Capítulo 4: Los Bandidos Negros.

...

Ya había amanecido, pero aunque hubiere sido así, la soledad de la noche aun permanecía latente.

Este era un hecho extraño si nos ponemos a considerar que el lugar era de abundante naturaleza, pero incluso así, el llamativo canto de los escasos Pokémon mañaneros habitantes en rincones lejanos disipaba todo aquello que causase la más mínima sensación de soledad. Gastly recién despertaba de su profundo sueño, y al examinar el área en donde había estado, pudo asumir que la Snorunt se había despertado antes que él, no estaba por ninguna parte. O eso era lo que quería creer.

Apenas estaba recibiendo la mañana, se preguntaba cómo era posible que la pequeña Snorunt pudiese provocarle tantas preocupaciones en tiempo récord. Comenzaba a dudar, entonces, de su suposición. Habían podido secuestrarla mientras se encontraba en los brazos del Pokémorfeo mientras aún creía por inocencia propia que pudo haber despertado arbitrariamente antes que él. Se sintió muy bobo entonces.

—¡Por qué rayos...! ¡¿Esta niña no se cansa de causarme el caos?! ¿¡Dónde habrá ido!? ¿¡Con quién estará!? ¿¡A qué hora se habrá ido!?

Fueron cuestiones de segundos para que su temperamento se perdiese completamente.

—SNORUNT, ¿DÓNDE ESTÁS POR EL AMOR DE...?

—Aquí estoy —La escuchó decir de la nada inocentemente.

Con histeria, se giró hacia su voz. Dentro de lo que cabía en su nueva vista, notó que ella se encontraba llegando con un puñado de bayas sobre su manto, usándolo para transformarlo en cierto tipo de cesta que le facilitaba el transporte de la vegetación. Apenas notó que él la miraba dejó caer el montón de fruta sobre el suelo. Posteriormente le dio un saludo con calidez.

—¿Cuál es tu afán de quererme matar de la preocupación, y dónde demonios estabas? —Preguntó severamente en un bostezo drástico.

—Perdóneme, señor Gastly —Le dijo en una reverencia— sólo fui a recoger un poco de vegetación. Me pareció buena idea buscar el desayuno mientras usted aún dormía...Creí que podría tener hambre apenas despertase..

Gastly sintió cómo su corazón se arrugaba al escucharla. La culpa se desató en su interior repentinamente y no pudo evitar suavizar sus facciones. Le regaló una sonrisa llena de ternura para camuflar su malhumor ya ido.

—Oh...Ya veo...

Snorunt sonrió mientras buscaba entre el montón de bayas que había acumulado algo en específico. Cuando lo halló, extendió su mano hacia el fantasma, ofreciéndole la pequeña Gomi que había encontrado buscando las bayas.

—He encontrado esta Gomi Morada en el camino, señor. En mi hogar me inculcaron ciertos conocimientos acerca de Pokémon tipo Fantasma como usted, por lo que encontrarla me ha hecho muy feliz.

—¿Feliz? —Le preguntó sorprendido y a la vez muy conmovido— Deben de gustarte mucho las Gomis entonces.

—No, señor, no es por eso que me alegro —Le respondió ella con la pequeña Gomi entre sus manos— La encontré para usted.

—¿Te hizo feliz encontrar algo que no es para ti? —Le preguntó aún más sorprendido.

—Sí. Siempre que encuentro algo, me pongo especialmente feliz, ¡incluso aunque no sea para mí! —Le respondió en una tierna sonrisa de niña pequeña— Creo que es porque disfruto más de la felicidad de otros que de la mía propia. Así que venga, tenga su Gomi Morada, señor. Espero que esté deliciosa —Rió para luego introducir aquella Gomi en la boca de Gastly. Este la masticaba lentamente con lágrimas que trataba de disimular –Y que afortunadamente Snorunt no notó en ningún momento–.

Una vez tuvo su boca apta para hablar, procedió a echarle un vistazo a las demás bayas que yacían sobre el suelo ahora. Snorunt se sentó sobre el suelo para examinarlas mejor.

—He tomado estas Bayas sin darme cuenta de sus condiciones. Habían tantas, que se me hizo imposible no querer guardar unas de reserva en caso de que las necesitemos —Le dijo tomando entre sus manos una Baya Zidra y examinándola minuciosamente— Ayer casi me devora ese Golbat tan malo, hoy quiero prevenir resultados similares.

—¿Dónde encontraste tantas Bayas?

—Cerca de aquí hay un lugar en el que han nacido muchos arbustos y árboles de Bayas. Recogí todas las que se encontraban a mi alcance y un señor Shiftry salvaje muy amable me ayudó a tomar las de los árboles.

"¿Shiftry salvaje, ha dicho?" se preguntó tragando en seco una de las bayas que había tomado. La tos que tuvo por los siguientes dos minutos les cachó desprevenidamente a ambos. Al hacer duros esfuerzos por escupirla, la fruta abandonó la ruta y pudo volver a respirar.

—¡¿Le pediste a un Shiftry salvaje que te ayudase a conseguir las bayas?!

—Y fue bastante amable, la verdad —Exclamó ella apenada— Y eso no fue lo único que encontré.

—No me digas que te has hecho amiga de un Seviper carnívoro también —Imploró, a lo que creía él mentalmente, luego se percató de que no había sido así cuando se le dificultaba masticar la Baya mientras hablaba.

—No era necesaria tanta burla..

—¿Perdón? Sólo jugaba contigo —Se disculpó él lanzando la Baya a un lado— era juego nada más. No lo tomes a mal, pero hay que estar claros de que un Shiftry salvaje pudo haberte matado de un sólo golpe.

—Si usted lo dice..—se encogió de hombros indiferentemente.

—Esto...¿Y qué fue lo otro que encontraste? —Le pregunto tratando de zafarse de esa sensación que le había quedado con la indiferencia de la joven Snorunt. Pero ella al notar el interés de Gastly, sonrió con amplitud y sus ojos comenzaron a brillar.

—¡Oh, sí! ¡También creo que he encontrado un lugar en el que podemos descansar mejor que aquí en medio de la nada! Te gustará saber que no estaríamos solos ahí, hay más Pokémon conviviendo en ese lugar, señor.

—Alto, espera un minuto —Le interrumpió con una mueca en su rostro— deja de llamarme señor, tutéame, ni que fuera tan anciano, Snorunt...¿Eso que encontraste, quieres decir que es...?

—¡UN PUEBLO! —Terminó de decir ella. Pero Gastly se mantenía escéptico.

—¿Hay un pueblo cerca de estos lugares? —Preguntó algo incrédulo— Tal vez recorriste muchísimo más camino del que pensaste y eso te ha llevado a un lugar poblado muy lejos de aquí. No existe ningún pueblo hasta haber atravesado el Bosque Penumbras. Además, ¿estás segura de que no fue un mal vistazo tuyo?

—¡No! —Negó con histeria— ¡Mis propios ojos fueron quienes se dieron cuenta de todo y no hay probabilidades de que se haya tratado de ninguna ilusión!

—No lo creo. Es muy frecuente toparse con alguno que otro Pokémon travieso, pudiste haber sido blanco de sus travesuras. A lo mejor era una ilusión y no lo sabías.

A Snorunt la sonrisa se le desvaneció del rostro. No esperaba una respuesta tan rotunda.

—¿Por qué está usted tan escéptico? —Le preguntó secamente— Si no me cree, podrías al menos acompañarme para comprobar que está en lo cierto.

A Gastly la idea de restregarle algo en el rostro a la pequeña le agradaba un poco. A decir verdad, mucho, pero no quería admitirlo. Sólo se limitó a aceptar luego de fingir pensarlo por unos segundos.

—Iré, pero con una condición..

—¿Y cuál es? —Preguntó desertando su interés nuevamente.

—Deja hablarme formalmente. Tutéame, te lo pido por segunda vez el día de hoy.

