Hola.
Free! Iwatobi Swim Club / Eternal Summer no me pertenecen.
.
.
.
Se dice del amor no correspondido
.
.
.
Resumen: Serie de historias de desamor, tragedia, malentendidos, peripecias dolorosas, desgracias y amores no correspondidos.
En otras palabras: Makoto escoge irse en otro tren. *Si entiendes lo que quiero decir*
Advertencias: Antes de iniciar con este proyecto de "Se dice del amor no correspondido" tenía planeado escribir una serie de fics -de one shots y pequeños momentos- de amistad entre los chicos de Free! y de amor MakoHaru que se llamaría "Aves del mismo plumaje vuelan juntas". El plan era tener un espacio para las pequeñas historias MakoHaru que se me ocurren pero que me da pereza convertirlas en un fic más grande; sin embargo, cuando quise armar la serie de momentos MakoHaru, me di cuenta de que había escrito más historias de amor no correspondido entre ellos, que de amor. Así que "Aves del mismo plumaje vuelan juntas" ni siquiera voló.
.
Se dice del amor no correspondido
Aves del mismo plumaje vuelan juntas
Resumen: "Estaba impresionado de que, como siempre, era el tipo de persona que se llevaba bien con cualquiera. No sólo Makoto, Kisumi era también del mismo tipo. Eso debía ser lo que llamaban "las aves del mismo plumaje vuelan juntas". Fragmento de la novela High Speed.
.
Aves del mismo plumaje vuelan juntas
.
Han pasado unos cuantos años desde que terminaron la secundaria e iniciaron su vida de adultos. Los cambios en sus rutinas y la distancia de sus nuevos apartamentos se esforzaron por ser obstáculos; pero a la hora de la hora, nada se interpuso entre la amistad de todos.
Tenían muchísimos intereses en común y sus caminos terminaban cruzándose de un modo u otro. Inclusive: los unía el interés más fuerte: el romántico. Además, el auge de la tecnología les facilitaba el contacto y estar enterados de la vida de los otros.
Cabe aclarar que la relación entre Sousuke y Haruka continuaba siendo algo distante y muy competitiva, pero a la ecuación de amigos se habían unido nuevas variantes que enriquecían sus salidas y actividades juntos.
Bajo alguna desconocida alineación de estrellas lograron reunirse todos: lo cual no sucedía a menudo, pues reunir a la familia Matsouka resultaba difícil cuando uno vivía en Australia; y reunir a los miembros del equipo de Iwatobi y de Samezuka era difícil cuando se trataba de que ocho agendas coincidieran. Pero un fin de semana lo lograron: todos estaban en Tokio.
Después de todo, les apasionaba la natación y, el día anterior, dos de sus mejores amigos acababan de lograr un cupo en los Juegos Olímpicos. Inclusive la familia Tachibana había logrado asistir aunque fuera solo el día del evento.
Los jóvenes celebraron como celebran los atletas: una fiesta que termina antes de que inicien otras, pues unas cuantas horas después de nadar ya la adrenalina se ha esfumado y solo queda extenuación.
Dado que la fiesta se debió posponer y los atletas deben cuidar sus dietas; escogieron verse para el desayuno y, más tarde, Rin y Haruka que ya han dejado las instalaciones deportivas, se unirían a los otros en el hotel que eligieron para su última noche.
Es justo en el desayuno cuando Haruka se dio cuenta que si bien él se desplomó en su camastro la noche anterior; no fue así para el resto de sus amigos. Poco a poco, algunos porque lo han dicho, otros porque llegaron juntos o se nota, descubrieron que la mayoría de sus amigos pasaron la noche con alguien.
Rin durmió con Nitori; Sousuke con Momo; Gou con Sei; Rei con Nagisa.
Por los comentarios de Nagisa; por la forma en que Rin y Gou pelean; por el mordisco de Nitori en el cuello; por la tensión entre Sousuke y Seijuro. El tiempo que compartieron todos juntos en el desayuno brindó la suficiente información para saber quién durmió con quién.
—Parece que somos los únicos que no hemos tenido suerte—murmuró Makoto, en algún momento de quietud. Haru fue el único escucha.
Y la voz suave de Makoto, como si estuviera soltando un deseo; la mirada casi soñadora, como si estuviera viendo una ilusión, y la tibieza que provenía de su cuerpo, no dejaron a Haruka en paz.
Empezó a sentirse extraño: una pesadez en el estómago, un dolor en el pecho, una angustia en la garganta. Era consciente de la cercanía de Makoto: él, simplemente, era parte de su vida; pero Haruka sabía que lo quería más cerca, y solo había una forma de conseguir esa cercanía.
Ahora que había desaparecido la presión inmediata de las clasificaciones y estaban en un ambiente tremendamente relajado, Haruka empezó a pensar en todo lo que Makoto hacía por él, en todos sus pequeños y grandes gestos hacia él que iban más allá de una simple amistad.
