Todavía tengo la imagen de la tumba de mamá clavada en la retina y el rugido del motor rebumbando en mi cabeza cuando Dean suelta la bomba.
-Debería estar muerto-
Y siento la onda expansiva de su dolor atravesarme como las esquirlas a un solado en plena guerra. Evita mirarme porque detesta que lo vea llorar, pero siento su temblor en la voz y me quedo callado, porque no hay palabras que sirvan cuando tu hermano confiesa sus ganas de morirse. Su perfil se recorta contra el paisaje repleto de pinos y pienso, mierda, que tengo que decirle algo que aliviane todo ese sufrimiento. Pero allí no encuentro a mi hermano el que se niega a tirar ese maldito casete de Black Sabbath y vive a fraudes a tarjetas de crédito, sino un hombre destrozado, completamente roto.
-Dean…-
Las palabras se me agolpan en la punta da la lengua pero no puedo decirle nada. Tácitamente sabemos que lo que dijo sobre la muerte de papá y su recuperación tiene muchas chances de ser cierto. Pero no puedo admitir algo así como verdadero, hacerlo sería permitir que mi hermano jamás se perdonara así mismo. No puedo dejar que eso pase, que las decisiones de mi padre lo atormenten por el resto de su vida. Sentados sobre el capó del Impala siento su esfuerzo mudo para reprimir los sollozos y la inexorable realidad de la muerte se asienta en mi estómago al mismo tiempo que veo una lágrima corriendo por la mejilla de Dean. Papá está muerto y Dean apenas puede sostener entre las manos los fragmentos del sueño de mantenernos unidos, como las cenizas de la hoguera que consumió a John Winchester.
-Papá y tú eran lo más importante de mi vida y mírame, por mi culpa lo hemos perdido - dijo aun sin mirarme a los ojos
-No es cierto-
-Sabes que lo es Sam. Si quieres no me lo digas en voz alta pero no me lo niegues-
Callé, no porque estuviera de acuerdo con él pero no sabía que decir o hacer para que dejara de condenarse a sí mismo. Ni soltando toda la basura académica de cuanto libro leí serviría para convencerlo de lo contrario. Me mordí el labio y metí las manos en los bolsillos. Si solo supiera lo que sentí cuando lo vi en esa cama de hospital, con tubos saliéndole por todos lados. Mierda, si solo supiera lo que fue para mí verlo ser destripado lentamente por la persona que intentamos salvar en vano.
-Cuando estábamos en el hospital- murmuré con los ojos clavados en mi zapatos- Y a ti te dio un paro yo...-Inspiré repentinamente porque, en el fondo, yo no era el fuerte- No tienes una idea el miedo que sentí. Pensé que te ibas a morir, de verdad. Esta vez no iba a encontrar ningún brujo voodo para salvarte el trasero ¿Sabes?- Volví a tropezarme de nuevo con mis ideas, apreté fuerte los dientes y me llené de impotencia- No sé qué habrá hecho papá, pero sea lo que fuera logró que te quedaras aquí conmigo. No me hagas esta mierda de decirme que deberías haber muerto Dean, porque te juro que…- ¿Qué ? Siempre era yo el que manejaba mejor el discursito con los extraños pero ahora me sentía un idiota. Escondí el rostro cuando sentí que Dean me lo alzaba tomándome de la barbilla y me topé con sus ojos verdes clareados por las lágrimas. El muy maldito sonreía, quizás no como antes, pero bastaba para mí.
-Eres un marica Sam-
-Púdrete-
Se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano y abandonó el capó dejándome con la idea de que nunca lograría quedarme con la última palabra. Escuché la llave girar y el monto volvió a encenderse, con la intención de llevarnos a cualquier parte que nos ayudara a descifrar el tormentoso legado que nos aguardaba. Suspiré antes de tirarme en el asiento del acompañante. Volvía a sonar Ozzy Osbourne a todo volumen. Dean tenía la vista fija hacia adelante y los nudillos blancos de tanto apretar el volante. No dije nada. Cerré la puerta y pisó el acelerador a fondo propulsándonos al camino otra vez. Tomé un mapa garabateado para estudiarlo mientras lo veía de reojo cabecear al ritmo de la música. Nunca volvería a ser el de antes, pero seguí allí, en una pieza. Respirando. Y por todos los demonios que nos quedan por devolver al inframundo, juro que eso es más que suficiente.