—Ah —Rió— perdóname, es la costumbre...

Posterior a eso, ha mi podía dar vuelta atrás. Ahora debo acompañarla a ver si dicho lugar siquiera existiese. Era tarde para negarse.

Pero, cambiando el punto de vista a uno más tentador, si se encontraba un lugar poblado cerca, podrcrecer la bienvenida a un descanso decente para ambos. A lo mejor y hasta la comida fuese deliciosa, pero también recordó que no traía consigo ni un sólo Poké, y estaba muy seguro de que, para poder darse el más mínimo de los 'lujos' debía invertir unos cuantos. Era ahí donde radicaba el problema.

Pero, tarde era ya para pensar en detalles, claro estaba.

Y aún con esto en mente elevaba plegarias porque algo se le ocurriese tan pronto como fuese posible. Lo más fácil podría ser el desaparecer instantáneamente, aunque todavía no dominaba muy bien la técnica.

"Maldita sea" pensó al retroceder al último pensamiento.

... ...

A medida que avanzaban, el terreno comenzaba a volverse más terroso y rojizo.

Las pequeñas piedras del terreno se sentían con cada paso que los pies de Snorunt daban, a diferencia del suave prado en donde habían pasado la noche, que el suave y terso césped que amortiguaba sus paso era reemplazado por un puntiagudo y terroso camino. De vez en cuando se sobresaltaba al sentir las puntiagudas piedras. No estaba acostumbrada a caminar sobre la tierra, siendo un Pokémon de tipo hielo, lo más habitual era una alfombra de suave y blanca nieve. Al menos en su hábitat no original.

Por otro lado, Gastly comenzaba a sentirse más inseguro cuando se daba cuenta de que aquella aldea se encontraba a un paso cada vez más cerca. También había logrado captar una especie de energía en el aire que de benévolo no contenía nada. Era algo extraño.

Un Arcoíris gigante, incluso más gigante de lo que la pequeña Snorunt había avistado alguna vez en su vida, parecía emerger desde los principios de aquella senda, terminando con su recorrido varios kilómetros después de cruzar el pueblo. Era gigantesco. Pero a pesar de su tamaño, el destello que este emitía era débil, brillando con una tenue luz que indicaba que algo no se encontraba bien, un arcoíris que chispeaba con una luz muy brillante un minuto y al siguiente se extinguía y era reemplazada por otra más débil.

Era algo bastante inusual.

A los pocos minutos, habían llegado a su destino. Pero ambos se sintieron extraños cuando notaron ese sitio tan desértico.

Estaba vacío, entonces una sensación de incertidumbre floreció en sus corazones. A penas un alma –O dos– circulaban por la única y muy larguirucha calle que conducía al final del pueblo luego de un buen rato de caminata. El tramo era bastante prolongado –calculando cronológicamente– para ser un pueblo tan chico, o esto fue lo primero que pensó Gastly.

A excepción del negocio Kecleon, cuyos propietarios parecían estar acaparándolo todo, la calle parecía no albergar una sola alma. Algo estaba sucediendo, era seguro, o esa había sido la impresión que tuvo el Gastly al observar que los Kecleon guardaban gran parte de su mercancía dentro de una espaciosa bolsa, y la lona con la que cubrían el negocio parecía estar apunto de desprenderse de la cuerda que la mantenía sujeta a un lado.

—Tenías razón, sí hay un pueblo por la zona — exclamó sorprendido mientras observaba el paisaje.

—¿Ves? —Se regodeó tanto como pudo liberando una sonrisa victoriosa— ¡Te lo dije, no estoy loca!

Gastly puso en blanco sus ojos, aunque todavía se encontraba extrañado ante el hecho de que ningún habitante se hubiese manifestado en las calles como estaba acostumbrado a ver entre las aldeas que había visitado en sus solitarios periplos. Creía que podrían haber dos posibilidades en cuanto a la extraña ausencia de ellos:

1) O muchos de los residentes acostumbraban a trabajar fuera hasta el anochecer.

2) No era un pueblo exactamente y la población era increíblemente escasa.

Pero aún haciéndole frente a esta dicotomía, se rehusaba a escoger una de las opciones. Probablemente estuviese equivocado, tal vez existiesen un sinfín de probabilidades más que no había tomado en cuenta. Lo cierto era que algo no le daba buena espina.

Rápidamente se giró a Snorunt.

—Está muy solo. Deberíamos marcharnos de aquí.

—¿Tan pronto? Acabamos de llegar apenas, al menos pídele alguna indicación al primer Pokémon que veas.

—¡El problema está en que no existe una sola alma en los alrededores, Snorunt! —Exclamó un poco furioso— ¡¿Tú ves alguna otra criatura por aquí que no seamos tú o yo ?!

—De hecho, sí, lo veo —Respondió tranquilamente refiriéndose a los Kecleon. Una maliciosa sonrisa se formó en su rostro— Espera un minuto.

Gastly se quejó fastidiado esperando porque las ganas de marcharse también le atacasen a ella, aunque muy en el fondo sabía que eso no podía ser. Incluso iba a ser capaz de dejar a un lado la exploración que pensaba en hacerle a la aldea para irse directo hacia el lugar de procedencia de Snorunt, con la única intención de devolverla a su lugar de origen. Comenzaba a contar los segundos que faltaban por marcharse.

No habían pasado ni 30 segundos cuando ella ya se encontraba frente al establecimiento de ventas, indagando un par de cosas que Gastly rogaba porque terminasen siendo buenas noticias. Después de allí sólo imploraba porque no se le ocurriese la idea de comprar algo sin contar con ningún método de pago. Había escuchado que lo peor que se podía hacer era el tratar de realizar negocios fraudulentos con un Kecleon, hecho contado por Scraggy, su aventurero mejor amigo.

Le creyó luego de que un día él se apareciera con un ojo negro y varios rasguños sobre su cuerpo en la guarida oculta de Gastly. Después de eso, estuvo casi una semana en estado convaleciente por haber recibido tantos golpes, rasguños y como resultado, problemas de estado casi permanentes. Gastly incluso lo consideró haber participado dentro de una masacre de inocentes. No se atrevió a intentarlo después de eso, aunque Scraggy sí lo hizo otra vez.

Estaba acostumbrado a jugar sucio y hacer trampas, era lo mínimo que se esperaba de él.

... ...

No muy lejos de ahí, Snorunt ya se encontraba entablando una conversación con ambos vendedores tan amables. Luego de recibir una manzana de bienvenida, le tomó por sorpresa escuchar sus explicaciones.

—Ah, esta soledad tan incómoda es el resultado del pánico de la gente, pequeñita —Respodió gentilmente uno de los Kecleon.

—¿Perdón? ¿Pánico, dice usted? —Repitió confusa al darse cuenta el toque misterioso en la voz del Kecleon verde que masajeaba circularmente con un trapo húmedo el mostrador de ventas, donde hacia un lado reposaban un par de frascos de tamaños irregulares y extrañas formas, colores como el rojo, violeta o amarillo se hallaban en su interior, reluciendo y mostrando el reflejo de todo lo que en ella se asomase.

Era un mostrador brillante, hecho de algún tipo de madera bien barnizada y de una contextura lisa y reluciente, reverberando sobre ella todo lo que tuviese a su disposición. El Kecleon verde, siempre que podía, acostumbraba a limpiarlo con severo recelo. Snorunt se incomodó al notar que había dejado sus huellas señaladas sobre la reluciente superficie del mostrador.

—Así es.

—Y qué..—Tragó en seco la pequeña— ¿Y a qué se debe esto?

—Bueno pues, no es de extrañarse. Hoy es el día en que Los Bandidos Negros deben atravesar el pueblo —Explicó arrojando el trapo mojado sobre una cubeta llena de agua para luego regresarlo al mostrador— tal como siempre suelen hacerlo...

