Aquí, el Pov cambia al de Emmet

NUEVAS EXPERIENCIAS

No se cuantos días han pasado ya, todo esto me parece un sueño absurdo, había estado recorriendo el bosque, buscando a mi pequeño hermano, después de que mi padre murió yo era su única familia, nuestra madre había muerto cuando lo tuvo a él, le enseñé a cazar hace pocos días, pero se había ido de caminata hacia ya mucho tiempo y jamás regreso, pero… estos recuerdos son muy borrosos... estaba oscureciendo, por lo que intenté buscar refugio en una solitaria cueva, no imaginé que en ella se encontraba ese enorme oso pardo, debía haberlo sabido, también debí haber anticipado que mi fuerza no sería suficiente para someterlo, debí suponer muchas cosas… que no lograría correr lo suficiente, que debí resignarme desde el primer momento y entregarme a la muerte.

Pero entonces ella apareció…

Tenía una hermosa cabellera dorada totalmente suelta, algo poco común, pues todas las chicas acostumbraban a usar sombreros, sus ojos, parecían miel, de un perfecto color ámbar, su piel era blanca, tanto, que podría jurar, que era un ángel, aún cuando estoy seguro, que un ser tan hermoso jamás se haría presente ante mí, pero por alguna razón, su escultural figura, solo comparable con la estatua de alguna diosa griega, era opacada por la tristeza que ocultaba tras su sonrisa.

Recuerdo claramente como tomó al oso y lo sometió en el piso, esa chica no era humana, su descomunal fuerza superaba en creces a mis músculos, recuerdo… como luego me vendó, rasgando su hermoso vestido blanco, probablemente hecho solo para ella, ninguna otra criatura sería digna de usarlo… pero… no recuerdo nada más, solo algunas sensaciones mientras permanecía sumido en la oscuridad, la fría brisa que me impactaba en la piel, como si volara, una herida profunda en mi pecho, y algo que se incrustaba en mi cuello, el frío tan intenso que aún se expande por mi cuerpo, escuché voces apagadas muy cerca de mí, creo que era un chico, estaba discutiendo con una chica, la voz de ella, es como la de el ángel que me salvo… creen que no deberían dejarme vivir, mis heridas queman, siento necesidad de algo, pero no se que es, no he dormido en todo este tiempo, el frío de mi cuerpo me lo impediría de cualquier forma, aún así, no estoy cansado, solo quiero que este dolor termine…

Volver una vez más a la taberna y competir en las vencidas con los forasteros, seguir enseñándole a mi hermano las maneras de atrapar a una liebre, y buscar en donde sea, por cualquier parte del mundo, al ángel que detuvo ese oso, para saber si es real, o si todo esto es una ilusión.

Poco a poco, siento como el dolor desaparece, el frío que siento se vuelve tolerable, y estoy completamente seguro de que mis heridas han sanado, al abrir mis ojos la encontré una vez mas… encontre a mi angel... sus ojos ahora eran de un color negro intenso, pero permanecían igual de tristes, quiero hablarle, quiero saber por que me salvo.

- Dime, ¿eres un ángel?

- No… en realidad soy un monstruo –y la tristeza que demarcaba su rostro se hizo mayor

- es extraño, he visto muchos monstruos y bestias, pero ninguna tan hermosa, probablemente tanta belleza es solo una ilusión… ¿a que si?

- Yo… soy hermosa, pero solo en el exterior… por dentro soy la persona más horrible que puedas imaginar –estoy seguro de algo, ella no puede llorar, si fuera capaz, sus lágrimas ya correrían por sus mejillas en este mismo instante

- Te equivocas, en el exterior eres perfecta, sin duda, pero yo me refería solo a la expresión de tu rostro

- ¿Mi rostro?

- Tu cara expresa una amargura muy grande, estás triste y no sé porqué pero aún así conservas una hermosa sonrisa.

-Yo… yo… te arrebaté la vida.

- ¡Ja!, ¡¡lo sabía!! Yo morí, aunque … me sorprende que terminaran enviándome al paraíso – en ese momento no pude evitar reírme ante la idea, siempre creí que si existía un cielo, no me permitirían entrar de cualquier forma, los días de caza y las peleas, no eran algo que enorgullecieran a muchos

- No me refería a eso –mientras hablaba, colocó su mano sobre mis mejillas, y pude sentir una grata calidez, a pesar de tener la piel tan fría- es mucho más complicado

-Entonces será mejor que me expliques vale? –y volví a sonreír, de la misma manera que lo hacía un niño- por cierto, mi nombre es Emmet

