Hola! No pues aunque mi fic ya lleva bastante tiempo aquí, solo he conseguido 1 review (Por cierto, mil gracias, Darleen!) Voy a seguir con mi fic... últimamente he estado inspirada jeje entonces no podía dejar la oportunidad de escribir mi historia... No importa... Me consuelo pensando que algún día algún alma solitaria que haya terminado de leer Eldest y se haya quedado completa y totalmente enamorada de Murtagh y que no piense que es malo como yo que quedé más traumada de lo que ya estaba! jaja venga a leer mi fic porque tenga ganas de más de este personaje tan complejo... En fin... Voy a lo que voy... MI FIC! Segundos Capítulo!
Capítulo 2
"Recuerdos"
Murtagh y Espina siguieron volando unas cuantas horas más sobre una extensa planicia que todavía no alcanzaba su fin. Ahora se dirigían hacia Dras-Leona, donde tenían que comprar provisiones ya que el viaje hacia Urû'baen le llevaría dos días más. Aunque esperaba que le tomara más. Sin embargo, al rey no le haría gracia alguna el retardo sin justificar.
Al salir de los Llanos Ardientes la noche oscura y silenciosa invadió el cielo sin dejar ver luz alguna, ni siquiera la de alguna estrella, por lo que tuvieron que tratar de dormir en un bosque cerca de Melian, donde al día siguiente comprarían provisiones.
Aunque Murtagh sabía que él nunca en su vida podría dormir una sola noche sin despertar sobresaltado y con arco o espada en mano cada 10 minutos por cualquier insignificante ruido, se recostó en el suelo cubierto de pasto verde sobre el costado derecho de Espina, que estaba alrededor de una fogata que habían encendido pocos minutos antes.
Murtagh ni siquiera se había debilitado por su batalla con Eragon. Es más, si no hubiera actuado sin obedecer las órdenes directas que llevaba y si el rey le hubiera ordenado acabar con todos los vardenos que sobraban, lo hubiera hecho y no estaría tan cansado como vio que Eragon estaba en el momento de su encuentro.
Sin duda, había experimentado grandes cambios desde que Galbatorix decidió hacerlo su sirviente, o como él lo llamaba con más sutileza "El futuro del Imperio". Todavía no recordaba exactamente cómo había sido que se había llegado a transformar en el hombre tan anormalmente fuerte en todos los sentidos, tanto físicamente como en la magia. Cómo podía lograr cosas que ni los elfos más fuertes y mejor preparados podían lograr.
El recuerdo de la víspera de su transformación todavía era confuso y no lograba entender el porqué de la situación, a pesar de que era un hombre de mente aguda e inteligente.
Todo había empezado desde el día en que había sido atacado a la entrada de Tronjheim cuando regresaba de la expedición con Ajihad. Justo al entrar oyó una voz familiar que gritaba: "¡Úrgalos!" Por lo que se dio media vuelta y quedó cara a cara a la entrada de uno de los tantos túneles que Tronjheim tenía. Desde el momento en que fijó la mirada en la obscuridad del túnel y vio un grupo extenso de úrgalos sacó su espada de su funda con un movimiento rápido de su brazo derecho. Tenía a los gemelos a su izquierda y a Ajihad y sus hombres a la derecha. Todo se vio confuso entre una masa de hombres que peleaban por sus vidas. Murtagh ni siquiera sabía a quién le daba golpes secos en las costillas o a quien le enterraba la punta de su espada en el corazón, lo único que sabía era que tenía que enfrentar a lo que estaba destinado desde su concepción: A protegerse a sí mismo costara lo que costara. Todo lo que veía era una mancha borrosa de negro que sabía que tenía que aniquilar, ya que eran úrgalos o, a juzgar por su tamaño, de varios kulls.
Poco a poco todos empezaron a disminuir la velocidad con la que blandían sus espadas y estaba claro que no faltaba mucho para alcanzar la victoria. De los muchos hombres que los acompañaban sólo se vio rodeado de Ajihad y de los gemelos, cada uno mirando a un grupo de úrgalos con mirada desafiante.