—¿Los Bandidos Negros? —Repitió nuevamente conservando la confusión— Mil perdones, no sé de qué está usted hablando..

—Por Dios, Blace, acaba de decirnos que sólo está de paso —Le increpó el Kecleon morado parando de guardar unas Esferas azules en su caja— No conoce la historia ni las razones de estas costumbres poblanas.

Blace nuevamente miró a la Snorunt un poco avergonzado.

—¡Santos cielos! Olvidé que hablaba con una turista. Ahora soy yo el que pide disculpas..—Hace una reverencia para luego regresar a limpiar—..Los Bandidos Negros son..Ehm...Ellos son un grupo de...Bandidos, si podría decírseles así; que deben atravesar ocasionalmente nuestra aldea para poder llegar a su destino final y dar por terminada su larga travesía de meses..

—Debo ser sincera con usted, Blace, pero no veo nada de malo en eso —Se excusó indiferentemente Snorunt. Blace pareció sonreír maliciosamente cuando se agachó para bajar la cubeta del mostrador.

—Eso es porque todavía no te he dicho nada —Respondió ahora recostándose del mostrador y bajando su tono de voz— Estos chicos no sólo son unos bandidos: Son increíblemente malvados y no dudarán en dañar a cualquiera que se atraviese en su camino. Por cualquier mal trato, cualquier tropezón, e incluso por cualquier mala mirada son capaces de arremeter contra ti, aunque no tengas intenciones de luchar.

—Vaya —Dijo un poco impresionada y con su boca un poco chueca después de escuchar eso— ¿Son tan terribles esos tales Bandidos Negros, señor Blace?

—Sí, pero todavía no termino —Contestó aún con un astibo de inquietud— ¡Son muy intimidantes! Hay unos que tienen colmillos tan grandes que podrían triturarte con tan sólo un mordisco. Es terrible, porque aparte de que dan increíblemente miedo, son muy peligrosos y constantemente tienen un mal genio sin comparación, así que no se le conoce alguna partícula de piedad alguna.

—Incluso nosotros estamos empacando para cerrar por el resto de la mañana por esa misma razón —Exclamó el Kecleon morado llevando a cuestas con una caja llena de esferas— Aunque no sabemos bien qué pasaría si mantenemos nuestro puesto de ventas abierto durante estos días, no queremos arriesgarnos a ser atacados por una de esas bestias tan rudimentarias...

—Creo que ya entiendo —Snorunt dijo con un leve tiriteo— ¿Y a qué se debe su mal humor tan acentuado, como dicen que está? ¿Conocen ustedes las razones?

—No está ciento por ciento comprobado —Respondió ahora el Kecleon morado mientras se acercaba— Pero según otros Pokémon que han convivido con ellos, sus viajes son tan árduos y duros, que apenas tienen tiempo para alimentarse y descansar. Y bien debes saber tú, pequeña, que un Pokémon mal alimentado y agotado es un Pokémon infelíz y gruñón.

—Entonces debe de ser muy cierto eso —Rió a medias queriendo liberarse del susto—, yo me pongo de malas cada vez que tengo hambre o sueño.

A los Kecleon el comentario de la pequeña les causó mucha gracia, sus risas se escucharon levemente en los alrededores. Pero después de eso, el Kecleon llamdo Blace cogió el borde de la cinta que sostenía la lona que cubriría al negocio. Ya era hora de cerrar.

—Lo lamento, chiquilla. Nosotros ya debemos irnos..

—Tengan cuidado con los Bandidos Negros y regresen a casa cuanto antes —Completó Blake, el Kecleon morado. Snorunt después de eso les sonrió en agradecimiento y se marchó de ahí, regresando al lado de su compañero Fantasma.

... ... ...

Gastly momentáneamente observaba hacia el cielo.

Algo en su interior no podía cesar de preguntarse la misma interrogante que había tenido desde que llegaron a la aldea. Y como algo no le daba muy buena espina, este mal presentimiento ocupó el resto de sus pensamientos. Incluso se comenzaba a preocupar por el hecho de que la jovencita se me tuviese lejos de él cerca de veinte minutos y medio. Más aún le preocupaba el que hiciese algún negocio clandestino.

"Sigo preguntándome el por qué esto no me trae una buena corazonada" se decía mentalmente. Las nubes que antes habían estado blancas ahora habían adoptado un extraño color grisáceo por sobre sus irregulares bordes. El Arcoíris parecía extinguirse conforme pasaban los minutos, y era algo que simplemente no podía evitar. La preocupación ya era inminente.

"Sólo echa un vistazo.." Se volvió a decir mientras recorría el sitio con la mirada "No tiene lógica. Hay un inmenso arcoíris extendido sobre esta aldea...Y sin embargo, las nubes parecen presagiar un tiempo lluvioso, sin mencionar que los destellos del Arcoiris no se encuentran tan vivos como lo usual...¿Eso será algo normal?".

Un viento anormal apareció de la nada, había sido una fría brisa soplada de sopetón sin siquiera dar señales de dónde había salido. De haberla tenido, a Gastly se le habría erizado la columna vertebral, en vez de eso, sus gases chispearon unas cuantas veces cual vela tratando de no extinguirse ante la brisa, eso le causó un leve escalofríos que ignoró a los instantes, cuando una pequeña gota de lluvia aterrizó sobre su cara.

No, no, no, no puede llover! ¡No estamos preparados para esto!" Pensó nuevamente en un movimiento severo "La niña quería venir a la aldea, y como el tarado que soy se me ocurre ceder ante sus caprichos. De no haberlo hecho, podríamos estar en estos momentos ocultos en una madriguera, o mejor aún: ¡Ya la habría devuelto a su hogar hace horas! Pero noooo, tenía que ceder...Eres un idiota"

"Lamentándote no vas a conseguir nada.." una voz se había infiltrado en su mente, lo que hizo que se sobresaltase un poco.

"¿Qué rayos...?" Guardó silencio por unos segundos para volver a entrar en pánico después "¡Ahora escucho cosas que no son, este pueblo ya me está enloqueciendo con tantas alucinaciones!". Confuso, Gastly observó hacia sus alrededores para cerciorarse de que no habían sido sólo ideas suyas, pero la noción había sido descartada cuando se dio cuenta de que no había nadie más a su alrededor. Pero como el lugar ya le había parecido algo anormal desde un principio, creyó que se había tratado de una simple alucinación auditiva.

"No es una alucinación, sí hay alguien que te está hablando, y soy yo..."

"¿Qué?" Habló para sus adentros "¿No eres una alucinación?"

"No, no lo soy" le respondió "pero claramente puedo leer tus pensamientos, y con tantas quejas no ha sido difícil escucharte"

"Lo lamento, pero insisto en que algo aquí no está bien, mi instinto me pide a gritos que comience a correr sin mirar atrás y que me aleje de este lugar, pero si no eres una alucinación, ¿quién eres, eres algo así como una especie de espíritu que se comunica mediante telepatía?"

"Podría decirse que soy la mitad de lo que afirmas..." Le respondió la extraña voz marcando profundidad en sus tonalidades sonoras "Pero me temo que aún no es momento para decírtelo, aunque hay algo que es la razón de mi presencia...Y bien deberías prestar atención a esto, Blackie, porque podría ser de enorme importancia...".

"¡¿C-Cómo?!" Respondió tartamudeando el joven fantasma al escuchar su nombre siendo pronunciado por aquella misteriosa voz. Jamás habría podido imaginar cómo es que aquella criatura había divinado su nombre —O al menos, como le decían—.

"¡¿Cómo es que sabes mi nombre, si es la primera vez que escucho tu voz?!"

"Aunque no puedas verme y tampoco sepas quién soy, el poder psíquico ya es algo intrínseco en mí, así que conozco a la mayoría de las criaturas que se encuentran cerca. Eso te incluye a ti y a la pequeña princesa que tienes a tu cuidado por los momentos..."

