Este es es un fic que hago a medias con la autora Lica. Me surgió la idea de una serie que vi de bandas y la invité a ella para que escribiéramos juntas. Ella la publicará en portugués y yo en español. Desde ya, les agradecemos que nos lean y os recuerdo que Rurouni Kenshin no nos pertenece. Si fuera el caso, las chicas no existirían porque ellos serían nuestros. jajajajaja Tampoco ganamos nada escribiendo, o seriamos ricas. XD La trama si es nuestra. ;)

Antes de nada, agradecimientos por los Follows y los Reviews y por supuesto, nuestra contestación a todas aquellas que os habéis molestado en darnos vuestra siempre agradable, bienvenida y querida opinión:

Rosa: "Hola querida... Gracias por tu información... Creo que voy a informar a Aoshi porque el muy tonto cree que fue Kaoru. Yo tampoco creo que lo fuera... Pero... qué podemos hacer? El tipo tiene su propia voluntad. XD Sobre los enmascarados... ¿No hiciste ninguna investigación? O.o Pensaba que tu podrias decirme. jijijij Linda... Gracias de verdad y espero que encuentres las respuestas en este capítulo. :D Besitos" . Eso era de parte de Lica, y de mi parte decirte que tienes que seguir jugando para ganar el premio de la loteria xD. Espero que en este siguiente capítulo tengas más pistas de quién pueden ser los enmascarados y nos vemos al final con un nuevo reto.

Taishou: Mi linda… Gracias por venir a escribirnos. Deberas que te echo de menos en el fandom y más a tus observaciones tan listas… A ver cuanto acertaste. Y gracias por la confianza en en nuestra parceria. :D. Eso era de parte de Lica, y de mi parte, decirte que has sido la que más se ha acercado de todas pero que tienes que seguir leyendo porque si te digo más nos boicoteo a nosotras mismas. Como le he dicho a Rosa, tú tampoco has ganado el premio xD a seguir concursando. A ver si el próximo reto lo sacas.

rogue85: Mi linda señora Bracho… No te haces idea de cuan feliz me hace tenerte acá. :D Más aún, me encanta que te haya gustado nuestra loca idea. Acá los buenos no son tan buenos que digamos. jajajaja Yo en lugar de Kaoru le hubiera lanzado la silla a la cabeza, pero la chica es más calmada que yo. u.u Lástima (suspiro). Bueno… Digamos que acertaste y te equivocaste… ¿En que? No sé… Pero es lo que creo. :D Smack :-* . Por el mote sabrás que lo anterior es de Lica jajaja. Me volví loca cuando te llamó así, tuvo que pararse un buen rato a resolver mis dudas. Vamos al fic. Ui… casi casi pero… ¡no! No todo al menos xD. Como las demás, a seguir concursando. ¿Preparada?

Pajaritoazul: Con la primera escena diría yo, que ni yo creería en la felicidad. :D jijijiji Pero ¿ves? Aoshi y Sano son perfectos como familia… sólo se matan. jajajajajaja Una triste casualidad la del abogado… pobre… Ni me acuerdo como fue.. Pero yo sé que él no murió… Sólo dejó de vivir. u.u jajajajajajajaja Hei… Aoshi me representa. \*u* Si… Fue mejor de lo que yo sería. jaja Nada a agregar sobre Cho y Seta. Estamos de acuerdo. XD Aoshi piensa demás. u.u Alguien tiene que callar su mente. u.u Gracias *o* Miles de gracias por tus palabras y más que todo por tu review. :-* . Y después de Lica… aquí voy yo:Me uno al grupo sobre la opinión de Seta y Chó. Ese Chó es un chulo de barrio. ¿Crees que les irá mal al pensar que ha sido Kaoru? Interesante pensamiento… tendrás que leer para saber si es así o no y… como las demás, sigue concursando porque no has ganado el premio.

Chicas… Nosotras les deseamos una maravillosa lectura y que se diviertan mucho, con las respuestas a algunas dudas. No olviden dejarnos un bello review bien detallado con su parecer. Eso nos ayuda mucho a pensar. ;) Las queremos. :-* ( Eso Lica… yo más bien seré la que esté dando en vuestro hombro con el palito hasta que supereis los retos que os vamos a poner). Tiene que haber diversidad, sino es aburrido...

