Capítulo 3. We are the champions.
El entrenador Schneider estaba fúrico. El entrenamiento ya había comenzado y sus tres principales jugadores no estaban ahí. ¿En dónde rayos se habían metido? Wakabayashi, Kaltz y Schneider eran el trío que llevaría al Hamburgo a l victoria en el próximo campeonato y nunca faltaban a ningún entrenamiento, pero ese día no llegaron... Lo que solo podía significar una cosa...
A Schneider padre no le sorprendió el llegar al teatro de la escuela Secundaria de Hamburgo y encontrar a sus tres jugadores ahí, pintando árboles y recortando florecitas. El hombre trató de conservar la calma.
- ¡Wakabayashi, Kaltz, Schneider!.- gritó el entrenador.- ¡Dejen eso al instante y váyanse ahora mismo al entrenamiento!
- ¡Sí, señor!.- gritaron los tres aludidos al unísono.
Parecía que a la señorita Green le iba a dar un infarto. La mujer miró al entrenador con ojos de pistola y se dirigió hacia él como energúmena.
- ¿Qué cree que hace?.- gritó ella.- ¡No puede usar así a mis estudiantes!
- ¡Son mis jugadores!.- gritó el entrenador Schneider.
- ¡Pues ellos son mis castigados!
Marlene y Lily miraron a los dos adultos pelearse e intercambiaron miradas. Marlene movió la cabeza de un lado a otro.
- Esto pasa desde que las Tres Estrellitas estudian con nosotros.- suspiró la brasileña.
- ¿Tres Estrellitas?.- se sorprendió Lily.
- Sí. Genzo Wakabayashi, Hermann Kaltz y Karl Heinz Schneider.- asintió Marlene.- Esos tres siempre andan zafándose de todos los castigos debido a que son jugadores semiprofesionales. La profesora Green siempre termina llorando de la rabia porque el entrenador Schneider termina saliéndose con la suya.
- Ya veo.- Lily miró de reojo a Genzo.- ¿Y qué sabes sobre ellos?
- ¿Sobre el entrenador y la profesora Green? No se pueden ver ni en pintura.- respondió Marlene.
- No, hablo más bien de las tres estrellitas...
- Ah. Pues son como cualquier jugador de fútbol sóccer. Presumidos, un tanto prepotentes, se sienten elegidos por los dioses.- suspiró Marlene.
- Bueno, Genzo parece diferente... .- murmuró Lily, mirando al portero.
- No te dejes engañar, es el más engreído de los tres.- replicó Marlene.- Créeme, trae loco a la mitad del alumnado femenino de la escuela, aunque bien que se sabe que Marie Schneider es la dueña oficial.- dijo Marlene.
- ¿Dueña oficial?.- se sorprendió Lily.- ¿Es su novia?
- No, pero le falta poco.- replicó Marlene.- Habrás de creer, que además de ser la protagonista de todas las obras musicales de la escuela, es la capitana del equipo femenil de sóccer. Ella se metió a jugar fútbol para poder gustarle a Genzo Wakabayashi.
- ¿En serio?.- Lily soltó una carcajada.- ¿Se metió a jugar fútbol solo porque le gusta Genzo? Nunca antes había escuchado algo más tonto...
- Pues díselo a ella.- suspiró Marlene.- ¿Pero a quién le importa? Wakabayashi es tan hueco como ella. Se va a fijar en Marie porque no tiene cerebro ni inteligencia para fijarse en otra chica que piense por sí misma.
- Eres algo dura.- opinó Lily.
- ¿Qué? Solo digo la verdad.- replicó Marlene.- En fin. ¿Piensas meterte a algún club?
- Pues no sé, quizás al Club de Música.- respondió Lily.- Toco el violín, no sé si me dejarán entrar...
- Ya. ¿Y nada más a ese?
- Pues es que primero quiero ponerme al corriente en los estudios antes de meterme a otra cosa.- respondió Lily.
