Capítulo 2. Shabadabada.

Escuela Secundaria Oficial de Hamburgo.

Primer día de clases.

Genzo llegó a la escuela justo a tiempo para dejar sus libros en el casillero y prepararse para la primera clase del año. Iba a empezar a cursar el último año del nivel secundaria, el cual también sería el último curso que Genzo cursaría. En cuanto se graduara, entraría a las ligas mayores del Hamburgo para convertirse en el mejor portero de Alemania. Su madre no estaba muy de acuerdo en que Genzo dejara la escuela, pero no iba a intervenir en las decisiones que su hijo tomara. Sea como fuere, él iba a extrañar la escuela, se la había pasado bien ahí. Hermann Kaltz estaba en su casillero, coqueteándole a cuanta chica bonita se le paraba enfrente.

- ¿Todavía sigues intentando ligarte a una chica?.- preguntó Genzo, divertido, al tiempo que abría su casillero.

- He de conseguirme a alguna novia este año.- respondió Kaltz.- Lo conseguiré. Espero al menos encontrar a una tan linda como la chica con la que cantaste en Año Nuevo...

- ¿Eh?.- Genzo respingó.- ¿Me viste?

- ¿Crees que no?.- Kaltz soltó la risotada.- Vaya que no eres tonto, esa chica era preciosa.

- Sí.- reconoció Genzo.- Pero no creo que la vuelva a ver...

- No me digas que fuiste tan tonto como para no preguntarle su nombre.- dijo Kaltz.

- Sí, lo hice, e incluso le pedí su teléfono... .- Genzo sacó su celular, recordando de pronto la fotografía que le tomó.

Kaltz vio la pantalla y miró la foto de Lily, quien aparecía muy sonriente. Genzo tenía mirada de ternura y su amigo sonrió.

- Llámala.- aconsejó Kaltz.- Se ve que te gusta.

- Quizás no tenga tiempo de hacerlo.- a Genzo comenzaba a incomodarle la situación.- Estaremos muy ocupados con el campeonato...

- Eso es cierto.- admitió Kaltz.- Bueno, en fin...

Los dos muchachos cerraron sus casilleros y se dirigieron hacia la primera clase, Literatura Inglesa. En el camino se encontraron con Schneider, el cual no andaba de buen humor. Los tres odiaban la clase de la señorita Green, ya que esa mujer estaba obsesionada con Shakespeare y cada año hacía al menos dos o tres obras de teatro de dicho autor y casi siempre obligaba a todos sus alumnos a audicionar, cosa que Genzo, Kaltz y Schneider detestaban a morir... En el camino, varias jovencitas saludaron emocionadas a Genzo y a Karl, aunque casi ninguna le prestó atención al pobre de Kaltz...

Cinco minutos antes de la hora de entrada a clases, Lily y Leonardo llegaban corriendo a la escuela, con cara de estar perdidos.

- Te dije que te dieras prisa.- regañó Leo a su hermana.- Pero tenías que tardarte, ¿no?

- Es que no encontraba a Cridhe.- respondió Lily, a la defensiva.- Y si quiero entrar al club de música debo estar preparada.

- Es el primer día, no van a hacer audiciones tan pronto.- se quejó Leo.

- Tonto, es en el primer día cuando hacen las audiciones.- replicó Lily.

Los muchachos corrieron en busca de sus salones. Por petición de sus padres, Lily y Leo habían quedado en grupos diferentes, ya que aunque Lily era un año menor que Leo, ella también cursaría ya el tercer año de secundaria debido a que había adelantado un año por su inteligencia. Así pues, la chica ni siquiera se detuvo a pelearse con su casillero y corrió hacia el salón en donde se daría su primera clase en esa escuela, Literatura Inglesa, con una tal señorita Green. Lily entró justo antes de que sonara la campana de la escuela y ocupó el último asiento vacío, el primero de la segunda fila. Ella odiaba sentarse hasta adelante, porque eso significaba el tener que atravesar todo el salón, pero no le quedó de otra. Lily estaba tan ocupada en no tropezar con sus nervios que no se dio cuenta de que alguien la miraba con sorpresa...

Genzo no se la podía creer, ¡Lily estaba ahí! La chica ni siquiera se dio cuenta de su existencia, se limitó a atravesar el salón con paso temeroso y ocupar el último asiento libre. Por cierto que ella se veía muy linda con el uniforme escolar, y Kaltz tuvo que carraspear para que Genzo no se quedara con la boca abierta.

