Primer Arco; Elegido

Capítulo 1; Inconveniente.

De nuevo estaba en ese lugar. Sentado, frente a la mesa en la sala. mirando mi brazo.

Habían pasado 4 años. Me fui de mi casa al día siguiente de lo ocurrido. Me fui sin nada, sin lugar a donde ir. Caminé y caminé con las pocas fuerzas que tenía. Pero odiaba mirar hacia atrás, odiaba tener que asimilar lo que había ocurrido; El hecho de que ellos hayan sufrido por mi culpa.

No entiendo porque si estuve tan cerca, no pude salvarla.

La marca en mi brazo era enorme. La acariciaba con suavidad, y más que un tatuaje parecía una cicatriz. Quien sabe, quizás lo era. Aun asi, no se nada de ella; Ni como la tuve, de donde vino, o que es.

—¿De nuevos miras eso, Edward?. — Riza me miró de nuevo con preocupación. Sus ojos cafés reflejaban tristeza, yo le daba esa emoción.

Ella fue quien me cuidó desde hace cuatro años, cuando me miró bajo la lluvia, tratando de seguir caminando. Se acercó y tomó mi mano, ofreciéndome vivir con ella.

¿Por qué acepté?. Quizás por que era un niño, porque tenia miedo o porque necesitaba amor.

Su cabello rubio y suelto la hacia lucir más radiante de lo que siempre había sido, pero su sonrisa se desvanece cuando se me acercó y tomó mi brazo para observarle ella también.

Me ha hecho volver de golpe a la realidad.

—Sigo sin saber que fue esa voz.

—¿Sigues pensando en ese dia?. Ed, asi jamás podrás tener calma.

—¡Yo solo quiero saber porque tengo esto! —Azoté mis manos contra la mesa y me levanté de golpe. Me sentía demasiado enérgico, en ese momento solo quería liberar todo lo que llevaba sintiendo por años, pero no podría desquitarme con ella. —Yo...Solo quiero saber la razón del porque seguí vivo después de esa noche.

—En verdad no existe lógica en lo que te pasó. —Su mirada se volvió fria y sus palabras igual. Su cara reflejaba seriedad, tanta, como si estuviésemos hablando de una revelación que podría cambiar al mundo.

Riza se cruzó de brazos y me miró directo a los ojos. Debo admitir que cuando hizo eso, sentí como me paralizaba ante la mirada tan profunda que me daba.

—Lo que llevas ahí, es el símbolo de la Energia. — Me dijo de golpe. Apenas formé una ''O' con mi boca cuando ella me interrumpió dejando un libro grueso sobre la mesa. —Este es un libro de simbología, y tu marca se parece demasiado a la que esta dentro de este libro, quizás si reúnes las pistas necesarias, podrás averiguar lo sucedido.

—Si tu tenias este libro, ¿¡Por qué nunca me lo mostraste!? —Hice puños mis manos para contenerme.

No se como sentirme. Siempre había querido saber que era esto, y Riza...La persona que cuidó de mi por años siempre lo supo, ¿y hasta ahora me lo ha mostrado?. Ella sabe por lo que pasé, sabe cuanto me duele.

No sabía si enojarme con ella, o dejarlo pasar.

Miré a Riza, ella escondía sus ojos entre su flequillo, y estaba mirando en otra dirección. Era evidente que sabia algo.

—No quiero que te arriesgues a algo como esto.

''Algo como esto''. ¿Arriesgarme?.

—Quizás si encuentro al autor, pueda decirme más... —Mire de reojo a la rubia, la estaba incitando indirectamente a que me dijera la verdad, pero no respondió.

—Ya no puedo hablar más Ed , lo lamento

Riza me veía con notable vulnerabilidad, como si sintiese pena por mi. Odiaba verla así, simplemente no podía verla llorar y en ese momento noté una lágrima bajar por su mejilla.

¿Por qué estaba en ese estado si solamente me había enseñado un libro?.

