Hola.

Free! Iwatobi Swim Club / Eternal Summer no me pertenecen.


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Se dice del amor no correspondido

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Resumen: Serie de historias de desamor, tragedia, malentendidos, peripecias dolorosas, desgracias y amores no correspondidos.

En otras palabras: Por malinterpretar la historia original y por tomar eventos trascendentales y torcerlos, arderé en la hoguera.

Advertencias: Odio.

Se dice del amor no correspondido

Después de ganarle a Rin, Haruka decidió abandonar la natación

Resumen: Después de ganarle a Rin en el Iwatobi SC, Haruka decidió abandonar la natación. Makoto nunca descubre por qué, de pronto, Haruka deja la natación.


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Después de ganarle a Rin, Haruka decidió abandonar la natación

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Encontrarse a Rin, después de tanto tiempo, despertó en Haruka una añoranza inusual para un alma tan joven; apenas podía contener la emoción que le causaba tener noticias de su amigo. A cada rato quería sonreírle y decirle cuánto había disfrutado la vista que le mostró cuando nadaron juntos.

El frío los hizo moverse del cruce del tren, caminaron un tanto indecisos. Haruka se preguntó si Rin recordaba el vecindario o si solo lo había encontrado vagando. En todo caso, había un lugar que Haruka visitaba casi a diario y que los dos conocían. Era obvio que sus pasos vacilantes serían capaces de llevarlos hasta el club de natación.

Para Haruka, después de haber irrumpido, en la noche, en el Iwatobi Swim Club con Makoto, ya no existían horarios que lo detuvieran. Notó, que conforme avanzaban, Rin se mostraba dubitativo, pero bastaron unas cuantas palabras para reanimarle el sentido de competición. Llegaron corriendo, los dos al mismo tiempo, y, sonrieron, cuando sus palmas se estrellaron contra el vidrio de la puerta de entrada.

Por un momento, Haru pensó que solo había imaginado la sombra de duda que vio en Rin: seguía siendo el mismo chiquillo sonriente y enérgico. Sasabe los saludó alegre; sin embargo, sus preguntas sobre el sistema de entrenamiento en Australia hicieron que de nuevo Rin cayera en cierta aura grisácea; Haruka sabía que la sonrisa y palabras amables pero imprecisas de Rin eran una farsa.

No podía explicarse por qué a Rin le costaba tanto hablar de su entrenamiento en Australia, especialmente, si Sasabe le preguntaba, después de todo, él era una de las pocas personas que podrían encontrar interesante dicho tema. Las preguntas empezaron a ser respondidas solo con monosílabos y hasta el entrenador notó lo incómodo que estaba Rin.

—¿Quieren competir?—Ninguno de los dos asintió con ganas, Rin envuelto en cierta neblina y Haruka pendiente de aquella expresión inquieta—. Sé que Haruka trae su bañador; puedo conseguir uno para ti, Rin, nadie se dará cuenta si tomo uno de la tienda.

Caminaron hacia los vestidores, pero ninguno entró; Rin se desplomó en una banca, con una expresión demasiado pensativa para gusto de Haruka, quien decidió acercarse, no sin antes lanzarle una mirada de reojo al agua tranquila de la piscina.

Haruka empezó a sentirse terriblemente incómodo. Solo había un tema para hablar: la natación; sin embargo, le parecía ridículo que pensara que solo existía un tema de conversación entre ellos: ¡tenían casi dos años sin verse!, Rin vivía en otro país…

Debería tener mil preguntas para él, Rin debería contarle anécdotas divertidas, pero solo había silencio; y ese silencio le hacía sentirse incómodo. ¿Por qué no podía preguntarle algo, cualquier cosa? ¿Por qué le costaba tanto recordar las palabras de su carta? ¿Por qué ninguno mencionaba esa carta?

"Solo hay un tema de conversación", aceptó Haruka, apretando sus puños; pero el silencio lo absorbía todo. Cuando Sasabe le preguntó a Rin sobre la natación algo, en su expresión, cambió. En ese momento, Haruka creyó entender lo qué sucedía: Rin ya no era realmente Rin, no era la misma persona con la que nadó el relevo, no era la misma persona que le mostró una vista increíble, no era la misma persona con la que unió sus sentimientos en aquella única ocasión.

Y, sobre los dos cayó la pesada realidad de que no habían saltado a la piscina, que tan solo estaban en medio pasillo, con temor en sus ojos.

—¿Y qué ha ocurrido?—preguntó Rin, su esfuerzo enorme para contener cierto temblor del alma.

Antes de contestar, Haruka decidió sentarse, despacio, incómodo de acercarse a un desconocido, y al ocupar su espacio en la banca, Rin se removió, levemente, alejándose, encogiendo su cuerpo.

Haruka le habló en voz baja del club de natación de su escuela, de lo que ha aprendido con sus amigos, de sus sempai; hasta mencionó sus nombres y se atrevió a preguntarle si recordaba los nombres de alguna competición; Rin le respondió con un gruñido.

"Solo hay un tema de conversación entre nosotros", volvió a pensar Haruka, mitad aterrado, mitad sorprendido, porque con cada palabra sobre el club de natación, lo que ha aprendido, la experiencia que ha ganado, lo que ha mejorado, la expresión de Rin se vuelve más ceñuda, y él no dejó de hablar.