Aquella voz se pausó por unos segundos, pero aunque hubiese sido lo suficientemente clara en sus palabras, el Pokémon de colores oscuros se mantuvo callado durante esos segundos. El pobre Gastly ahora se encontraba inmerso en una perpetua confusión que le impedía pronunciar alguna palabra. En vez de eso, trataba de conectar todo lo que aquella voz había querido manifestarle, pero no lo lograba. Sus intentos habían sido lo más cercano a una conexión fallida de cables aislados en busca de provocar alguna clase de chispa, sus neuronas parecían no realizar la sinapsis correctamente.

Entonces enmudeció por completo.

Por suerte, aquella voz reanudó la charla varios segundos más tarde.

"Sé que no lo comprendes, Hitoblack, pero es lo más normal que pueda suceder, no eres el primero y tampoco el último, así que déjame aclararte un poco más sobre lo que hago" Le exclamó con serenidad "Tengo la capacidad de infiltrarme en las mentes de las criaturas que sean de mi elección, siempre y cuando cumpla con un propósito en específico e importante, y recolecto todo tipo de información mediante un procedimiento llamado Psicoescáner, o sea, un análisis, o escáner, como prefieras llamarle; del psique Pokémon, de ahí obtengo los datos que necesito saber, es decir; aprendo más sobre quién eres, qué es lo que haces, qué cosas te gustan y cuáles no..Son todos datos de esa magnitud. ".

"Espera...¿Qué, princesa?" Pudo responder apenas y casi interrumpiendo a la voz ajena de su mente, no conseguía digerir todo lo que había escuchado así que estaba bastante confundido. La voz de su cabeza gruñó en silencio y suspiró un poco frustrada.

"Si hablas de la chiquilla que viene conmigo, sé que puede parecer toda una niña cortés y educada, pero es un poco desastroza y terrible cuando algo le molesta o le causa angustia" afirmó torciendo la boca en un gesto gracioso. Pero lo siguiente que escucharía no se lo esperaría ni transcurriendo un par de milenios.

"No...Me temo que no me estás entendiendo...".

"¿No? Estoy muy seguro de lo que–"

"Hitoblack, esa niña que tienes ahí...Esa jovencita que has traído contigo a esta decadente aldea...Es una Princesa.."

Blackie pegó un grito al cielo dichas estas palabras y no sólo mentalmente.

¿Cómo en su vida iba a imaginarse semejante cosa?

Había sido testigo de varias afirmaciones locas e increíbles a lo largo de su vida, pero esta última se había convertido en la epítome de lo increíble. No lo creía, y se mantendría incrédulo hasta que alguien estuviese dispuesto a demostrarle lo contrario. Sin embargo, primero se cercioró de arreglar una cosa.

"Antes que todo, no me llames por mi nombre completo..Es...Un poco vergonzoso para mí.." Pensó a lo que la criatura invisible pareció resoplar.

"Y segundo...¿Qué me...estás diciendo? ¿Una princesa de...verdad?"

"Lo que has escuchado.."

—¡¿QUÉ?! ¡¿UNA PRINCESA?!

Shhh, baja la voz!" Le increpó después de haber realizado un intento inintencional de pregonar aquella inesperada noticia "Nadie debe saber que hablo contigo, y mucho menos que dentro de este territorio se encuentra una Princesa, harás que les maten de ser así, y ahí estarían un montón de pasos más cerca de mí.".

"¿Cerca de ti?" Tragó en seco "¿Quieres decir que tú...estás...muerto?"

La voz interior titubeó antes de contestar. Y cierto pesar iba acompañando sus palabras.

"...Es algo complicado...Pero no es así" respondió finalmente "Una vez te manifieste todo lo que tengo que decir, entenderás de lo que estoy hablando, entonces podrás conocer más del tema".

"¿Podrías contarme de una vez?" Imploró Blackie impaciente por desentrañar el misterio que había comenzado a emerger de la conversación "Hace algún tiempo que espero a la...Princesa..., la espera me tiene un poco aburrido, la verdad...".

"Lo lamento" exclamó con suavidad aquella voz "No aún, te lo contaré todo cuando llegue el momento. Pero ahora debemos retomar el hilo y volver al tema que ha sido la razón de mi presencia" se aclaró la garganta antes de continuar "Blackie, debes ser cuidadoso. No muchas criaturas conocen el lugar hacia el que piensas dirigirte para devolver a esa pequeña Snorunt, pase lo que pase, no dejes que les sigan hasta allí a menos que se trate de una criatura proveniente del sitio..."

"¿De qué hablas?" Preguntó él de repente "¿Cómo conoces mis intenciones? No hablé de ellas en ningún momento".

"Creía que habías entendido la función del proceso del Psicoescáner" le respondió a punto de perder la paciencia "..Pero ahora veo lo equivocada que estoy".

"¿Equivocada? ¿Has dicho equivocada? Entonces eres una chica..."

"Sí...Bueno, no ahora...Bueno, ¡sí!" respondió ahora decidida "Sí, lo soy, pero ese no es el punto. Debes proteger a esa Snorunt pase lo que pase, no tienes que dejar que le pongan una garra encima. Sino, ambos estarán acabados ."

"¿Sabes algo?" Preguntó Blackie ahora un poco más calmado "Cuando me mencionaste eso de que Snorunt era una princesa.., creí que era un punto ya incluido con la confesión.."

"Y así lo fue" le dijo con autoridad "Pero en los próximos minutos tomarás una decisión que podría ponerles a ambos en peligro. Digan siempre que NO ante cualquier sugerencia u ofrecimiento extraño y traten de evadirlo. Eso les mantendrá a salvo, al menos hasta que le hayas devuelto a su hogar".

Un extraño silencio había llegado, pero este parecía más bien una pausa. Nadie supo cómo, pero el Gastly había podido descifrarlo, entonces esperó que la chica reanudase con sus palabras. Sintió cómo aquella chica de la voz comenzaba a 'examinar' el área en el que se encontraban, y él hizo lo mismo. Y muy a lo lejos pudo notar la silueta de la chiquilla acercándose.

"...Ella está cerca, es momento de irme.." le dijo la voz. Pero una nueva duda había brotado desde la curiosidad de Blackie.

Espera! Por favor, antes de irte quiero que me contestes una duda más...¡Y perdona!"

La chica titubeó por unos segundos.

"Está bien. ¿Cuál es tu duda?"

"Tú...¿También puedes ver el futuro?".

"¿A qué se debe esa duda?" Le preguntó ella ahora.

"Acabas de decir que tomaré una decisión en los próximos minutos que nos podrían poner en riesgo...Y si sabes eso.., ¿cómo lo podrías saber sin ver el futuro? Es algo básicamente imposible..."

"Por un lado tienes razón" intervino ella ahora "Pero por otro, con mi habilidad del Psicoescaneo puedo descubrir cuáles son tus intenciones más profundas, eso incluye muchas cosas que sencillamente no puedes saber, es porque están plasmadas en lo más profundo de tu subconsciente. Y aunque tú no conozcas nada de ello, sí son existentes, por eso puedo saber muchas cosas que harás en un futuro cercano.."

"Entiendo...Ahora sí lo entiendo.." Respondió finalmente vencido "Te agradezco todo lo que me has dicho...¿Pero te vas a ir en definitivo? ¿Y si llego a necesitar de tu ayuda?" Exclamó algo preocupado "¡No te puedes ir aún! Ella podría no darse cuenta de tu presencia, pero no te vayas aún".

"Oh, Black" exclamó en una aparente carcajada "Por los momentos debo marcharme, pero no te preocupes, voy a regresar, no deberías preocuparte por nada...".

"¿Regresarás? ¿Cuándo lo harás? Ahora que me has hecho estas confesiones siento que estaré perdido, tú deberías ser mi guía ahora que lo sabes todo!".

