Capítulo 4. Muriendo lento. Primera parte.
En el almuerzo, Genzo y Kaltz compartían una mesa, como siempre, mientras esperaban a Karl. Kaltz ya engullía sus alimentos pero Genzo estaba muy pensativo.
- ¿Qué te pasa?.- preguntó el alemán.- ¿Te sientes mal?
- No.- Genzo negó con la cabeza.- Solo... Pensaba...
- ¿En qué?
- ¿Cómo crees que será participar en la obra de teatro de la escuela?.- aventuró Genzo.
- Pues será una completa idiotez, ¿qué más?.- gruñó Kaltz.
- Pero nunca hemos ido a ver ninguno.- insistió Genzo.- No podemos saber si son tan horribles como aparentan ser si no hemos visto ninguno.
- Todos esos musicales son iguales.- replicó Kaltz.- Trajes ridículos, pelucas en algunos casos, y lo peor de todo: el maquillaje. Tienes que maquillarte, ¿sabías? Además, la música que se usa en esas obras no es rap ni rock pesado, es alguna clase de música que no tiene nada de interesante.
Genzo no parecía estar satisfecho. Kaltz lo miró con cierta preocupación.
- ¿Por qué lo preguntas?.- quiso saber el alemán.- No me digas que estás pensando en audicionar...
- ¿Sería eso tan malo?.- aventuró Genzo.
- ¿Qué si sería malo? ¡Eres futbolista, no cantante!.- exclamó Kaltz.- O sea, es algo que no te queda para nada. ¿Se te zafó un tornillo o qué? ¿ O es que esa chica te volvió loco?
- No, nada más pensaba en voz alta.- Genzo se arrepintió de haber hablado.
- Además, el campeonato está cerca.- continuó Kaltz.- Debes concentrarte en eso.
- Sí, ya...
En ese momento, Lily y Marlene atravesaron el comedor y se sentaron bastante alejadas de ellos, aunque Genzo saludó a la primera y Kaltz babeó por la segunda. Marlene notó que Lily estaba algo así como en las nubes.
- ¿Te pasa algo?.- preguntó Marlene.
- No, nada.- respondió Lily, rápidamente.
- Vi que saludaste a Wakabayashi.- comentó Marlene, como quien no quiere la cosa.
- Ah, sí, no sé si te comenté, pero nos conocimos en Año Nuevo, no esperaba encontrármelo aquí.
- Uhm.- gruñó la brasileña.
- ¿Qué pasa?
- Ya te dije, es solo que Genzo Wakabayashi es del tipo de gente que no se mezcla con nosotras.- replicó Marlene.- O sea, es un tonto y hueco jugador de sóccer que nada más se mezcla con las porristas o las deportistas, así de simple. Cada vez que alguien me habla de él, se me revuelve el estómago.
- Creo que eres demasiado dura.- comentó Lily.- Genzo no se ve mala persona...
- ¿Crees que miento?.- Marlene suspiró y se puso de pie.- Te demostraré que no miento.
Marlene se puso de pie y se dirigió hacia un grupo de porristas que hacían piruetas a media cafetería.
- Oigan, muchachas. ¿No es cierto que Genzo Wakabayashi es un sueño?.- preguntó Marlene, con voz melosa.
- ¡Sí, es un amor!.- exclamaron todas las chicas, emocionadas, al tiempo que agitaban sus pompones.
La brasileña regresó triunfal junto a su amiga.
- ¿Ves? Te lo dije.- sonrió Marlene.
- Ya veo.- suspiró Lily.
Las dos chicas siguieron comiendo. Marlene no perdía oportunidad y seguía insistiéndole a Lily que se uniera al Club de Ciencias.
- Vamos, por favor.- decía la chica.- He investigado sobre ti, sé que has ganado muchas competencias en tus otras escuelas. ¿Por qué no quieres participar en ésta?
- Porque no quiero volver a ser la chica nerd de la escuela.- replicó Lily.
- Demasiado tarde, Pucca.- replicó Leo, sentándose a la mesa de las chicas.- Eso ya todo el mundo lo sabe.
- ¿Pucca?.- Marlene notó el apodo.
- Nada.- Lily miró con gesto ceñudo a su hermano.- No le hagas caso.
- Soy Leonardo, el apuesto irresistible hermano mayor de Lily.- se presentó el muchacho.
- Y modesto.- gruñó su hermana.
- Mucho gusto.- sonrió Marlene.
- Vamos, hermanita, sabes que las ciencias son lo tuyo.- comentó Leonardo, dándole una mordida a la manzana de Marlene.- No podrás mantenerte alejada por mucho tiempo.
- ¿Verdad que no puede?.- sonrió Marlene.- Mejor que de una vez lo acepte y se una a nuestro club.
- Quizás lo considere... .- murmuró Lily.
- Ya lo sabía yo.- Leo siguió comiéndose la fruta.
- ¿Y tú?.- preguntó Marlene.- ¿Entrarás a algún club? ¿No te interesa el de ciencias? Mientras más gente tengamos, mejor.