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02. Vuelta al pasado

"Observaba la fotografía que había en su mano como si fuera un ente extraño. No podía creer lo que veía. Kaoru… su Kaoru, lo engañaba. De no estar viendo la foto sería un pensamiento del todo irracional. Nunca hubiera imaginado que ella era capaz de algo así. Su carácter bondadoso y su humildad no le casaban en absoluto con alguien tan mezquino. Pero la realidad estaba imponiéndose a la visión que tenía de Kaoru. Las pruebas eran irrefutables.

Dejó la fotografía de la pelinegra abrazándose con otro hombre para abrir de nuevo el sobre que contenía los mensajes enviados por ambos. Esos mensajes estaban escritos a altas horas de la madrugada y casi todos tenían trazas demasiado íntimas. Notó cómo su corazón se hacía trizas y odió a Kaoru. La odió como no había odiado jamás a nadie.

Arrugó el papel en sus manos y fue en su busca. Esa noche ardería Troya con todos los Troyanos dentro."

— ¿Kenshin?

La voz de Hiko hizo que parpadeara y volviera a la realidad. Estaban todos reunidos, tratando el único tema que debería estar preocupándole en ese momento, que era, la emboscada que habían sufrido y la pérdida del cargamento. La intención de su mentor era descubrir al traidor lo más rápido posible para ponerlo como ejemplo de que la traición era severamente castigada. Sin embargo, esa noche, Kenshin, que siempre estaba atento a todo cuanto estuviera relacionado con la banda, no lograba concentrarse de ninguna manera. Su mente viajaba una y otra vez hacia Kaoru, la cual siempre le había producido insomnio y que, para ser sincero, ocupaba su mente la mayor parte de las veces que tomaba a su esposa, aunque eso era algo que no confesaría jamás a nadie. Había imaginado esos ojos azules vidriosos, observándolo mientras él se movía sobre ella, el cabello negro como la noche esparcido en las sábanas blancas, lacio, despeinado. Sus anchas caderas alzadas con sus largas piernas rodeándolo. Esa cintura estrecha que él tanto amaba chocando contra la suya, los senos hartos y duros, invitándolo, y esa piel tan blanca… tan apetitosa… Ese cuerpo era un pecado. Recordaba lo mucho que le gustaba a Kaoru entrenar ese cuerpo y ahora desfilaba como una modelo solo para hacerlo babear y tener deseos que no podría realizar. Y, como si no fuera suficiente, era la nueva abogada del club. Alguién le debía estar gastando una mala broma. Carraspeó y observó a los presentes, que habían parado de hablar solo para observarlo.

— Sí, os escucho. Continuad.

Sanosuke frunció el ceño ante la actitud de Kenshin y continuó con su discurso.

— Como iba diciendo, pasé a buscar a Tatsu tal y como habíamos quedado para ir al puerto, pero cuando estábamos de camino alguien nos echó de la calzada. En serio… si tuviera delante a ese tipo me lo merendaria. - Acompañó la amenaza con un golpe de puño sobre su palma abierta. - Pinchamos dos ruedas y tuvimos que llamar a la grúa. Tatsu se había dejado su móvil en casa y el mío quedó sin batería mientras llamaba para que vinieran a por nosotros.

Aoshi negó despacio con la cabeza al escuchar el argumento de su primo. Era un desastre… un jodido desastre que no dejaba de ponerlos en aprietos. Con sosiego, aunque con fuerza, alzó su mano y dejó escapar un tortazo en la nuca de Sanosuke que le hizo dar un alarido. Se lo merecía por imbécil.

Hiko alzó una ceja despacio, agradeciendo a Aoshi esa intervención silenciosa. Él hubiera sido mucho más duro. Se cruzó de brazos y empezó a caminar por la estancia, alrededor de la mesa donde estaban sentados todos. Si Sanosuke y Tatsu habían tenido un accidente, seguramente había sido provocado, por lo que los dejaba fuera de toda sospecha. Miró al resto de integrantes de la banda. No dudaba de Aoshi y Kenshin, jamás lo haría y Sojiro a pesar de ese aspecto poco fiable y de que en esos momentos tenía su típica y estúpida sonrisa en la cara tampoco sería capaz. Había tenido muchas ocasiones para traicionarlo, y siempre había sido fiel. Solo le quedaba uno. Miró a Chó que en esos momentos se entretenía pulsando el botón de un bolígrafo retráctil y se encaminó a su silla. Tranquilamente, dió por finalizada la charla.