"Tú sólo confía en mí y no te preocupes. Sigue tus instintos, Black, pues por ahora no corres un peligro serio...Sólo sigue tu instinto...Y volveré... ... Cuando menos lo esperes...".

Fueron cuestiones de segundos para dar por ida a aquella chica que se comunicaba mediante telepatía con el Gastly. Y estaba estupefacto. Uno de sus más grandes secretos había sido revelado sin esperarlo, alguien más conocía sobre él y cuál era su verdadero nombre. Y entonces, aquellas palabras resonaron en su mente una y otra vez.

...

""Y así lo fue" le dijo con autoridad "Pero en los próximos minutos harás una decisión que podría ponerles a ambos en peligro. Digan siempre que NO ante cualquier sugerencia u ofrecimiento y traten de evadirlo..."

"Pero por otro, con mi habilidad del Psicoescaneo puedo descubrir cuáles son tus intenciones más profundas, eso incluye muchas cosas que sencillamente no puedes saber..."

...

Exactamente, ahora Black no sabía bien qué debía hacer o cómo debía él sentirse. Sus pensamientos se habían convertido en un terreno casi público al que alguien podía acceder libremente y sin problemas como abrir la puerta de un baño público. Inmediatamente sintió que su privacidad se había largado para siempre, o por un tiempo indefinido, así que se propuso enseguida a evitar todo tipo de pensamiento extraño o vergonzoso.

Pero en lo que el pobre no podía dejar de pensar era en el hecho de que esa Snorunt que traía consigo no era una Snorunt cualquiera, sino una joven 'de la realeza'. Sentía que debía haberlo supuesto desde un principio, esa niña no era muy "normal" —Utilizando algún término alternativo— en comparación a las demás que había conocido. Nada más lo meditó una vez para confirmarlo: no estaba acostumbrada a pasear dentro de las cavernas aún cuando su especie estuviese acostumbrada por naturaleza a habitar dentro de ellas. También fue consciente de que el comportamiento que había tenido con ella no había sido el mejor, y se sintió estúpido, como si hubiere metido la pata en algún momento. Una ejecución era lo mínimo que se esperaba. Entonces su pulso comenzó a acelerarse.

Pero trató de calmarse como pudo y lo pensó nuevamente. Sentía en gran parte la necesidad de guardarse el secreto. Snorunt no debía enterarse de que él tenía conocimientos sobre su posición monárquica. Estaba claro de que, si ella no se lo había contado desde un principio podía deberse a alguna razón. Pero aunque no tuviese la más mínima noción de ella, lo respetaba, aunque lo único que consideraba correcto que debía hacer en ese momento era disculparse, y así lo haría apenas estuviese cara a cara con ella. Y a los segundos, finalmente, Snorunt ya se encontraba entablando otro tema de conversación con él.

Gastly fingió un muy alegre saludo con nerviosismo. Ella correspondió sin darse cuenta de ello.

—Ugh...Bueno...No traigo buenas noticias —Fue lo primero que dijo afligida. El semblante del fantasma había cambiado drásticamente entonces. Ahora estaba preocupado.

—¿Y eso, a qué se debe? —Le preguntó.

—Es un mal día para los aldeanos, y para las visitas también. Tenemos que marcharnos mientras podamos, Gastly.

—¿Cómo, así tan pronto? —Volvió a preguntar extrañado. Snorunt asintió y luego inspeccionó el área con la mirada.

—Son..Se debe a que hay un grupo de Pokémon que siempre deben pasar por aquí. Se dicen llamar "Los Bandidos Negros", y los hermanos Kecleon me han contado todo acerca de ellos. No dijeron nada bueno, Gastly —Le respondió la niñita al borde de entrar en pánico— ¡Vámonos ya! Me ha entrado el miedo apenas pregunté por ellos.

—Oh, ¿Los Bandidos Negros? —Repitió— No suenan tan amenazante, de hecho...Me recuerdan a un grupo de Pokémon exploradores que conocí hace algún tiempo, prin–Cortó con ello antes de terminar embarrándola, cambió sus palabras y, ¡nada aquí había pasado!

—Esto...Prin–Primero déjame pensarlo bien. Estoy cansado —Fue lo que dijo a la final. Snorunt lo miró ahora un poco dudosa y extraña, como encontrando algo que no encajaba en la situación. Sin embargo, su atención fue puesta en otro asunto.

—¡Gastly, podrían matarnos si nos atravesamos en su camino y yo no puedo ni quiero morir tan joven! Vámonos ya, por favor.

—Oh, niña —Le dijo ahora en forma de broma—¿Quién nos garantiza a nosotros que esos bravucones vendrán hoy? ¡A lo mejor y no recuerdan que deben pasar por aquí!

—Es parte de su travesía de siempre, ES IMPOSIBLE QUE NO RECUERDEN ALGO TAN FRECUENTE EN SUS COSTUMBRES —Dijo por última vez perdiendo el último vestigio de paciencia que guardaba en su interior, a lo que el fantasma la observó sorprendido. Ella finalmente completó.

—Bien, Gastly, si tú quieres que esos Pokémon malvados te asesinen, bien por ti. Yo, por mi parte, me iré de aquí enseguida, aprecio mucho mi vida como para perderla de este modo...

—¡Alto, Snor–!

Y antes de que pudiese hablar, Snorunt había terminado sobre el suelo de un momento a otro. Una tercera criatura se encontraba en la misma posición que la pequeñita. Entonces Gastly reaccionó, se acercó a la nueva presencia y trató de alcanzarle la pequeña Baya que se había caído de sus manos al tropezar.

—Uh...¡Lo siento mucho! —Se disculpó la nueva jovencita que había llegado en una reverencia, después de haber salido de un corto aturdimiento. Gastly negó preocupado.

—¡No tienes que disculparte! ¿Estás bien?

—Sí —Le respondió la pequeñita reincorporándose de un brinco— Sólo me caí. No veía por dónde caminaba, así que la culpa fue toda mía. ¡Es que ya estoy de los nervios!

—Espera —Intervino Snorunt sobando su cabeza después de erguirse en sus dos pies— ¿Por qué tantos nervios?

Lo siguiente que saldría de la boca de la nueva presencia sería lo más cercano a un garabato verbal, de una inmensa y difícil comprensión y una velocidad increíble. Un poco más y la Snorunt confundía las palabras de aquella Meditite tan ajetreada. Pero aunque en un principio a Blackie le costaba comprenderlo, aquella jovencita lo que en realidad buscaba hacer saber era lo preocupada que ahora estaba. Entonces quedó callado por un instante mientras Snorunt se atinaba a realizarle una serie de preguntas.

—Alto, un poco más lento, por favor —Le dijo la jovencita antes de hacer sentar a la Meditite sobre el suelo— Vas de una forma muy impulsiva para ser una Meditite.

—Entiendo..Sé que hablo muy rápido —Le respondió agachando su mirada— ¡Es que me urge actuar! ¡Es–Es mi hermano! ¡Todo se debe a ellos! ¡ELLOS!

—¿A Ellos? —Repitió la Snorunt todavía más enredada— ¿Qué sucede?

—¡Ellos! —Volvió a gritar la Meditite apuntando con su dedo en alguna dirección. Snorunt exhaló un tanto frustrada, porque lo que quería intentar hacer con aquella otra niña también había terminado en un fracaso ante sus ojos.

Y ahí estaban ellos. Apenas los indivíduos voltearon a ver se encontraron con un par de grandes figuras atravesando la entrada de aquel misterioso pueblo.

Entonces lo entendieron todo. Ahora sabían a qué se refería la Meditite cuando hacía alusión a 'Ellos'.

Unas figuras tan grandes que parecían rascacielos, cuyas pieles parecían fusionarse con hierro y acero puro que reflejaban sobre sí los calientes rayos solares. Sus feroces colmillos se asomaban entre sus labios aún si estos estuviesen cerrados.