- No gracias, Lily es la genio de la familia- suspiró Leo.- Yo pertenezco al Club de Poesía, aunque dudo que haya alguien en esta escuela capitalista que pueda entender mis poemas... Soy un autor incomprendido...
- Sí, claro.- Lily elevó sus ojos al cielo.
- Cuando quieras, puedes ir a verme en la Corte de los Milagros.- comentó Leo.- Ahí leeré en voz alta algunas de mis creaciones en las noches de poesía.
- ¿La Corte de los Milagros?.- se sorprendió Marlene.
- Ni más ni menos.- sonrió Leo.
- ¿Qué es eso?.- quiso saber Lily.
- Es un café al que solo va la gente más "nice" de la escuela, y los que son considerados poetas.- explicó Marlene.- Pero nadie que tenga menos de una semana de haber llegado había sido invitado a participar en las noches de poesía...
- Para que veas lo encantador que soy.- sonrió Leonardo.
- Sí, claro... .- suspiró Lily.
El receso estaba por terminar. Lily se separó por un momento de su hermano y su amiga para ir por el casillero y pasó frente a la pizarra de anuncios y vio ahí la lista para apuntarse para el musical. Lily suspiró una vez más. Le gustaría participar, pero nunca había hecho nada similar y además, no podría hacerlo sola... Si tan solo...
- ¿Vas a inscribirte?.- una vez más, Genzo apareció tras ella.
- No, no, no.- Lily casi dio un salto.- ¿Qué siempre llegas sin avisar?
- La mayoría de las veces.- rió Genzo.- ¿Te asusté?
- No, que va.- gruñó Lily.- Casi se me sale el corazón del pecho.
- Ya lo creo.
Los dos echaron a reír y nuevamente se mostró entre ellos esa atracción que se había dado entre ambos desde el primer momento. Sin embargo, el timbre que indicaba el final del receso sonó y ambos tuvieron que separarse.
- ¿Nos vamos, Wakabayashi?.- preguntó Schneider.
- Ya.- suspiró Genzo.- Nos vemos, Lily.
- Hasta pronto.- se despidió ella.
Schneider miró a su amigo y sonrió por lo bajo.
- Esa chica te gusta.- no era una pregunta por parte del alemán, era una afirmación.
- Me agrada.- respondió Genzo, simplemente.
- Eso decimos todos y cuando menos nos damos cuenta, ya andamos haciendo idioteces.- replicó Karl.- Solo quiero que recuerdes que el campeonato está cerca y que no es momento para distracciones.
- Lo sé, lo sé.- Genzo comenzaba a hartarse.
- Sí, él también deseaba ganar el campeonato con toda su alma, pero... ¿Qué de verdad estaría tan mal el intentar otras cosas, aunque fuera por una sola vez?
Mientras tanto, Lily volvió a mirar el tablero de anuncios y suspiró nuevamente.
- La vida se te va a ir en suspiros, Pucca.- comentó Leonardo.
- Deja de llamarme "Pucca".- gruñó Lily.
- Ya. ¿Cómo quieres que te llame?.- se burló Leonardo.- Debes estar muriéndote de ganas de lanzarte a los brazos de Genzo y pedirle un autógrafo, ¿eh?
- Deja de decir tonterías.- bufó la chica, poniéndose colorada.- Él y yo solo somos amigos...
- Sí, bueno.- Leo elevó sus ojos al cielo.- Se nota a mares que le gustas. En fin... Y a ti te gusta él...
- No es verdad.- replicó Lily.- Ya te dije, solo somos amigos...
- Como tú digas, hermanita.
Lily cerró su casillero y corrió hacia su salón. Al final del día, Marlene había logrado convencerla de entrar en el Club de Ciencias y participar en las Olimpiadas Nacionesl del Conocimiento, próximas a realizarse. Todos los integrantes del Club quedaron impresionados con el desempeño de Lily, la chica era realmente muy inteligente.
- Contigo en el equipo, no podemos perder.- sonrió Marlene, feliz.
- Gracias.- Lily sonrió con timidez.- Oye... ¿Qué crees que sea participar en la obra de teatro de la escuela?
- ¿Bromeas, cierto?.- Marlene se puso muy seria.- Sería como hacer una cosa muy idiota. A esas obras solo entran gentes como Marie Schneider y Jean Lacoste. No son obras hechas para gentes como nosotras, Lily.
- Sí, supongo... .- suspiró Lily.- Nada más decía...
"Para personas como nosotras". Ya era la segunda vez que Marlene usaba esa frase. ¿Qué acaso por ser una nerd, Lily no podía pensar en otros pasatiempos?
Genzo debía estar loco, pero estaba decidido. Iría a ver las audiciones, aunque slo fuera a convencerse de que los que audicionaban cantaban mejor que él y que no tendría ninguna oportunidad... Kaltz lo miraba con extrañeza, como si sospechara que su amigo tramaba algo.
- ¿Te pasa algo, Wakabayashi?.- preguntó el alemán.
- No realmente.- Genzo negó con la cabeza.
- ¿Estás seguro?
- Muy seguro.
