Capítulo 7. Él no está por ti.
Ok, Marlene estaba preocupada. Lily estaba demasiado entusiasmada por la segunda audición y también con Genzo Wakabayashi, lo que ponía en riesgo los planes que la brasileña había hecho para el Club de Ciencias. Con gran esfuerzo, Marlene había conseguido llevar al equipo a las finales de las Olimpiadas, pero ella sabía que sin la ayuda de Lily no lograrían ganarlas ya que la escuela rival, la Secundaria Oficial de Munich, era la favorita por haberse llevado los últimos seis trofeos de primer lugar y era seguro que se llevarían el título también ese año, a menos que Marlene consiguiera sacar a Lily de su sueño...
La brasileña suspiró. Ella estaba sentada en el suelo de su habitación, con un montón de libros abiertos a su alrededor, escuchando la música de la radio. Se suponía que ella y Lily estudiarían juntas ese día y repasarían el temario para la competencia, la cual estaba ya muy próxima, pero entonces la mexicana le había puesto un pretexto tonto y se había desaparecido, muy seguramente para estar con el japonés... Marlene comenzó a darse cuenta de que el problema principal ahí era Genzo Wakabayashi... Lily no podía entender, o mejor dicho, no quería entender, que ella era de un mundo diferente al de alguien como Genzo. La mexicana quería creer que ella y el japonés podrían estar juntos a pesar de ser tan diferentes, y eso la estaba distrayendo de lo verdaderamente importante, y todo por una simple canción que ellos cantaron juntos... Lily no quería entender que, por más que Genzo le gustara, no podría estar con él... Marlene estaba segura de que al portero únicamente le caía bien Lily, nada más, que era algo así por ser la "novedad" y que en cuanto Lily dejara de ser la chica extranjera nueva, a Genzo se le pasaría el interés...
¿Por qué Marlene no podía creer que Genzo en verdad estuviera interesado en Lily? Pues era porque la brasileña ya se había enamorado antes de una estrella del mundo del deporte, el cual la dejó por pertenecer a "un mundo diferente al de él". Marlene se había repuesto de la desilusión, pero a partir de entonces ella cambió y se volvió dura y distante con todos aquellos que pertenecieran a ese mundo...
- Algo tengo que hacer.- dijo Marlene, decidida, cerrando el libro que tenía a sus pies.- No puedo dejar que ese porterito estrella le rompa el corazón a mi amiga... Por no mencionar que no dejaré que esta competencia se venga abajo. Habremos de ganar estas olimpiadas, nos cueste lo que nos cueste.
Y para eso, Marlene estaba dispuesta a todo...
Por su parte, en el patio de su casa, Kaltz pateaba un balón de fútbol. Se suponía que Genzo y él estarían entrenando juntos en ese momento, pero en vez de eso, Wakabayashi le había dado un pretexto idiota y se había marchado a quien sabe donde. Muy seguramente, se había ido con la chica nueva...
Kaltz pateó el balón con fuerza. Estaba algo frustrado, cierto era que Lily era linda y que parecía alegre y simpática, pero Genzo estaba comportándose demasiado amable con ella y muy, pero muy interesado... ¿Qué era lo que le veía? Lily era alguien diferente a Genzo, muy diferente, ella era una intelectual y no tenía nada de deportista. ¿Acaso era por esa canción que habían cantado juntos en la fiesta de Año Nuevo? ¿Qué tenía eso de especial? Kaltz no conseguía entenderlo... Además, el campeonato juvenil alemán estaba muy cerca, el Hamburgo había conseguido llegar a las finales, pero si Genzo se distraía, la potente defensa que el equipo había creado se vendría abajo... Con el portero titular de cantante, las posibilidades de ganar el campeonato se irían a pique para el Hamburgo...
- Tanto que nos hemos esforzado.- musitó Kaltz, algo enojado.- Y todo puede irse al caño por culpa de una chica extranjera que en cuanto se de cuenta de que Genzo no está "a su altura", lo mandará a volar. ¿Qué no se da cuenta de eso?
Porque Kaltz estaba seguro de eso, de que Lily mandaría al cuerno a Genzo en cuanto se diera cuenta de que a él no le interesaba en lo más mínimo lo que le interesaba a ella. Lily se veía agradable y buena, pero una chica así, una chica genio que había ganado varios títulos en conocimientos, no se conformaría con un jugador de sóccer que únicamente terminaría la secundaria y no estudiaría nada más para poder dedicarse al cien por ciento a su carrera... Pero Wakabayashi era tan ciego que no quería ver...