- ¿Ya viste, Wakabayashi?.- comentó el alemán.- Ahí está tu chica de la fiesta.

- Sí.- musitó Genzo, sonriendo levemente.

Lily echó un vistazo a su alrededor para ver a sus nuevos compañeros y vio a una chica morena de cabello y ojos negros, que le sonrió amistosamente. Lily le devolvió la sonrisa y se dio cuenta de que ella también debía ser extranjera, a juzgar por sus rasgos. Iba a entablar conversación cuando la profesora Green entró al salón, pidiendo orden.

- Bienvenidos a Literatura Inglesa, tercer curso.- dijo la profesora.- Este año, estudiaremos la maravilla de las obras de Shakespeare.

- Al igual que en el primer y segundo grado... .- musitó Kaltz.

- Este año, toca el turno a "Sueño de una noche de verano" para que sea la obra musical que interpretaremos este año.- continuó la señorita Green.- Las inscripciones para las audiciones comienzan hoy, en la pizarra de anuncios encontrarán la lista para que se anoten.

En ese momento, se escuchó sonar un teléfono celular, que le pertenecía a un joven de cabello negro y ojos grises, el cual se dispuso a contestar con desparpajo. Parecía que a la profesora se le iban a saltar los ojos del coraje y se dirigió al muchacho.

- Otra vez la maldición.- exclamó la mujer.- Estos malditos teléfonos celulares. Deme eso, señor Lacoste.

El muchacho hizo una mueca al dejar su teléfono en el botecito que le tendió la profesora. Genzo aprovechó la distracción y sacó su teléfono celular...

Lily se sorprendió mucho cuando su teléfono comenzó a sonar, y más se sorprendió cuando se dio cuenta de que en la pantalla aparecía un mensaje proveniente de GENZO W.

"Mira hacia atrás. Estoy en el último asiento".

Lily volteó, azorada, y se dio cuenta de que Genzo estaba sentado hasta el fondo del salón. Él le sonrió y ella se ruborizó. Tan atontados estaban los dos que ninguno se dio cuenta de que la profesora Green había detectado con su radar a otro de sus enemigos.

- Ponga su teléfono aquí, señorita.- pidió, enojada, la profesora.- Están prohibidos los teléfonos celulares en esta clase. Sé que es nueva aquí, por eso se lo aclaro. ¿Le ha quedado claro?

- Perfectamente, lo lamento, profesora.- Lily, apenada, dejó su teléfono en el bote.

La señorita Green miró después con ojos de pistola a Genzo.

- Y usted, señor Wakabayashi, ya no es nuevo en esta clase, ya debería de saber que estas cosas del demonio están prohibidas aquí.- gruñó la mujer.- Déjeme su celular.

- Sí, profesora.- gruñó Genzo.

- Ah, y por cierto.- continuó la mujer.- Están castigados los tres, después de clases. Eso les enseñará a no volver a interrumpir mi clase.

- Pero profesora, tengo entrenamiento.- protestó Genzo.

- Y yo tengo clases de piano.- protestó Lacoste.

- Eso debieron de pensar antes de usar sus celulares.- replicó la profesora.

Lily suspiró. Ya podía decirle adiós a las audiciones del club de Música, pero al menos Genzo Wakabayashi estaba estudiando en la misma escuela que ella... La chica volteó y le sonrió a Genzo, quien le devolvió el gesto.

A la hora del receso, Genzo decidió ir a buscar al entrenador, apesadumbrado. Muy seguramente, iba a regañarlo por tener que faltar al entrenamiento, pero no le quedaba de otra. Él se dirigió hacia los teléfonos públicos y se dispuso a hablar, pero se topó con una pandilla que pretendía robarse varias bicicletas. Genzo estaba a punto de darse la vuelta y fingir que no había visto nada cuando el cabecilla lo vio.

- ¿Qué miras?.- gruñó.

- Nada.- respondió Genzo, tratando de mantener la calma.- Yo no vi nada...

- Sí, claro que no viste nada.- el cabecilla le hizo una seña a los demás y todos se dirigieron amenazadoramente al muchacho.