—Iré a dar una vuelta por la ciudad ,regreso luego. - Traté de sonar lo más calmado posible. No me atreví a mirarla y simplemente pasé de largo hasta salir por la puerta.

Traté de olvidar la expresión de Riza durante todo el camino. Pero no me percaté de mis alrededores; Una niña gritaba aterrorizada, no muy a lo lejos pasaba un tren, y ella iba en el, pidiendo ayuda pues su tren...se iba a descarrilar. Poco a poco la gente se sumó a ella.

Cuando me di cuenta, esa pequeña se parecía tanto a mi hermana menor, que sentí el impulso de intentar correr a ayudarla.

—No puedo creer, que piense que soy capaz de hacer algo así. — Tomé aire y traté de apresurarme lo más que pude, corrí hasta tratar de alcanzar el tren, pero era imposible.

Si seguía corriendo, por mis propias fuerzas jamás le iba a alcanzar. Fue entonces que miré una carreta que pasaba por ahí, y una idea invadió mi mente.

Tomé un caballo...Más bien solo se lo arrebaté a un sujeto que se iba a subir y me monté en él

—¡Regresa aquí maldito mocoso! —Escuché como un señor me gritaba pero yo le iba dejando atrás conforme tiraba de las riendas del caballo para hacerlo correr más rápido

Fue entonces que empecé a acercarme al tren, pero las personas que pasaban me estorbaban. Muchas corrían despavoridas evitando toparse con mi caballo desbocado. No sé como logré manejar un caballo si en mi vida lo había hecho pero...

finalmente logré tomar casi la velocidad del tren, y me emparejé con él. La niña, junto a muchas otras personas estaban tratando de bajarse del tren, no podría con todas.

La niña al verme estiró sus brazos hasta mi. Yo intenté soltar las riendas del caballo para intentar que la niña alcanzase uno de mis brazos y así poderla tomar del vagón.

Finalmente, ella se animó a saltar a mis brazos. Con la niña finalmente a salvó, con mi mano libre tomé de nuevo las riendas y cambié la dirección del caballo, pero entonces otro tren se nos acercó, a unos metros de nosotros. ¿Acaso era posible que algo como esto sucediera en la ciudad?.

Pero, ya no estabamos en la ciudad. Como iba al ritmo del tren, olvidé que había salido de esta y que ahora había dos carriles.

Intenté volverme a acercar al otro tren vecino, y subí a la niña con cuidado al vagón. Entonces, el tren que se iba a descarrilar, efectivamente lo hizo y empezó a voltearse. Mi caballo no me esperó y corrió de ahí.

Alcancé a agarrarme del tren donde subí a la niña, e intenté subirme lo más pronto posible, antes de que el otro Tren cayera por completo al suelo, y por mera suerte, el tren donde estábamos logró dejarlo atrás antes de que se volteara.

—Gracias por salvarme. — La niña llorando de felicidad, abrazó mi pierna y yo no hice más que conmoverme ante esa escena.

Le regalé una sonrisa y alboroté su cabello castaño.

—Así es, ya estas a salvo. —Le devolví el abrazo y finalmente me sentí por un momento en paz.

¿A dónde llevaba este Tren?. No tenia idea de como acabé en este lugar, de a donde iba y con quienes estaba. Vagaba solo con mi libro y mi ropa casi destrozada por toda la adrenalina que había vivido.

— Huh, señor. ¿Qué esa marca en su brazo?. —La pequeña señalo tiernamente a mi brazo y notó mi marca, no hice más que suspirar y miré hacia el horizonte.

—Eso es lo que quisiera yo saber.

[...]

Empecé a vagar por el tren, esperaba que no fuese uno de carga hasta que me topé con otros vagones que gracias al cielo, me mostraron gente que viajaba tranquilamente.

—¿Debería preguntarle a alguien...? — Me dije a mi mismo mientras miraba a las personas, quería ver quien seria tan amable de decirme. Pero fue entonces que empecé a caminar por el pasillo, analizando a todos los pasajeros.