Lily sonrió. Le agradaba esa chica. Mientras tanto, el entrenador Schneider llegó a una tregua con la profesora Green y sus tres jugadores terminaron el castigo. En algún momento, Kaltz le sonrió a Marlene, pero ella se sorprendió tanto con el gesto que se dio la vuelta sin corresponderle. Genzo, por su parte, vio a Lily y le sonrió también, a manera de despedida, pero se sorprendió mucho cuando ella se limitó a hacerle adiós con la mano. Por su parte, Schneider se dirigía hacia su padre cuando sin querer volteó la cabeza y a su izquierda vio a la chica que él vio en la fiesta, sentada delante de un piano. Karl se quedó atónito, porque no esperaba encontrarse a la muchacha ahí, pero su padre no le dio tiempo de ir tras ella.
- Karl, vamos ya.- ordenó el señor Schneider.
- Sí, padre.- Karl se tuvo que resignar, pero al menos sabía que se encontraría a esa chica en la escuela.
Una vez en el campo de concentración del equipo Hamburgo, Genzo, Kaltz y Schneider se unieron a sus compañeros. Ese año, ellos se llevarían el campeonato. Habían pasado muchos meses entrenando para poder llegar a acoplarse bien y convertirse en un equipo invencible, y habrían de lograrlo, a como diera lugar...
- ¡Vamos, Kaltz!.- Genzo le gritó a su compañero y amigo.- ¡No dejes descubierto el lado derecho!
- No, Wakabayashi!.- gritó Kaltz, apresurándose a cubrir a su rival.
- ¡Pásenme el balón cuando se los diga!.- le gritó Karl a sus compañeros.- Yo anotaré un gol.
Karl se encargaba del ataque; Genzo de la defensa. Pero era Kaltz el que movía la balanza para un lado o para otro. El entrenador Schneider estaba satisfecho. Sus muchachos serían campeones.
'Cause we are the champions - of the world…
Sin embargo, algo raro le estaba ocurriendo a Genzo. Su mente estaba concentrada en el juego, más su corazón no dejaba de pensar en otra cosa...
Lily. Y en la canción que ambos cantaron juntos en la víspera de Año Nuevo. Él no era cantante, y ella no era el tipo de chica que podía gustarle, a Genzo le agradaban más las deportistas, pero Lily era todo lo opuesto y aun así le gustaba, para qué negarlo. Además, aparte de eso, el cantar fue para Genzo una experiencia diferente. Él no era cantante, se lo había repetido miles de veces, pero por instantes se preguntaba qué sería participar en una de las obras musicales de la escuela...
- ¡Wakabayashi, no te distraigas!.- exclamó el entrenador Schneider, al ver que el portero dejaba al descubierto el arco.
- Lo siento, entrenador.- se disculpó Genzo, poniendo la mente en el juego.
I've taken my bows
"Concéntrate en el juego, Wakabayashi", pensó Genzo. "No te distraigas pensando en lo que no debes. Toda tu vida te has preparado para este momento, para ser el mejor portero y llevar a tu equipo al campeonato nacional y ganarlo. Lo demás, no puede ser...".
Schneider tiró a la portería y Genzo detuvo el disparo de manera impecable. Kaltz sonrió; nada podría detenerlos ese año... Después de lo que tan solo parecieron breves minutos pero que en realidad fueron dos horas, el entrenador ordenó un descanso.
- Bien hecho, Wakabayashi.- dijo Karl, palmeándole la espalda a su amigo.
- Lo mismo digo, Schneider.- sonrió Genzo.
- Vamos a conseguirlo, amigos.- terció Kaltz.
- Mientras los tres estemos juntos, no hay por qué temer.- dijo Genzo.
El equipo estaba con el ánimo en alto. Ese sería su año, era seguro.
We are the champions - my friends
Sin embargo, cuando Genzo abrió su maleta para cambiarse de guantes, vio su celular, el cual tenía como fondo de pantalla la fotografía de Lily. Y una vez más, algo habló en el corazón de Genzo, pero él se esforzó por no hacerle caso...
Al día siguiente, Lily y Leo llegaron muy temprano a la escuela. Él no tardó en vers rodeado por varias jovencitas y tuvo que hacer maniobras de distracción. Ella se distrajo viendo la pizarra de anuncios de la escuela. Había muchas actividades por hacer, pero Lily se distrajo con el panel de audiciones para "Sueño de una noche de verano". Había varios papeles en esa obra, pero los más peleados eran los de Oberón y Titania, los reyes de las hadas.