- Tengo que hacer algo.- musitó Kaltz.- No puedo permitir que a mi amigo le rompan el corazón...
Marlene y Kaltz pensaron lo mismo al mismo tiempo. Ella se dirigía a la casa del alemán, y él se dirigía a la casa de la brasileña, ya que cada uno había formado un plan para separar a Lily y Genzo y evitar que se arruinaran los planes de ambos... Marlene y Kaltz se encontraron a medio camino y se miraron fijamente a los ojos.
- Tenemos que hablar.- dijeron ambos, al unísono.
- Tu amigo le romperá el corazón a mi amiga, por no mencionar que si ambos consiguen los estelares de la obra, Lily se distraerá y entonces perderemos las Olimpiadas del Conocimiento.- dijo Marlene.
- Tu amiga jugará con mi amigo, por no decir que si ellos consiguen ganar la segunda prueba, Genzo se distraerá y entonces perderemos el Campeonato Juvenil de Sóccer.- dijo Kaltz.
Cada uno meditó lo dicho por el otro. Tan concentrados estaban en su plan, que curiosamente era el mismo, que no se dieron cuenta de que estaban actuando de una manera egoísta... Por supuesto, en aquel momento a ninguno le hubiera importado...
- Debemos hacer algo para separarlos.- dijo Marlene y Kaltz al mismo tiempo.
- Tengo una idea.- añadió Marlene.
- Yo también.- agregó Kaltz.- No podemos permitir que a ellos se les olvide cuál es su sitio...
- Ni tampoco que pierdan de vista sus metas.- añadió Marlene.- Hay que separarlos e impedir que hagan la segunda prueba.
- Definitivamente.- Kaltz asintió.- Estoy de acuerdo contigo.
No, eso no pasaría. Lily y Genzo no estarían juntos, nunca más. Marlene y Kaltz afinaron los detalles de su plan... No habría romances de ensueño, no habría noviazgo de novedad... Nada de eso se interpondría entre los deseos de ganar que tenían el alemán y la brasileña...
Sin sospechar lo que se avecinaba, Genzo llegó a la mañana siguiente a la escuela envuelto en un estado de euforia. Lily le gustaba, eso era seguro, se lo había dicho el vuelco que dio su corazón (ay, de que me paso de cursi, me paso de cursi...) cuando Genzo la besó... Él nunca había sentido algo así por nadie, cierto era que ése había sido su primer beso, pero hasta ese momento él nunca había sentido el deseo de besar a nadie, hasta que vio el rostro de Lily iluminado por el sol y su cabello siendo agitado por la brisa...
(Yaaaaaaaa).
El portero abrió su casillero, poco antes de la hora del almuerzo. Nuevamente, varias cartas cayeron al piso, pero eso a Genzo no le importó. Únicamente le importaba una persona en la escuela y deseaba con todas sus fuerzas el presentar la segunda prueba al lado de ella...
- Hola, Garu.- saludó Leonardo en esos momentos.
- Hola.- sonrió Genzo.- ¿Garu?
- Sí, Garu.- asintió Leo.- ¿Cómo estás?
- Bien... .- Genzo puso cara de "what?".- ¿Por qué me llamaste "Garu"?
- Pues porque Lily es Pucca.- Leo se encogió de hombros, como si la respuesta fuera de lo más obvia.
- ¿Pucca?.- Genzo seguía sin comprender.
- Sí. ¿Qué no conoces esa serie de una chiquilla de chonguitos en el pelo que persigue como alucinada a un ninja del cual está enamorada?.- suspiró Leonardo.
- Eh, claro que la conozco, pero no entiendo por qué... .- comenzó a decir Genzo.
- Pues sí que eres cerrado de mente, y bastante ciego.- interrumpió Leonardo.- Mi hermana es Pucca y tú, eres Garu. Lily ha estado platónicamente enamorada de ti desde que te vio jugando un partido de fútbol y desde entonces te ama con locura.
- Ah... .- Genzo no sabía si Leo hablaba en serio o no, ya que la confesión en sí le parecía de lo más inverosímil...