- yo … yo… soy Rosalie –y su fría mano se aparto de mi rostro

Rosalie comenzó a explicarme todo desde el principio, lo que ella era, en lo que me había convertido, de cómo detuvo a aquel oso antes de que muriera, y me trajo con el Doctor Cullen, me explicó que no pudieron salvarme, y que tomo la decisión de convertirme en alguien como ellos, y no pude evitar reírme y tomarlo a la ligera, siempre creí que las historias de vampiros eran algo para contarle a mi hermanito, para que se acostara a dormir temprano, me contó sobre su nueva familia, Edward, y quienes se hacían pasar por sus padres, Esme y Carlisle , la verdad no pude creer ni una sola de sus palabras, hasta que me invitó a salir afuera, solo entonces me percaté, de que había amanecido, y que según lo que me explicó Rosalie, llevo más de 3 días en la casa de unos desconocidos, por lo que acepte acompañarla sin siquiera pensarlo.

Expuesta a la luz del sol, me costó aún mas creer las palabras de Rosalie, en realidad, no se asemejaba en lo mas mínimo a un vampiro, la luz del sol reflejada en su piel, le daba más un aspecto de ángel, un ser divino, tan hermosa como era, los pequeños cristales luminosos que parecían formarse sobre su piel, formaban una perfecta aura de luz, que habría hecho que cualquier mujer sobre la faz de la tierra, se sintiera mal, entonces alzó su brazo, invitándome a que la acompañara, al salir a donde había sol, pude sentir el calor sobre mi piel, era como si quemara, aún cuando no sentía dolor alguno, al dirigir la vista a mis brazos, noté como yo también poseía ese haz de luz, era increíble.

- Vale, entonces los vampiros no se mueren a la luz del sol, menuda decepción.

- No, y tampoco intentes lo de las estacas de madera –y me dirigió una hermosa sonrisa- lo he intentado muchas veces, pero no logro siquiera hacerme una cortada

- Y, ¿para que querrías hacerte daño? –sabía que un relato triste se escondía detrás de aquella afirmación…

- Yo… no quiero ser esto que soy… no quiero ser más un vampiro –su rostro volvió a dirigirme esa mirada tan triste- quiero poder descansar y olvidarme de todo lo que he perdido.

- Te entiendo… yo perdí algo también.

- ¿En verdad? ¿Qué?

- A mi familia… todo mi futuro, el orgullo de mi padre, la ternura de mi madre, el apoyo de mi pequeño hermano… yo era su héroe.. siempre me decía eso, mis padres fallecieron hace ya muchos años, solo éramos mi hermano y yo, pero, algunos meses después de que le enseñé a cazar, decidió salir solo… y desde entonces no lo he visto

- ¿Es por eso que estabas en el bosque? Aún tienes esperanzas de encontrarlo…

- Te equivocas… mi hermano se fue de cacería hace ya más de un mes, sé que el ya… es solo que me sentiría sumamente mal, si dejara de intentar buscarle, le prometí que nunca estaría triste, que nunca me dejaría vencer…

- Entiendo… -y su fría mano se asentó sobre mi pecho, seguramente habría querido tocas de nuevo mi rostro, pero sé que soy demasiado alto para que lo lograra, eso hizo que volviera a sonreír.

- Vale… entonces… eso de la fuerza de vampiro, ¿cómo funciona? –la había observado derribar a un oso utilizando solo sus manos, una fuerza tan descomunal, seguro me hubiera sido útil en las constantes riñas en las que siempre terminaba

- ¿Cómo explicártelo?… solo tienes… que esforzarte… -su voz entrecortada no sonaba del todo convencida, seguro ella tampoco entiende eso- te demostraré.

Y frente a mis atónitos ojos, tomó entre sus manos una gigantesca rama de uno de los árboles más robustos del lugar, y la convirtió en aserrín, usando la fuerza de su agarre, en mi vida, yo jamás había logrado romper algo así, sus ojos volvieron a tomar ese hermoso color ámbar, y me invitó a hacer lo mismo.

Con mucha desconfianza, me dirigí a donde había una rama un tanto más pequeña, intenté romperla también, como cuando era humano, pero lo único que logre fue agrietarla.

-Debes dejar de hacer eso...

- hacer que?

- Estas centrado en tu fuerza humana únicamente, la que te proporcionaban antes tus músculos, no has usado en lo mas mínimo la nueva fuerza que tienes como vampiro, debes concentrarte mas –pude ver como ocultaba su risa, a tan escasos metros de mi- no me dirás que eso es todo lo que puedes hacer con el cuerpo de gigante que te gastas, ¿verdad?

- Vampiresa engreída y molesta –maldije para mis adentros.