Makoto era más que un amigo. Pero aun no podía llamarlo amante. Aunque empezaba a sentir la vibración en su cuerpo de cuando quería algo. Estaba dispuesto a devolverle a Makoto su dedicación y cariño. Makoto lo cuidaba y le dedicaba tanto tiempo como si fueran una pareja, ya era el momento de corresponderle los sentimientos.
Después de todo, era obvio que Makoto estaba enamorado de él.
.O.o.O.
Cuando Haruka escuchó que Rin se encargaría de la reservación del hotel, pensó que podría traer consecuencias; sin embargo, no comentó nada porque requería esfuerzo y estaba la posibilidad de que entonces le pidieran que se encargara él.
Una parte de sí mismo, se recriminó por no haber señalado que Rin, simplemente, no sabía reservar habitaciones. Porque el hombre reservó habitaciones sencillas, y el ánimo estaba tan amoroso que los arreglos se hicieron y ninguno mencionó como inconveniente que solo había una cama.
Quizá el inconveniente era solo para Haruka; quien apenas tenía unas pocas horas de aceptar su amor por Makoto y aun no sabía cómo lidiar con eso. Habría preferido tener un poco más de tiempo para planear su confesión antes de dormir en la misma cama de Makoto.
—No estoy listo—dijo Haruka en voz alta cuando estuvo de frente a la cama en el centro de la pequeña habitación.
Makoto tras él carraspeó, y antes de que ocurriera algo más, Haruka hizo lo que mejor sabía: entró al baño. En la bañera, aclaró algunos de sus pensamientos y se relajó lo suficiente y apenas tuvo tiempo de ponerse de pie cuando eyaculó con el nombre de Makoto en los labios.
Después de asearse, salió y se encontró con Makoto, que caminaba indeciso cerca de la puerta. Al verlo, se sobresaltó.
—Fui a la recepción. No hay habitaciones dobles disponibles—le explicó—. Pero pueden darme otra habitación simple—le dijo con una sonrisa demasiado amplia que hizo a Haruka entrecerrar los ojos—. ¿Te… te molesta dormir solo?—preguntó suavemente como si tuviera miedo.
Haru soltó un bufido.
—Por supuesto que no.
Makoto, aun nervioso, asintió, y después de disparar un ligeramente agudo buenas noches, giró el pomo de la puerta y se fue.
Haruka tardó un pestañeo largo en entender lo que acababa de ocurrir. Se prometió que al día siguiente, considerando que regresarían juntos a Iwatobi, aclararía sus sentimientos con Makoto.
.O.o.O.
Makoto no llegó a desayunar. No se despidió de Sousuke y Rin quienes fueron los primeros en irse; a medio día cuando se separaron de Gou y los hermanos Mikoshiba, tampoco había llegado ni se había comunicado.
A penas se reunió con ellos en el lobbie del hotel cuando se disponían a recoger sus maletas para marcharse. Y ni siquiera parecía que estaba con ellos. Había olvidado todo, ni siquiera dio una excusa por su ausencia, revisaba su celular cada dos segundos, tenía las mejillas rojas y estaba horrorosamente pendiente de la hora.
Sin embargo, lo que molestó a Haruka fue que se olvidara de él y del helado que se suponía debían compartir. Nagisa se rio ruidosamente cuando Makoto prometió que traería un helado para Haruka y regresó quince minutos después sin nada, y con una cara extrañada e inocente preguntó que por qué lo miraban tan extraño.
Dado que los planes del helado se esfumaron y Makoto ni siquiera parecía darse cuenta, Haruka apresuró a todos para regresar a las habitaciones; con el objetivo de tener un tiempo a solas con Makoto.
Estaba todo decidido. Makoto sería suyo en cuestión de minutos.
El silencio era espeso cuando entraron a la habitación. Se movieron, con cuidado, rebuscando que no hubiese quedado nada. Antes de que Haruka cerrara el zíper de su bolso, escuchó a Makoto titubear:
—Haru. Yo... tengo que decirte algo.
Haruka asintió. Se dio media vuelta para mirarlo a los ojos y no pasó desapercibido la leve capa de sudor en su rostro, como si Makoto realmente estuviera nervioso por algo, además había un tic en su boca, como si estuviera conteniendo una sonrisa. En general, era una expresión rara. Una parte de él parecía desolada y otra parecía esforzarse en superar la desazón. Parecía muy feliz y, a la vez,muy asustado.
La pesadez que había en Haruka desde el día anterior empezó a volverse muy fría, y un presentimiento de peligro lo estremeció.
—No… Yo no regresaré en el mismo tren.
—¿Qué?
—Yo... no... no regresaré en el mismo tren.
—¿Por qué?
Haruka no sabía qué estaba preguntando exactamente. ¿Por qué no regresaba en el mismo tren o por qué carajos estaba tartamudeando?