En el momento en que de nuevo se acercaban los úrgalos con un grito de guerra, lo único que Murtagh vio fue una luz brillante y cegadora y que uno de los atacantes caía al piso con uno de sus brazos cortado por la mitad. De repente, de la nada salieron otros 5 úrgalos que, al contar con el elemento sorpresa que había dejado aquella luz, sorprendieron a Ajihad y le atravesaron el pecho varias veces, dejando escuchar un grito casi unaudible de dolor y sorpresa. En toda la conmoción que había dejado el ataque a Ajihad, Murtagh levantó su mirada cuando sintió como sus pies eran levantados de la tierra y algo más fuerte que él lo tomaba por el torso. A lo lejos oyó que Eragon gritaba un "'¡No!" desesperado y lleno de angustia… Otro sujeto le arrebató su espada de las manos con un rápido movimiento de sus grandes manos y al momento de intentar tomar la daga que asomaba su bota, sintió como un dolor insoportable recorría la parte de atrás de su cabeza. Lo último que Murtagh vio fue como la hermosa ciudad de Tronjheim se desvanecía en una gran mancha de colores. Después, no supo más de él…
Murtagh despertó al sentir una punzada de dolor especialmente fuerte en su cabeza. Sentía como si le hubieran pasado encima todos los kulls de Alagaësia. Estaba sentado con la espalda en contra de un árbol y sin abrir los ojos trató de buscar su espada con las manos. Al intentarlo sintió con desesperación como sus manos estaban entumidas y atadas en la parte de atrás de su espalda. Esto hizo que inmediatamente abriera los ojos y al levantar la cabeza se encontrara cara a cara con las personas que menos deseaba y esperaba ver en esos momentos. Los gemelos. Éstos se encontraban hablando entre ellos y voltearon rápidamente su cabeza al mismo tiempo al sentir la reacción del joven castaño, a lo que respondieron acercándose lenta y escalofriantemente hacia él. Al estar a escasos 30 centímetros de él, lo único que hicieron fue dibujar una sonrisa altanera y burlona en sus caras. Murtagh solo se mantuvo erguido con la cara en alto y con su clásica expresión fría en sus oscuros ojos, preparado para una invasión a su posesión más valiosa: su mente. Los gemelos se limitaron a soltar una carcajada despectiva y regresaron a donde estaban al inicio. Murtagh se percató de que también sus pies estaban unidos por sus tobillos con cuerdas invisibles. Se encontraba con las piernas estiradas en dirección a los gemelos y sentía como el tendón de la rodilla le ardía por mantener esa posición en quién sabe cuánto tiempo. Murtagh sintió desesperación ante esa situación y al momento de mover sus manos tratando de safarlas, encontró un cuchillo pequeño que siempre llevaba justo entre el pantalón y el cinturón que sostenía su espada. No pudo evitar una sonrisa maliciosa al percatarse de que las cuerdas que ataban sus manos no eran hechas con magia, sino cuerdas comunes y corrientes.
Poco a poco manipuló el cuchillo de manera que el filo estuviera sobre las cuerdas y con suavidad fue moviéndolo hacia arriba y hacia abajo con sus dedos índices y ayuda de los pulgares de forma que se cortaran las cuerdas. "Una vez libres las manos podré manejar el cuchillo y así deshacerme de estos dos…" pensó emocionado. Ya casi terminaba de cortar la soga cuando detrás de él salieron 5 úrgalos. Murtagh no pudo evitar sentir una mezcla de júbilo al creer que atacarían a los gemelos y un poco de temor al no ser capaz de manejar a 5 úrgalos con sólo un cuchillo de arma en caso de que lo quisieran atacar, como pensaba que era probable.
Los úrgalos se acercaron a los gemelos con lentitud y estando a pocos metros de ellos empezaron a hablar.
-¿Ya están satisfechos? Tenemos que irnos ahora. El rey no esperará más tiempo que el que nos indicó…- dijo autoritariamente uno de los gemelos.
Murtagh sintió como la esperanza de escapar se desvanecía lentamente al oír aquellas palabras y la rabia remplazó a todas las emociones que hubiera tenido antes…
-¡Ustedes!.- Señaló con una mirada fría y despiadada a los gemelos.- ¡Ustedes no son más que unos traidores¡Todos confiaron en ustedes! Yo sabía que algo se guardaban, pero nunca pensé que fuera a ser algo tan bajo y cobarde,-dijo imprimiendo en la última palabra el mayor desprecio del que era capaz.
-¡CÁLLATE! Si no fuera porque el rey te quiere vivo, no hubieras llegado siquiera a entrar a Farthen Dûr. ¿No lo comprendes? Ahora a los que tienes que obedecer es a nosotros…-Dijo uno de los calvos con una sonrisa gélida.- Sino… ja… ni siquiera sueñas lo que te espera…-siguió sacando una espada corta que tenía atada en la cadera izquierda y apuntándola al cuello de Murtagh, quien solo levantó la barbilla y observó a su captor con altanería.-Tenemos muchos planes para ti, hijo de Morzan. Luego te las verás con el rey, que no será tan piadoso como nosotros… Así que disfrútalo mientras puedas…-Terminó el hombre, quien se dio la media vuelta y caminó unos pasos. Cuando de repente volteó bruscamente e hizo un corte rápido y profundo en todo el ancho del cuello de Murtagh, quien sólo cerró los ojos y se estremeció por un segundo, pero no permitó que saliera ningún sonido de su boca. El hombre solo le lanzó una de sus tantas sonrisas burlonas y se dio la vuelta.