Volví a concentrarme, y cerré los ojos, volví a ver los cristales de luz que se formaban en mi piel, los ojos de color ámbar de Rosalie, la manera en que ella sin problemas derribó a un oso enfurecido… cuando los abrí, mi entorno había cambiado, las hojas ahora eran mas detalladas, en cada una de ellas, pude ver su interior, la savia de los árboles, cada uno de los pequeños animales que estaban en los alrededores, ya no veía mas esos enormes troncos y ramas, solo veía simples y frágiles figuras, es ahora que puedo entender esos molestos ruidos que no internalizada, escucho el palpitar del corazón de las aves que vuelan sobre mi, caídas de agua que probablemente están a kilómetros, puedo percibir la esencia de cada ser que hay en mis alrededores, y lo más importante, siento el dulce aroma de Rosalie, tan cerca que parece como si la tuviera a escasos centímetros de mí.

Sin saber bien que hacía, me acerqué a una enorme roca, que bien podría asemejarse más a una montaña, incrusté mis dedos en ella, como si se tratara solo de una enorme bola de algodón, y la levante sin esfuerzo, para luego aventarla a varios kilómetros de allí. Había realizado una acción imposible para cualquier ser humano, Rosalie me seguía mirando, incapaz de creer lo que había hecho, pero de cierta forma, sé que esa expresión en su rostro debía ser el reflejo de la mía en estos momentos.

- Y yo que pensaba que Carlisle era fuerte –me dirigía sus palabras al tiempo que me daba una palmada en la espalda.

- Lo que no daría por estar ahora en medio de una buena pelea…

- ¿Todos los hombres son así? ¿O solo los gigantes enormes y desalmados? –su tono se había vuelto sarcástico, y sus ojos alegres, a lo que solo pude responderle con una ancha sonrisa.

- Y no me digas… tú, como buena niña siempre vas al bosque a buscar frutas para tu abuelita, y de paso convertir en vampiro a uno que otro desconocido…

- Tonto –decía mientras me sacaba la lengua, en un acto que sería mas natural en una niña de 5 años.

- ¿Te he dicho lo linda que te ves con la lengua afuera?

- Doble tonto –dijo, mientras me despeinaba el cabello, subida a mi espalda.

Y de esa manera estuvimos hablando como si fuésemos antiguos amigos de la infancia, de mi pasado, de mis padres, mi hermano, ella por su parte, me reveló pocos datos de su historia , sé que es por ese pasado tan complicado, que conserva la expresión tan triste de su rostro, así que decidí no preguntar mas.

Estaba anocheciendo, cuando la necesidad desconocida que tuve en un principio se intensificó, como si perdiera el autocontrol de mi cuerpo, mi vista dejaba de ser tan ávida como en la tarde, y tuve que llevarme una mano a la frente para poder tranquilizarme.

- Lo siento, supongo que ahora que eres nuevo en esto, debería enseñarte lo que es la sed de sangre.

- Sed … ¿de sangre?

- Si, como vampiro, ahora debes… cazar para poder controlar ese instinto… no imaginas lo difícil que te puede resultar estar rodeado de humanos cuando tienes sed.

- Entonces yo… ¿debo matar humanos? –En mi lista de asesinatos se encontraban liebres, ciervos, pumas, zorros, y uno que otro perro, pero jamás humanos.

- Carlisle ha ideado una forma de no hacerlo, él es una especie de guía, los Cullen y yo, nos alimentamos de la sangre de animales salvajes.

- Jaja, esto es nuevo, vampiros vegetarianos.

- ¡¡Tonto!!

- Entonces en estos momentos, todos ellos, ¿están… cazando?

- No, no es tan frecuente como piensas, Carlisle está trabajando en el hospital en estos momentos, y Esme y Edward salieron esta mañana a visitar a otro grupo de … los nuestros, a unos 1500 kilómetros al norte, un aquelarre dirigido por una chica llamada Tanya.

- ¿Tan lejos? ¿Solo de visita?

- Emmet, que tonto eres –mi incredulidad le divertía, pero a mi no me molestaba, cuando ella sonreía, me llenaba de alegría, haría lo que fuera, para verle sonreír- nosotros nos movemos de un lado a otro de maneras sumamente rápidas y eficaces.

- No me digas, ¿nos convertimos en murciélagos y llegamos volando? Eso suena divertido.

- ¡¡Claro que no, tonto!! –sabía que mi comentario le daba risa, trataba de conservar su postura triste, pero aún así su sonrisa le delataba, y entonces sentí su calidez- ven, te enseño como.