Genzo se puso en guardia. Él no huía de ningún problema, pero los demás lo rebasaban en número. El portero se defendió bastante bien de los primeros golpes, pero los demás aprovecharon su superioridad en números y lo rodearon. Quizás a Genzo le hubiera ido muy mal de no ser porque alguien apareció y le propinó a los atacantes varios golpes con una barra de metal. Los pandilleros decidieron retirarse cuando Genzo se repuso y comenzó a atacarlos también. El muchacho se limpió la sangre y tierra de su uniforme y miró a la persona que lo había ayudado.

- ¿Estás bien?.- le preguntó el chico.

- Sí, muchas gracias.- respondió Genzo.- Te lo agradezco.

- No hay de qué.- el muchacho extendió la mano.- Soy Leonardo Del Valle.

- Genzo Wakabayashi.- Genzo estrechó la mano y sonrió.- Creo que es hora de volver.

- Me parece bien.- asintió Leo.

Genzo y Leonardo entablaron una conversación. El muchacho también era recién llegado y también era mexicano. Genzo pensó en Lily y se preguntó si acaso se conocerían... Leonardo era bastante lacónico, pero centrado y eso le agradó a Genzo. Él también notó que muchas jovencitas suspiraban por el chico nuevo de cabello negro y ojos color miel.

- Hola, Genzo.- saludó Lorelei, una de las chicas del colegio.- ¿Me presentas a tu amigo?

- Eh, claro.- Genzo evitó reírse.- Él es Leonardo. Ella es Lorelei.

- Mucho gusto.- la chica soltó una risilla tonta.

- Igualmente.- Leo pareció no darse cuenta de nada.

Después de un intercambio hueco de palabras, Leo y Genzo se despidieron de Lorelei y siguieron su camino, hasta llegar al patio. Ahí, los dos vieron a Lily, que se dirigía hacia ellos, y ambos sonrieron, aunque sus miradas fueron muy diferentes... Lily, quien no notó con quién venía su hermano, se puso a despotricar en español, como hacía cada vez que estaba enojada.

- No puede ser, es mi primer día y ya estoy castigada.- protestó ella.- ¡Y en la primera clase! ¡Esa mujer está algo chiflada, está bien que es de mala educación hablar por celular en una clase pero yo nada más andaba leyendo un mensaje!

- Bueno, Pucca, todos tenemos un mal día.- Leo esbozó una sonrisa, pero decidió no darle a entender a su hermana lo que estaba ocurriendo.

- Sí, pero es que no puede ser, rompí mi propio récord.- Lily seguía enfurruñada.- Es más, también rompí tu propio récord...

- No te preocupes por la señorita Green.- intervino Genzo.- Así es ella de histérica.

Lily se detuvo a media perorata, atónita. Se puso muy roja al ver que Genzo Wakabayashi estaba ahí con Leonardo.

- ¡Hola!.- exclamó Lily, avergonzada.- ¿Qué haces?

- Conociendo gente nueva.- sonrió Genzo.- ¿Ya conoces a Leonardo?

- Claro que nos conocemos.- terció Leo, quien parecía estar a punto de desternillarse de la risa.- Lily es mi hermana.

- ¿En verdad?.- Genzo se sorprendió.- Vaya...

Lily seguía sonriendo como tonta, más que nada porque Genzo no le quitaba los ojos de encima. Leo prefirió ponerse a canturrear una canción... Lily miró a su hermano con cara de "hello con tu hello". El muchacho no dejaba de hacer su "show" frente a media escuela, ante la mirada de un grupo nutrido de jovencitas que lo miraban embobadas.

Genzo miraba todo sin comprender. La canción estaba en español y por lo mismo no la entendía, al igual que el resto con excepción de Lily, pero eso a nadie le importaba. A todas les llamaba la atención aquel guapo muchacho extranjero que tenía buena voz y sabía bailar bien. Leo tomó entonces a Lily por una mano y la hizo bailar con él.

El timbre que indicaba el fin del receso se dejó oír, pero nadie se movió. Entonces apareció el prefecto que mantenía el orden, extrañado de ver a tanta gente ahí reunida.

- ¿Qué pasa aquí?.- preguntó el prefecto.

- Nada, estaba ayudando a mi hermana a prepararse para las audiciones de la obra musical de la escuela.- respondió Leonardo, muy serio.

- ¿Qué?.- exclamó Lily.

- Sígueme la corriente.- musitó él, en español.