La maldad de sus almas reflejadas con totalidad en sus colorados y ojerosos ojos. Sin mencionar el sonido de las fuertes pisadas y la cantidad de polvo que se elevaba cuando caminaban, la escena se había convertido en lo más cercano a una pesadilla. La joven Meditite permaneció estática mientras el tiempo se lo permitía, pero ya a los segundos cuando estaba recuperada se levantó del suelo tan rápido como una ráfaga y salió corriendo en una dirección desconocida, mientras que el Gastly y la joven Snorunt aún se mantenían petrificados y admirando aquella escena de entrada. Sin darse cuenta, Snorunt ya tiritaba de los nervios, Gastly sudaba frío en silencio. Hasta que finalmente reaccionó.

—¿Q–Qué son esas horribles criaturas? —Preguntó, aparentemente hacia el aire. No fue sino hasta unos segundos más tardes —Que Snorunt apenas reaccionó— que le dio una respuesta bastante corta.

—Son...Son Ellos...

El sonido del acero y metales chocando entre sí aumentaba con el paso de los segundos, y la rojiza tierra del suelo parecía amontonarse en el aire poco a poco hasta haberse convertido en una pequeña tormenta de tierra mientras que los gruñidos también formaban parte de la aterradora sinfonía que comenzaba a abrumar a ambos amigos. Ya no había nada que hacer, ahora se encontraban más cerca que hace unos segundos atrás y las alternativas ya casi se habían agotado. Ahora sólo tenían dos opciones:

1) Salir corriendo y esconderse inútilmente porque, de todas formas, estos ya les habían visto incluso estando tan lejos.

2) Quedarse quietos en un mismo lugar para que los bandidos los confundiesen con un par de estatuas instaladas en medio de su camino.

Sin embargo, había otra opción que ninguno de los dos, pero sí un tercero, había considerado:

3) Pelear hasta que el último de esos rascacielos metálicos haya caído.

Pero Snorunt negó frenéticamente aquella opción apenas Gastly, accidentalmente, la hubo manifestado.

Todo el tiempo que quedaba se agotaba poco a poco y ninguno de los dos lograba encontrar una solución que les sacase del apuro como por arte de magia. El choque entre los metales se volvía más y más fuerte y Gastly y la Snorunt aún se encontraban inmersos en una intensa discusión. Hasta que el final de esos segundos se terminó sin darse cuenta. Un par de Aggron que encabezaban la larga fila de enormes criaturas se detuvieron en seco. Evidentemente estaban disgustados.

Sin embargo, Gastly y Snorunt se encontraban aún dentro de su disputa sin darse cuenta de que ya no estaban solos, aún cuando varias de estas mantuvieron su horrible mirada encima de ellos. Uno de los Aggron gruñó a otro, como queriendo entablar una conversación en su dialecto.

—Grrrroooarg, grurr grooor grrrrarf ("¿Qué sucede, quiénes son estas criaturas tan diminutas?")

—Grooar, Grrr grronf. Grrr, grraaah ("No lo sé..¡Pero son diminutas!")

Hasta haber escuchado la corta charla, ambos se detuvieron en seco, finalmente de habían percatado de los gruñidos. Entonces Snorunt elevaba miles de plegarias al momento en que giraban a ver lentamente. Había sido como estar dentro de una película de terror, cuando el protagonista comienza a sentir una extraña presencia aún estando solo, siendo el momento en que gira a ver qué cosa perturba su tranquilidad una de las experiencias más aterradoras del momento. Un Aggron exhaló sobre su rostro, dejando ver cierto humo saliendo de sus grandes fosas nasales.

De la impresión sólo pudo liberar un pequeño grito antes de quedarse completamente estática otra vez. Gastly pareció empalidecer enseguida.

—U–Uuaaaahh..G–Gastly...

—Ni me lo menciones, ya lo estoy viendo todo...—Respondió manteniendo su mirada fija sobre las bestias. Una de ellas se anticipó a la fila y se agachó para poder estar cara a cara con los jóvenes, luego resopló. Esta era un Tyranitar que se notaba de una edad avanzada, sin embargo, su estatura era un poco inusual: Mucho más grande que los Tyranitar que ambos habían logrado avistar jamás. Para ser un Tyranitar con infinitas experiencias de vida, sí que se había conservado bastante.

—Disculpad, vosotros dos...

—¿Sí? —Preguntó Blackie tratando de fingir una sonrisa que le quedó completamente fallida mientras comenzaba a 'transpirar' —Aún dentro de su mente— por la presión— ¿Qué pasa?

—Estáis obstaculizando el paso —Señaló el Tyranitar con un extraño acento— Dejaos pasar.

—Sí, ¡quítense del medio!

—Oh, ¡Sí, sí, lo sentimos! —Reaccionó la pequeña Snorunt seguido de una reverencia anticipándose al Gastly. Estaba agradecida de que aquella criatura tan enorme tan sólo les hubiese pedido el paso. Gastly se apartó de en medio de su ruta y la Snorunt hizo lo mismo. Pero el alivio se esfumó a los pocos segundos, cuando otra criatura llegó a la escena, aparentemente, de la nada.

—¡Alto ahí! —Exclamó con altanería— ¿Quién te crees que eres para hablarle a la gente de esa manera?

—¿Qué?

—¡No estás en tu derecho! —Volvió a decir la pequeña criatura que había llegado— Al menos un "Por favor" estaría bien.

—Grrrronf grronf grrr ("¿Y este otro enano quién se cree?") —Intervino un Aggron ahora anticipándose. El Mienfoo se alzó incompetentemente, sacando el pecho y mirándole cara a cara de manera desafiante.

—Tú no vengas a gruñirme de esa manera. Ahora te ordeno que te disculpes con ellos.

—Ah, ¿que me disculpe, dices? —Reaccionó el Aggron riendo a carcajadas y tomándolo por sorpresa— ¿y por qué crees que debo obedecerte? No sigo las órdenes de un enano como tú.

—¿Enano? ¿ENANO DICES? —Exclamó Mienfoo perdiendo la compostura después de haber sido llamado "enano" por aquella criatura tan grande— ARREPIÉNTETE, ARREPIÉNTETE DE TUS PALABRAS, HORRIBLE BESTIA. ¡AHORA SENTIRÁS MI IRA!

Fueron tan sólo cuestiones de segundos para que el pobre Mienfoo terminase en el suelo con varias cicatrices sobre su cuerpo, bastante malherido y lastimado. Apenas tenía fuerzas para levantarse, y el caer en frente de Blackie al tratar de realizar un ataque, ambos amigos ahora se negaban siquiera a respirar después de haber visto la velocidad con la que el Aggron había atacado, siendo extraño que pudiese hacerlo así con tanto peso de metal encima.

—¿No dijiste que sentiría tu ira? —Preguntó el Aggron descaradamente entre carcajadas— Qué débil es t–

—Ya basta —Le interrumpió el Tyranitar con cierta tranquilidad inquietante mientras apartaba a un lado a los 3 jóvenes del medio— ha sido suficiente. Le habéis dado lo que quería, ya es momento de continuar con nuestro camino...

—Sí —asintió el Aggron luego de mirar burlonamente una vez más al Mienfoo debilitado— Lo siento, jefe..

Pero mientras Blackie se mantenía con su mirada completamente puesta sobre la larga fila que poco a poco abandonaba el lugar en donde habían estado, Snorunt se encontraba concentrada en el Mienfoo caído. Sus ojos cerrados y muchos moretones sobre su piel, al recordar aquel ataque supo sobre la gran ventaja de niveles que el Aggron tenía sobre el chico, aún cuando su elemento era fuerte contra el del dragón metálico. Luego observó también la pequeña manada de Pokémon que se fusionaban en una larga fila de enormes bestias abandonando el campo para llegar a su lugar destino, pero había algo más...

Todas las miradas se encontraban puestas en el camino que tenían por delante...A excepción de una: la del Tyranitar. Ella había logrado percatarse de eso, de su mirada de reojo aún siendo de los primeros miembros de la fila. Entonces también lo miró fijamente.