- ¡¡Genial!! , primero me salvas de un oso, me salvas de morir, luego me hablas como si fuera un niño pequeño, y ¡¡ahora esto!! empiezo a preguntarme quién es la damisela en peligro de este lugar.

En ese momento, Rosalie avanzó un largo trayecto, con tan solo dos rápidas zancadas, era sumamente ágil y grácil, como si solo quisiera molestarme, sabiendo que mis pasos siempre habían sido toscos y lentos, aún así traté de seguirle.

Intenté acercarme a ella, pero cada vez que lo hacía, se alejaba, como si tan solo jugáramos, apresuró el paso, e igual yo, el viento en mi rostro me daba la misma sensación que tuve cuando me trajo a la casa de los Cullen, podía ver los árboles moviéndose sumamente rápido, en dirección contraria a la mía, de repente Rosalie se detuvo en seco, por lo que le imité, me tomo del brazo y me mostró una enorme pradera que estaba en frente mío.

- En estos momentos, nos hemos alejado 60 kilómetros de la casa, este lugar se llama Sherman Oaks , corres bastante bien para ser tan pesado gorila –y soltó esa sutil risa burlona que tanto me divertía.

- ¿Sherman Oaks? ¿La reserva forestal? Es imposible, ¿60 kilómetros has dicho?

- Es difícil de creer, pero nos podemos mover muy rápido, llegarás a amar la sensación de correr y deslizarte a través del viento y los árboles, casi tanto como la caza.

- Esto es genial, puedo correr, quiero decir, realmente correr rápido –aún me mostraba perplejo ante la distancia que habíamos recorrido en tan corto lapso de tiempo.

- Vale, ahora ven, que debes cazar, Carlisle me puso a cargo de explicarte todo.

- Claro jefa – y le dirigí una sonrisa sarcástica.

- Tonto – y me respondió con una igual.

En esta reserva forestal, mis instintos se vuelven aún mas agudos, escucho el palpitar de los corazones de cada animal, el sonido que hacen las alas de los insectos, y una deliciosa fragancia impregnada en todo el ambiente

- Es la sangre de los animales –me comentó Rosalie, al tiempo que inhalaba el aire- en este sitio abunda el olor, por ser una zona de caza.

- Entiendo y, ¿qué es lo que sigue?

- Te mostraré.

En ese momento, Rosalie dio un enorme salto, para aparecer exactamente al lado de una pantera, entonces le tomó del cuello y la arremetió contra el piso, para luego incrustar sus dientes en la misma. Me pareció totalmente absurda la escena, que una chica como Rosalie, tan hermosa, tan perfecta, como toda una dama, mostrara un comportamiento tan instintivo, regresó a donde me encontraba y me invitó a hacer lo mismo, solo que yo podía elegir la presa que quisiera.

- Vale, como eres novato, puedes escoger si quieres entre liebres, zorros, o pequeñas aves, nada que necesite mucha destreza – su tono sarcástico aún mas remarcado, hizo que me riera tanto, que no pude disimularlo- ¿no quieres usar algún grito de guerra? .Algo como fi-fai fo-fu

- Que graciosa, ¿así que animales pequeños? En realidad yo tenía en mente algo un poco más grande.

- Sorpréndeme- y volvió a sonreírme.

- Quiero cazar un oso.

- ¿Osos?

- Cuando era más joven, siempre fue mi sueño, pero son animales realmente difíciles, más importante aún, quisiera poder decir que derroté a una bestia tan enorme, solo con mis manos.

- Vale, eso será un espectáculo digno de ver, el gigante dulce, contra el oso pardo.

- ¿Así que dulce? Creo que empiezas a dejar de estar triste –y sonreí en señal de victoria.

- Tu solo dedícate a cazar.

- Lo que diga jefa.

- Tonto –y una vez mas, me sacó la lengua de aquella manera tan dulce e infantil.

Desde que llegué a este lugar, siento el palpitar de un corazón diferente, sé que es un oso, por los gruñidos que hace, por lo que sin dudarlo me dirigí al lugar de donde provenía el sonido, allí estaba, un enorme oso pardo, probablemente el doble de grande que cualquier otro, y múltiples cicatrices de enfrentamientos con otras bestias, donde lo mas seguro es que haya salido victorioso, me aproximé rápidamente, de frente a él, alzado en sus dos patas traseras, a punto de atacar, probablemente ese oso mediría el doble mío, se apoyó de mi con todo su peso, aún cuando no sentí dolor, por lo que lo tomé del tupido pelaje y le derribé al lado mío, para incrustar mis nuevos colmillos en su piel.

Y por primera vez… degusté el sabor de la sangre.