Azul.

El vecindario de los nobles era un lugar al que no cualquiera tenía acceso. Estaba eternamente custodiado, sobretodo porque el Palacio del Duque se encontraba ahí. Además, todos los grandes nobles de apellidos rimbombantes descansaban tranquilamente en ese lugar, que parecía completamente ajeno a la población de Neo Verona. Al pueblo.

Ahí, la comida abundaba y las fuentes esparcían agua cristalina y pura. Era un lugar idílico, habitado por personas que creían que se lo merecían. Un lugar al que Tybalt jamás tendría acceso porque era un Capuleto. Aunque también fuera un Montesco.

Camillo le había dicho que el Duque no conocía de su existencia. El heredero de Neo Verona sería Romeo, el único hijo legítimo de Montesco que vivía con él en el Palacio. Tybalt lo había visto en un par de ocasiones paseándose en Neo Verona, y aunque no lo conocía, Camillo había sido lo suficientemente rápido como para darle un codazo y decirle "él es tu hermano menor" y murmuraba una sarta de idioteces sobre su vida afortunada y su posición envidiable como hijo del Duque, un "hijo legítimo que seguramente es el orgullo del Duque, no como tú que seguramente te mandaría aniquilar si supiera de tu existencia" repetía con insistencia.

A Tybalt sólo le bastó mirarlo una vez para darse cuenta de que en realidad, se parecían en cierta forma. El cabello ciertamente no era el mismo, pero el color azul de los ojos que distinguía a los Montesco estaba en ambos, aunque trataran de ocultar su procedencia. Romeo parecía, además, una buena persona y Tybalt no supo decir porqué. No, definitivamente no tenía ningún problema con él, pero si se interponía en su camino para asesinar al Duque, no se tentaría el corazón para acabar con él. No importaba que fuera su hermano. No importaba que fuera Montesco. Nadie le impediría completar su misión de odio a la que estaba predestinado desde que nació… no, desde que su madre conoció a aquel hombre.

El Duque de Neo Verona se arrepentiría de sus pecados. Las rosas se marchitarían. El azul se teñiría de rojo, un rojo carmesí, un rojo sanguinolento. Un rojo de venganza que clamaba desde la cuna. Y él lo contemplaría en su lecho de muerte, con su brillante traje azul cubierto de rojo, con su espada bañada en su sangre. Y sabría que estaba bien, que había cumplido su promesa.

Y que el viento de esperanza soplaría en Neo Verona.

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N/A: Aquí concluye esta pequeña historia dedicada a uno de mis personajes favoritos de este anime. Dudé un poco si dejarle el nombre de Tybalt o Teobaldo, como es el original, pero encontré en varias páginas por internet y decidí finalmente dejarlo con Tybalt. Espero que les haya agradado. Evidentemente los colores hacen referencia a los escudos de las casas.

Sus chocolates son bien recibidos.