—Me quedaré un poco más aquí—aclaró Makoto.
—¿Por qué?
—Porque... porque... Aun no puedo regresar.
—¿Por qué?
Ahora no sabía si quería saber las razones por las que no podía regresar o las razones por las que le estaba mintiendo.
Ante la falta de respuesta, Haruka debió hacer uso de su capacidad de análisis:
—¿Te están cobrando otro día por la habitación? ¿Debes quedarte otra noche?
—Oh. No. Haru, sobre eso... Era mentira. No conseguí ninguna otra habitación. Le pedí ayuda a alguien...
—Pudiste haber dormido aquí—lo interrumpió.
A Makoto no se le daba bien mentir; aunque sí tenía cierta tendencia a ocultar lo que pensaba; sin embargo, cuando se sinceraba, era crudamente sincero.
—Haru, sabes que jamás haría algo así. No si eso te incomoda.
—Hemos compartido la cama.
—Cuando éramos niños.
—Pudimos haberlo hecho.
Otra vez el silencio. No era usual que Makoto guardara silencio. Makoto comprendía y rellenaba silencios; nunca Makoto había sido la causa de uno.
—En fin... por eso es que me marcharé en el último tren—dijo como si hubiera dado una explicación.
Haru decidió ignorar que aun no le quedaba claro por qué se marcharía en el último tren y respondió:
—Entonces, yo también.
—Oh, oh... claro... Sí, tú…
—No quieres que me quede—sentenció Haruka, después de leer el lenguaje corporal de Makoto, que hizo una expresión como si dentro de sus planes no hubiera considerado lo que Haruka acababa de sugerir.
—No es eso, Haru—dijo, su voz sonó cansada, y Haruka supo que se acercaba a la verdad—. Es solo que el tiquete es caro.
El esfuerzo de Haruka por contener su expresión de fastidio fue enorme; justo cuando pensaba que se acercaba al verdadero motivo…
—Eso no parece importarte a ti.
—Haru...
—¿Estás molesto por qué no compartimos la habitación? —soltó.
—No. No. Al principio...—suspiró, y empezó a mostrar sus verdaderas intenciones—. Ayer… me sentí un poco mal, pensé que me rechazabas, que no me querías.
—No era esa mi intención.
—Ahora, lo entiendo. Oh, Haru. Ahora entiendo muchas cosas.
Haru frunció el ceño. De nuevo, la expresión de Makoto era rara: contradictoria. Por un lado, parecía implorante y deseosa, pero había una sombra de tristeza. Makoto parecía desdichado, pero totalmente comprometido a superar su miseria.
—No está bien para amigos dormir en la misma cama. Ahora lo sé—explicó Makoto.
—No me habría importado.
—Pero... no es lo que los amigos hacen.
—Hemos dormido juntos, Makoto—repuso Haruka, quien pensaba que si se trataba de un asunto de compartir la cama, se aseguraría –ahora que estaba más en sintonía con sus verdaderos sentimientos- de compartir su cama en Iwatobi con Makoto, apenas llegaran.
—Haru—dijo Makoto, con un tono algo cortante, como si se dispusiera a explicar algo complicado a sus hermanos—. Ayer dormí con alguien. Digo, no como amigos. Vive en Tokio y le pedí ayuda… y tuve sexo con esta persona.
—¿Qué?
La expresión sorprendida de Haruka le quitó todo el aplomo a Makoto, quien empezó a lamentarse por haber soltado la información tan de prisa. Así no era como había imaginado que le diría a Haru sobre sus sentimientos hacia él, que lamentaba ser una carga y que le prometía que ahora que había encontrado a una persona dispuesta a lidiar con él, estaba seguro de que podría olvidarlo.
Makoto recordó todas las veces que Haruka lo dejó plantado: cuando rechazó la comida que Makoto le llevaba; cuando se rehúso a explicarle sus motivos para dejar la natación, cuando no dijo nada después de la confesión que le hizo en primaria; cuando le ocultó de su pelea con Rin; cuando lo dejaba caminando atrás; cuando ignoraba sus comentarios…
Reunió todos los momentos en que su corazón había perdido un fragmento después del trato indiferente de Haruka y esos pedazos los convirtió en su voz:
—Por eso… pensé que podría quedarme más tiempo… para estar con él.
—Supongo que te veré luego.
Makoto asintió. Y esas fueron las últimas palabras que hubo entre ellos por un buen tiempo.
...
Esta historia continúa...
Por aquello, la persona misteriosa de Makoto es ¡Kisumi! En algún momento de la novela de High Speed, Haruka piensa que Makoto y Kisumi son como aves del mismo plumaje, y por tanto, se llevan bien.
Gracias a las personas que leyeron el capítulo anterior. En especial, gracias a karla-eli-chan y a Ishida Rio por comentar. Son geniales.
Espero me puedan dar su opinión de este momento.
Nos leemos