— Aoshi, Kenshin, vosotros dos quedaros.

En cuanto el resto de miembros se fueron, dejó escapar el aire de forma calmada y ordenó:

— Quiero que vigileis a Chó. Es el único que puede haber hecho esto. No lo perdáis de vista. En el momento en que cometa un fallo, quiero que estéis ahí para demostrarle que al Club Hitten no se le traiciona.

Kenshin asintió, pero Aoshi se quedó mirando un punto fijo en la mesa de forma pensativa. ¿Chó? No tenía muy claro que fuera Chó. No tenía muy claro que fuera nadie de la banda. Él ya tenía a la supuesta culpable.

— La Triada nos da dos días para enviarles un nuevo cargamento o darán fin a nuestros negocios. - Dijo Kenshin de forma abrupta.

Y eso, en su mundo no significaba precisamente que perdieran un par de clientes. Sabían demasiado de la Triada. Como se movían, donde recibían, cuánto pagaban, quienes eran sus hombres. Solo se podía finalizar un negocio de una manera; muriendo.

Tras eso, se levantó, haciendo una reverencia a su maestro y se marchó dejando a Aoshi a solas con Hiko.

Hiko observó a su hijo con los ojos entrecerrados. Le habían informado de lo ocurrido en la oficina del juzgado y mucho se temía que Kenshin en esos momentos era de todo menos estable. Miró a Aoshi con preocupación.

— ¿Crees que tenemos que preocuparnos por él?

Aoshi suspiró de forma audible.

— Hablaré con él.

Si alguien podía hacer entrar en razón a su estúpido pupilo, ese era Aoshi. Hiko asintió y le dió permiso a su segundo al mando para que abandonara la sala de reuniones.

Una vez fuera, Aoshi alcanzó a Kenshin que en esos momentos estaba montándose en una enorme Kawasaki Ninja H2 negra y abrochándose la chaqueta de cuero. El pelirrojo esperó con un atisbo de sonrisa a su amigo que se apoyó en su Aston Martin, el cual descansaba al lado de la moto, aparcado.

— No ha sido Chó, Kenshin.

Kenshin alzó una ceja despacio al ver la confianza de Aoshi en esa afirmación.

— ¿Pondrías las manos en el fuego por él?

Aoshi no era tan tonto como para poner las manos en el fuego por nadie. Más bien se consideraba más listo que cualquiera de los que estaban allí, exceptuando a Kenshin, y por eso tenía entre ceja y ceja a la única persona que podría ganar algo traicionándolos.

— Chó no tendría nada que ganar con todo esto. Recuerda que cuando encontramos a Chó no era más que un yonki en la calle. No tiene motivos. En cambio… Kaoru…

Calló justo en el instante en que unos ojos dorados y ardientes como el fuego lo atravesaron con la mirada. Conocía a Kenshin demasiado bien como para saber que esa mirada significaba problemas. Cuando Kenshin se comportaba así, no pensaba. Dejaba a un lado el raciocinio para convertirse en un ser completamente desquiciado. Esa mirada la había visto en contadas ocasiones, pero a él, no le daba miedo.

— Solo digo que cabría la posibilidad. Te odia. No tiene motivos para ayudarnos y muchos para hundirnos. Piénsalo.

Kenshin respiró profundamente intentando calmar su acelerada respiración. Tenía ganas de machacar algo con las manos, pero se contuvo, y a cambio, se puso calmadamente el casco negro antes de hablar.

— Lo investigaré. - Le dedicó una última mirada furibunda a Aoshi. - No hagas nada hasta que yo averigue algo.

Seguidamente, se marchó, dejando a un Aoshi pensativo y nada contento con esa reacción.