—¡Hey tu! —Una voz animada hizo que me frenase en seco. y apenas dos asientos hacia atrás estaba un chico que alzaba su mano para que lo notase. —¿Quieres jugar?.

Era un chico que me sonreía. Su cabello era blanco, y estaba atado en una coleta. Y sus ojos eran de un color violeta, bastante lindos.

No hice más que sentarme frente a él. ¿Esto acaso era normal?, ¿Qué un extraño me invite a sentarme junto a el?.

Sin más, sacó unas cartas y empezó a repartirlas.

— ¿Poker?

—¿Sabes jugarlo? — Me responde con una sonrisa y yo solo asentí. — Bien, espero seas un oponente bastante digno.

—Espera, no vamos a apostar o algo así, ¿Verdad?. —Alcé una de mis cejas. No tenia nada como para dar en ese momento, ni dinero.

—Claro, el que pierda...Se quita la ropa. — Pude sentir un aura tétrica que le rodeó en ese momento, y yo sentí como la sangre se me iba. — ¡Es broma! —Creo que notó mi preocupación. — Solo tira tus cartas...

—Ya sé. Si yo gano, como no tengo idea de a donde va este tren, me dejarás acompañarte. — Sonreí. Era evidente que me iba a apegar a él y así no me perdería...a donde quiera que fuese esta cosa.

—Trato hecho, pero ¿Y si yo gano?. —Escuché el tono egocéntrico en su voz, como si ya hubiese hecho esto un sin fin de veces.

— Huh...Seré tu sirviente personal. — Mentí. Pero basto eso y lo convencí.

Llevo años jugando este juego, en realidad Riza me lo enseñó y aprendí a hacer trampas, no existía la posibilidad de que me ganase.

—¡Y..¡Ya! — Gritamos al unisono , el tiró una escalera real, y yo cuatro cartas iguales.

Nadie dijo nada, simplemente nos quedamos mirando a las cartas, era demasiada coincidencia.

—¿Hiciste trampa?. — Me miró, me atrapó.

—¿Y tu como sabes que es trampa?, ¿acaso lo has estado haciendo?. —Me acerqué poco más a él, sonreí triunfante, le adiviné su plan porque en su rostro se reflejaba el mero nerviosismo.

—No he hecho trampa. —Se cruzó de brazos.

—Entonces yo tampoco. —Lo imité.

— Muestrame tu manga.

— Muestrame la tuya.

Silencio.

Entonces vi como unas cartas descendían de su manga cuando volvió su vista hacia mi.

—¡Hiciste trampa, hiciste trampa! ¡Eres un maldito tramposo! —Grité mientras lo señalaba. Todo el tren nos volteó a ver, pero me congelé cuando vi como varias cartas bajaban de mi manga de igual forma.

—¿Qué decias?. — Su sonrisa egocéntrica y socarrona volvió a la cara de ese descolorido.

—Apenas te conozco y ya te odio.

[...]

—¿Y bien? ¿Puedes decirme a donde lleva este tren?. —Ya estábamos poco más calmados, pero ese chico seguía con una sonrisa timida asomándose en sus labios. Yo me sentía humillado todavía.

—Este Tren lleva a Reino Unido.

-¿¡Reino Unido!? —Grité, y de nuevo todos me indicaron que guardase silencio. El de la coleta solo asintió. — ¿Sabes que tan lejos queda eso de donde vivo?

—¿Para que te subes entonces? — Se volvió a burlar. Juro que quería estrellar mi puño en su rostro. — Huh..¿Cual es tu nombre?.

Me sorprendió que de la nada dijera eso.

—Me llamo Edward, ¿Cuál es el tuyo?.

—Soy Allen , mucho gusto. — Me dijo con amabilidad y tomó mi mano para estrecharla con la suya. ¿Es normal que me sienta tan incomodo?. Pronto, sentí como mi manga era subida, y mi brazo expuesto.

La mirada de Allen se posó sobre mi marca, y vi su cara de sorpresa. Y sin dudar, habló ;

—Asi que estás marcado...