Los dos se encontraban en su última clase del día; Lily estaba anotando apuntes, muy concentrada, sin prestar atención a nada más. Genzo actuó normal, sin embargo, en cuanto la profesora Von Kaulitz los dejó salir, Genzo se apresuró a guardar sus libros en su casillero.
- ¿Tienes prisa?.- se sorprendió Kaltz.
- No, es solo que debo buscar al director.- fue el pretexto que puso Genzo.- Debo verlo para... Un asunto...
- ¿Qué asunto?
- Nada importante... Algo sobre algunos papeles que hacen falta.- Genzo ya iba a medio pasillo.- Nos vemos después.
El japonés no esperó más y se desapareció por los pasillos. Kaltz se decidió a seguirlo, pero Genzo usó tácticas evasivas y perdió al alemán en la entrada de la cocina. La cocinera miró a Genzo con extrañeza, como era de esperarse.
- Solo busco un atajo para llegar a mi entrenamiento.- sonrió Genzo, a manera de disculpa.
En fin, Genzo se fugó por los lugares menos conocidos de la escuela hasta llegar al auditorio. Justo a tiempo, ya se encontraban ahí las personas que iban a audicionar; Marie y Jean estaban sentados detrás de la profesora Green y de una chica de cabello rubio oscuro.
- Atención alumnos.- dijo la profesora.- Empezaremos con las audiciones para "Sueño de una noche de verano". Sé que muchos de ustedes quieren destacar en el teatro, pero no todos tienen el talento suficiente y será mejor que lo sepan ahora y no después. Muy bien, que pase l primer alumno. Señorita Shanks, háganos el favor.
La chica de cabello rubio oscuro subió entonces al escenario y se sentó frente al piano; poco después empezaron a audicionar los primeros aspirantes, haciendo que hasta Britney Spears se oyera con buena voz en comparación con ellos. Marie y Jean se burlaban de cada aspirante, y la profesora Green respingaba al escuchar cada voz. La pianista soltaba de vez en cuando un lardo suspiro. Genzo frunció el entrecejo.
- Hasta yo canto mejor.- murmuró.
- Eso tenlo por seguro.- dijo Lily, tras él.
Genzo casi dio un salto, del susto que ella le dio. Sin pensárselo dos veces, él la jaló y la tomó de las manos.
- ¿Qué haces aquí?.- preguntó él.
- Lo mismo que tú.- respondió ella.
Genzo no quiso decir más. Realmente aun no estaba decidido... Sin embargo, con Lily ahí, la posibilidad de audicionar no le parecía tan ridícula a Genzo... Uno a uno, los aspirantes a los papeles de la obra iban pasando y siendo rechazados. Muchos fueron presa del pánico escénico y otros más no tuvieron lo que se necesitaba para ser aceptados por la exigente señorita Green. Marie y Jean se miraron y sonrieron satisfechos; una vez más, ellos serían protagonistas.
- En vista de que han terminado de pasar los aspirantes a los roles de solistas, continuemos con las audiciones en pareja.- anunció la señorita Green, después de que pasó la última aspirante a soprano.- Señorita Schneider, señor Lacoste, por favor enséñennos a todos lo que es cantar.
Marie y Jean subieron al escenario, muy dignos. La muchacha del piano se acercó entonces a ellos.
- ¿Qué escala?.- quiso saber.
- No te molestes.- sonrió Jean.- Tenemos nuestro propio pianista.
- Pero... .- murmuró la chica.
- No interrumpas, querida.- Marie la miró con desdén.
La muchacha optó por no decir nada más. Alguien trajo una grabadora y Jean la encendió, comenzándose a escuchar una melodía muy movida. Marie y él se miraron a los ojos y entonces se dispusieron a cantar. El chico se movió con destreza y con cierta elegancia por el escenario. La rubia alemana no se quiso quedar atrás.
- Para no morir lento, lento.- cantó Marie.
Ambos empezaron a bailar con una mezcla de hip hop y tap. La pianista no dejaba de verlos con asco en los ojos, sin poder creer que hubieran alterado su canción de esa manera. Se suponía que debía ser más tranquila, no es mezcolanza de ritmos... Marie Schneider se lucía en el escenario como una diva. Movía su rubio cabello y echaba el cuerpo hacia delante. Jean Lacoste no se quedaba atrás y también actuaba como todo un macho. Genzo y Lily fruncieron el entrecejo.
- Tu novia se cree una diva.- comentó ella.
- No es mi novia.- replicó él.
- Actúa como tal.
- Sí, pero no se lo he pedido oficialmente, y hace mucho que no salimos, así que no lo es.- replicó Genzo. "Y no creo hacerlo...".
Marie y Jean terminaron su actuación en medio de una lluvia de aplausos, sobre todo, de parte de la señorita Green. Satisfechos, Marie y Jean hicieron una reverencia exageradamente teatral.
- Muy bien.- anunció la señorita Green.- ¿Hay alguien más que quiera audicionar para los papeles de Oberón y Titania?
Genzo y Lily se mordieron los labios (cada uno los propios). ¿Se atreverían a dar un paso al frente y pedir una oportunidad?
Notas:
- Muriendo lento, Moderato y Belinda.