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La mansión, aunque estuviera completamente bien resguardada por todo tipo de guardias, se encontraba bien silenciosa. En la recámara principal, había una gran cama en en el centro, ordenada, con sábanas blancas y frente a ella un sofá de tres plazas, en el medio del cual, se encontraba un apuesto hombre, de pelo negro, ojos de un dorado casi rojizo y piel clara. Bebía su sake con calma y tranquilidad absorto en una melodía que sonaba de fondo. Dejando la mente vacía. Hizo un mueca de disgusto al escuchar el cimbreo desesperado del teléfono sobreponerse a la relajante melodía que escuchaba. Tomó el aparato con la mano derecha y contestó.

— Dime. - seco y directo. Escucho con atención y esbozó una sonrisa al escuchar la voz al otro lado. Eran buenas noticias. - Sigue con el plan.

Sin decir más nada, colgó. Notó que la puerta del baño que quedaba a la izquierda de la cama se abría y de ella salía una hermosa mujer de cabello y ojos color café, con un cuerpo qué, estaba seguro, era la envidia de la mayoría de las mujeres; bien moldeado y cubierto por una sencilla toalla roja. El pelo lacio y largo mojado dejaba un charco de agua en la alfombra por donde ella pasaba, mientras caminaba sensual hacia el hombre en el sofá, que la recibió con una sonrisa, estirando la mano para sujetar la de la mujer.

La mujer aceptó el gesto y se puso a horcajadas sobre las piernas del apuesto hombre antes de besarlo con evidente deseo. Se separaron únicamente por la falta de aire.

— ¿Quién llamó? - preguntó sin rodeos.

— Uno de los nuestros… La información que desveló nuestro espía en la banda era correcta. Ahora tengo en mis manos toda la carga de Hiko… - sonrió de lado y ella lo imitó ampliamente.

— ¿Cual es el siguiente paso? - curioseó.

— No seas ansiosa mi amor… Ya lo sabrás.

Y en esa ocasión fue él el que la devoró con un beso ardiente, deshaciéndose de la toalla, lanzandola lejos y contoneando el cuerpo femenino con las manos, hambriento y deseoso de hacerla suya.

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Habían pasado más de cuarenta minutos desde que había parado con su moto frente al juzgado y seguía allí sentado, mirando la puerta de entrada. Habían entrado y salido multitud de personas y en ese momento le tocaba a la recepcionista que los había conducido el día anterior a la oficina de Kaoru. No se lo pensó dos veces. Pasó una de sus piernas de forma elegante por encima de la moto para poder bajar y se encaminó hacia ella a preguntarle sobre la abogada Kamiya. La mujer, extrañada de que le preguntara a esas horas y fuera del juzgado, hizo una pequeña mueca, pero sabía que a clientes como Himura no se les podía negar una respuesta.

— Sigue en el despacho.

Kenshin agradeció de forma rápida la respuesta de la mujer y subió las escaleras del juzgado a paso rápido y seguro hasta llegar frente a la puerta de la oficina de Kaoru. No se molestó en llamar a la puerta, la abrió y entró con seguridad ante la atónita mirada de la morocha que había alzado la cabeza de sus quehaceres y parecía estar sorprendida.

— Ke… - Se corrigió - ¿Señor Himura?

Kaoru notó como todo su cuerpo se tensaba en cuanto vió a Kenshin dar un paso hacia su mesa. Los años no habían hecho mella en él. Estaba igual de guapo que cuando ella se marchó e igual de arrogante y maleducado, al parecer. Aún más, en esos momentos tenía ese aire de hombre que ha vivido muchas cosas. La inteligencia brillaba en esos ojos a medio camino entre el ámbar y el violeta. Tenía que admitir que seguía siendo un hombre imponente y que aún la afectaba como nadie la había afectado nunca. Observó cómo él se sentaba frente a ella, lentamente y tragó saliva. Aún recordaba la última vez que habían hablado a solas, muchos años atrás.

— ¿En qué puedo ayudarle? - La profesionalidad era la clave del éxito en situaciones embarazosas.

Kenshin observaba las reacciones de la abogada desde la seguridad que le proporcionaba estar tras una mesa. Ver a Kaoru le producía pensamientos y sentimientos que no podía controlar y necesitaba que algo lo separara de ella, cualquier cosa, así fuera una simple mesa. Ella parecía tan afectada como él, lo notaba por el temblor de su voz cuando hablaba, pero no estaba allí para recordar hazañas pasadas. Necesitaba aclarar la situación del club.