- ¿Piensas inscribirte a la obra?.- le preguntó Genzo Wakabayashi, a sus espaldas.
- Ah, no lo sé.- Lily respingó.- Solo veía las actividades...
- Tienes una voz hermosa, no me canso de decírtelo.- insistió Genzo.- Deberías audicionar.
- Ah, no, tengo pánico escénico.- replicó Lily.- No puedo cantar delante de un público. Una vez lo intenté y me desmayé. No creo que pueda hacerlo...
- Pues el día de la fiesta cantaste delante de todos.- recordó Genzo.- ¿Qué hubo esa vez de diferente?
- Quizás que estabas tú conmigo.- confesó Lily, de repente.- Cantar contigo me dio el valor que no tengo estando sola...
- Sé a lo que te refieres.- murmuró Genzo, mirándola a los ojos.- Yo me sentí igual...
Ambos se miraron a los ojos con intensidad, pero fueron bruscamente separados por una chica rubia que caminó entre ambos, muy molesta. La muchacha tomó el bolígrafo que colgaba de la pizarra y anotó su nombre ocupando toda la hoja.
- Perdón. ¿Querías inscribirte?.- Marie Schneider miró a Lily de arriba abajo.
- No, solo miraba.- negó Lily.- Tienes linda letra.
- Gracias. Todos los años, Jean y yo protagonizamos las obras de la profesora Green, por si no lo sabías aun, ya que eres nueva aquí.- aclaró Marie.
- Sí, sí lo sabía.- Lily no se dejó intimidar por esa rubia que la miraba con desdén, no sabía si por culpa de la obra o por culpa de Genzo.
- ¿Te quedas, Lily?.- Leonardo llegó en esos momentos y tomó la mano de su hermana.
- No, ya es casi hora de entrar a clases.- Lily agradeció que su hermano llegara a rescatarla de aquella muchacha.- Nos veremos después, Genzo.
- Hasta pronto, Lily.- sonrió él.
Marie miró primero a ella y después a él, frunciendo el entrecejo.
- ¿Piensas inscribirte a la obra, Genzo?.- preguntó Marie.
- No, solo miraba.- respondió Genzo, rápidamente, desviando la mirada.
- Ya veo. Te extrañé mucho, ¿sabes?.- sonrió Marie.- No te vi en la fiesta de año Nuevo...
- Tu hermano me dijo que estabas ocupada con Lacoste.- gruñó Genzo.
- Ay, no vas a tener celos, ¿o sí?.- suspiró Marie.- Ya sabes que Jean y yo somos solo amigos.
- No te preocupes, no estoy celoso.- replicó Genzo.- Solo comentaba que por eso no te vi...
- ¿Quieres que almorcemos juntos hoy?.- preguntó Marie.
- Eh, no creo poder... Es que el campeonato está cerca y pues... .- Genzo no sabía como zafarse.- Estaré con los muchachos, pero podríamos vernos otra vez...
Con excusas y demás, Genzo se retiró. Marie lo miró irse con enojo.
- ¿Qué? ¿Tu príncipe ya no te hace caso?.- se burló Jean Lacoste.
- Estaba mirando la pizarra de las audiciones de la obra.- comentó Marie, extrañada.
- ¿Y qué? Tú juegas al sóccer y actúas.- recordó Jean.
- Sí, pero juego fútbol solo por él, el teatro es mi territorio.- replicó Marie.- Además... No sé quien es esa chica extranjera, pero andaba muy pegadita con él.
- Ja, no me digas que estás celosa... .- se burló Jean.
- No lo estoy, pero sería bueno investigar quién es...
- Se llama Lily Del Valle, está en mi salón, viene de México.
- ¿Ah, sí? Pues ya veremos qué hay sobre ella...
Marie y Jean fueron al área de cómputo de la escuela y se conectaron a Internet. Ella tecleó el nombre de Lily Del Valle en el programa de búsqueda de estudiantes de intercambio y entró en el primer resultado que encontró.
