transcurrir; las outers habían formado una barrera en torno al planeta Tierra, con ayuda del príncipe, para evitar ser atacados por el Ángel de la Muerte, mientras el entrenamiento de Sailor Moon comenzaba.

Sin embargo, eso no fue suficiente, pues los esqueletos seguían apareciendo, pero eran rápidamente repelidos por las sailor scouts, aunque, se les hacía bastante sospechoso que la espectral mujer, líder de los descarnados, no hubiera aparecido desde la vez del templo Hikawa.

Three Lights dedicaba su vida a la escena musical y a la protección, innecesaria a gusto de Yaten y Taiki, de Serena y Hikari, apoyando en todo momento a sus compañeras terrestres y a la rubia en sus entrenamientos, sin éxito alguno, pues el Cristal de Plata seguía sin responder.

Yaten había tomado el rol de institutor de Hikari, tratando de enseñarla a encauzar su poder, tal vez, en un afán por poder sacar a flote el instinto paterno frustrado.

El platinado siempre había tenido el don de percibir el resplandor de las semillas estelares, además de ser un gran sanador, por eso, había tomado bajo su tutela a la niña, para que la pequeña supiera como actuar cuando llegara el momento de desarrollarlo, pero la pequeña, al igual que su madre, parecía tener ese poder dormido.

En cuanto a Mina, trataba de mantener distancia frente a los demás, y ella lo entendía, pero al amparo de la noche y teniendo a las estrellas como sus aliadas, daba rienda suelta a su amor.

Taiki seguía con su conflicto interno acerca de Amy. No había tenido la oportunidad de acercarse a ella, y tampoco le importaba mucho. Su misión era más importante que cualquier cosa en el mundo, así que decidió, si salía bien todo y se daba la oportunidad, hablar con ella, y si no, no había problema.

El que cada día iba de mal en peor era Seiya, pues conforme pasaba el tiempo, su relación con Serena se hacía más estrecha, haciendo que se enamorara cada vez más. Se había vuelto su incondicional, siempre consolándola o apoyándola y la rubia había encontrado en él el confort que Darien no le había dado.

De todos modos, ella no quería involucrarse con nadie; aun estaba dolida por lo de Darien pero tenía que ser fuerte para su hija y dar lo mejor de sí tratando de ser una scout de nuevo, aunque sus esfuerzos fueran inútiles. Sabía que el tiempo se le acababa y presentía que muy pronto, tendría que enfrentar a ese ser tan temible.

Por otro lado, Darien no la estaba pasando nada bien. Increíblemente, y aunque tenía muchas responsabilidades como esposo y príncipe, eso no era lo que agobiaba al moreno, sino la creciente relación entre Serena y Seiya.

Se llegó a cuestionar si estaba celoso de Serena por la atención de Seiya, pues éste era su amigo, aquél incondicional con el que viviera muchas cosas antaño y que todos creían que había algo entre ambos hombres. Lo cierto era que no, el amor que sentía por Sailor Fighter era filial y nada más, y sabía que era correspondido de la misma manera. Fue por eso que descubrió que sus celos no eran por Serena, si no por él, su amigo, protector y apoyo, Seiya Kou, Sailor Star Fighter.

Le molestaba verlo con la rubia, ver las atenciones y todas las muestras de afecto posibles y que ella parecía corresponder. ¿Por qué hacía eso si sabía que Serena y él habían estado comprometidos? Él todavía amaba a Serena y si no hubiera sido porque estaba casado, poco le hubiera importado que ella ya hubiera sido mujer del maldito Príncipe de Black Moon.

Pero no, Rei existía, era su esposa, Seiya existía, la estaba rondando y existía ella, el ser que le recordaba día a día aquella utopía que no existir. Con sus enormes ojos de conejo asustado y su larga y platinada cabellera peinada en cuatro trenzas con odangos dobles, ella era la cicatriz viviente que no podía sanar pero que se encontraba ahí, latente, aun a flor de piel, masacrando su conciencia al percibir en ella la hija que no pudo nacer, y la odió por eso.


* Seiya llama a la niña "Lucecita" porque Hikari significa Luz en japonés :)

Hola Bombones! Les traigo un capítulo más de este fic. Increiblemente, la inspiración volvió a mí jaja

Perladmar: Muchas gracias por tu interés en mi historia y en las actualizaciones, y me da gusto que te esté gustando este fic. Espero que la inspiración no vuelva abandonarme y pueda publicar más seguido.

Coni: Muchas gracias por tu review! Pues si, todo es cuestion de aceptación, y de aquí para adelante, las cosas se pondrán un poco dificiles, no solo por las rivalidades amorosas, sino porque la batalla final se avecina y Sailor Moon aun no despierta. Saludos!

Me despido Bombones, nos leemos pronto y como siempre los invito a pasar por mi página en FB, me encuentran como Gabiusa Kou, de igual manera, los invito a unirse a nuestro grupo Constelación estelar. Que tengan lindo día! Besos estelares! :*