Murtagh sentía como la sangre corría rápidamente hacia su pecho e impregnaba su camisa. El dolor era insoportable y poco a poco sentía como la herida lo hacía debilitarse al ir perdiendo sangre. Sólo deseó poder morir en ese instante para no tener que soportar más la burla y humillación de sus dos captores. En el momento en que creyó que quedaría inconsciente, uno de los magos se acercó y murmuró con sorna: - Qué pálido estás…¡Waisé Heill!.- Y la herida se cerró como si nunca hubiera estado en el cuello de Murtagh, quien levantó la cabeza y miró con odio al hombre quien respondió:
-No te mataremos, si es lo que esperas. El rey tiene planes para ti y por desgracia tenemos órdenes de no matarte.- Terminó el hombre.
Murtagh vio como se daba la vuelta y se alejaba hacia donde se encontraba su hermano sentado sobre un tronco.
-Imbéciles…-murmuró después de asegurarse de que se estaba recuperando de haber perdido tanta sangre.
Murtagh vio su alrededor y se dio cuenta de que estaba rodeado de montañas enormes, por lo que dedujo que seguían dentro de las Montañas Beor. A lo lejos oía el correr de un río. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, así que dedujo que sería el Río Diente de Oso, ya que se encontraban al borde de un bosque y una planicie y el Río Âz ragni no se encontraba en un terreno tan despejado como ése. Todavía faltaban por lo menos una semana para llegar a Urû'baen, por lo que quedaba esperanza de poder escapar.
De repente, los gemelos se levantaron del tronco en el que estaban sentados y caminaron hacia Murtagh, quien esperaba algún tipo de tortura. Solo se tensó y miró fijamente a los dos hombres, uno de los cuales estiró una mano en dirección a Murtagh y murmuró¡Slytha!.
La cabeza de Murtagh cayó inerte sobre sus hombros al encontrarse en el más profundo sueño.
La próxima vez que despertó, Murtagh se vio rodeado de muchas personas que caminaban en una calle abarrotada. Iba acostado con la vista hacia el cielo en algo que se movía. Poco a poco descubrió que era una carreta. Su visión se veía borrosa y no podía pensar con claridad, algo raro en él. Los ruidos y los borrones que veía resultaban confusos y no podía pensar en nada, aunque lo intentara. Sintió que sus extremidades estaban pegadas a su cuerpo, inmóviles. No respondían órdenes algunas que él daba para poder moverse. Ni siquiera podía abrir bien los ojos, sino que los entrecerraba, como si toda la luz del sol pegara a centímetros de su cara. No comprendía por qué no podía tener control de su propio cuerpo. Luchó lo más que pudo, pero falló. A lo lejos oyó una voz aguda de hombre que gritaba: "¡Compre el mejor pan de Furnost!". No podía ni recordar dónde se encontraba Furnost exactamente. Pero no lograba entender cómo habían atravesado las montañas Beor en tan poco tiempo, aunque luego de analizarlo un poco, no sabía con exactitud cuánto tiempo había estado inconsciente.
La carreta se paró repentinamente y en el campo de visión del joven aparecieron dos silueta idénticas. Sólo escuchó que una le decía a la otra:
- El rey tenía razón con esta droga. Nos ha sido de gran utilidad para poder ocuparnos del muchacho… Aunque nosotros lo pudimos haber llevado con nuestros propios métodos.- Agregó con malicia.
- Sabes que sí. Pero tenemos órdenes de esperar. Después de lo que pasó en el río tenemos órdenes de no hacerle daño… Por lo menos hasta llegar a Urû'baen…- Los dos hombres soltaron una carcajada cruel.
Murtagh se sintió como pocas veces en su vida. Indefenso y estúpido, no podía recordar en qué momento lo habían hecho tomar el veneno… Aunque lo más probable fuera que se la hicieran llegar a su cuerpo con magia, algo de lo que carecía el joven, quien en una lucha justa y sin magia vencería fácilmente a sus dos captores.
De repente, un brusco movimiento indicaba que la carreta empezaba de nuevo a andar. Murtagh luchó con todas sus fuerzas por mantenerse despierto, pero sus intentos fallaron y cayó de nuevo en un estado de inconsciencia.