En ese momento, aparecieron un grupito de chicas que gritaron como locas al ver a Leonardo Del Valle y a Genzo Wakabayashi juntos. El mexicano se había creado ya varias admiradoras desde que se presentó en "La Corte de los Milagros" y los había cautivado a todos con sus poemas, y el japonés, por supuesto, seguía siendo muy cotizado por el simple hecho de ser él...
- Mejor nos vamos.- dijo Leo, cerrando de golpe el casillero de Genzo.
- Creo que sería lo mejor.- murmuró Genzo.
Ambos echaron a correr por los pasillos, tratando de esquivar a la turba de jovencitas alborotadas por sus hormonas que corrían tras ellos. En algún momento, Leonardo jaló a Genzo del brazo y ambos se metieron por un corredor poco conocido y, afortunadamente, vacío.
- Llevo poco tiempo aquí, pero suerte que ya me conozco la escuela como la palma de mi mano.- dijo Leo.
- Eso me da gusto.- Genzo suspiró.
El timbre que indicaba el inicio del receso se dejó escuchar y ambos jóvenes se miraron.
- ¿Quieres ir a la cafetería?.- preguntó Leonardo.
- Ni loco.- negó Genzo.
- ¿Prefieres almorzar aquí? Traigo un sándwich extra, preparado por mi madre.- ofreció Leo.
- Será mejor que comer rodeado de un montón de chicas desquiciadas.- rió Genzo.
- Eso que ni qué.
Los dos muchachos se sentaron en el suelo y entonces el mexicano sacó de su mochila un paquete de sándwiches y le tendió al japonés uno. Genzo lo tomó y comenzó a comerlo, pero entonces algo comenzó a causarle ardor en la lengua...
- ¿Qué es lo que tiene este sándwich?.- a Genzo le entró la urgencia de tomarse cuarenta litros de agua, al menos.
- Chile.- respondió Leo, lacónicamente.- Olvidé decírtelo. Mi madre siempre le pone chile a nuestra comida. No comemos a gusto sin chile.
- ¿Cómo lo toleran?.- Genzo recordó que ya Taro Misaki le había hablado algo sobre tan peculiar alimento, el cual probó durante un viaje que hizo a México.- Esto es como tragar fuego líquido...
- Los mexicanos lo llevamos ya en nuestra herencia.- Leonardo sonrió levemente.- Nuestro gusto y tolerancia por el chile lo llevamos en los genes.
Poco a poco, a Genzo comenzó a pasársele el ardor que sentía en lengua y labios, y por curioso que pareciera, le gustó la sensación y el sabor. Él siguió mordiendo el sándwich y se dio cuenta de que comenzaba a tolerar el condimento. Leonardo lo miró por un momento, con una sonrisa un tanto extraña.
- ¿Qué ocurre?.- quiso saber el portero japonés.
- Nada.- respondió el muchacho mexicano.- Es solo que me agradas para cuñado.
Genzo solo sonrió por lo bajo. A él también le agradaría ser cuñado de Leonardo...
Mientras tanto, en la cafetería, Lily almorzaba con Marlene, entre una apresurada y entusiasmada plática sobre lo gran muchacho que era Genzo Wakabayashi. Marlene apenas y la escuchaba, en el fondo sentía un poco de culpabilidad por lo que le iba a hacer a su amiga, pero ya ella se lo agradecería después, cuando Marlene evitara que Genzo se burlara de Lily... La brasileña desvió la mirada, la cual atravesó media cafetería hasta encontrarse con los ojos de Hermann Kaltz... Él le devolvió la mirada e hizo una inclinación con la cabeza. Sería ese mismo día, al finalizar la última clase de Química, cuando pusieran en marcha su plan...
Qué fácil es hacerse daño, cuando el amor está empezando...
Marie apareció frente a Lily y la miró con mucho odio, pero la mexicana no le hizo caso. Detrás de ella, apareció Karl, quien miró fijamente a Elieth, la cual había llegado a la mesa de Lily y Marlene para hablar con la primera sobre los ensayos para la segunda prueba.
- ¿Te parece bien que empecemos hoy?.- preguntó Elieth, sin prestarle atención a Schneider, aunque su mirada la puso muy nerviosa.
- Por mí no hay problema, pero habrá que preguntarle a Genzo.- respondió Lily, con una sonrisa.