Así se mantuvo durante unos segundos, segundos en los que comenzó a sentirse inquieta. Y durante esos segundos, el tiempo pareció detenerse, mientras mantenía cierto contacto visual con una criatura de un semblante tan alarmante, tan sólo comunicándose con sus casi imperceptibles miradas. Los rayos del sol reflejando sus rojizas iris, Snorunt estremeciéndose poco a poco tratando de disimularlo. Era como si dentro de ella una pequeña Bestia naciera y comenzare a forcejear consigo misma tratando de deshacerse de su cautiverio. Era como traer su instinto primitivo a la vida.

El Tyranitar parecía querer trasmitirle algún tipo de mensaje. Un mensaje tan sólo mirándola a los ojos, como queriendo descubrir un secreto. Snorunt a duras penas podía interpretarlo de esa manera, hasta que lo comprendió: Ambos compartían algo en común...Algo...Enorme...

"¿Pero qué es?"

Los segundos comenzaron a fluir después de que el Tyranitar comenzase a caminar con normalidad, ignorando ahora la mirada de Snorunt y reanudando con su marcha. El sol cayendo por sobre sus figuras y calentando la tierra del camino que aún faltaba por recorrer. Ella luego exhaló agotada y regresó a la situación real.

—¿Crees que estará bien? —Le preguntó a Blackie haciendo alusión al Mienfoo. Blackie lo analizó con su mirada por unos momentos y luego negó.

—Sin supervisión médica yo dudo que se recupere pronto. ¿Existirá un Centro Pokémon en esta aldea?

Snorunt lo pensó durante unos segundos más, luego asintió.

—Cuando fui a hablar con los hermanos Kecleon, me pareció ver un Centro Pokémon. Vayamos hacia allá...

"Ella...Ella también es..."

...

—Este joven estará bien —Contestó la joven enfermera, una Wigglytuff, aplicando unas cuantas pomadas sobre el Pokémon herido— Pero necesitará guardar reposo por un tiempo. Las heridas que recibió fueron letales a causa de la gran fuerza con las que fue realizado el ataque. Tuvo suerte de que tan sólo se tratara de unos cuantos moretones.

—El Pokémon que le atacó era realmente grande —Respondió Snorunt a esto afirmando lo que aquella enfermera suponía— no me extraña que haya quedado tan lastimado el pobre. Fue una suerte que sólo le atacasen una vez o sino...¡No quiero siquiera imaginármelo!

—La cuestión es —Intervino ahora Blackie acercándose a la enfermera al otro lado de la cama— ¿cuánto tiempo será necesario que se quede en reposo?

—Eso ya lo veremos, dependiendo de cómo vaya respondiendo con el tiempo —le respondió la Wigglytuff colocando unas cuantas mantitas calientes sobre el lugar en donde reposaba el Mienfoo— Ahora mismo está inconsciente, pero sólo bastará con observar su comportamiento una vez despierto para tener un estimado del tiempo. Yo sugiero que sean 24 horas como mínimo.

—Agradecemos muchísimo su ayuda, Enfermera Wigglytuff —Agradeció Snorunt sonriente por saber acerca de las agradables noticias que recibió, ahora se sentía menos preocupada por el Mienfoo.

—Yo agradezco a ustedes por haberlo traído a tiempo —Dijo la Wigglytuff como retribución aunada a una sonrisa— De no haberlo hecho, entonces probablemente hubiese empeorado un montón —Exclamó antes de marcharse por el umbral que separaba la habitación de las demás salas de revisión. Pero ahora era Blackie quien parecía mirar inquieto hacia la nada, Snorunt cambió su mirada hacia él.

—¿Qué pasa? Ya escuchaste a la enfermera, todo estará bien. Sólo necesita guardar el reposo indicado y estará como nuevo.

—No es eso —Dijo a duras penas el Gastly sin apartar su mirada del suelo. El semblante de la Snorunt cambió entonces.

—Si no es eso, ¿qué es lo que te preocupa? —Le preguntó. Blackie pareció meditarlo antes de responder, pero inesperadamente su semblante había cambiado al siguiente minuto.

—No es..No es nada —Respondió ahora sonriente— ¿Qué quieres hacer ahora?

—Bueno pues..No lo sé, la verdad. No creo que sea conveniente marcharnos de aquí y dejar a este pobre amigo solo. No sabemos si tiene familia en el lugar, mucho menos deben estar enterados de sus actuales condiciones..¿Se te ocurre algo?

—Sólo que tienes razón —Exclamó apartando nuevamente la mirada— Pero no podemos esperar a que despierte. No sabemos cuándo lo hará. Quizás lo haga mañana...

—O quizás también lo haga pronto —Completó Snorunt jugueteando con sus manitos— Gastly, pienso que esperar un tiempo más es la mejor opción hasta ahora. ¿Qué dices tú?

Entonces otra vez parecía meditarlo. Ya era la tercera opción que la Snorunt aportaba ese día que tampoco lograba convencerle del todo. Aún así, después de haber refunfuñado en silencio, asintió como si ahora fuese atacado por un fuerte dolor de cabeza. Tan inmerso había estado en sus improperios, que cuando Snorunt abrió nuevamente su boca para hablar, le tomó por sorpresa.

—Por cierto...Gastly...

—¿Y ahora qué? —Preguntó, sin duda alguna, fastidiado.

—Eso que dijo la Meditite...¿lo recuerdas?

¿Recordarlo? Sin ninguna duda lo hacía, había pasado alrededor de una hora apenas desde que se encontraron accidentalmente después de todo.

Esas palabras...Esas palabras que parecieron inquietar a la chica..

...

"

Sé que hablo muy rápido —Le respondió agachando su mirada— ¡Es que me urge actuar! ¡Es–Es mi hermano! ¡Todo se debe a ellos! ¡ELLOS!

—¿A Ellos? —Repitió la Snorunt todavía más enredada— ¿Qué sucede?

..."

...

—Si recuerdas bien, estaba muy agitada. Y también mencionaba a un tal hermano —Continuó hablando la Snorunt— ¿Qué se te viene a la mente? ¿Crees que haya sucedido algo malo?

—Hmm...Para que esa Meditite reaccionase de esa manera, algo realmente mal debió haber sucedido —Finalizó el Gastly sin decir nada más. Sin embargo, esto no había sido suficiente para la jovencita. Ahora ella parecía meditar un poco más las cosas.

—Apenas podía hablar...Me preguntó qué será lo que habrá ocurrido...

—Sea lo que sea, niña..Lo mejor será no inmiscuirnos en ello —Respondió firmemente el fantasma en un resoplido, dejando a la pequeña Snorunt completamente sin palabras antes de salir de aquella habitación.

"Claro, para ti es más fácil huir de los problemas" pensó ella frunciendo el ceño.

Y ahí se encontraba la pequeña Snorunt, sentada justo al lado del Mienfoo inconsciente, tratando de conectar las apenas existentes piezas del asunto. Al mirar a aquella Meditite, pudo mirarse a sí misma cada vez que se metía en apuros. Sumándose a la razón de que la chica no parecía encontrarse bien en absoluto. "Y si estuviese yo en su lugar, un poco de ayuda me vendría muy bien" pensó nuevamente.

Tan inmersa comenzaba a estar en sus acciones, que sin haberse dado cuenta comenzaba a hablar consigo misma.

—Esas bestias...¿tendrán algo que ver con el estado de ánimo de aquella chica?

—Tienen toda la culpa de su frenetismo —Se incluyó una voz que la tomó por sorpresa. Comenzó a llamar a Gastly apenas se percató de que quien le hablaba era el Mienfoo herido, que había despertado de un momento a otro.

—¿Cómo te sientes? —Corrió Snorunt aún dentro de la sorpresa— ¿te duele algo?