Murtagh despertó en un habitación obscura y amplia. No tenía la mínima idea de dónde se encontraba. El joven recapituló lo que le había sucedido desde que regresó con Ajihad de la búsqueda de los úrgalos. Entonces comprendió por primera vez desde que había sido capturado todo lo que le había sucedido en quién asbe cuánto tiempo. Habían matado a Ajihad, los gemelos lo habían capturado y ellos eran los traidores y controlaban a los úrgalos, había estado en Furnost, donde por fin entendió que lo habían drogado. A juzgar por la apariencia de la habitación en la que se encontraba, donde sólo alcanzaba a vislumbrar una cama en la que se encontraba acostado en ese momento, una mesa de noche a su lado derecho y otra a su lado izquierdo, ya había sido llevado a la capital del Imperio. La habitación tenía una ventana con barrotes por afuera y enfrente de su cama había un enorme ropero de una madera oscura con finos detalles grabados en las dos puertas que tenía. Justo a cada lado del ropero había dos puertas. La del lado derecho, que era una puerta hecha de una madera mucho más clara que la del ropero y era muy fina y frágil daba a una habitación contigua más pequeña, donde había un enorme agujero en el piso donde bien podían entrar dos personas perfectamente sentadas y había unas telas que supuso serían para su aseo personal. La puerta del lado izquierdo, a cambio de la otra, era una puerta negra que parecía tener unos dos metros y medio y formaba un arco. Justo a una altura donde un hombre se podría asomar había una pequeña ventana, la cual se cerraba por fuera, ya que dentro no veía ninguna posible cerradura. El pomo de la puerta era grande y tosco y la abertura para la llave era muy extraña.
Murtagh se levantó rápidamente y sintió náuseas por el movimiento. Todavía no se le pasaba por completo el efecto de la droga y se sentía mareado. Avanzó lentamente por la habitación apoyándose en la pared por si sus piernas le flaqueaban a causa del mareo.
Cuando llegó a la puerta, examinó el pomo de la puerta y la cerradura que tenía. Nunca antes había visto una parecida… Entonces un recuerdo de una cerradura similar trataba de colarse en su mente, pero no lograba recordar dónde había visto ese tipo de cerradura. Era amplia y en donde debía ir la llave había un enorme agujero. Era para una llave muy grande.
-¡Demonios!.- Murmuró al ir recordando el tipo de cerraduras con las que contaba Urû'baen.
Murtagh sintió curiosidad por el extraño pomo frente al que se encontraba y no pudo evitar tocarlo... Un resplandor cegador salió del pomo de la puerta y recorrió por todo el cuerpo al joven, quien por un momento no supo lo que sucedía. Algo le impedía despegar la mano de la puerta. Entonces sintió como un dolor agudo recorría cada centímetro de su cuerpo. Se extendía desde los dedos de los pies hasta toda su cabeza. Soltó un prolongado grito de dolor al sentir como si quemaran todo su cuerpo. El resplandor cesó y Murtagh se convulsíonó y cayó hacia atrás sobre su espalda, lo que le cortó la respiración por un momento. Respiró entrecortadamente y agitado. Se volteó para quedar boca abajo e intentó ponerse de pie, pero sus piernas no resistían. Trató de arrastrarse hasta su cama cuando oyó que el cerrojo de la puerta se abría lentamente, dejando entrever que contaba con varios seguros. Murtagh se apresuró a llegar a su cama y sentarse para enfrentar lo que le esperaba en una posición más decente que la de estar arrastrándose como gusano por el frío piso de mármol negro.
Cuando la puerta se abrió entraron los gemelos seguidos de cerca por la persona de la que Murtagh había tratado de huir durante un tiempo: El rey. Quien sólo pronunció con un toque de rencor en su voz:
-Tanto tiempo sin verte, Murtagh...
Murtagh despertó sobresaltado y apuntó con Zar'roc enfrente. Todo había sido un sueño. Un sueño que era uno de sus recuerdos. Miró a su alrededor y encontró que Espina ya estaba dormido y la fogata que había hecho estaba empezando a apagarse por falta de algo que combustionar. El joven se levantó lenta y silenciosamente y fue a caminar por el pequeño bosque donde fue recolectando varas de madera para seguir quemando. A su regreso las echó al fuego y se quedó contemplando las flamas que lanzaba la hoguera hasta quedar envuelto en sus pensamientos y dormirse nuevamente.
Ja! Voy mejorando verdad?? (Ajá! Por lo menos yo pienso eso :P) Ya vieron que este capitulo está más largo que el primero? jejeje voy alargando los capítulos jeje! En fin... Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo... El tercero ya está en camino!!! Si lo quieren leer por lo menos déjenme otro review jajajajaajaja pues si! Si no es de a gratis esto!!! jajajajaa
A que mola mi historia!! jaja No, no soy española, pero una amiga que es de allá lo dice mucho y me gustó como suena XD.