- Está bien, pero ya es hora de volver a clases.- dijo el prefecto.

- Sí, señor.

El grupo se dispersó. Leo se despidió de Genzo y de Lily para irse a su salón de clases, no sin antes pedirle a Genzo que cuidara bien de su hermana. Lily le lanzó una mirada de advertencia.

- Nos vemos después, hermanita.- dijo Leo, guiñándole un ojo.- Te portas bien.

- Ya vete.- gruñó Lily.

- Vaya que en tu familia tienen buenas voces.- comentó Genzo.- Leonardo canta tan bien como tú.

- Gracias.- Lily se puso roja una vez más, cosa que ya se le estaba haciendo una costumbre.

- No me dijiste que tenías un hermano... .- comentó Genzo.

- No me lo preguntaste.- rió Lily.- De hecho, no hemos tenido tiempo para decirnos gran cosa...

Sin embargo, ya lo tendrían, ya que cumplirían su castigo juntos en el teatro de la escuela. La profesora Green siempre ponía a sus alumnos castigados a que le ayudaran a hacer la decoración para sus obras y había convencido al director de la escuela para que eso se dejara como el castigo oficial para todos los alumnos que faltaban a las reglas, por lo que ese día, Genzo y Lily tendrían que trabajar pintando y recortando junto con varios estudiantes más. Ahí se encontraba el joven francés al que Green también había castigado, el cual dijo llamarse Jean Lacoste, y Marie Schneider, la pequeña hermana rubia de Karl Heinz Schneider.

- ¿También te castigaron, Marie?.- preguntó Genzo.

- Sí. Mira que ya a todos se les está pegando esa odiosa costumbre de usar el celular en clases.- gruñó Marie.- La profesora Von Kaulitz me ha castigado por llamarle a Jean.

- Ya veo.- Genzo, que en otro momento se hubiera molestado por eso, pareció no darse cuenta de lo sucedido.

Él estaba distraído con otra cosa. Lily estaba intentando pintar una enorme luna de cartón, y se reía al darse cuenta de que no podía con ella. En ese entonces la chica morena que Lily vio en el salón se acercó a ella.

- ¿Necesitas ayuda?.- preguntó la chica.

- Gracias.- sonrió Lily.- ¿También te castigaron?

- Sí. Se están poniendo estrictos este año.- suspiró la chica.

- Ya veo... Yo empiezo con el pie izquierdo, soy nueva.- musitó Lily.

- Bueno, ya tendrás la oportunidad de corregirte.- rió la chica.- Por cierto, me llamo Marlene.

- Yo soy Lily.- sonrió la mexicana.- Mucho gusto.

- ¿De dónde eres?.- quiso saber Marlene.

- De México.- respondió Lily.

- Yo soy de Brasil.- sonrió la muchacha.

Marie Schneider seguía hablando sin parar, sin importarle que Genzo no le estuviera prestando atención. Kaltz se acercó entonces a su amigo y sonrió al ver con quien estaba embobado; iba a hacer un comentario cuando de repente el alemán se fijó en la chica que estaba con Lily y se quedó con la boca abierta...

- ¿Quién es ella?.- musitó Kaltz.

- Es Lily, ya la conoces.- replicó Genzo.

- No, yo hablo de la chica que está con ella.- dijo Kaltz.- Es preciosa...

- Yo que sé.- Genzo se encogió de hombros.- Pregúntale.

- Ustedes dos no tienen remedio.- dijo Karl, detrás de ambos.

- ¿Qué?.- exclamó Genzo.- ¿Tú también estás aquí? El entrenador nos va a matar...

- Sobre todo a mí.- suspiró Schneider.- No se te olvide que es mi padre...

- Pues ya qué...

Detrás del escenario, una jovencita de cabello rubio oscuro terminaba de componer la última canción del próximo musical. La profesora Green le había dado la oportunidad de hacer las canciones de "Sueño de una Noche de Verano" y ella quería hacerlo bien. Estaba muy nerviosa, pero ella sabía que sus composiciones serían todo un éxito...

Siempre y cuando, encontrara a las voces adecuadas para sus canciones.

Notas:

- Jean Lacoste es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.

- Marlene Ferreira es un personaje creado por Maderique.

- En serio, este fic se pasa de ñoño, cursi y ridículo... Suerte que es mío...