— ¿Hablaste con alguien de nuestro acuerdo aparte de con el Juez Yamagachi?

Kaoru frunció el ceño ante el tono brusco y malhumorado de Kenshin. Ese tono lo había escuchado muy pocas veces desde que lo conocía. El Kenshin que tenía delante en ese momento era el criminal, el segundo al mando de una banda de matones y delincuentes, no era el aprendiz a maestro de kendo al que ella solía estar acostumbrada.

— No - La respuesta fue rápida, concisa y segura - No hablo con nadie de mis clientes ni de sus acuerdos.

Pese a la seguridad que mostraba Kaoru, Kenshin ya no creía nada de ella. Con un manotazo sobre la mesa que hizo a la pelinegra dar un brinco, la increpó.

— ¡Me dispararon anoche, Kaoru!. Dos centímetros más y estaría en un jodido hospital. Se llevaron todo el cargamento. ¿Sabes lo que significa eso?

Sí, Kaoru sabía muy bien lo que significaba eso. Alguien los había traicionado, pero no había sido ella. Que Kenshin lo pensara siquiera le revolvía el estómago.

— ¿Cómo puedes pensar que he sido yo? ¿Estás loco? - Su fingida profesionalidad se fue al garete con esa respuesta.

Kenshin rió de forma sardónica. ¿Cómo podía pensar que había sido ella? Obvio… lo odiaba. Desde el día en que él descubrió su mentira y expuso a la verdadera Kaoru frente a todos sus conocidos. Desde el día en que todos habían dado la espalda a la pelinegra después de enterarse de lo que había hecho.

— ¿Y por qué no iba a pensarlo? Si hay alguien capaz de engañarme, usarme e intentar hundirme, ese alguien eres tú. Pero esta vez… esta vez, Kaoru, te has pasado.

Kaoru notó el ya familiar aguijonazo en su pecho. Después de tantos años Kenshin aún creía que ella lo había engañado y más aún, seguía manteniendo el rencor a pesar de que había sido totalmente al contrario. Había sido él quién la había engañado a ella y no contento con eso, la había humillado delante de todos sus amigos y conocidos. Había tenido que marcharse de su ciudad natal con la vergüenza de que todos pensaran que era una zorra. Notó cómo el pasado volvía a ella, como la golpeaba con fuerza, y sin poderlo evitar, una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla. Lágrima que ella limpió con rabia.

— Si realmente fuera como tú, te habría traicionado como dices. Pero no lo soy. Nunca lo fui. ¡Nunca te engañe! Tú sí…

A pesar del enfado, de la traición y el engaño, Kenshin nunca había soportado ver llorar a Kaoru y en esos momentos seguía sin soportarlo. Apretó el puño, controlándose a duras penas para no ceder ante ella.

— ¡¿Yo?! - Exclamó con una sonrisa que no sentía en el rostro - Sigues con eso… Sigues sin admitir tus fallos a pesar de los años. ¿Te hace sentir mejor si piensas que yo te engañé primero? La realidad es, y siempre será, que la única que se comportó como una puta fuiste tú.

Kaoru no iba a jugar con Kenshin al juego de fuiste tú, fui yo de nuevo y mucho menos iba a soportar desplantes o insultos por su parte. Estaba harta.

— ¿Entonces por qué tengo fotos y conversaciones que demuestran que tú mantenias una relación con Tomoe mucho antes de que yo empezara a hablar con ese chico?

Kenshin frunció el ceño ante eso. ¿Pruebas? ¿Fotos? ¿Conversaciones? Las mismas pruebas que él tenía de ella… algo en su cabeza empezó a removerse furioso ante ese descubrimiento.

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No estaba dispuesto a creer tan solo en la palabra de su mejor amigo. No es que tuviera la más mínima duda de la veracidad de todo que lo que dijera Kenshin, no era eso. Pero sabía más que nadie, que todo lo que envolviera al gran amor del pelirrojo, le nublaba la mente y no podía dejar que cayeran en una trampa de nuevo.