—Sólo mi orgullo —respondió él afligido— pero del resto...Estoy casi bien.

—¡Has reaccionado muy rápido, eso es algo muy bueno! No debiste desafiar a esos bravucones —Snorunt le increpó— ¿No se te ocurrió que pudiste haber muerto? ¿Qué crees que habría dicho tu familia al respecto? ¿Tampoco se te ocurrió que podrías haberme ocasionado algún trauma psicológico?

—Te pido disculpas por eso. Mi osadía ya me ha traído consecuencias similares antes, aunque esta es la más lamentable...Sin embargo, también tuve mis razones.

El rostro de la Snorunt abandonó su expresión inmediatamente.

—¿Las tienes? ¿También secuestraron a alguien que conoces?

—Sí, y nadie ha querido prestarme ayuda. Así que todo lo que–

Y no pudo siquiera llegar a la mitad de lo que tenía que decir cuando el Gastly había reingresado en aquella habitación levitando tan rápido como sus gases le permitían, llegando junto a la Snorunt, de ser posible, transpirando.

—¿¡Qué pasa aquí!? ¿¡Qué sucede!? ¿Estás bien?

—Qué gritón es tu amigo —Exclamó en un susuro el Mienfoo aferrándose a los bordes de la cama donde descansaba. Gastly le observó todavía más sorprendido.

—¿Cómo? ¿Ya despertaste?.. —Observó con ambos ojos grandemente abiertos al Mienfoo de la sala— ¡¿Ha acertado tu intuición otra vez?! —Se dirigió a la jovencita, quién se encogió de hombros y buscó alguna manera de retomar su charla.

—Estabas por contármelo, ¿qué sucedió con esa gente? ¿A quiénes se llevaron?

—Decía que todo lo que tuve que hacer fue tratar de enfrentarme a ellos...—Se tomó un respiro— Esas criaturas, como te habrán advertido antes, son los famosos Bandidos Negros que provocan que el temor comience a fluir en la Aldea una semana antes de las fechas que suelen atravesarla...Ellos..—Tragó en seco— Ellos secuestraron al hermano de Maddie, quien también es mi mejor amigo.

—¿¡Qué!? —Gritaron al unísono.

—¿Fueron...Ellos...Los que lo han secuestrado?

—Jum, ahora veo el por qué la gente de la Aldea permanece tan oculta durante estos días —Respondió el Gastly con astibo de nervios. El Mienfoo desvió su mirada algo más frustrado.

—Lo sé. Pero por ello, nadie me ha querido ayudar. Y en medio de mi desesperación –Y no sólo la mía, me refiero también a la de Maddie– la única opción que encontré fue enfrentarme yo mismo a ellos una vez los tuviese cara a cara, consideré que mi tipo es potente sobre los que ellos suelen ser. Sin embargo, no siempre las ventajas aciertan al cien por ciento, ya lo han comprobado en persona...

—No debiste hacerlo —Le respondió Gastly despectivamente— Mira cómo has acabado. Ahora conocen tu nivel de batalla, te llevan muchísima ventaja a partir de eso.

—¿Y qué iba a hacer entonces? —Mienfoo al borde de lágrimas decía, aguantándose esos sentimientos tanto como su voz se lo permitía— Algo tenía que intentar, es difícil quedarse de brazos cruzados ante este tipo de situaciones, ¿qué esperabas que hiciera? Alguien tenía que reaccionar, Maddie no iba a hacerlo, emocionalmente es muy débil. Y como nadie quiso apoyarme, tenía que apañármelas yo solo sin esperar nada. Lo único que tengo además de ellos es a mí mismo.

—¿Nadie más? —Snorunt exclamó incrédula.

—Sí, si fueras huérfana lo entenderías...

Algo en su interior había sido roto entonces.

—Oh...Lo...Siento —Expresó finalmente con pesar, Gastly pronunció las mismas palabras a las que el Mienfoo correspondía con una débil sonrisa.

—...Cuando eres joven y nadie te protege como lo hace un adulto, debes aprender a defenderte a tí mismo. Pero cuando encuentras a alguien más con tu misma situación, ambos aprenden a cuidarse mutuamente como los mismos padres lo habrían hecho...

Un suspiro se liberó en el aire, abandonando al triste Mienfoo convaleciente.

—...Incluso sin que exista un vínculo genético que los una, el vínculo emocional que se forma con ese ser ya pasa a ser algo mucho más profundo que sólo una amistad. Se convierte en una hermandad en mayoría de veces perpetua...Eso es lo que nos une a Maddie, Tyler y a mí —Explicó una vez más tratando de no atorarse con sus palabras— Somos lo único que tenemos en la vida. Si algo le sucediese a uno de nosotros, ¿cómo crees que terminarían los sentimientos de cada uno?

Snorunt guardó silencio sin querer responder a la duda. Gastly bajó su mirada inmerso en sus propios pensamientos. Comprendía que aquello era trágico, no obstante, conocía bastante bien ese concepto abstracto al que llaman "La Soledad", ya que él no tenía –y jamás había tenido– de quién sostenerse. Aún así no pudo evitar sentirse mal. Sin embargo, Snorunt atacó inesperadamente.

—¡Debemos evitar eso! HAY QUE ACTUAR RÁPIDO. Mientras estamos lamentándonos por esta situación, perdemos tiempo valioso que podríamos estar usando para rescatar a tu amigo.

—Aguanta un poco tu carroza por un segundo, ¿quieres? —Intervino el Gastly con sus ojos increíblemente abiertos— ¿Qué estás tratando de decir con 'Debemos'? ¿Vas a involucrarme de nuevo en tus planes de manera involuntaria? No voy a inmiscuirme en esto, perdóname.

—¿Te volviste loco? Este Mienfoo necesita de nuestra ayuda, ¡Alguien debe hacer algo, ya él hizo lo que pudo y mira cómo terminó! Imagina qué podría pasarle a su hermano de corazón.

—Lo que has visto que sucedió hoy no será nada en comparación a lo que verás si te tratas de involucrar en un rescate que no puedes prometer resultará exitoso —Le devolvió el Gastly con renuencia— Te pido mil perdones, pero no estoy dispuesto a arriesgar mi vida de esta manera —Se dirigió al Mienfoo, quién sólo bajó su mirada al borde de lágrimas –que dejaron de estarlo al silenciosamente ocurar su rostro–.

Entonces Snorunt lo observó.

Verlo llorar con tanto sentimiento hizo que el corazón de la Snorunt se arrugase mucho más todavía. ¿Estaba bien quedarse de brazos cruzados ante tal urgencia?

La respuesta estaba mucho más que clara: NO LO ERA.

Lo pensó durante unos segundos.

Segundos que parecían hacerse eternos considerando las circunstancias. Observó de un lado a otro, de arriba a abajo. Entonces finalmente llegó. El quejido del Gastly al ser golpeado con un cono macizo de hielo se escuchó más allá de las demás salas de revisión, llamando la atención de las Chansey enfermeras mas otro pequeño lote de Pokémon presentes.

—¡NO QUIERO PROTESTAS! Ya dije.

Nota de la escritora: ¡HOLA OTRA VEZ!

Mil perdones si me he tardado tanto en actualizar. En estos momentos me encuentro revisando y modificando los capítulos en busca de una mejoría, sin mencionar que hace un mes comencé nuevamente en la universidad y eso me ha tenido bastante ocupada :( (aunado a eso, el frecuente bloqueo del escritor que me ha tenido bastante mal, creo que es la principal causa de mi prolongada ausencia).

Si llegaste hasta el final te lo agradezco mucho, ya que ha sido uno de los capítulos más largos que he escrito.

Me encuentro trabajando en el siguiente capítulo, espero poder subirlo tan pronto como mi tiempo libre me lo permita. Mientras tanto, por favor no olviden dejar Reviews y muchas, muchas, ¡muchísimas gracias por leer otra vez!

¡Nos leemos, cariñitos! :).