El único tema de conversación que fue capaz de idear enfurecía a Rin. Los labios prietos, la mirada centrada en un punto fijo en el suelo, los nudillos blanco por apretar con sus dedos la tabilla de la banca… Mientras Haruka narraba la última competencia de Nagisa, vio a Rin como realmente era: un niño que había perdido a su padre demasiado pronto, que se enfrentaba a un mundo desconocido y agresivo, que estaba tan solo, como estuvo él mismo hacía un tiempo.

Irremediablemente, el enojo de Rin lo llevó a pensar en Makoto. Conforme Haruka detectaba los pequeños signos de la cólera contenida, más se refugiaba en Makoto. Makoto siempre lograba que las personas se tranquilizaran. Guardó silencio un instante, a la espera de que la pausa fuera interpretada como sosiego de emociones, sin embargo, al parecer lo único que contenía la ira de Rin era que Haruka no había parado de hablar. Así que continuó hablando.

En un susurro, Haruka le contó a Rin que cuando estaba pasando por un mal momento, Makoto le ayudó. Al alzar la vista hacia el rostro de Rin, notó que estaba a punto de llorar, pero él no había terminado de contar la historia. Su voz dirigida al oído de Rin, únicamente, reveló lo que había pasado hacía ya algunas lunas, antes del relevo con sus nuevos compañeros.

—Makoto me dijo que me amaba—susurró, finalmente, con las mejillas rosas, y el corazón latiendo fuerte en su corazón, como cada vez que recordaba lo que su mejor amigo le dijo.

Rin guardó silencio y Haruka se refugió en el recuerdo de aquella noche, en el nado tranquilo, en el calor del cuerpo de Makoto, en su sonrisa, su valentía, su corazón sincero… Hasta llegó a pensar que su idea funcionó: hizo sentir mejor a Rin.

La burbuja se rompió, de pronto.

—Entonces, eres un marica.

Haruka tardó varios segundos en comprender las palabras de Rin, la acidez en el tono le habían erizado la piel.

—Rin—gimió.

—Eres un estúpido homosexual. ¿Quieres a Makoto, de esa forma, como un anormal?

—Rin, por favor, no digas eso—murmuró Haruka, y se dio cuenta de que su mandíbula temblaba, levemente.

No era odio, no era desagrado; era furia lo que Haru vio en los ojos de Rin.

—Pero él dijo que te ama, ¿no? Y estás feliz, eso los convierte en unos jodidos gays.

—Makot… Makoto me dijo que me ama…

Rin se giró totalmente para estar de frente a Haru, su rostro contrariado e incrédulo, de una forma que le dolió a Haruka.

—Cielos, Haru—susurró como si un niño pequeño le hubiera dicho una tontería—. ¡Son dos hombres! Los hombres no pueden gustarse entre ellos, si te gusta Makoto estás mal de la cabeza.

—Pero... ¿est... está mal?

—¿Qué?

—¿Está mal que yo también ame a Makoto?

Rin soltó un bufido.

—Por supuesto que está mal. Te estás volviendo en una mujer… o algo peor—La mirada que le dirigía rompió a Haruka, quien nunca se había planteado la posibilidad de que lo que sentía por Makoto estuviera mal. Al ver la desolación en los ojos azules de Haruka, Rin sintió la furia avivar en su pecho—. Eres un estúpido gay. No puedo creer que no lo haya visto antes. Qué desagradable. Pero el peor, sin duda, es Makoto. Decirte que te ama, que imbécil, la verdad, siempre ha sido tan molesto…

—No hables de Makoto de esa forma.

Haruka estaba de pie, en frente de Rin, a escasos centímetros de chocar contra sus rodillas. Nunca, ni siquiera cuando nadaron, Rin había visto a Haruka actuar con tanta pasión, energía y tesón.

La contundencia de las palabras de Haruka hizo callar, inmediatamente, a Rin; cuyos ojos se nublaron, un asomo de remordimiento en ellos. Pero Haruka no podía olvidar fácilmente ninguna de las palabras de Rin y su mirada lacerante exigía una disculpa.

Rin titubeó, sus ojos bailaron por el suelo, antes de murmurar:

—Quizá Makoto solo está confundido.

—Makoto no está confundido—interrumpió Haruka, su tono de voz intransigente, insatisfecho—. Él es la persona más sincera que conozco.

Como no podía resultar diferente, la agresividad de Haruka se reflejó en Rin. Para mal, Rin había descubierto lo que sacaba al siempre-ecuánime Haruka de sus casillas, y aunque una parte de él le decía que si continuaba se arrepentiría, el miedo que había albergado y los obstáculos que debía enfrentar cada día, se convirtieron en el ancla que hundiría su amistad con Haruka.

—Makoto nunca ha sabido qué quiere—empezó Rin.

—Tú estás confundido, tú no sabes lo que quieres.

—Chicos—Los llamó Sasabe, apareciendo en el pasillo—. Conseguí el bañador. ¡Hora de competir!

Haruka y Rin tomaron caminos diferentes esa tarde.

...

Esta historia continúa...


Hola.

Gracias por leer.

¿Y si el meollo del asunto era que Rin aun no aceptaba su homosexualidad y se enfadó cuando descubrió que Haruka estaba enamorado de Makoto, y a esto hay que sumarle el miedo por no cumplir las expectativas en Australia y ser incapaz de cumplir el sueño de su padre? Quise condimentar un poco la historia que ya conocemos y que es tan importante para la primera temporada y, sí, agregarle más sufrimiento.

Espero me puedan contar su opinión.

Nos leemos

PD: No al odio.