Entonces, después de asegurarse que su amigo estaba en el juzgado hablando con Kaoru, fué directo a la dirección donde vivía la mujer. ¿Cómo la consiguió? Eso en verdad, no era ningún trabajo para Aoshi Shinomori. Aparcó su coche en un callejón oscuro y tranquilo, en aquella zona no tenían muchos problemas de robos. Fue caminando pausada y despreocupadamente hasta la casa que buscaba, que quedaba más o menos a unas cuatro cuadras de donde estaba.

Vestía casual. Una sudadera negra con capucha le ayudaba a esconder su rostro en la noche. Ya pasaban de las diez, cosa que ayudaba mucho, ya que nadie paseaba por las calles a esas horas. Llegó a su destino, miro de un lado al otro, asegurándose que nadie estuviera siguiéndolo. Nadie... Saltó el portón como todo ninja bien entrenado. Volvió a mirar alrededor, asegurándose de nuevo y siguió su camino. Rodeó la casa, con manos enguantadas, forzó todas las ventanas y puertas. Todo estaba muy bien cerrado con llave.

Sacó de su bolsillo un estuche con clips para abrir cerraduras y empezó su labor con la puerta de atrás. Trabajo fácil, pensó cuando oyó el clic y completo mentalmente, que si Kaoru era inocente, le daría algunos consejos para mejorar la seguridad de su casa. Entró despacio, confirmó de que no hubiera ninguna alarma o trampa contra ladrones y se puso a trabajar.

Empezó por leer todas la cartas de la pelinegra, busco en cajones, bajo la cama, en los armarios, en todas partes. Ni siquiera los armarios de la cocina quedaron libres de una buena inspección. Por supuesto, tomó todo el cuidado posible para no delatar que alguien estuvo allí. Encendió el ordenador y como el buen hacker que era, no tardó en conectarse en todas las cuentas de correo que la mujer tenía. Buscó por todos lados y nada, redes sociales, todo… Limpia. No daba con nada que pudiera poner en duda la honestidad de la abogada. Buscó en carpetas, en medio de sus documentos, hasta que una en especial le llamó la atención.

"Te odio" - Era el título de la carpeta. Nada disfrazado.

Abrió la carpeta y frunció el ceño con lo que encontró. De verdad, no lo esperaba de ninguna manera. Sin pensar dos veces, imprimió todo el contenido y para más seguridad, envió una copia a su propio correo, seguidamente apagó todo a su paso para no ser descubierto. Después haber hackeado todo lo que pudo y no encontrar ningún trazo de traición, o al menos no encontrar lo que fue a buscar, se sintió aliviado y se alegró de que ella fuera de confianza. La ayudaría en el futuro a mantenerse más segura, pensó.

Satisfecho al mismo tiempo que sorprendido e intrigado, salió de la casa portando en manos los papeles que guardó dentro del pantalón bajo la sudadera.

Observó la calle, todo tranquilo, saltó una vez más el portón y emprendió su camino de vuelta, una vez más encubriendo su cara con la capucha. Dobló la esquina de la calle para entrar en el callejón con tranquilidad. Todo había salido como lo tenía planeado, pero en ese último instante, antes de salir con su coche a la carretera, no notó que estaba siendo atentamente observado por un par de ojos verdes.

CONTINUARÁ

Y aquí el final de un nuevo capítulo. No nos hemos hecho esperar mucho.

El reto del capítulo pasado era: ¿Quién creeis que son los enmascarados?

Aunque ha habido quién se ha acercado un poco, nadie ha conseguido adivinar la respuesta. Así que ohhh no hay regalos.

Nuevo reto:

"¿Quién creeis que es el espía que observa a Aoshi?"

Y para animaros a pensar hemos decidido que daremos a elegir entre varios premios al ganador o ganadores:

1 - Colaboración en algún fic.

2 - Oneshot con las parejas y el tema que se desee.

3 - Dibujo personalizado de los personajes que se deseen.

4 - Fondo de pantalla para PC con los personajes que se deseen.

5 - Fondo de pantalla para móvil con los personajes que se deseen.

6 - Portada para tu fic.

¡Vamos que lo regalamos! A ver quién acierta.