- No lo he visto por aquí, pero le diré en cuanto lo haga.- dijo Elieth.- Te espero entonces en el auditorio a la salida de clases.
- Claro, nos veremos entonces, Elieth.- asintió Lily.
Marlene se mordió los labios. Ella no contaba con que su amiga pudiera llevar a cabo sus planes... Elieth se retiró y se cruzó con Schneider en el camino, ya que él se había retrasado a propósito para poder hablar con ella. Elieth no le dijo nada mientras Karl le sonreía, pero ella consiguió esbozar una leve sonrisa, dorada por un intenso sonrojo de sus mejillas (¿qué clase de libros he estado leyendo, por Dios?).
- Hermano, ¿vienes o no?.- preguntó Marie, rompiendo el encanto.
- Voy.- suspiró Karl.
Elieth no dudó y prefirió desaparecerse. No quería que Marie llegara a reclamarle más cosas sobre la obra...
Lily no se esperaba el golpe que le dieron. Y Genzo jamás se sospechó la trampa. Simplemente, mientras ella estudiaba con sus compañeros del Club de Ciencias, a él lo abordaban sus amigos y compañeros del equipo de Hamburgo. Marlene había puesto al corriente a todo el Club sobre sus planes, así como Kaltz había hablado con todos los del Hamburgo, de manera que los únicos no enterados del complot eran Lily y Genzo...
- Wakabayashi, tenemos que hablar contigo.- dijo Kaltz, al tiempo que llevaba a Genzo hacia el campo de fútbol, en donde sus compañeros habían colocado, muy bien escondida, una webcam en una de las porterías.
- ¿Qué sucede?.- preguntó Genzo, algo sorprendido.
- Estamos preocupados por tu actitud, amigo.- dijo Schneider.- El campeonato está muy cerca, casi lo tenemos en nuestras manos, pero tú pareces estar en otro mundo.
- Estás demasiado interesado en esa chica, Lily Del Valle, y en la obra de teatro de la escuela.- continuó Kaltz.- Y se te está olvidando que llevamos años queriendo cumplir este sueño.
- No sé de qué me hablan.- Genzo se puso muy serio.
- Claro que lo sabes.- insistió Kaltz.- Estás demasiado obsesionado con esa chica Del Valle y se te ha olvidado todo lo demás. Has dejado de lado a tus amigos, a tu equipo, y lo más importante de todo, a tus sueños...
La webcam grababa todo lo que ocurría en la cancha. Casi al mismo tiempo que a Genzo lo abordaron sus compañeros, Marlene se dirigió a Lily, en el laboratorio de química, llevando una laptop en sus manos.
- Lily, queremos hablar contigo.- dijo la brasileña.
- ¿Sobre qué?.- la mexicana estaba intrigada.
- Sobre Genzo Wakabayashi.- respondió Marlene.- Mira, él no es quien tú crees... Es un verdadero patán, en realidad no le importas tú, ni la obra, solo son dos caprichos más para él...
- Eso no es verdad.- Lily comenzaba a enojarse.- ¿Por qué no lo pueden aceptar? No tengo que ser una "sóccer girl" para poder gustarle a Genzo, me parece de lo más estúpido pensar que una tiene que jugar fútbol para poder llamar su atención. Él tiene cerebro suficiente como para fijarse en otro tipo de chica, aunque sea muy diferente a él.
- Ay, Lily, sé que duele admitir la verdad… .- suspiró Marlene, encendiendo la laptop y mostrándosela a Lily.
- En esos momentos, apareció Genzo hablando con sus compañeros. Al parecer, Kaltz y Schneider estaban recriminándole algo, pero Genzo los calló a todos con un movimiento de la mano.
- No sé de qué me están hablando.- dijo Genzo, muy serio.- Lily Del Valle no significa nada para mí. Es solo una compañera, nada más, no es importante, así como tampoco es importante la obra de teatro, ni la segunda prueba, ni nada de eso. A mí lo único que me interesa es ganar el campeonato, nada más. El resto queda en segundo plano, incluyéndola a ella.
Lily sintió como si su corazón se hubiera roto en mil pedazos. Las palabras de Genzo, duras y frías como el hielo, le habían calado hasta lo más profundo de su ser y de su alma, rompiendo de pronto todas las ilusiones que se había forjado con él...
Él no está por ti...