- Flores del Valle... No.- gruñó Marie.- Jugos Del Valle... Tampoco... ¡Ah! Alejandro Del Valle. ¿Será su pariente?
- Quizás sea su padre.- sugirió Jean.
Alejandro Del Valle, médico mexicano ampliamente reconocido en el mundo de la medicina por sus avances en la cura contra el SIDA... Casado con la enfermera Emily Salazar, la cual lo ha ayudado en sus trabajos de investigación... Tienen dos hijos, Leonardo y Lily...
- Son ellos.- dijo Jean.- Vaya, sus padres son famosos.
- Sí, ya sé.- gruñó Marie, quien continuó leyendo.- Lily Del Valle, la más joven de la familia, se ha destacado por su gran inteligencia. Ha ganado varias olimpiadas de conocimiento en cada escuela que ha estado. Con su coeficiente intelectual de 170, esta chica tiene un gran fututo prometedor...
- Wow.- exclamó Jean, impresionado.- Una chica genio...
- Perfecto, es una nerd.- sonrió Marie, malignamente.- Ése será su fin...
Lily estaba tomando notas en la clase de química cuando vio a Marie Schneider sentada frente a ella, sonriéndole de una manera rara.
- Hola.- dijo la rubia.- ¿Qué traes con Genzo?
- ¿Cómo dices?.- Lily se sorprendió.
- Sí. Te vi con él esta mañana.- insistió Marie.
- Ah, solo hablábamos, eso es todo.- Lily se encogió de hombros.
- Qué raro. No es común en Genzo.- comentó Marie.
- ¿Qué cosa?
- El hablar con los nuevos.
Lily no le prestó atención. La ecuación que había hecho no coincidía con lo que había hecho la profesora en el pizarrón.
- ¿Pasa algo, señorita Del Valle?.- preguntó la profesora.
- Es solo que la segunda ecuación me da un resultado de tres sobre PI, no cuatro.- señaló Lily.
- No creo que eso sea posible, pero verificaré.- replicó la mujer, quien revisó sus notas y después esbozó una sonrisa.- Tiene usted razón, señorita Del Valle. En seguida lo corrijo.
Marie se quedó con la boca abierta, pero Marlene sonrió por lo bajo. Lily, sonrojada, volvió a sus apuntes. Al final de la clase, Marlene se acercó a ella.
- Oye, vi lo que hiciste en clase.- dijo la brasileña.
- No fue gran cosa.- Lily le quitó importancia al asunto.
- Claro que lo fue, nadie había corregido hasta ahora a la profesora Marbella.- replicó Marlene.- Además, vi lo que me dejaste en mi casillero.
- ¿Qué cosa?.- se extrañó Lily.
- Esto.- Marlene le pasó una hoja impresa en donde se anunciaba el último triunfo que había tenido Lily.
- Yo no te dejé esto.- Lily puso cara de horror.
- Bueno, no importa.- Marlene se encogió de hombros.- Dime que vas a unirte al club de ciencias.
- ¿Qué cosa? No.- negó Lily.- Ya no quiero ser la chica nerd...
- Vamos, por favor.- suplicó Marlene.- Contigo en el equipo, al fin podríamos ganar las olimpiadas nacionales... Siempre nos arrebatan el primer lugar, pero contigo ganaremos, estoy segura.
- No lo sé...
Marie observaba a las chicas hablar, satisfecha. Su plan estaba funcionando... De pronto, ella sintió que alguien la empujaba.
- Fíjate.- gruñó Marie.
- Perdón.- dijo Leonardo.- No me fijé.
Los dos se calaron con la mirada algunos momentos. Marie no entendía por qué ese muchacho, muy guapo por cierto, la amenazaba con aquellos hermosos ojos color miel. Sin embargo, Leo se marchó sin decirle nada más y se fue con Lily. Marie suspiró al verlo irse con ella, al menos, Lily Del Valle no sería una rival para su amor por Genzo Wakabayashi...
O eso era lo que Marie creía...
Notas:
- We are the champions, Queen.
